por Antonio F. Muro
del Sitio Web
DSalud
Los seres humanos estamos hechos de agua, sí, pero de un agua muy
especial compuesta de cristales líquidos en forma de
clatratos
que
permiten que la luz - y, por ende, la energía - viaje a velocidades
increíbles por nuestro organismo transmitiendo información.
Y según
la doctora mexicana Esther del Río su pérdida es una de las
principales causas de enfermedad por lo que su restitución permite
recuperar la salud. Las impresionantes curas que ha obtenido así en
patologías tan graves como el cáncer parecen darle la razón. Se
trata de un descubrimiento trascendental que les contamos en detalle.
El 75% del peso de un adulto es "agua" (un 90% en el caso del
cerebro) pero al nacer esa proporción era del 90-95% mientras en la
senectud apenas llegará al 60-65%. Lo que implica que a medida que
envejecemos nos "secamos". Por tanto, siendo el agua el caldo
imprescindible donde la vida se manifiesta lo razonable sería
colegir que en pleno siglo XXI conociéramos ya todos sus secretos.
¿Es así? Pues no; nada más alejado de la realidad.
Obviamente conocemos muchas cosas del agua. Sabemos, por ejemplo,
que las moléculas que la componen son dipolares y están constituidas
por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Y que se trata de una
sustancia con propiedades únicas, inusuales y no esperadas en una
molécula tan sencilla. De hecho se trata del solvente universal por
excelencia.
Es decir, el medio en el que se disuelven casi todas las
sustancias teniendo lugar en su seno innumerables reacciones
químicas fundamentales para el metabolismo de los seres vivos. Algo
que es posible merced a su polaridad y conductividad eléctrica (una
vez más la energía como base de la vida). Es por ello muy importante
en la estabilización del clima dada la gran cantidad de calor que
puede almacenarse en el agua del mar.
Además, dependiendo de la
temperatura y la presión, puede cambiar fácilmente de estado. De ahí
que podamos verla como líquido en el río o el mar, como sólido en un
iceberg o como gas en la atmósfera.
Sabemos igualmente que en el organismo el agua intracelular
representa un 50% de la masa corporal magra y el agua extracelular
un 20%, porcentaje que se reparte entre el líquido intersticial
(15%) y el líquido circulante (5%). Y sabemos igualmente que el agua
se puede activar, energetizar, dinamizar, indumizar, oxigenar,
ozonizar, mesmerizar, cromatizar, solarizar, sonorizar, ionizar,
imantar, polarizar, magnetizar...
Ahora bien, ¿significa todo esto
que se dispone actualmente de una imagen definitiva de la estructura
del agua? La respuesta es NO.
Ciertamente se han propuesto numerosos modelos de la estructura del
agua pero ninguno es satisfactorio porque no explican plenamente
todas sus propiedades.
De ahí que los trabajos de la bioquímica
mexicana Esther del Río adquieran especial relevancia. Y es que sus
estudios sobre la naturaleza del agua, su afirmación sobre la
existencia de moléculas de cristal líquido en el agua interna del
cuerpo y la relación de la misma con una red magnética que abarca
todo el organismo explicaría la rapidez de las respuestas biológicas
a nivel celular aportando además una herramienta práctica para el
cuidado de la salud y la lucha contra la vejez.
Es más, su propuesta
dotaría de base científica a las terapias naturales energéticas.
MOLÉCULAS DE CRISTAL LÍQUIDO
Hablamos de alguien que comenzó hace ya casi 40 años - en 1968 - dos
proyectos de investigación que han avanzado en paralelo estas
últimas décadas.
El primero de ellos trataba de encontrar respuesta
a cómo en los organismos pueden producirse intercambios de señales
en millonésimas de segundo cuando la aparente estructura del agua de
la que mayoritariamente están compuestos no debiera posibilitar
semejantes velocidades en las respuestas biológicas.
"El hecho - afirma
Del Río - de que todo organismo esté formado por protoplasma,
sustancia vital que se caracteriza por movimiento y respuesta en
millonésimas de segundo, nos hizo pensar que el líquido que lo
conforma pudiera tener otra estructura molecular que operara en ese
tiempo. El agua - H2O - es una sustancia de características químicas
sui generis debido a la bipolaridad de su molécula y como resultado
de ello es el mejor solvente del mundo.
Tiene además otras
características idóneas para resguardar la vida. Pero en lo que se
refiere a su conductividad no es del mismo orden de respuesta que el
protoplasma.
Así que decidimos iniciar la búsqueda en la estructura
molecular del agua del mecanismo que permite que esa respuesta se
produzca en millonésimas de segundo".
La doctora Del Río nos contaría luego que desarrolló su modelo a
partir de los trabajos sobre la estructura del agua de Linus Pauling
quien ya en la década de los 50 del pasado XX, utilizando un aparato
de difracción de rayos X, formuló la teoría de que las moléculas de
agua podían presentarse unidas formando un dodeicosaedro de caras
hexagonales y pentagonales a las que llamó
clatratos.
Un clatrato
(del latín clathratus que significa "rodeado o protegido por vallas
o verjas") es una sustancia en la que un componente cristaliza en
una estructura muy abierta que contiene huecos o túneles en los que
pueden estar atrapados los átomos o moléculas pequeñas de un segundo
componente. Pauling apuntó que cada clatrato está formado por 32
caras externas y una pirámide de 4 triángulos equiláteros sobre la
base de un cuadrado.
En total pues 37 (que guardan las 37 moléculas
de agua).
También observó que eran inestables - se forman y se
destruyen a la 10-11 segundos - pasando por un
intervalo en donde las 32 caras forman 4 octaedros para volverse a
agrupar inmediatamente en clatratos.
"La propuesta de nuestro proyecto - nos diría Esther Del Río - es que
el agua de nuestros tejidos es en su mayor parte cristal líquido en
forma de clatrato (H2O)37; es decir, un estado intermedio de la
materia (mesomórfico), estable y que por ser cristal líquido
conserva las propiedades de los líquidos más las propiedades de los
cristales ópticos; y lo más importante: es capaz de guardar memoria".
En pocas palabras, los cristales líquidos mantienen:
-
todas las
propiedades de movimiento de los líquidos
-
todas las propiedades ópticas
de los cristales sólidos
-
sirven como unidades de almacenamiento de
memoria
-
responden a diferentes longitudes de onda vibratoria
Todo
lo cual les permite codificar y recodificar información en
millonésimas de segundo.
De hecho las propiedades de los
cristales
líquidos han sido la base de los inventos más importantes del siglo XX y parte del XXI.
Gracias a sus propiedades el desarrollo de la
informática actual nos ha llevado a los ordenadores, los láser, las
pantallas de plasma, los móviles, los satélites artificiales, las
naves espaciales, los telescopios, los microscopios electrónicos y
toda la informática capaz de registrar, guardar, ordenar datos,
codificar programas, etc.
"Por eso mismo - señala Esther Del Río - al
incorporar este concepto confirmamos que somos el mejor ordenador
del mundo y que toda célula se comunica a través de una pantalla de
cristal liquido capturando y mandando hologramas que pueden ser
codificados".
Las moléculas de cristal líquido capaces de reaccionar a pequeñas
modificaciones de energía codificando y transmitiendo longitudes de
onda - trabajando como una unidad de memoria o microchips - serían así
el vehículo ideal para transmitir a velocidades inimaginables la
información electromagnética.
Energía que ha sido identificada por
las culturas ancestrales con diversos nombres - Chi (en la cultura
china), Ki (en la cultura japonesa) y Kundalini y Prana (en la hindú) -
y que investigadores como el profesor F. A Popp - de la Universidad
de Kaiserslautern (Alemania) - sostienen llega a través de biofotones.
"Los biofotones - explica Popp - posibilitan una herramienta poderosa
para comprender la salud y la enfermedad desde el punto de vista de
la comunicación interior y exterior celular dentro del sistema vivo
bajo investigación, una fuente de información saludable
electromagnética".
Pues bien, esta luz, estas ondas lumínicas,
tendrían en el cristal líquido - tal y como ha sido definido por la
doctora Del Río - el material ideal para constituir "canales biofotónicos" entre las distintas partes del cuerpo. La luz correría
pues por nuestras "venas electromagnéticas" llevando su información
de una parte a otra del organismo.
Esta explicación de la bioquímica mexicana respaldaría por cierto
los postulados del científico soviético Peter P. Gariaev - del
Institute Control of Sciences Russian de la Academia de las Ciencias
de Moscú - que considera el ADN un bioordenador capaz de recoger y
transmitir información de su entorno a través de ondas a partir de
las cuales pueden modificarse los patrones de comportamiento de las
células.
"La propuesta del agua como cristal liquido dentro de los tejidos en
su estructura de (H2O)37 - señala en sus escritos Del Río - es la
única que satisface la transmisión de la información - tanto
eléctrica como electromagnética, interna o externa - de todo
organismo vivo.
Esta posibilidad quedó confirmada cuando en la
segunda investigación descubrimos una red ferroso-férrica conformada
por macromoléculas de hierro ferroso-férricas en sus formas
cristalinas romboides y tetraédricas que trabaja intermitentemente
produciendo energía electromagnética por diferencia de potencial.
Tanto los cristales líquidos como la red ferroso-férrica conforman
un sistema de información en donde cada macromolécula de hierro
funciona como un microcampo magnético rodeado de agua cristal
líquido (H2O)37 y otros elementos alcalinotérreos y metaloides".
EL CUERPO FÉRRICO
Las macromoléculas de hierro serían descubiertas en 1974 por el
grupo de investigación de la Dra. Del Río y su descubrimiento
presentado en 1984 durante el congreso de la Academia de Medicina y
Homeopatía celebrado ese año en México. Y en 1986 dio a conocer su
trabajo aunque sólo a nivel nacional.
Posteriormente, en 1989, J. L. Kirschvink encontraría magnetitas en el cerebro de los animales
responsabilizándolas de su orientación hacia los ejes magnéticos de
la Tierra, descubrimiento que complementaría tres años después al
descubrir magnetitas en el cerebro humano con morfología de
cristales.
Bueno, pues esas partículas magnéticas - según los trabajos mexicanos -
pueden tener forma esférica o piramidal y su distribución no es
uniforme.
Son mayores que una célula, se encuentran
intermitentemente, reaccionan oxidándose y reduciéndose, y cuando
una se oxida y otra se reduce se forman diferencias de potencial y,
por ende, una corriente electromagnética de tal manera que todo
nuestro cuerpo esta nutrido de corrientes electromagnéticas que, a
su vez, forman dentro del organismo una barrera de protección contra
cualquier desequilibrio bioquímico. También han averiguado que en el
centro del cuerpo son más densas y hacia el exterior se presentan de
forma más aisladas.
Y que sus emisiones electromagnéticas pueden ser
en línea o helicoidales.
"Cabe destacar que estas macromoléculas de hierro oxidadas y
reducidas - afirma Del Río - se encuentran más densas en el centro del
cuerpo conformando un eje que corre enfrente de la columna vertebral
donde se destaca la presencia de esferas compuestas de
macromoléculas reducidas y oxidadas con una velocidad de
intermitencia más fuerte por el rebote de las energías producidas
las cuales tienen movimientos helicoidales hacia arriba y debajo de
este eje.
Estas esferas magnéticas nos recuerdan a los chacras o
centros de energía que fueron expresados en un principio en libros
muy antiguos y después retomados por los vedas".
Hay que decir que esta aparente confirmación de la existencia de los
chacras - puente entre la ciencia de vanguardia actual y el
conocimiento transmitido a través de los milenarios textos desde
Oriente - es uno de los elementos más sorprendentes y apasionantes de
los trabajos de la doctora Del Río.
"Esa red compuesta de microcampos magnéticos - explica la bioquímica
mexicana - ha sido vista a través de aparatos de rayos X modificados
con electroimanes pudiéndose observar el cuerpo lleno de luces
fluorescentes e intermitentes con densidades de magnetitas
abundantes en donde se encuentran las glándulas mas importantes del
cuerpo coincidentes con los sitios en donde se han mencionado la
existencia de chacras.
En conclusión, cada chacra está conformado
por miles de magnetitas ferroso-férricas formando verdaderas esferas.
Y es importante mencionar que estas esferas se encuentran en los
lugares donde están las glándulas más importantes del cuerpo así
como también son coincidentes con lo expresado en estos libros.
Tales centros de energía son 7 y se localizan en los órganos
sexuales, en las suprarrenales, entre el hígado y el páncreas, en el
timo, en la tiroides, en la pineal y en la hipófisis. De ahí podemos
deducir que este orden magnético protege al orden bioquímico a
través de los cristales líquidos de los chacras y las glándulas".
Ante ello Esther Del Río no tiene ningún inconveniente en reconocer
la existencia de un ser humano integrado por tres cuerpos - cuerpo
magnético, cuerpo bioquímico y cuerpo mental - conectados a una
conciencia superior.
El cuerpo magnético, según sus planteamientos,
protegería la bioquímica celular ya que esta red es la responsable
de la producción de energía electromagnética que, como una tela de
araña, atrapa los cristales líquidos que guardan y codifican la
información como pantalla de cristal líquido.
"Los cristales líquidos - explica - pueden quedar en forma coloidal
dentro de las células entre las hélices del ADN o bien entre los
aminoácidos de las proteínas que conforman el tejido conjuntivo que
es el tejido que contiene más agua cristal líquido (80%).
Aquí
observamos que los impulsos electromagnéticos están también
involucrados en esta red de información ya que la célula queda
inmersa en un campo magnético y ello nos permite proponer un trabajo
de enlace entre la energía electromagnética producida por los seres
vivos y el exterior como una gran antena parabólica que recibe
información y emite longitudes de onda fuera del cuerpo en pulsos
intermitentes en diferentes niveles de energía; eso podría ser el
aura electromagnética.
A la vez explica el trabajo de nuestro
sistema magnético como el de una bobina cuyo centro es más denso con
producción de energía helicoidal y hacia el exterior menos denso con
energía en línea conformando los meridianos que son utilizados en la
Medicina Tradicional China y en otras terapias holísticas".
En resumen, sus investigaciones la han llevado a concluir que toda
célula requiere de cristales líquidos para la transmisión de sus
mensajes, que toda información interior es guardada en la estructura
cerebral correspondiente a través de cristales líquidos y que el
organismo es como una gran computadora con pantalla de cristal
líquido.
APLICACIONES TERAPÉUTICAS
Consecuentemente, para Esther Del Río la salud no es sino un estado
de equilibrio entre el cuerpo magnético y el cuerpo bioquímico en el
que tanto el cuerpo férrico como las moléculas de cristal líquido
juegan un papel básico. Precisamente cuando nuestra red magnética se
desorienta o destruye por causas externas e internas el cuerpo
magnético es cuando comienza a desarrollarse la enfermedad.
Encontrándose entre las externas la contaminación ambiental, la
contaminación alimenticia y las radiaciones ionizantes, entre otros
factores. Y entre las internas las emociones, el estrés, la genética,
etc.
Pues bien, para reordenar la red magnética y corregir el campo
magnético pulsante interno y externo del cuerpo a fin de evitar el
fallo bioquímico tendría perfecta justificación - siempre según los
investigadores mexicanos - el uso de cualquier terapia holística que
incluya la aplicación de campos magnéticos pulsantes regulados de
forma general o bien en forma particular mediante técnicas de
biomagnetismo; acupuntura, aromaterapia o cualquiera de las terapias
que trabajan equilibrando la energía.
Lógicamente si el cuerpo magnético no transmite correctamente a las
células la información vibracional adecuada a través de las
moléculas de cristal líquido para la realización de sus procesos
bioquímicos éstos se producen de manera cada vez más defectuosa
dando lugar también a la enfermedad. Con lo cual tan necesaria es la
batería como los medios de transporte de la energía.
Otra función de los cristales líquidos dentro del cuerpo está
relacionada con la recuperación de tejidos dañados ya que
reestablece la secuencia de información correcta entre las células
revirtiendo el proceso de corrupción que dio origen a una
comunicación incorrecta o alterada.
Precisamente - según Esther Del
Río - es la pérdida de capacidad para transformar el agua normal
(H2O) en (H2O)37 la que lleva al envejecimiento celular. Incluso
para la replicación del ADN se requiere del cristal líquido que es
el que guarda la memoria de vida.
CREACIÓN DEL CRISTAL LÍQUIDO
Bueno, pues llegados a este punto debemos desvelar ya que Esther Del
Río ha patentando un proceso químico para producir Agua Vital o
Cristal Líquido.
Un método gracias al cual partiendo de agua
purificada se puede obtener agua-cristal líquido.
"Con aparatos de
alta precisión - explica - convertimos agua normal en Agua Cristal
Líquido que es un estado coloidal o mesomórfico. Sus características
físicas son también diferentes.
Tiene una alta tensión superficial - aproximadamente
60 dinas - es de mayor densidad, pesa más que el agua normal, es
ligeramente turbia debido a precipitaciones de sales férricas que no
se han agregado sino que forman parte del agua natural, no tiene
olor y siempre se conserva fresca.
Con este tipo de agua puede darse
un aporte electrolítico a los tejidos que mejore el funcionamiento
de los órganos, se estimulen las células y se reorganice el tejido
conjuntivo mejorando en todos los casos la calidad de vida".
Es más, este tipo de agua forma parte hace tiempo del tratamiento
que la doctora Patricia Pérez del Río - hija de Esther del Río -
utiliza desde hace años en su consulta en todo tipo de patologías
así como para prevenir el envejecimiento, con resultados - dados a
conocer en distintos congresos - sorprendentes.
Porque durante los
últimos años se han obtenido, por ejemplo, recuperaciones
impresionantes en cáncer.
"Hemos llegado a la conclusión después de
tantos años - nos diría Pérez del Río - de que el cáncer es un
problema emocional y por eso los resultados con el agua-cristal
líquido están siendo muy buenos. Y mejoran cuando se consigue la
recuperación emocional del paciente".
También en el caso de
enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoide
afirman haber obtenido excelentes logros.
"Aunque los resultados comienzan a verse de verdad a partir del
tercer mes - nos diría la doctora Pérez del Río - en la mayoría de los
casos ya puede apreciarse mejoría a partir del primer mes de
tratamiento".
Se trata además de un tratamiento barato y sencillo de
aplicar pues basta ingerir dos vasos diarios de agua-cristal líquido,
aplicarla mediante compresas o atomizarla en casos de psoriasis. No
se aplica empero por vía intramuscular ni intravenosa. Por supuesto,
cuenta con los permisos correspondientes del departamento de Sanidad
de México y su aplicación sólo le exige al paciente dejar el alcohol
y cualquier otro tóxico.
A modo de recapitulación podríamos afirmar que los planteamientos de
la doctora Del Río permiten completar algunas otras teorías de la
Física moderna. Por una parte responde a cómo el ser humano canaliza
la energía (biofotones hoy, Ki-Chi ayer) que obtiene de su entorno
para el correcto funcionamiento de la bioquímica de su cuerpo.
El
entorno medioambiental vendría a ser pues la batería que permite la
alimentación eléctrica de nuestro motor y de cada una de sus piezas.
Energía absorbida a través de los "acumuladores" de nuestro
organismo - papel que juegan los chakras - que finalmente acaba
convirtiéndola en impulsos electromagnéticos que circulan por las
moléculas de cristal líquido entre las células.
Por otra parte, los
trabajos de Esther del Río también permiten comprender
investigaciones como las del físico Garaiev que presuponen la
existencia de un mundo subcuántico del que el ADN extrae la
información con la que se conforma el ser humano. En este caso las
moléculas de cristal líquido serían las encargadas de la transmisión
de la información de dentro afuera a través del cuerpo férrico de
tal manera que en nuestro campo magnético externo - aura - puede
reflejarse la información del interior de nuestro organismo.
Terminamos señalando que el paso dado con estas investigaciones,
lejos de alejarnos de nuestros orígenes nos acerca a concepciones
milenarias en las que el ser humano aparecía integrado en un todo.
Ahora bien, lo sorprendente es cómo pudieron conocer nuestros
antepasados hace miles de años el papel de los chacras y sus
interacciones energéticas con el entorno cuando sólo ahora y gracias
a la más moderna tecnología comenzamos a vislumbrar la realidad de
lo que somos.
"Nuestro organismo - termina
diciéndonos Esther del Río - es un gran ordenador con pantalla de
cristal líquido que se relaciona con el exterior y con el
interior así como con el disco duro - que es el cerebro - dando
respuestas en millonésimas de segundo gracias al sistema de
cristal líquido-magnetitas haciéndonos virtualmente cibernéticos
e integrados en una gran red de líneas electromagnéticas
externas e internas conectadas a la mente universal.
Es más,
puede decirse que todos los seres humanos estamos
interconectados a través de un sistema cristal
liquido-magnetitas (líneas de Internet) con la mente universal".
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