Capítulo 5
El análisis de la viscosidad del cielo
Un artículo escrito por William Thomas en colaboración con la
periodista americana Erminia Cassani, el 2 de abril de 1999 en
Victoria en la Colombia Británica, Canadá (ENS), anunciaba que
acababan de obtener los resultados de los análisis de muestras de
precipitaciones aéreas de dos estados americanos. Las muestras
habían sido analizadas en un laboratorio aprobado por la EPA (Environmental
Protection Agency) o Agencia de Protección del Medioambiente.
Las dos muestras habían sido recogidas de paneles de revestimiento
exterior en aluminio en dos estados distintos y con un año de
intervalo. Esto se produjo después de un incidente en el que la
propietaria de una residencia observó el paso extraño de varios
aviones. Volaban a baja altura dejando caer una sustancia, pardusca,
como una salpicadura de escarcha.
Como la señora Cassani tenía una formación universitaria en ciencias
de la salud, recogió con cuidado muestras de un segundo
acontecimiento que se produjo el 17 de noviembre de 1998. Las
muestras procedían de residencias que se encontraban directamente en
la línea de
un campo de aterrizaje de Thomasville. Este aeropuerto había sido
utilizado en el pasado para vuelos comerciales.
En este momento
servía solamente a pequeños aviones privados. Sin embargo, la mujer
había observado la presencia de aviones militares que efectuaban
ejercicios sobre la región para después aterrizar en este
aeropuerto. Las instalaciones están situadas alrededor de 60 Km. del
aeropuerto internacional de Harrisburg, en Pennsylvania.
Al advertir la presencia de hangares militares que cobijaban grandes
helicópteros, Cassini filmó una casa completamente salpicada así
como el patio de entrada. La periodista entrevistó a un hombre que
vivía cerca de la pista de aterrizaje. Este afirmó que una escarcha
o viscosidad similar había caído sobre su residencia en el mes de
octubre pasado.
La señora Cassini experimentó una serie de síntomas similares a la
gripe inmediatamente después de haber manipulado las muestras. Los
síntomas duraron cuatro días completos. Un biólogo de la Marina
manipuló esa sustancia gelatinosa y experimentó dificultades
respiratorias en el mismo momento. La mujer cuya casa resultó
salpicada se puso también muy enferma y manifestó los mismos
síntomas. Alrededor de dos semanas antes del periodo de Navidad de
1998, sufrió una enfermedad cardiaca.
El Departamento de Salud efectuó los análisis para detectar
bacterias coliformes. Resultaron negativos. Cuando un biólogo médico
de la universidad levantó la lente de su microscopio de alta
potencia descubrió una forma de vida protozoaria que recubría la
superficie de la lámina. Demostró ser muy resistente a temperaturas
muy bajas.
Los empleados del laboratorio que recibieron las muestras para el
análisis completo dijeron no haber nunca visto cultivos de células
que se propagasen así de rápido. Normalmente los cultivos requieren
varios días para crecer. Estos habían florecido con colores
brillantes en menos de 48 horas después de haberlos colocado sobre
los portaobjetos de cristal. Extrañado de ver que estaban por todas
partes en el portaobjetos, el biólogo médico quiso saber dónde
habíamos cogido esas muestras biológicas tan peligrosas.
No había ningún índice de carburante a propulsión. Sin embargo,
había TNT y la Pseudomonas fluorescens, la devoradora de petróleo,
incluida entre las 163 patentes del Pentágono relativas a
bioremedios.
En ocasiones utilizada para contener los vertidos de petróleo, la
Pseudomonas fluorescens consume el carburante a propulsión como
primer fuente de alimento. Sin embargo, esta bacteria puede causar
problemas respiratorios e infecciones sanguíneas muy severas en
humanos.
Contrariamente a la Pseudomonas fluorescens, las estreptomicinas
presentes en nuestra muestra se encuentran raramente en las muestras
exteriores. Igualmente aislada en nuestra muestra se encontró una
bacteria tipo fluorescent utilizada como localizador en las pruebas
de laboratorio.
Otro bacilo contenía una enzima restrictiva utilizada en los
laboratorios de investigación para restringir o cortar el material
de ADN con el fin de transferirlo a otros organismos. Una búsqueda
en Internet sobre esta bacteria, habitualmente benigna, me indicó
que se encontraba en la misma página de referencia que el
streptococo, el Pseudomonas fluorescens y el AmericanTypeTissue
Culture
Corporation.
Los documentos del senado americano demuestran que esta
compañía de Maryland ha hecho al menos 72 envío de cultivos de
gérmenes a científicos de Saddam Hussein desde 1984 hasta 1993.
Ups...
Nuestra segunda muestra procedía de la costa este de Estados Unidos,
recogida el 17 de enero de 1998. Cassini habla de una mujer cuya
casa, granero, coche, césped y entrada quedaron cubiertos por una
escarcha parda. La residente observó aviones haciendo cuadrículas y
extraños dibujos en el cielo poco tiempo antes de que esa viscosidad
cayera.
La dama en cuestión se encontraba, en la. iglesia mientras que
los vecinos observaron un gran avión volando tan bajo que los
cristales temblaron y que rozó un granero. Después de la pasada se
dirigió a un campo de aterrizaje comercial desalojado que había sido
rehabilitado recientemente únicamente para vuelos militares. ¡Qué
coincidencia! Cuando la propietaria de la casa raspó la sustancia
para llevarla a un laboratorio local para analizar le dijeron que
había habido varios casos similares en la región.
La FAA (Administración Federal de Aviación) rechazó la presencia de
tal sustancia, incluso cuando resistió a fuertes limpiezas y a meses
de intemperie.
A pesar del hecho de que esa muestra había sido almacenada a
temperatura ambiente durante un a ñ o , nuestro laboratorio,
aprobado por la EPA, encontró en este lote viscoso seco una cantidad
abundante de los mismos bacilos que en nuestra muestra precedente,
es decir, estreptomices, además de otra bacteria capaz de causar
infecciones muy severas de oídos.
En esa segunda muestra, se
encontraron
otros tres hongos incluyendo una levadura negra. Ésta puede
igualmente causar infecciones pulmonares muy graves, como descubrió
Cassani al constatar que su pulmón izquierdo estaba infectado por
este hongo que sólo podía proceder de la muestra que había
manipulado la primera vez.
Decidimos retirar el nombre de nuestra firma de laboratorio después
de que otro laboratorio medioambientalista de Ohio fuera asediado
con llamadas telefónicas procedentes de una organización local. Sus
representantes pretendían que se había añadido un aditivo en los
carburantes a propulsión, identificado por
Aqua Tech Environmental
Inc. y que ello formaba parte de una conspiración para reducir la
población.
Larry Harris llevó la controvertida muestra al laboratorio de
Aqua
Tech para su análisis. Una microbióloga certificada que ya había
trabajado para los proyectos militares relacionados con la guerra
biológica identificó inmediatamente la muestra como carburante de un
avión JP-8. El material analizado se parecía a docenas de otras
muestras aportadas por pilotos o equipos de tierra que enfermaron
después de haber sido infectados por esa sustancia.
Harris me proporcionó una copia del informe de análisis de las
muestras. Redactado el 17 de septiembre de 1997 y titulado
Carburante a propulsión, el informe del laboratorio numerado como
MEL-97-1140 identificaba más de quince productos tóxicos procedentes
del petróleo, incluyendo tolueno y estireno, además de trazas del
pesticida dibromoetano (EDB de dibromuro de etileno
o dibromoetano) habitualmente utilizado como aditivo en el JP-8.
Este pesticida ha sido prohibido por la EPA hacia finales de los
años 70 por la posibilidad de ser un elemento cancerígeno capaz de
causar reacciones patógenas en el sistema respiratorio si se
administra en pequeñas dosis repetidas.
Harris acusa a Aqua Tech de haber falsificado los resultados del
análisis y de haber presentado cantidades casi indetectables de
dibromoetano con el fin de proteger sus contratos con el gobierno.
Aqua Tech defiende el informe producido y jura que refleja la
realidad.
A pesar de los esfuerzos para proteger su identidad, nuestra amiga
bióloga se puso nerviosa cuando descubrió algunas referencias a
nuestras muestras tóxicas en los libros de medicina y en los bancos
de datos de Internet. Cuando Cassini sugirió que la falta de
información parecía extraña, la microbióloga sonrió y añadió con
cinismo:
¡bueno!, toda esta historia es extraña, pero no me
sorprende sabiendo de dónde vienen las muestras...
Tales historias concernientes a esa escarcha que se pega con
tenacidad a los balcones, a los camiones y a la patrulla de la
policía se han comunicado a través de Estados Unidos, desde Mogollón
en Arizona hasta Aptos en California y hasta Seattle.
El incidente al que se ha dado más publicidad se produjo en agosto
de 1994 cuando comenzó a llover glóbulos gelatinosos sobre la ciudad
de Oakville en el estado de Washington a unos 120 Km. al sudeste de
Seattle.
Después de que los residentes locales padecieran vértigo y letargia,
un técnico de laboratorio encontró glóbulos blancos procedentes de
sangre humana en esa viscosidad caída del cielo. En el departamento
de salud del estado de Washington, el microbiólogo certificado Mike McDowell descubrió igualmente
Pseudomonas fluorescens y
enterobacterias.
La Serratia marcescens fue encontrada en otra muestra de escarcha
obtenida en Idaho hacia finales de marzo de 1999, es la causante de
infecciones respiratorias que se pueden convertir en neumonías. La
Serratia marcescens se había pulverizado en los sistemas de
ventilación del metro de Nueva York en 1953, así como en la ciudad
de Dorset en Inglaterra de 1966 a 1971. El experimento había sido
llevado a cabo por los ejércitos de los países en cuestión.
Supuestamente la Serratia marcescens ha sido retirada de las listas
del ejército como arma biológica en los años 70, después de haber
sido calificada como demasiado peligrosa para que se probara sobre
poblaciones aliadas o amigas, es decir sobre los allegados. ¡¡¡Qué
consideración!!!
Según informó el London Telegraph en mayo de 1998, en los años 60 y
70 se pulverizó con E. Colis, Serratia marcescens y el
bacilo Glogigii una parte de la población de Reino Unido para simular los
efectos de una guerra biológica. En los humanos (¡nosotros!) estos
tres agentes pueden causar varias enfermedades, entre ellas neumonía
y otras infecciones pulmonares. El ministerio de Defensa británico
admitió que un bombardero tipo Canberra había sido modificado y
provisto de tanques pulverizadores para actuar como avión aspersor
en las investigaciones sobre la defensa frente a la guerra
biológica.
Un examen microscópico de la sustancia que se parece a los hilos de
una tela de araña (esa sustancia se recogió en Sallisaw, Oklahoma,
en octubre de 1997) "sacó" enterobacterias, las mismas que pueden
causar enfermedades gastrointestinales. ¿Explicaría esto la eclosión
de gastritis de la que hablan los medios que ha puesto en cuarentena
a los hospitales?
A pesar de los resultados, los microbiólogos advierten que las
muestras de Oakville, Idaho y Sallisaw han podido contaminarse con
bacterias presentes en el suelo.
Los productos de material experimental encontrados en las muestras
siguen siendo inexplicables. En un momento en el que continúan
comunicándose epidemias de estafilococos, de neumonías y de
meningitis, Cassino y yo mismo señalamos que los organismos
relacionados con los estafilococos encontrados en los análisis de
las muestras de pulverización aérea PUEDEN causar neumonía y
meningitis.
Y por eso creemos que la fiebre de campañas de
vacunación causará estragos durante la crisis antiterrorista.
Daños al entorno
Los productos químicos pulverizados producen condiciones
atmosféricas variadas. En el suelo, son terriblemente perjudiciales
para la salud de los animales y de los humanos, pero favorables para
el crecimiento de hongos y de micosis nocivas (hongos microscópicos)
que se encuentran cada vez más en las paredes interiores de los
edificios que están húmedas por la filtración de la lluvia.
Ocurre lo mismo en las conducciones del sistema de ventilación y de
calefacción de los hospitales, de los colegios
o de otros edificios públicos. Costaría miles de millones rehacer
las paredes de esos edificios. Recientemente, en hospitales de
Montreal (Canadá), murieron dos personas debido a la infiltración de
estos hongos microscópicos en sus pulmones tras una intervención
quirúrgica. Hubo que destruir y construir las paredes de este
hospital además de restaurar el sistema de ventilación.
El análisis reciente de la situación lleva a la conclusión de que
las operaciones sistemáticas de pulverización de aerosoles agravan
las condiciones ya elevadas de sequía.
Los meteorólogos tienen cada
vez más dificultades para predecir la temperatura que hará dentro de
tres días.
Aspectos del calor de la atmósfera
Hay que presentar el término físico conocido bajo el nombre de calor
específico de una sustancia. Esta es la definición: el calor
específico es la cantidad de calor exigida para penetrar una
sustancia y poder subir su temperatura un grado.
Una sustancia con un calor específico elevado exige más energía
calórica para aumentar su temperatura que otra con un calor
específico bajo. Del mismo modo, una sustancia con un calor
específico inferior aumentará más de temperatura con una cantidad
determinada de calor que otra con un calor específico más elevado.
La importancia de este enunciado se hará evidente al leer lo que
sigue.
Cuestión
general y conceptual
Puesto que el aire de la tierra tiene un valor específico de calor,
¿cuál sería el efecto a largo plazo si se introdujeran
aerosoles que contienen partículas metálicas en la atmósfera? De una
manera más específica, ¿cuáles serían los efectos a largo plazo si
se introdujeran partículas formadas por aluminio, bario, magnesio,
titanio y calcio?
Esta lista tiene un interés particular dadas las
investigaciones pasadas y recientes que confirman la presencia
inesperada de estas partículas en nuestra atmósfera en asociación
directa con las operaciones de pulverización de aerosoles.
Se puede afirmar que la introducción de la mayoría de estos cinco
elementos tendrá por efecto aumentar la temperatura de la atmósfera
del planeta. Es una consecuencia de los valores específicos del
calor de los elementos ya mencionados. Este descubrimiento es
potencialmente el más importante en lo que se refiere a nuestra vida
y a nuestro bienestar.
Es razonable concluir que esto tiene una relación directa con la
creciente sequía observada en numerosos países en los que se han
detectado chemtrails. Cabe esperar que los ciudadanos del planeta
encontrarán las ramificaciones de las operaciones de pulverización
que no cesan de progresar. Osamos esperar que continuarán forzando a
los gobiernos a revelar sus maniobras y a asumir su responsabilidad.
(Como decía el poeta Pelo en lo años 60 : ¡no estáis asqueados
de morir, banda de cretinos! Y otra de respuesta 30 años más tarde:
¡Despierten y sueñen!).
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