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2014 del Sitio Web KingsleyDennis
Nuestros sistemas mediáticos y de propaganda han estado editando y explotando la manera de hacernos llegar la información. El resultado final no ha sido conocimiento sino información consensuada o 'permitida'.
Que la gente en general no haya despertado a la comprensión de que la humanidad posee una capacidad increíble y unos recursos inherentes para la expansión creativa y el desarrollo evolutivo ha prestado un gran servicio a la élite de la estructura de poder.
En estos momentos, en lugar de ver
las noticias diarias necesitamos contemplar nuestros futuros
potenciales.
Hemos sido parcialmente programados para desempeñar el papel de víctima o de luchador, externalizando nuestras dificultades y nuestra culpa.
A ello se añade el hecho de que la ciencia occidental, que desde el Renacimiento se ha reafirmado como la hegemonía dominante, se haya esforzado en hacer hincapié en que lo primario es la materia y que la conciencia es un subproducto secundario de nuestra actividad mental.
La visión contemporánea del mundo que niega la primacía de la consciencia promueve formas de alienación humana, tanto psicológica como social. Es una gran paradoja que la ciencia moderna, siendo como es resultado de la consciencia humana, haya producido una cosmovisión que la excluya. Pero los seres humanos necesitan en sus vidas sentido y significado al igual que precisan aire que respirar y alimentos que comer.
Esta contienda acerca de la(s) mente(s) consciente(s) de la humanidad, que ha persistido durante eones bajo diversas formas, está alcanzando un punto crucial en la generación actual.
El resultado es que hemos llegado colectivamente a un momento crítico en la evolución de la civilización humana. Cualquier sociedad o civilización que tenga como único objetivo de búsqueda e interés el mundo material no puede sino decaer a largo plazo.
Como acertadamente comentaba el Profesor Needleman:
Es por tanto imperativo que la gente comience a romper con el condicionamiento social ajeno al desarrollo y realice esfuerzos para hacer que la intención compasiva forme parte de su experiencia cotidiana.
Esto incluye ser conscientes del tipo de impactos que recibimos y evitar las impresiones e influencias negativas en favor de aquellas que son positivas. Por ejemplo, las palabras verdaderas nos animan y nos dan fuerza porque instintivamente reconocemos la autenticidad - nuestra consciencia corporal reacciona aunque sea indirectamente en forma de respuesta cutánea galvánica, reacción pupilar o impulsos eléctricos nerviosos.
En síntesis, nuestro cuerpo siente la esencia de aquello que nos impacta y la información negativa o falsa nos debilita. Este concepto se investigó científicamente examinando la fuerza muscular.
El Dr. David Hawkins ha escrito ampliamente sobre como los test musculares demuestran que diversos impactos generan reacciones corporales intensas o débiles.
En su trabajo explica que aquellas personas que escuchan mentiras exhiben una reacción muscular debilitada, mientras que quienes escuchan palabras o afirmaciones positivas muestran una respuesta muscular fuerte.
En su trabajo el Dr. Hawkins subraya además como,
Según el Dr. Hawkins, alrededor del 99% de los humanos están calibrados por debajo del nivel de Alegría: un pensamiento entristecedor.
Lo que esto también nos indica es que todo nuestro cuerpo funciona como mente - una mente ampliada.
Como tal, todo nuestro cuerpo puede responder empáticamente y fortalecerse mediante la empatía y la compasión. Necesitamos escuchar más nuestro cuerpo, la información que nos da, y confiar en esa parte de nuestra mente - y no solo en los pensamientos que proceden del piso de arriba: nuestra cabeza.
Cuando la mente está recibiendo impactos y noticias
ambiguas a menudo podemos confiar en que el cuerpo nos dará
información más precisa y veraz.
En esos periodos dinámicos podemos darnos cuenta de que ningún
individuo está aislado; que cada persona está entretejida en una red
vibrante, una Web de interrelaciones psicológicas, emocionales y
espirituales. Estas comprensiones pueden incrementarse durante
aquellos periodos, como el actual, en los que parece que la
consciencia humana está atravesando un tiempo de transición crítica.
Los recientes hallazgos de las nuevas ciencias (especialmente la ciencia cuántica y la neurociencia), los estudios sobre la consciencia, la divulgación del autodesarrollo interno, etc., todo indica que una nueva conciencia está emergiendo dentro de nuestra consciencia colectiva.
Es interesante señalar que según la investigación del Dr. David Hawkins la consciencia humana, que había permanecido suspendida durante muchos siglos por debajo del nivel 200 (190), [2] de repente, en algún momento a mediados de los años 80, ascendió hasta su nivel actual más elevado.
El índice medio global de la consciencia humana se situó en 207 (hasta finales de los años 90).
Por consiguiente, muchas predicciones y profecías fatídicas del pasado puede que se hayan evitado porque estaban relacionadas con un tiempo durante el cual la consciencia humana estaba por debajo del nivel 200. Porque la permanencia del mundo en esos niveles durante un tiempo prolongado, dice el Dr. Hawkins, causaría un gran desequilibrio que probablemente conduciría a la desaparición de la humanidad.
Cuando en un momento dado la propia consciencia cae por debajo de 200 la persona comienza a perder poder y por tanto crece más débil y más propensa a ser manipulada por lo que la rodea, dice Dawkins.
Actualmente, sin embargo, la consciencia humana está en ascenso; y a medida que lo hace posee la capacidad de afectar - o infectar - otras mentes.
Como indica Dawkin:
Lo que esto nos indica es que a medida que la consciencia humana se eleva tiene una capacidad exponencial para afectar a otros a su alrededor, como una onda de energía expansiva.
Lo que nos dice es que los individuos poseen la capacidad de producir un cambio infeccioso mediante la transmisión a los demás de su estado del ser. Es decir, el cambio energético llegará merced a nuestras formas sociales y culturales, y no mediante su evitación. El cambio para el desarrollo a gran escala puede ocurrir creando un cambio consciente dentro de nuestras vidas cotidianas y nuestros sistemas sociales, y no fuera de ellos.
Simplemente caminando en este planeta, manteniendo el enfoque y la intención, creamos una energía increíble - energía que se comparte. Creamos cambio simplemente estando vivos. Esta es la razón por la que ser/estar sin miedo es tan importante. Necesitamos no suscitar en nuestras cabezas una película en blanco y negro cuando en realidad estamos creando color.
Podemos usar las
herramientas que ya están disponibles para nosotros y entre
nosotros.
Incluso el foco mediático en el extremismo religioso ha llamado la atención no solo acerca del déficit de valores espirituales de nuestras religiones mayoritarias sino también sobre cómo se utiliza la religión como herramienta para aumentar el control social, político y emocional.
Este enganche de nuestra consciencia colectiva parecido a un estado de trance está siendo desmontado actualmente a medida que la gente despierta al conocimiento de que hay muchísimo más en nuestras existencias que un estilo de vida materialista y basado en el consumo.
Pero no os sintáis frustrados si las cosas no suceden mañana, confiad en que los cambios y las transformaciones están sucediendo con el transcurso del tiempo. La necesidad de conocimiento interno, intuición, auto-confianza e integridad es ahora crítica.
Y recordemos que los humanos tienden hacia la compasión y la empatía.
El despertar de nuestra mente empática es nuestra herencia natural.
A pesar de lo que los principales medios de comunicación nos han estado diciendo y mostrando, nos estamos agrupando como especie global como nunca hasta ahora. Necesitamos contemplar este hecho con una visión tanto inmediata como de conjunto.
Debido a la relativa brevedad de la vida humana casi nunca reflexionamos más allá de una o dos generaciones.
Hemos
evolucionado como una especie que reacciona a las preocupaciones
inmediatas. Esto nos resultaba útil en el pasado cuando teníamos
necesidades de supervivencia en un mundo restringido de horizontes
limitados. Pero ahora necesitamos una perspectiva como mínimo global
- ¡y posiblemente incluso más allá!
Una percepción inédita de las dimensiones espacio-temporales comenzaba a alumbrar una nueva consciencia psicológica que quería mirar más allá de los límites y los horizontes de las fronteras físicas.
La Tercera Revolución Industrial, que está emergiendo en estos momentos, supondrá la confluencia de las comunicaciones digitales con una generación joven más consciente a nivel global. Este hecho posee el potencial de catalizar en nuestro planeta el surgimiento de una consciencia empática integral. Al mismo tiempo, dichas comunicaciones globales alentarán nuevas relaciones en nuestra ampliada conectividad.
Es decir, el incremento de múltiples relaciones es presumible que estimule una consciencia conectada y colaborativa, en lugar de una de conflicto y control.
Está emergiendo una ciudadanía planetaria
que demostrará mayor empatía y que creará una sociedad universal
diferente quizá en el plazo de dos generaciones. La humanidad ya
contiene las semillas de esas capacidades trascendentales.
Externamente puede que parezcamos una inmensa, alejada y aislada colección de individuos, pero en verdad la familia humana es una especie estrecha e íntimamente entrelazada que abarca diversas culturas. Muchos de los individuos de la generación más joven ya están despertando a esta realidad.
Los jóvenes de todo el mundo están creciendo acostumbrados a tener redes de cientos, quizá incluso miles, de amigos por todo el planeta; compartiendo intimidad y empatizando fácilmente con un grupo social internacional de espíritus mentalmente afines.
Esta joven generación está poniendo de manifiesto, sea o no consciente de ello, unas relaciones humanas a nivel no-local.
Esta conectividad expandida está influyendo y afectando nuestra psicología y nuestra consciencia. En la actualidad nos vemos impulsados a coexistir mediante formas que posibiliten que los demás también vivan. Así mismo nos vemos impelidos a discurrir por caminos que respeten las vidas de los otros y el derecho al desarrollo cultural y económico de todo el mundo; y a buscar la realización personal en armonía con la integridad de la naturaleza.
Estos rasgos pueden fundar lo que denomino consciencia integral-ecológica: una persona que actúa y se comporta a la vez como individuo y como parte de un todo mayor engranado. Tales relaciones múltiples crean una vida más variada, rica y compleja; también proporcionan una gama más amplia de impactos y oportunidades para desarrollar el yo.
Al
igual que ofrecen desafíos para perfeccionar nuevas habilidades y
aprendizajes, nuestras redes diversas permiten establecer nuevas
amistades y añadir un sentido extra a nuestras vidas.
Cada vez más las
interacciones cotidianas son empáticas cuando reaccionamos y
compartimos noticias, historias e impactos emocionales procedentes
de fuentes de todo el mundo.
Es un modo de conectarse que permite que gentes diversas de todo el mundo construyan una nueva forma de capital social planetario. Disponemos de los recursos para co-crear una sociedad humana planetaria en la que el foco esté de nuevo en el beneficio social más que en el lucro.
En la actualidad podemos ver múltiples ejemplos de ello, tales como las herramientas colaborativas on-line y los proyectos tanto locales como globales. La comunidad global on-line es un modelo del nuevo paradigma que ilustra como el hecho de compartir puede funcionar más allá de la motivación individual de ganancia.
Puede que los valores
y la ética de la compartición comunitaria le parezcan extraños o
fuera de lugar a la vieja mentalidad capitalista-consumista, pero
son precisamente los que irán creciendo en las generaciones
venideras.
Se trata de un nuevo modelo compartido; en otras palabras, conecta a la gente mediante redes en lugar de a través de estructuras jerárquicas.
También representa una energía más femenina que busca nexos, nutrir y colaborar en lugar de competir y conquistar. Esta energía femenina emergente es la que subyace al aumento de la empatía global. También, puesto que las personas se conectan entre ellas por medio de múltiples relaciones, eso les impulsa a comprometerse activamente.
Para aquellos individuos educados dentro de la vieja generación de las tecnologías de comunicación (radio, televisión, teléfonos fijos), la interacción era bien de dos direcciones o, en su mayor parte, de una sola. En esa era la gente era receptora pasiva, blanco de una información con la que no podía comprometerse.
Eso ha cambiado, de manera que el receptor de la
comunicación es tanto usuario como productor.
Este nuevo modelo está cambiando nuestros patrones de pensamiento y conducta.
Nos estamos acostumbrando a enfrentarnos con conexiones múltiples en lugar de individuales; y a sumergirnos en relaciones variadas y no simplemente en diálogos de uno a uno. También estamos expuestos a miríadas de puntos de vista, creencias, identidades y experiencias.
Dentro de estas nuevas disposiciones se nos pide que
respondamos y nos comprometamos con el mundo exterior no con miedo o
ansiedad sino con energías saludables, creativas y positivas.
De ese modo, el cambio llegará como respuesta a nuevos patrones y potencialidades.
Con paciencia, tolerancia, empatía,
compasión y comunicación consciente veremos un conjunto diferente de
valores catalizando el cambio a través de nuestras culturas del
mundo.
Cada vez más jóvenes crecen experimentando relaciones sociales que trascienden tanto el espacio y el tiempo como las culturas, las fronteras nacionales y las ideologías locales.
Esto podría explicar el aumento en los países desarrollados del número de jóvenes implicados en proyectos comunitarios y sociales y ONGs; como, por ejemplo, pasar un año cooperando en una cultura extranjera con el fin de aprender, experimentar y ofrecer ayuda.
A pesar de que pueda parecer lo contrario, el voluntariado entre los jóvenes está aumentando. Incluso se están poniendo en peligro - en zonas de conflicto - para defender valores de paz, justicia, igualdad y derechos humanos.
Mentes jóvenes de todo el mundo exigen que todos
los pueblos dispongan de un acceso justo y equitativo que les
permita participar en una comunicación abierta y con libertad de
expresión. Y parece que, a medida que nuestra(s) generación(es)
actual(es) vaya(n) 'despertando' progresivamente, muchas más
mentalidades creativas se irán uniendo a la conversación global.
Para el 2020 se estima que la población mundial rondará los 7.800 millones y de ellos el 66 % serán usuarios de Internet - es decir, algo menos de 3000 millones de personas se unirán por primera vez a la conversación global por todo el mundo.
En otras palabras, cerca de 3.000 millones de nuevas mentalidades estarán conectadas al flujo de información, lo que supone muchos millones de personas jóvenes creativas, solucionadoras de problemas, innovadoras y visionarias. Aún más, la mayoría de esas mentes procederá on-line de Asía, Oriente Medio, y de los así llamados países en vías de desarrollo.
Serán, en gran medida, mentalidades jóvenes; mentes con necesidades y con afán de mejoramiento social.
¿Podemos siquiera imaginar el
potencial colectivo de estas nuevas mentes creativas, muchas de
ellas pensando al margen de lo establecido y fuera de los viejos
modelos?
En esas épocas, los cambios de valores, conjuntos de creencias, percepciones, etc., tienen una gran influencia sobre el rumbo ulterior de la situación social.
En tiempos de inestabilidad social, la consciencia humana se convierte en un estímulo y un catalizador significativo del cambio. Esta es la razón por la que resulta imperativo que la humanidad, en lugar de verse coaccionada o condicionada hacia una seguridad basada en el miedo que se oponga al cambio, se enfoque colectivamente hacia un desarrollo positivo, un mejoramiento.
No deberíamos subestimar la capacidad de la mente
humana para adaptarse y evolucionar de acuerdo a los impactos e
influencias sociales y ambientales.
A esta capacidad para crear, a partir de la experiencia, nuevas conexiones neuronales y con ellas nuevos conjuntos de habilidades mentales se le ha denominado neuroplasticidad.
El cerebro humano actual tiene que
responder al aumento increíble de energía e información que está
fluyendo a través de nuestros entornos e integrándose en nuestras
experiencias culturales. Siendo conscientes de nuestras experiencias
y de los impactos e influencias ambientales podemos alcanzar una
mejor comprensión de cómo nuestro cerebro y nuestro pensamiento
transforman sus patrones.
Más aún, la capacidad de desarrollar nuevas conexiones neuronales permanece disponible a lo largo de nuestra vida y no sólo durante los años de formación juvenil. Este conocimiento nos anima a cultivar nuestra atención plena (mindfulness), nuestra auto-consciencia y nuestra relación empática con los demás.
La neuroplasticidad también nos estimula a ser más reflexivos acerca de nuestras redes humanas y a desarrollar aquellas habilidades sociales que subyacen a la empatía y la compasión.
Precisamente estas nuevas 'conexiones
cableadas' son las que se están activando a medida que cada vez más
individuos 'despiertan' a lo que está pasando en nuestras sociedades,
nuestras comunidades y nuestro planeta. Tales conexiones compartidas
abren brecha en las fronteras culturales y nacionales y nos fuerzan
a auto-reflexionar sobre nuestra identidad, nuestros valores y
nuestra ética.
Durante estos años la especie humana puede ser testigo de un aumento de la intuición y la empatía, de una mayor conectividad con el mundo y con sus gentes, y de una sensación de 'saber' qué cambios son necesarios.
Más aún, dentro de cada persona hay una sensación creciente de un todo cósmico mayor: la comprensión de que la humanidad existe y evoluciona dentro de un universo de gran inteligencia y significado, lo que sirve para dotar a la humanidad de un impulso espiritual más profundo. A medida que emerja una nueva mente empática global, la gente de todo el mundo crecerá con nuevas manifestaciones de atención plena (mindfulness), más solidarias, relacionales y compasivas.
Es probable que el siglo XXI sea la época que alumbre y nutra esa consciencia evolutiva.
Alrededor del mundo existen ejemplos de jóvenes que rechazan la mentalidad de las generaciones de sus mayores.
Especialmente en zonas de conflicto, en las que las mentes juveniles se ven restringidas a odiar incondicionalmente a enemigos permanentes, existe una fuerte oposición contra esa vieja programación. Los más jóvenes están tendiendo la mano allende las fronteras artificiales para comprometerse con el así llamado 'enemigo' e iniciar un nuevo diálogo de paz y reconciliación: son conscientes de que la mentalidad de conflicto no tiene futuro y será dejada atrás si no logra aceptar el cambio.
Mientras muchas de las viejas mentes programadas pensaban que el futuro significaba instalar fronteras y mirar a los 'otros' con ojos de sospecha, muchos jóvenes lo ven de forma diferente.
Podemos observarlo en los movimientos juveniles de todo el mundo a medida que por todas partes surge un cambio en su mentalidad. Esto es especialmente cierto en los territorios del Medio Oriente donde los regímenes restrictivos se están encontrando con una creciente demografía juvenil que no acepta las viejas mentalidades y los métodos de antaño.
Todos los jóvenes quieren lo que todo el mundo - paz, justicia, igualdad, libertad, etc.
Existe una nueva primavera en el planteamiento de jóvenes, tecno-expertos, con mentalidades energéticas que eluden los viejos modelos. En los años venideros - al menos durante las dos próximas décadas - veremos cada vez más los signos de cambio de la vieja guardia (¡los dinosaurios!).
Y en esta ocasión no serán reemplazados por quienes tienen la misma consciencia.
Con el cambio
generacional veremos la transición gradual a una época de individuos
que piensan, sienten y se conectan de forma diferente, y que querrán
trabajar por un mundo diferente.
Esta nueva narrativa es parte de la mente empática de la humanidad en evolución, una mentalidad que nos impulsará a buscar mayor conectividad y sentido en nuestras vidas.
La historia humana más reciente es aquella en la que somos nosotros
quienes creamos la historia del futuro.
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