Capitulo 1
¡¿¡¿Contrails o Chemtrails?!?!
Contrails
Tras la llegada de los jet, nos hemos acostumbrado a ver rastros
blancos en el cielo cuando pasan aviones a gran altura. Estos
rastros — e n inglés, contrails; rastros de condensación- dependen
esencialmente de dos factores: la humedad del ambiente y las bajas
temperaturas. Pueden estar formados de finas gotas de agua
condensadas o de cristales de hielo y de nieve.
Al nivel del suelo, estos rastros pueden aparecer en climas extremos
(Antártida, Ártico) y son una seria limitación para la circulación
aérea. En altura, estas condiciones se dan normalmente a partir de
los 9.000 metros. Las estelas pueden permanecer visibles varios
minutos antes de que poco a poco el viento las disperse y
desaparezcan completamente. Estos contrails, formados sólo por
moléculas de agua, son inofensivos si no se tiene en cuenta la
polución que una sola turbina de avión pueda generar por el consumo
de carburante a propulsión y agentes químicos.
Los contrails compuestos de vapor de agua se disipan después de un
corto periodo de tiempo. Sólo pueden formarse a temperaturas de — 2
4 °C y además, a niveles de humedad relativa del 70% o superior,
según el meteorólogo Thomas Schlattes de la Administración Nacional
Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.
Un hecho separado y distinto en el conjunto de estos acontecimientos
es que se pueden formar nubes si la temperatura, la humedad relativa
y las condiciones de vaporización son favorables para su desarrollo.
Si los contrails, por su aspecto, se transforman en "nubes", se
puede concluir que el material de composición no es vapor de agua.
El tiempo de disipación de los contrails es relativamente corto, dos
minutos o menos. Lo cual supone que el contrail está
esencialmente compuesto de vapor de agua, al menos según la
definición clásica (condensation
trail o rastros de condensación). La tasa de disipación de los
contrails depende en buena medida del tamaño de los cristales de
hielo y de la cantidad de rayos solares. La dependencia de la
humedad relativa no es obvia. Una nube que se forma a partir de un
avión, cuando se da, depende principalmente de la temperatura, de la
humedad relativa, del tipo y del tamaño de las partículas (núcleos)
de aerosol que se han introducido.
La formación y la disipación de los contrails y la formación de
nubes deben reconocerse como dos procesos físicos separados que
provienen en ambos casos de condiciones diferentes y variables. Es
importante, cualesquiera que sean los análisis que se hagan de los
dos
procesos, que sean evaluados seriamente y por separado antes de
establecer una relación.
Chemtrails
Desde mediados de los años 90, observadores americanos comenzaron a
ver un aumento de rastros de un nuevo tipo. Aparecen a menores
altitudes que los de los contrails, a veces incluso a ras de suelo,
pueden ser blancos o coloreados y se disipan muy lentamente dejando
una neblina en la que se pueden encontrar partículas o filamentos.
En ocasiones, forman nubes longitudinales que se cortan súbitamente
dejando un agujero. Las nubes se vuelven a formar para terminar
algunos kilómetros más adelante. O, por el contrario, el surco
recorre el cielo de un extremo al otro del horizonte. Estas nubes no
siempre están situadas a gran altitud, como pretenden las
autoridades militares o las del control aéreo. Muy a menudo, se
pueden ver a una altura de entre 1.000 a 5.000 metros y más allá de
9.000 metros de los pasillos de los aviones comerciales.
Se pueden observar arco iris o una coloración anaranjada en ciertas
nubes. Otras son masas más oscuras en el interior o están ribeteadas
de negro. Estos pequeños surcos se expanden rápidamente (según la
velocidad del viento) y producen finas plumas o redes en abanico.
Contrariamente a los contrails, los surcos de los chemtrails a
menudo están rotos, con un vacío en el trazado, como si se hubiera
cambiado de bombona o de tanque.
Hecho importante: estos observadores no son gruñones profesionales o
ufólogos de salón. Son aficionados
a la aviación, médicos, científicos, policías, periodistas
íntegros... y gente que sufren irritaciones oculares o bronquitis,
alergias y fatiga a causa de esas basuras.
Pertenecen a todas las
clases sociales. A partir de criterios de salud pública se ha creado
una red de observadores de chemtrails (rastros químicos) en Internet
extremadamente activa.
Carta de un mecánico de una línea aérea
La web alternativa de Clifford Carnicom publicó una carta que
aparentemente ha sido escrita por un mecánico de una línea aérea,
más tarde fue colgada en la página de Jeff Rense.
Nadie ha podido
verificar la procedencia de la misiva, pero coincide con la carta de
un director de una línea aérea en respuesta a las declaraciones del
mecánico anónimo.
http://www.rense.com/politics6/chemdatapage.html
Chemtrails
¿Ha tropezado con la verdad un mecánico de una línea
aérea?
17 de mayo de 2000
"Por razones que comprenderán a medida que lean lo que sigue no
puedo desvelar mi identidad. Soy un mecánico de aviación que trabaja
para una línea aérea importante. Trabajo en una base de
mantenimiento situada en un gran aeropuerto y el azar ha querido que
descubra lo que no me estaba visiblemente destinado.
Antes de nada, tengo que explicar en dos palabras cómo funciona la
jerarquía en el mundo de los mecánicos aeronavales. Es importante
para comprender mi historia y para la causa a la que ustedes
consagran una gran parte de su energía.
Los mecánicos quieren trabajar en tres dominios: la aviónica, los
motores y los comandos de vuelo. Se considera que los mecánicos que
trabajan en estos sistemas han alcanzado el grado más alto del
escalafón jerárquico. A continuación vienen los mecánicos que
trabajan en los sistemas hidráulicos y en los aparatos de
climatización. Después se encuentran lo que se ocupan de los
sistemas subalternos.
En fin que en la parte más baja del escalafón se encuentran los
mecánicos que se dedican a los sistemas de vaciado de aguas
residuales. Ningún mecánico quiere trabajar en las bombas, en los
tanques y en las tuberías que almacenan los deshechos de los
lavabos.
Sin embargo, en cada aeropuerto en el que he trabajado siempre había
2 ó 3 mecánicos que se presentaban voluntarios para ese servicio.
Los otros están tan contentos de que lo hagan que nadie presta
atención a esos individuos y ningún mecánico serio tiene realmente
una relación con esos mecánicos de segunda clase. De hecho, yo mismo
hasta hace poco nunca me había preocupado de este asunto.
La mayoría de las compañías aéreas tienen acuerdos de servicios
recíprocos con las otras compañías que utilizan el mismo aeropuerto.
Esto significa que si una tiene un problema técnico, uno de nuestros
mecánicos se ocupará de él. En contrapartida, si uno de nuestros
aviones tiene algún problema en el lugar donde otra compañía tiene
su base de mantenimiento, ellos se encargan de repararlo.
El mes pasado, me llamaron para trabajar en un avión de otra
compañía. En el momento de la llamada, el controlador no sabía cuál
era el problema y no podía darme ningún detalle. Cuando llegué al
lugar, descubrí que la avería
se situaba en el almacenaje de desperdicios. No había otra solución:
tenía que trepar hasta el interior de la carlinga para arreglar el
problema.
Al entrar en el compartimento me di cuenta de que había algo raro.
El avión tenía más tanques, bombas y tuberías de los que se
mencionaba en el libro de cargas.
Al principio, supuse que se había modificado el sistema. Hacia más
de diez años que no había trabajado en un sistema de ese tipo.
Mientras trataba de encontrar el problema me di cuenta que las
tuberías y los tanques suplementarios no estaban conectados al
sistema de evacuación... Acababa de descubrirlo cuando otro mecánico
de mi compañía apareció de repente. Era justamente uno de los
mecánicos que trabajaba habitualmente en esos sistemas. Le pasé el
trabajo con mucho gusto. Como ya me iba, le pregunté a propósito del
equipamiento suplementario. Me dijo: ocúpate de tu trabajo y déjame
a mí preocuparme por el mío.
Al día siguiente estaba en el ordenador de la compañía viendo un
plan de cableado. Ya que estaba decidí hacer una búsqueda sobre el
equipamiento suplementario que había encontrado en el avión. Para mi
gran sorpresa, los manuales no hacían ninguna referencia al
equipamiento que había visto el día anterior. Busqué en los informes
del fabricante y tampoco encontré nada. Me picaba la curiosidad
terriblemente: estaba decidido a descubrir la naturaleza de aquel
equipamiento.
A la semana siguiente recibimos tres de nuestros aviones en el
hangar principal para la inspección periódica. Los mecánicos trepan
por todos lados del avión durante estas inspecciones. Acababa de
terminar mi trabajo así que decidí ir a ver el sistema de evacuación
de uno de los aparatos. Con
todos los mecánicos alrededor estaba seguro de que nadie se daría
cuenta de mi presencia. Para mi sorpresa, ¡el avión que decidí
inspeccionar también poseía ese tipo de equipamiento suplementario!
Seguí el sistema de cañerías, de bombas y de tanques. Descubrí lo
que parecía ser la unidad de mandos del sistema. Era una caja de
mandos estándar de la aviónica, pero sin la más mínima inscripción.
Pude seguir los hilos desde la caja de mandos hasta las bombas y
hasta las válvulas, pero ningún circuito de mandos llegaba a esa
unidad. Los únicos hilos que estaban conectados a esa unidad se
unían al sistema operacional de los mandos del avión.
El sistema poseía un gran tanque y dos más pequeños. Era difícil ver
debido a la estrechez del compartimento, pero me pareció que el
tanque grande sería de unos 200 litros. Los tanques estaban
conectados a una válvula de vaciado y de llenado que pasaba por el
fuselaje justo por detrás de la válvula de vaciado de aguas
residuales. Busqué bajo el avión para ver dónde conducía ese
empalme, vi que estaba escondido detrás de un falso panel bajo otro
panel que accedía al sistema de drenaje del vaciado.
Seguí las tuberías de las bombas. Los tubos
conducían a una red de
conductos más pequeños que terminaban en los rebordes traseros de
las alas y de los estabilizadores horizontales del avión.
Si miran atentamente las alas de un gran avión verán como una coleta
de cables de aproximadamente el tamaño de un dedo extenderse por el
borde posterior del ala. Son vástagos de descarga estática. Se
emplean para disipar la electricidad estática que se acumula en el
avión durante el vuelo. Descubrí
que los conductos de ese sistema conducian a uno de cada tres
vástagos de descarga electrostática. Esos vástagos habían sido
agujereados como para dejar salir el producto que fuera.
Hacia algún tiempo que estaba encaramado en el ala cuando de pronto
uno de los supervisores me ordenó abandonar el hangar. A
continuación me dice que mi trabajo había terminado y que no estaba
autorizado a hacer horas extra.
Los dos días siguientes estuve muy ocupado y no encontré ni un
minuto para seguir mi pequeña investigación.
Dos días después de mi descubrimiento me llamaron para reemplazar un
detector de temperatura del motor de un avión que tenía que
despegar. Terminé el trabajo y volví al papeleo.
Alrededor de 30 minutos más tarde, fui convocado por el director
general. Cuando entré en su despacho, me esperaban el representante
de nuestro sindicato y otras dos personas que no conocía. El
director me dice que se había encontrado un problema serio. Fui
suspendido por falta grave. Me abrieron un expediente disciplinario
declarando que había escrito datos falsos en mi informe de trabajo
relativos al detector de temperatura del motor que acababa de
instalar horas antes. Estaba abatido y comencé a protestar. Dije que
era ridículo y que había hecho mi trabajo a conciencia. El
representante del sindicato intercedió. Recomendó que echáramos un
vistazo para aclarar las cosas. En ese momento pregunté quiénes eran
los otros dos hombres. El director general me indicó que eran
inspectores de seguridad de la compañía aérea, pero que no tenían
por qué darme sus nombres.
Fuimos al avión que tenía que haber despegado, pero que todavía
estaba aparcado en la rampa de mantenimiento. Abrimos el motor y el
representante de los sindicatos retiró el detector de temperatura.
Verificó el número de serie y constató que era la antigua pieza. A
continuación fuimos al mostrador de piezas y el representante de los
sindicatos verificó mi informe. Cogió una caja sellada de una
estantería. La abrió y retiró el detector de temperatura del motor
que tenía el mismo número de serie que el que yo había instalado. Me
dijo que estaba suspendido sin salario durante una semana.
El primer día de mi suspensión descansé en casa preguntándome lo que
me había ocurrido. Durante la tarde recibí una llamada telefónica.
La voz me dijo: Ahora sabe lo que les ocurre a los mecánicos que
meten la nariz donde no les llaman. La próxima vez que trabaje en
sistemas que no le incumben perderá el empleo. Como hoy me siento
generoso, creo que podrá volver pronto a su trabajo. Clic.
Inmediatamente relacioné lo que acababa de ocurrir y el
descubrimiento de las conducciones misteriosas.
A la mañana siguiente me llamó el director general. Me dijo que
debido a la excelencia de mi dossier la suspensión había quedado
reducida a un día. Así que tenía que incorporarme inmediatamente al
trabajo. La única cosa en la que podía pensar era: ¿Qué intentan
esconder? y ¿quiénes son?.
La vuelta al trabajo se produjo como si nada hubiera ocurrido.
Ninguno de los otros mecánicos mencionó la suspensión que me habían
impuesto.
De hecho, el representante sindical me dijo que no servía
de nada hablar. Pero esa noche navegué por Internet buscando
respuestas. No me acuerdo cómo lo conseguí, pero encontré su página
por casualidad. Entonces
la situación se aclaró cada vez más. Al día siguiente por la mañana
en el trabajo encontré una nota escrita en el interior de mi
taquilla cerrada con llave. Decía: La curiosidad mató al gato. No
visites las páginas de Internet que no te conciernen.
Así que ELLOS me observan.
No sé lo que están vaporizando, pero puedo certificar que lo hacen.
Me imagino que utilizan los camiones cisterna. Son los camiones que
vacían los deshechos de los tanques de almacenaje de los lavabos.
Habitualmente los aeropuertos subcontratan ese tipo de trabajo y
nadie se acerca a esos camiones. ¿Quién querría estar cerca de un
camión lleno de m... ?
Cuando vacían los tanques de aguas
residuales, llenan los del sistema de vaporización. Conocen los
planes de vuelo de los aviones. De modo que probablemente programan
la unidad de mando para que comience a pulverizar cierta cantidad
del producto que sea después de un tiempo, cuando el avión ha
alcanzado una altitud determinada o sobre ciertas aglomeraciones. La
abertura del vaporizador en los falsos vástagos electrostáticos es
tan pequeña que nadie en el avión podría darse cuenta".
Dios nos asista a todos,
Un ciudadano implicado
Respuesta de un mando de una línea aérea en la página de Clifford
Carnicom
www.carnicom.com
22 de mayo de 2000
"Sr. Carnicom: Cuando he leído la carta que ha recibido del mecánico anónimo, me he
sentido obligado a responderle. Yo también trabajo para una línea
aérea, aunque mi puesto está en un nivel superior de gestión. No
daré el nombre de la compañía ni de la ciudad en la que estoy ni el
puesto que ocupo por razones de seguridad. Querría poder documentar
todo lo que voy a desvelar, pero es prácticamente imposible porque
podría tener consecuencias nefastas para mí.
Los elementos contenidos en la carta del mecánico anónimo me parecen
auténticos. Compañías aéreas americanas participan en un proyecto
llamado Project Cloverleaf (Proyecto hoja de trébol) desde hace ya
algunos años. Algunas personas recuerdan haber recibido consignas
sobre la cuestión en 1998. A mí se me advirtió en 1999. Todos los
empleados de líneas aéreas que han recibido instrucciones relativas
al proyecto Cloverleaf han pasado estrictos controles de seguridad
sobre sus antecedentes personales y antes incluso de recibir las
instrucciones nos empujaron a firmar un acuerdo de no divulgación
que dice fundamentalmente que si hablamos de lo que sabemos corremos
el riesgo de ir a la cárcel.
En nuestra oficina, alrededor de veinte empleados y yo mismo
recibimos instrucciones de dos funcionarios oficiales de un
organismo gubernamental. No dijeron cuál. Dijeron que el gobierno
iba a remunerar a nuestra línea aérea, y a otras, por
soltar ciertos productos químicos especiales desde los aviones
comerciales.
Cuando les preguntamos qué productos químicos eran, dónde y porqué
los íbamos a pulverizar, nos respondieron que se nos proporcionaría
la información si era necesario... Añadieron que no necesitábamos
saber más. Afirmaron que los productos químicos eran inofensivos.
Finalmente concluyeron que el programa era de tal importancia que
tenía que llevarse a cabo a cualquier precio.
Cuando les preguntamos por qué no asignaban solamente aviones
militares para pulverizar esos productos químicos, dijeron que no
había suficientes aviones militares disponibles para soltarlos a tan
gran escala.
Por este motivo se lanzó el proyecto Cloverleaf para permitir que
las líneas aéreas comerciales ayudaran a soltar esos productos
químicos en la atmósfera. Después alguien preguntó por qué todo ese
secreto... Los representantes del gobierno afirmaron que si el gran
público sabía que los aviones que vuelan sobre sus cabezas descargan
productos químicos en el aire, los grupos de ecologistas exigirían
que se parara la pulverización.
Alguien hizo a uno de los hombres del gobierno la siguiente
pregunta: ¿Si los productos químicos son inofensivos por qué no
hacer pública la naturaleza de esos productos y la razón por la cual
los pulverizamos? Parecía desestabilizado por la cuestión. Respondió
con un tono autoritario que el público no tiene necesidad de saber
lo que ocurre y que ese programa había sido concebido por su mayor
interés. También afirmó que debíamos callar y no hacer más preguntas
sobre el tema. Con eso, se levantó la sesión de información.
En nuestra oficina, todos los documentos relativos al proyecto
Cloverleaf se conservan en cajas fuertes. Nadie tiene autorización
para sacarlos. Muy pocos empleados tienen acceso a ellos y nunca
hablan de su contenido.
Sr. Carnicom, no soy en absoluto idiota. Sé que ocurre algo y estoy
francamente asustado. Me siento culpable de estar al corriente de la
existencia de esta operación, pero he guardado silencio. Me altera
saber que la compañía para la que trabajo podría estar envenenando a
los americanos. Espero que esta carta abra los ojos de ciertas
personas sobre lo que ocurre en este momento en nuestros cielos.
Insisto en que me gustaría poder dar una información documentada,
pero comprende por qué tengo que guardar el anonimato absoluto.
Gracias".
Foto 2:
Compuestos biológicos obtenidos de los análisis de lluvia.
Se
encuentran como en el interior de una matriz.
Poseen las propiedades
visuales de los glóbulos rojos o eritrocitos.
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