CAPITULO CINCO -
Una sonrisa que llena el mundo
Movido por el deseo de que la mayor cantidad de gente posible supiera
algo acerca de los maravillosos misterios del universo como lo
revelan los cristales de agua, publiqué mi colección de fotografías
en Japón, pero donde tuve una respuesta mayor fue en Europa. Parece
que ocurrió un efecto en cadena en el alma de las personas, el cual
se extendió a una velocidad mucho más rápida de lo que yo habría
podido imaginar.
Pero, ¿qué captó el interés de tanta gente en tantos países
diferentes? Creo que cuando una persona observa fotografías de
cristales de agua, ocurre un cambio físico en el agua de su cuerpo.
El agua tiene un mensaje: el
mundo está unido por el amor y la gratitud.
Amor y gratitud son principios fundamentales de la naturaleza. Al
final de su larga travesía por el cosmos, el agua llegó a la Tierra
con amor y gratitud en su interior. Este amor y esta gratitud
crearon el primer atisbo de vida, y luego proporcionaron los
nutrientes requeridos para el crecimiento. La observación de
fotografías de cristales de agua despierta una memoria primitiva
contenida en lo más profundo del agua de cada una de nuestras
células.
El mensaje del agua es: amor y gratitud. Revisa las fotografías de
cristales que se encuentran en las páginas 129 a 160 de este libro.
Estas imágenes reflejan la belleza de nuestro mundo. Todas indican
el cambio ocurrido en el agua como resultado de su exposición a
escenarios y músicas de varias partes del mundo, e incluyen una
comparación entré agua natural y de grifo.
Como mencioné en el primer capítulo, el mundo conoció mi trabajo
mediante mi primera colección de fotografías de cristales de agua.
Fue posible gracias a los esfuerzos de Shizuko Ouwchand, holandesa
de origen japonés quien ahora es mi intérprete.
Por recomendación de un conocido común, Shizuko visitó mi oficina
menos de un mes después de que esta colección de fotografías se
publicó en Japón, y yo le mostré un ejemplar del libro.
En el momento que vio las fotografías, puedo decir que quedó
impresionada. Justo ahí y entonces, compró 77 ejemplares del libro,
los cuales envió a sus amigos y conocidos en Holanda, Suiza,
Alemania, Estados Unidos, Australia y otros países.
Poco tiempo después de enviar los libros, comenzó a recibir una
enorme cantidad de respuestas de esas personas. Era como si los
cristales hubieran sido justo lo que tanta gente buscaba: lo que
necesitaba para enfrentar los tiempos difíciles en que vivimos.
Tiempo después, Shizuko me invitó a hacer una presentación en un
seminario anual que imparte en Zurich, Suiza, llamado "En busca de
joyas humanas".
Una semana después de ese acto, se celebró una gran reunión anual;
con ayuda de Shizuko, tuve la oportunidad de impartir una
conferencia a varios periodistas y dar entrevistas para que se
publicaran artículos en algunas revistas. El resultado fue una
enorme ola de interés y comprensión hacia mi trabajo.
Una de las personas que estuvieron detrás de este gran
acontecimiento fue Manuela Kíhm quien, al igual que muchas otras,
vio la colección de fotografías y quedó encantada.
Ella envió el
siguiente mensaje:
Tengo dos hijos y sé que ocurre un efecto completamente distinto
cuando hablas a los niños con amor y cuando sólo les das órdenes.
Esa es la diferencia entre decir "hagámoslo" y "hazlo" También entiendo con
claridad que esto se siente en cada una de nuestras células.
Los cristales nos enseñan cosas muy importantes en la vida diaria.
Todos los días, estamos rodeados por campos magnéticos. Ya nos
resulta imposible vivir sin computadoras. Pero podemos ver con
claridad que hay una gran diferencia entre no ser consciente del
riesgo de los campos magnéticos, y ser consciente y cuidadoso al
respecto. En verdad quedé muy impresionada.
Después de ver las fotografías, Manuela me invitó a impartir un
seminario que ella organizó. Primero propuso a una agencia ambiental
de un pequeño pueblo llamado Sanglant una conferencia sobre el tema
y el medio ambiente; le dijeron que no podían ayudarnos porque el
tema era muy delicado. Entonces, se dirigió a personas más abiertas
en asuntos espirituales, y juntó a grupos que deseaban explorar lo
que no puede observarse a simple vista. Todos los que escucharon
sobre los cristales de agua se veían notablemente impresionados e
inspirados.
Gracias a los esfuerzos de Manuela, en el transcurso de una semana
di charlas en tres ciudades suizas, y regresé a Japón con la
conciencia de que había muchas personas que deseaban saber más
acerca de lo que yo hacía.
A la primera invitación de Manuela, siguieron muchas más, y en todos
los lugares donde he tratado el tema de los cristales de agua, la
respuesta ha sido maravillosa. He tenido oportunidad de realizar
varios viajes a Europa para dar conferencias y charlas en salas
rebosantes de gente que tiene interés personal y profesional en el
agua.
Los artículos publicados en revistas generaron aún más interés en el
extranjero, y conforme más y más gente mostraba interés en mi
colección de fotografías, comencé a recibir infinidad de peticiones
para dar conferencias y hacer presentaciones.
La información sobre mi trabajo se extendió de Europa a Estados
Unidos, donde se me invitó a impartir una conferencia en Harvard y
otra en una "escuela gratuita" en los alrededores de Boston, a la
cual asistían niños que no encajaban en la sociedad estadounidense,
tan contaminada por armas, drogas y violencia. Quizá la sensibilidad
de los estudiantes los hizo más receptivos a la información sobre
cristales de agua.
Estoy bastante seguro de que los alumnos se
fueron con la conciencia de que las palabras descorteces son dañinas
tanto para el agua como para otras personas, imagino, con una
sonrisa en mis labios, que regresaron a sus hogares ese día y
pidieron a sus padres que dejaran de decirles cosas como "¡haz tu
tarea!" o "¡arregla tu habitación!"
Pero éste es sólo un aspecto del fenómeno de la resonancia. A medida
que la gente cuya alma ha sido lastimada de alguna forma aprende
sobre los cristales, el mensaje del agua se expande por el mundo con
una rapidez aún mayor.
Quizá también podamos decir que éste es el resultado de la búsqueda
de respuestas que ha emprendido la gente en esta época tan
turbulenta. No tengo duda de que los cristales de agua se
convertirán en punto de referencia para las personas de todo el
mundo que tratan de dar sentido al caos.
Mis visitas a Alemania, Suiza, Holanda; Inglaterra, Francia, Italia,
Canadá y Estados Unidos me han dado la oportunidad de conocer a
muchas personas de diversas partes del mundo que también realizan
investigaciones relacionadas con el agua. Tal vez debido al misterio
que rodea al agua, los enfoques son variados y poco convencionales.
El gran interés en el agua hace que todo el tiempo se realicen
simposios y otros actos similares alrededor del mundo, lo cual me
mantiene bastante ocupado: a veces demasiado. El simposio de Suiza
se ha realizado dos veces más en la ciudad de Lucerna, y es muy
probable que continúe creciendo y se haga más internacional con el
paso del tiempo. También he participado en reuniones organizadas en
Australia e Inglaterra.
En un principio, me preguntaba cuánto interés habría en Europa y
otras partes del mundo acerca del agua; ahora sé que hay países que
están tanto o más interesados que Japón respecto a este tema.
Recuerdo haber oído sobre un grupo de japoneses que visitaba el lago
Zurich.
Era tan hermoso que uno de los viajeros preguntó al guía de
turistas:
"¿Cómo es que no hay nada de basura por aquí?"
El guía,
para quien la limpieza del lago era algo normal, no supo qué
responder y, en cambio, preguntó al japonés:
"¿Por qué la pregunta?"
Dondequiera que voy, tomo diapositivas de las fotografías de
cristales de agua, y luego muestro al público los cristales formados
con su agua. Cuando los europeos escuchan mi mensaje y ven las
transparencias, se muestran bastante sorprendidos e impresionados.
Esas respuestas tan francas indican que ellos tienen una conciencia
muy elevada en lo relativo al agua.
Sin embargo, mis investigaciones resultan limitadas cuando hago
cristales en Japón; por ello hay personas que me han pedido abrir un
centro de investigaciones en Europa. En respuesta a ello, he
empezado a hablar sobre un concepto que ha dominado mi mente durante
mucho tiempo.
Este concepto es grande y único: deseo crear un centro de
investigaciones cuyo edifico tenga la forma de un cristal hexagonal
de agua. El laboratorio para estudiar cristales de agua se ubicará
en la parte central, y alrededor de dicha área se construirán otros seis
laboratorios para estudiar otros temas y campos de la ciencia:
física y matemáticas; biología y medicina; astronomía y
oceanografía; filosofía y religión; química e ingeniería. Cada uno
de los laboratorios se enfocará en dieciocho categorías de
investigación, lo cual dará un total de 108 categorías.
He pensado en ello durante mucho tiempo, sobre todo desde que
comencé a preguntarme por qué el medio ambiente terrestre se
encuentra en tan mal estado, por qué la gente está tan confundida y
por qué nuestra civilización es como es. Analizar tales preguntas me
llevó a la conclusión de que todo esto es resultado de la
combinación de dos factores: primero, el orgullo y la corrupción de
la comunidad científica; segundo, el hecho de que las autoridades
consienten y fomentan la formación de una sociedad así.
Por supuesto, hay científicos que tienen un criterio propio y
trabajan de acuerdo con lo que les dicta su conciencia. Sin embargo,
cuando consideramos la situación de la sociedad, nos damos cuenta de
que en realidad son muy pocos los investigadores que realizan sus
actividades con el propósito de perpetuar la raza humana y purificar
el planeta que habitamos.
Esto no describe, por ejemplo, a los científicos oficiales del
gobierno japonés, quienes insisten en que el
agua debe tratarse con cloro, lo que ocasiona un deterioro general
de la sociedad.
Pero resulta claro que los hombres de ciencia no son los únicos
responsables de] problema. Los cimientos de la sociedad se han
debilitado tanto que ya no es posible que un pequeño grupo de
investigadores modifique la dirección tan lamentable hacia donde nos
dirigimos.
¿Cómo podemos cambiar esa dirección y hacer algo para mejorar de
manera significativa la deprimente situación que domina a la
comunidad científica? Creo que debemos empezar por cambiar el
ambiente y los sistemas relacionados con dicha comunidad.
En el laboratorio que tengo en mente, la comunidad local se unirá
para apoyar a los científicos, quienes se enfocarán en su propio
campo y también interactuarán con científicos de otras áreas, lo
que les dará una amplia perspectiva para estructurar el curso de sus
investigaciones. La comunidad también ayudará a asegurar el
financiamiento necesario y otros apoyos que investigadores
individuales no pueden obtener por sí mismos en la actualidad.
Espero que esto tenga como resultado descubrimientos y avances que
en verdad contribuyan a mejorar el futuro de la Tierra y la
humanidad.
De repente me llega una imagen de investigadores reunidos en la
cafetería central para sostener discusiones durante su desayuno y almuerzo, anunciando los resultados de
su trabajo durante la tarde.
Sé bien que muchos obstáculos deben superarse para que este sueño se
convierta en realidad, pero ahora siento que ya se ha dado el primer
paso.
No importa cuáles sean tus intenciones, anunciarlas es un paso
importante. Puedo decir esto con toda confianza, pues tengo muchos
años de experiencia en tales asuntos. Desde que era niño, siempre
expresaba lo que pensaba y lo que quería hacer, y por ello siempre
me decían que hablaba demasiado. Pero manifestar algo es una manera
de atraer energía hacia ti. Cuando dices algo a otras personas, la
energía fluye de , manera especial hacia ti y te ayuda a alcanzar
tus metas.
A la expresión de tus intenciones sigue la realización de las
mismas. Con esto no sugiero que hagas declaraciones irresponsables:
es importante decir lo que en verdad sientes en tu interior. Tus
palabras son tus promesas, así que cuando dices algo, debes tener la
determinación de comprometerte con ello. Además, cuando permites que
otras personas conozcan tus intenciones, a menudo recibes la ayuda
que necesitas de fuentes inesperadas.
Las palabras tienen frecuencias vibratorias individuales y únicas, y
ya hemos visto cómo las palabras son una energía que influye en el
universo. Tus palabras tienen un poder propio que influye en el
mundo entero. Incluso podemos decir que las palabras que nos enseñan
algo acerca de la naturaleza son del Creador.
Conozco a un hombre que ha demostrado el poder y los beneficios de
las palabras mediante el uso de su propio cuerpo. Su nombre es Nobuo
Shioya, y me enorgullece llamarlo mi maestro. Tiene 101 años, pero
conserva la espalda recta y quienes lo han visto lo describen como
alguien fuerte y sano. Aún ahora, imparte conferencias —de pie—
durante una o dos horas varias veces al año. Practica golf todos los
días y asiste a un curso del mismo deporte una vez a la semana. Su
capacidad para conservarse es milagrosa.
El maestro Shioya afirma que el secreto de su salud está en su
propio y único método de respiración, Consiste en respirar hasta que
el aire llena los pulmones, lo cual provee oxígeno a todo el cuerpo,
mientras visualiza la energía del universo a su alrededor y lo llena
de fuerza vigorizante. Este método también nos muestra el poder de
las afirmaciones.
El maestro Shioya recomienda decir la siguiente
afirmación tras el ejercicio de respiración:
"El poder infinito del
universo se concentrará y traerá la paz verdadera a este mundo".
Es
una especie de oración, pero lo importante es la determinación con
que se expresa.
Según el maestro Shioya, existen partículas fantasmales que no
pueden observarse con los medios científicos actuales por hallarse justo en la frontera entre la tercera
y cuarta dimensiones. Las palabras dichas con determinación tienen
el gran poder de hacer que tales partículas se junten, lo que
permite lograr cosas en este mundo tridimensional.
En septiembre de 1999, tuve oportunidad de sentir el poder de las
palabras como lo expresa el maestro Shioya. Ese día, cerca de 350
personas se reunieron a orillas del lago Biwa, el más grande de
Japón. Yo había convocado a dicha reunión con la intención de
limpiar el lago. Reza un antiguo dicho japonés que si el agua del
lago Biwa está limpia, toda la de Japón lo estará. Otro propósito de
la reunión era orar por la paz en el mundo entero durante el siglo
que estaba a punto de comenzar.
Bajo la dirección del maestro Shioya, quien entonces contaba 97
años, esa gran multitud juntó sus fuerzas en una afirmación para la
paz mundial, la cual unió voces y corazones de todos los presentes.
Nuestros cantos podían escucharse alrededor de todo el lago, y se
creó un sentimiento especial que hizo estremecer nuestra columna
vertebral.
Tan sólo un mes después de dicha reunión, algo extraño ocurrió al
lago Biwa. Los periódicos informaron que algas pútridas que
aparecían cada año y ocasionaban un hedor insoportable, no habían
surgido ese año.
Sí no entiendes los principios del espíritu de las palabras, este
hecho te parecerá extraño, pero sabemos que dicho espíritu puede
influir en todo lo existente y cambiar el mundo casi de inmediato.
No tengo duda de que el espíritu de las palabras generado por las
oraciones para la paz mundial, limpió el agua del lago en sólo unos
instantes. Otro aspecto importante es que 350 personas se reunieron
para cantar juntas. La voluntad combinada de tanta gente actuó como
una fuerza para cambiar el universo.
A veces utilizo la teoría de la relatividad de Einstein (E = MC2)
para explicar este principio. Esta fórmula tiene un importante
significado adicional. La opinión general es que E = MC2 significa:
"La energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al
cuadrado".
Sin embargo, también podemos interpretar la C como la
conciencia y no como la velocidad de la luz. Como M representa la
masa, podemos interpretar esto como el número de personas enfocadas
de manera consciente.
Esta interpretación la aprendí de mi profesor Hoang Van Duc,
especialista en psico-inmunología nacido en Vietnam. Hace más de diez
años, cuando lo invité a un seminario que impartía en Japón,
mencionó en una conversación casual que la "C" contenida en la
fórmula E = MC2 no se refería a la velocidad de la luz, sino a la
conciencia.
Esta perspectiva me dejó
una impresión profunda y duradera; tiempo después, cuando pensaba
acerca de las vibraciones y cómo debía vivir la gente, de repente
recordé sus palabras.
Ya ha pasado casi un siglo desde que Einstein dio a conocer su
fórmula al mundo. No hay manera de saber si el propio Einstein
consideraba la posibilidad de que C representara la conciencia, pero
como todo en el universo es relativo, no podría decirse que es un
error ver la fórmula de esta manera.
Se dice que la gente utiliza, cuando mucho, 30 por ciento de sus
capacidades, pero si podemos incrementarlas tan sólo en uno por
ciento, de acuerdo con la fórmula, esta cantidad se elevará al
cuadrado, lo que duplicará la cantidad de energía. Si toda la gente
aumentara su conciencia al mismo tiempo, la diferencia energética
sería enorme.
Sí llenamos nuestra vida de amor y gratitud por todo, esta
conciencia se volverá un poder maravilloso que se expandirá por todo
el mundo. Y esto es lo que los cristales de agua intentan decirnos.
Acabo de describir cómo la oración y los pensamientos bien
intencionados de un grupo de personas fueron capaces de purificar el
agua de un lago, y quienes han visto las fotografías de los
cristales no deberán sorprenderse de que nuestros pensamientos
tengan la capacidad de cambiar el agua. Hace varios anos, quise dar
otro paso para establecer las bases
científicas de mis teorías, pero no estaba muy seguro de cómo
logrado.
Y un día que por casualidad abrí el periódico, encontré la
señal que buscaba. El encabezado que atrapó mi atención hablaba
sobre la posibilidad de emplear el ultrasonido para descomponer la
dioxina en agua. El artículo informaba sobre el desarrollo de una
tecnología para exponer el agua a 1 100 kilohercios de ultrasonido,
lo cual creaba pequeñísimas burbujas de aire que, al estallar
descomponían la dioxina y otras toxinas mortales.
Cuando leí ese artículo, no pude contener mi emoción. Supe que al
fin había encontrado una manera de analizar Ja energía del espíritu
de las palabras. Cuando aquellas 350 personas se reunieron a las
orillas del lago Biwa para cantar y orar por la paz mundial, es
posible que también crearan 2 000 kilohercios de ultrasonido. Este se
encuentra en el rango de sonidos que el oído humano no puede
detectar, de modo que no fueron las voces lo que creó ese
ultrasonido. Sin embargo, de acuerdo con el principio de que una
nota resuena con la misma nota pero en octavas diferentes, es
posible que se crearan las condiciones correctas para producir
ultrasonido.
Debe decirse que el poder del espíritu de las palabras es en verdad
maravilloso, pero si combináramos tecnología del ultrasonido con
tecnología vibratoria, el efecto purificador en el agua sería mucho
mayor.
Por ejemplo, después de tratarla con ultrasonido, el agua
contaminada con sustancias químicas industriales podría tratarse en
un segundo proceso con vibraciones. Cuando el agua contaminada se
expone a 1100 kilohercios de ultrasonido, las sustancias químicas se
descomponen al reventarse las burbujas; pero aunque las toxinas se
descompongan, aún están ahí. Para eliminar del agua esas toxinas, es
necesario exponerla a una información que tenga la frecuencia
vibratoria opuesta a la de las toxinas.
Quizá el uso de uno de estos dos métodos no sea suficiente, pero al
combinar ambos, tal vez se pueda eliminar del agua cualquier
contaminante nocivo. Y quizá también sea posible emplear esta misma
tecnología combinada para deshacernos de sustancias dañinas dentro
de nuestro propio cuerpo.
¿Qué depara el futuro a las investigaciones sobre cristales de agua?
Para responder necesitamos pensar más acerca de cuánto
reconocimiento científico recibirán estos estudios. Cuando muestro
las fotografías durante mis conferencias en el extranjero, se me
bombardea con una variedad de preguntas.
Por ejemplo; ¿cuáles son
las diferencias en la formación de cristales cuando se expone el
agua a música producida por medios digitales y cuando se le expone a
música producida por medios análogos? ¿Y cuando se le ofrece música
en directo? Para dar una respuesta debo continuar las investigaciones y realizar mas
pruebas bajo una gran
variedad de condiciones.
Otro tema importante es la respetabilidad de las pruebas. Hemos vito
muchas veces que la formación de los cristales depende de la
conciencia del observador. Cuando se colocan muestras de agua en
cajas Petri —con las que por lo regular hacemos 50 muestras— los
cristales resultantes son distintos, lo cual depende de cómo se
maneja el agua y de los pensamientos del investigador.
Además, el
estado de las 50 muestras cambia momento a momento.
Quizá sea prácticamente imposible controlar todos estos factores al
punto de que podamos decir con pleno rigor científico que todas las
condiciones son iguales. Pero nuestro enfoque ha sido acercarnos lo
más posible a estas condiciones al emplear el método científico más
preciso nuestro alcance.
Nuestros esfuerzos incluyen el uso de pruebas a ciegas para eliminar
la posibilidad del cambio en los pensamientos de los investigadores.
Hacemos esto porque no queremos que la idea de que el agua a la cual
se dice "gracias" producirá un cristal más bonito que a la que se
dice "tonta" influya en los resultados. Etiquetamos las cajas de
muestra con letras del alfabeto, y no revelamos cuál agua es cuál
hasta después de ver los resultados. Esperamos que este método
erradique en lo posible el efecto del pensamiento de los
investigadores.
Para cada una de las 50 cajas elaboramos gráficas que muestran el
número de cristales en cada una a los que consideramos hermosos,
hexagonales, incompletos, etcétera. Para cada patrón, establecemos
un coeficiente y asignamos valores numéricos a los cristales. Esto
nos da una imagen clara de las características de los cristales en
cada muestra individual Entonces, clasificamos las muestras dentro
de las categorías hermoso, hexagonal, etcétera. Y luego elegimos un
cristal para fotografiar al que mejor represente las características
de esa muestra en particular.
Los cristales de agua cambian según los pensamientos e, incluso, la
salud de los observadores. Para explicar esto, hacemos que varios
investigadores experimentados observen las muestras. La intención de
nuestras investigaciones es utilizar estos métodos para descubrir
los mensajes contenidos en el más delicado de los mensajeros.
Un área en que la investigación sobre cristales de agua puede
resultar más útil es la predicción de terremotos. Se cree que el
agua puede detectar un sismo próximo antes que cualquier otra
sustancia.
Visualizo una época en la que las muestras de agua se tomarán de
agua subterránea a diario, y al observar los cambios en la formación
de cristales, identificaremos cambios en la corteza terrestre.
Cuando ocurra un terremoto, podremos comparar fotografías de
cristales formados por agua recolectada antes y después del sismo.
Al acumular datos sobre cristales que pudiesen indicar la proximidad
de un temblor de tierra, seremos capaces de encontrar similitudes y,
de este modo, usar esta información para predecir futuros
terremotos.
Al perder a mis abuelos y a una tía maternos durante un horrible
sismo en 1923, y al considerar el dolor y la destrucción causados
por el terremoto que azotó Kobe en 1995, puedo decir que utilizar
cristales de agua para predecir temblores sería una enorme
contribución para la humanidad.
También es muy posible que dicha tecnología pueda emplearse algún
día para prevenir otras formas de destrucción, como tormentas,
inundaciones, epidemias e, incluso, la planeación de un ataque
secreto por parte de algún país hostil.
Hoy también trabajo para encontrar la manera de que todo el mundo,
con o sin equipo y conocimiento científicos, pueda tomar fotografías
de cristales. Por medio de nuevos materiales, parece que esto será
posible en un futuro no muy lejano. Contemplamos la posibilidad de
emplear materiales super-termoconductores que son veinte veces más
eficientes que los termoconductores normales, lo cual posibilita
congelar agua a temperatura ambiente; ya no será necesario tomar
fotografías en un cuarto especial enfriado a -5° centígrados (23°
Fahrenheit).
Hoy, los investigadores
desarrollan un artefacto basado en esta tecnología, que permitirá a
cualquier persona tomar fotografías de cristales en casi cualquier
lugar.
Sospecho que» en el futuro, la humanidad entera podrá compartir la
tecnología de los cristales de agua. Sin embargo, esto podría ser un
arma de doble filo. Si se le utiliza de manera correcta, el agua
tiene el potencial para traer a la humanidad gloría y felicidad
ilimitadas; pero esta tecnología también puede utilizarse con fines
de lucro o para hacer daño.
Nuestro cuerpo se compone en su mayor parte de agua, de modo que la
vida no puede continuar sin ella. Pero no podemos olvidar que el
agua también puede desaparecer civilizaciones y causar destrucción.
Todo depende de lo que haya en nuestra alma. El alma humana tiene el
potencial de traer felicidad al mundo, pero también provocarle
sufrimiento. Éste es un hecho que los cristales de agua revelan con
claridad.
Y, ¿cómo podemos encontrar nuestro camino en la vida? He enfatizado
de modo constante la importancia del amor y la gratitud. La gratitud
crea un corazón lleno de amor. El amor lleva a sentimientos de
gratitud la dirección correcta. Como nos lo muestran los cristales
de agua, gratitud y amor pueden expandirse por todo el mundo.
Todos nosotros tenemos una misión importante: hacer que el agua
vuelva a ser limpia y crear un mundo tranquilo y sano. Para cumplirla primero debemos asegurarnos de
que nuestro corazón esté limpio y libre de contaminación.
A lo largo de los siglos, la humanidad ha robado cosas a la tierra
de manera constante y la ha dejado cada vez más contaminada. Esta
historia está registrada en el agua. Ahora, el agua comienza a
hablarnos. Por medio de los cristales nos dice lo que necesitamos
saber.
Debemos comenzar hoy mismo a forjar una nueva historia. El agua
observa con cuidado y en silencio la dirección que tomamos —la
dirección que tú tomas en este preciso instante— y nos mira con
atención.
Sólo te pido que escuches y asimiles lo que el agua tenga que decir:
a toda la humanidad y a ti.
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