por Phillip J. Watt

10 de julio, 2015

Del sitio Web TheMindUnleashed 

traducción de Adela Kaufmann
Versión original en ingles

 

 

 

 

 

 


Es cierto que el ego es la fuente de todo nuestro sufrimiento porque siempre tenemos la última palabra en la forma en que pensamos y sentimos. Sin embargo, no es sólo la causa del dolor de uno. Al igual que el "sentido" de nuestro "yo", es también la clave donde se encuentra nuestra alegría y felicidad.


La definición básica del ego es que es nuestra 'yo-eidad'.

 

Eso significa que todos nuestros pensamientos, creencias, recuerdos y emociones - tanto "buenas" como "malas" - son capturadas dentro de el. Además, la neurología localizada a través de nuestro cuerpo-cerebro, incluyendo nuestro intestino y el corazón, no genera nuestra conciencia, sino que la diseña y la atrae desde la propia conciencia. 


Sin embargo, hay algunas enseñanzas que sugieren que deberíamos 'trascender nuestro ego', o emprender una muerte del egoEsto es equivocado e inútil. También es literalmente imposible, mientras somos un ser humano vivo.

 

El ego es simplemente un mecanismo que filtra nuestra instantánea individual de conciencia interconectada para manifestar la versión que experimentamos en nosotros mismos. 


Es un aliado, no el enemigo

 

Lo que debemos hacer es potenciar y esclarecerla, no pretendiendo que puede trascenderse a sí misma. Si creemos que debemos ‘superar el ego’, entonces habremos utilizamos nuestro ego para formar un juicio que es ilógico, porque sin el no hay contexto para creer en nada. 

 

En su forma más pura, un juicio es simplemente una evaluación y una conclusión. Por lo tanto, no hay nada inherentemente bueno o malo acerca de juzgar. Tenemos el poder para determinar si nuestras conclusiones son realistas y saludables, o lo contrario.

 

Por ejemplo, llamar pato a un pato es justo y preciso. Hicimos un análisis y lo juzgamos como un pato. Simple...

 

Pero si nuestra conclusión lo condena porque es un pato, entonces hemos traído a nuestro juicio un aspecto del ego poco saludable. 


Sin embargo, descartar el ego tiene que parar. Cada experiencia, sin excepción, es filtrada a través de nuestro ego. No importa si alguien está hablando de su experiencia divina del amor, dios, el espíritu, etc. TODO eso es filtrado a través del anclaje egotista humano. 


La remoción o trascendencia de los aspectos particulares del ego, como el condicionamiento cultural y creencias personales, obviamente, pueden ocurrir a través de prácticas como la meditación y la aventura psicodélica, pero aún así sigue permaneciendo, fundamentalmente, en su lugar. Es nuestra instantánea humana del infinito. Así pues, hasta que morimos, toda persona que haya existido jamás tiene su ego intacto. 


Por supuesto que estamos conectados de manera interdependiente con toda vida, sin importar si lo vemos desde la perspectiva de la ecología, la física cuántica o las muchas tradiciones espirituales que hacen clara esta sabiduría. Sin embargo, tenemos diferentes capas para un buen propósito.

Por ejemplo, la experiencia humana es aprender, y por lo tanto crecer en energía.

 



 

 

Usemos un fuego como una analogía para comprender aún más.

 

El fuego es la totalidad de la realidad, nuestra llama es nuestra alma, o el modelo energético, y calor de nuestras llamas es nuestro ego. El fuego es, por supuesto, la unidad de la realidad para la cual hay muchos términos diferentes, como Dios, la Mente, campo quántico de punto cero, energía, inconsciente colectivo o la concepción espiritual de la conciencia cósmica, por nombrar sólo algunos.

 

Hay mucho más también, y cada uno es tan válido como el otro. 

 

Así que el ego no es más que nuestra humanidad. Cuán saludable y funcional nos hacemos simplemente depende de nosotrosTambién podemos entrenar nuestro ego a entender que su separación es un espejismo, pero eso no es trascendente en sí, eso es esclarecedor por sí mismo. 

 

Mientras estamos en este tema también, cuando entendemos que nuestra supuesta desconexión es una ilusión, eso no quiere decir que en realidad no es real, es sólo que no tan real como podría parecer.

 

Nuestra encarnación humana es una experiencia, por lo que es muy real, sólo hay muchas capas de verdad finita en lo infinito de la existencia.

 

Con esta visión, inmediatamente sentimos un propósito mayor.
 

 

 

 

Consideraciones finales

Sólo tenemos que aceptarlo y dejar de luchar contra él. El ego es una característica necesaria de esta experiencia.

 

Ayuda a mantener un yo separado, pero real, aunque es fundamentalmente ilusorio, para poder sobrevivir y potencialmente prosperar en la tercera construcción dimensional en la que nos encontramos. Así que no va a ninguna parte, ni queremos que lo haga. 


En última instancia, el objetivo debe ser tener un contenido sano y funcional, y un ego amoroso que explora el "espíritu" de la vida. Expándalo. Empodérelo. Ilumínelo...

 

También debe tener un equilibrado apego a sí mismo, lo que significa que debe estar unido de una manera que sea práctica para su existencia, pero sin montar en formas que refuerza el dolor y el sufrimiento de sí mismo y de otros.

Nútralo, no lo rechace.