EL ORDEN MUNDIAL VENIDERO
Abril de 1940
El análisis de las condiciones mundiales está siendo escrito en
Norteamérica, donde todavía hay una relativa seguridad física,
tiempo para reajustar los puntos de vista y también la oportunidad
de dar directivas -junto con la aguerrida Gran Bretaña y sus
Aliados- a un mundo penosamente necesitado de guía y de visión.
Existe una gran confusión de voces. Los que menos saben hablan más
alto y con facilidad achacan a los demás las culpas. En todas partes
prevalece mucha angustia mental, ocasionada por la guerra y también
por el deseo de los bienintencionados de que prevalezca su
particular solución al problema mundial.
En consecuencia, es necesario hablar directamente, indicar los
peligros inherentes a la situación actual, presentar su
extraordinaria oportunidad para traer los cambios necesarios y
señalar las líneas de demarcación entre los modos de vivir correctos
y los erróneos, entre una visión del nuevo orden mundial y los
planes retrógrados del así llamado "nuevo orden" con el cual las
potencias totalitarias tratan de abrumar a la humanidad.
Comenzamos con la premisa de que dos visiones mundiales opuestas
enfrentan a la humanidad, y dos órdenes mundiales se le presentan al
género humano. El hombre debe elegir entre éstos, y su elección
determinará el futuro.
1941 y 1942 serán años de crisis y de tensión. Quienes perciben los
riesgos, la oportunidad y la importante decisión a tomar, luchan con
apresuramiento casi frenético para despertar a las masas acerca de
lo excepcional de este momento. Lo que la humanidad decida durante
los próximos doce meses condicionará el futuro como ninguna otra
decisión humana lo ha hecho en la historia del género humano.
Existieron anteriormente puntos de crisis en la historia, pero
ninguno involucró a toda la población del planeta. Hubo períodos de
peligro, dificultad, guerra, hambre y angustia, pero ninguno
condicionó las vidas de incontables millones de personas como el
actual. Una y otra vez surgieron conductores, conquistadores,
dictadores y personajes mundiales, pero hasta ahora llegaron en
momentos en que sus influencias estaban limitadas por las
comunicaciones mundiales y las limitaciones nacionales; por lo
tanto, su poder no era universal y su progreso fue detenido por las
condiciones del periodo que vivieron. Hoy todo el planeta está
involucrado y todas las naciones del mundo se hallan definidamente
afectadas.
Se están estableciendo barreras en un inútil esfuerzo por mantenerse
fuera de las dificultades y evitar la guerra; los grupos
predominantes enrolan bajo una sola bandera a muchas naciones, para
que se asocien a las potencias totalitarias o a las naciones que se
les oponen. Las naciones que no son realmente beligerantes están
también activas en la tarea de preservar su integridad nacional.
El conflicto actual es mundial, estando involucrados los siguientes
grupos:
1. Las naciones agresoras que luchan, regidas por dictadores
ambiciosos. 2. Las naciones que tratan de defenderse a sí mismas y a las
libertades de la humanidad. 3. Las naciones neutrales, que ven las condiciones involucradas y
enfrentan la necesidad inmediata de tomar parte.
Esta lucha va adquiriendo cada día más intensidad. Nuevas zonas del
mundo están siendo arrastradas al conflicto cada semana. Las
cuestiones reales, los inminentes resultados económicos y las
implicaciones políticas emergen con creciente claridad en todos los
países, y -no se equivoquen- hasta en esos países que están
entumecidos y sufrieron bajo la bota del conquistador. Entre ellos
se fomenta una rebeldía silenciosa e inexpresada por ahora, rebeldía
interna silenciosa que constituye en sí una amenaza para la paz
mundial y, si es evocada para que se exprese plenamente, puede
hundir al mundo en el conflicto, más profundamente.
Frente a la humanidad existen dos peligros mayores, y son: Primero,
el conflicto se prolongará tanto que la humanidad quedará totalmente
exhausta; se alcanzará un empate y surgirá una situación que
terminará con todas las relaciones civilizadas y toda esperanza de
una ordenada vida de belleza, paz y cultura. Segundo, las naciones
aún no involucradas no verán las realidades de la situación ni
ayudarán a los que luchan por la conservación de la libertad
nacional e individual. Sí esto fuera así, entonces -sin ser ésta su
intención y sin embargo inevitablemente- estarán del lado del mal y
compartirán la responsabilidad de preparar el desastre mundial.
Actualmente, no hay más que dos partidos en el mundo -los que están
del lado de las correctas relaciones humanas y los que están del
lado de la política del poder egoísta y cruel. Las potencias
totalitarias están en marcha impías, egoístas, crueles y agresivas-;
las potencias que luchan por la libertad humana y por los derechos
de las pequeñas naciones indefensas, están contra la pared,
enfrentando al más poderoso despliegue de poder humano que el mundo
haya visto. Las naciones que no están todavía físicamente
involucradas se preparan para algún tipo de acción y para la defensa
contra las potencias dictatoriales, pero no contra las democracias
que luchan.
Hoy la batalla se libra en tierra, mar y aire. Desde el punto de
vista económico, todos los países están involucrados y la ruina
acecha tras la estela de la guerra; el cese de las exportaciones e
importaciones en muchos países está llevando a la ruina financiera a
millares de personas; la presión del desastre económico, el temor al
hambre y a la peste y el constante riesgo de llegar a ser parte
activa de la guerra, enfrentan a todos los países que aún no están
realmente en la línea de fuego. A estos problemas, en lo que
concierne a las naciones en guerra, se agregan el temor a la
derrota, a la muerte, a los traumas físicos y a la pérdida de todas
las posesiones.
La humanidad debe hacer frente a estos hechos. No importa cómo la
gente pueda eludir la verdad, sin evadirse hacia un mundo de
ensueños y ansiosos deseos, la realidad es -inevitable e
innegable-que el mundo está en guerra y todos se hallan implicados.
El Trabajo de Buena Voluntad
Antes de Septiembre de 1939, los objetivos de nuestro trabajo
mundial, durante un período de nueve años, fueron difundir la buena
voluntad mundial, descubrir a los hombres y mujeres de buena
voluntad en todo el mundo y enseñar el significado de la voluntad al
bien. Ésta es la tarea principal del nuevo grupo de servidores del
mundo. Hemos inculcado una actitud no separatista y la necesidad de
correctas relaciones humanas.
Tratamos de aclarar cuáles de las distintas formas de gobierno y
variados sistemas ideológicos serían correctos y posibles, siempre
que los seres humanos vivieran unidos, practicaran la buena voluntad
y reconocieran su hermandad sanguínea.
Entonces, la humanidad decidió luchar y estalló la guerra: un grupo,
los instigadores de la guerra, luchando por adquirir el poder mate
rial, la gloria de una nación y la subyugación de los indefensos; el
otro, luchando por conservar su propia libertad de acción, su
integridad, los derechos de las pequeñas naciones y los valores
espirituales. Inmediatamente, las cuestiones fueron muy claras en
las mentes de quienes estaban en contacto con los asuntos humanos;
de pronto, ciertas naciones se pusieron en contra de las fuerzas
agresoras, y otras naciones, con prejuicios similares a los de las
ideologías distorsionadas y propósitos egoístas, se pusieron de
parte de la nación agresora; a continuación, el pánico embargó a las
naciones restantes que se refugiaron en programas de defensa y
neutralidad miopes -neutralidad y programas que probaron ser
completamente inútiles para protegerlas.
¿A favor de quién debía estar el nuevo grupo de servidores del
mundo? ¿Qué debían hacer los hombres y mujeres de buena Voluntad?
¿Debían estar a favor de las potencias totalitarias, porque así
pondrían fin más rápidamente al conflicto, o de parte de las
potencias neutrales persiguiendo frenéticamente ineficaces programas
de paz, políticas de apaciguamiento, hasta caer en manos de las
potencias totalitarias?
Habiendo decidido la humanidad participar en la lucha, físicamente
no restaba hacer otra cosa que instar a los hombres y mujeres de
buena voluntad a ponerse a favor de una acción que liberaría a la
humanidad mediante la destrucción de las fuerzas del mal, las cuales
habían determinado demostrar que la fuerza era la razón. Por
consiguiente, las fuerzas que luchaban por el progreso y la
civilización tenían que oponerse a la fuerza con la fuerza.
El desafío fue aceptado por las democracias que representan el
derecho y la libertad humanos. Debido a la decisión de luchar por el
progreso espiritual, las fuerzas espirituales del planeta no tenían
otra alternativa que alinearse a favor de las democracias aliadas y
esforzarse por despertar a las naciones neutrales. Aquéllas se
alinearon en contra de los conductores de las naciones agresoras,
aunque no de sus pobres pueblos engañados y subyugados, que a su vez
deben ser liberados por las democracias aliadas.
Sobre la base de una activa voluntad al bien, los hombres y mujeres
de buena voluntad, actuando bajo la inspiración del nuevo grupo de
servidores del mundo, no tenían otra alternativa que ponerse del
lado de las fuerzas espirituales y entrar en la lucha para liberar a
la humanidad de las ambiciones totalitarias y las intenciones de un
grupo de hombres malignos. Pero el espíritu de buena voluntad debe,
firme e invariablemente, ser el impulso motivador e impedir que el
odio tenga cabida en él. El mayor bien para el mayor número reside
ahora en la liberación de las naciones de la dominación de las
potencias totalitarias.
La Posición Pacifista
El segundo punto que quisiera abordar son los argumentos expuestos
por los pacifistas del mundo. Toda la gente honesta y buena es de
mente pacífica y odia la guerra. Este hecho lo olvida a menudo el
idealista y pacifista académico. Estas personas dicen que dos males
no hacen un bien y responder al asesinato con el asesinato (que es
su definición de la guerra) es pecaminoso; que la guerra es mala
(nadie lo niega) y que no se debe tomar parte en ella. Sostienen que
con pensamientos de paz y amor, el mundo puede enderezarse y
terminar la guerra. Tales personas, que luchan contra la existente
realidad de la guerra, por lo general poco o nada concreto hacen
para corregir los errores responsables de la misma, y permitir a
otros emprender su defensa -personal, municipal, nacional e
internacional. No puede dudarse de la sinceridad de estas personas.
Debe recordarse que para argumentar contra estas ideas y justificar
el espíritu de lucha de las democracias cristianas, lo que cuenta es
el móvil. La guerra puede ser y es un asesinato en masa, cuando el
móvil es erróneo. Puede ser sacrificio y correcta acción, cuando el
móvil es justo. Matar a un hombre que mata al indefenso, no se lo
considera como un asesinato. El principio también es aplicable
cuando se mata a un individuo que mata a otro, o cuando se lucha
contra una nación que ataca a los indefensos. Los medios materiales
empleados por el mal para fines egoístas, pueden emplearse también
para buenos propósitos. La muerte del cuerpo físico es un mal menor
que hace retroceder la civilización, contrariar los propósitos
divinos del espíritu humano, negar toda enseñanza y controlar las
mentes y las libertades de los hombres, coartando libertades. La
guerra es siempre mala, pero puede ser el menor de dos males, como
sucede en la actualidad.
Si se lleva adelante la actual guerra, hasta obtener el triunfo,
derrotando a las potencias totalitarias, constituirá un mal mucho
menor que la subyugación de muchas naciones por la codicia sin
precedente, los nefastos procesos educativos y la oposición, por
parte de las potencias del Eje, a todos los valores espirituales
reconocidos. Si las potencias totalitarias triunfan, significará
años de desorden y revueltas; su victoria ocasionará un indecible
sufrimiento.
Sin duda es una verdad espiritual innegable que el recto pensar
puede cambiar y salvar al mundo, pero también es verdad que no hay
suficientes personas capaces de pensar para realizar este trabajo.
Tampoco hay tiempo suficiente para hacerlo. Los pensamientos de paz
están principalmente basados en un idealismo obstinado que ama al
ideal más que a la humanidad. Se basa también en un inconsciente
temor a la guerra y en la inercia individual, que prefiere el mundo
de ensueño de los deseos ansiosos, antes que asumir la
responsabilidad por la seguridad de la humanidad.
He tratado brevemente de aclarar la posición del nuevo grupo de
servidores del mundo cuando lucha por los derechos del hombre, por
el futuro espiritual de la humanidad y por el nuevo orden mundial.
Lo que ahora tengo que decir lo clasificaré en cuatro partes:
I. El mundo tal como existe en la actualidad. La situación actual es
resultado de tendencias pasadas, de presiones subyacentes y de
decisiones humanas. II. El nuevo orden mundial. Diferirá del antiguo orden y del
denominado "nuevo orden" por las potencias totalitarias. III. Algunos problemas involucrados. Exigirán ser tratados y
considerados cuatro problemas mundiales principales. IV. La tarea por delante. Próximamente me ocuparé del intervalo
hasta lograr la paz, y haré además algunas sugerencias para el
venidero período de reconstrucción.
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I. EL MUNDO ACTUAL
¿Cuáles son las causas que produjeron las condiciones mundiales
actuales? ¿Cuáles son las presiones subyacentes que están
produciendo el actual caos, o las que producirán el eventual orden?
Antes de poder hacer rectificaciones debe conocerse el error; debe
haber comprensión de las causas predisponentes, productoras de la
necesidad, saber que hay una culpabilidad general y una
responsabilidad compartida por las malas condiciones, y también que
existe la determinación de reparar el mal y de abstenerse de toda
mala acción.
La tendencia a achacar la guerra a Hitler y a su camarilla de
hombres malignos, no debería cegarnos respecto a las causas que
posibilitaron su actuación maléfica. Hitler es principalmente un
agente precipitador, pues fue el medio por el cual se enfocaron el
egoísmo y la crueldad del mundo. Pero como Cristo dijo: "¡Ay del
mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos,
pero ¡ay del hombre por quien viene el tropiezo!" (Mateo 18:7). Las
causas de este mal prevaleciente son inherentes a la humanidad
misma.
El antiguo e incontrolado egoísmo fue siempre la característica del
hombre; el deseo de poder y de posesiones movió siempre a los
hombres y a las naciones; la crueldad, la codicia y el sacrificio de
los valores superiores a los inferiores, se han arraigado
profundamente en las costumbres humanas durante épocas. Todos los
pueblos y naciones son culpables del comportamiento y de estos
antiguos hábitos mentales. A medida que los pueblos se acercaban,
las líneas de separación y el antagonismo de las naciones se
acrecentaban constantemente, y así la actual guerra (iniciada en
1914) es el resultado inevitable del pensamiento erróneo, metas
egoístas y de antiguos odios. Intereses individualistas, metas
separatistas y deseos agresivos, marchan hacia su inevitable final:
la guerra y el caos.
La situación económica también constituye un símbolo de esta
condición. Las naciones se dividen en las que "tienen" y las que "no
tienen", y originan así la era actual del "hampa". Las bandas
organizadas en los Estados Unidos aparecieron como expresión de
estas tendencias en la vida nacional. En el mundo internacional,
tres naciones están ahora desempeñando el mismo papel. Las naciones
aliadas y los Estados Unidos están reconociendo la amenaza del hampa
nacional e internacional, y se esfuerzan por aplastarla. Pero -y
éste es el punto de importancia- tales condiciones fueron
posibilitadas por la totalidad de la humanidad.
Materialismo y Espiritualidad
Hoy existen tres corrientes humanas principales: primero, una
tendencia hacia un sistema de vida espiritual y libre; segundo, la
tendencia hacia el desarrollo intelectual; y por último, la poderosa
tendencia hacia la vida material y la agresión. En la actualidad la
última de estas tendencias innatas y la segunda, la actitud
intelectual, prevalecen y están de parte de las metas materialistas.
Un grupo relativamente pequeño arroja el peso de la aspiración
humana a favor de los valores espirituales.
La guerra entre los
pares de opuestos -el materialismo y la espiritualidad- se libra
ferozmente. Sólo cuando los hombres se aparten de la agresión
material y se dirijan hacia objetivos espirituales, la situación
mundial cambiará y los hombres -movidos por la buena voluntad-
obligarán a los agresores a volver a su propio lugar y liberarán a
la humanidad del temor y de la fuerza. Cosechamos ahora los
resultados de nuestra propia siembra. El reconocimiento de la causa
del problema proporciona a la humanidad la oportunidad de ponerle
fin. Ha llegado el momento en que es posible instituir esos cambios
de actitud que traerán una era de paz y buena voluntad, basadas en
las correctas relaciones humanas.
Estas dos fuerzas -el materialismo y la espiritualidad- se enfrentan
mutuamente. ¿Cuál será el resultado? ¿Detendrán los hombres al mal e
iniciarán un período de entendimiento, colaboración y recta
relación, o continuarán el proceso de planificación egoísta y de
competencia económica y militante? Esta pregunta debe ser contestada
por el claro pensar de las masas y el desafío valiente y aplomado de
las democracias.
En todas partes se reconoce la necesidad de un nuevo orden mundial.
Las potencias totalitarias hablan del "nuevo orden en Europa"; los
idealistas y pensadores desarrollan esquemas y planes que visualizan
condiciones totalmente nuevas y que terminarán con el maligno y
antiguo orden. Hay una constante demanda para que los Aliados fijen
sus objetivos de paz e indiquen con claridad los ajustes que se
harán después de la guerra, porque una visión de la futura conducta
mundial ayudará a la humanidad en la crisis actual.
Antecedente Histórico
A través de la Edad Media, el gobierno de poderosos monarcas, la
expansión de los imperios y la marcha de los conquistadores
nacionales, fueron las características sobresalientes. Un número
relativamente pequeño de pueblos estuvieron involucrados. La Iglesia
de entonces tenía un poder inmenso en todos los países europeos:
controlaba la educación del pueblo, pero no establecía ninguna base
para el recto pensar político. La historia del pasado es la historia
de muchas formas de gobierno. Razas y naciones aparecieron y
desaparecieron. Regímenes políticos y formas religiosas desempeñaron
su parte, persistiendo o desapareciendo.
La triste historia de la
humanidad ha sido de reyes y potentados, gobernantes y guerreros,
presidentes y dictadores -llegando al poder a expensas de su propia
nación o de otras. Conquistadores llegan y se van -Akbar, Genghis
Khan, los Faraones, Alejandro el Grande, Julio César; Carlomagno,
Guillermo el Conquistador, Napoleón Bonaparte, Hitler y Mussolini.
Todos perturbaron el ritmo de su época y llegaron al poder por la
agresión y el exterminio. A medida que las naciones fueron
interrelacionándose más estrechamente, aumentó su influencia y su
campo de expresión, producidos por los crecientes medios de
comunicación; Gran Bretaña no supo nada de los movimientos de
Alejandro; tampoco los pueblos de América de Genghis Khan, pero el
ruido de los ejércitos en marcha de Napoleón, fue escuchado en una
zona mucho más amplia, y son conocidos en todo el mundo los triunfos
-diplomáticos y militares- de Hitler.
Las potencias totalitarias han hecho del mundo un campamento armado
-para la ofensiva o la defensiva. El móvil de todos estos
conquistadores fue la avidez de oro, tierra, poder y triunfo
personal. Los dictadores modernos no son una excepción. No traen
nada nuevo.
Anarquía Mundial
La historia del mundo ha sido erigida alrededor del tema de la
guerra; sus puntos críticos fueron las grandes batallas. La idea de
venganza mueve a algunas naciones; la demanda de que se corrijan
antiguos errores históricos influye a otra; la restitución de
tierras, anteriormente poseídas, dirige aún los actos de otras. Por
ejemplo, la antigua gloria del Imperio Romano debe ser restablecida
-a expensas de los pequeños pueblos desamparados; la cultura de
Francia debe ser sobresaliente, y su seguridad debe predominar sobre
las demás consideraciones; el imperialismo británico ultrajó en el
pasado a otras naciones; la hegemonía germana y el "espacio vital"
deben dominar a Europa, y el superhombre alemán debe ser el árbitro
de la vida humana; el aislacionismo norteamericano dejaría a la
humanidad indefensa en su hora de necesidad y entregaría los hombres
al régimen de Hitler; no se puede confiar en el silencio de Rusia;
Japón está trastornando el equilibrio del poder en Asia.
Tal es el
cuadro de hoy. La anarquía rige al mundo; el hambre amenaza a los
habitantes de Europa; la población civil de las ciudades, las
mujeres y los niños, están en grave peligro de males y muerte, y se
ven forzados a vivir bajo tierra; la peste aparece; no hay ninguna
seguridad en tierra, mar o aire; las naciones están al borde de la
ruina financiera; la ciencia se ocupa de inventar instrumentos de
muerte; las poblaciones de ciudades y distritos enteros son
trasladadas de una parte del país a otra; familias y hogares son
deshechos; prevalece intenso temor, miran el futuro con desesperanza
y duda; se suceden series de suicidios y crímenes; el humo de
incontables incendios obscurece los cielos; los mares están
sembrados de muertos y de buques hundidos; el tronar de los cañones
y la explosión de las bombas se escuchan aproximadamente en veinte
países; la guerra surge de las aguas, marcha sobre los países y
desciende desde los cielos.
El viejo orden ha llevado a la humanidad a esta situación. La
crueldad y el egoísmo del hombre condujeron a este desastre; ninguna
nación escapa a esta crítica, y a todas ellas las moviliza más
rápidamente el propósito egoísta que el espíritu de sacrificio.
Y hasta, incluso, la América idealista sólo puede ser incitada a la
acción, apelando a su propio interés y seguridad.
Como incentivo reconozcamos que la misma humanidad que ha producido
estas terribles condiciones, también puede crear el nuevo mundo, el
nuevo orden y el nuevo modo de vida. El pasado maligno y egoísta
debe ceder su lugar al bien, a un futuro de comprensión, de
colaboración, de rectas relaciones humanas. La separatividad debe
ser reemplazada por la unidad. El conjunto de agresores
totalitarios, de democracias aliadas y de ansiosas naciones
neutrales, debe trasformarse en un mundo cuya característica sea un
solo esfuerzo -el establecimiento de esas relaciones que traerán la
felicidad y la paz de la totalidad y no únicamente de la parte.
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II. EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
Doy por sentado que mis lectores reconocen que algo inteligente y
espiritual dirige a la humanidad. No me interesa cómo denominan a
tal Propósito guiador. Algunos lo llaman la Voluntad de Dios; otros,
las tendencias inevitables del proceso evolutivo; aún otros pueden
creer en las fuerzas espirituales del planeta; habrá quienes lo
consideran como la Jerarquía espiritual del planeta, o la gran Logia
Blanca; muchos millones hablan de la guía del Cristo y Sus
discípulos. Sea lo que fuere, hay el reconocimiento universal de un
Poder guiador que ejerce presión a través de las edades, lo cual
parece conducir todo hacia un culminante bien.
Alguna dirección definida ha conducido desde la etapa del hombre
primitivo hasta ese punto evolutivo en que puede aparecer un Platón,
un Shakespeare, un Da Vinci, un Beethoven. Algún poder ha evocado la
capacidad del hombre para formular ideas, producir sistemas de
teología, de ciencia y de gobierno; algún poder motivador interno ha
dado al hombre la capacidad de crear belleza, descubrir los secretos
de la naturaleza; alguna comprensión de la responsabilidad divina
subyace en la filantropía, los sistemas educativos y el movimiento
de bienestar en todo el mundo. El progreso del espíritu humano ha
sido de irresistible desarrollo, de creciente apreciación de la
realidad, la belleza y la sabiduría. El instinto se ha convertido en
intelecto; el intelecto comienza a desarrollarse en intuición. La
significación de Dios, el registro de potencialidades divinas del
hombre y la creciente capacidad de comprender y participar en los
procesos mentales de los demás, todo indica progreso y desarrollo.
Esta imagen de la belleza del espíritu humano debe compararse a la
imagen anterior del egoísmo y la crueldad del hombre, y su
inhumanidad hacia él mismo. Ambas imágenes son reales, pero
únicamente la de la belleza es eterna; la otra es transitoria. El
hombre es un compuesto de expresiones superiores e inferiores, y en
todas las guerras y dificultades que acompañan al progreso del
hombre a través de las edades, subyace este factor principal -una
constante y antigua lucha entre la aspiración espiritual del hombre
y sus deseos materiales. Hoy esta condición está centrada en el
conflicto que se libra entre los poderes totalitarios y las naciones
que luchan por los derechos del espíritu humano y la libertad de la
humanidad.
El empleo de la palabra espiritual no tiene que ver con la forma en
que la empleen las religiones ortodoxas, excepto hasta donde la
expresión religiosa forma parte de la espiritualidad general de la
humanidad. Es espiritual todo lo que tiende a la comprensión, a la
bondad, a aquello que produce belleza y puede conducir al hombre a
una expresión más plena de sus potencialidades divinas. Es malo todo
lo que introduce al hombre más profundamente en el materialismo,
omite los valores superiores de la vida, fomenta el egoísmo, erige
barreras al establecimiento de rectas relaciones humanas y nutre el
espíritu de separatividad, temor y venganza.
Sobre la base de estas diferencias, lógicamente se evidencia que
Dios está de parte de las naciones aliadas, pues no puede suponerse
que el Cristo está del lado de Hitler y del gobierno de la agresión
cruel. La Jerarquía espiritual del planeta arroja todo el peso de su
fuerza contra los poderes del Eje, hasta donde las personas
espiritualmente orientadas del mundo pueden colaborar, porque no
debe coartarse el libre albedrío del hombre. Nadie teme a las
naciones aliadas; la situación no ha sido precipitada por los
Aliados; no emplean los métodos de la propaganda engañosa, ni
aterrorizan a los débiles e indefensos. Los hechos lo prueban, y tal
reconocimiento subyace en la constante ayuda de los Estados Unidos.
El modo de vivir y los objetivos espirituales de las demás gracias
son reconocidos por todos, y esto está amenazado por los conceptos
totalitarios de la vida. La humanidad habla por intermedio de las
democracias.
El Orden Mundial del Eje
El orden totalitario debe desaparecer, porque es contrario a la
visión espiritual. El orden mundial, tal como lo visualiza Hitler,
está basado en el sometimiento de los débiles al gobierno de una
super Alemania, donde podrán seguir viviendo las pequeñas naciones
en la medida que puedan servir a las necesidades de Alemania. A las
potencias menores del Eje sólo se les permite vivir porque se
benefician los objetivos alemanes -Italia, para dar a Alemania una
salida al Mediterráneo, y Japón, para manejar el problema asiático,
por ser demasiado grande para que Alemania lo resuelva sola. La
intención de este orden es que debe ir a Alemania lo mejor de todos
los productos industriales y agrícolas, y el residuo innecesario a
las pequeñas naciones; un orden donde los procesos educativos serán
controlados por la dominante super-raza.
Todos los sectores del
conocimiento estarán subordinados a la glorificación de Alemania.
Ésta será representada como la simiente de toda la gloria del mundo
y como despiadado salvador del género humano; las bellezas de la
guerra, de la lucha y de la fortaleza física, serán enaltecidas y
los así llamados objetivos admirables del espíritu humano serán
desarrollados para producir una raza de hombres donde no tendrá
cabida la "afeminada" belleza de la bondad amorosa ni la
consideración inteligente de los demás.
Llamaré la atención sobre la enseñanza que está siendo impartida
ahora a la juventud alemana. Que la fuerza es el derecho. Que el
alemán pertenece a la super-raza, y que todas las demás son
inferiores. Que sólo a una aristocracia elegida debe permitírsele el
privilegio de la educación y del gobierno. Que las masas no son más
que animales y existen únicamente para ser esclavos de la raza
superior La guerra es para los hombres lo que es para la mujer dar a
luz. La guerra es un proceso natural y, por lo tanto, eternamente
justa. Todas las fuentes de provisión deben ser controladas por
Alemania y, en consecuencia, aún esas naciones actualmente
neutrales, deben ser puestas bajo la esfera de influencia alemana.
Las potencias totalitarias dominarán el sistema económico del mundo
y controlarán todas las importaciones y exportaciones. Descenderán
las normas de vida en ambos hemisferios; todo estará relacionado con
el bien de Alemania y ninguna otra nación será considerada. La
enseñanza y la ética cristianas deben ser necesariamente eliminadas,
porque Alemania considera al cristianismo y a su divino Fundador
como afeminados y débiles, que acentúan las cualidades más débiles
de la naturaleza humana y son responsables de la decadencia de todas
las naciones, excepto Alemania. El cristianismo debe ser además
derrotado, porque se fundamenta en fuentes judías; el gobierno de
Cristo debe terminar, porque sólo el gobierno de la fuerza es justo.
En el orden mundial de las potencias del Eje, el individuo no tiene
derechos ni libertades, excepto hasta donde puede servir al estado;
no habrá libertad de pensamiento o de conciencia; todas las
cuestiones serán decididas por el estado y el ciudadano no tendrá
ningún derecho de opinión. Los hombres serán reclutados como
esclavos al servicio del estado.
Tal es el cuadro del orden que las potencias del Eje están
preparando para imponer al mundo, y sus propias palabras lo
testimonian. Sólo la percepción de la verdadera naturaleza de esta
crisis, la determinación de hacer frente a los hechos, más la
valentía, bastarán para derrotar a Hitler. Esta temeridad
conquistadora debe estar basada en el reconocimiento de los valores
espirituales involucrados, en la creencia en Dios y en un sentido
común determinado a establecer seguridad, rectas relaciones humanas
y libertad.
Es importante que la gente haga frente a los hechos inmediatamente.
Debe comprender cuál es la naturaleza del orden mundial que Hitler
está preparando para poner en vigencia lo que tiene por delante la
humanidad, si triunfan las potencias del Eje. Es esencial que los
pequeños niños del mundo sean librados de la mala influencia y la
falsa educación a las que serán sometidos si las potencias
totalitarias dominan Europa. Las actitudes mentales ambientales
comprueban los efectos de la cultura intensiva dada a la juventud de
Alemania durante los últimos veinte años. Estos niños que manejan
tanques, vuelan en aviones sobre los países de Europa y libran una
guerra contra mujeres y niños, son el producto de un sistema
educativo y, por lo tanto, víctimas de un procedimiento maligno. Los
niños de Alemania y los de otros países deben ser rescatados del
futuro que Hitler tiene planeado; las mujeres de Alemania y de otras
naciones deben ser liberadas del temor; la población de Alemania
debe, además, liberarse del mal gobierno de Hitler. Esto lo
reconocen las naciones aliadas. No se equivoquen. El alemán es tan
caro al corazón de la humanidad, de Dios, de Cristo y de todas las
personas que piensan correctamente, como cualquier otro pueblo. El
pueblo alemán debe ser rescatado del orden mundial de Hitler, tanto
como el polaco, el judío, el checoslovaco o cualquier nación
cautiva. Al lograr esta liberación, las naciones aliadas y las
potencias neutrales deben conservar el espíritu de buena voluntad,
aunque empleen la fuerza, que es el único medio de conquistar que
comprenden las potencias totalitarias.
Pasos Hacia el Nuevo Orden Mundial
¿Qué debería planificar el resto del mundo, en oposición al orden
mundial totalitario? ¿Para qué objetivos mundiales deberíamos
trabajar las democracias? Esquema utópico, formas idealistas de
gobierno y procedimientos culturales de vida, fueron siempre
juguetes de la mente humana a través de los siglos. Pero estas
utopías se hallan tan lejos de ser posibles, que su presentación
parece inútil. La mayoría son completamente nulas.
Sin embargo, pueden haber ciertas posibilidades inmediatas y pueden
desarrollarse posibles objetivos si existe en la humanidad una
definida voluntad al bien y si tiene paciencia.
Ciertas principales premisas espirituales deberían respaldar todo
esfuerzo para formular el nuevo orden mundial. Expondré algunas de
ellas:
1. El nuevo orden mundial debe satisfacer la necesidad inmediata y
no constituir un esfuerzo para satisfacer una visión idealista y
distante.
2. El nuevo orden mundial debe adecuarse a un mundo que ha sufrido
una crisis destructiva y a una humanidad que fue destrozada por la
experiencia.
3. El nuevo orden mundial debe sentar las bases para otro futuro
orden mundial, que sólo será posible después de un período de
recuperación, reconstrucción y reedificación.
4. El nuevo orden mundial estará basado en el reconocimiento de que
todos los hombres son iguales en su origen y meta, pero que todos
están en etapas distintas de desarrollo evolutivo; que la integridad
personal, la inteligencia, la visión y la experiencia, así como una
marcada buena voluntad, deben señalar al conductor. El dominio del
proletariado sobre la aristocracia y la burguesía, como en Rusia, o
el dominio de una aristocracia atrincherada detrás del proletariado
y la clase media, como hasta hace poco en Gran Bretaña, deben
desaparecer. El control del trabajo por el capital o el control del
capital por el trabajo, también deben desaparecer.
5. En el nuevo orden mundial, el grupo gobernante de cualquier
nación, debe estar compuesto por quienes trabajan para el mayor bien
del mayor número y, al mismo tiempo, ofrecen una oportunidad a
todos, procurando que el individuo tenga libertad. Ya se reconocen
hoy los hombres de visión, posibilitando así la correcta elección de
líderes, que no fue posible hasta este siglo.
6. El nuevo orden mundial se basará en un activo sentido de
responsabilidad. "Todos para uno y uno para todos" será la regla.
Esta actitud tendrá que ser desarrollada entre las naciones, pues
aún no existe.
7. El nuevo orden mundial no impondrá un tipo uniforme de gobierno,
ni una religión sintética ni un sistema de regimentación a las
naciones. Los derechos soberanos de cada nación serán reconocidos y
se permitirá la plena expresión de su genio particular, tendencias
individuales y cualidades raciales. Sólo en un caso particular debe
hacerse el esfuerzo para lograr la unidad y esto será en el campo de
la educación.
8. El nuevo orden mundial reconocerá que los productos del mundo,
los recursos naturales del planeta y sus riquezas, no pertenecen a
ninguna nación, sino que deberán ser compartidos por todos. No habrá
naciones que "poseen" y otras que no poseen. Una equitativa y
apropiada distribución organizada del trigo, el petróleo y la
riqueza mineral del mundo, se desarrollará teniendo como base las
necesidades de cada nación, sus propios recursos internos y los
requerimientos de su pueblo, lo cual se llevará a cabo si se tiene
en cuenta a la totalidad.
9. En el período preparatorio para el nuevo orden mundial habrá un
desarme constante y regulado. No será optativo ni se permitirá a
ninguna nación producir ni organizar equipo alguno para propósitos
destructivos, o atentar contra la seguridad de cualquier otra
nación. Una de las primeras tareas de toda conferencia de paz futura
será regular esta cuestión y procurar gradualmente el desarme de las
naciones.
Éstas son las premisas simples y generales sobre las cuales el nuevo
orden mundial tiene que comenzar a trabajar Tales etapas
preliminares deben ser mantenidas fluidas y experimentales, sin
perder nunca de vista la posibilidad; deben mantenerse inviolables
los cimientos; los procesos intermedios y los experimentos deben
llevarse a cabo por hombres que se interesen por el bien de todos y
cambien los detalles de la organización, mientras conservan la vida
del organismo.
Rectas Relaciones Humanas
El objetivo de su trabajo puede ser resumido así: el nuevo orden
mundial facilitará el establecimiento de rectas relaciones humanas,
basadas en la justicia, el reconocimiento de los derechos heredados,
la oportunidad para todos sin distinción de raza, color o credo, o
la supresión de la delincuencia y del egoísmo por medio de la
correcta educación, y el reconocimiento de las potencialidades
divinas en el hombre, así como también el reconocimiento de una
Inteligencia rectora divina en Quien el hombre vive, se mueve y
tiene su ser.
Las dificultades que enfrentarán las naciones cuando termine la
guerra parecerán insuperables, pero -dada la visión, la buena
voluntad y la paciencia- pueden ser resueltas. Suponiendo que la
humanidad no descanse hasta que las naciones agresoras sean
sometidas, se requerirá que las democracias vencedoras sean
generosas, benévolas, comprensivas y atentas a la voz del pueblo,
como una totalidad. Esa voz (generalmente sana en sus
pronunciamientos) debe ser evocada, reconocida y escuchada, y no las
voces de los exponentes separatistas de cualquier ideología, forma
de gobierno, religión o partido. El objetivo de aquellos a quienes
se confíe la rectificación del mundo no es la imposición de la
democracia a todo el mundo, o del cristianismo a un mundo de
diversificadas religiones.
Con toda seguridad, será el fomento de
los mejores elementos de cualquier gobierno nacional, a quien el
pueblo pueda adherirse o apoyar inteligentemente. Cada nación
debería reconocer que su forma de gobierno puede ser adecuada para
ella y muy inadecuada para otra; debería enseñársele que la función
de cada nación es el perfeccionamiento de su vida, ritmo y
maquinaria nacionales, de modo que pueda llegar a ser un eficiente
socio de todas las demás naciones.
Es también esencial que el nuevo orden mundial desarrolle en la
humanidad el sentido de la divinidad y de la relación con Dios; sin
embargo, ningún énfasis se pondrá sobre las teologías raciales y los
credos separatistas. Debe enseñarse lo esencial de las creencias
religiosas y políticas e inculcarse una nueva simplicidad de la
vida, que en la actualidad se ha perdido por poner el énfasis sobre
las posesiones y las cosas materiales y sobre el dinero.
Tendrá que
enfrentarse el problema del dinero; el problema de la distribución
de las riquezas -naturales o humanas- necesitará un cuidadoso manejo
y deberán llegar a un entendimiento entre esas naciones que poseen
recursos ilimitados y las que tienen pocos o ninguno; el problema de
la variedad de formas de gobierno nacionales debe ser enfrentado con
valor y percepción internos; el restablecimiento -psicológico,
espiritual y físico- del género humano debe constituir una
responsabilidad primordial. El sentido de seguridad debe cimentarse
en una base firme -la base de la recta relación, no de la fuerza.
Los hombres deben sentirse seguros cuando tratan de desarrollar la
buena voluntad internacional y se tienen confianza mutua y, por lo
tanto, no dependen de la fortaleza de sus ejércitos y armadas.
El reconocimiento de una Jerarquía espiritual que actúa por
intermedio del nuevo grupo de servidores del mundo, debe
acrecentarse constantemente en alguna forma. Esto sucederá cuando
los estadistas del mundo y los gobernantes de las distintas naciones
y cuerpos de gobierno -políticos y religiosos- sean hombres de
visión, espiritualmente motivados y altruistamente inspirados.
El futuro orden mundial será la expresión efectiva de la fusión del
modo de vida espiritual interno y el modo de actuar externo,
civilizado y culto; ésta es una posibilidad definida, porque la
humanidad, en sus capas superiores, ha desarrollado ya el poder de
vivir simultáneamente en los mundos intelectual y físico. Muchos
viven hoy también en el mundo espiritual. Mañana lo harán muchos
más.
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III. ALGUNOS PROBLEMAS INVOLUCRADOS
El nuevo orden mundial se enfrentará con muchos problemas Los
problemas no se subsanarán imponiendo una solución por la fuerza,
como en el orden mundial del Eje, sino por procesos educativos
correctos y por la comprensión de los objetivos del verdadero orden
mundial. En general, se dividen en cuatro categorías: el problema
racial, el problema económico, el problema de gobierno y el problema
religioso.
El Problema Racial
No hay forma de resolver el problema racial por la legislación, la
segregación o el esfuerzo para producir bloques nacionales, como
sucede hoy en Alemania, que se proclama a sí misma como super raza.
Tales esfuerzos sólo erigen barreras insuperables. Con muy pocas
excepciones, no hay razas puras, particularmente en Alemania, por
estar ubicada en Europa en el cruce de caminos, siendo definidamente
la fusión de muchos tipos raciales. Corrientes migratorias,
ejércitos en marcha durante siglos y transportes modernos, mezclaron
y fusionaron inextricablemente todas las razas Por lo tanto, puede
suponerse que cualquier esfuerzo por aislar una raza o forzar la
denominada "pureza racial", está condenado al fracaso.
La única
solución para este problema es el reconocimiento básico de que todos
los hombres son hermanos; que una sola sangre corre por las venas
humanas; que todos somos hijos del único Padre, y no reconocerlo
indica simplemente una estupidez del hombre. Trasfondos históricos,
condiciones climáticas y matrimonios mixtos, abundantemente
diseminados, han hecho de las diferentes razas lo que son hoy. Sin
embargo, la humanidad es esencialmente una -la heredera de las
edades, el producto de muchas fusiones, condicionada por las
circunstancias y enriquecida por los procesos del desarrollo
evolutivo. Esta unidad básica debe ahora ser reconocida.
Durante siglos el problema racial principal ha sido el judío,
llevado a una crisis por Alemania. Este problema es también
susceptible de ser resuelto si se lo reconoce debidamente por lo que
es, y si va acompañado del esfuerzo de los mismos judíos por
resolverlo y colaborar con los esfuerzos del mundo a fin de darle
solución. Ellos aún no lo han hecho porque el judío común es
solitario e indefinido, incapaz de hacer algo para mejorar su
posición ante el mundo. Instintiva e intelectualmente, es
separatista, intuitivamente tiene visión, pero al mismo tiempo
carece del sentido de fusión con otros pueblos.
Hasta ahora no se conoce ningún modo científico de resolver los
problemas raciales. Es finalmente una cuestión de recto pensar,
comportamiento decente y simple bondad. La cuestión no se
solucionará por medio de matrimonios mixtos, por aislamiento de
grupos para la ocupación de zonas especiales, o por ideas humanas de
superioridad o inferioridad. Las rectas relaciones humanas se
establecerán por mutuo reconocimiento de errores, por el
remordimiento de los actos erróneos del pasado y, si es posible, por
la restitución.
Vendrán cuando a las naciones se les enseñe a
apreciar las buenas cualidades de otras naciones y a comprender la
parte que les corresponde en el cuadro general. Se desarrollarán
cuando se haya eliminado el sentido de superioridad racial; cuando
las diferencias y las querellas raciales sean relegadas al pasado
impío, y sólo cuando un futuro de colaboración y comprensión sea
activamente desarrollado; harán sentir su presencia cuando las
normas de vida de la recta relación (esperadas por las personas
iluminadas de cada raza) se conviertan en una actitud habitual de
las masas y cuando se considere contrario a los mejores intereses de
cualquier nación la difusión de esas ideas que tienden a erigir
barreras raciales o nacionales, despertar odios o fomentar
diferencias y separaciones. Ese momento llegará con toda seguridad.
Entonces la humanidad dominará el problema de las rectas relaciones
y actitudes humanas.
Es inevitable la existencia de diferencias raciales, querellas
nacionales y distinción de casta, pero es también imperativo que
desaparezcan. El mundo es uno solo. La humanidad es una unidad en el
proceso evolutivo. Las diferencias son elaboradas por el hombre y
engendran odios y separaciones. Cuando a los niños de las diferentes
razas se les enseñe en sus primeros años que no existen diferencias,
que todos los hombres son hermanos y que las aparentes distinciones
son esencialmente superficiales, entonces las futuras generaciones
abordarán el problema de las interrelaciones mundiales sin verse
obstaculizadas por el prejuicio, el orgullo de raza o los históricos
resentimientos inculcados. Mediante la correcta educación los niños
pueden aprender actitudes correctas, y responderán porque los niños
no ven ni reconocen diferencias, y la verdad de la promesa bíblica
de que un niño pequeño los guiará, resultará ser científicamente
verdadera. Este proceso educativo comenzará en el nuevo orden
mundial.
El Problema Económico
Este problema es básicamente el más fácil de resolver. Con sano
sentido común puede lograrse. Hay recursos adecuados para el
mantenimiento de la vida humana, y la ciencia puede acrecentarlos y
desarrollarlos. Los bienes minerales del mundo, el petróleo, el
producto del campo, la contribución del reino animal, las riquezas
del mar y los frutos y las flores, se ofrecen a la humanidad. El
hombre controla todo y pertenece a todos; no es propiedad de un
grupo, nación o raza. Se debe exclusivamente al egoísmo del hombre
que (en estos días de rápida movilidad) millares de personas
perezcan de hambre mientras que los alimentos se pudren o se los
destruye; debido a los planes codiciosos y a las injusticias
financieras de los hombres, los recursos del planeta no están
universalmente disponibles de acuerdo a un inteligente sistema de
distribución. No existe excusa que justifique que en alguna parte
del mundo se carezca de las cosas esenciales para vivir. Tal
carencia acusa una política miope y el bloqueo del libre traslado de
los artículos de primera necesidad, por una u otra razón. Todas
estas condiciones deplorables se basan en algún egoísmo nacional o
grupal, ya que no se ha preparado un proyecto imparcial inteligente
para satisfacer la necesidad humana en todo el mundo.
¿Qué otra cosa puede hacerse además de educar a las generaciones
venideras sobre la necesidad de compartir, y para que circulen
libremente los artículos esenciales de primera necesidad? La causa
de este erróneo modo de vivir es muy simple. Es producto de antiguos
métodos educativos erróneos, de la competencia y de la facilidad con
que pueden ser explotados los indefensos y los débiles. Ningún grupo
en particular es responsable, como hacen suponer a los ignorantes
ciertos ideólogos fanáticos. En nuestro período hemos llegado
simplemente a la culminación del egoísmo humano al que, o se le pone
fin inteligentemente, o destruirá a la humanidad.
Tres cosas terminarán con esta condición de gran riqueza y extrema
pobreza, la superabundante alimentación de unos pocos y el hambre de
los muchos, además de la centralización del producto del mundo
controlado por un puñado de personas en cada país. Estas son:
primero, el reconocimiento de que hay suficientes alimentos,
combustibles, petróleo y minerales en el mundo para satisfacer la
necesidad de toda la población. En consecuencia, el problema es
básicamente de distribución. Segundo, esta premisa de provisión
adecuada, manipulada por la correcta distribución, debe ser aceptada
y las provisiones esenciales para la salud, la seguridad y la
felicidad del género humano, deben estar disponibles. Tercero, que
todo el problema económico y la institución de reglas necesarias y
agencias distribuidoras, deberían ser manejadas por una liga
económica de naciones, en la cual todas las naciones tendrán cabida;
conocerán sus necesidades nacionales (basadas en la población y los
recursos internos, etc.) y sabrán también con qué pueden contribuir
a la familia de naciones; todas estarán animadas por la voluntad al
bien general -voluntad al bien que probablemente se basará, ante
todo, en la conveniencia y la necesidad nacionales, pero será
constructiva en su acción.
Ciertos hechos son evidentes. El viejo orden ha fallado. Los
recursos del mundo cayeron en manos de los egoístas y no hubo una
justa distribución. Algunas naciones tuvieron demasiado y explotaron
sus excedentes; otras muy poco y, por ello, su vida nacional y su
situación económica se perjudicó. Al final de esta guerra todas las
naciones estarán en dificultades financieras, todas necesitarán ser
reconstruidas y todas tendrán que dedicarse activamente a arreglar
la futura vida económica del planeta y ajustarla sobre líneas más
sólidas.
El período de reajuste ofrece la oportunidad de efectuar cambios
drásticos y profundamente necesarios y establecer un nuevo orden
económico basado en la contribución de cada nación al todo, en la
participación de los artículos de primera necesidad y en el
inteligente acopio de todos los recursos para beneficio de la
totalidad, además de un sensato sistema de distribución. Un plan así
es factible.
La solución ofrecida aquí es tan sencilla que, por esa misma razón,
quizá no llame la atención. La cualidad que deben poseer quienes
preparan el cambio del enfoque económico es tan simple, que hasta la
voluntad al bien puede ser pasada por alto, pero si no hay sencillez
y buena voluntad, poco podrá efectuarse después de la guerra
mundial. Se necesitarán hombres de visión, bien conceptuados, con
conocimiento técnico e interés cosmopolita, los cuales deben tener
también la confianza del pueblo, reunirse y establecer las reglas
por las cuales el mundo se alimente adecuadamente; determinar la
naturaleza y la extensión de la contribución que cada nación debe
hacer; establecer la naturaleza y la extensión de las provisiones
que deberán entregarse a cada nación; así se crearán esas
condiciones que mantendrán circulando equitativamente los recursos
del mundo y prepararán esas medidas preventivas que contrarrestarán
el egoísmo y la codicia humanos.
¿Puede encontrarse un grupo de hombres así? Creo que sí. En todas
partes hay quienes estudian profundamente la naturaleza humana, hay
investigadores científicos de gran simpatía humana y hombres y
mujeres conscientes, que durante largo tiempo -bajo el antiguo y
cruel sistema- lucharon con el problema del dolor y de la necesidad
humanos.
La nueva era de simplicidad debe llegar. El nuevo orden mundial
inaugurará esta vida más simple, basada en una alimentación
adecuada, un recto pensar, una actividad creadora y felicidad. Estas
cosas esenciales son posibles sólo bajo un correcto gobierno
económico. Esta simplificación y sabia distribución de los recursos
del mundo, debe abarcar tanto al que está arriba como al que está
abajo, al rico y al pobre, sirviendo por igual a todos los hombres.
El Problema del Gobierno
Introduciéndonos ahora en la esfera del gobierno, enfrentamos una
situación muy compleja bajo el nuevo orden mundial. Ciertos grandes
regímenes ideológicos han dividido al mundo en grupos opositores.
Están las grandes democracias bajo las cuales tienen lugar las pocas
monarquías restantes y las potencias totalitarias donde están
resumidas las antiguas dictaduras y autocracias del pasado. Nada
nuevo existe en la política del Eje. Son esencialmente grupos
reaccionarios, porque los tiranos, la crueldad y la explotación del
débil forman parte de la historia antigua. Las democracias, con toda
su inefectividad actual, contienen en sí el germen de lo que es
realmente nuevo, porque expresan un surgimiento ascendente hacia el
autogobierno y el autodominio de toda la humanidad.
Existe también
el ideal comunista, que es una curiosa mezcla del individualismo, la
dictadura, el antiguo conflicto entre el trabajo y el capital, el
Sermón de la Montaña y los peores aspectos de la revolución y la
explotación. Las líneas que seguirá, aun en el futuro inmediato, son
impredecibles. Hay otros países y pueblos cuyos gobiernos están
condicionados por el medio ambiente y que, en la actualidad, no
desempeñan una parte determinante en los acontecimientos mundiales,
excepto cuando los emplea una potencia mayor. También existen
pueblos y tribus que viven sus insignificantes vidas sin que les
afecte el desorden existente en las partes más civilizadas del
mundo.
Detrás de esta diversidad de métodos gubernamentales, emergen
ciertos claros delineamientos que indican fusiones más amplias y la
tendencia a crear ciertas síntesis. Están apareciendo diversas
tendencias básicas de pensamiento que, en el nuevo orden mundial, se
desarrollarán en esa síntesis mayor, tan deseada por la Jerarquía
espiritual del planeta, y que, mientras conservan los más amplios
delineamientos nacionales y raciales, producen un estado mental
subyacente y subjetivo, que dará fin a la era de separatividad. Hoy
se ansía formar los Estados Federados de Europa, modelados de
acuerdo a las líneas de la Comunidad Británica de Naciones o de los
Estados Unidos de América; se habla de un nuevo orden en Asia, de la
política del buen Vecino en América, de una Unión Federal de las
naciones democráticas, y existe también la constante ampliación de
las Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ciertas agrupaciones mayores
que parecerían posibles y probablemente aconsejables, podrían ser
clasificadas como:
1. La Unión Federal de las grandes democracias después de la guerra,
que podría incluir a todo el Imperio Británico, los Estados Unidos,
los países escandinavos y ciertas naciones del norte de Europa,
incluso Alemania. 2. La unión de los países latinos, incluso Francia, España, todos
los países mediterráneos, los países balcánicos (excepto uno o dos
que podrían ser absorbidos por la U.R.S.S.) y Sudamérica. 3. La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y ciertas
naciones asiáticas que trabajan en colaboración con ellas, tales
como China y posteriormente Japón.
Estos tres grandes bloques no serian antagónicos, sino simplemente
esferas geográficas de influencia. Todos trabajarían en la más
estrecha unidad y relación económica. Cada nación dentro de los tres
bloques conservaría su independencia soberana, pero entre estas
naciones independientes y estos bloques, habría identidad de
propósito, unidad de esfuerzo y reconocimiento del control económico
de una liga de naciones, la cual se formaría con representantes de
todas las naciones, y su cuerpo gobernante interno sería elegido por
los tres bloques, que controlarían todas las fuentes de provisión y
la distribución de todas las provisiones, y determinarían toda la
política económica.
No consideraré los detalles de estos futuros ajustes. Deben ser
forjados por los hombres y mujeres de buena voluntad, en el crisol
de la experiencia y del experimento. Sólo un desastre universal
podría llevar a los hombres a un estado mental en el cual tales
proposiciones y soluciones pudieran ser presentadas. Es muy valioso
el reconocimiento general de que el viejo orden lamentablemente ha
fracasado.
El Problema Religioso
Cuando llegamos a considerar la religión en el nuevo orden mundial,
enfrentamos un problema mucho más complicado y, sin embargo, mucho
más fácil. Ello se debe a que el tema de la religión es estudiado y
parcialmente comprendido por la mayoría de los hombres. Hay amplias
diferencias en las interpretaciones teológicas; hay una reacción
general similar respecto al amplio reconocimiento de una
Inteligencia universal divina o de Dios (cualquiera que sea el
nombre con que se denomine a esa Vida omniabarcante).
Las formas de
religión son tan diferentes y los adhesores teológicos tan crueles
en sus lealtades y partidismos, que el surgimiento de una nueva
religión mundial tendrá, necesariamente, profundas dificultades.
Pero ese surgimiento está muy cercano y las diferencias son
relativamente superficiales. La nueva religión mundial está más
cerca de lo que muchos creen, y ello se debe a dos cosas: primero,
las querellas teológicas son principalmente sobre puntos no
esenciales y, segundo, la joven generación es básicamente
espiritual, pero no le interesa la teología en lo mas mínimo.
La juventud inteligente de todos los países está repudiando
rápidamente la teología ortodoxa, el clericalismo del estado y el
control de la iglesia. No le interesan las interpretaciones humanas
de la verdad, ni las pasadas querellas entre las principales
religiones mundiales. Al mismo tiempo, está profundamente interesada
en los valores espirituales y busca seriamente verificar su
reconocimiento profundamente arraigado e inexpresado. No depende de
Biblia o sistema alguno, de los así llamados conocimiento y
revelación espirituales inspirados, sino que sus ojos están puestos
sobre las grandes e indefinidas totalidades, en las cuales trata de
sumergirse y fusionarse, tales como el estado, una ideología, o la
humanidad misma.
En esta expresión del espíritu de autoabnegación
puede verse la aparición de la más profunda verdad de toda religión
y la justificación del mensaje cristiano. A Cristo, en Su lugar
elevado no le importa si los hombres aceptan las interpretaciones
teológicas de los estudiosos y eclesiásticos. Le interesa que la
nota clave de Su vida de sacrificio y servicio se reproduzca entre
los hombres; Le resulta indiferente si se pone el énfasis sobre el
detalle y la veracidad del Evangelio y si se lo reconoce y acepta,
porque Le interesa más la persistencia en la búsqueda de la verdad y
la experiencia espiritual subjetiva; Cristo sabe que dentro de cada
corazón humano existe lo que instintivamente responde a Dios, y que
la esperanza de la gloria final está oculta en la conciencia
crística.
En el nuevo orden mundial, por lo tanto, la espiritualidad
reemplazará a la teología y la experiencia viviente tomará el lugar
de las aceptaciones teológicas. Las realidades espirituales surgirán
con creciente claridad, y el aspecto forma retrocederá a segundo
plano; la verdad expresiva y dinámica será la nota clave de la nueva
religión mundial. El Cristo viviente asumirá el lugar que Le
corresponde en la conciencia humana y verá la fructificación de Sus
planes, sacrificio y servicio, pero el aferramiento de las órdenes
eclesiásticas se debilitará y desaparecerá. Permanecerán como guías
y conductores del espíritu humano sólo aquellos que hablan por
experiencia viviente y no conocen ninguna barrera religiosa;
reconocerán el avance de la revelación y las nuevas verdades que
surgen, verdades que estarán fundadas sobre las antiguas realidades,
pero serán adaptadas a la necesidad moderna y manifestarán
progresivamente la revelación de la naturaleza y la cualidad
divinas. A Dios se Lo conoce hoy como Inteligencia y Amor. Eso nos
lo ha dado el pasado. Debe ser ahora conocido como Voluntad y
Propósito, y esto lo revelará el futuro.
Cuando el problema racial haya desaparecido por el reconocimiento de
la Vida una; cuando el problema económico haya sido resuelto por las
naciones que trabajan cooperativamente unidas; cuando el problema
del correcto gobierno dentro de cada nación haya sido determinado
por el libre albedrío de sus respectivos pueblos, y el espíritu de
la verdadera religión no esté obstruido por las antiguas formas e
interpretaciones, entonces veremos un mundo en proceso de recta
experiencia, rectas relaciones humanas y un avance espiritual hacia
la realidad.
Un estudio de estas cuatro líneas de la vida humana demostrará que
Alemania es hoy verdaderamente el punto focal de la situación
mundial. En esa infeliz nación, el problema racial ha alcanzado tal
importancia que afecta al mundo entero. Hitler, desde el ángulo
financiero, ha dicho que Alemania se ha visto obligada a luchar a
fin de conservar la vida, económicamente hablando, de su pueblo; en
realidad, la vida económica de Alemania no estaba tan críticamente
amenazada como la de muchas naciones más pequeñas.
El problema de
gobierno ha llegado también a un punto crítico por la actividad y
conquistas alemanas y el énfasis que las potencias del Eje han
puesto sobre la relación del estado con el individuo. La actitud de
los gobernantes alemanes hacia la religión, es de reconocido y
pronunciado antagonismo. De esta manera, los cuatro problemas
principales del mundo están siendo precipitados por Alemania a la
palestra de la acción, evocando investigaciones en todas partes; los
hombres de todos los países se dedican a resolver estos problemas, y
su solución será inevitable cuando termine la guerra. Cuando sean
abordados correctamente por los hombres y mujeres de buena voluntad,
entonces tendremos una "planificación mundial" que llevará a una
vida armoniosa, como nunca fue posible hasta ahora.
Le corresponde a la humanidad resolver sus serios problemas,
basándose en la hermandad y estableciendo un modo de vivir que pueda
proporcionar una adecuada provisión de artículos de primera
necesidad mediante la apropiada Organización del tiempo, el trabajo
y los bienes, lo cual conducirá a una interacción entre el ciudadano
y el estado, donde el individuo prestará servicio y recibirá la
debida protección del estado. Entonces la humanidad tendrá libertad
para experimentar la vida espiritual, que se expresará mediante las
vidas humanas despiertas. ¿Qué más puede pedirse o esperarse? Un
modo de vida así puede ser posible si los hombres y mujeres de buena
voluntad, inteligentes e idealistas, inician la tarea de inaugurar
el nuevo orden mundial.
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IV. LA TAREA QUE HAY POR DELANTE
Esto nos lleva a los aspectos prácticos del tema y a responder a la
pregunta siguiente: Dada la posibilidad de un nuevo orden mundial
¿qué puede hacerse en medio del actual conflicto para traerlo a la
existencia?
El período en el cual estamos entrando ahora se divide en dos
partes:
1. El período actual de la guerra, hasta la derrota de Alemania y el
fin de la lucha.
2. El próximo período, después que los cañones hayan dejado de
tronar. La paz necesaria y la reconstrucción deberán ser
determinadas.
Debemos ocuparnos de estos períodos porque son y serán, momentos de
gran dificultad, de conflicto y de reajuste dolorosos. La tarea de
restablecer la armonía y el orden en el mundo es enorme. Educar a
las personas de todas partes sobre la necesidad de nuevos ideales
para el recto vivir; los nuevos ritmos y la nueva "participación",
no será fácil. El trabajo de curar las heridas de la humanidad, de
reconstruir la civilización destruida, de instituir el desarme, de
reconocer las necesidades nacionales, materiales y psicológicas, de
rescatar y restablecer la felicidad de los niños del mundo y de
planificar su futura seguridad, exigirá lo mejor de los hombres y
mujeres de buena voluntad y también la sabia guía del nuevo grupo de
servidores del mundo, y absorberá la atención de las personas
inteligentes y de mentes comprensivas de cada nación.
El paso preliminar para los hombres y mujeres de buena voluntad es
decidirse de una vez por todas a favor de cuál de las dos fuerzas
antagónicas se alinearán mental y espiritualmente, aunque no lo
hagan físicamente en su país. En este momento escribo para quienes
están a favor de las fuerzas constructivas, que luchan por los
valores democráticos y la libertad de los pueblos. Deben saber que
entre el pueblo alemán e italiano, millares de personas también
silenciosamente están a favor de quienes luchan por derrotar a las
potencias del Eje. Esto nunca debe olvidarse, porque tales personas
son numerosas bajo el régimen totalitario. Las Fuerzas de la Luz se
encuentran en todos los países, pero en la actualidad sólo pueden
expresarse efectivamente en los países alineados contra Alemania.
Los hombres y mujeres de buena voluntad, asociados al nuevo grupo de
servidores del mundo, deberían tratar inteligentemente de comprender
el problema de actuar y estudiar la situación mundial, desde todos
los ángulos posibles. La comprensión inteligente, el amor a sus
semejantes y el sano sentido común, son requisitos para cualquier
servicio que se demande. Los hombres deberían cultivar estas
cualidades, divorciándose de toda emoción sentimental y ocupándose
realmente de las circunstancias y condiciones ambientales. Debe
comprenderse que la tarea tomará tiempo y los hombres y mujeres de
buena voluntad tienen que prepararse para un esfuerzo sostenido,
para la oposición y para ese letargo mortífero y esa enfermiza
inercia que afligen a las masas de todos los países. Hay dos
actividades inmediatas a desempeñar:
1. La búsqueda de esas personas que en cada país reaccionan a la
visión del nuevo orden mundial y que son los hombres y mujeres de
buena voluntad. 2. Ellos presentarán las futuras posibilidades a las masas de todos
los países.
Aquí les recordaré que los miembros del nuevo grupo de servidores
del mundo y los hombres y mujeres de buena voluntad deben ser
extraídos de todos los sectores de la vida. Se hallarán entre los
adeptos de todas las ideologías actuales, en los círculos políticos
y científicos, entre los educadores y filántropos del mundo, entre
los trabajadores creativos, los industriales, en los hogares comunes
y en las filas de los trabajadores.
El Nuevo Grupo de Servidores del Mundo
El nuevo grupo de servidores del mundo no es una nueva organización
que se está formando en el mundo. Es simplemente un conjunto de
hombres de objetivos constructivos, pacíficos y de buena voluntad,
vinculados libremente, que ponen el énfasis sobre la previa
necesidad de establecer rectas relaciones humanas, antes de
cualquier paz duradera. Este grupo no responderá a la fidelidad y
lealtad de ningún hombre. Es la agrupación de todos los que tratan
de expresar el espíritu crístico y están libres de todo espíritu de
odio y venganza. Este grupo desafía al mundo a abandonar todos los
antagonismos y antipatías, odios y diferencias raciales, y trata de
vivir en términos de una familia, una vida y una humanidad.
El nuevo grupo de servidores del mundo cree que (por intermedio de
la buena voluntad) el nuevo orden mundial puede ser firmemente
establecido en la Tierra. Hoy, en el período intermedio de la
guerra, la preparación para la reconstrucción puede ir adelante
simultáneamente con el esfuerzo para derrotar a las potencias
totalitarias.
A los hombres y mujeres de buena voluntad no se les debe impulsar a
la actividad, pidiéndoles mayores sacrificios. La guerra ya les ha
exigido demasiado. Debe llegarse a ellos con alegría mediante la
actividad de buena voluntad. Que la belleza de lo que puede ser la
gloria de la visión y la reconstrucción espiritual, científica y
física de la humanidad, se mantenga ante ellos, inspirándolos para
un renovado esfuerzo.
Por el trabajo que realizaron anteriormente en todo el mundo los
hombres de visión y de buena voluntad, muchos miles de personas en
Europa, América y otras partes, esperan hoy ser guiadas para iniciar
la correcta actividad. En todos los países los hombres y mujeres de
buena voluntad están dispuestos a responder al claro llamado y a una
organización inteligente para prestar servicio en la reconstrucción.
Descúbranlos.
El mensaje a divulgarse antes de cualquier paz futura, consiste en
tres claras y prácticas verdades:
1. Que los errores y desatinos de los siglos, que culminaron con la
actual guerra mundial, son los errores y desatinos de toda la
humanidad. Reconocer esto conducirá a establecer el principio de
compartir tan necesario en el mundo actual. 2. Que no hay problemas ni condiciones que no puedan ser resueltos
por la voluntad al bien. La buena voluntad nutre el espíritu de
comprensión y fomenta la manifestación del principio de cooperación.
Este espíritu es el secreto de todas las correctas relaciones
humanas y el enemigo de la rivalidad. 3. Que hay una relación sanguínea entre los hombres y, cuando es
reconocida, derriba todas las barreras y pone fin al espíritu de
separatividad y odio. Por lo tanto, la paz y la felicidad de cada
uno es la preocupación de todos. Esto desarrolla el principio de
responsabilidad y sienta las bases para la recta acción cooperativa.
Éstas son las creencias básicas de los hombres y mujeres de buena
voluntad y proveen el incentivo para todo servicio y acción. Estas
tres verdades prácticas y científicas contienen los tres hechos
básicos y la aceptación inicial de todos los servidores mundiales.
No son contrarias a ninguna posición mundial ni subversiva para
ningún gobierno ni actitud religiosa, y permanecen innatas en la
conciencia de todos los hombres, evocando respuesta inmediata. Su
aceptación curará las heridas internacionales.
Acudo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad del mundo para
que estudien los principios del nuevo orden mundial. Recurro a los
que luchan por la justicia y los derechos de las pequeñas naciones y
por el futuro de los niños de todas las naciones, para que comiencen
a enseñar a aquellos con quienes pueden entrar en contacto, las
correctas actitudes y esa visión previsora que impedirá en el futuro
los errores del pasado.
Existe un atributo divino básico que aún no es muy fuerte en la
humanidad, y es el olvido. Se lo asocia todavía a la magnanimidad.
No se lo considera esencialmente una condición de la futura relación
entre todas las naciones, basada en el reconocimiento de nuestra
humanidad común. Alemania, bajo sus gobernantes malignos y
desviados, necesita olvidar. Todas las grandes Potencias han pecado
también en algún grado y todas se equivocaron seriamente en el
pasado. Alemania ha precipitado el mal que ha afligido al mundo,
pero ella contiene en sí misma la simiente de su propio castigo,
simiente que no fructificará si se le aplica un excesivo castigo
desde el exterior.
El mundo se salvará cuando cese el fuego de los cañones, porque:
1. Se reconocerá que todos son responsables de las pasadas
condiciones del mundo. Deberá enfrentarse la verdad de que "todos
han pecado". 2. Se aceptará que si el pueblo alemán se sometió mansamente al
gobierno de Hitler, también fue básicamente víctima de un engaño
organizado. Desde 1914 sólo se le ha dicho mentiras. El futuro nuevo
orden mundial inaugurará una era de verídica propaganda e
información nacional e internacional. 3. Se comprobará que el pasado ha desaparecido con todos sus males y
que hay por delante un futuro de posibilidades ilimitadas para el
bien y los cambios constructivos. El futuro debe ser desarrollado
por todas las naciones en la más estrecha colaboración.
Estos tres puntos deben ser constantemente presentados al público en
el lenguaje más simple, porque el problema más difícil lo
constituirá la masa inerte del pueblo irreflexivo. Se debe apelar a
lo mejor que hay en ella, porque la tarea inmediata consiste en
desarrollar esas actitudes correctas sin las cuales la paz no puede
ser duradera ni la justicia posible. La paz no debe ser impuesta por
quienes odian la guerra. Debe ser resultado y expresión natural del
espíritu humano y la decisión de que la actitud del mundo se
transforme en rectas relaciones humanas.
Éste no es un sueño idealista imposible, sino una posibilidad
inmediata, dado el olvido de agravios y el espíritu de buena
voluntad. Será necesaria paciencia, debido a la tensión nerviosa de
la guerra, al dolor, la ansiedad, el temor y la desnutrición. Los
seres humanos serán iguales a como eran antes de la guerra, excepto
el agotamiento y la disposición de la mayoría de aceptar cualquier
arreglo que les permita volver a vivir con tranquilidad, libres del
temor a las bombas, al hambre y la ruina. Será necesaria una acción
lenta, dejando que el tiempo lleve a cabo los procesos de curación y
los reajustes, antes de que se establezcan los arreglos finales de
la paz por el consejo de naciones. Las naciones tendrán que cambiar,
del estado en pie de guerra a una actividad de paz establecida, y de
las tensiones organizadas de la guerra al comparativo relajamiento
de la paz.
El desarme debe realizarse como un movimiento inicial,
pero de tal manera que el problema de la desocupación no se agrave
indebidamente. Forjar "arados con los cañones" debe llevarse a cabo
racionalmente, y sólo una amplia planificación internacional puede
hacerse cargo de este estupendo proceso. Será muy difícil establecer
las fronteras nacionales y las esferas de influencia, y sólo podrá
determinarse satisfactoriamente si la buena voluntad está
activamente presente y es conscientemente empleada y si se consultan
con espíritu no partidista los deseos de los pueblos involucrados.
El énfasis puesto sobre las fronteras históricas pasadas, como
factor determinante, es siempre peligroso. Aquí se necesitará una
sabia y lenta acción, así como la consideración apropiada de los
deseos de los pueblos. No es el restablecimiento de las antiguas
fronteras lo deseable, sino el restablecimiento de las esferas de
influencia nacionales y raciales, de acuerdo a la actual situación.
No es la imposición sobre el mundo, de cualquier ideología
particular o su remoción, lo de importancia, sino el establecimiento
de esas condiciones mundiales que proporcionan a todas las naciones
el alimento adecuado, las necesidades de la vida y la oportunidad de
expresarse y de hacer su única contribución al bienestar de toda la
familia de naciones.
Los detalles prácticos deberán ser desarrollados por todos los
pueblos en la más estrecha colaboración. Hombres de visión y no sólo
políticos; servidores del mundo y no únicamente líderes militares;
personas humanitarias y no sólo gobernantes de naciones, deben
determinar esos tremendos acontecimientos. Mientras lo hacen,
deberán contar con el apoyo de los hombres y mujeres de buena
voluntad de todos los países. Resumiendo:
El intervalo entre el momento actual y el ajuste final se divide en
dos períodos principales, y se puede definir con toda claridad el
trabajo práctico en cada uno de ellos:
1. El intervalo entre el momento actual hasta la cesación de la
guerra, debe emplearse para:
a. Educar y estabilizar a todos los hombres y mujeres de buena
voluntad. b. Descubrir a los trabajadores, a las personas humanitarias y a
esos hombres y mujeres de comprensión y visión, que respondan a los
principios aquí expuestos. c. Preparar a estos hombres y mujeres para trabajar al unísono por
la justicia y las rectas relaciones humanas en todos los países,
después de cesar la guerra.
2. El intervalo entre el final de la lucha física y los arreglos
para la paz final. Es de esperar -en aras de la justicia- que este
intervalo abarque varios años de rehabilitación y educación. Durante
estos intervalos entre el viejo y el nuevo orden mundial, los
hombres y mujeres de buena voluntad pueden ayudar activamente a los
estadistas de todas las naciones, cooperando inteligentemente en la
centralización planificada de la opinión pública iluminada, y la
definición y la enseñanza del verdadero significado de las rectas
relaciones humanas.
Ahora nos concierne el primer intervalo.
Es de desear que se pongan inmediatamente en contacto con esas
personas cuyos nombres ya conocen y que inicien el trabajo y a su
vez, descubran más personas y las guíen en los procesos de
reconstrucción. Que reúnan estos nombres y direcciones en una lista
central y local, y la conserven en Nueva York y en Londres, porque
la tarea de los pueblos de habla inglesa es reconstruir el mundo con
la ayuda de las demás naciones. Por lo tanto, debe haber cierta
medida de centralización del trabajo para llegar de alguna forma a
esta gente, e impulsar a la actividad cooperadora.
Con buena voluntad hacia todos, con una firme creencia en las
posibilidades divinas de los seres humanos y en la futura
resurrección de la humanidad, con un excelso reconocimiento de Dios,
con un reconocimiento de los valores fundamentales de la enseñanza
de Cristo y con una gozosa determinación de llevar adelante el
trabajo de reconstrucción, exhorto a todos los que responden a esta
visión para que se pongan a trabajar inmediatamente.
No los exhorto a prestar una lealtad organizada, sino solamente a
que amen a sus semejantes, ya sean alemanes, americanos, judíos,
británicos, franceses, negros o asiáticos. Los llamo a que abandonen
sus sueños de vaga belleza, sus utopías imposibles y sus ansiosos
deseos y enfrenten la vida tal tomo es hoy y, luego, empiecen por
mejorar la vida en el lugar donde se encuentren. Los insto a que
experimenten las rectas relaciones humanas, comenzando con sus
propias relaciones personales, con su familia y sus amigos, y luego
se dediquen a la tarea de educar a aquellos con quienes entran en
contacto, para que ellos también inicien un trabajo similar.
Es el
trabajo de obtener rectas relaciones individuales, rectas relaciones
grupales, correctas relaciones intergrupales, rectas relaciones
nacionales y rectas relaciones internacionales. Los llamo a la
comprensión, de que en este trabajo nadie es fútil o inútil, todos
tienen su tarea de valor práctico. Los exhorto a que reconozcan que
la buena voluntad es una energía dinámica que puede traer cambios
mundiales fundamentales y se expresará por la actividad del hombre y
de la mujer individualmente y mediante su esfuerzo masivo. El poder
masivo de la buena voluntad, el efecto dinámico de la comprensión
inteligente y activa y la potencia de una opinión pública entrenada
y viviente, que desea el mayor bien para el mayor número, están más
allá de toda creencia. Este poder dinámico nunca ha sido empleado.
Hoy puede salvar al mundo.
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LA CRISIS MUNDIAL DESDE EL PUNTO DE
VISTA JERÁRQUICO
Abril Mayo de 1940
Cuando reciban esta comunicación estará cercano otro Festival de
Wesak. Su urgencia, inminencia y finalidad, me obligan a tratar de
despertar nuevamente en quienes la reciban el interés por la actual
oportunidad y al apremio espiritual de este elevado momento en los
asuntos humanos. Los tres períodos de las Lunas llenas de abril,
mayo y junio (Aries, Tauro y Géminis), son muy significativos y
determinantes, y mucho dependerá de lo que suceda durante las
próximas semanas, mientras el sol sigue desplazándose hacia el
norte.
Con este comunicado intento hacer dos cosas: primero, darles una
mejor idea de cómo considera la crisis mundial actual la Jerarquía
espiritual de nuestro planeta, y, segundo, indicarles ciertas
eventualidades principales que dependen de tres cosas:
1. La posible intervención divina que podrá obtenerse por la
aspiración de todas las personas de correcta mentalidad, además del
empleo inteligente y constante de la Gran Invocación, empleada ahora
por decenas de miles de aspirantes mundiales en todos los países. 2. La aparición de ciertas claras líneas de demarcación entre las
actividades de las Fuerzas de la Luz y las fuerzas de la agresión
materialista. 3. La función que debe desempeñar el claro pensar; la palabra
versada y la habilidad en la acción, en los discípulos del mundo y
los hombres y mujeres de buena voluntad de todas partes.
Trataré de expresarme con brevedad y claridad razonables, y lo haré
completamente libre de lo que ustedes denominan prejuicio. Hablo en
términos de humanidad -sin distinción de raza, color o nación-, no
tengo ningún punto de vista político particular porque sé que todas
las teorías potenciales, las ideologías y los gobiernos, son estados
y condiciones temporales que controlan a distintos grupos de seres
humanos en su trayectoria desde el estado humano al divino. Este
punto de vista es pasado por alto por muchos de los que -temporales
y a menudo fanáticamente- se hallan en estos efímeros estados
mentales y actitudes humanas pasajeras.
No tengo preferencia
religiosa determinada; sé que todos los caminos conducen a Dios y
que el sentido dominante de la divinidad es tan inherente al corazón
humano que en ningún momento nada puede aniquilarlo, pues la vida,
la experiencia, la prueba, el dolor y la orientación humana
instintiva, conducen finalmente a todos los hombres al retorno de la
luz de Dios. Por lo tanto, amo y ciertamente puedo amar a todo el
género humano, sin tener en cuenta la nacionalidad y las ideas
actuales, como lo hacen todos aquellos con quienes estoy asociado.
Mirando el cambiante cuadro del tiempo con una visión que llega al
futuro e incluye el pasado (porque es la prerrogativa de todos los
discípulos entrenados del mundo), sé que los acontecimientos
actuales desempeñarán su parte oportuna, cederán su lugar a otros, a
su debido tiempo, y -cuando se completen los procesos inmediatos de
reajuste en los valores humanos, los objetivos espirituales y las
maquinaciones políticas, las orientaciones religiosas y las síntesis
territoriales- el mundo se dedicará nuevamente a los procesos de la
vida diaria. La oportunidad y la situación inmediata en que nos
encontramos habrán demostrado ser dinámicamente útiles o (tal es la
penosa posibilidad) negativamente inútiles.
Se habrá inaugurado un
nuevo ciclo de civilización, cultura y crecimiento, matizado por los
antiguos deseos egoístas y la adquisición agresiva, o por la
coloración más nueva y bella de las relaciones internacionales
felices y satisfactorias, del entendimiento religioso y de la
cooperación económica, tan necesaria y demandada. Tal posibilidad
dual nos enfrenta hoy. Una, nueva, correcta y espiritualmente
orientada; otra, antigua, mala e indeseable. Aún queda por definirse
si el hombre avanzará hacia un modo de vida mejor o le permitirá
perpetuar los antiguos métodos y predominar los egoístas intereses
personales, nacionales y raciales.
Sin embargo, dos cosas se evidencian al considerar la actual
situación mundial; primero, que las líneas de demarcación entre los
dos modos de vivir y las dos actitudes objetivas, están más
claramente definidas que en cualquier otro momento de la historia de
la humanidad; segundo, que el confuso pensamiento de las vastas
masas de personas bien intencionadas (muchas de ellas no
inmediatamente implicadas en el conflicto mundial), es mayormente
responsable de la lentitud de la crisis final y la postergación de
la decisión venidera.
Durante décadas, nosotros, los instructores de la raza de los
hombres, hemos observado que ciertas grandes tendencias mundiales o
planetarias toman forma, asumen delineamientos definidos y
pronunciados y se convierten en potencias condicionantes. Estas
formación y definición fueron esenciales si la cuestión tenía que
ser presentada con claridad a la humanidad, permitiendo así a los
hijos de los hombres hacer una elección básica y poner en sus manos
ciertas determinaciones que, de ser correctamente dirigidas, podrían
forjar para ellos un nuevo y mejor futuro. Tal presentación no fue
posible antes, porque nunca el género humano alcanzó la etapa en que
pudo captar la situación inteligentemente, y estuvo tan estrecha y
rápidamente interrelacionado por la radio, el teléfono, la prensa y
el telégrafo. Las elecciones necesarias pueden hacerse hoy en mutua
colaboración, averiguación y con los ojos abiertos. Las personas
reflexivas de cada país tienen claramente ante sí la elección, y de
su decisión depende la suerte de las masas menos inteligentes. De
ahí la responsabilidad actual de los líderes nacionales, de los
representantes del pueblo en los gobiernos, de las iglesias y de los
intelectuales de todos los países, sin excepción alguna. No debería
esquivarse ni eludirse la responsabilidad, lo cual sucede muy a
menudo.
En comunicaciones pasadas hablé con frecuencia de las Fuerzas de la
Luz y de las Fuerzas del Materialismo, significando con estos
términos las prevalecientes tendencias hacia la hermandad, las
rectas relaciones humanas y el propósito altruista, y aquellas que
invierten estas tendencias superiores e introducen en los asuntos
humanos la adquisición egoísta, el énfasis sobre los intereses
materiales, la agresión y la crueldad brutales. Las dos posiciones
son claras para el observador libre de prejuicios.
A estos dos grupos agregaría un tercero, el cual está tomando forma
muy definida en el mundo actual, compuesto por aquellos que no
ejercen toda su influencia y actividad sobre ninguna de las partes;
teóricamente pueden abogar por el método superior; pero no hacen
prácticamente nada para acrecentar sus intereses. Este tercer grupo
está formado internamente por dos grupos: primero, esas personas que
son potencialmente débiles y, por lo tanto, están abrumadas por el
temor y el terror, sintiendo que de ninguna manera pueden ir contra
la fuerza de la agresión; y segundo, un grupo intrínsecamente
poderoso que, mediante intereses materiales egoístas, además de un
sentimiento de superioridad separatista, y que por estar lejos del
lugar de las dificultades y de la dominación de los falsos valores,
se desentiende de la situación, esquivando su evidente
responsabilidad como miembros de la familia humana. Este último
grupo incluye, entre otros, a cierto número de democracias y
repúblicas poderosas. A un grupo lo rigen las reacciones del temor,
el terror y el sentimiento de inerme futilidad, y ¿quién puede
criticarlo? El otro está controlado por el egoísmo y la
separatividad.
Por lo tanto, tenemos en el mundo en este momento tres grupos de
personas que personifican a los tres puntos de vista principales de
toda la humanidad, más las masas irreflexivas dominadas por la
propaganda, controladas por su gobierno, siendo presas de quienes
más gritan. Sería de valor que tuvieran esta clara imagen en sus
mentes y volveré a definirla.
1.Las antiguas y atrincheradas fuerzas de la agresión, de la
adquisición material y del egoísmo puro, actuando con una
pronunciada crueldad que se exterioriza y se posesiona de cuanto
desea, sin respetar ningún derecho, posesión histórica y legal ni
voluntad alguna.
2.Las fuerzas del propósito espiritual, incluidas en la voluntad de
proteger los derechos de los demás, conjuntamente con los derechos
individuales, para poner fin a la agresión y su consiguiente temor y
para arrojar el peso de su combinada influencia a favor de los
valores más espirituales, de la libertad humana, del derecho a
pensar y de la bondad. Empleo la palabra bondad intencionadamente,
porque encierra la idea de parentesco, ¡hermandad y rectas
relaciones humanas! La buena voluntad mundial en expresión, así como
la voluntad al bien, es la base de cualquier paz posible -la buena
voluntad que negaría cualquier paz prematura en este momento, porque
esto último daría tiempo a las Fuerzas del Materialismo para
consolidar sus ganancias y preparar el camino para otra agresión. La
bondad, la voluntad al bien y la paz, deberían ser la expresión
práctica y la intención formulada de quienes están condicionados por
las Fuerzas de la Luz.
3.La fuerza de la negatividad masiva, expresada hoy por los pueblos
dominados dentro de los baluartes de la agresión, y por las personas
neutrales de todas partes. Todas están matizadas por el temor
racial, el instinto de autoconservación y el interés egoísta y
miope.
El problema es excesivamente difícil, porque si bien las líneas de
demarcación se van definiendo constantemente, no obstante los
exponentes de estos tres grupos residen en todos los países y
pueblos -en cada iglesia y en cada hogar. Ninguna nación o grupo
está exento de esta triplicidad. Está arraigada en las actitudes
humanas, y por eso este conflicto es estrictamente humano y no una
guerra europea. Toda nación tiene sus personas egoístas y agresivas
que creen que la fuerza es razonable y que los hombres deben ser
gobernados por la ley de la selva, posesionándose de lo que quieren
sin importarles lo que cuesta a los demás.
En cada nación dentro de
sus fronteras hay quienes tienen una visión de las rectas relaciones
humanas, tratan de vivir de acuerdo a la ley de la hermandad,
responden a la influencia de las Fuerzas de la Luz y de la Jerarquía
espiritual y desean que la paz, la bondad y la buena voluntad rijan
los asuntos del mundo y controlen la política de los gobiernos.
Cualquier nación tiene dentro de sí misma esas personas neutrales
que no pueden pensar con claridad y tratan de culpar a otros,
excepto a ellas mismas, que teorizan y especulan, aconsejan y
asignan la responsabilidad, pero se abstienen de participar
activamente en el proceso de reajuste, por razones de orgullo o
falta de disposición para pagar el precio. Algunos de ellos son
parte de un grupo de objetores conscientes, que eventualmente se
beneficiarán con el triunfo de las Fuerzas de la Luz, pero que se
niegan a participar en la lucha, reservándose para los futuros
arreglos de paz, anhelando el fin del conflicto, pero sin hacer nada
para que se realice. Muchos son totalmente sinceros, pero sus ideas
deben ser reajustadas.
Si quieren captar correctamente la realidad de los enunciados
anteriormente expuestos, deben tomar parte en la clarificación
mental que está teniendo lugar en el mundo. Estos tres grupos actúan
ahora y están en conflicto. El grupo neutral obstaculiza
definidamente el trabajo de las Fuerzas de la Luz. Estas tres
actitudes mundiales existen en toda nación y también en la
conciencia de cada individuo. La comprensión de esto les permitirá
captar y asumir mejor la responsabilidad individual. Comprenderán la
necesidad de asegurarse por sí mismos el lugar que ocupan, y no se
dejarán condicionar por los puntos de vista de otras personas y la
propaganda mundial; deberán saber cuál es la situación de su nación
y a favor de quién están y dónde se encuentran ustedes como almas.
Entonces -si son sinceros y piensan con claridad- podrán trabajar
para ese grupo que para ustedes personifica la actividad y las metas
más elevadas posibles, y abandonarán esa actitud de inútil
negatividad, de satisfecha neutralidad y desconcertante confusión
que quizás los caracterice. Así saldrán del espejismo, producido por
la propaganda, y de la ilusión mundial, y penetrarán en la clara luz
de su propia alma, cuya naturaleza esencial es amor y altruismo y su
mayor aspiración es traer paz y buena voluntad entre los hombres y
ver la culminación de la misión de Cristo.
Esto conducirá oportunamente a la desaparición de la así llamada
neutralidad en la Tierra -neutralidad en la acción, pues no existe
neutralidad en la mente.
Una de las cosas que los guías espirituales de la humanidad trataron
de hacer; es llevar con toda claridad a la atención de los hombres,
la dualidad básica que existe en el mundo actualmente -la dualidad
de la vida egoísta material y la de los objetivos espirituales
altruistas, lo cual está hoy muy definido. Tienen por delante la
segunda etapa que deben desempeñar; y consiste en estimular la
visión de los hombres de todas partes de tal manera que -empezando
por los intelectuales-pueden, conscientemente, ponerse a favor de
una u otra de las dos banderas y saber así lo que están haciendo y
por qué lo hacen. Los neutrales vacilan entre ambas, y hasta la
fecha nada han hecho.
A este respecto, quisiera considerar un problema que ha perturbado
parcialmente a quienes no poseen una mentalidad muy clara, a los
cuales he enseñado durante algún tiempo. Durante años he tratado de
formar en el mundo un grupo de hombres y mujeres que constituyeran
valores espirituales, amaran a toda la humanidad, fomentaran el
espíritu de buena voluntad y, dentro de sus posibilidades,
representaran a la Jerarquía de la Luz para la humanidad, como
tratan de hacerlo el Cristo y Sus discípulos. A algunos les parece
que esto significa que no deben rebelarse contra el mal, la crítica
y el partidismo que existe entre ustedes. Aparentemente no pueden
amar con firmeza al que ofende, ni hacer que desaparezca del mundo
la ofensa. Esto podría aclarárseles si se responden a ustedes mismos
a una o dos preguntas:
-
¿Creen que la Jerarquía de la Luz, bajo la guía del Cristo, está a
favor de la crueldad, la agresión y la masacre de los indefensos?
-
¿Creen que el mundo puede ser salvado negándose a pensar y
esquivando la responsabilidad individual e ignorando la
prevaleciente situación?
-
¿Creen que no hay primicias ni principios que merecen luchar y morir
por ellos, si es necesario?
-
¿Están a favor de la Luz o de las Fuerzas del Materialismo?
-
¿Qué hacen para ayudar a quienes piden su adhesión, lealtad o
idealismo?
-
¿Están regidos por un sentimiento de futilidad individual, esa arma
que las Fuerzas del Materialismo emplean ahora tan poderosamente
para aturdir a los posibles opositores y dejarlos inermes?
Un claro análisis investigador de los objetivos espirituales de la
humanidad les permitirá responder a estas preguntas. Si no necesitan
responderlas, porque adoptan en su mente una posición clara, su
estudio les permitirá servir a su época y generación con mayor
capacidad, y presentar la situación con más claridad a los
desconcertados.
El horror a la guerra y anhelo de paz no excusa un pensar
negligente; tampoco proporciona una coartada o la oportunidad de
rehuir la responsabilidad individual o nacional. El conflicto está
en marcha. Es de antiguo linaje. La cuestión está claramente
dirimida entre el bien y el mal, la bondad y la crueldad, la
libertad y la agresión. Rehuir la responsabilidad, debido a los
errores nacionales cometidos en el pasado y los pecados y fracasos
históricos, es una excusa injustificable; evadir la debida
participación en la lucha, porque todas las naciones tienen ciertos
objetivos materialistas, es erróneo; una nación es la suma total de
su pueblo. Tampoco es una excusa decir que no pueden pensar por
sentirse todos cansados, lo cual es indigno en cualquier discípulo o
aspirante del mundo.
La Jerarquía de la Luz trata de despertar a los hombres para que
comprendan el dualismo básico que subyace en este conflicto, y la
significación esencial de los asuntos que enfrentan a la humanidad.
De ahí el énfasis que pongo sobre la necesidad de encarar el
problema, de pensar clara e inteligentemente sobre lo que ocurre a
nuestro alrededor y de emprender la acción correcta y cooperadora.
El problema mundial se aclarará y el fin del conflicto se alcanzará
con mayor rapidez cuando haya sólo dos partidos, no tres. Es
necesario reconocer este dualismo subyacente, antes de trasladar la
conciencia de la humanidad de su principal preocupación -deseo
adquisitivo materialista, agresivamente satisfecho- a la conciencia
del alma, con sus correlaciones, interés grupal, satisfacciones de
la necesidad grupal y la actuación de una colaboración grupal
constante, a escala mundial. Esto atañe a los individuos, naciones y
razas; cuando, como individuos, resuelvan los problemas de su vida
diaria, ayudarán a solucionar el problema mundial.
Ésta es la situación tal como la Jerarquía la ve hoy, y con la cual
desafía a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Les pido
que participen de alguna manera en el conflicto y les recuerdo el
significado oculto de las palabras de Cristo, a menudo mal
interpretadas: "Aquel que no está conmigo, está contra mí".
Finalizando estas observaciones sobre el claro pensar, agregaría dos
más. Gran confusión emana del idealismo básico subyacente en las
actividades de muchas personas, en numerosos países. Tal es la
importancia del nuevo ideal, respecto al bien del estado como un
todo, en contraposición al bien del individuo y de la humanidad. El
estado se convierte casi en una entidad divina en la conciencia del
idealista. Esto es necesariamente parte del plan evolutivo, pero
hasta donde constituye un problema, es demasiado grande para ser
resuelto por el individuo, solo y sin ayuda. Sin embargo, puedo
asegurarles una verdad fundamental.
Cuando los hombres de todas
partes -dentro de las fronteras de su estado particular y mientras
defienden su autoridad y civilización- comiencen a pensar en
términos del género humano, la opinión pública será tan poderosa y
tan justa en su inclusividad, que la política del estado deberá
inevitablemente adaptarse al principal ideal y ya no será posible
que un determinado estado sacrifique al individuo y a gran parte de
la humanidad. Se concederá a la parte su debida relación con el todo
mayor. El despertar de la opinión pública a los derechos del mundo,
a los intereses humanos incluyentes y a la colaboración
internacional, es la verdadera meta del actual esfuerzo espiritual.
Oportunamente se comprenderá que la responsabilidad de lo que los
gobiernos hacen, descansa sobre los hombros de los ciudadanos
individuales que ponen a los gobiernos en su posición de poder. Todo
ciudadano de cualquier nación no está ni debe estar exento de tal
responsabilidad y, afortunadamente, el correcto pensar nacional va
despertando en ese sentido.
El segundo punto que agregaré, brevemente, es que con la
precipitación de la presente situación mundial, los ciudadanos de
todas las naciones se encuentran involucrados en una situación de la
cual no hay escapatoria posible, excepto por medio de la correcta
acción y la amplia visión de su parte; ellos deben adaptar sus vidas
temporalmente a esta situación mundial y moldear sus actividades de
acuerdo a las necesidades de su propia nación particular. Para
quienes son arrastrados al conflicto mundial bajo una de las
banderas nítidamente definidas, su acción inmediata es clara
-participación en la emergencia nacional.
Sin embargo, esto es
totalmente compatible con un proceso subjetivo de recto y claro
pensar que debe correr paralelo a la actividad externa exigida y
sentará las bases para una acción acrecentadamente correcta, a
medida que transcurre el tiempo, lo cual involucrará la recta acción
de parte de los que luchan por las Fuerzas de la Luz y conducirá a
una eventual paz correcta y justa; esto implicará también la recta
acción de parte de quienes han sido impelidos por las Fuerzas del
Materialismo a la actividad desconcertada, que conduce finalmente a
una rebelión contra lo erróneo y maligno -porque los corazones de
los hombres y los veneros de la vida divina no deben ser
permanentemente dirigidos hacia erróneos canales de actividad. La
responsabilidad de los movimientos mundiales inmediatos y las
actuales empresas nacionales gigantescas se hallan hoy fuera de las
manos y del control de los individuos; sin embargo, continúa en sus
manos la responsabilidad del futuro. No obstante, al asumir la
correcta responsabilidad debe preceder un intervalo de claro pensar;
además de una correcta acción como ciudadano.
El problema de los que viven en países neutrales es diferente, y
anteriormente indiqué las líneas sobre las cuales debe ser resuelto.
En lo que respecta a los discípulos y aspirantes del mundo (entre
los que se encuentran ustedes), el problema puede considerarse en
líneas aún más amplias y comprensivas. Las circunstancias y el karma
y la libre decisión de sus almas, los obligan a trabajar bajo una de
las dos banderas o en alguno de los países neutrales y negativos. Su
problema, en los tres casos, es ver con claridad el enfoque
espiritual de esta crisis mundial, arrojar el peso de cualquier
influencia que ustedes puedan ejercer: objetiva o subjetiva,
espiritual, emocional o mental -de parte de las Fuerzas de la Luz.
Al hacerlo deben mantener una actitud comprensiva y un invariable
amor (no sentimiento o reacción emocional) hacia los hombres y
mujeres de todas partes, sin excepción o reserva en sus conciencias.
A veces se deben emprender acciones que hieren o dañan el aspecto
forma de la vida, es decir, las formas físicas, lo cual es
compatible con la manifestación constante del amor del alma -algo
que le es difícil al discípulo aprender y dominar, pero, no
obstante, es un principio que rige la evolución. Se espera que esta
crisis y la presente guerra mundial harán comprender a los hombres
que el aspecto forma de la manifestación, con su egoísmo agresivo,
su cruel énfasis y sus tendencias separatistas, encierran en sí,
inevitablemente, las simientes de su propia eliminación eventual y
los inevitables resultados de dolor, sufrimiento, guerra, enfermedad
y muerte. Por lo tanto, esta situación fue creada por el hombre
mismo, siendo resultado de su naturaleza material y de la falta de
control del alma. Pero el alma es eterna; su naturaleza es amor
incluyente; la meta de la actual crisis consiste en trasladar el
foco de la percepción humana desde el aspecto formal y material de
la vida, a la conciencia del alma, haciéndolo sin tener en cuenta el
precio que deberán pagar las formas obstaculizadoras. Las Fuerzas
del Materialismo luchan hoy contra este cambio de énfasis.
Por esta razón, la humanidad será arrastrada hacia el vórtice del
conflicto y el resultado depende del claro pensar, la sabia palabra
y la intención altruista de los discípulos mundiales que trabajan en
colaboración con todas las fuerzas del bien en el mundo actual,
cumpliendo con su deber como ciudadanos de su propio país, pero
cultivando incesantemente y sin pausa una conciencia mundial.
Me extenderé algo más sobre la posibilidad de la intervención
divina.
Dentro del aura de nuestro planeta se ciernen hoy ciertas grandes
Fuerzas y Entidades espirituales que esperan la oportunidad de
participar activamente en el trabajo de redención, reajuste y
reconstrucción del mundo, cuya Presencia es sentida a veces por las
personas de mente espiritual, y su realidad es reconocida por los
místicos y esotéricos que actúan en todos los países. Los hombres y
mujeres expresan este reconocimiento de acuerdo a la tendencia de su
entrenamiento religioso y psicológico, y su inclinación mental o
emocional particular.
El advenimiento de Cristo, o Su "segunda
venida", es anticipada ansiosamente por muchos cristianos ortodoxos
que consideran a esta guerra mundial como indicadora del fin del
mundo y que es preparatoria para la reaparición de Cristo, a fin de
traer paz en la Tierra. Otros, de mente más orientalista, esperan la
aparición de un Avatar, que trasmitirá el necesario mensaje de Dios
o un nuevo tipo de energía. La profecía y la astrología indican un
Ser Que Viene, y sus innúmeras y diferentes opiniones parecen
converger sobre Él; los esoteristas invocan en todas partes a las
Fuerzas de la Luz y claman por la aparición de esa Potestad
extraplanetaria que llaman el "Espíritu de la Paz", Sin embargo,
quienes no tienen ninguna inclinación religiosa o metafísica,
reconocen que siempre y en toda necesidad se evoca a algún
liberador, hombre o grupo de hombres, capaces de cambiar los asuntos
mundiales e inaugurar -por la tensión y la tirantez de la época- el
necesario, nuevo y fresco ciclo de civilización y cultura.
Muchos se
abstienen hoy de especificar los requisitos actuales de este Ser Que
Viene, debido a la magnitud y la naturaleza planetaria de Su tarea,
pero esperan en secreto y oran por Su aparición. Otros consideran
tal idea y esperanza simplemente como una realización psicológica y
la personificación de la vida de deseo de las personas actualmente
de toda la humanidad, por primera vez en la historia racial. Esas
personas tienden a creer que tal personificación no tiene verdadera
sustancia o un lugar en la vida de la humanidad, pero quisieran que
así fuera.
Olvidan que cuando los pueblos del mundo han construido
una forma mental suficientemente fuerte durante un extenso período
de tiempo, es posible otra y culminante etapa. La forma puede ser
tan magnética que atraiga una Energía que la anime y le proporcione
un poder activo; entonces, puede convertirse en un eslabón vital
entre el mundo subjetivo de energía y el mundo objetivo de fuerzas,
constituyendo un factor de poder; de actividad impulsora y guiadora
que, por lo tanto, será la expresión de una Vida. Ésta forma mental
debidamente reanimada se convierte en factor mediador, construido
por la humanidad, pero animada por la voluntad al bien de alguna
gran Entidad espiritual. También es verdad que se pueden construir y
se construyen formas mentales que personifican vidas malignas, pero
de ellas no nos ocuparemos ahora.
Llegamos al punto significativo de lo que debo decir al respecto.
Una grande y vital forma mental está en proceso de ser construida
sobre nuestro planeta y dentro de nuestra aura planetaria. Está
siendo construida por el poder del sonido, la atracción magnética de
la invocación, que conduce a una eventual evocación, y la fuerza de
la sustancia deseo, animada por el poder del pensamiento. Está
siendo construida por el esfuerzo conjunto de la Jerarquía, de los
discípulos y aspirantes del mundo, de los hombres y mujeres de buena
voluntad de todas las naciones y también por los incipientes anhelos
de los hombres de todas partes, de todas las creencias religiosas,
puntos de vista políticos y de adhesión grupal.
Está sólidamente
arraigada en el plano físico; es de vastas proporciones en el plano
astral o emocional, pero carece de vitalidad y poder en el plano
mental. Aquí, dentro del reino de la sustancia mental, se evidencia
la debilidad de la estructura de esta forma mental. Ya es muy
poderosa espiritualmente debido al trabajo científico de la
Jerarquía oculta y Sus auxiliares entrenados. Esta vida espiritual
relaciona la forma mental con las expectantes Fuerzas extraplanetarias y pueden hacer posible y efectivo Su trabajo.
Física y emocionalmente es poderosa debido al trabajo de quienes
aman a la humanidad, a los esfuerzos bien intencionados de las
personas emocionalmente orientadas y a los angustiosos anhelos de
las masas que odian la guerra, desean la tranquilidad y piden paz y
buenas condiciones de vida.
Sin embargo, existe una brecha o hiato en el plano mental, pues las
mentes de los hombres no funcionan correctamente. Los discípulos y
aspirantes del mundo no piensan con claridad ni trabajan en unidad.
Evaden los problemas o piensan en forma separativa, nacional o
fanática; tampoco están convencidos del poder de la invocación o de
la plegaria; no llegan a comprender que es posible trabajar
arduamente para establecer esas condiciones que conducirán a la paz
y, sin embargo, luchan simultáneamente de manera que esas
condiciones estén disponibles; no aman sin excepción a todos los
hombres, debido a su anhelo por ver el triunfo de su propia
convicción; trabajan dudando y esperando lo mejor; pero creen en lo
peor; emplean el método de la plegaria y la invocación, porque tales
métodos parecen haber tenido éxito en el pasado y porque se les ha
dicho que "la fe mueve montañas", pero internamente se sienten
totalmente desesperanzados y sin inspiración; no están seguros de lo
que intrínsecamente es la fe; comprenden que un frente unido y un
alegre espíritu de certeza son acervos psicológicos cuyo poder es
casi invencible, pero se creen incapaces de despertar el menor
entusiasmo en sí mismos.
Esta actitud negativa y tibia, esta incertidumbre mental y este
fracaso en vincular los mundos espiritual y material en una relación
positiva, es lo que detiene a las Fuerzas de la Luz y a la presencia
real del Espíritu de la Paz e impide la posible intervención divina.
Tal es la prueba del trabajo grupal. La fe de muchos individuos es
real y profunda, pero están solos; el conocimiento que unos pocos
tienen de la naturaleza de las expectantes Fuerzas de intervención
está siendo anulado por la falta de fe de los discípulos y
aspirantes mundiales, abatidos por el karma mundial, su propia
fatiga física y su horror a la situación actual, además de las
dificultades de las circunstancias individuales.
El problema puede ser expuesto muy simplemente. O la Jerarquía
espiritual existe, con todas sus potestades de amor, sabiduría y
habilidad en la acción, o durante edades la humanidad ha sufrido
alucinaciones, o el Cristo y Su grupo de Maestros, iniciados y
discípulos, son realidades en los procesos naturales de la
evolución, históricamente probados y conocidos por Su actividad
espiritual a través de las edades, o los hombres fueron víctimas de
un fraude gigantesco durante esas edades, ¿de qué y de dónde surgió
ese fraude? O la consistencia de la evolucionante presentación del
esfuerzo espiritual de la Jerarquía testimonia una gran realidad, o
el género humano ha desarrollado una mentalidad que es un
instrumento para la elaboración de realidades inexistentes, y esto
en sí es tan paradójico como para dar un mentís a lo insinuado. O
los mundos espirituales y los tres mundos de la actividad humana
pueden ser relacionados, o no son nada las antiguas creencias, la
historia antigua de la divinidad que se manifiesta y la periodicidad
con que constantemente ocurre la intervención divina.
Aquí los enfrento con estas alternativas y quisiera que consideren
su posición en estos asuntos.
-
¿Acaso la historia de la Pascua y del
Cristo viviente no aportan verdad alguna, y no sería posible para
ese Cristo Resucitado expresar Su poder en la Tierra mediante Sus
instrumentos elegidos?
-
¿No existe fundamento alguno para el mito del
retorno anual del Buda, manteniendo abierta la puerta entre
Shamballa y la Jerarquía, de modo que cuando sea necesaria la
intervención pueda efectuarse a través de esa puerta abierta?
-
¿Es
sólo un sueño tonto y una fantasía que en el momento de la Luna
llena de junio (Géminis), el Cristo, en estrecha colaboración con el
Buda, vincula a la Jerarquía con la Humanidad?
-
¿Les parece imposible
que cuando la humanidad despierte a la realidad de esta mediación y
pueda disponer de una línea directa de ascenso y descenso a través
de las puertas abiertas por el Buda y el Cristo, surja, inminente y
súbitamente, alguna maravillosa aparición?
-
¿No seria posible que por
medio de la elevación de la aspiración y el deseo espiritual del
hombre y por el descenso de las Potestades expectantes, tengan lugar
ciertos grandes cambios, para los cuales todo el pasado ha sido sólo
preparatorio y por los que la era acuariana de hermandad y
entendimiento pueda hacerse sentir en virtud de estas grandes
Potestades?
Las dos Lunas llenas de mayo y junio (Tauro y Géminis) ofrecen una
nueva oportunidad a fin de participar en la liberación de la Vida
planetaria esclavizada por las Fuerzas del Materialismo. Si quieren
desempeñar su parte en esta tarea de salvación, serán
imprescindibles ciertas actitudes y actividades de las cuales
quisiera ocuparme brevemente, dejándolos que inicien la acción
correcta y apropiada y sigan, con los demás discípulos y aspirantes,
las etapas indicadas:
1. Estudiar con cuidado y responder sinceramente a entera y propia
satisfacción, las preguntas que ya les formulé. Cuando lo hayan
hecho, sabrán dónde se encuentran personalmente.
2. Durante toda la semana previa a la Luna llena de mayo (Tauro) y
la Luna llena de junio (Géminis), esforzarse para hacer lo
siguiente:
a. Vincularse con los discípulos, aspirantes y hombres y mujeres de
buena voluntad de todo el mundo y de todas las naciones, empleando
la imaginación creadora. b. Eliminar de la conciencia toda negatividad, visualizándose a sí
mismos con toda claridad, alineados con las Fuerzas de la Luz, y no
ser neutrales mentalmente. Procuren, cuando inician la correcta
acción en el conflicto contra las fuerzas del materialismo, mantener
un espíritu de amor para todos los individuos que fueron arrastrados
al vórtice de su poder. c. Cuando mediten e invoquen a las Fuerzas de la Luz, esfuércense
por olvidar totalmente sus propias dificultades, tragedias y
problemas personales. Los discípulos deben aprender a llevar a cabo
su trabajo para la humanidad, no obstante las tensiones, tiranteces
y limitaciones de la personalidad. d. Prepararse para el trabajo de las dos Lunas llenas, manteniendo
su objetivo con claridad en la mente y sometiéndose a una disciplina
temporal y adecuada.
3. Durante los dos días previos a la Luna llena, en el día de la
Luna llena misma y durante los dos días siguientes (cinco días),
esforzarse al amanecer, al mediodía, a las cinco de la tarde y a la
caída del sol, además del momento exacto de la Luna llena en su
propio país, en pronunciar la Gran Invocación con la intención de
invocar, precipitar e introducir a las Potestades expectantes en la
manifestación externa. Háganlo en lo posible en alta voz y en
formación grupal cuando sea factible. El poder enfocado del
pensamiento no emocional, salvará la brecha hoy existente y
vinculará más estrechamente los mundos de la actividad espiritual y
de la demostración humana.
4. Repetir esta actividad durante tres días, cada mes, el día
anterior a la Luna llena, el día de la Luna llena y el día
siguiente. Como ejercicio preliminar para estos tres días, podrían
prepararse tres días antes, acrecentando así la eficacia de su
esfuerzo.
En todo el mundo muchas personas han sido entrenadas durante años,
para que reconozcan dos cosas. Primero: la importancia del Festival
de Wesak en el momento de la Luna llena de mayo (Tauro), porque no
sólo une subjetivamente la religión principal de Oriente con la fe
principal de Occidente, sino porque esotéricamente proporciona la
clave para atravesar la puerta entre Shamballa y la Jerarquía, entre
el propósito de Dios (aún no identificado por el hombre, pues está
más allá de la comprensión humana, debido a su etapa de evolución
relativamente inferior), y el método que emplea Dios, el amor;
proporciona también el vínculo entre el Buda, que personifica
momentáneamente la voluntad-sabiduría, y el Cristo, que personifica
el amor-sabiduría, y además entre la humanidad enfocada en la
conciencia por intermedio del Cristo, y la Jerarquía enfocada en la
conciencia por intermedio del Buda.
Debido a la tensión actual de la
humanidad y a la urgente respuesta que esa angustia evoca en la
Jerarquía, la síntesis de estas dos reacciones a la crisis mundial,
puede ser apropiada para atraer esa ayuda eterna que podría poner
fin al conflicto, de acuerdo a líneas correctas y traer no sólo
alivio, sino también iluminación a la conciencia humana. Pero
repetiré -dirigiéndome al grupo representativo de aspirantes y
discípulos-, que el enfoque y el énfasis no son todavía adecuados
para garantizar esta respuesta extraplanetaria.
No obstante, podría serlo si, en su propia vida de meditación y de
disciplina, al hablar con los demás y en el tono general de
intercambio con su medio ambiente, pueden eliminar las reacciones
negativas y más egoístas y (en aras del bienestar humano) vivir
temporalmente, por lo menos, en su punto más elevado de aspiración.
Segundo: les he inculcado la creencia de que toda información que he
dado sobre la relación Buda y Cristo, Jerarquía, Humanidad y
Shamballa, formará parte de la nueva y futura religión mundial, y
que el tema de los Grandes Acercamientos constituirá el fundamento
básico de la futura enseñanza espiritual. Esto también deben tenerlo
presente, porque el trabajo que se les pide realizar en las dos
Lunas llenas venideras y durante las menos importantes Lunas llenas
del año, está relacionado no sólo con la emergencia actual, sino
también en forma constructiva con la futura creencia de la
humanidad. Tengan también esto presente.
Observarán que lo expuesto concierne a sus actitudes mentales y a
sus reacciones emocionales y hacia los asuntos mundiales actuales.
Además, concierne a la tensión de sus almas, a su disposición de
someterse a la tensión del alma y a su capacidad de permanecer como
parte de la gran cadena de intermediarios que se los exhorta a
servir hoy a la raza en Su hora de urgencia. Tiene que ver con la
organización de ustedes mismos como personalidades integradas, en
relación con sus almas y con la humanidad; involucra el
reconocimiento del trabajo que pueden realizar desde el punto de
integración. Les pediría que mediten cuidadosa mente sobre este
párrafo, estableciendo las posibilidades de su tarea.
Los insto a un período de claro pensar. No trato de moldear su
acercamiento político a la vida, pero sí ayudarlos a que vean a la
humanidad y su bienestar; no sólo en términos de su propia nación o
grupo político, sino en términos del todo, tal como nosotros, los
instructores del aspecto interno estamos obligados a ver. Quisiera
verlos libres de toda influencia, de la propaganda de tipo político,
nacional o religioso, y que decidan por sí mismos a favor de quienes
se alinearán como almas en esta crisis mundial y de qué lado pondrán
el énfasis de la influencia que puedan ejercer; quisiera que
observen a dónde los conducirán sus elevados ideales y si el origen
de sus decisiones y actitudes en la vida son verdaderamente puros e
incontaminados.
Trato de apartarles la atención de las innúmeras cuestiones menores,
las numerosas y clamorosas voces, y de la amplia concentración sobre
el pasado indigno y los aspectos indeseables de todas las naciones
(sin excepción) y ayudarlos a ver con claridad el dualismo principal
subyacente en el actual conflicto mundial l poder contra el derecho,
el materialismo contra los valores superiores, el aprisionamiento
contra la libertad, la crueldad contra el buen trato, el temor y la
agresión contra la libertad y la seguridad. Una vez equilibrados
estos pares de opuestos dentro de su conciencia, decidan en quiénes
depositarán su lealtad, interés y capacidad de servir y sigan
adelante para llevar a cabo los objetivos de uno de los grupos, a
cualquier precio, pero sabiendo dónde se encuentran y por qué están
allí.
Que la voluntad de Shamballa pueda expresarse mediante el amor y la
meditación de la Jerarquía, trabajando por intermedio de todos los
discípulos, aspirantes y personas de buena voluntad, es la ferviente
plegaria de vuestro condiscípulo y colaborador.
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LA ACTUAL CRISIS MUNDIAL
30 de junio de 1940
A medida que la humanidad actúa o se abstiene de hacerlo (esto
último y lo primero puede ser la decisión tanto del bien como del
mal), los acontecimientos y las situaciones cambian con tal rapidez
ahora, que me veo nuevamente en la necesidad de escribir sobre la
crisis mundial como lo hice en otoño, llevando a cabo mi tema. Les
escribo como el que trabaja desde el aspecto interno, sintiendo y
viendo lo que está oculto para muchos de ustedes. La historia de los
sucesos externos –exotéricos- es conocida por todos y no es
necesario considerar los detalles. La acción emprendida por las
naciones combatientes, o retenida por las naciones neutrales,
también es registrada en su conciencia. Las implicaciones de tal
actividad pueden ser verdaderamente conocidas y apreciadas sólo por
esas personas que hoy en día piensan en términos de toda la
humanidad y no de una nación particular, como el bien de Alemania o
el destino de América.
Pocos discípulos actualmente pueden pensar en
forma sintética o ver la visión en su totalidad, como la
precipitación que condicionará oportunamente a toda la familia
humana. Muchos están despertando a la necesidad de actuar de este
modo, y descubren en el proceso de reajuste muchos problemas
desconcertantes. Escribo para esas personas sinceras pero
desconcertadas. Poco puedo decir a los de mente provinciana o a
quienes poseen un punto de vista estrechamente parroquial. Las
limitaciones de su visión residen en sí mismos y sólo los eventos
desagradables y apremiantes les permitirán finalmente trascender los
mezquinos argumentos y la calidad de su mente inferior; con su
tendencia concreta a apoyarse en el pasado y su temor a aventurarse
con fe en el futuro.
Me ha interesado la respuesta a mi artículo de abril de 1940. La
mayoría de aquellos a quienes traté de llegar y con quienes me he
comunicado durante muchos años, aceptaron mis premisas sin mayor
discusión, pero evitaron la acción positiva o el empleo de cualquier
influencia. A unos pocos no les agradó la implicación de que existan
divisiones entre las Fuerzas de la Luz (enfocadas por intermedio de
las naciones aliadas) y las Fuerzas de la Agresión (enfocadas por
intermedio de Alemania).
Esto personifica una verdadera idea de la
unidad humana, aunque interpretada erróneamente. No llegan a
comprender que -a medida que va entrando la nueva era- debe llegar
inevitablemente el día del juicio (hablando simbólicamente) y el
surgimiento de una clara línea de demarcación entre lo nuevo y lo
que pertenece a la antigua era; debe aparecer la diferencia entre
acontecimientos exotéricos y actitudes esotéricas, y entre quienes
ven un nuevo orden mundial, desarrollado y llevado a la actividad funcionante por las Fuerzas de la Luz, mediante la colaboración, la
coordinación y la comprensión, y un orden mundial impuesto por el
terror mediante gobiernos dictatoriales, la supresión de la libertad
de conciencia y la entronización de una raza cuyos valores son en
este momento antiespirituales y antisociales.
Este día del juicio
está ya sobre la humanidad y llegará la decisión final por medio de
aquellos cuyas inclinaciones normales y tendencias naturales, están
de parte de la ley y del orden, y cuya voluntad al bien está
dirigida hacia las rectas relaciones y al verdadero bienestar
humanos. Estas personas iluminadas respaldarán su juicio con
voluntad enfocada a fin de introducir la era en que estos valores
prevalecerán, dispuestas a tomar las medidas necesarias para hacer
posibles dichos valores.
Quisiera considerar abierta y francamente los problemas que
enfrentan cuando encaran al mundo tal como es hoy y cómo podrá ser
mañana -un mundo cuyo destino no está aún decidido. Quisiera
presentar las posibilidades que pueden aplicarse definidamente a las
reacciones de imperios tales como Gran Bretaña, Francia y Holanda, y
hacer algunas indicaciones sobre la forma en que los Estados Unidos
de América deberá responder. Escribo como representante de la
Jerarquía, como miembro de cierta posición en Sus filas y, también,
como quien trabaja día y noche por el triunfo de esas naciones de la
familia humana que, con la espalda contra la pared de la
incomprensión, el vilipendio y la antipatía, se oponen a Alemania y
a su satélite, Italia. Me refiero a ese grupo de Aliados cuyo
propósito está enfocado en Gran Bretaña, impelidos a ello por la
tendencia de los acontecimientos. Lo hago con la fundamental
esperanza de que su triunfo dependa del establecimiento de rectas
relaciones humanas, de paz verdadera y duradera, de libertad de
conciencia y de hogares libres y felices; en este momento,
constituyen el punto del ataque positivo de las Fuerzas del Mal. No
podemos aún llegar al alma del pueblo alemán, dentro de ese
desdichado país, pues actúa bajo un total espejismo. Vendrá el día
en que se podrá llegar al pueblo, y esta responsabilidad descansa
sobre los alemanes que están libres del espejismo en otros países;
vendrá cuando hayan sido desalojadas las fuerzas que actúan por
medio de la mala propaganda, la información falsa, las imputaciones
e interpretaciones distorsionadas que, aun en los países neutrales,
sofocaron al pueblo.
¿Querrían que, en este momento de crisis planetaria, me abstuviera
de hablar directamente y no expresar la verdad a quienes leen mis
palabras -la verdad evidente para los que reflexionan sobre los
signos de los tiempos con mente sin prejuicios, con pensamiento
imparcial y con verdadero amor por la humanidad? Esta última
cualidad, verdadero amor por la humanidad, constituye una prueba
básica de la acción errónea o correcta. Es fantásticamente
esclarecedora si se aplica en estos momentos a los combatientes.
-
¿Quisieran que vaticinara cosas agradables acerca de un mundo futuro
y feliz, cuando quizá tal posibilidad de un mundo así se está
pesando en la balanza?
-
¿Quisieran que presentara la actitud de la
Jerarquía como un grupo de observadores que espera plácidamente
ayudar al mundo cuando termine el conflicto, pero que por el momento
se aísla de toda acción, esperando simplemente hasta que se despeje
el polvo y el fragor de la batalla, para estimular en las mentes de
los hombres la visión de un nuevo orden mundial donde todos
gozaremos, donde no habrá desocupación ni tendrá cabida el temor y
el terror y donde todos serán felices, bien alimentados y
razonablemente inteligentes?
-
¿Quisieran que les describiera al gran
grupo de discípulos, iniciados y aspirantes como un grupo de
pacifistas que estima el aspecto forma de la vida, teme a la muerte
y permanece pasivo ante la lucha mortal por la libertad, la vida, la
conciencia y la mente humanas?
No puedo hacer esto. La Jerarquía es muy distinta de la imagen
forjada. El pacifismo, tal como ustedes lo interpretan, no tiene
cabida en sus filas. La destrucción de la forma, en la batalla (que
tanto teme la mayoría) es de poca importancia para quienes saben que
la reencarnación es una ley básica de la naturaleza y que no existe
la muerte. Las fuerzas de la muerte prevalecen hoy en el mundo, pero
es la muerte de la libertad, la muerte de la libertad de palabra, la
muerte de la libertad en la acción humana, la muerte de la verdad y
de los valores espirituales superiores. Éstos son los factores
vitales en la vida de la humanidad; la muerte de la forma física es
un factor insignificante en relación con esto y puede fácilmente ser
corregido por los procesos del renacimiento y de la nueva
oportunidad.
Les diría a los que predican la adoptación de una actitud pasiva
frente al mal y al sufrimiento humanos y que apoyan un pacifismo que
no involucra riesgos:
-
¿con qué se proponen luchar contra las fuerzas
de la agresión, de la traición, del mal y de la destrucción, que
acechan hoy a nuestro planeta?
-
¿Qué armas aportan a esta lucha?
-
¿Cómo comenzarán a detener la arremetida y contener el torbellino?
-
¿Elevarán plegarias por la paz y luego esperarán pacientemente que
las fuerzas del bien libren la batalla y que Dios haga el trabajo?
Les diré que sus plegarias y deseos son fútiles cuando están
divorciados de la acción correcta y poderosa. Sus plegarias y
peticiones pueden llegar al trono de Dios, hablando simbólicamente,
pero luego viene la respuesta: las Fuerzas de la Luz fortalecerán
sus brazos y desviarán la marea a favor de ustedes si se mantienen
firmes y luchan por lo que desean. ¿Quién detendrá el progreso del
egoísmo agresivo si los hombres y mujeres de buena voluntad se
apoyan en su idealismo y nada práctico hacen para justificar su
esperanza ni para ayudar a que se materialice el ideal deseado?
Existen en el mundo aquellos que (a pesar del antiguo egoísmo y
error nacionales) están librando la batalla de la humanidad sin
temor y con verdadera percepción interna, estando de su parte la
Jerarquía, como ha estado siempre de parte de la libertad, el
correcto entendimiento y las correctas actitudes en los asuntos
humanos. A quienes claman "Paz, paz", cuando no hay paz, les
preguntaría:
-
¿no se beneficiarían acaso con su muerte y sacrificio,
cuando finalmente triunfaran las Fuerzas de la Luz?
-
¿Suponen que
podrán vivir en un mundo seguro porque otros dieron sus vidas para
que ustedes puedan hacerlo?
-
¿Abandonarían la seguridad de su
coartada pacifista y reconocerían agradecidos lo que hicieron y
reclamarían su parte de los beneficios que obtuvieron a tan elevado
precio?
Les advierto que no se dejen engañar por el falso concepto
de que deben sostener convicciones firmemente concebidas, aunque
cueste la vida a otras personas y la caída de naciones, olvidando
que el temor y el falso orgullo hará que este argumento tenga mucha
importancia para ustedes. ¿Las personas de mente pacifista del mundo
cosecharán los beneficios de la paz, que nada les ha costado? Las
personas que valoran la paz sobre todas las cosas, son las que hoy
tratan por todos los medios posibles de detener a Alemania.
Les diré algo sobre esa paz por la cual trabaja la Jerarquía y que
las personas de mente espiritual del mundo visualizan aun cuando
están luchando, y por la cual están dispuestas a pagar el máximo
precio. Cuando llegue la paz, será el resultado de correctas
condiciones mundiales y de rectas relaciones humanas. Es un efecto y
no una causa; es el efecto de ciertas actitudes subjetivas que aún
no existen en el mundo en escala suficientemente amplia. Contra
estas condiciones emergentes, Alemania ha alineado su poderosa
maquinaria bélica, después de años de preparación científica y
planificada. Los Aliados esperan hoy la oportunidad para la lucha
final contra esa poderosa nación, preparados para instituir después
esas condiciones que garantizarán la paz.
Actualmente no hay paz en
parte alguna del planeta. No hay paz en los corazones que dudan de
quienes no comparten activamente en la lucha contra el mal. No hay
paz en ningún campo del esfuerzo humano, tampoco en el campo
económico despedazado como está por el conflicto entre el capital y
el trabajo, y entre las grandes escuelas de pensamiento económico;
no la hay en el campo religioso, donde la lucha tiene lugar entre la
autoridad (contaminada por el antiguo clericalismo mundial) y la
religión experimental; no se encuentra en el orden social, donde una
clase está alineada contra la otra, el pobre contra el rico y el
hombre contra su hermano; ciertamente no existe en el campo
político, donde la lucha partidista controla y ciega a los grupos
militantes, ocultando la más amplía visión de los asuntos mundiales
y las necesidades de toda la humanidad. Tampoco hay paz y no vendrá
la paz por medio de un pacifismo fanático aplicado, o hablando de
viva voz, ni por el ansioso pensamiento de quienes odian la guerra y
al mismo tiempo aumentan la oleada de conquistas y demoran la
victoria verdadera por sus opuestos puntos de vista violentamente
antagónicos.
Diré que todas las naciones odian y se oponen a la guerra; hasta
Alemania, detrás del terror impuesto, tiembla de horror por lo que
está sucediendo. El mismo amor a la paz que inspira al pacifista
común, inspira a quienes luchan hoy para que la paz pueda ser el
resultado de su sacrificio y el efecto del establecimiento de esas
rectas condiciones que Alemania está dispuesta a impedir. Sin
embargo, muchas personas pacifistas y de mente neutral, no están
dispuestas a pagar precio alguno por lo que ellas tanto aprecian.
Una rotunda negación a luchar en favor de los Aliados y de quienes
ven con claridad lo que está en juego, abriría la puerta a la
dominación del mundo por las Fuerzas del Materialismo y la agresión.
Estas fuerzas del mal cuentan con eso cuando enfrentan a la nación
neutral mayor de todas, los Estados Unidos de América, y para lo
cual se prepara difundiendo su falsa propaganda e infiltra sus
agentes en cada país y estado, preparándose para conquistar
pacíficamente a un pueblo que se niega rotundamente a valorar los
asuntos espirituales en juego y no emprende una acción positiva.
Nosotros, los instructores del aspecto interno, que por eones hemos
ayudado en la preparación de la humanidad para la era venidera de la
colaboración y hermandad pacíficas, vemos peligrar toda esta
esperanza futura. La agresión y la violación de naciones pacíficas
siguen adelante con firmeza, una nación tras otra se derrumba bajo
la bota de hierro de Alemania, aplastando a los pueblos del mundo y
arrastrándolos a la esclavitud en un nivel de servidumbre y crueldad
como jamás ha visto el mundo. Cuando los que traten de detener el
progreso de Alemania vayan sucumbiendo a la traición y al dolor y
abandonen a sus compañeros, la máquina del mal seguirá su marcha;
naciones neutrales, respaldándose en su pretendida civilización e
intención pacífica, serán absorbidas por las fuerzas que impone la
exigencia alemana por espacio vital, siendo despojadas de la
libertad, del territorio y de todos los recursos económicos. Al
mismo tiempo, la nación neutral más grande y poderosa del mundo se
arma para defender sus derechos territoriales, pero se niega a
armarse para la defensa de la libertad humana.
¿Son mis palabras demasiado fuertes para quienes no participan de
esta guerra planetaria? Hablo con claridad, porque quiero que vean,
mientras hay tiempo, lo que en realidad está en juego. Trato de
hacerles desechar la idea de que el hemisferio occidental es la sede
de toda civilización, el custodio de lo mejor que hay en la
humanidad y que el futuro espiritual de la humanidad reside en el
querido país de la libertad. La libertad es algo del alma humana y
reside en toda la raza humana. La civilización es un derecho humano
universal y no la prerrogativa de una nación. Les digo que la
humanidad posee mente espiritual y que la nueva raza, la futura
civilización y la cultura de la nueva era, existirán en todo el
mundo -herencia universal de la raza humana.
Pero también en todas
partes la humanidad es víctima de la propaganda -propaganda que se
ve en su verdadera luz cuando los hombres piensan en términos de
libertad humana; cuando juntos dan los pasos necesarios para
asegurar la felicidad humana y al hacerlo aprenden a enfrentar las
condiciones mundiales tal como son, sin ocultar su cabeza en el
mundo de ensueño de su propia creación. El mundo del futuro, con el
cual suenan los hombres de todos los países, es más que una
posibilidad si los hombres asumen sus justas responsabilidades y
unidos hacen de ello una realidad en la experiencia humana. Pero un
mundo así no será posible durante muchos y largos años, si Europa
cae en el fragor de la batalla y en el impacto de la máquina bélica
alemana. Dicho mundo se realizará cuando un número suficiente de
personas piensen con claridad, vean realmente la visión, actúen
inteligentemente y respondan a la fuerza con la fuerza, el único
método que entienden las fuerzas agresoras.
Hoy las fuerzas del mal han arrastrado a Francia, Bélgica, Holanda,
Noruega, Polonia, Finlandia y Rumania. Nada detuvo su progreso -ni
la verdad, ni el poder armado, ni el sacrificio. Actualmente, Gran
Bretaña con un puñado de aliados, mantiene en alto la bandera de la
libertad humana. Con ella están Francia (pues aquí siguen existiendo
millares de sus ciudadanos leales a la verdad y a la libertad),
Polonia, Holanda, Noruega y Bélgica -todas representadas en esa
pequeña fortaleza de las Fuerzas de la Luz que son las Islas
Británicas. Detrás de ellas están sus grandes imperios con sus
recursos aún intactos y también las personas de mente espiritual de
todas las naciones, hallándose detrás de todas ellas, la Jerarquía
de la Luz. En este intervalo previo a la lucha final, escribo a
quienes observan con simpatía, pero sin sacrificio, y les pregunto:
¿De parte de quién están?
Les presento algunos de los contrastes de esta guerra, con toda
sencillez, en un esfuerzo para que puedan elegir la acción correcta.
El primer gran contraste podría llamarse "el camino del
apaciguamiento y el de la agresión". El método de la discusión
pacífica fue probado por las personas amantes de la paz, de Francia
y Gran Bretaña, y el método de la agresión, desarrollado durante
muchos años, es el de Alemania, de Rusia y, en menor grado, el de
Italia. Recordaré para eterno crédito de los Aliados (aunque carente
del mundano sentido común), que sus preparaciones para la guerra
resultaron inadecuadas frente a la preparación de Alemania. Su
esfuerzo bélico no fue centralizado, porque los valores superiores
de la civilización mundial absorbieron tanto a ellos como a las
actividades de sus imperios, que viven pacíficamente dentro de sí
mismos. Cometieron muchos y graves errores en el pasado (como todos
los pueblos), pero suyo es el camino de la expiación y del
sacrificio, voluntariamente aceptado, y su recompensa es la libertad
de la humanidad.
Expondré otro contraste que surge del anterior. Es el énfasis puesto
sobre un nuevo orden mundial en un mundo que cambia rápidamente. Los
Aliados sostienen un punto de vista; los alemanes, otro. Es para
este mundo nuevo y mejor y el establecimiento de condiciones donde
sea posible la paz y se desarrolle el nuevo orden mundial, por el
que luchan y mueren hoy los hombres de visión. El contraste es el
orden mundial obligatorio que impone la así llamada "super raza
alemana", que centralizará al mundo alrededor de Alemania, para su
engrandecimiento, la expansión del espacio vital alemán y la
provisión de la necesidad económica de Alemania -un orden impuesto
por el terror, la crueldad y la muerte, que ignora las necesidades
de toda la humanidad y los derechos de las demás naciones, y
sacrifica a todo el mundo, si fuera necesario, para su propia
gloria.
Les pediría comparen esta regla y orden impuestos por
Alemania, su avidez de expansión territorial y su despiadada
adquisición de los bienes y la posesión de otras naciones, con la
meta expresada por los Aliados, reiterada y vuelta a reiterar en los
discursos de los estadistas de Francia y Gran Bretaña y resumidos en
las palabras de un gran inglés, un funcionario gubernamental y
aspirante a la justicia y a la verdad:
"Cuando llegue el momento, emplearemos toda nuestra influencia en la
construcción de un nuevo mundo, donde las naciones no permitirán que
la insana rivalidad armada les niegue sus esperanzas de una vida más
plena y una futura confianza, ni estará eternamente abrumado por los
nefastos presagios del desastre. El nuevo mundo que queremos
instaurar pedirá la colaboración de todos los pueblos sobre una base
de igualdad humana, respeto propio y tolerancia mutua. Debemos
resolver muchas cosas que se hallan en la ruta de los contactos
internacionales -sociales, políticos y económicos-, y descubrir la
manera de reconciliar la necesidad de un cambio en un mundo que
cambia constantemente, proporcionando una protección contra la
perturbación de la paz general mediante la violencia. Todas las
naciones deben contribuir a este orden que estableceremos, y sobre
nuestro pueblo descansará una gran responsabilidad, tanto en el
pensamiento como en la acción. Nosotros, que no somos menos que los
demás, tenemos lecciones que aprender de los fracasos y desengaños
pasados."
Quisiera que observen que este vocero de los Aliados reconoce la
necesidad del cambio, la comprensión del futuro nuevo orden mundial
y la humilde afirmación respecto a los errores pasados.
Llamaré también brevemente la atención sobre el contraste en los
métodos empleados: crueldad contra bondad, bombardeo y
ametrallamiento despiadados por un lado y por el otro el de los
Aliados, absteniéndose constantemente de atacar al enemigo por temor
de matar a los indefensos; también llamaría la atención sobre las
transmisiones de radio desde Gran Bretaña, advirtiendo a los
alemanes protegerse cuando vuelan sobre su país los aviones
británicos, además sobre la parca y verídica propaganda que no
acentúa lo que pudiera incitar al odio, y la información falsa desde
Berlín y ciudades conquistadas. Sólo me propongo indicar estos
contrastes que surgen de una actitud subjetiva, muy divergente,
hacia la humanidad. Sin embargo, es útil que lo enfrentemos durante
el esclarecimiento de las cuestiones.
El contraste básico entre la
libertad de palabra, pensamiento y acción, que caracteriza a las
democracias, y la supresión cruel de toda libertad de pensamiento y
de actividad personal que hoy controla a las masas en Alemania, es
demasiado conocido para que insista sobre ello. Pero les llamo la
atención sobre estos contrastes, pidiéndoles que reconozcan su
responsabilidad y permanezcan detrás de quienes luchan por la
libertad, para poner fin a la actividad de los enemigos de toda
libertad humana.
Les pediré que ejerciten su imaginación en un esfuerzo por
visualizar un mundo en el que se haya producido la total derrota de
los Aliados, expresando como lo hacen, los ideales que representaron
a las Fuerzas de la Luz. Les recordaré dos cosas: Primero, que estas
Fuerzas fueron derrotadas en la fase preliminar del conflicto hace
miles de años y, segundo, -si Ellas vuelven a ser derrotadas- ello
se deberá ampliamente a la falta de preparación y a la actitud
pacífica de los pueblos neutrales del mundo. Si los Aliados hubieran
estado preparados (y eso en sí habrá indicado actitudes similares a
las adoptadas ahora por Alemania) y si los neutrales hubieran
permanecido unidos desde la iniciación de las hostilidades,
proclamando como una sola voz: "esto no debe ser", Alemania hubiera
sido detenida en su triunfante progreso.
Sin embargo, los Aliados no estaban aún preparados para la
arremetida de las fuerzas del mal; su posición, en el plano físico,
no era inexpugnable. Al mismo tiempo, los neutrales eligieron y
siguen eligiendo el camino negativo y débil; por el temor, el
idealismo mal ubicado, un espíritu separatista, además de la
incapacidad de captar la agudeza de la crisis mundial y sus
implicaciones significativas, colocaron a la humanidad en una
posición de desastre inminente, aunque no inevitable: Estos puntos
requieren una cuidadosa consideración y el consiguiente reajuste de
la actitud de aquellos que nada hacen para acrecentar los esfuerzos
de las Fuerzas de Luz y de los hombres de buena voluntad de todo el
mundo.
¿Qué debe hacerse para detener el progreso de la agresión, del
nacionalismo egoísta y del ataque cruel sobre los débiles e
indefensos? Esto abunda en Alemania. Existe en menor medida en
muchas otras naciones, y en todas hay en cierta medida un
nacionalismo egoísta, aunque no vaya acompañado de la militancia ni
se desarrolle paralelo a un verdadero idealismo. Debido al propio
interés, la visión miope y el prejuicio que rigen básicamente a la
neutralidad y hacen neutrales a las naciones, incluso América, que
se arma para la defensa, pero se niegan a luchar por el bienestar
humano. ¿Cómo despertaremos el mundo a la realidad de la situación
para enfocar y dirigir un gran esfuerzo mundial, y sacudir el yugo
de los dictadores cuando tratan de dominar a otros países? ¿Cómo
liberaremos a la humanidad para que dé el próximo paso adelante, sin
temor ni terror, condicionada únicamente por un mundo que está
tratando en forma unida de hacer lo que es mejor para el todo, y no
simplemente lo que es materialmente mejor para la parte?
Estos son
los interrogantes que hoy enfrentamos. Desesperados y atemorizados,
los hombres buscan una solución y van de un lado a otro, buscando
ayuda y consuelo. La demanda tan prevaleciente en este momento, por
intervención divina, ¿se elevará con tanta fuerza hasta el cielo que
forzosamente evocará respuesta y, al mismo tiempo, privará al género
humano del derecho de arreglar sus propios asuntos, resolver sus
propios problemas y progresar por el método de la prueba y el error,
por el éxito de su clara visión y firme determinación, para
encontrar la correcta manera de salir de la situación? Dicha
intervención es posible, pero no deseable para las Fuerzas del
conocimiento espiritual. Por lo tanto, no intervienen, pues creen
que esta vez la humanidad debe ser alentada para luchar hasta el
fin, en bien de su esperanza y visión. Los hombres ruegan por la
paz, pero no quieren pagar el precio que esta supone.
Orando
tranquilamente y dejando que el trabajo lo hagan otros hombres,
otras fuerzas, o Dios, es el camino fácil que satisface a la
naturaleza emocional, pero no implica pensar con claridad. La
humanidad ha alcanzado su mayoría de edad; la etapa infantil quedó
atrás y para felicidad o desgracia, para bien o para mal, los
hombres deben decidir por sí mismos el camino que el mundo, sus
gobiernos y su orden social, deben seguir.
Un nuevo orden mundial es posible y hay ciertos pasos que es
necesario dar si queremos que la visión de este nuevo mundo penetre
en el reino de una realidad lograda. Puedo -con la mayor brevedad-
señalarles ciertos ángulos de la visión; indicarles los jalones en
el camino hacia el futuro orden mundial. Al mismo tiempo estaré en
posición de asegurarles que cada paso del camino entrañará una
lucha, el desbaratamiento de lo antiguo y amado y la destrucción de
lo inhumano, egoísta y cruel; tendré que insistir sobre la
apremiante e inicial necesidad de derrocar las fuerzas atrincheradas
de la agresión, tal como actúan hoy por intermedio de las potencias
totalitarias.
Primero les pediré que mediten sobre la visión de este nuevo orden
mundial, manteniendo la mente abierta y comprendiendo que este nuevo
modo de vivir se cierne sobre la humanidad y se materializará cuando
sea correctamente derrotado el egoísmo y se visualicen las rectas
relaciones humanas, y el ideal de este nuevo orden mundial se aparte
de todo concepto y aspiración nacionalistas. Éste no será un mundo
americano, francés, británico o totalitario, sino el resultado de la
saliente civilización y de la cultura que es la flor de esa
civilización, pero, al mismo tiempo, tampoco será una de ellas. Será
un mundo humano, basado en la correcta comprensión de las rectas
relaciones humanas, en el reconocimiento de iguales oportunidades
educativas para todos los hombres, las razas y las naciones, y sobre
la comprensión fundamental de que "Dios ha creado a todos los
pueblos con una sola sangre".
Será un mundo en el que las
diferencias raciales y las unidades nacionales se conocerán como
enriqueciendo la totalidad y contribuyendo a la significación de la
humanidad. Esas diferencias y nacionalidades serán mantenidas y
cultivadas, no en un aislamiento separatista, sino en la comprensión
de que muchos aspectos del desenvolvimiento y de la diferenciación
humana producen un todo noble y que todas las partes de ese todo son
interdependientes. Todos comprenderán su relación mutua en un
esfuerzo progresivo, sintético, humano, y la empresa de la vida en
conjunto producirá un trabajo interno que florecerá en belleza y
riqueza, que caracterizarán a toda la humanidad. En esto todos
participarán con sabiduría y eficiencia planeada, ofreciendo a la
vida planetaria y mutuamente lo que tienen para contribuir. Será
posible porque todo el género humano será reconocido como la unidad
esencial y de mayor importancia espiritual que la parte.
Esto no es un sueño vano y visionario. Ya está sucediendo.
Movimientos embrionarios hacia esta síntesis mundial ya se están
realizando. Se sueña con una federación, con una interdependencia
económica y unidad religiosa, además de una interrelación social y
nacional que está tomando forma rápidamente, primero en las mentes
de los hombres y luego en los experimentos. Hay un vinculo de unido
propósito, presentido por muchos en los campos político y económico,
que no es el cumplimiento de deseo o una fantasía, sino el indicio
de una realidad emergente. Los pensadores en todas partes lo sienten
y reconocen, y se ha desarrollado en el sector del gobierno por
intermedio de la federación de los Dominios Británicos y su relación
con Gran Bretaña, y en la federación de los Estados Unidos de
América. Fue distorsionado y parodiado por el concepto de
superestado, con el cual los dictadores del mundo producen el
espejismo en sus pueblos. Pero se están forjando los eslabones que
harán descender la visión y precipitarán en la tierra el canon de
las cosas, tal como deben ser en el próximo ciclo mundial.
Cuando esta visión del nuevo orden mundial haya sido captada por los
hombres y mujeres de buena voluntad de todas las naciones y cuando
se haya convertido en parte de la vida y de la mente de todo
discípulo y aspirante, entonces el paso siguiente será estudiar los
factores que obstaculizan su materialización. Para esto es esencial
una amplia tolerancia y una mente sin prejuicios, y estas cualidades
son raras en el estudiante común y en el hombre de la pequeña
ciudad. Se debe hacer frente a los errores pasados; reconocer el
egoísmo en las esferas del capital tanto como en las del trabajo; la
ceguera, las ambiciones nacionalistas, la adhesión a antiguas
demandas territoriales y derechos asumidos, las posesiones
heredadas, la negativa a abandonar ganancias pasadas, los disturbios
en las zonas de conciencia religiosa y social, la incertidumbre
sobre las realidades de la vida subjetiva y espiritual y la falta de
sinceridad, basadas en el espejismo y el temor -todos estos factores
están entretejidos en el canon de vida de cada nación, sin
excepción, siendo explotados por las fuerzas del mal y eludidos por
las personas débiles, pero bien intencionadas del mundo.
Estos
factores deben ser vistos en su verdadera perspectiva. Las personas
que tratan de trabajar regidas por las Fuerzas de la Luz deben
apartar su mirada del mundo de los efectos y dirigirla al reino de
las causas; deben reconocerse los factores que crearon y
condicionaron el mundo moderno y conocerse dichos factores predisponentes por lo que son. Esta evaluación de la situación y la
aceptación de la culpa y la responsabilidad, deben preceder a todo
intento de traer a la existencia activa el nuevo orden mundial.
Este nuevo mundo no vendrá como respuesta a la plegaria o por el
ansioso y pasivo pensamiento y la expectativa del idealista amante
de la paz y del visionario místico, los cuales señalan el camino e
indican el objetivo necesario. Vendrá cuando el místico y el hombre
de visión despierten a la necesidad del momento y desciendan del
mundo de los sueños, de las teorías y de las palabras, en la dura
palestra de la vida cotidiana y pública. Ese nuevo mundo debe estar
dispuesto a luchar por lo que desea y sabe que es bueno, verdadero y
correcto; debe mantenerse firme contra los que tratan de
distorsionar la visión y evitar su aparición, armándose para la
lucha a fin de posibilitar el desarme final.
Una clara visión del futuro orden mundial (en un delineamiento
amplio y general, pero no detallado), un reconocimiento inteligente
de los obstáculos e impedimentos que bloquean su aparición y una
disposición para dar los pasos necesarios en el plano físico, pagar
el precio requerido y ofrecer los sacrificios exigidos, son
actitudes esenciales, previas a la eliminación de los obstáculos que
entorpecen el camino del nuevo mundo venidero. Es una visión
práctica -largamente deseada, muy discutida y claramente delineada.
Los obstáculos parecen ser muchos, pero pueden ser resumidos en una
sola palabra: egoísmo nacional, racial, político, religioso e
individual.
El aspecto práctico del modo de eliminar los obstáculos puede
describirse en forma también sencilla. La visión aparecerá como una
realidad en la Tierra cuando los individuos sumerjan voluntariamente
sus intereses personales en el bien del grupo; cuando el grupo o los
grupos, fusionen sus intereses en el bien nacional; cuando las
naciones abandonen sus propósitos y metas egoístas por el bien
internacional, y cuando esta recta relación internacional se base en
el bien total de la humanidad misma. De esta manera el individuo
puede desempeñar su parte en el todo mayor, siendo su ayuda
necesaria, y de este modo se anulará el sentido de futilidad
individual. Al hombre más insignificante, de ínfima importancia en
la unidad nacional, le llega el llamado a sacrificarse y servir al
grupo del cual forma parte. Eventualmente, la humanidad es impulsada
también como unidad integrante a servir a la Vida planetaria.
Lo que antecede intenta describir una visión más amplia con su
exigido y práctico esfuerzo, y además indica la gran posibilidad que
enfrenta a la humanidad. Los Aliados, en verdad, luchan por esto,
contra lo cual Alemania alinea hoy su maquinaria bélica.
¿Qué puede decirse ahora del presente inmediato y qué puede hacer el
individuo para ayudar a la causa de la humanidad y detener la marea
del mal? Si el individuo lucha del lado de las Fuerzas de la Luz y
de los Aliados, ya sabe cuál es su destino y el servicio que debe
prestar. Pero ¿qué puede decirse de quienes dudan de lo que pueden
hacer y, no obstante, poseen clara visión, ansían ver con claridad y
desempeñar su parte? A ellos les respondería:
1.Eliminen de su conciencia el prejuicio, el orgullo nacional y las
antipatías religiosas. Los antiguos errores de los Aliados, tal como
lo registra la historia, son hechos que ellos no niegan. No son los
únicos egoístas, porque los mismos defectos contaminan todo registro
nacional. Pero hoy representan un orden nuevo y espiritual basado en
un deseo de síntesis, correctos métodos de gobierno y el bien del
pueblo. El nefasto pasado de todas las naciones lo utilizan ahora
como justificativo quienes no desean hacerse cargo de la
responsabilidad ni sacrificar nada por la causa de la humanidad. Es
necesario que todos reconozcamos nuestras propias deficiencias,
poseamos un espíritu de tolerancia y olvidemos los agravios.
2.No teman los resultados de la acción correcta y positiva. Detrás
de las actitudes de desacuerdo subyace el temor, y éste mata la
verdad, oculta la visión y detiene la correcta acción. El gran Guía
de la era cristiana ha advertido que no debe temerse a quienes matan
el cuerpo, sino sólo a los que tratan de matar el alma. Las fuerzas
agresoras están matando lenta y despiadadamente el amor y la
esperanza (cualidades del alma) en los países conquistados y en
Alemania. Esto, conjuntamente con la gran exhortación humanitaria,
es razón suficiente para impulsar a los hombres de buena voluntad a
empuñar las armas a favor de las Fuerzas de la Luz. Les recomendaría
que utilicen la imaginación. Exponiendo esto en forma más práctica,
preguntaría: ¿Les gustaría que sus hijos fueran sometidos a los
procesos educativos del régimen nazi que quiere subyugar a toda la
humanidad, acentúa el orgullo de raza y el culto a la crueldad?
Después de eso, ¿pueden permanecer impasibles o simplemente recurrir
a la plegaria y hablar sobre la belleza de la paz, cuando los niños
de los países ocupados estén bajo el sistema que emplea Alemania de
matar al alma? Si es así, entonces para bien de ellos no teman.
3.Habiendo presentido la visión, reconocido los obstáculos y
encarado el prejuicio y el temor innato, se evidenciará lo que
(frente a esta peligrosa crisis) deben hacer. No me corresponde
decírselo. Deben elaborar los detalles; se les aclararán los métodos
que deben emplear; los problemas humanitarios se irán dilucidando;
entonces se alinearán de parte de las Fuerzas de la Luz y apoyarán
las manos de quienes están luchando por la paz y la seguridad
mundiales, preliminares para la inauguración del nuevo orden
mundial. Esto lo harán sin pensar en el no-yo. Enfrentarán la vida
real y sinceramente, dedicando sacrificio y plenitud, tiempo,
personalidad, dinero y, si es necesario, la vida. Comprenderán
dinámicamente que la actitud del Agente de las Fuerzas de la Luz o
de quien ama a la humanidad no es la del observador pasivo.
4.Aprenderán a no albergar pensamientos de odio; no odiarán al
pecador engañado, aún cuando se le imponga el castigo por su pecado.
El odio y la separación deben cesar y cesarán cuando el aspirante
individual los desarraigue de su propia vida. El gran error de los
hombres de mente neutral y del pacifista, es su negación a
identificarse constructivamente con el dolor humano. Aunque
reaccionen con violenta emoción sobre el sufrimiento, por ejemplo,
de los pequeños niños en esta gran guerra y de los refugiados
indefensos, no se preocupan realmente en hacer algo para mejorar la
situación, porque implica sacrificio. Esto parece duro, pero es la
necesaria afirmación de una realidad. La simpatía que no produce
acción positiva de cualquier especie, se convierte en llaga
virulenta.
Mediante el pensamiento, la palabra y la acción, quien ama a la
humanidad entrará en la batalla contra el mal; con total auto-olvido
abrazará la causa de la humanidad, no se ocultará detrás del
sentimiento de inutilidad, ni buscará excusa alguna en un idealismo
mal interpretado. Afrontará los hechos de la actual situación a la
luz que afluye de la visión misma. Entonces, seguirá adelante hacia
la era de rectas relaciones humanas, de unidad espiritual y de
recursos compartidos con completa confianza, porque su sentido de
los valores ha sido reajustado. Sabe que la humanidad tiene una
misión divina que debe ser llevada a cabo en aras del amor, por
medio de la acción comprensiva, el servicio altruista y la
disposición a morir en la batalla, si ése es el único modo en que
puede servir y liberar a su hermano.
Habiendo presentado aquí la actitud hacia la presente crisis mundial
que parece estar de acuerdo con todo lo enseñado en el pasado y en
línea con la enseñanza de la Jerarquía, y habiendo aclarado el
dualismo básico que subyace en este conflicto y señalado las líneas
de demarcación que emergen con claridad, exhorto a todos a estar de
parte de las Fuerzas de la Luz.
Son días difíciles y terribles. Se necesitan hombres y mujeres que
tengan el valor y la visión interna de permanecer firmes y dar los
pasos necesarios -cualesquiera que sean- para poner fin a la guerra.
Vastos sectores de la humanidad sólo pueden aceptar el lamentable
destino que los ha alcanzado. Son incapaces de pensar, orar o
recurrir a la fe para que les sirva de ayuda. Perdieron la
esperanza. Ustedes deben pensar en ellos; orar para ellos, y tener
fe por ellos y, sobre todo, actuar hoy por ellos. El trabajo de
reconstrucción reside en el futuro. Lo que hoy se exige es la
construcción de un baluarte defensivo alrededor de la humanidad;
luego -habiendo cumplido con todas las exigencias del plano físico-
permanecer inconmovibles. Pero deben hacerlo con el rostro dirigido
hacia el enemigo de las almas de los hombres, dispuestos a luchar,
literal y físicamente, a dar todos los pasos necesarios para
rechazarlo, y a realizar el máximo sacrificio para que no avance un
paso más.
Por consiguiente, el trabajo de ustedes será triple. En los niveles
de la conciencia mental, la visión de la necesidad y del futuro se
aclarará, inspirándolos y permitiéndoles ser una fuente de fortaleza
para todos aquellos que los rodean; su fe verá más allá de lo
evidente, la "sustancia de las cosas deseadas, la evidencia de las
cosas no vistas", como lo expresa el iniciado Pablo; entonces su
pensamiento estará basado en la correcta acción y dirigido por el
alma. En el aspecto emocional de la vida, no tendrá tiempo para
vanas lágrimas o vagas charlas, porque se identificarán totalmente
con lo que sucede, dirigiendo la energía emocional hacia todo
sistema disponible para aliviar prácticamente el dolor.
La energía
del corazón prestará una ayuda comprensiva, para que no tengan
cabida las comunes reacciones emocionales del plexo solar En el
plano físico no se preocuparán de lo que deben hacer, porque todo
esfuerzo físico, tiempo y énfasis de la personalidad, estarán
dirigidos a desempeñar la parte que les corresponde para detener el
avance de las fuerzas de agresión. Quizás signifique que deberán
luchar como soldados rasos en las filas de los ejércitos aliados;
conducir una ambulancia bajo los auspicios de la Cruz Roja; reunir
fondos para socorrer a los refugiados; hablar en público, o a
grupos, sobre lo que está en juego, o participar en algún tipo de
esfuerzo nacional para llevar ayuda y fortalecer a los Aliados. Lo
que hagan demandará todo cuanto poseen y son, y también se
integrarán y orientarán hacia un sostenido, sustancial y unilateral
esfuerzo.
Esto pondrá la voluntad al bien que poseen, detrás de todo intento
de frustrar las actividades de la alianza del mal, llevadas a cabo
en el medio ambiente; los conducirá a trabajar alerta para bien de
su propio país y, al mismo tiempo, a aumentar la oleada de esfuerzo
nacional, para poner fin a la guerra por medio de la victoria
tangible de las Fuerzas de la Luz. Reflexionen sobre estas palabras.
El esfuerzo de buena voluntad del mundo, que he tratado de inaugurar
y sintetizar anteriormente, ha pasado por una etapa negativa y por
un intervalo en el cual no era posible trabajar activamente. Lo que
necesita el nuevo grupo de servidores del mundo lo obliga a
emprender una renovada y positiva actividad. El descubrimiento y el
apoyo inmediato de los miembros de este grupo deben ser nuevamente
emprendidos. Debe llegarse hasta ellos, si es posible, en todos los
países, rehabilitarlos inteligentemente y restablecerlos
subjetivamente. Deben ser ayudados objetivamente y también
inspirados a trabajar para que puedan formar el núcleo de las
Fuerzas de Reconstrucción, cuando las Fuerzas de la Luz hayan
triunfado sobre las fuerzas de la agresión. Éste es el primer punto
que quisiera que consideren.
El segundo punto consiste en comenzar a emplear dinámicamente otra
estrofa de la Gran Invocación. La utilizada hasta ahora ha servido
ya a su propósito inmediato, aunque vuelva a utilizarse después que
la guerra haya terminado. Les doy otra serie de frases que pueden
(si son correctamente empleadas) invocar a las Fuerzas de la
Voluntad Divina, para que estén a favor de las Fuerzas de la Luz. No
es fácil traducir adecuadamente o parafrasear este mántram de poder,
tampoco lo es aminorar su fuerza para que pueda ser empleado sin
peligro por todos, y al mismo tiempo, conservar su cualidad dinámica
desafiante. Las siguientes frases bastarán si las emplean con
intención enfocada y con la actitud de una personalidad sacrificada
(dedicada y mantenida silenciosamente en la luz del alma), entonces
podrá generarse mucho poder. Por las líneas de poder que hayan
logrado de esta manera establecer, podrá llegar lo necesario para
liberar a la humanidad de la esclavitud del mal, siempre que
comprendan algo de la naturaleza de la voluntad de sacrificarse.
Que surjan los Señores de la Liberación. Que traigan ayuda a los hijos de los hombres. Que aparezca el Jinete del Lugar secreto, y con Su venida, salve. Ven, oh Todopoderoso.
Que las almas de los hombres despierten a la Luz. Que permanezcan con intención masiva. Que el Señor pronuncie el fíat: ¡Ha llegado a su fin el dolor! Ven, oh Todopoderoso. Ha llegado, para la Fuerza Salvadora, la hora de servir. Que se difunda por el mundo, oh Todopoderoso.
Que la Luz, el Amor, el Poder y la Muerte, Cumplan el propósito de Aquel Que Viene. La Voluntad de salvar está presente. El Amor para llevar a cabo la tarea, está ampliamente difundido. La Ayuda activa de quienes conocen la verdad también está presente. Ven, oh Todopoderoso, y fusiona a los tres. Construye una muralla protectora. El imperio del mal debe terminar ahora.
Por lo tanto, si pronuncian estas tres estrofas con enfocada y
afirmativa voluntad, se liberará un gran poder para la salvación de
la humanidad y la derrota inmediata de las fuerzas de la agresión.
Repito, estas palabras deben ir acompañadas de la consagración de la
vida personal a la causa de la humanidad, y la transmutación de la
voluntad personal en la voluntad del alma a sacrificarse.
Finalmente, les pido que se pongan en contacto, a la mayor brevedad
posible, con la sede del movimiento de buena voluntad e indiquen
también si están dispuestos a colaborar al máximo con las Fuerzas de
la Luz. Esto servirá prácticamente para enfocar su esfuerzo. Les
pediría también que difundieran este artículo en la más amplia
escala posible, para que se divulgue extensamente el empleo de la
nueva Invocación. Podría enviárseles a muchas personas, que las
despertaría a iniciar una nueva actividad y un esperanzado esfuerzo.
Les pediría que emplearan esta nueva Invocación con fe, porque
fusiona en una unidad magnética las fuerzas de la divina Voluntad
-al Bien, el Amor- detrás de los esfuerzos de la Jerarquía y la
Actividad Inteligente de la Humanidad, creando así una reserva de
poder donde puede afluir la energía de los tres centros divinos y
del cual pueden extraer energías las Fuerzas de la Luz. Pronunciar
esta Invocación no constituye para ustedes un sustituto del esfuerzo
que realizan en el plano, físico, sino que lo complementa, y cuanto
más sirvan en ese plano tanto más eficaz será el empleo de la nueva
Invocación.
He dicho anteriormente que la guerra pudo haber sido evitada en su
manifestación en el plano físico si los discípulos y aspirantes del
mundo hubieran estado a la altura de su oportunidad y
responsabilidad. La Gran Invocación resultó relativamente impotente,
desde el ángulo de la utilidad dinámica, porque la mayoría de
quienes la emplearon la convirtieron en una plegaria por la paz. Sin
embargo, era una gran demanda invocadora y espiritualmente
militante. No debe suceder lo mismo con esta estrofa de la
Invocación. Es una demanda y también una autorizada afirmación de
realidad existente; pone en movimiento agentes y fuerzas hasta ahora
pasivos, los cuales pueden cambiar la faz del campo de batalla del
mundo; invoca al Príncipe de la Paz, pero ciñe una espada, y los
efectos de Su actividad pueden sorprender a quienes sólo ven las
necesidades del aspecto forma de la humanidad.
Que la fortaleza, el esclarecimiento y la iluminación, lleguen a
ustedes y que adquieran el poder de mantenerse firmes y la capacidad
de luchar por la liberación de la humanidad, es la plegaria y el
llamado de vuestro hermano, el Tibetano.
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