III - EL PRÓXIMO REINO


Después de todo, bien pudiéramos preguntarnos cuál es la ventaja de llegar a ser una selva o un río si en esta vida cotidiana seguimos tropezando y andando a tientas buscando la acción justa, el pensamiento exacto, la percepción exacta, la intuición verdadera.

 

Nuestra vida humana está asediada por el error. Lo que nos distingue de todas las demás especies no es tanto nuestra capacidad de disección molecular o de inventar radares y sondear el espacio, como nuestra capacidad de equivocarnos.

 

El animal nunca se equivoca, sabe instantáneamente. Todo el arsenal de nuestra ciencia es, de hecho, un gigantesco artificio para intentar llenar la ausencia de un pequeño conocimiento directo, simple y proveernos de mil brazos y antenas y mecanismos para reemplazar la acción inmediata. Somos totalmente impotentes en medio de una máquina que nos está demostrando que es ella la poderosa y no nosotros.

 

Y si la máquina falla, nos convertimos en sub-animales.

63.2011 –Algo que ni siquiera es tan armonioso como los árboles o una flor, algo que no es tan tranquilo como la piedra, ni siquiera tan fuerte como el animal –algo que verdaderamente es una decadencia-. En eso consiste en verdad la inferioridad humana.
 

61.169 –Cuántas veces repetía Sri Aurobindo: “Sé simple… sé simple”, y cuando decía esas palabras era como si se abriera un camino de luz: “¡Oh!, ¡pero si no hay más que dar un paso tras otro!” Es curioso, era como si todas las complicaciones vinieran de aquí (Madre se tocaba sus sienes); había, por ejemplo, algo muy complicado y muy difícil de ajustar, y luego, cuando él decía “Sé simple”, era como una luz que venía de los ojos, así, como si uno desembocara de pronto en un jardín de luz. Y cuando todavía le oigo, o le veo, es como un arroyo de luz dorada, como un jardín que huele bien –todo, todo, todo se abre-. “Sé simple” Y sé muy bien lo que quiere decir: no dejar entrar esa mente que reglamenta, organiza, ordena, juzga –él no quiere nada de eso-. Lo que llama simple es una espontaneidad alegre en la acción, en la expresión, en el movimiento, en la vida. Encontrar de nuevo en la evolución esa especie de condición que él llamaba divina, y que era una condición espontánea y feliz.


El nuevo Funcionamiento
Con los animales compartimos algo muy simple: la célula.

 

Aunque nuestros aminoácidos tejan proteínas de hombre en vez de proteínas de ratón, el funcionamiento es parecido. La única diferencia es esta excrescencia mental, que quizá no sea a fin de cuentas más que una excrescencia provisional para permitirnos reencontrar consciente e individualmente el poder que está subconsciente y colectivamente en el corazón de la célula animal.

 

Hemos tomado el medio por el fin, algo así como un cangrejo que considera sus pinzas como el órgano supremo de conocimiento. Pero si hay una Evolución y si hay un secreto en la Evolución, si esos millones de especies, desde el virus, que han surgido sobre la faz de esta buena Tierra, tienen un sentido –y hay que admitir francamente que existe un sentido progresivo en el conocimiento del medio o de los sucesivos medios y en el poder sobre el medio, y quizá en la alegría del medio, de la que nuestra especie carece de forma particular-, tenemos que suponer que ese sentido y ese poder y ese conocimiento, y esa alegría sobre todo, si no han caído del cielo, deben encontrarse escondidos en el corazón mismo del constituyente primordial de la Materia: el átomo y la célula.

 

Sólo lo que está “involucionado” puede evolucionar, dice Sri Aurobindo; la semilla o el átomo contienen ya su fruto. Y todo nuestro circuito evolutivo, con sus diversas pinzas, antenas, cilios vibrátiles o protuberancias craneanas en curso, no tiene otro sentido que recuperar lo que ya está ahí, y que quedó, momentáneamente, recubierto por el órgano principal del que nos servimos para explorar la superficie del medio.

 

El poder del átomo lo exploramos, indirectamente, a través de nuestras pinzas y ciclotrones, pero el poder de la célula y el conocimiento de la célula no los conocemos, porque no pueden manipularse desde el exterior: hay que vivirlos. Nuestro cuerpo es lo que menos vivimos: la cabeza ha ocupado todo el sitio, con algunas pasiones más o menos felices.
 

Y sin embargo,¡demonios!, si hay una Evolución, es en la Materia, en nuestra materia, donde debe situarse.

60.65 –A veces da la impresión de que hay un secreto extraordinario por descubrir y que está ahí, casi al alcance de la mano, que se está a punto de atrapar “la cosa”, de saber… Algunas veces, durante un segundo, ves el Secreto, se produce una abertura, y luego se vuelve a cerrar. Después, de nuevo, las cosas se desvelan un segundo, y sabes un poco más. Ayer, el Secreto estaba ahí, abierto de par en par. Así que vi ese secreto, vi que es en la Materia terrestre, sobre la tierra, donde el Supremo se hace perfecto…

¿Y qué es eso del “Supremo”…? Es “supremo” la vida perfecta, el conocimiento perfecto, el poder perfecto, la alegría perfecta, la evolución perfecta…

… Vi ese Secreto –que está haciéndose cada vez más perceptible a medida que el supramental (el otro estado) se precisa-, y lo vi en la vida exterior de cada día, precisamente en esa vida física que rechazan todas las espiritualidades: una especie de precisión, de exactitud, hasta en el átomo.

Bien pudiera suceder que esta vida imprecisa, a tientas, indirecta y dolorosa, porque no sabe jamás y no tiene jamás el poder de lo que ve, llegue a descubrir su exactitud poderosa, su conocimiento potente, su visión operante, en el seno de un cuerpo terrestre unitario que conozca su propia millonésima de átomo y su propia millonésima de segundo exacto, en Nueva York igual que en Hong-Kong; igual que en un rincón de nuestro cuarto, igual que en millares de seres que viven, vuelan, caminan y trepan o forman torbellinos con su manto de electrones; porque ese cuerpo sea sus propios átomos y sus propias células en cualquier parte del Universo y en cualquier segundo.


Así es la “nueva forma” que estaba fabricándose en el cuerpo de Madre, y quizá, a través de su cuerpo, en el cuerpo de la Tierra entera. Vamos a describir tan sólo algunas sugerentes etapas.

67.23 –El cuerpo se ha vuelto transparente, por así decirlo, y casi inexistente, no sé como explicarlo… no obstaculiza las vibraciones: todas las vibraciones le atraviesan. Y el cuerpo mismo apenas tiene la sensación de sus límites. Es algo bastante nuevo. Veo que ha ido produciéndose un tanto progresivamente, pero es bastante nuevo, así que es difícil de expresar. Es el cuerpo mismo el que ya no se siente limitado: se siente esparcido en todo lo que hace, por todo lo que le rodea, por todas las cosas, la gente, los movimientos, las sensaciones, por todo eso…, así de esparcido. Resulta divertidísimo. Y es verdaderamente nuevo. Hay que estar un poco atento e ir con cuidado para no golpearse, para sujetar las cosas: los gestos son un poco flotantes. Es muy interesante. Y debe ser un período de transición hasta que la consciencia verdadera se instale, entonces esta consciencia tendrá un funcionamiento totalmente diferente del que tiene ahora, pero puedo ya preveer que será de una precisión incalculable, y de un orden muy diferente. Por ejemplo, para muchas cosas la visión es ya más clara con los ojos cerrados que con los ojos abiertos. Pero ahora veo que el golpe es duro de aguantar. Es duro. Hay momentos… angustias, ¿no?, que se traducirán en una consciencia ordinaria por dolores físicos difíciles de soportar. De todas formas, el resultado es que, verdaderamente, el cuerpo mismo ha cambiado de consciencia: ya no hay en él nada opaco, todo él es… como algo a través de lo cual todo pasa.
 

71.56 –Cuando el cuerpo sale de “eso” (el otro estado), da la impresión de que va a disolverse al minuto siguiente, y que “eso” es lo único que e mantenía unido. Durante mucho tiempo, tuve la impresión de que si desaparecía el ego, también el ser y la forma desaparecían, ¡pero no es verdad! Lo único difícil es que las leyes ordinarias de la vida han dejado ya de ser verdaderas. Y entonces, junto al viejo hábito, aparece también la “nueva cosa” que hay que aprender. Es como si las células, la organización que crea esta forma que llamamos humana, que mantiene todo esto junto, debiera aprender que puede sobrevivir sin el sentido de la individualidad separada; a pesar de que, desde hace miles de años, su hábito es existir por separado sólo gracias al ego. Sin embargo, sin ego continúa… por otra ley que el cuerpo no conoce aún, que para él es incomprensible. No es una voluntad, no sé, es… algo: una manera de ser.
 

67.211 –Ahora que las células están volviéndose conscientes se preguntan muchas veces para que servirán, “¿Cómo debemos ser de verdad? ¿Cuál es nuestra función, nuestra utilidad, nuestra base? ¿Cuál es la manera divina de ser? ¿Qué diferencia habrá…?” Y hay una percepción sutilísima de una manera de ser que sería luminosa, armoniosa. Esa manera de ser es todavía algo completamente indefinible, pero en esta investigación hay una percepción constante (que se traduce por una visión) de una luz multicolor, de todos los colores –de todos los colores no por capas, sino como si fuera una combinación por puntitos de todos los colores: un puntilleo. Ahora lo veo constantemente, en todo, y parece ser lo que podríamos llamar “la percepción de la verdadera Materia”…

Existe la vieja materia habitual, vista a través de las paredes de nuestra pecera, y además la otra…, sin paredes, sin ojos especiales de pez o de hombre; tal y como se ve a si misma, por así decirlo.

 

Y “ven” todavía implica un órgano exterior: tal y como se vive a si misma o tal y como es la verdadera Materia. Una percepción que sería muy interesante para los físicos.

…Todos los colores posibles están combinados sin estar mezclados, y combinados en forma de puntos luminosos, Todo está constituido de eso. Y parece que es el verdadero modo de ser de las cosas –todavía no estoy completamente segura, pero de todas formas es un modo de ser mucho más consciente-. Y lo estoy viendo todo el tiempo: con los ojos abiertos, con los ojos cerrados, todo el tiempo. Y tengo una curiosa impresión, a la vez de sutilidad, de penetrabilidad podríamos decir, y de flexibilidad de las formas, de una disminución considerable de la rigidez de las formas. Y el cuerpo mismo, la primera vez que sintió eso en alguna de sus partes, tuvo la impresión…, se siente un tanto perdido así, la impresión de algo que se le escapa. Pero si uno se mantiene muy tranquilo, esa impresión es reemplazada simplemente por una especie de plasticidad, de fluidez que parece ser un nuevo modo de ser de las células. Eso va a ser probablemente lo que, materialmente, debe reemplazar al ego físico. Pero, el primer contacto, ¿no?, es siempre muy… sorprendente. Es el momento del paso de una modalidad a la otra, lo que es un poco difícil. Se hace muy progresivamente, y, sin embargo, hay un momento, hay algunos segundos que son… lo menos que se le puede llamar es “inesperados”. Así se deshacen todos los hábitos. Y es así para todas las funciones: para la circulación de la sangre, para la digestión, para la respiración –todas las funciones-. Y en el momento del paso, no es que una modalidad reemplace bruscamente a la otra, sino que hay un estado de fluidez entre ambas, que es difícil. Y veo que, durante años, el cuerpo y toda la consciencia corporal se precipitaban de nuevo en la antigua modalidad como su salvación, para escapar: y ahora se ha podido lograr que no lo hagan ya más, que, al contrario, acepten “Pues bien, si me disuelvo, que me disuelva.” Da la impresión de que toda la estabilidad habitual desaparece… La gran aventura. Hay que tener valor.
 

66.221 –Vienen toda clase de pequeños desórdenes que para la consciencia son visiblemente desórdenes de transformación ; hay algo que sabe a ciencia cierta que el desorden ha venido para forjar el paso del funcionamiento automático ordinario al funcionamiento consciente bajo la dirección directa y la influencia directa del Supremo (del otro estado, de “eso”). Y cuando un determinado punto ha llegado a un cierto grado de transformación, se pasa a otro punto, y después a otro y a otro… Así que no hay nada hecho hasta que… todo esté preparado. Y todo consiste en cambiar de hábito. Todo el hábito automático de milenios debe ser cambiado por una acción consciente y guiada directamente.
 

67.224 –La dificultad es siempre la transición: si el recuerdo del otro método (del método ordinario, del método universal de todos los seres humas) viene, sucede de pronto como si –es completamente extraño –el cuerpo no pudiera ya hacer nada, como si fuera a desmayarse. Entonces, inmediatamente reacciona y el nuevo movimiento se restablece.
 

61.26 –Es una cosa muy rara, me cogía de pronto, ¡y yo no sabía ya subir las escaleras!, ¡no sabía ya cómo se hace para subir! Una vez me cogió también en medio de la comida, ¡y ya no sabía cómo hay que comer! Naturalmente, para el mundo exterior eso es lo que se llama “regresar a la segunda infancia”. Pero lo que es necesario es abandonarlo todo: todo poder, toda comprensión, toda inteligencia, todo conocimiento, todo, todo, volverse perfectamente no existente. Eso es lo importante.

Evidentemente, mientras sigamos guardando el poder de la vieja especie y el conocimiento de la vieja especie, no podremos llegar a ser la otra –el muro se levanta al instante, la vieja pared de la pecera.

69.2112 –Este pobre cuerpo no puede decir nada porque no sabe nada. Todo lo que creía haber aprendido durante noventa años ¡se le ha demostrado de forma totalmente clara que no tenía ningún valor!, y que todo está por aprender. Por eso está así, tiene buena voluntad, pero es absolutamente ignorante.
 

70.184 –Hay momentos en los que el cuerpo no puede ni siquiera mantenerse de pie, y por una razón que no es …Ya no obedece a las leyes que nos hace estar de pie, así que…
 

67.309 –Es la transferencia. Esta mañana, todas las acciones, todos los gestos, todos los movimientos, la actitud del cuerpo, la actitud de las células, la consciencia absolutamente material, todo, para todo eso, el viejo método había desaparecido. Ya no había desaparecido. Ya no había más que “eso”, algo… ¿cómo diría yo…? Igual. Ya no había choques ni dificultades ni nada que rechinara, y así todo, a un mismo ritmo, algo que es muy igual y que da la impresión de ser muy suave, con una potencia FORMIDABLE, en la cosa más mínima. Esa transferencia ha sido constante, sin mezcla, durante aproximadamente cuatro horas. Todas las cosas: asco, alimentación, todo eso, ahora ya no es de la misma manera, no sé como explicarme. Ningún recuerdo, ningún hábito. Las cosas no se hacen ya porque aprendió uno a hacerlas así, espontáneamente, se hacen por la consciencia. Es reemplazar el recuerdo, la memoria, la acción, por… el nuevo métodos de la consciencia que sabe qué es lo JUSTO en el momento de hacerlo: “Esto hay que hacer” Y no ya: “¡Oh! Hay que llegar hasta allí”; no, cada minuto uno está donde debe estar, y luego, cuando ha llegado ya al lugar donde debía ir. “¡Ah, ya está!

El pájaro que deja las nieves árticas para ir a las lagunas de Ceilán no “busca” a dónde debe ir: cada segundo está donde hay que estar, porque…, porque el mapa del mundo se va desplegando en él, o es él quien se despliega por la geografía directa.

 

Decimos “el instinto”, pero es por nuestra tontería mental: el instinto del mundo es ser el mundo, totalmente, sin paredes.

 

Y añade Madre:

… Y uno comprende perfectamente por qué los santos, los sabios, los que querían sentirse todo el tiempo en esa atmósfera divina, por qué habían suprimido todas las cosas materiales, porque no estaban transformados, y entonces recaían en la otra manera de ser. ¡Pero transformar esta materia es algo incomparablemente superior!, da una estabilidad, una consciencia y una REALIDAD extraordinarias: todas las cosas se vuelven la verdadera visión, la verdadera consciencia, se vuelven tan concretas, tan reales (si, la verdadera Materia). Ninguna, ninguna otra cosa puede dar esta plenitud. Escapar, huir, soñar, meditar, entrar en las consciencias superiores, está muy bien, ¡pero al lado de esto otro parece tan pobre, tan pobre, tan pobre…!
 

68.45 –Toda la base sólida que forma la personalidad corporal, ¡plaf!, ha desaparecido, ha sido anulada. Por ejemplo, ha habido una abolición total de la memoria, así que… Ahora ya me he acostumbrado, por eso todas las células se quedan así, inmóviles, silenciosas y exclusivamente vueltas hacia la consciencia, esperando. Todo lo que uno hace, todo lo que uno sabe, todo está basado en una especie de memoria semiconsciente y constante. Pero todo eso ha desaparecido. Y ya no queda nada. Ha sido reemplazado por una especie de presencia luminosa y… las cosas vienen no sé cómo. Vienen sin esfuerzo. Y aparece JUSTO lo necesario en el momento preciso. No hay ya toda esa carga que uno arrastra tras de sí todo el tiempo: aparece JUSTO lo que uno necesita.
 

61.186 –Y en el momento en le que la solución debe venir, viene: viene en hechos, en actos, en movimientos.
 

69.52 –No existe ya todo ese fárrago acumulado de lo que suele llamar conocimiento. Es algo espontáneo, natural, no es nada sofisticado, es muy, muy, simple, y casi infantil en su simplicidad.
 

70.58 –Todas las imposibilidades, todos los “no puede ser”, “no se puede hacer…”, todo eso ha sido barrido, ¿comprendes?
 

69.263 –La consciencia trabaja ahora constantemente (la del otro estado), y no como una continuación de lo anterior, sino como un efecto de lo que percibe A CADA INSTANTE. En el movimiento mental ordinario lo que se ha hecho antes determina unas consecuencias, pero en mi ya no es así, es la consciencia la que ve CONSTANTEMENTE, lo que hay que hacer, es la consciencia la que, cada segundo, continúa, continúa su propio movimiento. ¡Eso permite todo! Es eso precisamente lo que permite los milagros, los cambios radicales… ¡lo permite todo!

¿No será que la muerte, las enfermedades, las “imposibilidades” físicas, las “leyes”, todo, no son más que la cristalización de una cierta memoria falsa, la de la falsa materia, la de la pecera humana?

 

Un hábito que da vueltas y vueltas.

69.2211 –El impedimento es la vibración “concéntrica”, una especie de vibración concéntrica, es decir, que en lugar de estar en una eternidad infinita, contemplamos siempre las cosas en relación con nosotros mismo. Ese es el impedimento: la imbecilidad egocéntrica.
 

62.121 y 64 –Es un funcionamiento extremadamente delicado, probablemente porque no se está acostumbrado: un pequeñísimo movimiento, una pequeñísima vibración mental lo estropea todo… Es decir, la vieja forma de comportarse con el propio cuerpo (“queremos” esto, “queremos” aquello o “queremos”…), desde el momento en que eso asoma la nariz todo se para. Basta un movimiento ordinario, el movimiento del funcionamiento ordinario, cuando, por una especie de hábito, uno se desliza hacia él, todo se para. Es algo pequeñísimo, no son cosas que se ven fácilmente, es tenue, tenue, muy tenue. Así que hay que esperar a que toda esa mecánica decida pararse. Y cuando uno ha atrapado “eso”, cuando puede permanecer ahí unos segundos, es maravilloso, y si luego se pierde, hay que empezarlo todo de nuevo.
 

62.2711 –Es algo que empieza a obedecer a otra ley. Por ejemplo, saber justo al minuto lo que hay que hacer, lo que hay que decir, lo que va a suceder –si existe la más mínima atención o concentración para saberlo, ya no se produce. Si uno está así, simplemente en esta especie de inmovilidad interior, entonces, respecto a los más pequeños detalles de la vida, justo en el minuto necesario, lo sabes todo, lo que hay que decir, viene; lo que hay que responder, te sale; la persona que debe entrar, entra. Es como automático cuanto uno hace. En el mundo mental, uno piensa las cosas antes de hacerlas, aquí no es así.
 

70.184 –Por ejemplo, si no debo decir algo, en lugar de pasar por la mente; “No hay que decirlo”, ¡no puedo hablar! Y toda clase de cosas así. El funcionamiento es directo.
 

66.67 –Y siempre volvemos a lo mismo: ser eso es lo único que tiene poder.

 

La visión Táctil
Es concebible que la vida pueda ser espontánea, “automática”, armoniosa como la de los animales –lo cual sería ya un cambio tan formidable en nuestra especie provista de relojes, de médicos, de teléfonos, que cuesta imaginarlo.

 

Es concebible que, cada segundo, sepamos el gesto exacto, la palabra exacta y todo lo que hay que saber en el mundo, como el pájaro ártico “sabe” que hay una cálida laguna, allá lejos, a siete mil kilómetros. Pero, ¿cuál será nuestro medio de acción, aparte de dejarnos mecer en el gran ritmo…?

 

Lo que nos distingue de las demás especies es poder cambiar el mundo, cosa que no puede hacer el animal, probablemente porque es perfectamente armonioso y feliz en su rutina.

 

Nuestra desgracia es muchas veces nuestro mayor poder. Y es probable que nuestro desdichado rodeo evolutivo por la pecera mental, en la que estamos desconectados de todo, separados de todo y en la que hemos tenidos que inventarlo todo para acercar lo que habíamos alejado de nosotros y mecanizarlo todo para reemplazar ese órgano tan simple que nos falta, tuviera como meta no sólo volvernos individualmente conscientes, sino, a causa de nuestra misma desgracia obligarnos a vencer las “leyes” (no las hemos vencido, sólo hemos descubierto su juego, porque no conocemos su resorte íntimo, la “clave directa” como decía Madre), y permitirnos finalmente pulsar el resorte verdadero, la palanca que cambie la ronda biológica –cosa que no puede hacer el animal –y la misma muerte.

 

La energía que ha creado las galaxias y las células debe tener, sin lugar a dudas, el poder de cambiar esas mismas células y hacer con ellas un organismo un poco más completo y un poco menos soluble.
 

El nuevo “órgano” de acción es muy simple, como era de esperar. No es unas nuevas mandíbulas, ni más circunvoluciones cerebrales: es ser. Un “ser” que no tiene nada que ver con la metafísica, sino con la fisiología y la consciencia celular.

 

También aquí nos conformaremos con marcar algunas etapas de la formación de dicho órgano:

64.1010 y 66.263 –Por ejemplo, cojo un escrito y veo tan claro como veía antes; entonces me viene el viejo hábito (o la idea o el recuerdo) de que es preciso que use una lupa para leer… ¡y ya no veo! LUEGO ME OLVIDO de que se trata de ver o de no ver, y entonces puedo hacer mi trabajo muy bien -¡ni me doy cuenta de si veo o no veo! … -Y para todo es así.

Si, estamos atrapados por esa especie de memoria o de recuerdo que hace que estemos ciegos o enfermos o moribundos, luego se va esa memoria…¡ y ya no es así! No existe ya todo eso: uno ve bien, no tiene ya cáncer y no se muere en absoluto. La próxima especie es la que perderá el recuerdo de la muerte.

 

Y añade Madre:

… Esa es la aparente incoherencia. Debe depender de otra ley que, por el momento, no conozco y que gobierna al mundo físico.

66.93 y 3011 –Mi percepción de la realidad interior de la gente es infinitamente más precisa que antes. Veo una fotografía, por ejemplo, y ya no se trata de ver “por medio de ella”, veo casi únicamente lo que es esa persona. El “medio” disminuye hasta tal punto que, a veces ya no existe en absoluto; veo de pronto que la foto se vuelve viva, de tres dimensiones, ¡y que la cabeza de la persona sobresale! Es verdaderamente curioso, es como si se me quisiera enseñar a ver de otra forma.

Es decir, que para ver no hay ninguna necesidad de ojos ni de retina, ni de ninguna clase de “medio”, como si toda la evolución hubiera ido fabricando órganos sucesivos y visiones sucesivas para ver a través de un cierto medio, y luego se rompe la pecera y uno desemboca “en medio” de todo y en el único órgano.

65.26 –Es un tanto extraña esa visión. Es como si siempre hubiera un velo entre las cosas y yo (ya volveremos a hablar de ese “velo” probablemente sea la barrera celular que nos separa del otro estado), y luego, de pronto, sin razón aparente, una determinada cosa se vuelve clara, precisa, nítida –pero al minuto siguiente se acabó-. A veces es una palabra que brilla en una carta, a veces es un objeto. Y es otra cualidad de visión: es como si la luz que ilumina estuviera dentro en lugar de estar encima –no es una luz que se refleja, tampoco es como la luz de una lámpara, por ejemplo, sino que en lugar de ser una luz proyectada, el objeto tiene su propia luz, aunque no irradia-. Cada vez es algo más frecuente, pero con una falta lógica absoluta, quiero decir que no comprendo su lógica. ¡Y con una precisión de visión extraordinaria!, con la plena comprensión de la cosa vista al mismo tiempo que se la ve. Por ejemplo, esta mañana en el cuarto de baño, sin luz, he visto este fenómeno: una botella en el armario que se ha vuelto tan clara, tan… ¡con una vida interior! ¡Ah!, me he dicho ¡vaya!, -y al minuto siguiente se había pasado-. Es evidentemente la preparación para una visión por luz interior en lugar de por luz proyectada. Y es algo muy… ¡Oh!, muy cálido, vivo, intenso ¡y de una precisión! Se ve todo al mismo tiempo: no sólo el color y la forma, sino también el carácter de la vibración en un líquido… ¡Era admirable!

¿Y qué es esa “luz interior” en la materia, en un liquido? ¿La verdadera materia… tal y como es, sin órgano deformante, sin ningún “medio”?

70.31 y 72.81 –El conocimiento es reemplazado de forma extraña por una cosa que no tiene nada que ver con la mente y cada vez menos con la visión, algo superior que es un género de percepción nueva: se sabe. Está muy por encima de la mente, por encima de la visión, es una especie de percepción: no existe ya diferenciación de órganos. Y es una percepción… si, que es total: que a la vez es visión, oído, conocimiento. Algo que es un nuevo género de percepción. Y entonces, se sabe. Eso reemplaza al conocimiento. Una percepción mucho más verdadera, pero tan nueva que no sé cómo expresarla.
 

62.610 –Cuando miro a las personas no las veo como ellas se ven: veo la vibración de todas las fuerzas que hay en ellas y que pasan a través de ellas. Y eso es lo que hace que mi vista física esté no desapareciendo, sino cambiando de carácter, ¡porque las precisiones físicas de la vista física normal son engañosas para mí! Pero eso no me impide ver físicamente. Si intento, por ejemplo, enhebrar una aguja mirando me es literalmente imposible, pero si es necesario que yo enhebre una aguja ¡se enhebra sola! Yo quedo totalmente al margen: sujeto la aguja, sujeto el hilo, y eso es todo. Pienso que se este estado se perfecciona se podrá hacer todo por el OTRO MEDIO, un medio que no depende de los sentidos externos, y entonces eso será evidentemente el comienzo de una expresión supramental. Porque es una especie de conocimiento innato, que HACE las cosas.

¿Quizá el conocimiento innato que “hace” todo el mundo y cada especie: un conocimiento innato en el corazón de cada célula y de cada átomo? El átomo de helio conoce perfectamente a sus dos electrones.

 

Y le preguntábamos a Madre:

¿Pero acaso una “vidente” no vería así?
 

¡No, no!, no tiene nada que ver con toas as visiones que he tenido. ¡No es una “visión”! Ni siquiera puedo decir que sea una imagen; es un conocimiento. Ni siquiera puedo decir que sea un “conocimiento”: es algo que ES TODO a la vez, que contiene su verdad.
 

63.318 –El sentido de lo “concreto” desaparece cada vez más, es como algo que queda ya lejos, lejos, en un pasado irreal; y esa especie de “concreción” seca y sin vida (es decir, nuestra percepción humana de la Materia) está siendo reemplazada por algo muy simple, muy completo, en el sentido de que todos los sentidos funcionan al mismo tiempo, y muy INTIMO con todo. Antes cada cosa estaba separada, dividida, sin conexión con las demás, y era muy superficial, como la punta de una aguja. Ahora ya no es así en absoluto. Y eso da, sobre todo, la impresión de una intimidad, es decir, que no hay distancia, que no hay diferencia, que no hay “algo que ve” y “algo que es visto”, y sin embargo, tiene algo que corresponde la visión, a la audición, a la sensación, a todas las percepciones, al gusto, al olfato… Lo que impide que el funcionamiento sea perfecto, son todos los viejos hábitos. Si pudiéramos dejarnos llevar sin querer “ver bien”, “oír bien”, tendríamos la otra percepción, que es mucho más VERDADERA… Y siempre esa impresión de algo que no se golpea, que no choca, que no tiene complicaciones, como si uno no pudiera ya golpearse, ni pudiera ya… Es totalmente interesante.
 

72.121 –Cuando vienen no es como pensamiento, no es eso: es como si me BAÑARA DENTRO, y entonces… No sé, no es algo que “veo” –que es extraño a mí y que lo veo-, es… SOY eso de pronto. Y entonces ya no hay más tu ni yo, ni más… Y estas experiencias no encuentro palabras para contarlas. He perdido la capacidad de la memoria, ¿no?, pero siento que es adrede, que mi visión de las cosas sería mucho menos espontánea y sincera si me acordara. Es siempre como una nueva revelación, y nunca de la misma manera. Es así: uno SE CONVIERTE en la cosa –se conviene en ella-. Ya no la “ve”, no es algo que se ve o que se comprende o que se sabe, es… algo que se es.
 

66.145 –Lo que sucede aquí (en nuestra visión retiniana de la materia, lo que podríamos llamar “la falsa materia”), lo que nosotros describimos, es brutal, tosco, grosero, como una estatua mal tallada; es rudo, es grosero, es exagerado, y está deformado por el sentido de separación del ego. Pero allí, no sé como explicarlo, ahí todo es UNO, es una sola cosa que toma toda clase de formas, pero no con un centro que siente y otro centro que ve y otro centro que comprende, no es eso: todo es UNA sustancia de una flexibilidad indecible y que se adapta a todos los movimientos de todo cuanto sucede, sin separación. Y entonces eso te deja en un estado que dura horas enteras, y por el que estoy en este mundo (el nuestro) y, sin embargo, no estoy. Porque… no siento como el mundo siente. Es una cosa muy extraña.

¡Pero si ésa es exactamente la visión del continuum físico!

68.86 –Ahora me doy cuenta… Sería como una unidad, una unidad de innumerables –de miles de millones ¿no? -, de innumerables puntos brillantes conscientes de si mismos ¡Y no es la suma total de todos ellos! No es un total: es una unidad. Pero una unidad innumerable ¡Y sólo por el hecho de expresarlo con palabras pierde todo su sentido!
 

64.268 –Todo se vuelve una consciencia VIVA, cada cosa emana su propia consciencia y existe a causa de ella. Por ejemplo, un segundo o un minuto antes, en la consciencia, sé exactamente: va a tocar el reloj, alguien va a entrar, alguien va a moverse… Y no son cosas mentales, que pertenezcan a un mecanismo; y, sin embargo, todos son fenómenos de consciencia: son las cosas las que ESTÁN VIVAS, las que te HACEN SABER dónde están, dónde se encuentran. Todo un mundo de pequeñísimos fenómenos microscópicos que son otra manera de vivir, y que parecen ser el producto de la consciencia sin eso que llamamos “conocimiento”. Por ejemplo, de vez en cuando, oigo a la gente hablar de una cosa, de otra, y decir: “Será así y así”, e inmediatamente hay una especie de visión táctil (¿cómo lo explicaría yo?...), se parece al tacto y a la visión, y no es ni el tacto ni la visión, es ambas cosas a la vez: es la cosa TAL Y COMO ES, es ESO. Es una consciencia en la que el elemento mental está ausente. ¡Y es algo tan claro! De una precisión, ¡oh! Infinitesimal, es como un contacto inmediato con la cosa tal y como es. Es otra manera de vivir.
 

63.411 –Todo se vuelve como si fuera visto por vez primera y bajo un ángulo totalmente diferente, todo, todo: el carácter de las personas, las circunstancias, hasta el movimiento de la Tierra y de los astros, todo se ha vuelto totalmente nuevo e… inesperado, el sentido de que toda la visión humana mental ¡ha desaparecido por completo! ¡Así que las cosas están mucho mejor!
 

(Pregunta): ¿Acaso es una visión de “otro mundo”?
 

Esta nueva visión de las cosas… no es salir de la Materia para ver el mundo de otra forma (eso ya ha sido hecho desde hace mucho tiempo, ¿no?, por todos los sabios y los videntes, no es nada nuevo y no tiene nada de maravilloso), no es eso: es LA MATERIA la que se contempla a sí misma de una forma totalmente nueva, ¡y eso es lo divertido! Ve todas las cosas de forma totalmente diferente.


El gran cuerpo
El aspecto visual del nuevo órgano, incluso su aspecto táctil y el conocimiento directo que aporta, podemos comprenderlos considerando a Madre como una señora un tanto excéntrica que desde su sillón toca o ve “a distancia” por medio de una especie de televisión extraña, y táctil además.

 

Pero si es así, no hemos comprendido aún la realidad del fenómeno. ¡Ya no hay “distancia”, y la señora es totalmente… “ex -céntrica”!

 

Una onda electromagnética no puede detenerse en un sillón, igual que los átomos de nuestras moléculas no pueden estar separados de sus pequeños átomos vecinos, salvo por una ilusión óptica binocular y provisional –la gran ilusión separadora en que vivimos-. Tan sólo podemos decir que hay un cierto centro preferencial, o práctico más bien, que coordina en un cierto sillón situado en Pondichery una innumerable experiencia o una innumerable existencia.

 

El centro no se ha disuelto, puesto que continúa trajinando entre sus ocupaciones y riendo y contándonos su historia en un cuerpo perfectamente fisiológico, pero ese mismo centro puede estar mientras tanto en cualquier sitio según las necesidades de la acción, y estar allí realmente, no en pensamiento ni en una visión, ni con ninguna clase de “tele”, sino fisiológica y atómicamente (y de muchas otras formas).

 

Entonces uno se explica el modo de acción del ser supramental o de nuestra próxima especie.

 

El ser supramental es en primer lugar un ser activo, supremamente y directamente activo, contagioso, podríamos decir. No se trata en absoluto de una especie de superteatro que él mismo se ofrece en su sillón (aunque habría que aclarar que ese teatro, en las actuales circunstancias mundiales, no sería nada agradable, sería más bien muy doloroso), es una superación inmediata y transformadora: lo que uno hace en su propio cuerpo lo hace en el cuerpo de todo el mundo igual que en sí mismo, puesto que uno es este cuerpo y aquel e innumerables cuerpos (y no sólo cuerpos).


Lo mejor es seguir la curva del fenómeno en el cuerpo de Madre, con todos sus ensayos y tanteos. Las explicaciones vienen sólo después, ¿no?, por el momento es algo muy raro.

Un primer grito:

63.107 -¡Para que todo esto cambie haría falta un poder directo! Haría falta un poder que se haga sentir directamente, es decir, de célula a célula: crear vibraciones idénticas.

La respuesta iba a venir brutalmente: una hemorragia cerebral… en el cuerpo de “otra” persona.

63.64 –Tengo la consciencia de mi cuerpo, pero no se trata de la consciencia de esto (Madre toca su cuerpo): es la consciencia DEL cuerpo -¡podría ser el cuerpo de cualquiera!- Tengo consciencia de todas esas vibraciones de desorden, que vienen lo más a menudo bajo la forma de sugestiones de desorden. Por ejemplo, una sugestión de hemorragia. La consciencia corporal la rechaza. Empieza a liberarse la batalla (y todo eso, en lo más bajo, en las células y en la consciencia material), entre lo que podríamos llamar “la voluntad de hemorragia” y la reacción de las células del cuerpo. Y es absolutamente igual que una verdadera batalla, un verdadero combate. Luego, de pronto, el cuerpo se siente cogido por una fortísima determinación y proclama un orden, y resulta que el efecto empieza a producirse y, poco a poco, todo vuelve al orden. Todo eso sucede en la consciencia material. Físicamente este cuerpo tiene todas las sensaciones, es decir, todos los efectos sensoriales. Bueno, y una vez que la batalla ha pasado lo contemplo todo, veo mi cuerpo (que ha sido bastante sacudido, tenlo en cuenta) y me digo: “¿Qué podrá ser todo esto…?” Y unos días después recibo una carta de alguien, y en la carta la historia completa: el ataque, la hemorragia y todo el ser cogido de pronto por una voluntad formidable, y que oye las palabras –las mismas palabras que fueron pronunciadas AQUÍ-, y el efecto: salvado, curado. ¡Y me acuerdo de lo que me ha sucedido! Por eso he empezado a comprender que mi cuerpo ¡está en todas partes! No se trata precisamente de estas células, ¿no?: son células sin más, y en muchas, cientos y quizá miles de personas… ¡Es EL cuerpo! Pero eso es tan difícil de hacérselo comprender a la gente. Es EL cuerpo –éste no es mi cuerpo más que los otros cuerpos-. Y entonces está todo el tiempo cogido por cosas así, todo el tiempo, todo el tiempo, que le caen encima, de un lado, de otro, de todas partes.
 

71.242 –Está sin centro, totalmente sin centro…
 

68.207 –Por ejemplo, y sucede no sé cuántas veces al día: de pronto la consciencia de un desorden, de un dolor o de un sufrimiento en alguna parte –alguna parte en el sentido de algún lugar, no una parte encerrada aquí- (Madre designa su propio cuerpo), sino como en un cuerpo inmenso, en algún lugar. Y al cabo de un momento me entero de que tal persona o tal otra ha tenido tal o cual mal… ¡que ha sido sentido: como formando parte de este inmenso cuerpo!
 

70.281 –Fue una noche un tanto particular… El cuerpo, la consciencia del cuerpo, era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, ¡y al mismo tiempo con un conocimiento perfecto de que no se estaba muriendo! Pero era la consciencia de un cuerpo que se está muriendo, con todas las angustias, todos los sufrimientos, todas esas cosas: pero existía la consciencias de que no era esto (el cuerpo de Madre) lo que se estaba muriendo. Y duró mucho tiempo, duró toda la noche. Y después me enteré de que X se había muerto muy temprano por la mañana. Entonces comprendí.

Es también así como Madre iba a dar poco a poco con el mecanismo de la muerte y con su clave. Pues si se trata de transformar la Materia, la muerte es ciertamente la primera cosa a transformar. Esa clave es la clave de todo lo demás. Quizá sea ciertamente la clave de nuestra pecera humana.

 

Y el experimento continúa:

61.187 –Es una inundación que me viene de fuera ¡Y una mezcolanza! De todas partes, de toda la gente, y no sólo de aquí: de lejos, muy lejos en la Tierra, y a veces de lejos en el tiempo –lejos en el tiempo, en el pasado, cosas del pasado que vienen para ser ordenadas, puestas en su sitio-. Así que es un trabajo constante y… Es como si estuviera atrapando todo el tiempo una nueva enfermedad y hubiera que curarla.
 

68.2610 –Tengo innumerables experiencias por docenas todos los días, mostrando que es la identificación o la unificación con los demás cuerpos lo que me hace sentir la miseria de éste, la miseria de aquél… Es un HECHO. Y no como la miseria de un cuerpo diferente, sino como del mío propio. Es decir, que ahora es difícil hacer una distinción. Así que ya no se lamenta de su propia miseria. ¡TODO es su miseria!
 

63.289 –Ese sufrimiento, esa miseria general, es algo que se vuelve casi insoportable, como una especie de angustia aguda –que es ciertamente una necesidad para salir de ahí-. Para salir de ahí, o sea para curar, para cambiar –no para huir-. No me gustan las huidas. Esa era mi gran objeción a los budistas: todo lo que os aconsejan hacer es simplemente para daros la posibilidad de huir –no es bonito-.Pero cambiar sí.

Cambiar el funcionamiento mortal de esta materia.


Y el fenómeno de identificación o de unificación no se limita a los seres vivos y humanos, engloba también las circunstancias y los acontecimientos “mecánicos” de la vida- de hecho, lo engloba todo.

66.179 –Hay una nueva actividad. Estoy haciendo… me sorprendo haciendo alguna cosa, para ser exacta: por ejemplo, hablando a gente a la que la mayor parte de las veces no conozco, y describiéndoles una escena: hagan tal y tal cosa, y resultará tal y tal otra. Son como escenas de un libro o escenas de cine. Luego, a lo largo del día o al día siguiente, alguien me dice: ¡he recibido un mensaje de usted y me ha dicho que había que escribir a tal persona y decirle tal cosa! Y no lo hago mentalmente, en absoluto: lo VIVO –vivo una escena o cuento una escena, y es recibida por otra persona- (¡y no pienso para nada en esa persona!). Y eso sucede aquí, y en Francia, y en América, en todas partes. Llega a ser una cosa divertida… Alguien me escribe: “Usted me ha dicho esto”, ¡y es una de mis “escenas”! Una de las escenas que he vivido; no sólo vivido: que he vivido y fabricado. No sé como explicarlo. Es como un trabajo de modelado. Y hay historias de países, historias de gobiernos; y no sé cuál será el resultado de todo eso, ya se verá quizá con el tiempo. Y en ese género de actividad ¡tengo toda clase de conocimiento que yo no tengo!, ¡incluso a veces conocimiento médicos o conocimientos técnicos que no poseo en absoluto!, y que los tengo, sin embargo,¿no?, puesto que digo: “Es así como hay que hacer eso.” Es muy divertido.
 

64.151 –Y todo eso sucede EN PLENO DÍA, no cuando duermo. Esa historia (una de las tantas historias) me sucedió ¡justo cuando acababa de bañarme! Es algo que viene de pronto, que me coge, y es una especie de vida n la que vivo hasta que se hace alguna cosa –una acción-, y cuando está hecha esa acción, todo se va, sin dejar huella.
 

71.177 y 217 –Esa historia de América y de china, por ejemplo (visita secreta de Kissinger a China), y toda clase de cosas así, han venido de esa forma… Es curioso. Una especie de universalización. ¿Cómo lo podría explicar?... Es como si me hubiera CONVERTIDO en las circunstancias, la gente, las palabras, las… El cuerpo es cada vez más consciente, pero no al estilo mental, sino como… como cosas vividas. No sé cómo explicarlo.
 

66.1911 –No son palabras, no son pensamientos, es algo totalmente concreto que viene como sobre una pantalla. Y es una pantalla que está EN EL INTERIOR de mi consciencia: no está fuera, está en el interior. Y las cosas vienen así. Si yo estuviera en una consciencia superficial, me diría: “¿Por qué estoy pensando en esto?” Pero no estoy “pensando”, y todo eso no es un pensamiento, es… una vida que se organiza (Madre hace un gesto modelado). Es muy interesante. Y desde la cosa más pequeña hasta la más grande: los ciclones, los temblores tierra, las revoluciones, todo eso, y también cosas pequeñísimas, una pequeñísima circunstancia de la vida, como una ofrenda de dinero, un regalo que me envían, cosas muy pequeñas que aparentemente no tiene ninguna importancia: ¡todo se presenta con el mismo valor! No hay “grande” ni “pequeño” ni “importante” ni “no-importante”. Y es todo l tiempo así. Es curioso. Es casi… un recuerdo anticipado.
 

71.1711 y 70.58 –Es como si la consciencia no estuviera ya en la misma posición respecto a las cosas, y por eso aparecen totalmente diferentes. La consciencia humana ordinaria, incluso si tiene las ideas más amplias, está siempre en el centro y las cosas existen en relación con ese centro; en la consciencia humana, uno está en un punto y todas las cosas existen en relación con ese punto de consciencia. Y ahora,¡ya no hay ningún punto! Así que las cosas existen en si mismas. Mi consciencia está EN las cosas, ¿no?, no es algo que “recibe”. Tengo casi la impresión de moverme dentro de vosotros, como si actuara desde dentro. Ya no tengo la impresión de los límites de mi cuerpo… No sé como explicarlo. Si, es casi como si se hubiera vuelto influido. Y no es como una persona que hubiera crecido para abarcar a las demás dentro de ella, no es eso: es una fuerza, una consciencia que está ESPARCIDA por las cosas. No tengo la sensación de unos límites, tengo la impresión de algo que está esparcido, incluso físicamente.


El contagio supramental
Por tanto, resulta ya patente la clave de la acción supramental. Y quizá deberíamos hablar de un contagio más que de una acción: verdaderamente un poder “de célula a célula”.

63.207 –Tengo una especie de certeza (decía Madre cuando aún estaba totalmente al comienzo de su trabajo infinitesimal sobre las células, buscando el paso a través de la barrera celular.), la certeza de que cuando este trabajo microscópico esté acabado, el resultado será casi fulminante. Porque toda acción del poder a través de la mente se diluye, se atenúa, se adapta, se transforma ¿y qué llega abajo al final?... Mientras que cuando sea a través de esta materia, evidentemente será formidable.
 

63.107 –Sólo cuando un pequeño trabajo así, de una transformación que pudiéramos llamar “local” (celular), esté ya acabado y exista ya la plena consciencia y el pleno dominio en la manera de servirse de experimento de química que se ha aprendido muy bien: puede reproducirse a voluntad cada vez que se necesario.
 

61.112 y 254 –(Pregunta:) Todo ese trabajo que haces sobre tu cuerpo, ¿cómo puede actuar sobre la sustancia corporal fuera de ti?
 

Siempre de la misma manera, porque la vibración se esparce. Es una cuestión de contagio. Las vibraciones espirituales son contagiosas, es totalmente evidente. Las vibraciones mentales son contagiosas. Las vibraciones vitales también son contagiosas (y no en sus más hermosos efectos, pero en fin, es evidente: la cólera de un hombre, por ejemplo, se esparce muy fácilmente). Pues bien, la calidad de vibración de las células debe ser también contagiosa. Por ejemplo, cada vez que puedo dominar algo, quiero decir encontrar la verdadera solución para lo que llaman una “enfermedad” o un mal funcionamiento –la verdadera solución, es decir, la vibración que deshace el mal o que devuelve el aplomo-, he podido siempre curar muy fácilmente a la gente que tenía lo mismo, emitiendo esa vibración. Es así, porque toda la sustancia es UNA. Todo es uno, ¿no? ¡Siempre lo olvidamos! Constantemente tenemos el sentimiento de la separación -¡esa es la mentira total, total!, porque nos basamos en lo que ven nuestros ojos-, esa es verdaderamente la mentira. ¿Sabes?, es como una imagen que hemos colocado sobre algo. Pero que no es verdad. Incluso en la materia más material, incluso una piedra, incluso en una piedra, en cuanto se cambia se consciencia, toda esa separación, toda esa división, desaparece pos completo. Son… (¿Como diría yo?), modos de concentración o modos vibratorios EN LA MISMA COSA.
 

64.73 –X estaba en un estado de emoción aguda, y , en un momento dado, nuestras miradas se cruzaron, entonces entró en mi, proveniente de él, una emoción tan violenta que estuve a punto de ponerme a sollozar, ¡figúrate! Y es siempre ahí, en el bajo vientre, donde se produce esa identificación con el mundo… Inmediatamente, detuve las vibraciones de X (me llevó algunos minutos) y todo volvió a ponerse en orden. Y comprendí que este contagio se conservaba como un medio de acción -¡no es agradable para el cuerpo!-… El hecho de poner orden ahí (gesto en el vientre), pone orden también en los demás.
 

63.1112 –Cuando viene la experiencia (del otro estado), está como esparcida. “eso” fluye por la sangre, vibra en los nervios, vive en las células, y en todas partes; y no se trata tan sólo de las células de este cuerpo, tengo la impresión de que participan otras muchas sangres, otras muchas células y otros muchos nervios. Es decir, que la consciencia central de los individuos no siempre lo sabe, el individuo no sabe de que se trata (tiene una impresión extraordinaria, pero no sabe lo que es), mientras que las células si que lo saben, pero no pueden decirlo. Hay GRADOS de consciencia, ¿no?, y esto (el cuerpo de Madre) parece ser como un centro de consciencia más consciente, eso es todo, pero si no…

Y el experimento se vuelve cada más preciso, universal:

68.186 –Es curioso, sigo un movimiento y luego… me voy (en la “ondulación”). Y es algo que viene en cualquier momento. Estoy comiendo: y en medio de la comida, hay ago que viene así, sigo el movimiento, y me quedo con la cuchara al aire, ¡y después veo que toda la gente me estaba esperando!


(Pregunta:)Lo he notado desde hace varios meses: da la impresión de un alejamiento.


¡No!, estoy DENTRO, mucho más dentro que antes. No “dentro” aquí (Madre designa su cuerpo): dentro de todas las cosas. Cuando me voy así, es siempre como si… como si estuviera modelando vibraciones. Y luego me entero de que a alguien le había pasado algo, que algo se había torcido; entonces, y tras haberlo trabajado, se pone derecho otra vez, se instala de nuevo la luz, la buena vibración.
 

64.269 –Y me estoy refiriendo a las células del cuerpo, pero sucede lo mismo con los acontecimientos externos, hasta con los acontecimientos mundiales. Es incluso notable desde el punto de vista de los temblores de tierra, de las erupciones volcánicas, etc. Parece como si la Tierra entera fuera igual que el cuerpo.
 

60.237 –Cada vez más, es el yoga general: toda la Tierra. Y es así día y noche, cuando camino, cuando hablo, cuando como… igual que si cogiera masa y luego la fermentara…

Finalmente, el experimento se hizo perfectamente inteligible y, una mañana, Madre exclamó:

61.2312 –Era la percepción del poder, de ese poder que viene del amor supremos (el otro estado) ¡Asombroso! Y que me hizo comprender una cosa: que el estado en el que se me ponía era para obtener el poder que proviene de la identidad con todas las cosas materiales… entonces vi ese poder desde el punto de vista metódico, para organizar no una cosa accidental o esporádica, como en los casos mediumnisticos, sino una ORGANIZACIÓN DE LA MATERIA. Y entonces empecé a comprender: ¡pero si con “eso”, tendríamos el poder de poner cada cosa en su sitio!... con tal de ser lo bastante universales. ¡Es asombroso! Simplemente, se ES “eso” una, UNA vibración de “eso”. Es decir que uno ES eso, y por tanto HACE eso. ¡Pero si es clave!
 

58.262 –Una clave directa que no tiene necesidad de un ciencia complicada para expresarse.

Bien pudiéramos decir que todo nuestro reino mental, o incluso animal en su conjunto, es el reino indirecto, el reino del mecanismo, desde la musaraña que roe una liana con sus dientes hasta el físico que tritura un átomo en su ciclotrón.

 

Innumerables mecanismos cada vez más complicados, desde los cilios vibrátiles, el ala, la aleta natatoria, hasta el turborreactor y el télex. Un gigantesco artificio.

 

Un poco como si la Evolución, es decir un cierto poder (y no se puede hablar de poder sin consciencia, aunque sólo sea la consciencia del núcleo de hidrógeno de atrapar su único electrón), un cierto poder se hubiera revestido de mecanismo o de órganos cada vez más adaptados e ingeniosos, para llegar finalmente a ese punto evolutivo, a ese giro de las eras, en el que el mecanismo toma consciencia de su motor, y después de haberse innumerablemente dividido en innumerables cuerpos, encuentra de nuevo la unidad total de su sustancia, galáctica o intra-celular, y puede actuar directamente sobre ella, sobre sus núcleos y sus células, igual que sobre toda la materia universal.

 

Después del reino mineral, vegetal y animal, un próximo reino: directo. Una reorganización de la Materia por el poder mismo de la Materia y por la consciencia misma contenida en el átomo y en cada célula. Pero era necesario llegar hasta ahí, hasta ese nivel atómico y celular, en lugar de derretirse en las extensiones nirvánicas o celestes; era necesario perforar la barrera que nos separa del próximo “medio”, total, de nuestra próxima especie, global, como un día el mineral perforó la barrera de su inercia.

 

Lo que estaba al principio de la Evolución se encuentra de nuevo al final: el poder encuentra de nuevo su poder y la inconsciencia su fugada consciencia.

“La salvación es física”, decía Madre.

 

68.1112 –El cuerpo es algo muy sencillo, sencillísimo y muy infantil, y tiene esa experiencia de una forma tan imperativa, ¿no?, no tiene necesidad de “buscar”: está ahí. Y entonces se pregunta por qué los hombres no lo han sabido desde el comienzo. Se pregunta “¿Por qué, por qué han buscado toda clase de cosas, las religiones, los dioses, los… toda clase de cosas?” ¡Y es tan sencillo! ¡Tan sencillo! Es tan evidente para él.
 

64.3010 –Todas las construcciones mentales que los hombres han intentado vivir y realizar sobre la Tierra me vienen de todas partes: todas las grandes Escuelas, las grandes Ideas, las grandes Realizaciones, las grandes…, y también las religiones, aunque están un poco más abajo: todo eso, ¡oh! ¡Son infantilísimos! Y una especie de certeza en el fondo de la Materia: que la solución sólo está AHÍ. ¡Oh! ¡Cuánto ruido. Cuántas cosas habéis intentado en vano! Descended ahí dentro, lo suficientemente hondo, y quedaos tranquilos, entonces “eso” será. Y no podéis entenderlo, solo hace falta que SEA.
 

61.182 – (Pregunta:) ¿Pero por qué hay que descender? ¿Acaso no se puede actuar sobre la materia desde lo alto?


¡Actuar desde lo alto… he estado actuando desde lo alto durante más de treinta años! ¡Pero eso no cambia nada! No transforma nada. Transformar es transformar. Para la transformación, hay que descender al cuerpo, y eso es terrible… Si no nunca será transformado, seguirá tal cual es. ¡Podemos, ¿no?, podemos incluso poner cara de superhombres!, pero eso sigue siendo estar en las nubes, no es la cosa verdadera, no es la próxima etapa de la evolución terrestre.
 

62.245 –Esas posiciones, la posición espiritual y la posición materialista por así decirlo, que se creen exclusivas (exclusivas y únicas, lo cual hace que una niegue el valor de la otra desde el punto de vista de la verdad), son insuficientes, y no sólo porque no admiten la otra, sino porque admitir las dos y unir las dos NO ES SUFICIENTE para resolver el problema. Es otra cosa: una tercera posición que no es la consecuencia de esas dos, sino que es algo que está por descubrir, que probablemente abrirá la puerta del conocimiento total. Y es ese “algo” lo que estamos buscando. Y quizá no sólo buscando, quizá también FABRICÁNDOLO.

Una nueva posición fisiológica en la Materia.

 

No ya una posición filosófica con sus pretendidos materialismos y sus espiritualismos que sólo son el anverso y el reservo de una misma falsa visión de la Materia, sino una posición del cuerpo, en el cuerpo, que cambiará todas las leyes del viejo “sistema de referencia”.


Un nuevo modo de vida en la Materia que reorganizará la Materia por su propio poder, y que cambiará finalmente la muerte: pues la muerte no era más que el reverso de esta vida, igual que el otro lado de la pecera no era el fin del pez, sino el comienzo de otra forma de vida en la Materia.


Y entonces empezamos a entrever el modo de acción del ser supramental, como manipulará la materia.

58.192 y 32 –Cuando hay que efectuar un cambio, se hace no por un medio artificial y exterior, sino por una operación interior, POR UNA OPERACIÓN DE LA CONSCIENCIA que da forma o apariencia a la sustancia. La vida crea sus propias formas… Lo absurdo de aquí son todos los medio artificiales que hay que usar: cualquier imbécil tiene más poder si tiene medios para adquirir los artificios necesarios. Mientras que en el mundo supramental, cuanto más consciente es uno y está más en relación con la verdad de las cosas, más autoridad tiene la voluntad sobre la sustancia. La autoridades una autoridad verdadera. Si queréis un vestido, hay que tener el poder de hacerlo, un poder real. Si no tenéis ese poder, pues bien, os quedáis desnudos. No existe allí ningún artificio para suplir esa falta de poder. Aquí, ni una vez entre un millón, la autoridad es la expresión de algo verdadero. Todo es formidablemente estúpido.

¡Y tanto!

 

La consciencia supramental da forma a la materia; modela la materia por la emisión de la vibración correspondiente, como hoy en día nosotros modelamos pensamientos por el verbo.


Y ahora, ¿cómo llegar ahí? ¿Cuál es el proceso?

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