CAPÍTULO UNO - ¿De
qué está hecho el universo?
Entender que en esencia somos agua es la clave para develar los
misterios del universo. Si reexaminas el mundo que te rodea desde
esta nueva perspectiva, verás las cosas como nunca antes lo habías
hecho.
Los diversos acontecimientos a lo largo de una vida se reflejan en
el agua. Los individuos 7 la sociedad componen un enorme océano; al
añadir nuestras gotas individuales a este océano, participamos en la
formación de la sociedad.
Decidí publicar las fotografías de los cristales de hielo, porque
deseo que la mayor cantidad de gente posible comparta el mensaje del
agua para nosotros. Esta acción constituyó sólo una pequeña gota,
pero creó una onda expansiva que ha tenido un enorme impacto en mi
vida y en la de muchos otros.
Publiqué mis fotografías en 1999, seis largos años antes de
embarcarme en esta inusual aventura. Durante esos años se acumuló
una montaña de fotografías en mi oficina que esperaban ser
publicadas.
Con el fin de prepararlas para su publicación, procuré darles cierto
orden, y entonces me percaté de que una historia se desenvolvía ante
mis ojos: una historia grande y maravillosa que cada cristal trataba
de relatarme.
Tan pronto como surgió el interés por publicar mis fotos, hablé con
varios editores, pero ninguno pareció interesarse en mi idea. Ese
rechazo no cambió mi determinación, así que decidí publicar las
imágenes de manera independiente. Sin embargo, descubrí que aunque
podía costear la impresión de un libro con las fotografías, el
sistema de distribución en Japón no me permitiría vender los
ejemplares en librerías.
Esto pareció ser un enorme obstáculo, pero decidí no darle
importancia. Cuando por fin recibimos los ejemplares, apartamos unos
centenares para los amigos y conocidos que habían reservado su copia
y los enviamos. Al poco tiempo, algo extraño empezó a ocurrir.
Recibí nuevas
solicitudes de compra de esos amigos. Habían hablado a sus conocidos
sobre el libro, y éstos a su vez lo hicieron con otros. Algunos
compraron cinco, incluso diez ejemplares y los repartieron. En
verdad pareció como si la gota que caía en el estanque hubiera
generado una onda de rápida expansión.
Mis expectativas se ampliaron. Deseaba que todo mundo supiera lo que
había en aquel libro fotográfico, de modo que mandé traducir al
inglés explicaciones contenidas en él. Por fortuna, gente de varios
países conoció mi libro: Shizuko Ouwehand, quien después se
convertiría en mi intérprete, lo envió a varios amigos en Europa y
América, y gracias a ello comencé a recibir invitaciones para
visitar países y dar conferencias. A lo largo de los años, me han
brindado oportunidades de presentar los cristales en Suiza,
Alemania, Australia, Holanda, Italia, Inglaterra, Estados Unidos,
Canadá y muchos otros países.
Y todo pareció ocurrir en el momento justo. Hoy la gente busca una
manera de dar sentido a este mundo caótico. El libro fotográfico fue
como una gota pequeña pero significativa, la cual creó una onda que
desde entonces se ha expandido por el mundo.
Aquí presentaré sólo una pequeña selección de mis fotografías.
Algunas se incluyeron en la obra The Messages of Water, otras
aparecieron en la segunda colección de fotos llamada The Messages
of Water II, y varias más se tomaron de manera especial para
este libro. Tú mismo verás con claridad el efecto que las palabras,
las fotografías y la música tienen en el agua.
Estas fotografías han sido vistas por japoneses y personas de varios
países del mundo, muchas de las cuales me han enviado cartas con
ideas y opiniones. La piedrecilla que lancé al estanque ha generado
una gran onda que ahora regresa a mí.
Quedé asombrado de que tanta gente se impresionara por el efecto que
la energía de la conciencia y las palabras humanas tenían en la
formación de cristales de hielo.
A pesar de que la idea
de que palabras y pensamientos pueden cambiar el agua y otras
sustancias parece tomada de una religión o filosofía radical.
Mostramos palabras al agua. En una botella con agua enrollamos un
papel con palabras escritas en él.
Amor y gratitud
El cristal es tan perfecto como puede serlo. Esto indica que amor y
gratitud son fundamentales para la vida en toda la naturaleza.
Gracias (en japonés)
Mostramos palabras que
significan gracias en varios idiomas, lo cual siempre generó
cristales hermosos y completos.
Cuando se mostraron al agua palabras que indicaban daño a los
humanos, no se formó ningún cristal Incluso parece que las palabras
"Me enfermas. ¡Te mataré?, crearon la figura de un hombre con una
pistola.
Ángel (en japonés)
Satán (en japonés)
La palabra ángel creó un aro de pequeños cristales que se unían,
mientras la palabra Satán formó un cristal con una masa oscura en el
centro, como si estuviese listo para atacar.
¡Hagámoslo! creó una
forma preciosa, mientras ¡Hazlo! formó un cristal similar al
generado por la palabra "Satán". Quizá esto señale que la fuerza y
las órdenes son ajenas a los principios de la naturaleza.
Lo siento (en japonés)
Esto muestra lo que se puede lograr con un simple lo siento. Tal vez
el cristal se ve empañado porque un simple lo siento puede sonar más
sincero que una disculpa más elaborada.
La palabra sabiduría en
varios idiomas produjo hermosos cristales. Esto podría indicar que
la sabiduría es un principio básico de la naturaleza en todo el
mundo.
Prueba realizada en una escuela primaria He aquí algunas fotos
tomadas después de que niños de una escuela primaria en Japón
hablaron al agua, además de una foto en la que se ignoró el agua.
Los niños expresaron
diferentes palabras a diversas botellas. Cuando los niños dijeron
"Bonita" al agua, se formaron cristales bonitos, pero cuando dijeron
"¡Tonta!", se produjo el efecto contrario.
Cuando se dijo Li
Bonita" al agua varias veces, se crearon cristales mejor formados
que cuando se le dijo esto pocas veces. El cristal del agua ignorada
resultó menos completo.
¿Cómo se ve la faz del
cosmos? Aquí tenemos fotos de cristales de agua expuesta a la
palabra cosmos en japonés, inglés y alemán, además de un cristal
formado mediante una foto de la Tierra. Las tres fotos son
similares, y todas muestran cristales bien diseñados.
Al parecer, los
principios del cosmos trascienden las diferencias de idioma.
Cuando se muestra una
fotografía de la Tierra
El crista] es hermoso, pero un poco deformado. Si no fuese por tal
deformidad, sería tan hermoso como cualquier cristal completo.
¿Qué ocurre cuando exponemos el agua a la música?
Las siguientes fotos resultaron de colocar botellas entre dos
bocinas.
La música de Beethoven
diseñó preciosos cristales de gran detalle y exactitud, lo cual
produce un erecto curativo.
Sinfonía 40 de Mozart
Hermoso cristal que refleja Ja belleza de esta pieza musical: parece
indicar la manera tan extrovertida en que vivió Mozart.
Aria sobre la cuarta
cuerda
La fluida melodía de Bach (en el famoso arreglo para violín y piano)
está bien representada por este cristal.
La música para piano parece formar cristales semejantes a gotitas.
El Lago de los cisnes de Tchaikovsky
El cristal superior
semeja un cisne, mientras la gama de colores del inferior parece
representar la luz de la esperanza, acaso influida por la historia
del Lago de los cisnes.
Yesterday de Los Beatles
Esta figura ortodoxa resultó inesperada, quizá porque la canción es
una de las más populares del mundo,
Heartbreak Hotel de Elvis Presley
Como si ilustrara la canción, el cristal se dividió en dos partes.
Cleopatra's Dream de Bud Powell
El jazz de 1950 diseñó un hermoso cristal que refleja las
propiedades curativas de esta música, compuesta durante una época de
agitación.
Música heavy-metal
El producto de música ruidosa con letras furiosas y vulgares. El
resultado es similar al creado por la palabra ionio, lo cual indica
que el agua responde más a palabras que a música.
Las Cuatro Estaciones de Vivaldi
Las cuatro estaciones están bien representadas por estos cristales:
retoñar de la primavera, verano florido, promesa de una vida nueva
en el otoño maduro y silenciosa estabilidad del invierno.
Encontré un pequeño otoño (canción infantil japonesa)
Libélula roja (canción infantil japonesa)
Las palabras "En con iré
un pequeño otoño" produjeron un pequeño cristal con granos que
parecen hojas caídas, y el resultante de la frase "Libélula roja"
podría interpretarse como seis libélulas con alas abiertas.
Mandarinos florecientes
en una colina
El color de este cristal
cambiaba cada diez segundos, lo cual muestra que el agua también
respira, Quizá el enrojecimiento del centro indique el cambio de
color de las mandarinas.
Efectos nocivos de las ondas electromagnéticas Muestras de agua
destilada y agua natural expuestas a la frase amor y gratitud se
pusieron junto a televisores, computadoras y teléfonos celulares;
luego se calentaron en hornos de microondas.
Las muestras de la
izquierda crearon cristales más complejos que las de agua destilada
de la derecha. Esto podría indicar que televisiones y computadoras
deben usarse con moderación.
El agua destilada y
sometida a microondas generó un cristal parecido al creado por la
palabra Satán, y el agua expuesta al celular no podría ser mejor
para tu cuerpo.
Agua a la que se mostró
un programa televisivo edificante
Este hermoso cristal se formó mediante un programa sobre los
misterios de la vida, lo cual muestra que el peligro de las ondas
electromagnéticas cambia con la información,
Algunos cristales inusuales En las páginas siguientes, mostramos
fotos de cristales formados por agua de lago frente a la cual se
oró; agua a la que se mostró el nombre Amaterasu, diosa solar del
sintoísmo; agua expuesta a imágenes de los círculos de los campos de
trigo y a delfines; agua subterránea justo antes y después de un
terremoto.
Agua de lago antes y
después de una oración curativa budista
Un monje repitió una oración curativa frente al lago. El primer
cristal, antes de la oración, parece una cara distorsionada, pero el
creado después de la plegaria una luz que brilla desde una galaxia.
Agua a la que se mostró
el nombre de la diosa Amaterasu
Este cristal semeja un hermoso espejo, o quizá el contorno del Sol.
Además de bello, brilla con grandeza o, incluso, con santidad.
El cristal expuesto a un
círculo de los campos de trigo parece un OVNI.
El agua proveniente
del santuario más antiguo del Japón formó un cristal que recuerda la
forma del signo gráfico japonés que significa gratitud.
Agua a la que se mostró
la foto de un delfín
Se dice que los delfines son tanto o más inteligentes que los
humanos y tienen poderes curativos. Este noble cristal parece
irradiar curación.
Agua subterránea justo
antes y después de un terremoto en la prefectura de Shimáné, y
tiempo después en el mismo lugar.
Antes del terremoto no
se formó ningún cristal, como si el agua hubiera presentido el
temblor. Conforme pasó tiempo después del terremoto, recuperó su
capacidad de formar cristales.
Mientras parte del agua formó cristales magníficos que parecían
simbolizar toda la belleza de este mundo, los generados por otra
agua resultaron deformes o inexistentes, como si nos dijeran algo
sobre el lado oscuro latente en el alma.
Cuando doy conferencias» muestro diapositivas con mis de cristales
de hielo. Las reacciones a estas transparencias son variadas. A
menudo escucho a la gente boquear de sorpresa y a veces la veo
llorar. He descubierto que una sola gota de agua puede tener
diversos efectos expansivos en un individuo.
Manuela Kihm, quien me
invitó a dar mi primera conferencia en Suiza, expresó así sus
sentimientos al ver las fotografías:
Podemos ver la
maravilla de los cristales de agua con nuestros propios ojos. Y
como resultado, nuestra conciencia da un rápido salto. Este
despertar de la conciencia ocurre de manera casi instantánea. El
hecho de poder ver las cosas que antes sólo pensábamos y
sentíamos acelera este cambio.
Otro participante suizo
respondió:
Por medio de las
fotografías, pude ver que la energía de nuestra conciencia y
nuestras palabras puede cambiar cosas que podemos observar con
nuestros ojos. Esta es la primera y única manera en que puede
mirarse esta energía evasiva. Nosotros no creemos en lo que no
podemos ver, pero estos cristales de hielo nos muestran todo, y
ya no sólo es cuestión de si creemos o no en ello. Al emplear
este método, cualquiera puede realizar y demostrar sus propios
experimentos.
Y un lector japonés
escribió:
El agua no sólo es
otra sustancia, es la fuerza vital de la majestuosa naturaleza.
Me hizo confirmar la misteriosa capacidad del agua para
purificar y dar vida a todo ser viviente. Puedo ver que el alma,
los sentimientos y las vibraciones pueden tener un efecto en la
formación de cristales de hielo, y esto me ha hecho sentir la
importancia del alma y las palabras. Esta información es
realmente maravillosa e impresionante.
Al parecer, los
cristales de hielo se vinculan de manera cercana y permanente con el
alma humana. Cuando me pregunto por qué estos cristales han dicho
cosas a tanta gente, se que contienen la llave de los misterios del
universo, y esta llave puede abrir la conciencia necesaria para
entender el orden correcto del universo y el papel que desempeñamos
en él.
El agua es el espejo del alma. Ésta tiene muchas caras al alinearse
con la conciencia de los seres humanos. Pero, ¿qué confiere al agua
la capacidad de reflejar lo que hay en el alma de la gente? Para
responder a esta pregunta, primero me gustaría asegurarme de que
entiendes este hecho: la existencia es vibración.
El universo entero vibra y cada cosa genera su propia, única
frecuencia. Todo lo que digo en este libro se basa en este hecho.
Mis años de investigación con el agua me enseñaron que éste es el
principio fundamental del universo.
Esto puede decirse con tan sólo cuatro palabras, pero para quienes
nunca las han escuchado resultan difíciles de entender.
Quizá pienses, ¿acaso toda la existencia es vibración? ¿Incluso esta
mesa? ¿Esta silla?¿Mi cuerpo? ¿Cómo puede ser vibración todo lo que
puede verse y tocarse? Es difícil entender que las cosas que puedes
tomar con las manos y examinar —madera, rocas, concreto— vibran.
Pero ahora la mecánica cuántica reconoce que, en general, las
sustancias son vibraciones. Cuando descomponemos algo en sus partes
más pequeñas, entramos a un mundo extraño donde todo lo que existe
son partículas y ondas.
Imaginemos que puedes reducir tu cuerpo a un tamaño microscópico y
emprendes una exploración para descubrir los secretos de ese
universo llamado tú. Pronto verías que todo está formado por átomos,
y cada átomo consiste en un núcleo con electrones que giran a su
alrededor. El número y la forma de esos electrones, así como sus
órbitas, dan a cada sustancia una serie particular de frecuencias
vibratorias.
Descubrirías que ninguna
sustancia es sólida, sino tan sólo un núcleo rodeado por una onda en
rotación permanente. Todo se encuentra en movimiento y vibración
constantes, pulsando a una velocidad increíble.
De acuerdo con el hanyashingyo, la sabiduría y el sutra del corazón
budistas,
"Lo que puede verse
no tiene forma, y lo no puede verse sí tiene forma".
Ahora podemos decir que
la ciencia moderna ha probado que esta extraña contradicción,
formulada por Buda hace muchísimos años, es cierta.
Nuestros ojos pueden ver objetos, pero no vibraciones. Sin embargo,
me gustaría que te preguntaras si acaso no has tenido una
experiencia como ésta:
Supon que hablas con alguien en una habitación, donde el ambiente es
cálido, amigable y fluido. Entonces, otra persona entra. Justo en el
momento de abrir la puerta, notas un cambio en la atmósfera, y en
lugar de la calidez anterior, percibes el lugar oscuro y frío.
El rostro del
recién llegado tiene una expresión de fastidio y los hombros
caídos, alguien que parece cansado de vivir. ¿Cuál será la causa
de este dolor? Tal vez
le rompieron el corazón, cometió un error en el trabajo o está
asqueado de la vida, interprétalo como quieras. Sólo deseo que
pienses por qué cambió la atmósfera de la habitación justo cuando
abrieron la puerta.
Los humanos también somos seres vibrantes, y cada individuo vibra en
una frecuencia única. Cada uno de nosotros posee habilidades
sensoriales necesarias para sentir las vibraciones de los demás.
Una persona que experimenta una gran tristeza transmitirá una
frecuencia triste, y alguien que siempre está alegre y tiene una
vida plena emitirá la frecuencia correspondiente. Una persona que
ama a otras proyectará una frecuencia de amor, pero alguien que
actúa con maldad emitirá vibraciones oscuras y malignas.
Este mismo principio se aplica a objetos y lugares. Por ejemplo, hay
lugares donde ocurren accidentes con frecuencia, sitios donde los
negocios tienen éxito y crean felicidad.
Y es posible que hayas
escuchado sobre alguna joya que lleva la desgracia a sus dueños
sucesivos.
Esto no sólo se aplica a objetos físicos, pues los diversos
fenómenos en el mundo emiten frecuencias características. Un cambio
en la energía de la atmósfera genera rayos y tormentas. Y aunque una
energía intensa producirá desastres naturales, debemos entender que
no son acontecimientos malignos. Si consideramos la enorme cantidad
de energía negativa que se llevan rayos y tormentas, deberíamos
agradecerlos.
Por otra parte, piensa que a las personas les gusta convivir para
celebrar. Cuando la gente se reúne, viste ropas especiales, canta,
baila y festeja, se disipan vibraciones estancadas y malignas, se
crean vibraciones alegres.
Todas las cosas vibran y cada una lo hace en su propia frecuencia.
Cuando entiendas esto, ampliarás de manera significativa tu
comprensión del universo, tus ojos se abrirán a cosas nunca antes
vistas —cosas que antes quedaban relegadas al fondo de tu
conciencia—. Estos descubrimientos y sentimientos darán nueva vida a
tu alma.
Si todo se encuentra en estado de vibración, ello significa que todo
crea sonidos.
Esto no quiere decir que escuchemos cada sonido, aunque hay personas
que, en apariencia, escuchan las voces de los árboles y otras pueden
comunicarse con las plantas. Sea que escuchemos los sonidos o no,
podemos decir que la frecuencia única de todos los objetos puede
interpretarse como sonido.
Se dice que, en general, el oído humano es capaz de escuchar
frecuencias de entre 15 y 20 000 hercios (los hercios [Hz] indican
aproximadamente el número de
ciclos de onda repetitiva por segundo). En realidad, que nuestros
oídos tengan tales límites es algo positivo, de otro modo quizá no
podríamos conciliar el sueño.
El mundo natural está muy bien diseñado, todo está en equilibrio. Y
mientras se crea el sonido, hay un escucha maestro que recibe ese
sonido: el agua.
Piensa por qué la música afecta la formación de cristales y pueden
lograrse resultados por completo distintos según las palabras
pronunciadas o escritas que se muestran al agua. De nuevo, la
respuesta es que todo vibra. El agua —tan sensible a las frecuencias
únicas que emite la realidad— refleja el mundo exterior de una
manera esencial y eficiente.
La música y las palabras habladas son vibraciones, y casi cualquier
persona las entiende e interpreta con facilidad. Los sonidos, como
los cantos humanos en un funeral budista, generan una frecuencia
curativa.
Pero, ¿cómo podemos interpretar que las palabras escritas en papel y
mostradas al agua determinen la formación de cristales? Las propias
palabras escritas emiten una vibración única que el agua percibe. El
agua refleja con fidelidad todas las vibraciones creadas en el mundo
y las convierte en una forma que el ojo humano percibe. Cuando se
muestra al agua una palabra escrita, la recibe como vibración y
expresa el mensaje de manera específica. (Quizá esto te haga pensar
en las letras como un código visual para expresar sonidos.)
Pero, ¿qué son, en esencia, las palabras?
El Antiguo Testamento
dice:
"Al principio,
estaba la palabra".
Esto significaría que
antes de la creación del universo existía la palabra. Mi
interpretación es que la palabra creó a los seres humanos, y
entonces aprendimos palabras de la naturaleza.
En épocas primitivas, quienes vivían en contacto con la naturaleza
necesitaban protegerse a sí mismas; eran sensibles a frecuencias y
sonidos generados por la naturaleza para detectar el peligro antes
de que éste se acercara demasiado.
Los sonidos del viento que soplaba, del agua que fluía y de los
animales caminando entre la hierba, permitió entenderlos y
retransmitirlos a otros por medio de la propia voz, necesaria para
la supervivencia. Quizá entonces el lenguaje consistiera de mensajes
en pocas palabras, pero con el desarrollo de la cultura y la
acumulación de experiencias, nuestro vocabulario se enriqueció.
Así, ¿por qué son tan diversos los idiomas que habla la gente? Esto
es bastante fácil de entender sí consideras que el lenguaje se
aprende mediante las vibraciones del entorno natural. El medio
ambiente varía muchísimo en cada lugar y cada entorno crea
vibraciones diferentes. El mudable clima europeo y las húmedas islas
de Asia generan vibraciones muy distintas que emanan de la
naturaleza. En Japón hay cuatro estaciones distintas, y la lengua
japonesa las refleja con un hermoso léxico de términos relativos al
clima.
El agua expuesta a la palabra gracias formó bellos cristales
geométricos, sin importar el idioma en que se presentara dicho
término. En cambio, el agua a la que se mostró la palabra tonta y
otros términos degradantes produjo cristales fragmentados y
deformes.
Según la Biblia, antes de la Torre de Babel toda la gente hablaba el
mismo idioma. Quizá esto nos diga que, aunque los entornos naturales
sean distintos, los principios fundamentales de la naturaleza son
los mismos.
Podemos suponer que cuando se forma un cristal geométrico completo,
el agua está alineada con la naturaleza y con el fenómeno llamado
vida. Los cristales no se forman en agua contaminada por nuestro
olvido de las leyes naturales. Cuando intentamos fotografiar
cristales de agua de grifo en Tokio, los resultados fueron penosos.
Esa agua se esteriliza con cloro, lo cual daña su capacidad innata
de formar cristales.
Cuando el agua se congela, sus partículas se juntan para formar el
núcleo del cristal y cuando el núcleo crece de una manera estable
para convertirse en figura hexagonal, aparece un cristal visible;
pero cuando se presenta información en conflicto con la naturaleza,
se formará un cristal incompleto.
Las palabras gratitud y amor constituyen principios fundamentales de
la naturaleza y de la vida. Por lo tanto, se requiere agua para
crear la figura hexagonal. En cambio, palabras como tonta no existen
en la naturaleza, y son creaciones humanas.
Es probable que sólo vibraciones de amor y gratitud aparezcan en la
naturaleza, y observarla prueba que es verdad. La armonía con que
viven árboles y plantas muestra su mutuo respeto. Esto también se
aplica al reino animal. Los leones sólo matan cuando tienen hambre.
Las plantas bajo la sombra de los árboles no se quejan, y los
animales no consumen más alimento del necesario.
En un artículo del número marzo-abril de la gaceta científica
estadounidense 21st Century Science and Technology, Warren J.
Hamerman señala que la materia orgánica de los seres humanos genera
una frecuencia que puede representarse mediante un sonido alrededor
de 42 octavas por arriba del do central (la nota cercana al centro
del teclado de un piano). El estándar moderno del do central es de
aproximadamente 262 hercios, lo cual significa alcanza los 570
billones de hercios.
Como éstos indican las
vibraciones por segundo, los seres humanos vibran a 570 billones de
veces por segundo, número que excede a la imaginación y revela un
increíble y maravilloso potencial oculto.
Es difícil concebir 42 octavas, pero considera que la frecuencia del
ser humano es inmensamente diversa y no tiene paralelo. Guardamos
todo un universo en nuestro interior lleno de frecuencias
sobrepuestas que componen una sinfonía de proporciones cósmicas.
Cuando hablo a la gente sobre vibraciones y frecuencias, recurro a
lo que me gusta llamar teoría del do-re-mi-fa-sol-la-si. Esta
sencilla teoría explica que la frecuencia de todo en el cosmos puede
resumirse en siete partes: do, re, mi, fa, sol, la y si.
El universo consta de cosas, innumerables, cuyas frecuencias van de
la más baja hasta la más alta. Quizá sea útil visualizar las teclas
del piano alineadas en orden, comenzando por el sonido más grave. Si
presionas las teclas blancas, tocarás do, re, mi, fa, sol, la y si.
Cuando subes una octava en el teclado —es decir, de un do al
siguiente— la frecuencia se duplica. En otras palabras, la
duplicación de frecuencias dividida entre siete partes es do, re,
mi, fa, sol, la y si. Por ende, la repetición de los siete sonidos
los expresa desde el más grave hasta el más agudo.
Pero, ¿qué iluminación puede obtenerse al ver la frecuencia como
sonido?
La revelación más importante es la resonancia. Los sonidos con la
misma frecuencia resuenan. Esto puede entenderse al usar un
diapasón, artefacto en forma de 'Y' empleado para afinar un
instrumento o marcar la entonación de la voz.
Cuando se golpea el diapasón con un martillo de goma produce el
sonido de la nota la, y un cantante responde con un la; diapasón y
voz crean la onda sonora de una sola frecuencia. A esto se le llama
resonancia. Cuando una parte crea una frecuencia y la otra responde
con el mismo sonido, ambas resuenan. Se dice que las cosas similares
se atraen, y así las vibraciones se atraen e interactúan una con la
otra.
Si observas con cuidado, el mismo fenómeno ocurre en todo lo que te
rodea. Un perro que va por la calle puede no responder a otro que
encuentre cerca, pero es muy probable que sí responda a un perro al
otro lado de ia calle. Los perros suelen aullar cuando escuchan el
sonido de una sirena, lo cual podría ser una resonancia.
Y esto también sucede en las relaciones humanas: personas que
generan frecuencias similares se atraen, de lo cual surge la
amistad. Algunas permanecen indiferentes entre sí, sin importar cuan
cerca se encuentren en el terreno físico, Pero, si alguien que no te
agrada se acerca a ti y tú reaccionas, significa que, de alguna
manera, resuenas con tal individuo.
El gran secreto de las artes marciales japonesas es ganar sin
pelear. En esencia, esto significa no resonar con el enemigo. Pelear
y ganar provoca una resonancia con el enemigo y, así, el nivel de
relación es muy bajo.
Cuando las frecuencias son incompatibles no resuenan. No podemos
aceptar lo que fundamentalmente es diferente de nosotros.
Sin embargo, es interesante que la resonancia puede producirse
incluso cuando las frecuencias no son idénticas. Esto ocurre, por
ejemplo, cuando la frecuencia se duplica. Si tocamos en el piano la
tecla la correspondiente a 440 hercios junto con la tecla la una
octava abajo, a 220 hercios, se genera un agradable sonido
resonante, lo cual también sucede al responder a un diapasón con un
sonido una octava abajo.
Cuando la diferencia de frecuencia es del doble, triple, cuádruple,
óctuple, etcétera —o de la mitad, una cuarta parte, en fin— de un
sonido dado, también se produce resonancia. El principio de esta
relación se extiende al infinito. No importa cuan lejanas sean las
frecuencias, si uno de los dos números es múltiplo del otro, creará
resonancia. Asimismo podemos decir que por cada sonido en cada nivel
existe otro resonante en todos los demás niveles.
Si piensas en esto, verás que la gente se siente atraída por Cristo,
Buda y otros personajes que emiten un alto nivel de vibraciones,
pero también por la escoria de la sociedad (Bonnie y Clyde). Quizá
parezca no congruente, pero puede explicarse porque las personas
resuenan con otras en varios niveles. Tal vez esta dicotomía
constituya un aspecto natural de la vida.
Algo que puede ayudarnos a comprender mejor lo anterior es cómo
interpretar, desde la perspectiva de vibraciones y frecuencias, el
fenómeno de dos personas que se enamoran.
El amor es una especie de resonancia. Por ejemplo, si la capacidad
de tu nivel de frecuencia es diez, resonarás con otras personas del
mismo nivel, o quizá con alguien que posea uno superior, digamos de
doce.
Cuando las personas resuenan y se enamoran, se elevan al nivel más
alto de su capacidad. Si alguien con una capacidad diez, de la cual
sólo ha usado cinco partes, se enamora de un nivel doce, entonces él
o ella naturalmente hará uso del nivel diez de su capacidad,
aumentando la frecuencia.
Cuando estás enamorado, te desempeñas mejor en el empleo, y es
posible que tu trabajo (y a menudo tu entorno) cambie sin que lo
adviertas. Las personas que continúan trabajando bien en edad
avanzada, de manera casi inevitable están enamoradas. Claro que no
se limitan al amor de pareja, sino que incluyen respeto y atracción
desinteresados hacia otras personas. El amor tiene el efecto de
elevar nuestro nivel de frecuencia y hacernos brillar.
¿Acaso no sería
maravilloso que pudiésemos estar enamorados toda la vida?
La mayoría de los objetos en la naturaleza emiten frecuencias
estables. En lo básico, todos los gorriones suenan igual (aunque
quizá los gorriones reconozcan ligeras diferencias), y los sonidos
que producen perros o gatos no presentan muchas variaciones. En
cambio, el ser humano es capaz de utilizar toda la escala, do, re,
mi, fa, sol, la y si, para crear bellas melodías. ¿No crees que es
una capacidad maravillosa?
Los humanos somos los únicos que resonamos con todas las demás
criaturas y objetos de la naturaleza. Podernos hablar con todo lo
que existe en el universo, Transmitir y recibir energía. Pero, esta
habilidad es un arma de doble filo. Cuando la gente sólo actúa en
beneficio propio, emite una energía que destruye la armonía de la
naturaleza.
El descuido de nuestra Tierra es resultado de un afán desmedido por
la utilidad y por la satisfacción de la codicia, iniciada con la
Revolución Industrial. Esto ha llevado a la gente a un estilo de
vida basado en el consumo, lo que amenaza seriamente el medio
ambiente global.
Acabamos de iniciar un nuevo siglo y nos hallamos en un momento
histórico que requiere cambios drásticos en nuestra manera de
pensar. Sólo los humanos podemos resonar con el resto del mundo. Por
ello, es indispensable cambiar las ideas, de modo que vivamos en
armonía con la naturaleza, atajando la destrucción de la Tierra. Las
vibraciones que proyectemos y el tipo de planeta que construyamos,
dependerá de cada individuo.
¿Cómo elegirás vivir?
Si llenas tu corazón con amor y gratitud, te encontrarás rodeado de
muchas cosas que podrás amar y agradecer; incluso podrás acercarte
más a la vida de salud y felicidad que buscas.
Pero, ¿qué ocurrirá
si emites señales de odio, insatisfacción y tristeza? Entonces quizá
te conviertas en alguien odioso, insatisfecho y triste.
La vida que llevas y el mundo en que vives dependen de ti.
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