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La ciencia y las antiguas culturas afirman, que estamos al termino de una era compuesta por 24.000 años cósmicos. Una época de cambios que según designios matemáticos debiese comenzar entre Marzo de 1998 y Septiembre del 2001.


Sin embargo, lo que parece como una especulación mas en torno a una catástrofe planetaria, no es sino un concepto del cambio cíclico de la vida sobre la faz de la Tierra. Cambio irremediable pero feliz, que colocará a quienes tengan la dicha de observarlo, en la primera fila de esta enorme pantalla llamada Universo.

 

Científicamente, esta comprobado que cuando una antipartícula es formada, aparece a la existencia en un universo de partículas ordinarias las que en una fracción de segundo se encuentran y colisionan con un electrón. La carga (eléctrica) se cancela, y la masa total de la partícula es convertida en energía en la forma de FOTONES.

Una banda o cinturón de fotones, fue descubierta en el espacio exterior en 1961, por medio de los nacientes instrumentos satelitales. Actualmente nos movemos hacia las Pléyades (Las Siete Hermanas), distantes unos 400 años luz de la tierra. En este grupo de estrellas se basan las mitología de muchos pueblos, entre ellos: Los Dioses Griegos; La Era o Tiempo del Sueño Australiano; La Mitología China; etc.

A lo largo del tiempo, varios astrónomos famosos han realizado estudios y cálculos minuciosos sobre las Pléyades, habiendo llegado a la conclusión de que son un sistema de soles ubicadas en la constelación de Tauro, y que giran alrededor de Alción, la estrella mas grande y brillante del grupo.

 

Por ejemplo, José Comas Solas, realizo un estudio especial de las Pléyades y descubrió que ellas forman un sistema, del cual nuestro Sol también forma parte, así como algunos otros soles, todos aparentemente con sus propios sistemas planetarios.


A principios del siglo XVII, el astrónomo inglés, Sir Edmund Halley, estudiando la posición de las estrellas notó que al menos tres de ellas no estaban en la posición registrada por los griegos. La diferencia era tan grande que hacía poco probable que los grandes maestros griegos hubieran cometido un error. Le pareció muy claro a Halley que dichas estrellas se habían movido dentro del sistema.


Por otro lado, Paul Otto Hesse en su libro "Der Jungeste Tag", también realizó un estudio especial del sistema de las Pléyades, confirmando que nuestro Sol forma parte de él. Encontró por ejemplo que a nuestro Astro Rey le toma 24.000 años completar una órbita alrededor de Alción.


Dividió dicho ciclo en dos etapas o períodos de 12.000 años cada uno; un periodo de 12.000 años de oscuridad, que estamos finalizando en estos momentos , seguido de un período de 12.000 años de luz; para nuevamente incurrir en 12.000 años de oscuridad y 12.000 años de luz, etc.

Hesse descubrió, además, que Alción tiene a su alrededor un gigantesco anillo o disco de radiación en posición transversal al plano de las órbitas de soles de sus sistemas, incluido el nuestro y que dicho anillo tiene un alcance efectivo de 2.000 años luz solares, o 759.864 billones de millas.


De lo anterior se deduce, que cada uno de los soles de dicho sistema, a su tiempo y obligadamente, tienen que cruzar dicho anillo o disco de radiación. La velocidad de cada Sol es distinta, y por lo tanto, se toman tiempos distintos para cruzar el anillo. En el caso de nuestro Sol, tarda cerca de 2.000 años en cruzarlo.


Este anillo, según Hesse, consiste de la descomposición, división o rompimiento del electrón, algo que hasta hoy todavía se desconoce en la Tierra. Al penetrar nuestro planeta en esta radiación serán excitadas todas las moléculas y átomos de todos los cuerpos existentes, sufriendo con esto una transformación de magnitud imprevisible.


La mencionada excitación molecular creará un tipo de luz constante no caliente; luz sin temperatura que no produce sombra, de tal manera que ni en las cavernas más profundas existirá la oscuridad (en nuestro interior humano tampoco habrá oscuridad). Todo, absolutamente todo el material, en su exterior e interior, quedará iluminado, sin sombras, a partir del momento en que nuestro mundo penetre de lleno en el Cinturón de Fotones.


La entrada a este Cinturón será gradual; primero entraremos a una Zona Nula, la que demorara aproximadamente dos días, para entrar a una zona en la que la oscuridad será total y que durara tres días donde los aparatos eléctricos no funcionarán, producto del hipermagnetismo existente, para después entrar en la parte mayor, donde como ya mencionamos, se va a experimentar luz sin fin (24 horas al día) durante 2.000 años y finalizará cuando el sistema solar salga durante otro periodo de cinco a seis días nuevamente, para entrar a un nuevo periodo de oscuridad que es lo que observamos actualmente, vale decir, día y noche. Sin duda, que este acontecimiento espacial producirá muchos cambios en las manifestaciones de la vida, al igual como ha sucedido en otras épocas de nuestra historia. Por ejemplo, las glaciaciones y otros cataclismos que han modificado la geografía del planeta; pues según parece, el anillo de Alción nos traerá grandes beneficios, pero también grandes calamidades, por lo menos en el principio.


Si la Tierra entra en el anillo antes que el Sol, se producirá un fenómeno atmosférico semejante a un incendio tanto del cielo como de todo el planeta, esto, no obstante que no habrá calor ni dañará a nadie, pues será un fenómeno solamente para la vista, para los sentidos, aunque sí desde el principio se observarán alteraciones en la materia que aparecerá como luminosa, quizá como fosforescente.

Por otra parte, en el caso de que el Sol ingrese primero en este Cinturón, se producirá en la tierra una oscuridad como noche con lluvia de estrellas que durará cosa de 110 horas (aproximadamente 5 días). Luego, la Tierra sufrirá el fenómeno ya descrito para quedarse con luz permanente durante 2.000 años. La oscuridad de que se hace mención, será como consecuencia de la modificación repentina que la radiación solar sufrirá por el contacto con el anillo fotónico. La lluvia de estrellas del segundo caso, será consecuencia de la extraordinaria excitación molecular en la atmósfera. El día perpetuo (2.000 años) será consecuencia de la propia radiación no dependiendo ya del Sol para tener luz de día (Benavides, 1990).

 

Es muy probable que la rotación de la tierra disminuya un poco. Esto se debe a que, por la reducción de la radiación de la radiación solar, se espera que la temperatura se haga mas fría y las capas de hielo se extiendan hasta la latitud 40º en ambos hemisferios, dejando como región habitable y de clima templado las zonas cercanas al Ecuador.

 

Sin embargo, la línea Ecuatorial no será probablemente lo que es hoy, debido a que la entrada de la Tierra en los Anillos de Alción producirá un cambio de la inclinación del eje polar, colocándolo en posición vertical respecto de la elíptica. Los libros de historia le informarán que han existido por lo menos cuatro Eras Glaciales registradas, y parece que duran aproximadamente 2.000 años.

 

Hablando empíricamente (...) podemos aventurar una hipótesis; por ejemplo, que se trata de algo que esta en proceso debido al progresivo cambio de inclinación del eje de rotación del planeta. Esto, en el caso de llegarse a confirmar completamente, producirá cambios radicales de temperatura, de las corrientes marinas y naturalmente alterará el régimen climático; pero la realidad es que los diversos fenómenos que hoy esta viviendo el mundo ya han ocurrido en tiempos antiguos o sea que son cíclicos, que ocurren en tiempos más o menos fijos a consecuencia de que obedecen a la mecánica celeste, pero que por ocurrir a intervalos de muchos milenios no han sido suficientemente estudiados.

 

Como quiera que sea, que parece ser que esa es la manera como la naturaleza logra renovarse a sí misma para proporcionar nuevos medios de vida. Estos cataclismos si así se les debe llamar, y que de tiempo en tiempo surge el planeta y la vida que sobre él palpita, no son hechos ciegos que tengan por objeto producir la muerte; muy por el contrario, son la manera de transformar lo estéril en fértil, empezando así una nueva etapa o edad de vida, todo ello sujeto a una previa programación..... (Benavides, 1990).   

 

Resulta interesante aclarar un hecho, y es que el descubrimiento o detección de este flujo hiperenergético de partículas se realizó precisamente en 1962, coincidentemente el mismo año en que se supone ingresamos en la influencia del Cinturón de Fotones. Calculándose la entrada plena u oficial en dicho fenómeno entre Marzo de 1998 y Septiembre del 2001. Fechas en que se cierran muchos ciclos calendarios de diversas culturas en el mundo.