por Red Voltaire 22 Febrero 2005 del Sitio Web VolatireNet
Financiados por los fabricantes de armas, los analistas de la estadounidense Rand Corporation piden cada vez más dinero para los presupuestos militares. Según ellos, lo sucedido el 11 de septiembre era inimaginable y constituye una revolución en materia de terrorismo que justifica la asignación de créditos ilimitados para luchar contra ese mal.
Sin embargo, ellos mismos habían analizado en detalle lo inconcebible, en marzo 2001, es decir seis meses antes de los atentados de New York ante la Academia de la US Air Force: un ataque aéreo contra el World Trade Center.
Los analistas norteamericanos interpretaron los hechos del 11 de septiembre
de 2001 como una revolución en materia de terrorismo. Durante las audiencias
[1] del subcomité del Senado estadounidense sobre las amenazas emergentes,
Brian Michael Jenkins, el experto en terrorismo de la Rand Corporation, puso
en tela de juicio su propia doctrina.
De los ataques contra blancos únicos, Osama ben Laden pasó a las acciones coordinadas contra blancos múltiples (al atacar las embajadas norteamericanas en Nairobi y Dar-es-Salaam, el 7 de agosto de 1998) y también venció una etapa suplementaria con cuatro desvíos de aviones simultáneos y sus destrucciones suicidas que provocaron miles de víctimas.
Para Bruce Hoffman, vicepresidente de la Rand Corporation, quien prestó declaración [3] durante las audiencias del subcomité de la Cámara de Representantes para el Terrorismo y la Seguridad Interna, la envergadura de los sucesos del 11 de septiembre hace perder todo sentido a la noción de respuesta proporcionada.
Para responder a los atentados de Nairobi y Dar-es-Salaam
(252 muertos, entre ellos 12 estadounidenses, y 5 000 heridos), el ejército
de Estados Unidos disparó un centenar de mísiles de crucero contra los
campamentos de Osama ben Laden en Afganistán y destruyó una fábrica
sospechosa de elaborar armas químicas en Sudán. Esta vez, ante un acto de
guerra desmesurado, la única respuesta podía ser una guerra.
Bajo la presidencia de James Thomson, cuenta entre sus administradores a:
En sus diversas intervenciones posteriores al 11 de septiembre, los expertos
de la Rand Institution no dejan nunca de reclamar nuevas estructuras, nuevos
presupuestos y nuevos medios de combate contra el terrorismo. Se esfuerzan
también por denunciar la mortífera locura de Osama ben Laden y subrayar que
es imposible para los servicios secretos prever un crimen masivo de tan
grandes proporciones.
Cuando George Bush padre dirigió la guerra del Golfo, el general Colin Powell, quien era en esa entonces el jefe del Estado Mayor Conjunto de los ejércitos estadounidenses, abandonó la doctrina de una respuesta de ataque gradual - la cual había fracasado en Vietnam - y la reemplazó por la de la destrucción instantánea.
Powell había resumido su estrategia de la siguiente manera:
En una conferencia publicada en marzo 2001, por la US Air Force Academy (o sea seis meses antes de los atentados de New York) [5], Bruce Hoffman exponía los mismos análisis que hoy sobre la supuesta «revolución del terrorismo» (solo falta en ellos el pretexto del 11 de septiembre). Más sorprendente aún, él se refirió precisamente a la «inimaginable» situación del 11 de septiembre.
Dirigiéndose a un auditorio de oficiales superiores de la US Air Force, indicaba que,
Cuando justifica la revolución del terrorismo mediante referencias sucesivas, Bruce Hoffman se comporta como un propagandista, no como un universitario.
¿Al anticipar los acontecimientos del 11 de septiembre, Hoffman demuestra que posee las capacidades de analista visionario-medium o tales propósitos lo traicionan más bien, haciendo pensar una posible participación suya en la planificación de tales acciones?
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