CAPÍTULO TRES -
La conciencia crea todo
Desde que comenzó mi fascinación por los maravillosos poderes del
agua, he tenido oportunidad de ver y realizar experimentos con
varios tipos de agua provenientes de todo el mundo. Cada muestra de
agua de una parte distinta tiene características únicas y bellas.
También he presenciado con mis propios ojos cómo se ha contaminado
el agua del planeta. La Organización Mundial de Comercio declaró que
el siglo XX comenzó con guerras por el petróleo, pero que en el XXI
veremos guerras por el agua.
Ya he mencionado que, en Japón, el agua de grifo es incapaz de
formar cristales completos debido al uso del cloro. El cloro, cuya
utilización se introdujo en Londres a principios del siglo XX, se ha
empleado en Japón durante más de 50 años.
A diferencia del agua de grifo, el agua de manantial, de corrientes
altas de ríos y otras fuentes naturales crea hermosos cristales. Sin
embargo, la mayor parte del agua que hoy emerge del suelo cayó de
las nubes hace más de 50 años: más o menos la época en que comenzó
la industrialización en Japón.
La contaminación del agua pluvial ha alcanzado una escala global. Yo
he intentado tomar fotografías de cristales con agua de grifo de una
ciudad japonesa contaminada con dioxina, pero no pude lograr que
produjera el menor indicio de un cristal. Los desechos industriales
circulan, y en su trayecto, contaminan el agua y esparcen toxinas
por todo el mundo.
Pero hay esperanzas. Los habitantes de la ciudad que tiene agua
contaminada con dioxina se han interesado mucho en protegerla. Ahora
cada año es más fácil que forme cristales.
La contaminación se crea dentro de nuestra propia conciencia.
Nosotros empezamos creyendo que deseábamos un estilo de vida que nos
proporcionara abundancia y comodidad a cualquier costo. Este egoísmo desembocó en la contaminación del ambiente que ahora afecta
cada rincón del mundo.
Por medio de las fotografías de cristales, hemos visto que el agua
es el espejo de nuestra alma. Pero, ¿cómo se ve nuestra alma y como
debería verse? Éstas son preguntas que sólo el agua puede responder.
¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Cuál es nuestro papel en la protección
de este planeta? Sólo podemos considerar estas preguntas cuando
reconocemos la grandeza del ser humano. Quizá ya es hora de que
dejemos de vernos como agentes de! mal. Creo que subestimamos las
capacidades innatas que cada uno de nosotros tiene. Tenemos un
enorme poder.
Los científicos calculan entre 108 y 111 elementos. (Yo sospecho que
el número correcto es 108 por razones que luego explicaré.) Hasta
ahora, se ha verifica^ do la presencia de 90 elementos en el cuerpo
humano (de todas las criaturas vivientes, sólo el hombre incluye
tantos elementos). Pero sospecho que aún quedan elementos por
descubrir en nuestro interior, o que obtendremos los restantes
conforme evolucionemos, lo cual nos pondrá más cerca de convertirnos
en ser humanos completos.
Las criaturas más evolucionadas tienen una mayor disposición de
elementos. Comparados con los seres humanos, las plantas contienen
mucho menos elementos. Pero, ¿qué ocurre cuando se tienen menos
elementos? Podemos deducir que a menos elementos corresponde una
menor capacidad para las emociones. Otros animales pueden sentir
dolor, pero lo más probable es que sólo los humanos (y otros
animales cuya evolución es cercana a la nuestra) somos capaces de
sentir tristeza y pasión.
Si consideramos que el cuerpo humano es un universo en sí mismo, la
conclusión natural es que llevamos todos los elementos dentro de
nosotros. De acuerdo con el budismo, el ser humano nace con 108
deseos terrenales (como confusión, apego, celos y vanidad), los
cuales nos torturan a lo largo de nuestra vida. Creo que es lógico
concluir que estos 108 deseos terrestres tienen su contraparte en
los 108 elementos.
De hecho, el aparato detector de vibraciones que introduje en Japón
estuvo muy cerca de demostrar esto. Fue capaz de medir las
vibraciones únicas que se emiten a nuestro alrededor y de
transcribirlas en el agua. Yo pude medir vibraciones provenientes de
distintas personas, y descubrí que las negativas que emitimos se
corresponden con las que emiten los diversos elementos.
Por ejemplo, las vibraciones que crea la irritación son equivalentes
a las del mercurio; las del enojo a las del plomo; y las de la
tristeza a las del aluminio. De la misma manera, la incertidumbre se
relaciona con el cadmio, la desesperación con el acero y el estrés
con el zinc.
En años recientes, se ha señalado que el uso de sartenes y
utensilios de cocina hechos de aluminio puede contribuir al
desarrollo de Alzheimer. Si es cierto, es probable que el aluminio
tenga la misma frecuencia vibratoria que la tristeza, y así, la
tristeza; y la melancolía de la senectud resuenan con el aluminio,
lo que provoca Alzheimer.
Joan Davis, científica cuyos estudios sobre el agua mencioné en el
capítulo anterior, relató esta interesante anécdota:
Un físico realizó un experimento en el que estudió cómo la posición
de las estrellas afectaba al agua. Mediante el uso de agua que
contenía diversos minerales, probó lo fácil que el papel la absorbía
cuando las estrellas se encontraban en determinadas posiciones.
Lo que encontró fue que cuando Saturno tenía una gran influencia en
la Tierra, el plomo respondía al ser absorbido por el papel,
mientras otros elementos como cobre, plata y acero mostraban una
respuesta mínima o nula.
A partir de esto, podemos deducir que existe una conexión cercana
entre Saturno y el plomo. Los metales resuenan con las emociones y
los estados anímicos de la gente, así que la siguiente deducción
lógica es que Saturno guarda una relación cercana con el enojo.
Quizá la relación entre constelaciones y personalidad, de la que
hablan astrólogos y otras personas esté vinculada asimismo con los
metales.
Esta teoría es muy significativa para mí, en especial desde que
tengo mis propias ideas sobre la relación entre los 108 deseos
terrenales y los elementos. El número de planetas del sistema solar
es nueve, que multiplicado por doce da como resultado 108. Mediante
la tabla periódica, es posible que algún día seamos capaces de
identificar con qué planeta se relaciona cada elemento.
Incluso, mientras escribía el borrador de este libro, vi un programa
de televisión en el cual decían que todos los elementos de la Tierra
fueron creados por la elevada temperatura de una estrella que
explotaba en el lejano espacio exterior. Y ésta es sólo otra de las
interesantes piezas del rompecabezas.
A lo largo de nuestra vida, estaremos sujetos a los 108 deseos
terrenales; pero, ¿cómo debemos lidiar con emociones negativas que
parecen inevitables?; saber cómo lidiar con éstas es el conocimiento
que necesitamos para tener éxito en esta vida. Y, ¿qué debemos hacer
si descubrimos que nuestra mente está llena de enojo, tristeza,
envidia u otros pensamientos negativos?
Primero necesitamos entender que no es posible ni necesario
deshacernos de nuestras emociones. No hay
nadie libre por completo de pensamientos negativos. Todos llevamos
un recuerdo de nuestros antepasados más lejanos, que se remonta al
surgimiento del primer ser humano; estamos destinados a heredar una
porción de su negatividad.
Sin embargo, resulta en verdad doloroso no librarnos de los
constantes pensamientos y sentimientos negativos que nos carcomen el
alma: aunque sólo sea por un momento, ¿cómo podemos empezar a
liberarnos de toda la negatividad?
Con base en los principios de la vibración, la respuesta es muy
clara. Todo lo que necesitamos es emitir la emoción opuesta a la
negativa. Al combinar dos ondas opuestas, la emoción negativa
desaparece.
Hace pocos años, una universidad japonesa desarrolló un método para
borrar sonidos con sonidos. Produjeron un ruido que sirviera para
borrar el ruido no deseado; así, crearon un espacio silencioso (que
podía estar, por ejemplo, alrededor de un teléfono). Al identificar
la longitud de onda del sonido indeseado, los investigadores crearon
el ruido exactamente opuesto y lo transmitieron por las bocinas, lo
cual eliminaba el sonido en un área específica. Este mismo método ya
se ha utilizado para nulificar el ruido producido por motores de
automóviles.
Hay un paralelismo entre este principio y las emociones humanas. A
cada emoción negativa corresponde una positiva exactamente opuesta.
La siguiente lista
contiene emociones que crean frecuencias contrarias:
odio - gratitud enojo
- bondad miedo - valor ansiedad - paz mental presión
- presencia de ánimo
Si dos emociones opuestas emiten la misma onda es significativo por
dos razones. La primera es que, al igual que el doctor Jekyll y el
señor Hyde, todos tenemos dos caras. Tal vez te hayas percatado de
que las personas malhumoradas tienden a llorar pronto, y no es raro
que alguien a quien todo mundo considera buena persona de repente
cometa un crimen. A menudo escuchamos sobre un hombre amable y
gentil con su novia, se vuelve amenazador y violento tan pronto como
ella le dice que lo abandonará.
Mientras que no hay nadie sin un poco de maldad, tampoco lo hay del
todo perverso. El hecho de que alguien posea emociones contrarías lo
hace humano.
Si la emoción del odio ha llegado a enfermarte, necesitas buscar
curación en el aprecio.
Jero aunque sepas esto, tal vez se te dificulte llenar corazón con
gratitud si ya está colmado de odio por otras personas. En esos
momentos, acaso sea útil recurrir a un sanador. Es posible que el
agua milagrosa de Lourdes en Francia, de la cual se dice que tiene
poderes curativos, esté llena de sentimientos de aprecio por la
virgen María.
Como resultado, la gente que ha enfermado por
vibraciones de odio puede curarse de manera milagrosa bebiendo el
agua bendita.
Es el mismo principio de la homeopatía. ¿Por qué, cuando un veneno
se diluye en agua al punto de no detectarse físicamente, la solución
tóxica se convierte en terapéutica? Cuando la sustancia en sí ha
desaparecido, y lo que permanece es información de la vibración,
tanto el veneno como el medicamento se convierten en lo mismo.
Si se piensa con lógica, los medicamentos no son buenos para el
cuerpo. Pueden aliviar síntomas y eliminar el dolor, pero también
convertirse en un poderoso veneno.
Los medicamentos que eliminan el dolor tienen la frecuencia
vibratoria opuesta al dolor que alivian. Al mezclar varias
sustancias en un laboratorio, serás capaz de encontrar la frecuencia
que buscas. Cuando inyectas la sustancia a un ratón y obtienes el
efecto deseado, puedes dar dicha sustancia a los humanos.
Cuando la droga entra en el cuerpo y elimina el dolor, las
vibraciones de las sustancias combinadas se
detienen y regresan a su estado original, en el cual emiten sus
vibraciones originales, sin embargo; si éstas dañan otras
estructuras celulares, se producen efectos secundarios nocivos.
Los medicamentos son útiles en el tratamiento de enfermedades, pero
en realidad no entendemos por qué funcionan. Cuando ves los
medicamentos desde la perspectiva de las vibraciones, obtienes una
imagen por completo distinta. Por ejemplo, durante una operación, la
frecuencia vibratoria dañada se trata con una frecuencia mucho más
poderosa. Supongamos que caes de un edificio y te estrellas contra
el piso.
En el momento del impacto, la frecuencia de tu cuerpo se
incrementa varios centenares de veces, lo que crea una situación
bastante crítica. Los cambios drásticos y repentinos en la
frecuencia del cuerpo desembocan en gran daño y dolor. En tales
casos, para que el tratamiento sea efectivo, debe involucrar
frecuencias iguales o más fuertes, lo que implica el uso del
escalpelo.
Por naturaleza, los instrumentos afilados tienen una
frecuencia alta, y el trabajo del cirujano es usarlos para hacer una
incisión en el cuerpo y regresar la frecuencia del paciente a la
normalidad.
En mi opinión, un médico que trate el cuerpo humano primero debe ser
un filósofo. En el pasado, el papel del médico de la comunidad
recaía en un
chaman o sacerdote, el cual exhortaba a la gente a seguir las leyes
naturales, a vivir correctamente y hacer uso de los poderes
curativos que se encuentran en la naturaleza.
Yo creo que, si los doctores atendieran no sólo las partes enfermas
del cuerpo sino también la conciencia humana, la necesidad de
médicos y hospitales disminuiría de manera notable. Las personas con
dolencias recurrirían a su filósofo más cercano para que les ayudara
a entender los errores cometidos, y entonces regresarían a casa
decididas a llevar una vida mejor. Es probable que los médicos del
futuro sean más consejeros que doctores.
Luego de hablar con mucha gente sobre sus problemas de salud, he
llegado a la conclusión de que, en buena medida, sus padecimientos
son resultado de e-mociones negativas. Si puedes borrar la causa de
tales emociones, esto significa que tienes una capacidad innata para
recuperarte de las enfermedades. No podemos subestimar la
importancia de ser personas positivas.
El pensamiento positivo fortalecerá tu sistema inmune y te ayudará a
iniciar el proceso de recuperación, un hecho que la comunidad médica
debe considerar. Por ejemplo, existe un médico que trata a sus
pacientes cancerosos por medio del alpinismo. Dar a la gente una
razón para vivir fortalece tanto su espíritu como su sistema inmune.
También hay un creciente interés en la medicina holística: tratar
los síntomas de la enfermedad, sin olvidar estilo de vida y
bienestar psicológico del paciente. De hecho, algunos médicos
formaron hace poco la Sociedad Japonesa de Medicina Holística para
promoverla en Japón.
Ya ha pasado la época en que sólo se creía en lo que podía verse, y
ahora comenzamos a abrir nuestros ojos a la importancia del alma.
Éste es un movimiento en la dirección correcta, y creo que se
convertirá en la manera de pensar de la mayoría de la gente en este
siglo.
En esencia, el cuerpo humano es agua y la conciencia es alma. Los
métodos que ayudan a que el agua fluya son mejores que todos los
demás a nuestro alcance. Todo es cuestión de mantener el alma en
estado incontaminado. ¿Te imaginas que el agua capaz de formar
hermosos cristales fluyera por todo nuestro cuerpo? Esto puede
suceder si tú lo permites.
Entre todas las medicinas, no hay ninguna que supere los poderes
curativos del amor. Desde que me di cuenta de esto, he dicho a la
gente que la inmunidad es el amor, ¿Qué puede ser más efectivo para
vencer los poderes negativos y devolver la vitalidad al cuerpo?
Sin embargo, hace poco sentí la necesidad de cambiar mi
terminología. Ahora sé que no sólo el amor produce inmunidad, sino
la combinación de amor y gratitud. Y me convencí de ello a partir
del siguiente experimento.
Calenté agua en un horno de microondas y luego traté de ver el
impacto del campo magnético en los cristales. Utilicé dos tipos de
agua: agua destilada y agua de grifo a la que había mostrado las
palabras "amor, gratitud". Los cristales producidos por el agua
destilada eran deformes e incompletos, pero el agua expuesta a las
palabras amor y gratitud formaron cristales completos. Es decir, el
amor y la gratitud hicieron al agua inmune a los efectos dañinos del
campo magnético.
Ya he mencionado que el agua a la que mostré las palabras amor y
gratitud forma los cristales más hermosos. Y claro que la sola
palabra amor puede crear cristales maravillosos, pero la combinación
de los términos amor y gratitud da a los cristales una profundidad
y un refinamiento únicos, con un brillo similar al de un diamante.
También descubrí que los cristales expuestos a ambas palabras se
parecían más a los formados por el término gratitud que a los
generados por la palabra amor. Esto indica que la vibración de la
gratitud es más poderosa y tiene mayor influencia. El amor tiende a
ser una energía más activa, el acto de entregarse de manera
incondicional. En contraste, la gratitud es una energía más pasiva,
un sentimiento que proviene de haber recibido algo — saber que se te
ha otorgado el don de la vida y extender ambas manos para
recibirlo con alegría.
Quizá la relación entre amor y gratitud sea similar a la existente
entre el Sol y la sombra. Si el amor es el Sol, la gratitud es la
Luna. Si el amor es el hombre, la gratitud es la mujer.
Entonces, ¿por qué la energía pasiva de la sombra o la gratitud es
más fuerte que el amor? Cuando pensaba en esta pregunta, encontré un
concepto interesante, el cual se convirtió en una pista importante
para responder la pregunta de cómo podemos y debernos vivir nuestra
vida.
¿Cuál es la relación entre amor y gratitud? Para responder, podemos
tomar al agua como modelo. Una molécula de agua se compone de dos
átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, y está representada por la
fórmula H20. Si, al igual que el oxígeno y el hidrógeno, el amor y
la gratitud estuviesen unidos en una proporción de 1 a 2, la
gratitud sería dos veces más grande que el amor.
Sugiero que tener el doble de gratitud que de amor es el equilibrio
que debemos procurar. Durante un seminario, tras haber mencionado
esto en mi presentación, dos jovencitas se me acercaron y dijeron:
"Estamos muy impresionadas. ¿Acaso no dijo que la gente tiene una
boca para hablar y dos oídos para escuchar?"
"¡Correcto!,
¡absolutamente correcto!" exclamé, y supe que me había
vuelto un poco más sabio.
Cuando observamos el
mundo natural, podemos ver que la energía pasiva tiene mayor fuerza.
Los peces producen una enorme cantidad de huevos, pero no todos
maduran. Sólo una pequeña porción de pececillos alcanzan a salir de los huevos, mientras los sobrantes
son alimento de otras criaturas,
Pero, ¿acaso ha vivido el ser humano con dos partes de gratitud y
una de amor? Sospecho que ha ocurrido justo lo contrario.
Claro está que no puede negarse la grandeza del amor, y la mayoría
de la gente comprende el poder del amor. Sin embargo, nos hemos
criado en una cultura enfocada por completo en la energía del amor,
sin prestar mucha atención a la otra parte de la fórmula.
La atención del ser humano se ha alejado de lo que no puede ver,
concentrándose en el mundo físico, obvio. Y para hacer este mundo
físico lo más nuestro posible, hemos talado bosques y agrandado los
desiertos en un intento por asegurar el dominio supremo de nuestra
cultura.
Es posible que estos avances de la sociedad humana sean en verdad
consecuencia del amor —a nuestra familia y a nuestro país— pero si
seguimos viviendo con base en esta estrategia, nuestros conflictos
no tendrán fin. La historia del siglo XX fue la de luchas y guerras.
Quizá por fin comenzamos a ver que la actual dirección no nos lleva
a ningún lado. Hemos sacrificado demasiadas cosas para asegurarnos las riquezas de la vida. Hemos
destruido los bosques, perdido el agua limpia y segmentado y vendido
a la propia Tierra.
Hoy, el mundo requiere gratitud. Debemos comenzar por entender lo
que esto significa para tener suficiente. Necesitamos sentir
gratitud por haber nacido en un planeta con una naturaleza tan rica
y por el agua que hace posible la vida. ¿En verdad sabes lo
maravilloso que es dar un gran respiro de aire puro?
Si abres los ojos, verás un mundo lleno de cosas que merecen tu
gratitud.
Y cuando te conviertas en la encarnación de la gratitud, piensa en
cuan pura será el agua que llenará tu cuerpo.
Cuando esto ocurra, tú
mismo serás un hermoso y radiante cristal de luz.
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