por John Kaminski

6 Febrero 2014

del Sitio Web TheRebel

traducción de Editorial-Streicher
18 Abril 2014
del Sitio Web Editorial-Streicher

Versión original en ingles

 

 


Hace dos meses el periodista estadounidense John Kaminski publicó (en therebel.org) el siguiente breve pero preocupado artículo que explora en la psicología colectiva que ha permitido y permite, merced a su desidia, la caótica y triste situación que es orquestada por ciertos grupos de poder con su repugnante moral anti-humana.

 

Lo ponemos en castellano porque nos parece siempre lúcido su autor, y, pese a su desencanto, por lo mismo lleno de ilusión en amaneceres más felices.


 

 

 

 

 

 

 



La Mentalidad de Colmena es la Tumba de la Humanidad

 

¿Por qué? ¡Sí, señor!. Vuestra religión es el único sistema genuino de creencias, el verdadero camino a su impecable Santo Padre y su salvación eterna.

 

Todas aquellas otras personas que alcahuetean con todos aquellos otros credos y sistemas de creencias ¡son fraudulentas, degeneradas, pervertidas e infieles!. Ellas son engañadas por charlatanes ilusos que sólo quieren construir parques de entretenimiento y alquilar a prostitutas de manera furtiva.

Usted tiene razón y está en lo correcto al querer matarlos a todos ellos, porque sus declaraciones erróneas profanan la esencia santa de un Dios verdadero, que es el suyo y de nadie más.

 

Todos esos misántropos inferiores y maleducados son la basura biológica que tiene que ser barrida de la Tierra como tanto estiércol de cucaracha, o, al menos, a ellos tienen que serle puestos grilletes de esclavitud con la esperanza de reeducarlos en una relación apropiada con nuestro amo, nuestro verdadero glorioso y santo Ser Todopoderoso.

¡Hola, muchacho! ¿Qué anda mal en este cuadro?.

Ésta es una fórmula para la lucha constante y perpetua, cuando las diversas permutaciones de la fuerza que creó la vida en este planeta son convertidas en armas de guerra y persecución de todos aquellos que desean negar sus propias muertes e insistir en que sólo ellos exclusivamente poseen la fórmula mágica para la vida eterna.

Cómo alguien puede insistir en que las leyendas engendradas en localidades y condiciones específicas son apropiadas para todos los lugares y condiciones, es el colmo de la arrogancia humana. El epítome de la mezquina ignorancia humana.

Y aunque la religión sea a menudo simplemente una cínica tapadera para el robo, camuflado de retórica mística, esta cargada fórmula parece ser la causa primordial de toda la lucha sectaria alrededor del mundo: ¡Mi dios es mejor que tu dios!

A pesar de todo, la ira farisaica y la venganza violenta contra el nombre de una deidad desconocida, o contra el color de piel de alguien diferente a uno, son sólo factores superficiales en la epidemia de guerras entre vecinos que se ha propagado desde que el tiempo comenzó y que parece continuar para siempre.

Estas justificaciones para la agresión realmente consiguen lo opuesto de su objetivo original al descuidar concentrarse en el elemento clave de toda discordia, que son los agentes que encienden estos conflictos, sin los cuales la mayor parte de estos choques nunca ocurriría.

Las constantes discusiones sobre religión enturbian la acechante presencia de una singular fuerza manipuladora, el judaísmo, la influencia de los cambiadores de dinero y el poder de las ganancias, que está borrando sistemáticamente todas las preferencias necesarias para el mantenimiento y la estabilidad de la estructura de la familia, que es la piedra angular de todos los Estados-naciones coherentes y protectores.

 

El objetivo de esta táctica es obtener el control de cada uno en el mundo.

La mamá más el papá es igual a niños. Sin aquella fórmula, la Humanidad ya no existirá. Sin procreación natural y calor de familia, la forma de vida homínida se hará algo menor, algo más gris, cuya sonrisa será siempre insincera y cuya lealtad siempre será cuestionada.

Los judíos promueven la homosexualidad, hogares con un solo progenitor, vida artificial. Ellos harán todo para destruir la unidad de la familia, porque ése es el modo en que ellos toman el control del mundo.

Como la sociedad está atomizada en individuos desconectados, cuya lealtad no es hacia nadie y hacia ninguna cosa excepto su propio beneficio y su propia satisfacción egoísta, la gente no tiene dónde dirigirse para su seguridad emocional sino al todopoderoso Estado.

 

Los judíos están siempre justo allí, listos para asistir a todos aquellos que abandonarían sus apreciados valores y se volverían hacia los sonrientes impostores kosher en busca de consuelo, el que nunca será encontrado.

 

La estafa del préstamo de la reserva fraccionaria, en la cual la deuda contraída por el aparente favor otorgado nunca puede ser pagada, se asegurará de esto.

Y éste es el apretón de la muerte que está ahora asfixiando al mundo, en cada nivel de la vida.

Ésta es una variación del síndrome de Estocolmo, en el cual las víctimas de secuestro son forzadas a amar a sus captores y a amar su cautiverio. Los zombies tecnológicos [autómatas] se tatúan a pedazos para negar que ellos extrañan a sus familias, no comprendiendo que todo esto ha sido tramado por los filósofos judíos de la Escuela de Frankfurt que convencen a jóvenes idealistas de que el comunismo desinteresado es lo mejor para las masas.

 

Aquellos que son engañados por el plan dejan de ver que el verdadero objetivo del comunismo es borrar las familias y permitir que aberrantes científicos judíos que venden drogas para sentirse bien tomen el control de la sociedad.

La reglamentación estandarizada de la corporativización pareció darnos mejores alimentos y más conveniencias en la parte final del siglo XX, pero estudios posteriores revelaron que la comida que pensábamos que era mejor, era realmente veneno, y la superabundancia de comodidades que finalmente gobernaron nuestras vidas nos hizo impotentes sin la energía eléctrica para proporcionar nuestra comida.

 

Esto ha convertido a la mayor parte de las ciudades en las que vivimos en cadáveres oxidados y decadentes, monumentos macabros que no prestan atención al futuro, cuyos habitantes desnutridos prefieren la estimulación y la sensualidad a la cordura y el sentido común.

La parábola del saltamontes y la hormiga viene a la mente.

A menudo recuerdo un perceptivo pasaje que leí hace años que notaba que los verdaderos sobrevivientes una vez que la sociedad tecnológica se haya destruido a sí misma serán aquellas culturas aborígenes que durante mucho tiempo hemos mirado hacia abajo y que hemos denigrado como poco civilizadas.

 

Después de todo, ellos son los que encontrarán su sombra familiar y su sustento en sus queridos y protectores bosques, mientras los miles de millones de androides modernos se freirán como carne en una lata en sus rascacielos y ciudades subterráneas, incapaces de alimentarse o de sobrevivir en la Naturaleza una vez que la energía se vaya para siempre.

Yo no tenía la intención de pintar un retrato tan oscuro y extremo de nuestra difícil situación, aunque gracias a las manipulaciones de estos pervertidos kosher que por siempre inflaman las discordias y se aprovechan de las tragedias para obtener un beneficio, nuestra realidad actual se ha hecho realmente tanto oscura como extrema.

La historia que yo había intentado escribir se suponía que era para contestar la pregunta de por qué y cómo un pequeño grupo étnico, por medio de astucia y engaño, había tomado el control del mundo, causando miseria y dolor para la gran mayoría de la Humanidad, y un superfluo y demencial frenesí masturbatorio entre el 2% que ha tomado el control de prácticamente todos los recursos del mundo, incluyendo casi todo su dinero.

¿Cómo podría ser, me pregunté, que una tan pequeña cohorte de astutos sociópatas hubiera embaucado a la especie humana entera para que ésta empeñase cada cosa que ellos poseían por pequeños montones de monedas del tamaño de lo que los indios consiguieron por la Isla de Manhattan?

No puede haber ninguna mala interpretación aquí.

 

Está claro que la transacción no fue entendida de manera similar por ambas partes, que es por lo cual hoy tenemos una deuda pública estadounidense de cientos de billones de dólares que se le deben a una supra-clase judaica que no hizo nada para ganar aquel pago aparte de dominar los aspectos más finos de la estafa y las engreídas relaciones públicas tan esenciales para su éxito.

De esa manera, aquí estamos en lo que podrían ser las horas finales de la Humanidad, dependiendo de si unos cuantos factores menores en algún número de catástrofes potenciales se convertirán de repente en un infierno sin precedentes; y toda la Humanidad está en una condenada difícil situación.

 

Los judíos controlan todo, y están lentamente exterminando a un cada vez más comatoso e inconsciente público no-judío.

Hemos identificado a los patológicos autores criminales, y todavía debido a diferencias superficiales entre los enemigos del judaísmo, los judíos están en firme control de cada aspecto de la actividad humana, desde la ley a la medicina, a la educación, al entretenimiento, a la industria, al arte, a la política, y más sobre todo, al control del dinero.

 

El dinero de Estados Unidos está totalmente controlado por una corporación privada, completamente poseída por judíos, una situación que ha existido durante más de cien años.

Ninguna otra explicación es necesaria para explicar por qué un decadente Estados Unidos está atrapado en la pobreza y la mayor parte de los otros países alrededor del mundo está en la misma situación, excepto tal vez notar que las "Reglas para Radicales" (Rules for Radicals) de Saul Alinsky, que han dirigido a Hillary Clinton a través de toda su carrera, enumeran la conducción de la población hacia la pobreza como quizá el elemento clave para alcanzar el control socialista total de cada persona en el planeta.

Aquellos pocos escritores, historiadores e intelectuales que han poseído la integridad intelectual para comprender que la historia del siglo XX era realmente una historia de insana auto-destructividad de subversión judía que consiguió que la gente creyera que lo equivocado estaba correcto y que el mal era el bien, son inmensamente superados en número por los descaminados pseudo-intelectos criados en los sistemas escolares completamente controlados por los censores judíos que ahora dominan la Internet, advirtiendo de una nueva amenaza nazi, intelectos que ni siquiera han comprendido alguna vez que "nazi" es un término judío usado para caracterizar injustamente a los buenos alemanes que fueron engañados en el servilismo y luego aniquilados por los judíos.

Mientras los revisionistas del "Holocausto" predican la verdad entre una avalancha colosal de mentiras judías, el pueblo general pone su dedo al viento y decide que sobre todo no escuchará a aquellos que han estudiado la perfidia judía.

 

Prefiere tomar la salida fácil de modo de no ofender a sus vecinos, que han decidido agitar sus banderas y pagar sus impuestos no importa a cuánta gente inocente asesine su gobierno o cuántos de sus vecinos son hechos desaparecer en medio de la noche por cargos criminales que nunca son totalmente explicados.

Aquellos opositores golpeados por la pobreza que quedan para explicar la marea alta del comportamiento asesino del gobierno estadounidense contra su propio pueblo, están ellos mismos divididos y confundidos por los mismos conflictos que confunden a las ordinarias cabezas huecas que no han estado prestando atención durante la mayor parte de sus vidas.

Aquellos legítimamente en la oposición, a diferencia de aquellos que sólo simulan estar en la oposición, porque está de moda o porque han sido pagados para espiar a otros, deciden seguir tras aquello con lo cual están familiarizados, que es generalmente la lealtad a la religión o a la raza.

Esta decisión fragmenta e incapacita a la oposición, quienes pasan todo su tiempo discutiendo sobre los mejores modos de proceder, mientras los judíos se ríen de la estupidez de los confusos goyim, cognoscitivamente disonantes, quienes eternamente dejan de conseguir sus prioridades derechamente.

La conclusión es la siguiente: nada se arreglará mientras se permita que la mentira del 11-S permanezca en su lugar y vigente. Las mentiras necesarias para apuntalar esta horrible ficción destruirán a Estados Unidos, no hay duda al respecto.

Aquellos que se oponen al control judío de Estados Unidos deben dejar de lado sus preferencias religiosas y enfocarse en el desalojo de los judíos de sus posiciones de control. Ésta debería ser una tarea simple.

 

Todo lo que tenemos que hacer es el recuento de los crímenes cometidos por los judíos y que están cometiendo.

Seguir concentrándose en diferencias doctrinales en asuntos religiosos y en los hábitos irritantes de otras razas, es sólo para desviar su ojo de la pelota y para permitir que los judíos exacerben las diferencias entre grupos que permanecen continuamente incapaces de presentar un frente unido a través de todo el mundo para sacar a los judíos del poder de una vez para siempre.

La mentalidad de colmena es la tumba de la Humanidad.

 

La "corrección política" es el currículum de vuestra condena de prisión, que usted está obligado a babosear a fin de ser permitido existir en este gulag kosher llamado Estados Unidos.

 

No se permitirá ningún pensamiento independiente aquí, ningún examen crítico de las mentiras que en un solo siglo han cambiado al mundo desde ser una cornucopia ilimitada de esperanza a una camisa de fuerza en una prisión de la penitenciaría de la medicina judía para los clínicamente insanos, donde todos los credos y todos los colores son moldeados en una larga línea gris de presidiarios demacrados que ya no pueden pensar en absoluto.