por Wilhelm Reich
Junio, 1950
del Sitio Web
ESTER
Tema monográfico del Centro de Investigación Orgonómico Infantil,
dado por Wilhelm Reich en la Segunda Conferencia Internacional de
Orgonomía, 25 de Agosto 1950. Publicado en Orgone Energy Bulletin
(1950). |
El futuro destino de la raza humana será creado por la estructura
caracterial de los niños del futuro. En sus manos y corazones
estará esta gran decisión. Tendrán que limpiar el caos del siglo XX.
Esto nos concierne a nosotros, los que vivimos en medio de este
gran caos.
Un nuevo tipo de desarrollo social, hasta ahora
desconocido, entra en escena: El interés internacional por el NIÑO.
Este desarrollo empezó en Estados Unidos, poco después del fin de la
Segunda Guerra Mundial.
Nuestra tarea en el nuevo desarrollo parece ser la siguiente:
Nuestros padres y abuelos han intentado penetrar, en el siglo pasado
y más de una vez, el muro del mal social con todo tipo de teorías
sociales, programas políticos, reformas, resoluciones y revoluciones.
En cada intento han fracasado miserablemente. Ni un sólo intento de
mejora del destino humano ha tenido éxito hasta ahora. Más que eso,
o más bien, peor que eso: con cada intento la miseria se profundizó
y aumentó la confusión.
La generación actual, a saber, aquellos que
están en su madurez ahora, aquellos que tienen ahora de 30‑60 años,
han heredado esta confusión y han intentado duramente, pero en vano,
salir de ella: algunos han sido capaces de levantar la cabeza por
encima del caos; otros han sido arrastrados por el remolino, para no
salir nunca más.
Con otras palabras: Hemos fracasado miserablemente
como constructores de una nueva orientación vital para la vida.
Estuvimos demasiado agobiados con nuestros propios embrollos pasados.
Íbamos cargados con cadenas en nuestras piernas, mientras
intentábamos saltar hacia la libertad. Hemos caído, y , como
generación, no nos levantaremos nunca más.
¿No hay, entonces, esperanza?
Hay esperanza, mucha esperanza, si
solamente mostramos el valor y la dignidad de ser conscientes de
nuestro miserable fracaso. Entonces, y solamente entonces, seremos
capaces de ver dónde y cómo enganchar y AYUDAR.
Podemos ayudar si somos conscientes de la tremenda esperanza, que
está vinculada al cambio de la opinión pública, en primer lugar en
Estados Unidos, sobre la importancia y la naturaleza decisiva de la
educación temprana.
La primera condición para coger las oportunidades dadas es la
realización de nuestra propia función:
SOMOS SOLO LOS TRANSMISORES
DE UN PASADO DEPRAVADO, HACIA UN FUTURO EVENTUALMENTE MEJOR. NO
DEBEMOS SER NOSOTROS LOS QUE EDIFIQUEMOS ESTE FUTURO. ¡NO TENEMOS
DERECHO DE DECIR A NUESTROS HIJOS CÓMO CONSTRUIR SU FUTURO!
YA HEMOS
DEMOSTRADO QUE SOMOS INCAPACES DE CONSTRUIR NUESTRO PROPIO FUTURO.
LO QUE PODEMOS HACER COMO TRANSMISORES, NO OBSTANTE, ES CONTAR A
NUESTROS HIJOS, DÓNDE Y CÓMO FRACASAMOS, PODEMOS, ADEMÁS, HACER TODO
LO POSIBLE PARA REMOVER LOS OBSTÁCULOS QUE ESTÁN EN EL CAMINO DE
NUESTROS HIJOS, PARA QUE CONSTRUYAN UN MUNDO NUEVO Y MEJOR PARA
ELLOS MISMOS.
No podemos, de ningún modo, predicar la "adaptación cultural" para
nuestros hijos, ya que esta misma cultura ha sido desintegrada bajo
nuestros pies hace más de 35 años. ¿Nuestros hijos tendrán que
adaptarse a este siglo de guerras, matanzas en masa, tiranía y
deterioro moral?
Es imposible crear un carácter humano independiente, cuando la
educación está en manos de políticos. No podemos, ni osamos vender
nuestros hijos de esta manera.
NO PODEMOS DECIR A NUESTROS HIJOS QUÉ TIPO DE MUNDO SERÍA O HABRÍA
QUE CONSTRUIR, PERO PODEMOS EQUIPAR NUESTROS HIJOS CON EL TIPO DE
ESTRUCTURA CARACTERIAL Y CON EL VIGOR BIOLÓGICO QUE LES HARÁN
CAPACES PARA TOMAR SUS PROPIAS DECISIONES Y ENCONTRAR SUS PROPIOS
CAMINOS PARA CONSTRUIR, DE UNA MANERA RACIONAL, SU PROPIO FUTURO Y
EL DE SUS HIJOS.
El Centro de Investigación Orgonómica Infantil
(OIRC)
En diciembre, el día 16 de 1940, se reunieron 40 trabajadores
profesionales: médicos, puericultores y asistentes sociales en el
Orgone Institute de Forest Hills, Nueva York, para discutir la
difícil tarea de la educación: El Estudio del Niño Sano. Fueron
escogidos entre unos 100 trabajadores de la medicina y educación
orgonómica, ya que ellos son probablemente los más apropiados para
ocuparse de esta tarea.
La novedad de la tarea estaba en el hecho
que la SALUD de los niños se ha vuelto un problema importante en el
área de la educación y en el otro hecho de que el término "niño sano"
nunca había sido aclarado, ni nadie había intentado de diferenciar
la salud de la enfermedad en recién nacidos. La complejidad de toda
la empresa se aclarará a través de los procedimientos y el
desarrollo que tuvieron lugar durante los 3 primeros meses de este
estudio.
El plan fue concebido por un periodo de unos 10 años, de 1939 a
1949, cuando, por fin, se dieron los primeros pasos prácticos hacia
una organización de la empresa.
Los que no están familiarizados del todo con los aspectos de lo
último en educación temprana del niño pueden preguntarse por qué y
cómo los niños sanos pueden presentar un problema, y un problema tan
importante como aquel. Esta pregunta será contestada por los propios
hechos.
El motivo principal de esta primera reunión preliminar fue
presentado en la introducción.
El Centro de Investigación Orgonómica Infantil (desde ahora el
OIRC)
fue ideado únicamente como una organización de investigación: la
investigación estaría limitada a los recién nacidos. Se clarificó y
restringió la empresa por el método de exclusión.
El OIRC no prestaría servicio social rutinario ya que éste puede ser
prestado por otras instituciones infantiles ya establecidas.
El OIRC no aceptaría a niños enfermos que requerirían un tratamiento
rutinario, exceptuando aquellos casos de los cuales se podía llevar
a importantes conclusiones por medio de este tratamiento, para el
estudio del proceso de salud en recién nacidos.
El OIRC no se comprometería con información matrimonial, exceptuando
los padres cuyos hijos estarían bajo el cuidado especial del OIRC.
Las razones para estas limitaciones eran las siguientes:
-
Los servicios de rutina, ya cubiertos por otras instituciones, no
deberían ser duplicados, ya que esto no rendiría ningún servicio a
la empresa principal.
-
La aceptación de niños enfermos en el OIRC, necesitaría muchos
terapeutas bien formados, y terapeutas bien formados hay muy pocos.
Además, la admisión de niños necesitados de tratamiento ofuscaría,
muy pronto, la empresa principal: el estudio del niño sano.
No se podían esperar profundas valoraciones del estudio de las
funciones biopáticas de niños enfermos emocionalmente, en relación
con la salud dada naturalmente.
Durante los 30 años de experiencia
psiquiátrica, no habían sido obtenidos aspectos decisivos de "salud"
en niños. La esperanza de llegar a conclusiones importantes sobre el
desarrollo sano, sacadas de las funciones biopáticas ha fracasado
totalmente. No parece que exista un acercamiento a la salud a través
del estudio de la enfermedad.
Por otra parte se esperaba una
valoración precisa de la enfermedad, si se aclaraba la cuestión del
funcionamiento natural y sano, desde esta base u operación. No
obstante, la base del funcionamiento sano en recién nacidos tenía
que ser elaborada primero, antes de que pudiera ser un factor seguro
de comparación, para la valoración de la enfermedad.
Por ejemplo: La tosferina o el constipado, ¿es un desarrollo dado de modo natural o
es un desarrollo culturalmente inducido? Nadie lo sabe.
La formación, como también la estructura caracterial de la mayoría
de los padres, médicos y educadores está relacionada con la
estructura humana de hoy y los puntos de vista sociales sobre
educación.
No puede haber desacuerdo sobre el hecho de que las
enfermedades emocionales en adultos están muy extendidas: el padre,
el educador y el médico medio, llevan la pesada carga de la
educación equivocada de la primera mitad de este siglo XX, que
perpetúan los centenarios de extrema ignorancia sobre la infancia.
Las distorsiones estructurales en el carácter de los padres,
médicos y educadores son transmitidas automáticamente a cada
generación recién nacida. Así, la opinión pública equivocada sobre
la educación, y con ella, el acorazamiento de las capacidades
naturales en los recién nacidos se reproducen sin fin. Obviamente es
indispensable cortar este círculo vicioso, de un modo arbitrario y
correcto.
La palanca para romper este círculo vicioso puede ser, en
el estado actual de conocimientos de estas materias, solamente la
elección cuidadosa de los padres, cuyos bebés serán observados y
cuidados.
La empresa, por lo demás, era demasiado grande para permitir la
distracción por otros problemas educacionales, que ahora se conocen
bien y que son tratados bastante bien.
Se dejó perfectamente claro que, para empezar, la elección de padres
adecuados presentaría ya de por sí, un importante problema, que
había que solucionar primero.
La Estructura Básica del OIRC
La organización del OIRC tenía que reflejar la tarea a efectuar. El
trabajo tenía que estar concentrado sobre el proceso de desarrollo,
desde la concepción al parto y hasta la edad de 5 ó 6 años es decir,
la edad en la que se completa la estructura caracterial básica, para
alcanzar las funciones plasmáticas y bioenergéticas dadas por la
naturaleza del niño.
En consecuencia había que formar cuatro grupos
básicos.
-
El cuidado prenatal de la madre
embarazada y sana
Este servicio incluía información sexo-económica para los padres
durante el embarazo, medidas higiénicas rutinarias, cambio de
prácticas habituales, que sabíamos dañinas para el crecimiento del
embrión, como p.e. fajas, falta de descarga orgástica durante el
embarazo: revisiones periódicas del comportamiento bioenergético
del organismo en general y de la pelvis en particular.
Había que
determinar qué tipo de influencia, si la había, ejerce la depresión,
el odio bloqueado, el llanto etc. sobre el desarrollo del embrión
durante el embarazo. Aprendimos pronto que casi todo estaba aún por
descubrir a este respecto. No se sabía nada sobre los factores
emocionales en el embarazo y no teníamos más que un par de
experiencias clínicas bien definidas a nuestra disposición y de las
cuales teníamos que partir: como p.e. el bloqueo de la corriente
energética en el organismo debido a una descarga energética
desordenada.
También se planteó la tarea de encontrar un tocólogo
que estuviera dispuesto a colaborar, aunque no entendiera, por lo
menos no obstruiría los procedimientos orgonómicos.
-
Supervisión cuidadosa del parto y
de los primeros días de vida del recién nacido
Esta segunda tarea apareció como la más crucial. El nacimiento y los
primeros días eran bien conocidos como el periodo más decisivo del
desarrollo. La mayoría de las depresiones crónicas y melancólicas se
desarrollan de una frustración temprana, también, y en especial, el
desarrollo defectuoso de percepción y su integración, durante las
primeras seis semanas de vida, era claramente responsable del
desarrollo de separaciones esquizofrénicas y del carácter esquizoide.
En este período, el psiquiatra especializado en psiquiatría infantil,
intervendría y, en colaboración con la madre, intentaría comprender
las expresiones naturales del recién nacido para remover cualquier
obstáculo en su camino. La dificultad más grande, que se tenía en
este periodo, era la falta de conocimiento de las expresiones
bioenergéticas en el recién nacido.
La situación educacional es
especialmente pobre a este respecto: No sabemos ni qué ni cómo vive
el recién nacido sus primeras semanas de vida fuera del útero.
Estábamos seguros de que con una observación cuidadosa, los
problemas se presentarían rápidos y claros y serían resueltos
eventualmente.
-
La prevención del acorazamiento
durante los primeros 5 ó 6 años de vida
También en este aspecto se sabía muy poco clínicamente y la mayoría
de los problemas estaban oscuros cuando los abordamos. Podíamos
esperar que la tarea de tratar niños ya gravemente acorazados sería
diferente a la tarea de reconocer el acorazamiento en desarrollo en
un niño, que de otro modo, se desarrollaría naturalmente. No se
sabía nada de qué rasgos caracteriales en la infancia son debidos al
acorazamiento temprano, y cuáles son debidos a la expresión natural
de la vida.
Durante los últimos años habíamos visto algunos niños criándose de
un modo totalmente diferente: con autorregulación. Niños que
desarrollaban reacciones caracteriales diferentes. Queda por ver
hasta qué punto estábamos tratando con desarrollos biológicos
auténticos. No podíamos obtener ninguna respuesta a estas preguntas
de ninguna institución ya establecida. Por eso estábamos preparados
para tener que empezar de cero.
También sabíamos que solamente
padres, enfermeras y pediatras, que no habrían perdido su SENTIDO o
su SENSACIÓN ORGONÓTICA y expresión orgánica, serían aptos para
hacer investigación en este campo.
-
Estudio y relación del desarrollo
posterior de los niños que crecían guiados así, desde su
concepción hasta sus años posteriores, bien pasada la pubertad
De esta explicación de la empresa de investigación de la infancia se
deduce que solamente el movimiento muy despacio sería fructífero.
No se podía componer un programa de investigación y encontrarse
después con un callejón sin salida.
Se advirtió repetidamente, en
aquella primera reunión, de estar preparados para un trabajo de
mucha paciencia y persistencia que duraría muchos años; de no
esperar ningún resultado rápido, de desprenderse de todo tipo de
ideal o expectación mística en cuanto a niños "sanos" o la creación
de caracteres "genitales"; de estar atentos a las reacciones de
desilusión o conflicto, de aprender a reconocer a tiempo los errores
y las ideas equivocadas sobre la educación infantil, de estar
dispuesto a exponer libremente impedimentos personales estructurales
para ser discutidos en el grupo, de estar dispuesto a dimitir si y
cuando se sentía inadecuado y demasiado impaciente, de darse cuenta
de que, hasta ahora, no sabíamos nada de lo que es o lo que sería un
"niño sano".
Para ver claramente los problemas y para formularlos concreta y
correctamente cuando se presentaban, se requeriría un progreso de
desarrollo muy lento del proyecto. Había que contar con 10 a 15 años,
de cuidadoso trabajo para alcanzar los primeros resultados decisivos,
sobre los cuales se podría construir después con toda seguridad.
Estos resultados ulteriores harían, esperábamos, que mereciera la
pena el gran esfuerzo. Se debería tener presente que todo el
proyecto, con toda su importancia, fue concebido solamente como un
programa de orientación. No era importante si se cumplía el programa
o no. Si tenía que fracasar aprenderíamos porqué estos proyectos
tienen que fracasar ahora y algo importante se habrá ganado hasta
con un resultado negativo.
Cada trabajador en la reunión era, por experiencia profesional y
entrenamiento personal, totalmente consciente de las tremendas
consecuencias de la empresa. Durante los largos años de duro trabajo
sobre estructuras caracteriales humanas, habíamos aprendido que no
podíamos esperar que los seres humanos acorazados, totalmente aparte
de cuestiones de conocimiento y capacidad, fueran capaces de
manejar la cuestión de la salud de una manera satisfactoria.
Así,
entramos ya en la discusión preliminar de una de las cuestiones más
difíciles de sobrellevar y de resolver.
¿Quién sería capaz de
aceptar y llevar a cabo el trabajo de acuerdo con las exigencias de
éste? ¿Seríamos capaces de deshacernos, o por lo menos, de mantener
bajo control, nuestras propias estructuras distorsionadas y
retorcidas?
Estaba claro que, en cualquier momento, nuestros
propios impedimentos se harían evidentes. No intentábamos, en
absoluto, huir o escondernos de este importante obstáculo. Al
contrario: sabíamos que sólo la plena consciencia de nuestras
propias estructuras caracteriales y la predisposición de exponerlas
cuando se presentaran, muy probablemente, nos facilitarían proseguir.
Sabremos muy pronto, que no sólo era correcto este punto de partida,
sino que también llegábamos pronto a la primera conclusión
importante: era imposible ejecutar la tarea con estructuras humanas
claramente distorsionadas emocionalmente.
También se les avisó evitar cualquier tipo de chismorreo, calumnia,
tácticas y estrategias políticas, sólo valdría el cumplimiento
riguroso, y no se toleraría un comportamiento clandestino durante el
curso del trabajo. Las ambiciones personales y la envidia al
cumplimiento de compañeros, tenían que ser controladas. Un
comportamiento modesto y sin miedo hacia el comportamiento
equivocado y fanático, por parte de los que odian la infancia,
tenían que ser los requisitos esenciales.
Para eliminar, desde un principio, cualquier malentendido sobre la
naturaleza de la empresa, se acordó que no sería tolerado que
ninguna opinión pública, no importa de que fuente o fuerza, que
pudiera impedir el desarrollo de salud en los niños, ejerciera su
influencia en nuestros procedimientos. No se toleraría la
discriminación entre padres que poseían un certificado de
matrimonio y los que no lo tenían.
Los rituales religiosos, como la
circuncisión, serían juzgados solamente desde el punto de vista de
si hacen bien o mal a los niños y no, si son o no son creencias
estimadas o costumbres de grupos, de gente o naciones. Además, se
tenía que entender claramente y desde el principio, que cualquiera
que sintiese una fuerte oposición en contra de los juegos genitales
de niños en la edad de 3 a 5 años, por las razones que fueran, no
debería aceptar el trabajo.
Estas clarificaciones preparatorias
tenían como fin de introducir el punto de vista básico, del cual
procederían todos los actos y valoraciones.
La especie humana ha estado dividida durante milenios en numerosos
grupos: según nacionalidad, raza, religión, estado, etc. Durante
milenios cada grupo humano ha dirigido sus propias medidas
educacionales de ajuste de cada nueva generación a los ideales
nacionales, religiosos o raciales e instituciones específicas.
Si preguntamos a un dictador lo que piensa sobre cómo debería ser un
niño sano, indudablemente respondería que debería ser un buen
defensor del honor de su patria. Un católico diría que un niño sano
o "normal" es aquel que obedece las costumbres de la Iglesia
Católica: matando el anhelo "pecaminoso de la carne", aparecería
aquí como la opinión principal.
Un miembro de la civilización
occidental definirá el niño sano como el portador ideal de la
cultura occidental y el representante de la cultura oriental
definirá la salud del niño como la capacidad de ser obediente,
estoico, no emocional, y dispuesto a continuar con las viejas
tradiciones del patriarcado oriental. El punto de vista oficial en
la Rusia dictatorial, es que el niño deberá ser "como Stalin".
Nosotros, por otra parte, no queremos en absoluto que nuestros hijos
sean como Stalin, ni como nadie, por esta razón.
Nosotros queremos
que sean ellos mismos.
Lo que tienen en común estos ejemplos es obvio: EL COMPLETO
DESPRECIO PARA LA NATURALEZA DEL PROPIO NIÑO.
Salud, normalidad,
aptitud son definiciones según los intereses que están fuera de la
esfera de desarrollo de los niños. El niño está supeditado al
estado, como a la dictadura o la "cultura", al psicoanálisis o la
Iglesia, o a algún punto de vista histórico, como p.e. la educación
judía ortodoxa (circuncisión, etc.).
Aquí no es necesario alegar muchas pruebas para rebatir todas estas
opiniones públicas sobre la educación. Empieza con lo que un niño
debería ser o representar y no lo es un recién nacido. Un recién
nacido es, ante todo, una pieza de la naturaleza viva, un sistema
orgonótico gobernado por ciertas leyes bioenergéticas. Nadie negará
el hecho que la naturaleza es un reino infinitamente más amplio que
la iglesia, o el estado, o una cultura en particular o en este caso,
el fin o la idea que está fuera del funcionamiento del recién
nacido.
Si alguna vez se diera una base natural para el
funcionamiento cooperativo internacional de la sociedad, entonces
esa sería el principio vital que cada recién nacido trae consigo, ya
sea en Leningrado, Tibet o Nueva York. La moderna investigación
sociológica nos ha convencido, sin lugar a duda, de que la nueva
generación solamente trae consigo la herencia bioenergética ‑eso y
nada más‑ ni cultura, ni religión, ni ciudadanía, ni siquiera un
amor innato absoluto hacia sus propias madres.
Ahora, en vez de adoptar las condiciones de la vida social al
principio vital de los recién nacidos, en vez de desarrollar todos
los ideales culturales hacia la preservación y la seguridad del
principio vital innato del niño, el niño es adaptado a cierta
iglesia, estado o cultura.
Donde el principio natural tiende a unir
la humanidad en los profundos recursos del principio vital, los
principios culturales, religiosos, estatales y otros tienden a
quebrantar y a dividir esta unidad básica de la existencia humana e
internacional. Esto debería ser entendido fácilmente en USA, donde
la mezcla de principios nacionales, culturales y religiosos es una
característica específica de la nación. Será más difícil entender
eso en los países, donde, a lo largo, las restricciones, debidas al
idioma o a la historia, tienden a separar la nación del mundo.
El principio de lo vivo no es solamente mucho más amplio y profundo
que cualquier otro principio de educación, sino que dirige
claramente nuestras opiniones hacia el fin central de higiene mental
preventiva de una manera totalmente natural. Es necesario explicar
esta declaración, ya que puede sorprender a más de un lector,
aunque es simple y habla por si misma.
La conclusión completamente válida, que puede ser derivada de
nuestro conocimiento caracterológico es la siguiente: si el rígido
acorazamiento del animal humano es el principio básico común de su
miseria emocional, si es este acorazamiento que le pone, como
especie biológicamente única, fuera del límite del funcionamiento
natural, entonces se obtiene la siguiente conclusión lógica:
LA
PREVENCIÓN DE ACORAZAMIENTO RÍGIDO ES EL FIN CENTRAL DE LA HIGIENE
MENTAL PREVENTIVA.
La facilidad con la cual el ser humano no acorazado es capaz de
manejar sus dificultades vitales es otra prueba de lo correcto de
esta conclusión. El principio biológico que es tan predominante
comparado con cualquier otro punto de vista, no parece ser negado
por el razonamiento, por la religión verdadera (separada del negocio
eclesiástico) y está apoyado por cada importante evento de la
historia del hombre.
Pero este principio ha sido reemplazado, a
través de milenios, por otros principios más estrechos, que dejan la
naturaleza innata del propio niño totalmente fuera del cuadro. Esto
debe tener alguna razón importante.
No aparecería nunca la necesidad de prevención de acorazamiento si
nuestros hijos crecieran como manda la naturaleza o "Dios". Ha sido
probado, sin lugar a dudas, que los organismos que funcionan según
la ley de la naturaleza están libres de biopatías. La historia de
la raza humana está llena de declaraciones de grandes exploradores
y sabios, que confirman este simple hecho. Sin embargo, nadie
sabía, antes del descubrimiento de la energía orgonótica en el
organismo, cómo era exactamente "la ley de la naturaleza".
Los niños
nacen en todas partes, como otros animales, sin acorazamiento. Esto
constituye la base más firme de la higiene mental, una base mucho
mejor que cualquier intento de desarmar más tarde o prevenir este
acorazamiento. Ahora, este principio natural es cambiado por otros
puntos de vista, que le asfixian y le hacen inefectivo. Tenemos que
plantearnos la pregunta de cómo una actitud tan obviamente insana
puede tener lugar.
Hay varias razones para esta locura general:
-
El principio bioenergético natural en el recién nacido es
reprimido sistemáticamente y destruido por el padre y educador
acorazado: son mantenidos en su ignorancia por las poderosas
instituciones sociales que hacen florecer el acorazamiento del
animal humano.
-
Un simple, pero tenaz malentendido de la naturaleza gobierna toda
la educación y filosofía cultural. Existe la idea de que la
naturaleza y la cultura son incompatibles. Los psicoanalistas han
fracasado en cuanto a distinguir entre impulsos primarios naturales
e impulsos secundarios perversos: les han dejado juntos dentro del
mismo puchero, para decirlo así, de acuerdo con la ideología
"cultural general", y están matando continuamente la naturaleza en
el recién nacido, mientras intentan destruir el "pequeño y brutal
animal".
Son completamente ignorantes del hecho de que es
exactamente esta destrucción la que crea el carácter secundario
cruel y perverso, el así llamado "carácter humano", y que estas
creaciones artificiales y culturales, hacen, a su vez, necesarias
las brutales leyes de un moralismo compulsivo.
-
Hasta ahora la mayoría de la raza humana se distingue del resto
del reino animal por su rigidez y acorazamiento: desde que, además,
el gran anhelo de redención como una clara expresión para el
reestablecimiento del estado natural y no acorazado de las cosas
("paraíso"), desde que, finalmente, el animal acorazado, el hombre,
es totalmente incapaz de alcanzar su meta, ardientemente deseada, a
saber, libertad para su organismo: libre de tesura, rigidez,
pesadez, inmovilidad y el resto de la camisa de fuerza biofísica:
debe odiarlo por necesidad, y cuanto más lo debe odia, menos capaz
es de alcanzarlo.
Este es el quid de la cuestión, que nosotros
llamamos la "plaga emocional". Por eso la supresión de la
naturaleza en el niño no se hace meramente para adaptarlo a algún
estado, iglesia o cultura, eso es una función secundaria. Primero
está el terror, que deja al ser humano atónito, cuando se enfrenta
con cualquier tipo de expresión viva y que es responsable del
acorazamiento sistemático de las generaciones recién nacidas.
ES EL
ODIO BRUTAL, BASADO SOBRE EL TERROR, EL QUE ORIGINA EL ACORAZAMIENTO
EN LOS RECIÉN NACIDOS.
Visto desde el ventajoso ángulo biofísico, la adaptación a la
cultura, al estado o a la iglesia son meramente resultados, aunque
de EVASIÓN y son medios altamente elogiados y poderosos del único
tipo de funcionamiento que podía y resolvería, más o menos tarde,
la miseria del hombre de una manera simple.
Las instituciones de la
sociedad requieren la supresión de la naturaleza en el niño y su
adaptación a ideales que son, para empezar, ajenos a su naturaleza,
son funciones carentes de significado y meramente secundarias, visto
desde el extenso y profundo ángulo de lo vivo. Las instituciones y
las ideologías están al alcance del poder del hombre.
Puede
cambiarlas solamente deseándolo. La base biofísica está fuera de su
alcance. Lo sabe cuando dice que "Dios" está fuera de su alcance. La
idea que Dios no puede ser reconocido o alcanzado es una clara
expresión de la incapacidad de alcanzar el núcleo biológico de la
existencia en su totalidad. Se ha enredado en un laberinto de
palabras que le alejan de la verdad, en ideas que no tienen sentido,
en hechos crueles que aborrece pero comete, como si estuviera
forzado a actuar así por un destino perverso ("el diablo").
Parece que se han aclarado muchas cosas en las últimas décadas de
estudio del "carácter humano". Ahora sabemos, de una manera muy
práctica, que la crueldad del hombre está sobre todo en contra de lo
que más desea.
Con cada intento para alcanzar su meta sagrada,
anhelada profundamente, encuentra nada más que su propia rigidez. En
los repetidos y desesperados intentos de romper su rigidez, cada
impulso de amor es convertido en odio. El hombre no quiere odiar:
está forzado a odiar por su acorazamiento. Ahora está más claro, en
un sentido amplio, el porqué cuando más habla de "paz", más seguro
obtiene guerra.
También está claro porqué el hombre mata la naturaleza en cada
recién nacido, y con ello, la única esperanza de solucionar sus
problemas más importantes. Mata con una consistencia y una
maquinaria intrincada de ideas e instituciones, evasiones y
creencias equivocadas: si estos esfuerzos fueran empleados de una
manera adecuada, podrían mover montañas.
Hemos descrito ampliamente en otras publicaciones lo que aquí hemos
intentado esbozar en unas cuantas páginas. No obstante, no hemos
intentado nunca hasta ahora esbozar el carácter de, lo que podemos
llamar, un "niño sano", como visto sólo desde el punto de vista
biofísico, y de ningún otro.
Tuvimos, durante los últimos años, la oportunidad de observar el
crecimiento sin ninguna consideración debida a cultura, iglesia o
estado. Aquí es esencial resumir brevemente lo que hemos aprendido.
No pretendemos dar una descripción completa de esta nueva y
extraordinaria experiencia. Estos niños fueron los mejores maestros
que habíamos tenido hasta ahora.
Nos enseñaron más sobre biología y
autorregulación de lo que habíamos podido esperar aprender durante
30 años de trabajo como psiquiatras y médicos. Fue, en su total,
como mirar hacia la "tierra prometida".
También fue una lección de
lo que hace la "plaga emocional" del hombre a sí mismo.
El recién nacido, mientras no haya sufrido ya daño en el útero, trae
consigo toda la riqueza de plasticidad natural y desarrollo
productivo. El recién nacido no es, como muchos creen erróneamente,
un saco vacío o una máquina química en la cual todos y cualquiera
puede tirar sus ideas particulares sobre lo que debería ser un ser
humano. Trae consigo un sistema energético adaptable, enormemente
productivo, que, de sus propios recursos, establecerá contacto con
su entorno y empezará a modelarlo según sus necesidades.
La tarea
básica y principalísima de toda educación, que esté dirigida por el
interés del niño y no por el interés de programas de partidos,
provechos propios, intereses eclesiásticos, etc., es remover cada
obstáculo en el camino de esta productividad y plasticidad naturales
de la energía biológica. Estos niños tendrán que elegir sus propios
modos de ser y determinarán sus propios destinos.
Tenemos que
aprender de ellos, en vez de imponerles nuestras propias ideas
retorcidas y prácticas maliciosas, que ya, con cada nueva
generación, han demostrado ser tanto dañinas como ridículas.
Es
aquí, por primera vez, que se ha encontrado una base positiva y
amplia.
DEJE QUE LOS NIÑOS MISMOS DECIDAN SU PROPIO FUTURO. Nuestra tarea es
hacerles capaces para decidir ellos mismos y no destruir sus poderes
naturales para actuar así.
De esto concluimos: uno de los primeros requisitos más importantes
será que todos los participantes deben ser examinados en cuanto a su
propia motilidad bioenergética y su disposición a quedar en segundo
término y a dejar actuar, de una vez, a la naturaleza.
Es fácil para
la humanidad decir: "Vuelta a la naturaleza". Es difícil parar a la
humanidad interfiriendo la naturaleza.
Para el médico o educador que ha tratado con la miseria biopática
del hombre durante décadas, era evidente que en cualquier momento,
de una forma u otra, nuestro proyecto se encontraría con la misma e
intensa ansiedad y odio brutal que es tan bien conocido, tanto de
las prácticas individuales, como en las matanzas en masa de los
lunáticos hitlerianos.
No obstante, para aquellos reunidos en
aquella habitación de Forest Hill, debe haber sonado un tanto
peculiar y hasta extraño, cuando se indicó netamente que deberían
contar con terroríficos obstáculos en su propio medio, que ninguna
estructura caracterial humana, que haya sido moldeada durante los
últimos miles de años, estaría libre o podría liberarse por
completo de este odio hacia la vida.
No deberíamos tener ilusiones:
este odio, profundamente estructuralizado, no importa lo bien tapado
que esté por amor e interés en el niño, se mostraría
inevitablemente y intentaría matar la empresa. Sólo el desarrollo
posterior podrá probar si esta anticipación es correcta o no.
Se decidió no dar publicidad al nuevo experimento, sino esperar
pacientemente hasta que se hubiera aprendido lo bastante sobre las
reacciones del Centro de Investigación de los descubrimientos
venideros. Antes de que alguien pudiera esperar hacer algo realmente
significativo en público, debería aprender a reconocer el odio
hacia la vida en sus modos ocultos y desviados y encontrar los
medios adecuados para manejar este odio.
Con estos esbozos preparatorios del terreno, la asamblea procedió a
discutir los asuntos de organización. El primer paso, durante los
siguientes tres meses, debería ser la demostración del acorazamiento
en niños con biopatías y las primeros señales de acorazamiento en
niños razonablemente sanos.
(Continuará)
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