por Paul Craig Roberts
24 de marzo, 2010
del sitio Web
Counterpunch
traducción de
Adela Kaufmann
Versión original
Paul Craig Roberts fue un editor del Wall Street Journal y Secretario
Adjunto del Tesoro de EE.UU.
Su último libro, CÓMO SE PERDIÓ LA ECONOMÍA, acaba de ser publicado por
Counterpunch Press / AK.
Se le puede contactar en: PaulCraigRoberts@yahoo.com |
Hubo un tiempo en que la pluma era más poderosa que la espada.
Fue una época cuando la gente creía en la verdad y consideraba la verdad
como un poder independiente y no como un auxiliar para el gobierno, clase,
raza, intereses ideológicos, personales o financieros.
Los estadounidenses de hoy son gobernados por la propaganda.
Los estadounidenses tienen poca consideración por la verdad, poco acceso a
ella, y poca capacidad para reconocerlo.
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La verdad es una entidad no deseada. Es inquietante. Está fuera de los
límites. Aquellos que hablan con la verdad corren el riesgo de ser tildados
de "anti-americanos", "antisemitas" o "teóricos de la conspiración".
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La verdad es un inconveniente para el gobierno y para los grupos de
interés cuyas contribuciones a las campañas controlan el gobierno.
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La verdad es un inconveniente para los fiscales que quieren condenas, y no
el descubrimiento de la inocencia o culpabilidad.
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La verdad es incómoda para los ideólogos.
Hoy, muchos, cuyo objetivo una vez fue el descubrimiento de la verdad, son
pagados generosamente para ocultarla.
A "los economistas del libre mercado" se les paga para vender la
deslocalización al pueblo estadounidense. Los empleos de alta productividad,
alto valor agregado en los Estados Unidos son denigrados viejos trabajos
sucios industriales.
Reliquias de hace mucho tiempo, mejor nos liberamos de
ellos. Su lugar ha sido ocupado por la "Nueva Economía", una mítica economía
que supuestamente se compone de puestos de trabajo de cuello blanco de alta
tecnología en el que los estadounidenses innovan y financian las actividades
que se producen en alta mar.
Todo lo que los estadounidenses necesitan, para participar en esta "nueva
economía", son grados o títulos de finanzas de universidades de Ligas Ivy, y
luego van a trabajar en Wall Street, a empleos de millones de dólares.
Los economistas que alguna vez fueron respetables tomaron dinero para
contribuir a este mito de la "Nueva Economía".
Y no sólo los economistas venden sus almas por lucro asqueroso.
Recientemente hemos tenido reportes de médicos quienes, por dinero, han
publicado en revistas revisadas, pre-fabricado "estudios" que publicitan tal
o cual nuevo medicamento producido por
las compañías
farmacéuticas que pagan por los estudios.
El Consejo de Europa está investigando el papel de las compañías
farmacéuticas en exagerar una falsa pandemia de gripe porcina para ganar
miles de millones de dólares en ventas de la vacuna.
Los medios de comunicación ayudaron a los militares estadounidenses a
publicitar su reciente ofensiva en Marja en Afganistán, describiendo Marja
como una ciudad de 80.000 personas bajo control talibán. Resulta que Marja
no es urbana, sino que solamente un conjunto de granjas y aldeas agrícolas.
Y ahí está
el escándalo de calentamiento global, en el que las
organizaciones no gubernamentales. las Naciones Unidas, y la industria
nuclear se coaligaron para inventar un escenario apocalíptico con el fin de
generar ganancias de la contaminación.
Donde quiera que miremos, la verdad ha caído a los pies del dinero.
Doquiera que el dinero no es suficiente para enterrar la verdad, la
ignorancia, la propaganda y la poca y corta memoria terminan el trabajo.
Recuerdo cuando, a raíz de testimonios del director de la CIA , William
Colby, ante el comité de la iglesia a mediados de la década de 1970, los
presidentes Gerald Ford y Ronald Reagan emitieron órdenes ejecutivas para
impedir a la CIA y a los grupos estadounidenses de proyectos negros de
asesinar a líderes extranjeros.
En 2010, el Congreso de los Estados Unidos le dijo a Dennis Blair, director
de inteligencia nacional, que los EE.UU. ahora asesina a sus propios
ciudadanos, además de líderes extranjeros.
Cuando Blair dijo al Comité de Inteligencia del Congreso que los ciudadanos
estadounidenses ya no necesitaba ser arrestados, acusados, juzgados y
condenados por un delito capital, sino que solamente asesinados por
sospechas de ser solo una "amenaza", no fue sometido a juicio político. No
se siguió ninguna investigación. No pasó nada. No había
Comité Church.
A mediados de la década de 1970, la CIA se metió en problemas por tramas
para matar a Castro.
Hoy en día son los ciudadanos estadounidenses quienes están encabezando la
lista. Cualquier objeción que pudiera surgir no tiene peso ni se propaga.
Nadie en el gobierno se mete en ningún problema por el asesinato de
ciudadanos estadounidenses por parte del gobierno de los EE.UU..
Como economista, me sorprende que los profesionales de la economía
estadounidense no tengan conciencia alguna de que la economía de los Estados
Unidos ha sido destruida por la deslocalización de GPD estadounidenses a
países de ultramar. Corporaciones estadounidenses, en busca de una absoluta
ventaja o de menores costos de mano de obra y de máximos “bonos CEO por
desempeño, han trasladado la producción de bienes y servicios
comercializados a los estadounidenses a China, la India, y en otros lugares
en el extranjero.
Cuando leí que los economistas denominan la deslocalización como libre
comercio basado en ventaja comparativa, me doy cuenta que no existe
inteligencia o integridad de la profesión de Economía estadounidense.
La inteligencia y la integridad han sido adquiridas por el dinero. Las
corporaciones transnacionales estadounidenses pagan paquetes
multimillonarios de compensación a los altos directivos, que alcanzan estos
“precios por rendimiento” reemplazando mano de obra estadounidense con mano
de obra extranjera. Mientras Washington se preocupa por "la amenaza
musulmana", Wall Street, las corporaciones estadounidenses de "mercado libre"
destruyen la economía de los Estados Unidos y las perspectivas de decenas de
millones de estadounidenses.
Los estadounidenses, o la mayor parte de ellos, han resultado ser de masilla
en las manos de la policía estatal.
Los estadounidenses han comprado la afirmación del gobierno de que la
seguridad exige la suspensión de las libertades civiles y de los gobiernos
responsables. Sorprendentemente, los estadounidenses, o la mayor parte de
ellos, creen que las libertades civiles, tales como el hábeas corpus y el
debido proceso, protegen a los "terroristas", y no a ellos mismos. Muchos
también creen que la Constitución es un antiguo documento, viejo y cansado,
que impide que el gobierno haga uso de la clase de poderes del Estado
policial necesaria para mantener seguros y libres a los estadounidenses.
La mayoría de los estadounidenses es poco probable que escuchen a cualquiera
que les diga algo diferente.
Yo fui editor asociado y columnista del Wall Street Journal. Yo fui el
primer columnista externo de Business Week, una posición que tuve durante 15
años. Fui columnista durante una década para Scripps Howard News Service,
acarreado en 300 periódicos. Fui columnista del Washington Times y para
periódicos en Francia e Italia, así como para una revista en Alemania. Fui
colaborador del New York Times y en un noticiero habitual en el Times de Los
Ángeles.
Hoy no puedo publicar, o aparecer en los "principales medios de comunicación"
estadounidenses.
Durante los últimos seis años he sido excluido de los medios de comunicación
"convencionales". Mi última columna en el New York Times fue publicada en
enero de 2004, en coautoría con el Senador Democrático Estadounidense,
Charles Schumer, representando Nueva York. Abordamos la deslocalización de
empleos en los Estados Unidos. Nuestro artículo de opinión produjo una
conferencia en el Instituto Brookings en Washington, DC, y la cobertura en
directo por C-Span. Un debate se puso en marcha. Tal cosa no podría suceder
hoy.
Durante años fui un pilar en el Washington Times, produciendo credibilidad
para el periódico Moony como columnista de Business Week, ex editor de Wall
Street Journal, y ex Secretario Asistente del Tesoro de los Estados Unidos.
Sin embargo, cuando comencé a criticar las guerras de agresión de Bush, le
llegó la orden a Mary Lou Forbes de cancelar mi columna.
Los medios de comunicación corporativos estadounidenses no sirven a la
verdad. Sirven al gobierno y a los grupos de interés que facultan al
gobierno.
El destino de Estados Unidos fue sellado cuando el movimiento público y
pacifista aceptó la teoría gubernamental de
la conspiración del 9/11. La
cuenta del gobierno del 9 / 11 se contradice con mucha evidencia. Sin
embargo, este acontecimiento que define nuestro tiempo, que ha lanzado a los
Estados Unidos a interminables guerras de agresión y a un estado policial
nacional, es un tema tabú para la investigación en los medios.
Es insustancial quejarse de la guerra y de
un estado policial cuando uno
acepta la premisa sobre la cual lo basan.
Estas guerras de trillones de dólares han creado problemas de financiamiento
para los déficit de Washington y amenazan el papel del dólar estadounidense
como moneda de reserva mundial. Las guerras y la presión de que el déficit
presupuestario ponen en el valor del dólar han puesto a la Seguridad Social
y los Cuidados Médicos (Medicare) en la guillotina.
El ex presidente de Goldman Sachs y secretario del Tesoro de los Estados
Unidos, Hank Paulson, está detrás de estas protecciones para los ancianos.
El Presidente Bernanke de
Fed
también está tras esto. Los republicanos
también están detrás de esto también. Estas protecciones se llaman "derechos"
como si fueran algún tipo de bienestar de caridad donde la gente no ha
pagado ya con sus impuestos de nómina en todas sus vidas de trabajo.
Con más del 21 por ciento de desempleo, como ha sido medido por la
metodología de 1980, con empleos en Estados Unidos, GPD, y la tecnología que
se le dio a China e India, con la guerra siendo el mayor el compromiso de
Washington, con el dólar sobre-cargado de deudas, con las libertades civiles
sacrificadas a la "guerra contra el terror", la libertad y la prosperidad
del pueblo estadounidense han sido arrojados a la basura de la historia.
El militarismo de los EE.UU. y el
estado Israelita, y la codicia de Wall Street y la avaricia corporativa, ahora
seguirán su curso.
A medida que la pluma es censurada y se extingue su fuerza, estoy firmando
mi final.