Al igual que las pirámides que se encuentran en el mismo
emplazamiento que La Esfinge de Giza, ésta tampoco
tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor.
Entre los años 1.816 y 1.818 el Capitán Giovanni Battista
Caviglia se encargó de desenterrar La Esfinge y los templos
que la rodean. Su proximidad a la Pirámide de Kefren fue
inmediatamente razón más que suficiente para asociar su
construcción a la figura de este faraón, defendiéndose incluso
la idea de que el rostro de La Esfinge es la del propio Kefren
(2.520-2.494 a.C.). Desde entonces esta teoría ha permanecido
inamovible hasta nuestros tiempos, y es una de las piezas
fundamentales de la cronología establecida de la historia de
Egipto por parte de la egiptología oficial.
Con sus 57 metros de
longitud y casi 20 metros de altura, construidos en un sólo
bloque de roca natural, ha permanecido gran parte de su historia
enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los
ejércitos de Napoleón a finales del Siglo XVIII, y en el
1.400 a.C. el
Faraón Tutmosis IV, quien según cuenta la
leyenda, un día, cuando aún era príncipe, se tumbó cansado a la
sombra de la cabeza de La Esfinge que sobresalía de la arena y
se durmió. De repente La Esfinge abrió la boca y le habló,
diciéndole que era el Dios Harachte-Chepere-Ra-Atón,
y que a cambio de desenterrarla le prometía entregarle la corona
de Egipto, y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
Sin embargo personajes de la talla de Herodoto, que
visitaron
Giza y nos dejaron testimonio de la grandeza de
sus pirámides, no hicieron referencia a la presencia de ninguna
esfinge. |
|
Otra vez la estela inventario
En el tema "Evolución e involución en las pirámides del
Imperio Antiguo", ya hablábamos de la existencia de una
estela mandada erigir por el Faraón Keops y
descubierta por Auguste Mariette, en la que se relataba
que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge, ya existían mucho
antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía. Esta
estela conocida con el nombre de la Estela Inventario,
jamás fue tomada en serio por los egiptólogos, pues suponía el
admitir que todos sus conocimientos y medallas académicas
mantenidas durante un siglo, quedaban en papel mojado, teniendo
que rescribir de nuevo toda la historia de Egipto desde el
principio. Era más cómodo hacer oídos sordos e ignorar tan
molesto y peligroso elemento desestabilizador de sus
irrefutables "verdades" sobre la antigua historia de Egipto.
Nuevas y molestas evidencias
Sin embargo, "alucinados" jamás han faltado que molesten el
plácido sueño en el que viven los "grandes maestros de la
egiptología". Y es que con el termino de "alucinados" y
aficionados, se refirió el prestigioso arqueólogo y Jefe de
Excavaciones de Giza, el señor Zahi Hawass,
cuando a comienzos de los años noventa distintos investigadores
con el norteamericano John Anthony West a la cabeza
cuestionaron la datación de La Esfinge basándose
en las huellas de erosión que sobre el cuerpo del monumento se
pueden apreciar, y que retrasaban su construcción como mínimo en
13.000 años.
Una vez más y al igual que con las cronologías recogidas por
distintos autores como Manetón, La Esfinge
también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho
tiempo atrás a la que se nos querían hacer creer. J.A.West
en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el
geólogo Robert Schoch de la Universidad de Boston,
llevaron a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de
La Esfinge, en el que se concluía que la erosión era
producto de la lluvia. ¿Lluvia en Egipto?, pero ¿cuándo?. Este
era el punto crucial, pues ésta misma lluvia existió antes del
cambio climático que asoló al Desierto del Sahara al finalizar
la Ultima Era Glacial.
Pero todos estos datos hubiesen quedado en el olvido sino
hubiesen contado con el apoyo de cientos de geólogos, tras la
presentación de un informe muy detallado por parte de
J.A.West a la Sociedad de Geología Norteamericana, la cual
prometió fondos económicos y ayuda técnica para la continuación
de los estudios en Giza. ¿Cuál fue entonces la
reacción de la egiptología oficial?. Muy sencillo teniendo en
cuenta lo que se jugaban, presionaron al Gobierno egipcio para
que prohibiese la realización de pruebas geológicas cerca de La
Esfinge, y trataron de desprestigiar este tipo de estudios
geológicos que habían irrumpido en una parcela de "uso y
disfrute exclusivo", de la egiptología oficial.
Nuevos datos e informes siguieron apareciendo, incluso a través
de medios tan prestigiosos como el "New York Times",
donde se cuestionaba a través de un informe forense otro de los
axiomas de la egiptología clásica, que mantenía que la cara de
La Esfinge era la del Faraón Kefren.
Los resultados demostraban que en poco o nada se parecían. Del
mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe
de R. Schoch y T. Dobecki en el que se denunciaba
la presencia en el subsuelo de La Esfinge, de numerosas cámaras
y galerías secretas, incluso algunas conectadas con las
pirámides.
Golpe a la razón
La ira y la rabia de la comunidad arqueológica oficialista
terminó por hacer ceder al Gobierno de Egipto, que a partir del
año 1.993 prohibió todo tipo de investigaciones a locos
extranjeros que no constasen con la aprobación y el beneplácito
del Sr. Zahi Hawass y sus colegas académicos.
Posteriormente
nuevos detalles han aparecido para tener en cuenta, como el
propuesto por Robert Baubal y Graham Hancock, que
hacen especial hincapié en la gran desproporción existente entre
la cabeza y el resto del cuerpo de La Esfinge, con
el detalle de que la cabeza apenas sufre de la misma erosión que
se puede apreciar a simple vista en el cuerpo, además de ser
diferente, dado que no parece que sea producto de la lluvia.
Esta situación les ha hecho pensar que con casi total seguridad
la cabeza original de La Esfinge se perdiese después de alguna
remodelación sufrida con posteridad, ya en tiempos
climatológicos más semejantes a los actuales.
Son muchos los
textos antiguos y leyendas que apoyan que
el rostro de La Esfinge representaba a un
dios, como así cuenta en la estela que mandó erigir el
propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge,
después de su experiencia personal a través del sueño en el que
le habló La Esfinge y le prometió el trono de
Egipto, a cambio de que la desenterrara. Tal vez un dios de los
que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o
Tiempo Primero, como lo denominan los
antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas
gobernaron durante miles de años a las orillas del Rio
Nilo.
La respuesta, como tantas otras, permanece perdida y en parte
oculta por la intransigencia de aquellos que se creen en poder
de la verdad absoluta. Sólo a ellos se les debe reprochar tan
triste y lamentable actitud que en nada beneficia nuestro
innegable derecho a conocer y saber nuestra historia, dejando a
un lado banderas o credos, pobres lastres creados por la
ignorancia y la arrogancia del ser humano. |
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por
Nacho Ares
publicado en la
revista Año Cero
Agosto de 1998
El redescubrimiento
en los años ochenta de una galerías que discurrían bajo el
cuerpo de la Esfinge de Gizeh parece dar la razón
a los cronistas antiguos y modernos que defendieron su
existencia. Ahora la Egiptología debe evaluar hasta qué punto
son ciertas las leyendas que atribuyen al subsuelo de la meseta
de Gizeh la posesión de un entramado de galerías con los tesoros
materiales y psíquicos de civilizaciones legendarias.
|
Aquella mañana
de septiembre, muy temprano, desde la ventana del hotel,
presencié cómo la niebla comenzaba a disiparse por la
meseta de Gizeh. Ya se podía observar las cimas de las
tres pirámides. Cogí el material que había amontonado
sobre la cama y me dispuse a caminar hasta la meseta. El
lugar, casi vacío después de los últimos atentados
terroristas, daba pie a pensar que el trabajo iba a
resultar tranquilo. Tras veinte minutos a pie, ante mis
ojos se encontraba, majestuosa como siempre, la
Esfinge de Gizeh.
Auténtico logotipo de la cultura faraónica,
Abu-el-Hol
o Padre del terror tal y como la llaman los
actuales egipcios, este león larguirucho mantiene en
silencio uno de los secretos mejor guardados de la
civilización egipcia. Aunque a ciencia cierta se
desconozca la fecha de su construcción y a quien
representa, suele vincularse más mal que bien con el
faraón Kefrén de la IV dinastía (ca. 2550 a.
C.). La popularidad que siempre la rodeó ha motivado que
tan ilustre monumento haya protagonizado las leyendas
más bellas y a la vez, los espectáculos luminotécnicos
de peor gusto a los que uno pueda asistir. |
Tutmosis
IV tenía razón
Entre los relatos más hermosos que acompañan la historia
de esta figura milenaria, se encuentra el celebérrimo
encuentro con el entonces príncipe y futuro faraón
Tutmosis IV (ca. 1425 a. C.). cuando el príncipe
tras una cacería se quedó dormido a la sombra de la
Esfinge, el león se le apareció en sueños anunciándole
que reinaría aunque, realmente Tutmosis por aquel
entonces, no fuera más que un segundón. También le pidió
que fuera clemente con su sufrimiento y que la liberara
de la ardiente arena del desierto que la cubría. Tras
ser coronado, Tutmosis mandó erigir una estela de
granito entre las patas de la Esfinge para rememorar el
encuentro divino. |
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Dejando de lado la
veracidad o no de la historia descrita en la estela, son más
interesantes y enigmáticos los relieves que aparecen grabados
sobre la luneta. En ella se ha representado una escena
duplicada, en donde aparece el faraón Tutmosis IV
realizando una serie de ofrendas ante una esfinge. La estatua
del león se presenta con todos los aditamentos decorativos que
debió de tener en la antigüedad y, lo más curioso de todo,
reposa sobre una construcción arquitectónica.
La interpretación habitual que afirma que el palacio grabado en
la estela no es más que el templo que tiene ante si la Esfinge,
es del todo evasiva desde nuestro punto de vista si nos atenemos
a las reglas de perspectiva utilizadas por los artistas
egipcios. Dejando de lado el hecho de que la forma del edificio
representado sobre la estela y la del que podemos ver en Gizeh
es totalmente diferente, los egipcios habrían colocado el
templo, según sus reglas, delante de la Esfinge y no bajo
ella, ya que la ubicación de este edificio en la meseta se
encuentra más adelantada que la de la propia Esfinge. La única
solución que queda, por eliminación, es que ese edificio,
palacete o lo que sea, se encuentre debajo del cuerpo de la
estatua, hecho que todavía nadie ha podido confirmar aunque los
indicios sobre su existencia son cada vez más abundantes y
espectaculares.
Primeras menciones de los túneles
La sospecha de
que bajo la Esfinge exista algún tipo de túnel que la
pueda vincular con la Gran Pirámide o con una supuesta
biblioteca milenaria que pudiera estar bajo el león, es
tan antigua como el propio monumento. Ya en el siglo X
de nuestra Era, los cronistas árabes mencionaban la
existencia de puertas secretas que daban acceso a
interminables galerías que a su vez llevaban a grandes
cámaras llenas de tesoros.
Con ocasión de
una conferencia pública, el Dr. John Kinnaman
(l877-1961), arqueólogo bíblico de renombrada fama durante
la primera mitad de nuestro siglo, afirmó que, habiendo
ido a excavar a la meseta de Gizeh en 1924 junto con el
prestigioso egiptólogo Sir Flinders Petrie,
célebre por sus estudios sobre dicha meseta, ambos
investigadores descubrieron de forma casual un túnel al
sur de la Gran Pirámide. |
|
Según Kinnaman, quien durante su exposición narró una historia
al estilo de las célebres novelas de Lobsang Rampa,
existía un corredor descendente que, sumergiéndose a gran
profundidad, llegaba hasta una sala que albergaba un gran número
de máquinas de extraño funcionamiento y, por supuesto, de origen
desconocido. También mencionó la existencia de miles de prismas
de cristal cuya función ignoraba, y una máquina antigravedad,
entre otras muchas cosas que "usted no se creería", según las
palabras textuales que Kinnaman pronunció en la
mencionada conferencia. Curiosa o sospechosamente, el arqueólogo
no recordaba la ubicación exacta de este túnel tan singular, por
lo que no ha vuelto a ser encontrado jamás.
Pero sin duda alguna, el episodio más simpático de la época
moderna fue el vivido por el príncipe Faruk, el
hijo del rey Fuad de Egipto, quien en 1945, emulando la gesta de
su heroico antepasado Tutmosis IV no tuvo otra
ocurrencia que ir de noche en su jeep a visitar la Esfinge
"para tocar
algo y empujar una enorme losa abierta, que hacía de puerta",
según nos cuenta el propio Faruk. La narración del
rey no tiene nada que envidiar a la anterior, pues tras
aquella puerta encontró, en palabras textuales, "una gran
habitación guardada por un autómata".
Desgraciadamente,
Faruk no dice que‚ era aquello tan importante que merecía
ser guardado por un autómata, y al igual que sucedió con
Kinnaman, tampoco recordó el lugar exacto donde estaba dicha
puerta.
|
Sin embargo,
haciendo bueno el refrán "cuando el río suena agula
lleva", todas estas historias aunque narradas, que duda
cabe, de una forma extravagante por sus protagonistas,
no hacen más que respaldar los estudios que se han
realizado sobre el monumento en el que se han apreciado
varias concavidades en diferentes partes de la estatua.
De esta
manera, se ha podido descubrir que, para asombro de
muchos y espanto de otros, tanto la meseta de Gizeh como
la propia Esfinge son un auténtico
queso de agujeros.
Tengamos muy
en cuenta que con los estudios realizados sobre la
configuración geológica de la planicie, por encima de la
cual se asientan las tres pirámides más importantes de
Egipto, se ha llegado a la conclusión de que hace miles
de años el agua debió correr a su gusto bajo la meseta,
por lo que los egipcios pudieron haber utilizado estos
túneles creados de forma natural, para comunicar
subterráneamente unos monumentos con otros.
Un
descubrimiento asombroso
En el año 1979, el estado de conservación de la Esfinge de
Gizeh iba de mal en peor se necesitaba realizar con
urgencia una campaña de salvación del monumento para
que, literalmente, el león no perdiera la cabeza. Una
precaria restauración realizada por los egipcios, y en
la que no tuvieron otra ocurrencia que usar cemento para
reconstruir la Esfinge, empeoró en pocos años el estado
de la cabeza de la estatua. |
Para salvar a la Esfinge, un grupo
egipcio-americano de arqueólogos diseñó el llamado Sphinx
Project. Durante los años 1979 y 1983 el Proyecto de la
Esfinge, evaluó los daños sufridos sobre el león y esbozó una
especie de invernadero que algún día, esperemos que pronto,
cubrirá la estatua en su totalidad, alejándola de los peligros
de la contaminación de la zona.
Tras las primeras campañas de la misión egipcio-americana, un
viejo obrero fellah llamado Mohamed Abd al-Mawgud
Fayed, que había trabajado cuando era niño en el último
desenterramiento de la Esfinge en 1926 llevado a cabo por el
ingeniero francés Emile Barazi, comunicó a los directores
del equipo de restauración la existencia de una pequeña
abertura junto a la cola del león, que había sido olvidada
hasta hoy. Según este anciano, el agujero daba acceso al
interior del cuerpo de la estatua. Ante tan extraordinario
descubrimiento, los miembros del ARCE (American
Research Center in EGYPT) encabezados por los egiptólogos
Zahi Hawass y Mark Lehner, no dudaron un instante en
coger sus lámparas, olvidarse por unos días de la cabeza de la
Esfinge e introducirse en su interior. Lo que descubrieron los
arqueólogos no se parecía en nada a las legendarias galerías
descritas por los cronistas árabes antiguos y modernos; galerías
y pasillos que se introducían en el interior de la tierra hasta
profundidades insospechadas, encontrando a su paso toda clase de
tesoros maravillosos. Todo lo contrario.
Descubrieron un
túnel-pozo formado por dos grutas muy estrechas con poco más de
1 metro de anchura, cuya longitud total no superaba los 9
metros. Uno de los pozos asciende hacia el interior del cuerpo
del león siguiendo la curva de sus cuartos traseros, mientras
que el otro desciende introduciéndose en vertical en la roca de
la meseta de Gizeh. Ambas grutas forman un ángulo de 90 grados.
Las paredes no han sido pulidas, por lo que su aspecto es muy
tosco, similar a la traza que ofrecen las bodegas castellanas.
Si se hace un seguimiento exhaustivo de las huellas de las
herramientas utilizadas para su construcción, éstas parecen
indicar que la labor en el labrado del túnel-pozo se realizó de
arriba a abajo.
A lo largo del mismo
aparecen en la parte superior una especie de peldaños, a modo de
agujerillos en la pared, excavados para ayudarse en la ascensión
por el túnel. Tras obtener el permiso oportuno me introduje por
un angosto hueco. El ambiente era húmedo y fresco comparado con
el terrible calor de la superficie. Recientemente han colocado
una pequeña escalera metálica que facilita de alguna manera el
acceso al interior de la Esfinge. En lo más profundo del pozo se
amontonan los desechos, improvisado basurero de los guías
locales que "vigilan" el recinto de Gizeh.
La estructura
del túnel-pozo se haya dividida en cuatro partes. Según
el esquema, la que lleva el número 1 puede ser
considerada como la sala más grande de todas. Su altura
es de 1,80 metros, pudiendo estar una persona de
estatura media de pie, y su anchura de 1 metro.
Uno de los
aspectos que más llamaron la atención fue el hallazgo de
varios objetos en la cámara que lleva en el dibujo el
número 4.
En ella se
encontraron dos zapatos viejos, una pequeña chapa
metálica y restos de cemento convencional. Todos estos
objetos, probablemente, fueran el fruto de la apertura
del túnel en 1926 o quizás en una restauración moderna
más antigua. |
|
Las hipótesis de trabajo
El significado de este túnel-pozo, como reconocen Hawass
y Lehner, se nos escapa de las manos. Las evidencias
descubiertas por los arqueólogos, indican claramente que su
realización se llevó a cabo durante una época faraónica,
ignorada desde el punto de vista cronológico. La existencia de
los peldaños antes mencionados, ha hecho pensar a los
investigadores del Sphinx Project en la
posibilidad de que los túneles pudieran tratarse de una tumba
privada, ya que son varios los ejemplos que conservamos en donde
aparece esta estructura arquitectónica. Por otra parte, que duda
cabe que una hipótesis mucha más sugestiva, es que pudo tratarse
del intento desesperado de buscar en el interior de la Esfinge
las legendarias riquezas de las que la tradición la hacía
poseedora. Finalmente, también puede tratarse del comienzo de
una galería mucho más extensa que, quizás, diera lugar a una
enrevesada red de galerías que pudieran transcurrir bajo la
meseta de Gizeh, conectando las pirámide entre si, tal y como
hemos señalado anteriormente. Dilucidar cual de estas opciones
es la correcta será tarea de futuras expediciones.
Investigaciones futuras: lo que queda por descubrir
No obstante quedan por estudiar otras muchas partes de la
Esfinge en las que se conoce la existencia de varias
concavidades. A raíz del descubrimiento del fellah
al-Mawgud Fayed, los investigadores se han detenido a
apreciar el momento vivido a comienzos de siglo con la apertura
de otras cavidades. Para su estudio, según estas fotografías, se
utilizaron niños de baja estatura y corpulencia.
Por otra parte, el geofísico estadounidense Thomas Dobecki
realizó a comienzos de los años 90 una serie de investigaciones
conjuntas con el geólogo de la Universidad de Boston Robert
Shoch -autor este último de las polémicas teorías que datan
la Esfinge por su erosión entre el año 5000 y el 7000 a.C. En
estas investigaciones se descubrieron "anomalías y cavidades en
la roca madre entre las patas del león y a lo largo de los lados
de la Esfinge. La más sorprendente de las cuatro que se
descubrieron, era una cuyas medidas de la base eran 9 por 12
metros, y con una profundidad de 5. Las dimensiones y la
estructura de esta nueva cámara excluían totalmente la
posibilidad de que se tratara de una cámara natural del suelo de
Gizeh. Por el contrario, daban a entender que Dobecki se
encontraba ante una construcción artificial que alguien dejó
allí hace no se sabe cuanto. Es decir, que aún quedan secretos
escondidos en el oscuro vientre de la Esfinge.
|
¿Qué‚ es lo
que esconden estas cavidades? ¿Contienen los archivos de
antiquísimas civilizaciones que relacionan la mítica
Atlántida con Egipto tal y como pronosticó el vidente
norteamericano
Edgar Cayce?
¿A qué‚ se debe la reticencia del gobierno egipcio a
investigar este tipo de descubrimientos? Y es que la
Esfinge de Gizeh parece ser un auténtico queso de
agujeros, del que todavía podemos extraer multitud de
sorpresas.
Una vez
acabado el proyecto de restauración de la Esfinge
comenzado hace más de una década, es hora de que los
investigadores dediquen su tiempo a excavar e intentar
explicar el significado de estas cámaras. |
Solamente, el tiempo que se dedique a estas investigaciones,
podrá resolver el enigma de la Esfinge y descubrir si,
finalmente, existe algo bajo esta figura milenaria cuya mirada
parece desafiar a la moderna arqueología. En este caso, la
verdad está ahí dentro.
|
by Barbara Keller
(I) In a series of expeditions between 1991 and 1993 led
by
John Anthony West, and independent Egyptologist,
scientific investigators conducted geological and seismic
surveys around the Great Sphinx of Egypt. The
chief geologist was
Dr. Robert Schoch, Professor of Geology at Boston
University, and the chief seismologist was Thomas Dobecki
from the highly-respected Houston consulting firm,
McBride-Ratclif & Associates.
(II) The team's conclusions were as follows:
A. Geology, The pattern of erosion on the
Sphinx indicates that it was carved at the end of the
last Ice Age, when heavy rains fell in the eastern Sahara -
perhaps more than 12,000 years ago. This contrasts starkly with
the 'orthodox' Egyptological dating for the Sphinx
of around 4,500 years ago.
B. Seismography. The seismic survey indicated the
existence of several unexplored tunnels and cavities in the
bedrock beneath the Sphinx, including a large
rectangular chamber at a depth of some 25 feet beneath the
monuments front paws.
(III) In 1993 John West and his team were
physically expelled from the site by Dr. Zahi Hawass then
(and now) the Egyptian government's Chief Inspector of
Antiquities for the Pyramids and Sphinx. He appeared to be
angered by the suggestion that the
Sphinx might be far older than the civilization of
Egypt itself - and thus the work of a lost civilization - and
was particularly incensed by an NBC television film that was
made about the team's work. This film linked the Sphinx
to
Atlantis
and suggested that the chamber beneath the paws might contain
the legendary "Hall of Records of Atlantis".
Hawass called these claims, "American
hallucinations...There is no scientific base for any of this. We
have older monuments in the same area. They definitely weren't
built by men from Atlantis. It's nonsense and we won't allow our
monuments to be exploited for personal enrichment. The
Sphinx is the soul of Egypt."
(IV) An article in the Egyptian press responding to the
NBC film quoted Dr. Hawass on his further reasons for
expelling John West
and his team from the Sphinx enclosure: "I have
found that their work is carried out by installing endoscopes in
the Sphinx
body and shooting film for all phases of the work in a
propagandistic but not scientific manner. I therefore suspended
the work of this unscientific mission and made a report which
was presented to the permanent commission who rejected the
mission's work in the future."
(V) The NBC film was produced by a certain Boris Said
and partially financed by investments from the members of the
Association for Research and Enlightenment (ARE).
The ARE, headquartered in Virginia Beach in the US, is a
multi-million dollar organization that exists to promulgate the
teachings and prophecies of an American psychic, Edgar Cayce,
who died in 1947. Prominent amongst Cayce's pronouncements were
many statements to the effect that the Sphinx hand
been built in 10,500 BC and that survivors of Atlantis
had concealed beneath it a 'Hall of Records'
containing all the wisdom of their lost civilization and the
true history of the human race. Cayce
prophesied that this Hall of Records would be rediscovered
and opened between 1996 and 1998. He connected the opening
to the second coming of Christ.
(VI) In 1995 John West and Professor Robert
Schoch of Boston University put in an application to the
Egyptian authorities to resume their research. Their application
was ignored.
(VII) At the beginning of April 1996, the Egyptian
authorities granted a one- year license to a new team to conduct
surveys around the Sphinx and the Giza
necropolis
using seismic equipment and ground-penetrating radar.
This team, which claims academic sponsorship from Florida State
University, is largely financed through the Schor Foundation
of New York - by Dr. Joseph Schor, an American
multimillionaire. Dr. Schor is a life member of the
ARE and wrote on the 24th of May 1994 of his great personal
interest in corroborating "the Cayce records which
indicated that the culture which led to the building of the
Pyramids dates to 10,400 BC." He also stated his wish "to
further delineate that civilization."
(VIII) On April 11th 1996 Dr. Schor stated of his
current project at the Sphinx: "We do not work for
the
Edgar Cayce Group... The major purpose of the
Schor Foundation and the Florida State University is to aid in
the preservation and restoration of the Pyramids and Sphinx. In
addition, we are surveying the underground of the Giza Plateau
to find faults and chasms that might collapse. This will
increase the safety of the plateau..."
(IX) Also financed by Dr. Schor is a short video
film shot at the end of 1995 by Boris Said and produced
in early 1996. The film opens with Dr. Zahi Hawass
scrambling into a tunnel leading under the Sphinx.
When he reaches the bottom he turns to face the camera and
whispers to the viewer: "Even Indiana Jones will never dream to
be here. Can you believe it? We are now inside the Sphinx in
this tunnel. This tunnel has never been opened before. No-one
really knows what's inside this tunnel. But we are going to open
it for the first time." In commentary the film's narrator goes
on to state, "Edgar Cayce, America's famous 'Sleeping
Prophet', predicted that a chamber would be discovered beneath
the Sphinx - a chamber containing the recorded
history of human civilization. For the first time we'll show you
what lies beneath this great statue...a chamber which will be
opened tonight, live, for our television cameras."
(X) Dr. Schor has stated (on the 11th of April
1996) that this video is not a promotional venture aimed at
hooking a major US network to televise a live opening of a
chamber under the Sphinx. On the contrary, he
insists, "It was made to test script and equipment and was made
in November 1995 which was many months before we received
approval for our expedition. We have abandoned its use..."
(XI) On the 14th of April 1996, Dr. Zahi Hawass
announced in the Egyptian press that there were secret
tunnels under the Sphinx and around the Pyramids and
stated his belief that these tunnels would prove to "carry many
secrets of the building of the Pyramids."
Graham Hancock completed his US book signing tour on Monday July
1st 1996 in Berkley California.
Graham Hancock, Rovert Bauval, John Anthony
West,
Robert Shock,
Elem-Ath and Colin Willson will be together at the
University of Delaware September 27th thru 29th along
with other notable speakers participating in a conference.
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