Parte IV
Evidencia astronómica y matemática
 

 

 


17. VENUS, LA CLAVE DE TODOS LOS MISTERIOS

En la cultura maya vernos que Venus aparece con mucha frecuencia en las creaciones literarias y arquitectónicas.

 

En Egipto, por el contrario, casi no hallamos referencias a este planeta. La razón es que los sumos sacerdotes egipcios conservaron estos conocimientos para sí mismos. Como resultado, nos privaron de toda referencia relacionada con las similitudes entre los mayas y los antiguos egipcios. Pero, ahora que sabemos que ambas culturas tienen sus raíces en la Atlántida, no puede ser difícil develar los códigos que las vinculan.


Después de concluir mi libro anterior, todavía me quedaron muchos interrogantes que trataré de responder en esta obra. En los capítulos precedentes recuperé varios secretos; ahora, quiero prestarle toda mi atención al planeta Venus. Como usted sabe, Venus tarda 243 días en completar un círculo alrededor del Sol; con este número pueden descifrarse muchos códigos.

 

Mi intuición me condujo directamente al número que muestra el corrimiento del zodíaco; lo dividí por el período de la órbita de Venus y llegué a esta sorprendente conclusión:

25.920 + 243 = 106,66666

Allí estaba otra vez el 0,6666666, ¡el número que ya había usado en el capítulo sobre el programa de computación de la catástrofe anterior! Encontrarlo aquí no era algo fortuito. Era una buena señal. Por cierto, ese número debía ser investigado más profundamente. Pero antes de continuar mi búsqueda sentí que aún había algo más.

 

Me impacienté y, de repente, recordé mi última conversación con Gino:

"Me temo que hay algo extraño en la serie numérica 66666, pues aparece en mi programa de cálculos", dije.

Gino me miró con total asombro y respondió:

"Estás ciento por ciento en lo correcto. Aquí tengo un libro donde se comparan cuatro biblias diferentes. ¡Dice que la serie numérica es el cálculo que conduce al Apocalipsis!".

Gino fue a buscar este libro y lo abrió en los pasajes señalados, incluso los había marcado en rojo. Yo estaba feliz de confirmar que mi programa de cálculos me estaba guiando a la solución. No obstante, el número misterioso seguía en mi calculadora.

 

Sin dudarlo, lo dividí por el número que hallé en mi libro anterior relacionado con el desciframiento del zodíaco:

106,66666 / 0,333333 = 320

La siguiente división dio como resultado un número que yo había visto en mis programas anteriores:

320 / 0.33333 = 960

De repente, me di cuenta de que debía seguir dividiendo. Los dos resultados siguientes eran familiares tanto para mí como para los fieles amantes de los enigmas que estudiaron atentamente mis decodificaciones anteriores:

960 / 0,33333 = 2.880
2.880 / 0,3333 = 8.640

Ya podía anticipar cuál seria el próximo resultado: el famoso número de precesión, que aparece una y otra vez, 8.640 + 0.3333 = 25.920

El tema ahora estaba claro. Me preguntaba cuántos cálculos tuvo que hacer la gente de la Atlántida para obtener este resultado maravillosamente perfecto. Deben de haber estado buscándolo durante miles de años. Sólo a los más competentes entre ellos les fue permitido hacer este tipo de trabajo, y aquí estaba yo decodificando su brillante lógica.

 

De hecho, había estado esperando que un simple y racional programa de computación lo lograra. En la escuela todavía solía hacer cálculos aritméticos mentales: las tablas de multiplicar siempre han sido un verdadero desafío para mí. Actualmente, los alumnos casi no saben emplearlas, pero solucionar un programa como éste es imposible sin ellas: no se puede decodificar la lógica simple con supercomputadoras o complejos diferenciales; hay que regresar a lo básico. Pienso que he demostrado más que suficiente.

 

Por supuesto que, si continuaba de la manera como lo estaba haciendo, debía hallar otros números.

25.920 / 320 = 81
25.920 / 960 = 27
25.920 / 2.880 = 9
25.920 / 8.640 = 3

Cuando dividí por estos números el tiempo entre las dos catástrofes, los resultados fueron los siguientes:

11.520 / 320 = 36

11.520 / 960= 12

11.520 / 2.880 = 4

11.520 / 8.640 = 1.33333

El último número indica el código del zodíaco. 36 y 12 son números de código muy importantes, pero 4 no lo es. Decidí multiplicar de manera "cruzada" estos números con las soluciones que había hallado antes:

81 x 1,3333 = 108
27 x 4 = 108
12 x 9 = 108
36 x 3 = 108

Éste era el mismo número que hallaría momentos más tarde. Ahora sabía que seria fácil continuar. Si todo iba de acuerdo con mis descubrimientos anteriores, el número 0,44444 tenía que aparecer varias veces en este código. En ese caso, yo iba a dj mostrar que ellos usaban la misma cuenta regresiva para la fecha final.

 

¡Tema que ser fácil!

11.520 / 25.920 = 0,44444

Es idéntica a la cuenta regresiva para el año 2012. La cantidad de años entre el último cataclismo y el próximo es 11.804.

11.804 / (117 x 227) = 0,44444

Entonces, de repente hallé dos conexiones que demostraban la hipótesis anterior.

243 x 0.4444 = 108

11.520 / 108 = 106,66666

¡Lo encontré! Esto era exactamente lo que predecía la Biblia. El número 66666 indica que ha llegado o llegará el fin de una era. ¡Venus es el principal código en él! Cuando repasé esos códigos mencionados precedentemente, apareció otro mensaje de los antiguos científicos.

243 x 0.33333 = 81

81 x 0,333333 = 27

Cuando dividí el número de precesión por 27 obtuve lo siguiente:

25.920 / 27 = 960

11.520 / 960 = 12

Inmediatamente decidí multiplicar el numero 576 por 0,33333 y obtuve:

576 x 0.3333 = 192

192 x 0.33333 = 64

64 x 0.3333 = 21,333

21,333 x 0,3333 = 7.11111

Yo tuve que buscar mucho para hallar la correlación con el número que descubrí al comienzo de este capítulo,

106,6666 x 0.6666 = 71.111111

Entonces, cuando vuelva a encontrar esto mismo número en un contexto futuro, sabré que se reitere al código de Venus. Supuse que hallaría otros códigos para confirmarlo. Pero no sólo aparecería evidencia numérica, sino también abundantes hechos astronómicos. La gente de la Atlántida tenia un gran conocimiento astronómico. Primero debía hallar más pruebas para convencer a los incrédulos.

 

Esto no sería difícil: todo lo que tenia que hacer era seguir con el procedimiento ya conocido para descifrar códigos.

11.520 x 360 = 4.147.200
11.520 x 365 = 4.204.800
11.520 x 365.25 = 4.207.6S0

Dividí estas cifras por el ya mencionado "número sagrado":

4.147.200 / 106,6666 = 38.880

4.204.800 / 106,6666 = 39.420

4.207.680 / 106,6666 = 39.447

Estaba cerca ele varias soluciones. Algunos meses antes me había devanado los sesos con este programa, pero ahora me resultaba fácil. De todos modos, no hay que subestimar el poder ele estos números. No son simples y aburridos cálculos de contadores: nacieron en las mentes científicas de una cultura sumamente adelantada. Están conectados con la vida y la muerte de miles de millones de personas. Sólo por esto hay que tratarlos con respeto.

 

Entonces, dividí los números que acababa de hallar por una serie que ya había utilizado anteriormente en forma repetida.

38.880 / 160 = 243
39.420 / 162,222 = 243
39.447 / 163,333 = 243

Estas series numéricas eran, por cierto, la prueba de que 243 era un número de código. Lo consideré con la debida seriedad y descubrí los "códigos sagrados" de los mayas y egipcios:

38.880 - (18.720 x 2) = 1.440 (1.440 x 27 = 38.880)
39.420 - (18.980 x 2) = 1.460 (1.460 x 27 = 39.420)
39.447 - (18.993 x 2) = 1.461 (1.461 x 27 = 39.447)

Eso fue todo por ese día. Encantado con estos descubrimientos, decidí salir a caminar por las calles de Amberes.
 

 


¿Un error casual?


Fue durante el verano de 1997. I lacia calor. La vida sería muy hermosa si no existiera esta amenaza apocalíptica pendiendo en el aire para estropearlo todo. De repente, se largó una lluvia descomunal y busqué refugio en una librería cercana.

 

Me puse a repasar los libios de la sección de astronomía y tomé algunos ejemplares que estaban a mano. En uno de ellos me llamó la atención un capitulo que se refería al periodo de la órbita de Venus. Me puse a hojearlo: tal vez pudiera descubrir algo interesante, nunca se sabe... Súbitamente, como si hubiera caído un rayo sobre mí, quedé paralizado.

"¡Maldición!", dije.

¿Qué había sucedido? ¿Qué había visto que me conmocionó tanto? Lo que vi era muy simple de explicar. El periodo de la órbita de Venus no era de 243 días sino de 224.7.

 

El número 243 se mencionaba debajo del periodo orbital e indicaba la cantidad de días que Venus necesita para rotar sobre su propio eje. Nuestra Tierra sólo necesita un día para hacerlo, pero Venus tarda mucho más tiempo. Gira tan lentamente que necesita más de un año venusiano: ¡en Venus el día es más largo que el año!

 

¡Cómo pude ser tan tonto! Sin embargo, esto me permitió descubrir algo sumamente importante, y en un minuto comprenderá por qué. En mi libro anterior había cometido un error en el cálculo de la cantidad de años entre el cataclismo anterior y el que vendrá, pero, gracias a esta equivocación, ¡finalmente hallé la solución!

 

¿Era posible que la buena suerte estuviera otra vez de mi lado?
 

 


Perplejidad


Nuevamente observé los números con descreimiento, pero ahí estaban, simples e innegables. Y además, existen otros problemas para hallar este número. Venus está cubierto por una capa transparente de nubes, por eso no se pueden ver las montañas y valles de este planeta. Ni el telescopio astronómico más sofisticado puede captar una visión de su superficie.

 

Sin importar cuánto tiempo se lo observe, es imposible medir su período de rotación.

 

Sólo en las observaciones con luz ultravioleta, las fotos pueden mostrar muy de vez en cuando algunas partes más oscuras, que cambian en forma permanente y se superponen unas a otras. En su mayoría se mueven en dirección opuesta y muestran un período orbital de más de cuatro días. Sin embargo, desde 1964. las observaciones por radar han brindado otro punto de vista, demostrando que ¡la rotación dura 243 días y corre hacia atrás!

 

Descubrieron varias manchas que muestran un reflejo anormal de las ondas del radar y que dan como resultado un mapa aproximado de la superficie que yace debajo de las nubes. Pero ahora debía manejar un serio problema. Cuando pensé que ya había resuelto el enigma, aparentemente sólo se agrandó.

 

Resumiré mis hallazgos:

  1. Los códigos demuestran que el número 243 es correcto y era muy conocido entre los atlantes.
     

  2. El número 25.920 nos muestra la precesión de la Tierra. Esto significa que después de 25.920 años, la Tierra ha completado una rotación retrógrada sobre su eje. Pero Venus necesita otro período para hacerlo: tarda 243 días para girar sobre su eje. Por eso, estos 243 días fueron hallados entre sus cálculos en código. La Tierra y Venus tienen un punto de contacto en común: el período orbital dura un día en 25.920 años contados en tiempo terrestre y 243 días en tiempo venusiano. ¡No podían haber elegido un punto de partida más brillante!
     

  3. El período orbital de Venus sólo puede registrarse mediante un instrumento tecnológico sofisticado. ¿Acaso la gente de la Atlántida tenía un equipo con esas características? De ser así, las consecuencias, por cierto, son enormes; no puedo hallar otra explicación. Más aún, ahora sabemos que tenían conocimientos del magnetismo solar y del ciclo de las manchas solares, para lo que se necesita, al menos, un telescopio y otros equipos similares. Y lo más importante: se requiere un buen sistema de relojería a fin de medir el período de la órbita de Venus y la Tierra, y para determinar nuestra posición en la Tierra, a fin de hacer mapas con toda precisión. ¡Y ellos hicieron todas estas cosas!

Me volví completamente loco sobre este punto. Había comenzado a demostrar que las profecías que hicieron eran el resultado de simples mediciones.

 

Pero aquí me quedé atascado pues, independientemente de lo que hiciera, no podía hallar la solución ni siquiera después de varios días de investigación. ¡Mi perplejidad era total! Decidí que no iba a devanarme los sesos con este dilema irresuelto y que seguiría trabajando con mis cálculos anteriores. Y he aquí lo que hallé.

 

Resté los "números sagrados" de los egipcios de la serie numérica anterior y obtuve como resultado:

38.880 - 1.440 = 37.440 (1.440 x 26 = 37.440)
39.420 - 1.4 SO = 37.960 (1.460 x 26 = 37.960)
39.447 - 1.461 = 37.986 (1.461 x 26 = 37.986)

Obviamente estaba en la senda correcta, y pronto comprenderá por qué. Para empezar, mire el número del medio. ¡Es un número importantísimo para los mayas!

 

Los especialistas en los mayas deben haberse entusiasmado muchísimo al observarlos, como me entusiasmé yo. La tabla de Venus en el Códice Dresden nos da una clara perspectiva del calendario ritual maya, al mostrar las posiciones de Venus en el cielo. La tabla de Venus hace referencia a 65 ciclos de 584 días, que significa un total de 37.960 días, igual a 146 ciclos de 260 días del calendario maya, y a 104 años solares mayas de 365 días. ¿Podría haber una prueba más convincente que ésta? Entonces, decidí continuar con mis averiguaciones, y pronto descubrí lo siguiente:

37.960 - 37.440 = 520

37.986 - 37.960 = 26

Ambos resultados son sumamente importantes, pues muestran el número que hay que restar de los ciclos solares excesivos para obtener la longitud de un ciclo normal de manchas solares y de uno largo (véase el Capítulo 24. "Decodificación del Códice Dresden").


Además, redescubrí otro número que ya había empleado para decodificar el plan computarizado que conduce al cataclismo de 2012.

 

Hay que dividir la cantidad de días que hay entre el cataclismo anterior y el que vendrá por los números arriba mencionados, y se obtendrá el siguiente resultado:

4.249.440 / 37.440 = 113,5
4.308.460 / 37.960 = 113,5
4.311.411 / 37.986 = 113,5
113,5 x 104 = 11.804 = el tiempo entre el cataclismo anterior y el próximo

Aquí, quise mostrar que se pueden usar los mismos números una y otra vez. Con una sensación de satisfacción por mis descubrimientos, decidí continuar con mi trabajo con los números arriba mencionados.

 

Dividí el número del Códice Dresden referido al cambio del campo magnético por mi serie:

1.366.560 / 37.960 = 36

1.366.560 / 37.440 = 36,5

Este resultado concuerda perfectamente: 36 y 36,5 se refieren a 360 y 365 días. Esperando lo mejor, dividí los números que se refieren al ciclo de las manchas solares por los mencionados precedentemente. Observe este curioso resultado:

68.328 / 37.960 = 1,8
68.302 / 37.440 = 1,8243055555

Al restarlos obtendremos 0,0243055555

Cuando restamos la serie numérica 55555 el resultado simplemente es ¡243! Esto no puede ser una mera coincidencia, ¡ha sido mezclado en el esquema a propósito, créame!

 

Luego de esta tarea de reflexión quedé exhausto y decidí que ya era suficiente por el momento.

 

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18. POSTERIOR DESCIFRAMIENTO DEL NÚMERO 576

Unos simples cálculos nos muestran la relación entre la cantidad de años entre las dos catástrofes anteriores y nuestro importante número de código:

11.520 / 576 = 20

El número 20 aparece con regularidad en la cultura maya, y también en mis cálculos. Por ejemplo, cada veinte años los mayas tiraban sus utensilios de cocina y los reemplazaban; por cierto, no lo hacían por diversión. Hay otros cálculos bien definidos que se basan en este ciclo, como los siguientes:

18 x 20 = 360

360 x 20 = 7.200

 

7.200 es un katún para los mayas, y 360 es un tan.

Otra referencia importante es el tonalamatl:

13 x 20 = 260

Y esto no termina aquí; podrá hallar el número 20 en los cálculos del magnetismo solar:

68.328 x 20 = 1.366.560 = número de código del Códice Dresden para el ciclo de las manchas solares de los mayas.

68.302 x 20 = 1.366.040 = número que se refiere al vigésimo ciclo, en el cual el ciclo de las manchas solares cambió los polos.

Todos estos números nos muestran con claridad la fuente de este número 20. En caso de que todavía no me crea, seguiré tratando de convencerlo. Divida 576 por 50 días invisibles, y el resultado será:

576 / 50 = 11,52.

Si lo multiplicamos por 100, ¡obtendremos exactamente el intervalo entre los cataclismos anteriores! Por supuesto que esto no termina aquí. Tome mi último libro, fíjese en el capítulo sobre el zodíaco y lea la duración de los diferentes signos del zodíaco.

 

Allí encontrará dos veces el número 576 en los cálculos acerca del cataclismo anterior; al principio y al final. Esto indica que Venus, astronómicamente, nos muestra un código; ya hemos descubierto este mismo código y otro más. Los egipcios, de hecho, hacían todo por duplicado, y es probable que los habitantes de la Atlántida hicieran lo mismo. ¿Cómo iba a ser de otra manera? Entonces, obviamente yo debía seguir buscando más códigos.


Todavía quedaban los ocho días durante los cuales Venus desaparece detrás del Sol. Cuando multipliqué 8 por los pequeños "números sagrados" de los mayas y egipcios, obtuve el número del corrimiento del zodíaco y del período orbital de Venus.

 

Ahora sé, por supuesto, que ambos números se refieren a Venus.

72 x 8 = 576
73 x 8 = 584

Una vez más, esto demuestra que los códigos se relacionan entre sí. El período de ocho días en que Venus desaparece detrás del Sol indica que Venus y el Sol están íntimamente conectados. Venus se refiere a los cambios en el campo magnético solar, incluido el que se producirá, causando la catástrofe de la Tierra.


Además, hallé una conexión adicional: Venus hace 13 órbitas alrededor del Sol en ocho años. Una vez más, ésta resulta una extraordinaria referencia a los números ya conocidos.

13 x 8 = 104 (104 es un número maya muy conocido).

Después de estos sorprendentes descubrimientos, uno tras otro, era hora de tomarme un descanso, pues me sentía como si una pesada carga se apoyara sobre mis hombros. Gracias a la deducción lógica y a la obstinada persistencia, yo había recuperado muchos códigos en los cálculos del período entre las catástrofes.

 

Ni una sola persona con pensamiento lógico puede negarlo, pues las conexiones son demasiado obvias. El mensaje era que debía seguir investigando: entonces volví a observar con mayor detenimiento el número del período orbital de Venus (= 225). ¿Habría alguna correlación con nuestro número mayor?

 

La respuesta estaba dada por una simple resta.

576 - 225 = 351

Esto no necesita ninguna otra explicación. Utilicé el número 351 varias veces para descifrar otros códigos; llegué allí por deducción lógica. Es igual a
117 x 3.


Entonces, decidí seguir jugando con el número 225:

25.920 / 225= 115,2

Nuevamente, aparece el intervalo entre los cataclismos anteriores. Les pregunto a los escépticos si esto podrá ser una coincidencia. Continué con las sumas y restas, y obtuve los siguientes resultados:

243 - 225=18
225 + 243 = 468 = 26 x 18 = 13 x 36

Ahora ya sabe de dónde sacaron los mayas sus números básicos 18 y 13; ¡todo proviene de Venus! Esto me alentó a seguir haciendo cálculos y a no abandonar tan fácilmente.

 

Entonces, me topé con algunas similitudes maravillosas:

468 + 18 = 486 (27 x 18 = 486)
468 - 18 = 450

Ambos números se refieren, por separado, a un número de código.

486 / 450= 1,08

Ya había descubierto el número 108, de modo que ésta era una simple afirmación; la siguiente salió de estos cálculos:

25.920 / 450 = 57,6

¡He aquí al glorioso número 576 otra vez!


No crea que trato de imponérselo, pues la continua investigación lo ha confirmado todo. Los números 18 y 13 son muy importantes y podrá volver a encontrarlos fácilmente.

351 = 13 x 27

486 = 18 x 27

Aquí hay otro número que redescubrí y que está conectado con el cambio del campo magnético del Sol:

351 - 18 = 333

576 - 243 = 333

333 = 37 x 9

El campo magnético polar del Sol completa una órbita en 37 días, y de mostré que esto es correcto ele la siguiente manera:

576 / 243 = 2,37037037

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19. EL CÓDIGO DE VENUS DEL ZODÍACO

También el número 486 se refiere al cambio del campo magnético 11.520 * 486 = 23,7037037037

Ahora puedo demostrarle que los números 24 y 5.184 son importantes

106.6666 x 243 = 25.920
106,6666 x 225 = 24.000
106,6666 x 486 = 51.840

Y lo más importante:

576 x 9 = 5.184 (la multiplicación por 9 se usa varias veces)

Dos días después, decidí volver a mirar detenidamente el código del zodíaco. Había más códigos que hallar. Era tanta la lógica involucrada en esto que era imposible ignorarlo.

 

Sabemos que hay sólo cuatro calendarios posibles en el zodíaco: de 2.592, 2.304, 2.016 y 1.872 años; multipliqué estas cifras por 36 y dividí los resultados por el número del código de Venus:

2.592 x 36 = 93.312 / 576 = 162

2.304 x 36 = 82.944 / 576 = 144
2.016 x 36 = 72.576 / 576 = 126

1.872 x 36 = 67.392 / 576 = 117

De inmediato, identifiqué tres números que ya conocía: 162, 144 y 117, pero el 126 no me era familiar. Tal vez podría utilizarlo en alguna otra ocasión. ¿O no significaba nada, considerando que el número 576 (72.576) figuraba en el resultado?

 

Entonces, hice algunos cálculos simples:

162 - 144 = 18
144 - 126 = 18
126 - 117 =  9

Cuando sumo estos tres números (18 + 18 + 9), el resultado es 45, el número total de los bits desviados en un ciclo de manchas solares de 68.302 días.
Hasta aquí, todo iba bien; por lo tanto, seguí trabajando de una manera simple:

162 / 18 = 9

144 / 18 = 8

126 /  9 = 14
117 /  9 = 13

La gente de la Atlántida siempre trabajaba con series numéricas, y pronto yo hallé la conexión.

  9 x 8 = 72

14 + 13 = 27

En 72 y 27 figuran los mismos dígitos, pero invertidos. Multiplicando ambos números (72 x 27) obtuve 1.944. Las longitudes de tiempo del zodíaco divididas por este número arrojan los siguientes resultados:

2.592 / 1.944 = 1,333333

2.304 / 1.944 = 1,185185

2.016 / 1.944 = 1,037037

1.872 / 1.944 = 0,962962

La serie 1,333333 me hizo pensar acerca de la importancia del número 0.33333. Estaba familiarizado con el 37, entonces seguí haciendo cálculos:

0,333333 / 37 = 0.009009

0.185185 / 37 = 0.005005

0.962962 / 37 = 0.026026

Empecé a impacientarme y consideré estos números una y otra vez: se veían demasiado hermosos. ¡Debía de haber algo más en ellos! Y pronto obtuve la respuesta.

9 x 5 = 45 (ya descubierto antes)
26 x 45 = 1.170
26 x  5 = 130
26 x  9 = 234

Algunas simples restas me permitieron comprender mejor.

1.170 - 130 = 1.040

   234 - 130 = 104

1.040 - 104 = 936

¡Entonces volví a toparme con el número 936!

 

Pronto verá con claridad por qué utilizaban este número por separado en el número de código del zodíaco.


El ciclo de las manchas solares de los mayas
En algunos de esos cálculos fui a dar con el número 8.424; unas pocas cuentas mostraron la relación:

8.424 / 117 = 72

72 x 36 = 2.592 = el período más largo de una era del zodíaco

 

8.424 / 162 = 52
52 x 36 = 1.872 = el período más corto de una era del zodíaco

El número 8.424 esta relacionado con el número mayor del cambio magnético de los mayas, que puede hallarse en el Códice Dresden.

8.424 x 162.2222 = 1.366,560

Los números básicos para obtener este resultado son el 26 y el 37. Decidí utilizarlos para la duración más larga y la más corta de las eras del zodíaco;

2.592 x 26 = 67.392

Si le sumamos 936 a este resultado, obtendremos e) número menor del cambio magnético:

67.392 + 936 = 68,328 = ciclo de las manchas solares de los mayas

Luego, multipliqué la longitud menor del zodíaco por 37 y he aquí lo que hallé:

1.872 x 37 = 69.264

Resté 936 y nuevamente fui a dar con el ciclo de las manchas solares de los mayas:

69.264 - 936 = 68.328

De hecho, esto no podía ser una coincidencia, y pronto descubrí por qué:

936 x 20 = 18.720

No sólo es éste un número maya "sagrado", sino que, cuando se lo divide por 10. se refiere al período más corto del zodíaco. Por mera curiosidad, dividí los números del zodíaco que ya había utilizado por 72 y obtuve un resultado muy interesante:

2.592 / 72 = 36

1.872 / 72 = 26

26 x 36 = ¡936!

Como verá, siempre aparecen los mismos números.
 


La decodificación del número 720
Después de este descubrimiento, pronto hallé otras conexiones. Para empezar, la serie que ya tenia desde el principio era:

2,592 / 162 = 16

2.304 / 144 = 16

2.016 / 126 = 16

1.872 / 117 = 16

Ya habíamos obtenido antes el número 45 en la misma serie; por lo tanto, lo multipliqué por 16:

45 x 16 = 720

Esto indica la diferencia entre la duración mayor y menor del zodiaco:

2.592 - 1.872 = 720

Otra secuencia confirmó este asombroso descubrimiento sin lugar a duda:

2.592 / 45= 57,6

57,6 - 51,2 = 6,4

2.304 / 45 = 51,2

51,2 - 44,8 = 6,4

2.016 / 45 = 44,8

44,8 - 41,6 = 3,2

1.872 / 45 = 41,6

6,4 + 6,4 + 3,2 = ¡16!

También pude comprobarlo de otra manera (remítase al principio).

 2.592 / 18 = 144

  144 - 128 = 16

2.304 / 18 = 128
2.016 /  9 = 224

  224 - 208 = 16

1.872 /  9 = 208

Cuando combinamos estos números en otro orden, obtenemos:

224 - 128 = 96

96 - 80 = 16

224 - 144 = 80
208 - 128 = 80

80 - 64 = 16

208 - 144 = 64

El último número, 64, es igual a 4 x i 6, y yo ya había hallado una serie de 4 x 16; por eso multipliqué 64 x 45:

64 x 45 = 2.880

Seguro que éste era un número especial. Al observarlo con detenimiento, lo siguiente fue revelado:

2.880 - 720 = 2.160

2.160 x 12 = 25.920

2.880 + 720 = 3.600

3.600 x 7,2= 25.920

Cuando dividí el tiempo entre las dos catástrofes anteriores por este número, obtuve un resultado sumamente asombroso:

11.520 / 2.880 = 4

Una multiplicación con los diversos calendarios dio como resultado los "números sagrados" de los egipcios.

4 x 360 = 1.440

4 x 365 = 1.460

4 x 365,25 = 1.461

Un simple cálculo con el número 64 lo confirmó.

11.520 / 64= 180

El número 18 se usa en muchos cálculos:

18 x 1.440 = 25,920

El ciclo de precesión como resultado de un cálculo con el número 576.


Una breve investigación de la serie que había descubierto antes, reveló el siguiente resultado:

576 x 162 = 93.312         93.312 - 82.944 = 10.368
576 x 144 = 82.944         82.944 - 72.576 = 10.368
576 x 126 = 72.576         72.576 - 67.392 =   5.184
576 x 117 = 67.392

10.368 + 10.368 + 5.184 = 25.920 = ciclo de precesión

Ya habíamos hallado anteriormente la relación con Venus; ahora era el momento de echar una mirada a este periodo orbital con mayor detenimiento; ¡y pronto obtendremos una respuesta!

 

Como sabe, los mayas utilizaban dos números para el ciclo sinódico de Venus: el "número sagrado" 584 y el valor más preciso de 583.92. Después de este período. Venus se vuelve a ubicar exactamente en el mismo punto del cielo. Al restar estos dos números, obtenemos una diferencia de 0,08 días. Una profunda investigación arroja un importante resultado. Los lectores que han prestado atención saben que el número 117 ya se ha multiplicado por 584, y al hacerlo se obtiene el ciclo de las manchas solares determinado por los mayas un tanto "agrandado".

 

Si multiplicamos 117 por 0,08 obtenemos 9,36; y éste es un número muy especial, que yo ya había utilizado. Con él pude demostrar algunas tesis importantes. Por ejemplo, si dividimos el supernúmero maya del magnetismo solar por 936 obtenemos los "números sagrados" de los egipcios. ¡No puede ser coincidencia que justo ahora aparezca de nuevo! He descifrado muchos códigos mediante este número, y similitudes tan asombrosas como éstas son demasiado obvias como para ignorarlas.

 

Además, hallé los números 117 y 936 en el capítulo acerca del número 666: ¡se refieren al período entre el cataclismo anterior y el que vendrá!
 


Fórmula para números esenciales
Con el siguiente cálculo obtuve otro resultado sorprendente:

576 / 0,33333 = 1.728

En mi último libro redescubrí ese número varias veces y trabajé con él: es ahora el momento de volver a utilizarlo. El periodo entre los cataclismos anteriores fue de 11.520 años.

11.520 /  72 = 160
25.920 / 160 = 162
11.520 / 162 = 71,1111

Lo que me condujo a la serie numérica 0.8888888, que ya conocía de cálculos anteriores:

72 - 71.11111 = 0.888888

Entonces, el paso siguiente me dio el periodo que tarda Venus en girar alrededor de su eje.

1.728 / 72 = 24 

1.728 / 71,1111 = 24,3 (= 243)

Y ésta es la respuesta correcta: ¡243!

El próximo resultado confirmó por completo mi búsqueda anterior. Los cálculos previos ya habían arrojado el número 1.944 y éste me condujo a una maravillosa evidencia.

 

En esta ocasión fue fácil hallarlo:

1.728 / 0,88888 = 1.944

Esto, a su vez. dio como resultado la siguiente evidencia:

2.592 / 1.944 = 1,33333
2.592 / 24 = 108
2.592 / 24.3 = 106,66666

Por último:

108 - 106,66666 = ¡1,3333333!

 

Resumen
Cuando decodificamos el zodíaco egipcio, hallamos el ciclo de las manchas solares de los mayas, y esto nos conduce automáticamente al número que nos demuestra la cantidad de bits desviados en un ciclo. También aparecen con claridad más números de decodificación, tales como 1.944, 1.728. 67.392 y 936, en el Códice Dresden.

 

Este desciframiento demuestra que los mayas y los egipcios tuvieron un origen común.

 

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20. EL CICLO DE SOTHIS, EL ZODÍACO Y NUESTRA CRONOLOGÍA


Descubrí una indicación muy interesante para el ciclo de Sothis en un antiguo libro que data de 1860, escrito por Fierre Lachéze y editado por V. Palmé, titulado Eléments d'Astronomie (Elementos de Astronomía).

 

Cito aquí literalmente lo que dice sobre tres temas:

La precesión de los equinoccios:

"La precesión es un fenómeno causado por la desaceleración de los equinoccios. Por lo tanto, el Sol tarda más en estar en conjunción con la misma estrella. En la práctica, esto significa que necesita más tiempo para alcanzar la misma posición en el cielo".

El día solar:

"El día solar es el tiempo entre dos mediodías sucesivos o, en otras palabras, dos pasajes sucesivos del Sol en el mismo meridiano; esto dura exactamente 24 horas".

El día sideral:

"El día sideral o revolución sideral indica el tiempo que necesitan las estrellas para completar una órbita, para pasar dos veces por el mismo meridiano. Esto tarda 23 horas y 56 minutos".

La diferencia entre el día sideral y solar causa la precesión o corrimiento del zodíaco. Si multiplicamos la diferencia de 4 minutos por cada ciclo calendario, obtenemos el siguiente resultado:

365,25 x 4 = 1.461

365 x 4 = 1.460
360 x 4 = 1.440

Si dividimos 1.440 por 60 minutos para obtener la cantidad de horas, obtendremos 24 horas (1.440 + 60 = 24).


Después de 365 días quedan 20 minutos adicionales = 7A de hora = 1.200 segundos. Un año completo hace una diferencia de 1.260 segundos, que causan la precesión.

1.140 / 60 = 24 horas
1.460 - 1.440 = 20 minutos
1.460 = 24 horas + 20 minutos (o 1.200 segundos)
1.461 = 24 horas + 21 minutos (o 1.260 segundos)

Después de tres años arroja una diferencia de:

24 x 3 = 72 horas
(24 ⅓) x 3 = 73 horas

Y después de 72 años, la diferencia aumenta a:

24 x 72 = 1.728 horas
(24 ⅓) x 72 = 1.728

1.728 + 24 = 1.752 horas

Aquí es muy importante estudiar con detenimiento el número 1.728. Yo utilicé este número, cuyo significado es esencial, en mis cálculos para decodificar el zodíaco; pronto conocerá su origen.

 

Cuando se convierte a segundos, el resultado es el siguiente:

1.140 x 60 = 86.400
1.460x60 = 87.600
1.461 x 60 = 87.660

Al dividir estos resultados por la cantidad de días en un año calendario, obtenemos un número muy conocido:

86.400 / 360 = 240

87.600 / 365 = 240

87.660 / 365.25 = 240

También la división por la cantidad de grados en un círculo completo arroja una serie muy conocida (véase el Capítulo 4).

86.400 / 360 = 240

87.600 / 360 = 243,3333

87.660 / 360 = 243,5

Si empezamos con estos números, podemos redescubrir el código de los atlantes sobre la precesión.

243.3333 - 240 = 3,3333

El número 3,3333 muestra la cantidad de segundos que la Tierra se corre en el zodíaco en un solo año. Decidí continuar investigando, debido a la relación con el código zodiacal, que incluye el número 576.

 

Si sigue mis argumentos hallará series muy conocidas (véase el Capítulo 17).

86.400 x 25.920 = 2.239.488.000 / 576 = 3.888.000
87.600 x 25.920 = 2.270.592.000 / 576 = 3.942.000
87.660 x 25.920 = 2.272.147.200 / 576 = 3.944.700

Sobre la base de los próximos cálculos, podemos suponer que todavía hay más códigos. La verdadera longitud de un año calendario es de 365,2422; los mayas hacían cálculos con 365,242 días.

 

Nuevos cálculos dieron como resultado lo siguiente:

0,2422 x 86.400 = 20.926,08
0,242 x 86.400 = 20.908,8

Si restamos ambos números, obtenemos un código:

20.926,08 - 20.908,8 = 17,28 = ¡un importante número de código!

Dado que había notado que el número 8 aparecía dos veces después de la coma, decidí dividir por 8, de la siguiente manera:

20.926,08 / 8 = 2.615,76

20.908,8 / 8 = 2.613,6

2.615,76 - 2.613,6 = 2,16

 

216 = ¡el código de precesión! = anagrama de 261

Es mucho mejor observar el conjunto. En los cálculos hallamos los números 576 y 36: 5,76 y 3,6.

576 + 36 = 16 (el 16 aparece después de la coma en el resultado del tercero de los cálculos anteriores)

Este hallazgo demuestra que la gente de la Atlántida tenía un cálculo del tiempo increíblemente preciso. Eran capaces de detectar diferencias menores a 0,01 segundos en un año. Sin lugar a duda, ¡ésta era una astronomía superior!

 

Por lo tanto, llegué a la conclusión de que debería de haber más códigos ocultos: 20.926,08 segundos pueden subdividirse en 5 horas y una cantidad de segundos: 5 horas es igual a 18.000 segundos; la cantidad de segundos restantes es la siguiente:

20.926,08 - 18.000 = 2.926,08

Hallamos el número 8 después de la coma: nuevamente, hay más códigos para descubrir:

2.926.08 / 8 = 365.76 (¡otra vez 36 y 576!)

El código oculto es:

36 x 576 = 20.736

Si sumamos el cuadrado de 72, obtendremos el número de precesión:

72 x 72 = 5.184
5.184 + 20.736 = 25.920

De modo que los cálculos con 72 deberían hallarse en otra parte, y aquí están:

2.926.08 / 72 = 40.64

2.926 / 72 = 40,638888
40,64 - 40.63888 = 0.0011111 (11,1111= código de precesión)

Otra prueba:

72 x 24 = 1.728

72 x 8 = 576

La división por 8 arroja los siguientes resultados:

2.926 / 8 = 365.75
365.75 - 365,242 = 0.508
2.926.08 / 0,508 = 5.760 = número de código

Si lo dividimos por 60 segundos arroja una cantidad de minutos:

2.926,08 / 60 = 48,768

2.926 / 60 = 48,76666

Diferencia: 0,0013333 = número de código conocido (1,3333 x 27 = 36). ¡Los hindúes dividían el zodíaco en 27 parles de 13,3333 grados!


El número restante en segundos es:

48 x 60 = 2.880

2.926,08 - 2.880 = 46,08

2.926 - 2.880 = 46

En esta decodificación notamos que falla el número restante maya 0.08.

46,08 x 8 = 368,64 (aquí están ocultos los números 36 y 864)

46 x 8 = 368

46 = anagrama de 64, y 64 aparece después de la coma.

368,64 / 64 = 5,76 (observe arriba: 365.76)

368 / 64 = 5,75 (observe arriba: 365.75)


Increíble exactitud
E] hecho de que en muchos cálculos la aparición del número 8 fuera tan asombrosa y de que faltara el 0.08 en la decodificación del número maya me hizo pensar que podían calcular de una manera mucho más precisa de lo que nosotros suponemos.

 

Deseche el número 8 después de la coma y hallé la siguiente duración de un año solar:

20.926 / 86.400 = 0.242199074074074074

¡Este valor es increíblemente preciso! El número actual, calculado con sistemas de relojería atómicos y supercomputadoras, es 365,242199074.
Los mayas hacían sus cálculos usando un año de 365,242 días.

 

Nuevos cálculos resultan en:

0,242 x 86.400 = 20.908,8

Si omite ahora el número 8 después de la coma, obtiene:

20.908,8 - 0,8 = 20.908

Divida como lo hicimos más arriba:

20.908 / 86.400 = 0,24199074074074

La similitud con el valor actual es asombrosa; sólo Falta el número 2, igual que en el número maya. Por eso debía haber más códigos que descubrir. Si sigue mis pensamientos, los encontrará fácilmente.

 

Saltee la serie periódica 74:

0,24199 x 86.400 = 20.907,936 (¡el número 936 después de la coma!)
0,242199 x 86.400 = 20.925,9936

SI restamos el primer número del segundo:

20.925,9936 - 20.907,936 = 18,0576 (¡el número 576 después de la coma!)

Esto es asombroso porque 576 + 864 = ¡0.66666666! = ¡número de supercódigo!


Cuando omitimos el número 576 después de la coma y dividimos 18 por 86.400, obtenemos la diferencia ente el valor de los mayas y el valor real para el período orbital de 5a Tierra alrededor del Sol.

20.926 - 20.908 (redondeo de los números anteriores) = 18
18 / 86.400 = 0,00020833333
0,242199074074074 - 0,24199074074074 = 0,0002083333

18,0576 / 86.400 = 0.000209 (x 100.000.000 = 20.900)

209 - 208.3333 = 0.666666

Podemos hallar el número 0,6066666 en el próximo cálculo:

0,00000074074074 - 0.000000074074074 = 0.0000006666666666

Ya había utilizado este número para descifrar el programa computarizado sobre el cataclismo anterior; por lo tanto, es lógico que lo hayan usado, pues aquí está, ¡oculto en los cálculos del período orbital de la Tierra alrededor del Sol!
 


El período de la órbita sideral de la Tierra
Para obtener el exacto período orbital de la Tierra alrededor del Sol hemos utilizado el número 20.926; para el valor maya empleamos el 20.908.

 

Existe una correlación con la cifra 20.900, que decodificamos hace un momento:

20.926 - 20.900 = 26
20.908 - 20.900 =  8
20.926 - 20.908 = 18

8 es un número especial, y ya lo hemos usado en otros cálculos; multiplicaremos 8 por 16 y 26.

26 x 8 = 208
18 x 8 = 144

Si restamos estos números entre sí (208 - 144) obtendremos 64, cifra a la que también llegamos mediante la siguiente multiplicación:

0,000000074074074074 x 86.400 = 0,0064

Esto nos conduce al período de órbita sideral de la Tierra:

¡365,25 + 0,0064 = 365,2564!


Conclusiones

  1. Usando el ciclo de Sothis es posible decodificar el período orbital de la Tierra alrededor del Sol. El resultado es un número increíblemente preciso, que excede en exactitud al valor actual.

  2. El número maya para el período orbital de la Tierra alrededor del Sol confirma la decodificación del ciclo de Sothis. Nuevamente, esto demuestra el origen común de mayas y egipcios.

  3. Al continuar con la decodificación se tornó claro que ellos conocían de manera muy precisa el período de órbita sideral de la Tierra. Agradecí poder hacer uso de sus conocimientos en mis siguientes decodificaciones.

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