CAPITULO CINCO - Una sonrisa que llena el mundo


Movido por el deseo de que la mayor cantidad de gente posible supiera algo acerca de los maravillosos misterios del universo como lo revelan los cristales de agua, publiqué mi colección de fotografías en Japón, pero donde tuve una respuesta mayor fue en Europa. Parece que ocurrió un efecto en cadena en el alma de las personas, el cual se extendió a una velocidad mucho más rápida de lo que yo habría podido imaginar.


Pero, ¿qué captó el interés de tanta gente en tantos países diferentes? Creo que cuando una persona observa fotografías de cristales de agua, ocurre un cambio físico en el agua de su cuerpo.

 

El agua tiene un mensaje: el mundo está unido por el amor y la gratitud.


Amor y gratitud son principios fundamentales de la naturaleza. Al final de su larga travesía por el cosmos, el agua llegó a la Tierra con amor y gratitud en su interior. Este amor y esta gratitud crearon el primer atisbo de vida, y luego proporcionaron los nutrientes requeridos para el crecimiento. La observación de fotografías de cristales de agua despierta una memoria primitiva contenida en lo más profundo del agua de cada una de nuestras células.


El mensaje del agua es: amor y gratitud. Revisa las fotografías de cristales que se encuentran en las páginas 129 a 160 de este libro. Estas imágenes reflejan la belleza de nuestro mundo. Todas indican el cambio ocurrido en el agua como resultado de su exposición a escenarios y músicas de varias partes del mundo, e incluyen una comparación entré agua natural y de grifo.


Como mencioné en el primer capítulo, el mundo conoció mi trabajo mediante mi primera colección de fotografías de cristales de agua. Fue posible gracias a los esfuerzos de Shizuko Ouwchand, holandesa de origen japonés quien ahora es mi intérprete.


Por recomendación de un conocido común, Shizuko visitó mi oficina menos de un mes después de que esta colección de fotografías se publicó en Japón, y yo le mostré un ejemplar del libro.

En el momento que vio las fotografías, puedo decir que quedó impresionada. Justo ahí y entonces, compró 77 ejemplares del libro, los cuales envió a sus amigos y conocidos en Holanda, Suiza, Alemania, Estados Unidos, Australia y otros países.


Poco tiempo después de enviar los libros, comenzó a recibir una enorme cantidad de respuestas de esas personas. Era como si los cristales hubieran sido justo lo que tanta gente buscaba: lo que necesitaba para enfrentar los tiempos difíciles en que vivimos. Tiempo después, Shizuko me invitó a hacer una presentación en un seminario anual que imparte en Zurich, Suiza, llamado "En busca de joyas humanas".


Una semana después de ese acto, se celebró una gran reunión anual; con ayuda de Shizuko, tuve la oportunidad de impartir una conferencia a varios periodistas y dar entrevistas para que se publicaran artículos en algunas revistas. El resultado fue una enorme ola de interés y comprensión hacia mi trabajo.
Una de las personas que estuvieron detrás de este gran acontecimiento fue Manuela Kíhm quien, al igual que muchas otras, vio la colección de fotografías y quedó encantada.

 

Ella envió el siguiente mensaje:

Tengo dos hijos y sé que ocurre un efecto completamente distinto cuando hablas a los niños con amor y cuando sólo les das órdenes. Esa es la diferencia entre decir "hagámoslo" y "hazlo" También entiendo con claridad que esto se siente en cada una de nuestras células.

Los cristales nos enseñan cosas muy importantes en la vida diaria. Todos los días, estamos rodeados por campos magnéticos. Ya nos resulta imposible vivir sin computadoras. Pero podemos ver con claridad que hay una gran diferencia entre no ser consciente del riesgo de los campos magnéticos, y ser consciente y cuidadoso al respecto. En verdad quedé muy impresionada.


Después de ver las fotografías, Manuela me invitó a impartir un seminario que ella organizó. Primero propuso a una agencia ambiental de un pequeño pueblo llamado Sanglant una conferencia sobre el tema y el medio ambiente; le dijeron que no podían ayudarnos porque el tema era muy delicado. Entonces, se dirigió a personas más abiertas en asuntos espirituales, y juntó a grupos que deseaban explorar lo que no puede observarse a simple vista. Todos los que escucharon sobre los cristales de agua se veían notablemente impresionados e inspirados.


Gracias a los esfuerzos de Manuela, en el transcurso de una semana di charlas en tres ciudades suizas, y regresé a Japón con la conciencia de que había muchas personas que deseaban saber más acerca de lo que yo hacía.

A la primera invitación de Manuela, siguieron muchas más, y en todos los lugares donde he tratado el tema de los cristales de agua, la respuesta ha sido maravillosa. He tenido oportunidad de realizar varios viajes a Europa para dar conferencias y charlas en salas rebosantes de gente que tiene interés personal y profesional en el agua.


Los artículos publicados en revistas generaron aún más interés en el extranjero, y conforme más y más gente mostraba interés en mi colección de fotografías, comencé a recibir infinidad de peticiones para dar conferencias y hacer presentaciones.


La información sobre mi trabajo se extendió de Europa a Estados Unidos, donde se me invitó a impartir una conferencia en Harvard y otra en una "escuela gratuita" en los alrededores de Boston, a la cual asistían niños que no encajaban en la sociedad estadounidense, tan contaminada por armas, drogas y violencia. Quizá la sensibilidad de los estudiantes los hizo más receptivos a la información sobre cristales de agua.

 

Estoy bastante seguro de que los alumnos se fueron con la conciencia de que las palabras descorteces son dañinas tanto para el agua como para otras personas, imagino, con una sonrisa en mis labios, que regresaron a sus hogares ese día y pidieron a sus padres que dejaran de decirles cosas como "¡haz tu tarea!" o "¡arregla tu habitación!"

Pero éste es sólo un aspecto del fenómeno de la resonancia. A medida que la gente cuya alma ha sido lastimada de alguna forma aprende sobre los cristales, el mensaje del agua se expande por el mundo con una rapidez aún mayor.


Quizá también podamos decir que éste es el resultado de la búsqueda de respuestas que ha emprendido la gente en esta época tan turbulenta. No tengo duda de que los cristales de agua se convertirán en punto de referencia para las personas de todo el mundo que tratan de dar sentido al caos.


Mis visitas a Alemania, Suiza, Holanda; Inglaterra, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos me han dado la oportunidad de conocer a muchas personas de diversas partes del mundo que también realizan investigaciones relacionadas con el agua. Tal vez debido al misterio que rodea al agua, los enfoques son variados y poco convencionales.


El gran interés en el agua hace que todo el tiempo se realicen simposios y otros actos similares alrededor del mundo, lo cual me mantiene bastante ocupado: a veces demasiado. El simposio de Suiza se ha realizado dos veces más en la ciudad de Lucerna, y es muy probable que continúe creciendo y se haga más internacional con el paso del tiempo. También he participado en reuniones organizadas en Australia e Inglaterra.

En un principio, me preguntaba cuánto interés habría en Europa y otras partes del mundo acerca del agua; ahora sé que hay países que están tanto o más interesados que Japón respecto a este tema. Recuerdo haber oído sobre un grupo de japoneses que visitaba el lago Zurich.

 

Era tan hermoso que uno de los viajeros preguntó al guía de turistas:

"¿Cómo es que no hay nada de basura por aquí?"

El guía, para quien la limpieza del lago era algo normal, no supo qué responder y, en cambio, preguntó al japonés:

"¿Por qué la pregunta?"

Dondequiera que voy, tomo diapositivas de las fotografías de cristales de agua, y luego muestro al público los cristales formados con su agua. Cuando los europeos escuchan mi mensaje y ven las transparencias, se muestran bastante sorprendidos e impresionados. Esas respuestas tan francas indican que ellos tienen una conciencia muy elevada en lo relativo al agua.


Sin embargo, mis investigaciones resultan limitadas cuando hago cristales en Japón; por ello hay personas que me han pedido abrir un centro de investigaciones en Europa. En respuesta a ello, he empezado a hablar sobre un concepto que ha dominado mi mente durante mucho tiempo.


Este concepto es grande y único: deseo crear un centro de investigaciones cuyo edifico tenga la forma de un cristal hexagonal de agua. El laboratorio para estudiar cristales de agua se ubicará en la parte central, y alrededor de dicha área se construirán otros seis laboratorios para estudiar otros temas y campos de la ciencia: física y matemáticas; biología y medicina; astronomía y oceanografía; filosofía y religión; química e ingeniería. Cada uno de los laboratorios se enfocará en dieciocho categorías de investigación, lo cual dará un total de 108 categorías.


He pensado en ello durante mucho tiempo, sobre todo desde que comencé a preguntarme por qué el medio ambiente terrestre se encuentra en tan mal estado, por qué la gente está tan confundida y por qué nuestra civilización es como es. Analizar tales preguntas me llevó a la conclusión de que todo esto es resultado de la combinación de dos factores: primero, el orgullo y la corrupción de la comunidad científica; segundo, el hecho de que las autoridades consienten y fomentan la formación de una sociedad así.


Por supuesto, hay científicos que tienen un criterio propio y trabajan de acuerdo con lo que les dicta su conciencia. Sin embargo, cuando consideramos la situación de la sociedad, nos damos cuenta de que en realidad son muy pocos los investigadores que realizan sus actividades con el propósito de perpetuar la raza humana y purificar el planeta que habitamos.


Esto no describe, por ejemplo, a los científicos oficiales del gobierno japonés, quienes insisten en que el agua debe tratarse con cloro, lo que ocasiona un deterioro general de la sociedad.


Pero resulta claro que los hombres de ciencia no son los únicos responsables de] problema. Los cimientos de la sociedad se han debilitado tanto que ya no es posible que un pequeño grupo de investigadores modifique la dirección tan lamentable hacia donde nos dirigimos.


¿Cómo podemos cambiar esa dirección y hacer algo para mejorar de manera significativa la deprimente situación que domina a la comunidad científica? Creo que debemos empezar por cambiar el ambiente y los sistemas relacionados con dicha comunidad.


En el laboratorio que tengo en mente, la comunidad local se unirá para apoyar a los científicos, quienes se enfocarán en su propio campo y también interactuarán con científicos de otras áreas, lo que les dará una amplia perspectiva para estructurar el curso de sus investigaciones. La comunidad también ayudará a asegurar el financiamiento necesario y otros apoyos que investigadores individuales no pueden obtener por sí mismos en la actualidad. Espero que esto tenga como resultado descubrimientos y avances que en verdad contribuyan a mejorar el futuro de la Tierra y la humanidad.


De repente me llega una imagen de investigadores reunidos en la cafetería central para sostener discusiones durante su desayuno y almuerzo, anunciando los resultados de su trabajo durante la tarde.


Sé bien que muchos obstáculos deben superarse para que este sueño se convierta en realidad, pero ahora siento que ya se ha dado el primer paso.


No importa cuáles sean tus intenciones, anunciarlas es un paso importante. Puedo decir esto con toda confianza, pues tengo muchos años de experiencia en tales asuntos. Desde que era niño, siempre expresaba lo que pensaba y lo que quería hacer, y por ello siempre me decían que hablaba demasiado. Pero manifestar algo es una manera de atraer energía hacia ti. Cuando dices algo a otras personas, la energía fluye de , manera especial hacia ti y te ayuda a alcanzar tus metas.


A la expresión de tus intenciones sigue la realización de las mismas. Con esto no sugiero que hagas declaraciones irresponsables: es importante decir lo que en verdad sientes en tu interior. Tus palabras son tus promesas, así que cuando dices algo, debes tener la determinación de comprometerte con ello. Además, cuando permites que otras personas conozcan tus intenciones, a menudo recibes la ayuda que necesitas de fuentes inesperadas.


Las palabras tienen frecuencias vibratorias individuales y únicas, y ya hemos visto cómo las palabras son una energía que influye en el universo. Tus palabras tienen un poder propio que influye en el mundo entero. Incluso podemos decir que las palabras que nos enseñan algo acerca de la naturaleza son del Creador.
 

Conozco a un hombre que ha demostrado el poder y los beneficios de las palabras mediante el uso de su propio cuerpo. Su nombre es Nobuo Shioya, y me enorgullece llamarlo mi maestro. Tiene 101 años, pero conserva la espalda recta y quienes lo han visto lo describen como alguien fuerte y sano. Aún ahora, imparte conferencias —de pie— durante una o dos horas varias veces al año. Practica golf todos los días y asiste a un curso del mismo deporte una vez a la semana. Su capacidad para conservarse es milagrosa.


El maestro Shioya afirma que el secreto de su salud está en su propio y único método de respiración, Consiste en respirar hasta que el aire llena los pulmones, lo cual provee oxígeno a todo el cuerpo, mientras visualiza la energía del universo a su alrededor y lo llena de fuerza vigorizante. Este método también nos muestra el poder de las afirmaciones.

 

El maestro Shioya recomienda decir la siguiente afirmación tras el ejercicio de respiración:

"El poder infinito del universo se concentrará y traerá la paz verdadera a este mundo".

Es una especie de oración, pero lo importante es la determinación con que se expresa.


Según el maestro Shioya, existen partículas fantasmales que no pueden observarse con los medios científicos actuales por hallarse justo en la frontera entre la tercera y cuarta dimensiones. Las palabras dichas con determinación tienen el gran poder de hacer que tales partículas se junten, lo que permite lograr cosas en este mundo tridimensional.


En septiembre de 1999, tuve oportunidad de sentir el poder de las palabras como lo expresa el maestro Shioya. Ese día, cerca de 350 personas se reunieron a orillas del lago Biwa, el más grande de Japón. Yo había convocado a dicha reunión con la intención de limpiar el lago. Reza un antiguo dicho japonés que si el agua del lago Biwa está limpia, toda la de Japón lo estará. Otro propósito de la reunión era orar por la paz en el mundo entero durante el siglo que estaba a punto de comenzar.


Bajo la dirección del maestro Shioya, quien entonces contaba 97 años, esa gran multitud juntó sus fuerzas en una afirmación para la paz mundial, la cual unió voces y corazones de todos los presentes. Nuestros cantos podían escucharse alrededor de todo el lago, y se creó un sentimiento especial que hizo estremecer nuestra columna vertebral.


Tan sólo un mes después de dicha reunión, algo extraño ocurrió al lago Biwa. Los periódicos informaron que algas pútridas que aparecían cada año y ocasionaban un hedor insoportable, no habían surgido ese año.

Sí no entiendes los principios del espíritu de las palabras, este hecho te parecerá extraño, pero sabemos que dicho espíritu puede influir en todo lo existente y cambiar el mundo casi de inmediato. No tengo duda de que el espíritu de las palabras generado por las oraciones para la paz mundial, limpió el agua del lago en sólo unos instantes. Otro aspecto importante es que 350 personas se reunieron para cantar juntas. La voluntad combinada de tanta gente actuó como una fuerza para cambiar el universo.


A veces utilizo la teoría de la relatividad de Einstein (E = MC2) para explicar este principio. Esta fórmula tiene un importante significado adicional. La opinión general es que E = MC2 significa:

"La energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado".

Sin embargo, también podemos interpretar la C como la conciencia y no como la velocidad de la luz. Como M representa la masa, podemos interpretar esto como el número de personas enfocadas de manera consciente.


Esta interpretación la aprendí de mi profesor Hoang Van Duc, especialista en psico-inmunología nacido en Vietnam. Hace más de diez años, cuando lo invité a un seminario que impartía en Japón, mencionó en una conversación casual que la "C" contenida en la fórmula E = MC2 no se refería a la velocidad de la luz, sino a la conciencia.

 

Esta perspectiva me dejó una impresión profunda y duradera; tiempo después, cuando pensaba acerca de las vibraciones y cómo debía vivir la gente, de repente recordé sus palabras.


Ya ha pasado casi un siglo desde que Einstein dio a conocer su fórmula al mundo. No hay manera de saber si el propio Einstein consideraba la posibilidad de que C representara la conciencia, pero como todo en el universo es relativo, no podría decirse que es un error ver la fórmula de esta manera.


Se dice que la gente utiliza, cuando mucho, 30 por ciento de sus capacidades, pero si podemos incrementarlas tan sólo en uno por ciento, de acuerdo con la fórmula, esta cantidad se elevará al cuadrado, lo que duplicará la cantidad de energía. Si toda la gente aumentara su conciencia al mismo tiempo, la diferencia energética sería enorme.


Sí llenamos nuestra vida de amor y gratitud por todo, esta conciencia se volverá un poder maravilloso que se expandirá por todo el mundo. Y esto es lo que los cristales de agua intentan decirnos.


Acabo de describir cómo la oración y los pensamientos bien intencionados de un grupo de personas fueron capaces de purificar el agua de un lago, y quienes han visto las fotografías de los cristales no deberán sorprenderse de que nuestros pensamientos tengan la capacidad de cambiar el agua. Hace varios anos, quise dar otro paso para establecer las bases científicas de mis teorías, pero no estaba muy seguro de cómo logrado.

 

Y un día que por casualidad abrí el periódico, encontré la señal que buscaba. El encabezado que atrapó mi atención hablaba sobre la posibilidad de emplear el ultrasonido para descomponer la dioxina en agua. El artículo informaba sobre el desarrollo de una tecnología para exponer el agua a 1 100 kilohercios de ultrasonido, lo cual creaba pequeñísimas burbujas de aire que, al estallar descomponían la dioxina y otras toxinas mortales.


Cuando leí ese artículo, no pude contener mi emoción. Supe que al fin había encontrado una manera de analizar Ja energía del espíritu de las palabras. Cuando aquellas 350 personas se reunieron a las orillas del lago Biwa para cantar y orar por la paz mundial, es posible que también crearan 2 000 kilohercios de ultrasonido. Este se encuentra en el rango de sonidos que el oído humano no puede detectar, de modo que no fueron las voces lo que creó ese ultrasonido. Sin embargo, de acuerdo con el principio de que una nota resuena con la misma nota pero en octavas diferentes, es posible que se crearan las condiciones correctas para producir ultrasonido.


Debe decirse que el poder del espíritu de las palabras es en verdad maravilloso, pero si combináramos tecnología del ultrasonido con tecnología vibratoria, el efecto purificador en el agua sería mucho mayor.

Por ejemplo, después de tratarla con ultrasonido, el agua contaminada con sustancias químicas industriales podría tratarse en un segundo proceso con vibraciones. Cuando el agua contaminada se expone a 1100 kilohercios de ultrasonido, las sustancias químicas se descomponen al reventarse las burbujas; pero aunque las toxinas se descompongan, aún están ahí. Para eliminar del agua esas toxinas, es necesario exponerla a una información que tenga la frecuencia vibratoria opuesta a la de las toxinas.


Quizá el uso de uno de estos dos métodos no sea suficiente, pero al combinar ambos, tal vez se pueda eliminar del agua cualquier contaminante nocivo. Y quizá también sea posible emplear esta misma tecnología combinada para deshacernos de sustancias dañinas dentro de nuestro propio cuerpo.


¿Qué depara el futuro a las investigaciones sobre cristales de agua? Para responder necesitamos pensar más acerca de cuánto reconocimiento científico recibirán estos estudios. Cuando muestro las fotografías durante mis conferencias en el extranjero, se me bombardea con una variedad de preguntas.

 

Por ejemplo; ¿cuáles son las diferencias en la formación de cristales cuando se expone el agua a música producida por medios digitales y cuando se le expone a música producida por medios análogos? ¿Y cuando se le ofrece música en directo? Para dar una respuesta debo continuar las investigaciones y realizar mas pruebas bajo una gran variedad de condiciones.


Otro tema importante es la respetabilidad de las pruebas. Hemos vito muchas veces que la formación de los cristales depende de la conciencia del observador. Cuando se colocan muestras de agua en cajas Petri —con las que por lo regular hacemos 50 muestras— los cristales resultantes son distintos, lo cual depende de cómo se maneja el agua y de los pensamientos del investigador.

 

Además, el estado de las 50 muestras cambia momento a momento.


Quizá sea prácticamente imposible controlar todos estos factores al punto de que podamos decir con pleno rigor científico que todas las condiciones son iguales. Pero nuestro enfoque ha sido acercarnos lo más posible a estas condiciones al emplear el método científico más preciso nuestro alcance.


Nuestros esfuerzos incluyen el uso de pruebas a ciegas para eliminar la posibilidad del cambio en los pensamientos de los investigadores. Hacemos esto porque no queremos que la idea de que el agua a la cual se dice "gracias" producirá un cristal más bonito que a la que se dice "tonta" influya en los resultados. Etiquetamos las cajas de muestra con letras del alfabeto, y no revelamos cuál agua es cuál hasta después de ver los resultados. Esperamos que este método erradique en lo posible el efecto del pensamiento de los investigadores.

Para cada una de las 50 cajas elaboramos gráficas que muestran el número de cristales en cada una a los que consideramos hermosos, hexagonales, incompletos, etcétera. Para cada patrón, establecemos un coeficiente y asignamos valores numéricos a los cristales. Esto nos da una imagen clara de las características de los cristales en cada muestra individual Entonces, clasificamos las muestras dentro de las categorías hermoso, hexagonal, etcétera. Y luego elegimos un cristal para fotografiar al que mejor represente las características de esa muestra en particular.


Los cristales de agua cambian según los pensamientos e, incluso, la salud de los observadores. Para explicar esto, hacemos que varios investigadores experimentados observen las muestras. La intención de nuestras investigaciones es utilizar estos métodos para descubrir los mensajes contenidos en el más delicado de los mensajeros.


Un área en que la investigación sobre cristales de agua puede resultar más útil es la predicción de terremotos. Se cree que el agua puede detectar un sismo próximo antes que cualquier otra sustancia.


Visualizo una época en la que las muestras de agua se tomarán de agua subterránea a diario, y al observar los cambios en la formación de cristales, identificaremos cambios en la corteza terrestre. Cuando ocurra un terremoto, podremos comparar fotografías de cristales formados por agua recolectada antes y después del sismo. Al acumular datos sobre cristales que pudiesen indicar la proximidad de un temblor de tierra, seremos capaces de encontrar similitudes y, de este modo, usar esta información para predecir futuros terremotos.


Al perder a mis abuelos y a una tía maternos durante un horrible sismo en 1923, y al considerar el dolor y la destrucción causados por el terremoto que azotó Kobe en 1995, puedo decir que utilizar cristales de agua para predecir temblores sería una enorme contribución para la humanidad.


También es muy posible que dicha tecnología pueda emplearse algún día para prevenir otras formas de destrucción, como tormentas, inundaciones, epidemias e, incluso, la planeación de un ataque secreto por parte de algún país hostil.


Hoy también trabajo para encontrar la manera de que todo el mundo, con o sin equipo y conocimiento científicos, pueda tomar fotografías de cristales. Por medio de nuevos materiales, parece que esto será posible en un futuro no muy lejano. Contemplamos la posibilidad de emplear materiales super-termoconductores que son veinte veces más eficientes que los termoconductores normales, lo cual posibilita congelar agua a temperatura ambiente; ya no será necesario tomar fotografías en un cuarto especial enfriado a -5° centígrados (23° Fahrenheit).

 

Hoy, los investigadores desarrollan un artefacto basado en esta tecnología, que permitirá a cualquier persona tomar fotografías de cristales en casi cualquier lugar.


Sospecho que» en el futuro, la humanidad entera podrá compartir la tecnología de los cristales de agua. Sin embargo, esto podría ser un arma de doble filo. Si se le utiliza de manera correcta, el agua tiene el potencial para traer a la humanidad gloría y felicidad ilimitadas; pero esta tecnología también puede utilizarse con fines de lucro o para hacer daño.


Nuestro cuerpo se compone en su mayor parte de agua, de modo que la vida no puede continuar sin ella. Pero no podemos olvidar que el agua también puede desaparecer civilizaciones y causar destrucción. Todo depende de lo que haya en nuestra alma. El alma humana tiene el potencial de traer felicidad al mundo, pero también provocarle sufrimiento. Éste es un hecho que los cristales de agua revelan con claridad.


Y, ¿cómo podemos encontrar nuestro camino en la vida? He enfatizado de modo constante la importancia del amor y la gratitud. La gratitud crea un corazón lleno de amor. El amor lleva a sentimientos de gratitud la dirección correcta. Como nos lo muestran los cristales de agua, gratitud y amor pueden expandirse por todo el mundo.


Todos nosotros tenemos una misión importante: hacer que el agua vuelva a ser limpia y crear un mundo tranquilo y sano. Para cumplirla primero debemos asegurarnos de que nuestro corazón esté limpio y libre de contaminación.


A lo largo de los siglos, la humanidad ha robado cosas a la tierra de manera constante y la ha dejado cada vez más contaminada. Esta historia está registrada en el agua. Ahora, el agua comienza a hablarnos. Por medio de los cristales nos dice lo que necesitamos saber.


Debemos comenzar hoy mismo a forjar una nueva historia. El agua observa con cuidado y en silencio la dirección que tomamos —la dirección que tú tomas en este preciso instante— y nos mira con atención.


Sólo te pido que escuches y asimiles lo que el agua tenga que decir: a toda la humanidad y a ti.

 

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