por Kingsley Dennis
Noviembre-Diciembre 2022
del Sitio Web KingsleyDennis


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Primera Parte

Cruzar el Umbral Venidero de la Humanidad

 12 Noviembre 2022

Versión en ingles








"Una sincera reflexión

 sobre el comportamiento humano

basta para convencernos

de que el poder de elección

juega un papel mucho menor

de lo que creemos

en la vida del hombre".
J.G. Bennett




Estamos familiarizados con el concepto de que una persona no tiene elección real, y generalmente lo consideramos en relación con nuestras opciones comerciales.

Es decir, lo que elegimos para comprar es generalmente una decisión basada en una opción limitada.

A esto también se le ha llamado "necesidades seleccionadas". [i]

 

Lo que pensamos, o creemos, que queremos o necesitamos, se condiciona o - "selecciona" - de modo que solo estamos respondiendo a estímulos externos al adquirir determinados bienes.

 

Aunque esto es válido, y es de hecho una modalidad operativa, permanece dentro del ámbito material.

 

En la cita inicial, el pensador y autor J.G. Bennett se refería a una forma de elección más allá de lo material que se relaciona con la falta de elección en el mundo interior del ser humano, es decir, con la existencia de la voluntad humana.

 

Bennett hablaba y escribía entre los años 40 y 70, pero lo que decía entonces es igualmente relevante en la actualidad, ya que no hablaba de cosas relativas a un tiempo o lugar histórico, sino de una situación casi intemporal:

la condición humana...

La falta de voluntad interior genuina del ser humano se ha hecho más patente en los tiempos modernos debido a la perspectiva de la psicología y ciencias similares.

 

El profesor Mattias Desmet ha popularizado recientemente el concepto de,

la formación de masas y la falsa solidaridad, que se refieren a cómo se establece y se mantiene la psicología de las multitudes. [ii]

En su reciente libro (The Psychology of Totalitarianism), Desmet señala que lo que llamamos totalitarismo solo ha existido durante los últimos 120 años, desde principios del siglo XX.

 

Dos ejemplos previos que cita son,

  • el régimen estalinista que llegó al poder a raíz de la Revolución Rusa

     

  • el régimen nacionalsocialista (nazi) en Alemania

Más recientemente, dice, el mundo está experimentando el ascenso de una forma global de totalitarismo bajo el disfraz, o la ideología, de la tecnocracia.

Lo que tiene en común con el totalitarismo es que se basa en la ideología y no en el poder bruto...

Además, la población es persuadida (o programada) para obedecer a través de la propaganda y el condicionamiento sociocultural, en lugar de ser forzada por el miedo (como en el caso de las dictaduras).

La formación masiva de la obediencia voluntaria es un símbolo de nuestro tiempo.

Con la disponibilidad de las comunicaciones globales, una población mundial mayoritariamente "conectada" digitalmente, la influencia generalizada de los medios de comunicación controlados y la presencia omnipresente de tecnologías que influyen en la mente, la especie humana nunca ha estado en un momento más apremiante de su historia colectiva.

Es posible que la humanidad actual no solo sufra de una falta de elección genuina:

lo que es más importante, puede que esté experimentando el dilema de una falta de conexión con la fuerza de voluntad interna...

Este estado dominante en la psique humana - incluso podríamos llegar a llamarlo psicosis generalizada - es el que está en la raíz de muchos de nuestros males actuales con su sensación de apatía y pesimismo.

 

Algunos lectores estarán familiarizados con el concepto de voluntad de poder del filósofo alemán Friedrich Nietzsche; menos conocido es el filósofo inglés Colin Wilson y su noción de voluntad de percibir...

 

Para Wilson, la cuestión de la libertad y la elección no es un problema social, sino interno, ya que requiere una "fuerza de voluntad". [iii]

 

En otras palabras, se trata de una lucha personal para lograr una forma de auto-despertarse o de desencadenar un despertar de la torpeza y la apatía de la vida. La cuestión es que la mayoría de la gente no tiene en cuenta la fragilidad de la situación vital. Las masas en general, al menos en el mundo occidental, se consideran ya libres.

 

Existen dentro de la estructura de creencia de que están protegidos y atendidos por sus gobiernos e instituciones sociales y que, más o menos, tienen cubiertas las necesidades más esenciales.

 

Estas personas, diría yo, viven en el exterior de sí mismas, habitan su propia piel.

Viven a través de sus personalidades y son las más propensas a adherirse a las narrativas de consenso de las masas...

Se dejarán influir por la montaña rusa de los acontecimientos externos y reaccionarán según lo previsto por las élites gobernantes que manipulan,

las finanzas, el suministro de alimentos, el suministro de energía, etcétera...

Esta masa de gente solo reconocerá la pérdida de libertad cuando se vea amenazada por los acontecimientos externos.

 

Se trata de una sensación de libertad manufacturada, ya que una vez que la amenaza se ha desvanecido - o parece que se ha hecho desaparecer - el significado de la libertad se disipa porque el peligro ya no se percibe.

Es decir, lo que hace que la gente entre en acción es una crisis o un peligro exterior y, cuando la amenaza percibida se desvanece, vuelven a caer en la apatía y la obediencia masiva...

Hay una carencia de motivación interna.

La estimulación de la voluntad humana requiere que la persona tenga la intención de obtener percepción.

 

Esto debe elegirlo por sí misma, ya que ningún otro agente se la puede dar. Por el contrario, muchos sistemas sociales están diseñados para deteriorar la voluntad de la persona obligándola a ceder su dependencia y autoridad a sistemas externos.

 

La coherencia, el compromiso y la intención de querer son aspectos humanos gravemente socavados por la deliberada restricción de las estructuras materiales y los sistemas sociales.

 

Estas observaciones críticas y el poder de la intención también se ven cada vez más menoscabados por el auge de lo que yo llamaría "espiritualidad perezosa".

 

Este es el tipo de pensamiento positivo de Instagram o de bienestar comercial que las "celebridades espirituales" online están demasiado ansiosas por promover (y vender).

 

Detrás de estos paquetes de bienestar espiritual y pensamiento positivo a la carta hay una pasividad o pereza para comprometerse críticamente con el trabajo interior y para adquirir una cognición perceptiva que permita reconocer la falacia inherente al ámbito material.

Una cosa es estar orientado positivamente y tener "unidad" con toda la creación.

 

Otra cosa es tener la capacidad perceptiva para reconocer que hay fuerzas en juego en el mundo que se dedican a anular los valores y las realidades metafísicas con el fin de sustituirlas por un materialismo cada vez más profundo.

Parece que hay una forma creciente de pereza e indecisión cultural, especialmente en esta época actual en la que la gente desea principalmente que se le faciliten las cosas.

 

En lugar de que una persona tenga fe y esperanza en que puede cambiar haciendo un esfuerzo real, suele entretenerse con ilusiones que luego le quitan el impulso para hacer cualquier cambio real en su interior.

 

En el mundo actual, una persona que busca desarrollar la consciencia interior y elevar su capacidad perceptiva se encuentra a menudo en desacuerdo con su entorno cultural.

 

Aquellos con "seriedad espiritual", por así decirlo, son lo que Colin Wilson denominó los "outsiders". [iv]

Estos individuos tienen una necesidad intangible de ser algo más que un "animal feliz y bien alimentado"...

Una vez más, Wilson se refirió a este estado como el del robot:

dijo que todos llevamos dentro un robot que está deseando salir y hacerse cargo por nosotros de todas nuestras tareas cotidianas.

El místico greco-armenio G.I. Gurdjieff llamó a esto el estado del "hombre máquina":

yo me he referido a ello como el robosapiens... [v]

En tales estados automatizados, el individuo experimenta el mundo a través de una lente de consciencia limitada. Wilson, por ejemplo, reconoció que dicha consciencia limitada prácticamente sume a la persona en un,

"estado de somnolencia permanente, como si estuviera medio anestesiada", de modo que se restringe una visión más amplia de la vida.

Y así es como nos afecta lo que llamamos vida ordinaria y cotidiana.

 

Ya sea a través de impactos externos, estimulantes, distracciones, información, enredo tecnológico, bruma energética, etcétera, el entorno de la vida cotidiana nos apacigua cerrando nuestros horizontes perceptivos.

 

En respuesta a esto, Colin Wilson señaló que,

"es tan imposible ejercer la libertad en un mundo irreal como saltar mientras uno se está cayendo". [vi]

La libertad no solo está relacionada con la movilidad física y el acceso a los derechos humanos:

también es cuestión de una "intensidad mental" interior que puede sacar a una persona del ámbito colectivo de la formación de masas (como lo llamaría Desmet).

La vida moderna puede considerarse como una causa de decadencia espiritual, ya que pretende demoler cualquier reconocimiento de una realidad metafísica.

 

Y por ello, muchas personas sufren, sin saberlo, una forma de "deficiencia" de realidad.

 

Ha habido personas que, a lo largo de los años, se han esforzado en señalarnos esto, ya fueran maestros de sabiduría, místicos o filósofos (como Colin Wilson).

 

Esta deficiencia impide que las personas reciban el alimento interior:

con el tiempo, esto actúa desposeyendo a la cognición humana, privándola literalmente de nutrientes (percepción).

Ahora mismo estamos en un momento de gran "deficiencia de realidad" mientras las narrativas de consenso dominantes venden sus mentiras, manipulaciones y programación.

Cada época tiene su propia forma de realidad y/o supresión metafísica, desde la físicamente manifiesta (inquisición española) hasta la encubierta (tecnocracia).

 

Dentro de cada época específica, hay fuerzas premeditadas que actúan para menoscabar el propio impulso evolutivo de los individuos hacia no solo la auto-realización, sino, lo que es más importante, hacia la conexión con un impulso trascendental (lo que algunos pueden llamar la Fuente).

 

El historiador Arnold Toynbee creía que las civilizaciones (y sus individuos) progresan superando luchas; atravesando "puntos de desafío", por así decirlo.

Si la crisis es demasiado grande, la civilización sucumbe y se derrumba.

 

Si el reto no es lo suficientemente grande, la civilización se sobrepone y se vuelve complaciente, se desliza hacia una mayor decadencia y finalmente se derrumba.

El reto debe ser justo el adecuado, la zona de "Ricitos de Oro", [vii] como la llama Gary Lachman.

 

Los retos también sacan lo mejor de los individuos, pero estos deben ser capaces de crecer y desarrollarse a través de la crisis, y esto a menudo se debe a una voluntad o impulso interior.

 

Toynbee creía que una civilización necesita generar una "minoría creativa" para hacer frente al reto de su tiempo.

Parece que ahora mismo nos encontramos en un "punto de desafío" de este tipo; y no es solo una crisis física, sino también existencial.

 

Yo iría más allá y sugeriría que la civilización humana no puede sobrevivir indefinidamente sin un sentido innato de un propósito trascendental:

de lo contrario, es como una cáscara hueca que se vuelve cada vez más frágil con el tiempo.

El filósofo e historiador británico Nicholas Hagger, cuya monumental obra The Fire and the Stones examina el impulso sagrado ("fuego/luz") dentro de veinticinco civilizaciones, también ha demostrado cómo estas se inspiran en el impulso trascendental y decaen cuando dicho impulso se olvida o se desestima. [viii]

Lo que se requiere es que nosotros, nuestras comunidades y culturas, seamos más conscientes de nuestra participación en la realidad, más aún,

que lo que tomamos como realidad es una amalgama entre lo físico y lo metafísico.

Como tal, la humanidad es un ser "de espíritu" que se manifiesta a través de un cuerpo físico.

 

Para llevar esto aún más lejos, tenemos que llegar a reconocer que toda la existencia es principalmente consciencia, y que los fenómenos físicos son un estado energético que se manifiesta desde una fuente de consciencia.

 

Lo que se requiere de la humanidad para sobrevivir más allá de esta crisis existencial y punto de desafío es volverse más consciente.

 

¿Es esto posible?

Colin Wilson no estaba tan seguro...

Wilson creía, y así lo declaró, que la mayoría de la gente no puede aceptar la carga de volverse más consciente.

Consideraba que las "masas" elegían, tanto consciente como inconscientemente, la "mediocracia de la vida" más cómoda.

 

Incluso me pregunto qué significa este término:

¿qué es la "mediocracia de la vida" cuando ya no podemos estar seguros de lo que es la realidad?

Las abstracciones han sustituido a las realidades para crear un mundo envolvente de pseudo-realidad y un "teatro del absurdo".

 

Como ya comenté en mi libro Los Tiempos del Bardo, la vida se ha convertido en una simulación - un simulacro, como diría el teórico francés Jean Baudrillard - y la noción de lo que es "real" parece haberse disuelto en lo que es la última narrativa de consenso.

 

Lo que es importante reconocer en estos tiempos difíciles es que, mientras el caos se arremolina a nuestro alrededor, la humanidad se encuentra en el umbral de una forma de vida superior.

Este es el otro punto que algunas personas perceptivas han tratado de señalarnos (entre ellas, el sabio indio Sri Aurobindo).

 

Y este umbral se hace más evidente y urgente cada vez que una civilización inicia su declive o su necesaria transición a una época y modalidad diferentes.

 

Este es el reto al que debe enfrentarse la civilización:

o bien elevar/ajustar su nivel de consciencia y su capacidad perceptiva, o bien estancarse y luego derrumbarse...

La civilización humana refleja necesariamente el estado de percepción de sus habitantes.

 

A medida que esa percepción interna se expande, también el entorno físico se desarrolla en consonancia.

Si la capacidad perceptiva se restringe o incluso se reduce deliberadamente, como es el caso ahora, entonces las fuerzas entrópicas o atrofiantes comienzan a dominar.

Por eso debemos resistirnos, con gran esfuerzo, a someternos a una programación de conformidad y limitación perceptiva que probablemente se produzca a través de formas tecnocráticas cada vez más frecuentes de gestión y control social.

 

Aquí es donde entra la noción de Colin Wilson de la voluntad de percibir.

 

Debido al entorno externo, la consciencia humana suele estar condicionada a un estado de embotamiento, de modo que no se permite que las percepciones más elevadas salgan adelante.

 

Tenemos que tratar de "ampliar" (expandir) nuestra consciencia más allá de esas influencias limitantes para poder lograr percepciones más elevadas.

 

Sin embargo, la mayoría de la gente es un reflejo de su entorno y, como tal, requiere de elementos externos que la motiven o la lleven a la acción.

 

El caos y las crisis pueden funcionar como tales impactos desencadenantes.

La "voluntad de percibir" también activa una voluntad de propósito.

 

Yo diría que detrás del impulso de desarrollo humano hay un empuje para aumentar nuestra intencionalidad.

Sin la "voluntad de propósito" hay una falta de participación consciente.

Lo que distingue al ser humano de la máquina, el "robosapiens", es la voluntad de propósito...

La vida moderna, con su tirón tecnocrático, está animando a la gente no a pensar, sino a permitir que la automatización se haga cargo de los deberes y las responsabilidades.

 

Por el contrario, tenemos que "tirar de nosotros mismos", mejorar por nuestros propios esfuerzos y cruzar intencionadamente el umbral.

 

¿Cuál podría ser ese umbral?

En su camino evolutivo, la humanidad está avanzando hacia una etapa en la que se hace consciente de su papel como una fusión (un puente o una amalgama) entre el espíritu/consciencia y lo físico/material.

 

En estos tiempos, somos la tripulación de tierra de vanguardia enviada para la preparación del trabajo de base.

 

En algún momento en el futuro - podrían ser diez, veinte, treinta años o más - la comprensión humana y las ciencias llegarán a reconocer el papel principal de la consciencia que hay detrás de toda la existencia.

 

Y cuando esto ocurra, la vida humana se alterará drásticamente.

Comprenderemos que la existencia humana es una fusión de la inteligencia no física con las fuerzas físicas.

 

La noción misma de vida y realidad se ampliará enormemente más allá de las concepciones actuales.

 

Nos veremos impulsados más allá de los límites del robot físico - el robosapiens - y utilizaremos órganos de percepción actualmente desconocidos.

Pero todavía no estamos en ese umbral.

 

Y por eso, en parte, estamos asistiendo a una confrontación de fuerzas...

 

Hay fuerzas que no desean que la humanidad alcance, y cruce, este umbral porque entonces ya no seremos sus robots pasivos a los que dirigir y controlar.

Las actuales jerarquías de control serán demolidas.

 

Y hay un pequeño contingente que desea apartar a la humanidad de este impulso trascendental, para aislarnos de la recepción de tales fuerzas de desarrollo, y empujarnos de nuevo a nuestras prisiones perceptivas de lo "mundano cotidiano".

Tales fuerzas pretenden aumentar la programación y las tecnologías de influencia cognitiva para hipnotizar a la masa de la humanidad a fin de que acepte una realidad "al revés" que parece ser la más apropiada para el robosapiens.

 

Nuestra voluntad de propósito consiste ahora en tener el impulso interno y la intencionalidad para movernos más allá de este predicamento actual y del estado moderno de alienación, y avanzar hacia un estado de cognición elevada y consciencia perceptiva expandida.

En mi opinión, los "dolores de dentición" que estamos experimentando actualmente representan el nacimiento, o la llegada, de una nueva forma de consciencia que se manifiesta a través de la especie humana.

Es decir, una fusión con un campo expandido de consciencia...

Y para que esto surja, el individuo está llamado a "encontrarse" con dicho campo a mitad de camino, por así decirlo.

 

Las fuerzas sociales intentarán seguir reteniendo al individuo mediante intervenciones mentales, emocionales y físicas/biológicas.

 

Y, sin embargo, en contra de estas constricciones artificiales, confío en que si un número suficiente de nosotros (no es necesario que seamos una mayoría) se esfuerza por alcanzar la libertad cognitiva, la claridad perceptiva y la consciencia interior, podemos convertirnos en la primera oleada - el outsider evolutivo - para dar los pasos iniciales a través del umbral.

 

Basta con que un número suficiente de nosotros actúe como "antena de la especie" [ix] para pasar el testigo a nuestros descendientes.

 

Y eso, diría yo, nos da motivos suficientes para activar nuestra voluntad de propósito...

 

 

 

Referencias

  1. Traducción: En el original "curated needs" en referencia a contenidos online, mercancías, información, etcétera, que se seleccionan, organizan y presentan utilizando conocimiento profesional o experto.
     

  2. Véase mi artículo previo "La instauración de la psicología de masas y la falsa solidaridad".
     

  3. Para un estudio en profundidad de la vida y el pensamiento de Wilson, recomendaría la excelente biografía de Gary Lachman -  Beyond the Robot: The Life and Work of Colin Wilson (2016)
     

  4. Véase el libro de Colin Wilson The Outsider (publicado originalmente en 1956)
     

  5. Véase mi libro Hijacking Reality - The Reprogramming and Reorganization of Human Life (2021). Hay una edición en español: Asalto a la realidad - Biopoder y la normalización del engaño. Blume (2020)
     

  6. Wilson, Colin (1982) The Outsider. Los Angeles: Jeremy P. Tarcher, p.39
     

  7. https://es.wikipedia.org/wiki/Planeta_Ricitos_de_Oro
     

  8. Hagger, Nicholas (1991) The Fire and the Stones. Dorset: Element Books.

     

  9. Frase acuñada por el poeta Ezra Pound en la que se refería al artista como una "antena de la especie", apuntando al carácter visionario de un creador.

 

 

 

 

 

 


Segunda Parte

Activar el Impulso Metafísico Interno
21 Diciembre 2022

Versión en ingles

 

 

 


 


Cuando las ideas de alguien empiezan a proporcionar un respaldo insuficiente a su sentido de la integridad individual y a la cohesión del grupo, se produce una remodelación de las mismas en torno a un concepto nuevo o mejorado:

una vez más, si él o ella no son psicológicamente autónomos.

 



Idries Shah, Un escorpión perfumado

En el ensayo anterior (Primera Parte), i hablé de cómo se requiere un esfuerzo - una voluntad de propósito - para poder adquirir perspicacia y alejar a una persona del comportamiento automatizado; es decir, del estado del "robosapiens".

 

El ejercicio de esa voluntad de propósito es un acto consciente, un intento de romper con los rasgos condicionados, las opiniones y la narrativa de consenso.

 

Es la voluntad de adquirir perspicacia y percibir las condiciones sociales que empujan a las personas a conformarse y a depositar su dependencia y autoridad en sistemas externos.

 

Pero, al mismo tiempo, esa voluntad intencionada puede ser un impulso interior consciente y secular, basado en la cognición racional; no tiene por qué estar relacionada con un impulso interior o metafísico.

 

En las sociedades modernas existe una clara falta de apoyo a la vida y la búsqueda interiores.

 

La negación de la vida interior se refleja en el creciente materialismo, y estas fuerzas materiales influyen y moldean la vida del espíritu o fuerza interior. La vida interior se convierte en aquello de lo que se alimenta.

 

¿Y si se alimenta de la nada?

 

La vida exterior puede estar salpicada e intercalada de distracciones y entretenimientos glamurosos, mientras que la vida interior existe en un oscuro vacío. Para que se produzca un impulso metafísico interior, es necesario un cambio de percepción que altere la forma en que la consciencia interpreta la realidad local.

 

Este cambio inaugura un nuevo centro de percepción que reconoce los principios metafísicos que subyacen a la realidad y a nuestra existencia física.

 

Algunas personas, como Nicholas Hagger, se refieren a este despertar de la percepción como algo parecido a un "Fuego de Heráclito" que une las perspectivas espiritual y física. ii


La perspectiva metafísica busca la percatación de la gran realidad que hay más allá/detrás del mundo físico (el prefijo "meta" puede significar tanto "más allá" como "detrás").

 

En otras palabras, es lo eterno detrás de lo temporal. Lo que aquí se menciona son los aspectos que están más allá de las apariencias superficiales.

 

El fuego inmaterial, o luz, existe como fondo metafísico (radiación) de la existencia física; e irradia, o fluye, hacia la fisicidad a través de cuerpos/formas materiales.

Es decir, la luz metafísica infunde materialidad a través de una fuerza vital energética, o fuerza de voluntad conciente.

Por esta razón, permanece intocable para la persona, o ego social, del individuo.

 

Se puede comulgar con él a través del esfuerzo interior, o a través de la receptividad del propio ser; sin embargo, permanece más allá de los sentidos de captación de la persona superficial.

 

Es el ego social controlador - la personalidad social - el que dicta la vida cotidiana de la mayoría de la gente. La "voluntad de propósito" de una persona que se centre más en estos asuntos externos puede empujarla más hacia lo material y, por tanto, alejarla de la realidad metafísica.

La materialidad cada vez más profunda de nuestra era moderna ha disuelto aún más la presencia y el reconocimiento de los impulsos metafísicos en la vida humana; también se ha esforzado por crear sociedades desprovistas de dichos impulsos.

 

La "voluntad de propósito" es un aspecto de la imaginación creativa que funciona a través de la integración de los hemisferios cerebrales, en lugar de permanecer atrapada en un cerebro materialista, analítico, cortical e izquierdo.

 

La imaginación creativa impregna el ser interno del individuo en lugar de ser un producto del ego/persona social que hace de intérprete.

 

Junto con la imaginación creativa existe el intelecto intuitivo que opera más allá del velo de un intelecto racionalizado y condicionado. El arte, la literatura, los símbolos y similares pueden actuar como portales o puertas de entrada para la transmisión de información metafísica en las culturas y sociedades humanas.

 

En los últimos años, este medio de transmisión se ha vuelto abiertamente visual, al tiempo que se ha producido una reducción del material textual.

 

Cada vez son menos las personas que adquieren conocimientos o información a través de libros y escritos, especialmente las generaciones más jóvenes.

 

La inmersión en materiales de texto requiere tiempo, esfuerzo y atención; al contrario que el ahora famoso reino de,

  • los "fragmentos sonoros" de las redes sociales

  • los twitterings

  • los "insta-influencers",

...y otros modos de expresión similares, superficiales y manipuladores.

El proceso de transmutación y transformación requiere una dosis intencionada de "voluntad de propósito", alineada con un impulso interior metafísico que es menos codiciado por nuestras culturas modernas.

 

De hecho, puede decirse que esta sensación innata de anhelo, que es un aspecto del ser interno, y la inquietud e insatisfacción que pueden derivarse de ella, a menudo se canalizan hacia otras necesidades superficiales y satisfacciones sociales temporales.

 

Estos "satisfactores sociales" actúan como una forma de terapia de conversión que vincula a las personas a actividades y hábitos orientados a la dependencia como una forma de proporcionar consuelo y seguridad, a los que las personas se acostumbran en exceso.

 

Los símbolos y el vocabulario metafísicos (los "transmisores") han perdido su precisión y/o su función en los tiempos modernos.

 

Muchos de ellos se han convertido en eslóganes, marcas y, en su mayoría, en "lenguaje muerto", ya que han sido cooptados por organizaciones y grupos superficiales.

 

Palabras como:

"corazón", "espíritu", "psique", "eterno", "ser", "alma", "trascendencia", "cosmos" y muchas otras,

...han sido cooptadas y colonizadas por una energía comercial, materialista y a menudo explotadora.

 

Los patrones de sentido y significado metafísico que ese lenguaje tejía antaño han sido desactivados por un lenguaje social moderno que vibra con una frecuencia plana de pseudo-espiritualidad materialista.

 

Quizás el camino a seguir ahora sea enmarcar estos aspectos dentro de una comprensión psicológica, utilizando una lente de percepción psico-espiritual.
 

 

 


Psicológicamente autónomos

Para hablar de activar el "impulso metafísico interior" tenemos que reconocer la necesidad de disolver los lazos o apegos que impiden un mayor desarrollo.

 

Estos vínculos suelen incluir una dependencia excesiva de demasiados "satisfactores sociales" superficiales.

 

Si las personas permanecen dentro de estos satisfactores de orden inferior, es menos probable que se sientan obligadas o impulsadas hacia posibilidades más allá de su estado actual; si no se encuentra esta energía, impulso o capacidad iniciales, entonces es poco probable que haya una razón para alcanzar tales potencialidades.

 

No se puede obligar a una persona mediante razones e impulsos insinceros, ingenuos o forzados, lo que solo supondría un ejemplo de reprogramación de creencias: sustituir un conjunto de creencias por otro.

 

Lo que aquí denomino impulso metafísico interior,

requiere que el individuo muestre un grado suficiente de autonomía psicológica.

 

Es decir, que haya alcanzado una etapa en la que esté suficientemente desvinculado de sus estados previos de condicionamiento social adquiridos durante el curso normal de su crianza y sus años de madurez.

Es un signo de nuestro tiempo que pocas personas se planteen el estado de su propia condición psicológica o incluso cuestionen la noción de autonomía psicológica, o si dicha autonomía es buena o siquiera posible.

La psique humana se apega en general a aquellos impactos e influencias que le conmueven emocionalmente, o que le gustan o le entusiasman.

 

Sin embargo, son precisamente estos impulsos los que, la mayoría de las veces, constituyen el tipo menos necesario de influencia.

El impulso interior regular puede alimentarse y energizarse siguiendo determinados gustos y orientaciones personales...

Sin embargo,

es más probable que la pulsión interior metafísica requiera la entrada y la estimulación de aquellos impulsos que no son inmediatamente reconocibles como tales y que, a menudo, están lejos de ser entretenidos y emocionalmente atractivos.

Como se ha dicho,

es más probable que tales influencias encuentren a la persona cuando esté preparada para el contacto, en lugar de que la persona encuentre el contacto por sus propios medios cuando aún se encuentra dentro de un estado condicionado.

Como se ha señalado:

Podemos admitir de entrada que las culturas que tratan de poner de relieve las tosquedades, las cosas que atraen de inmediato, proyectarlas en formas atractivas, respaldarlas y sostenerlas es poco probable que produzcan, en conjunto, personas con apetito por algo que no sea más de lo mismo. 1

Es probable que estos apetitos moldeados para la tosquedad - los "satisfactores sociales" superficiales - perpetúen en las personas los mismos comportamientos que alimentan estos deseos.

Reconocer esto forma parte de la primera etapa del cambio hacia una voluntad de propósito impulsada internamente.

Para muchos, esto supondrá una barrera formidable a franquear, que puede superarse si el fenómeno y sus rasgos de comportamiento asociados se observan en acción para, a continuación, tomar medidas conscientes a fin de comprender estas influencias e impactos.

 

No sirve de nada sumergirse en sistemas comerciales de bienestar - que hoy en día se clasifican como "búsquedas espirituales" - y luego preguntarse por qué no se ha logrado ningún progreso real.

 

Como dice el refrán:

la lectura no cambia a las personas a menos que estén dispuestas a cambiar...

El impulso metafísico interior no es un impulso de bienestar o "satisfacción espiritual".

Es un impulso interior de percepción, comprensión y, en última instancia, conocimiento elevados de lo concerniente a la condición humana y del papel de la humanidad en esta realidad.

La persona con comprensión perceptiva interior es capaz de mantenerse al margen del contexto de su entorno, de modo que este tenga un efecto mínimo sobre ella, pero también de mezclarse con él cuando sea necesario.

 

La "voluntad de propósito" superficial es la que trata de dominar el entorno y a quienes se encuentran en él:

sin embargo, este estilo de comportamiento fomenta y recompensa la sociedad de consenso, la distracción con cosas pasajeras como si fueran constantes.

La voluntad de propósito del impulso metafísico interior trata de sacar al individuo de las limitaciones de una vida que no comprende o sobre la que no tiene control, y llevarlo más allá.

 

Sin esta percepción y comprensión metafísicas, la persona permanece atada a las limitaciones de lo que a veces se denomina,

una "vida accidental"...

Esto puede describirse como:

No vive mucho tiempo, puede controlar muy poco sus circunstancias, y las cosas que le suceden, incluso en los entornos más estructurados, pueden tener mucho más efecto en su vida que las cosas que él hace que sucedan:

por mucho que se esfuerce, e independientemente de que crea o no que lo contrario es cierto. 2

A fin de cambiar su estado de consciencia, una persona puede necesitar en primer lugar enfrentarse a la situación de su realidad física.

 

El núcleo de la situación actual es que, aunque la humanidad pueda estar experimentando colectivamente una crisis moral, política, financiera y existencial, ese no es el quid central.

 

La característica esencial de estos tiempos es que la humanidad está experimentando una crisis evolutiva. Esta es la razón por la que tantos aspectos de nuestras vidas parecen rotos o en descomposición.

 

Todo lo que una vez fue espléndido se encuentra ahora en desorden y disolución.

Y, sin embargo, sin estas múltiples rupturas y agonías, la consciencia humana no obtendrá el ímpetu para cambiar a otro estado perceptivo.

 

Y es el impulso metafísico interior el que no solo ayudará a esta transformación, sino que también se adaptará mejor al futuro posterior a la transición.

Además, este proceso de transformación es el que está creando actualmente una ansiedad tan intensa en el mundo.

 

Podemos preguntarnos:

cuando todo se derrumba, ¿qué queda...?

Sin una percepción suficiente, toda la atención se centra en lo transitorio y lo superficial.

 

Estos son los factores externos que enganchan y arrastran a las personas a una realidad de consenso controladora con una comprensión muy limitada.

 

En estas condiciones, poco o nada se sabe de los procesos que se desarrollan en nuestra realidad.

 

Sin comprensión,

la gente se ve rápidamente arrastrada a analizar, criticar y comentar factores externos que están a varios pasos de distancia de las verdades metafísicas de lo que ocurre en nuestro entorno.

Es la voluntad de propósito del impulso metafísico lo que puede impedir que una persona sea manipulada y asfixiada por circunstancias que no comprende.

 

Al no comprender estos procesos externos y sus influencias, las personas pueden verse arrastradas a estados de ansiedad, frustración e ira.

 

Como reza el dicho:

"¿Acaso la filosofía del pez le ayudó alguna vez a convertirse en anfibio?"

Por eso hay mucho que decir acerca de la adquisición de la propia autonomía psicológica, desvinculada de los persistentes condicionamientos y programaciones del mundo exterior.

 

La verdadera catástrofe de nuestro tiempo no es la agitación y el caos que asolan nuestras sociedades, ni los actos criminales de los pocos psicópatas de la "élite", sino que el individuo humano está siendo atraído lejos de las potencialidades de sus propias fuerzas creativas innatas y hacia un estado de servidumbre.

 

Ha llegado el momento no solo de conocer perceptivamente las fuerzas que operan en nuestro mundo, sino también de activar el impulso metafísico interior en un número suficiente de individuos receptivos.

 

Lo que se necesita es un cambio transformador.

 

El cambio transformador permanente es lo que transfigura al "ser" humano, en lugar de limitarse a hablar interminablemente sobre la conciencia y los métodos para alcanzar la llamada consciencia "superior" (¡la conciencia no ha sido nunca una propiedad vertical!).

Transfigurar al individuo humano (establecer un estado nuevo, desarrollado) marca una diferencia entre un mundo de ideas (mentales y/o emocionales) y un mundo que se percibe y comprende desde un grado distinto de entendimiento perceptivo.

La vida moderna se cultiva en gran medida desde el mundo de las ideas y no desde un mundo propicio a las verdades metafísicas.

 

Así, la vida moderna solo acumula sobre lo externo, pero no utiliza sus recursos para la posibilidad de la transmutación.

Esta acumulación sistemática y consistente se convierte finalmente en una carga para un mundo materialista y energéticamente pesado.

Del mismo modo, cualquier forma de psicología desconectada de la vitalidad interior y del espíritu es, en última instancia, materialista.

 

Lo que se necesita es el reconocimiento de una energía vital psico-espiritual y el contacto con ella; no disciplinas separadas de "espiritualidad" y "psicología", sino ambas para trabajar en el ser interno.

 

Es esta falta de un enfoque psicológico del trabajo interior lo que ha permitido que muchas prácticas actuales de "espiritualidad" deriven hacia un mercado comercial de "bienestar" que atiende a quienes buscan "satisfactores espirituales" de fácil absorción.

 

Lo que hace falta ahora es que un número suficiente de personas corporal y mentalmente capaces trabajen para potenciar la condición del ser humano antes de que la civilización humana se vea arrastrada a un futuro transhumanista tecnocrático o caiga en un lodazal de ilusiones espirituales...

 

 



Referencias

  1. Shah, Idries, (1978) A Perfumed Scorpion. London: Octagon Press, p.138-9
     

  2. Shah, Idries, (1978) A Perfumed Scorpion. London: Octagon Press, p.140
     

  1. La Voluntad de Propósito - Activar nuestro impulso e intencionalidad interiores
     

  2. Véase A Metaphysical’s Way of Fire: Collected Poems de Nicholas Hagger