por Marta Iglesias
10 Noviembre 2014
del Sitio Web
RevistaFusion
Desde que
en 2008 diera comienzo la crisis económica, se
ha duplicado el número de mil-millonarios en el
mundo, acentuándose cada vez más la brecha
existente entre ricos y pobres.
En nuestro
país, las veinte personas más ricas poseen tanto
como el 30% más pobre de la población, que son
14 millones de personas.
La desigualdad
que lleva a la inestabilidad
Es lo que afirma el último informe
de Oxfam - "Iguales:
Acabemos con la desigualdad extrema - Es hora de cambiar las reglas"
- que pone el acento en que la desigualdad alcanza niveles extremos.
Estremece pensar que mientras el yugo de
la crisis económica asfixiaba a países
como Grecia, en esos años los
793 mil millonarios que había en el mundo crecían hasta
alcanzar los 1.645 en este año 2014.
A este dato hay que sumar que las 85 más
personas más ricas del planeta tienen ellas solas tanta riqueza como
la mitad más pobre de toda la población mundial, que son 3.500
millones de personas.
La riqueza de estas 85 personas creció
desde el año pasado a este a un ritmo de medio millón de dólares por
minuto.
La tendencia es planetaria, aunque el lugar más desigual es la zona
que abarca
América Latina y el Caribe. Allí
los ricos poseen casi la mitad de los ingresos que se producen y
sólo tres personas poseen tanto que duplican con creces lo que tiene
el 20% más pobre de la población.
En esa zona viven el mexicano
Carlos Slim y familia, el más
rico según los últimos datos de Forbes. En 2013 tenía 80 mil
millones de dólares.
Si gastase su fortuna a razón de un
millón al día, tardaría 220 años en agotarla; aunque nunca llegaría
a lograrlo, porque si obtuviese un rendimiento de menos del 2% por
ella, ganaría más de cuatro millones de dólares al día en intereses.
"La creciente
desigualdad no es fruto del azar
sino el resultado de políticas
concretas
que han desequilibrado la
balanza"
José María Vera,
Director General de Oxfam
Intermón
Las conclusiones son claras:
hay dinero y se genera riqueza, pero
queda retenido entre los más ricos de la población.
El porqué de esta tendencia lo da
Teresa Cavero, responsable de investigaciones de
Oxfam Intermón:
"Desde los años 80 ha tenido muy
buen resultado lo que llamamos el fundamentalismo de mercado.
Es esa teoría según la cual los
mercados por sí mismos, si no se interviene en ellos y se deja
que la inversión y el capital se muevan libremente sin trabas,
sin regulación, sin control y sin tributar, eso genera un
crecimiento económico que eventualmente iba a beneficiar al
grueso de la sociedad.
Treinta años después estamos
inmersos en una crisis financiera mundial consecuencia de esa
desregulación de los mercados financieros y en medio de una
crisis de explosión de la desigualdad extrema.
Porque esos mercados, en vez de
regular, lo que hacen es favorecer que la riqueza que se genera
vaya a parar a manos de unos pocos privilegiados y no se
redistribuya en la sociedad. Luego esa teoría ya ha fallado.
Y otra tendencia que nosotros vemos
es que esta acumulación extrema de la riqueza
pone en muy pocas manos un enorme poder financiero pero también
político, en la medida en que con el dinero consiguen influir en
las decisiones políticas, decisiones que deberían adoptarse de
manera democrática.
De esta manera, el resultado final
favorece a sus propios intereses, mantiene sus propios
privilegios y su riqueza sigue en aumento. Eso lo hemos visto en
un montón de ámbitos y situaciones".
Europa y
España - Continuismo de la Desigualdad
Lo que antaño podríamos apreciar como una tendencia lejana, propia
de países tercermundistas con gobiernos corruptos, se ha instalado
en Europa y también en nuestro
país.
Los datos del informe son muchos, pero
nos quedamos con que los tres más ricos de España - liderados por
Amancio Ortega - tienen una
riqueza más de dos veces superior a lo que poseen el 20% más pobre,
que son más de nueve millones de españoles.
Y, siguiendo la tendencia que explicaba
anteriormente Teresa Cavero, las políticas son continuistas:
"Desde Oxfam hemos estado apoyando
en Europa la adopción de una tasa a las transacciones
financieras internacionales que se aplicaría únicamente a las
operaciones puramente especulativas de la banca y sin embargo el
lobby de la banca en la UE ha frenado el poder avanzar en la
adopción de una tasa de este tipo.
Es lo mismo que hemos visto, por
ejemplo, dentro de las reformas tributarias en España para
conseguir que se aplique el impuesto de sociedades, que afecta a
los beneficios de las empresas.
Al día de hoy tenemos un impuesto
nominal del 30% que deberían estar tributando sobre sus
beneficios y en la práctica están pagando tan sólo un 3,5% sobre
sus beneficios, según los últimos datos disponibles que son del
2011.
Lejos de intentar conseguir que esas
empresas paguen lo que deberían pagar, que es el 30%, lo que el
gobierno hace es bajar ese tipo nominal en 5 puntos.
Es decir, son decisiones que
sistemáticamente favorecen a esos mismos intereses".
El Director General de Oxfam Intermón,
José María Vera, también indica que,
"La creciente desigualdad no es
fruto del azar sino el resultado de políticas concretas que han
desequilibrado la balanza y han permitido a unos pocos obtener
beneficios que se incrementan día a día, mientras la mayoría de
las personas pierden derechos, poder y oportunidades para
prosperar".
Porque tras todos estos datos lo que más
preocupa a la ONG de ámbito internacional es la desigualdad extrema,
que se está incrementando año a año.
Los ricos son muy ricos y los pobres
cada vez son más y tienen mucho menos.
Como una goma que se tensa cada vez más,
las consecuencias de esta realidad social pueden ser desastrosas, si
tomamos como referencia lo que sucede en otras partes del planeta.
Y España no se escapa de la tendencia:
somos el segundo país más desigual
de la Unión Europea, por detrás de Letonia.
También ostentamos el dudoso honor de
ser el país dentro de
la OCDE - los países con las
economías más potentes del mundo - donde más ha aumentado la
desigualdad desde el comienzo de la crisis.
"Lo cual viene a indicar también que
las medidas que se han tomado para hacer frente a la crisis,
podrán tener un resultado o no en términos macroeconómicos -
señala Cavero - pero en términos sociales son desastrosas y lo
que tenemos que hacer es revertir ese tipo de medidas".
España es el segundo país más desigual
de la Unión Europea, por detrás de Letonia. También ostenta el
dudoso honor de ser el país dentro de la OCDE donde más ha
aumentado la desigualdad desde el comienzo de la crisis.
Si le preguntamos sobre qué futuro nos espera si seguimos en nuestro
país por el mismo camino, la respuesta es clara:
"La tendencia sería replicar modelos
que hemos visto en algunas zonas del mundo, como los modelos
latinoamericanos, que se caracterizan por se sociedades duales.
Es decir, sociedades donde una
minoría muy privilegiada vive muy bien frente a una mayoría de
la población que sobrevive de mala manera.
Esos lugares son enormemente
inseguros, económicamente hay una inestabilidad muy grande y los
sistemas democráticos están completamente desmontados.
Al final son sociedades en las que
es muy difícil vivir; estés de un lado o de otro, es muy difícil
caminar por la calle sin temer por tu vida o por tu seguridad
jurídica.
Ese es el escenario que nosotros
queremos evitar para España, que podría verse abocada a una
realidad que perdura en América Latina. A pesar de
haber realizado mejoras importantes en los últimos años, sigue
siendo la región más desigual del mundo.
Justamente 41 de las 50 ciudades más
inseguras del mundo están en América Latina".
Unidad para
cambiar las reglas
A todos estos datos que dibujan la realidad mediante cifras, los
responsables de la ONG internacional siguen sumando al afirmar que,
"la UE tenía aprobado para este
decenio una agenda de derechos sociales llamada 2020 donde no
han invertido prácticamente nada ni la UE ni los estados
miembros.
No han hecho la inversión necesaria
para garantizar su cumplimiento, mientras que sí se han
doblegado a todas las exigencias que se han hecho en materia
económica, lo cual es una clara muestra de que las prioridades
están orientadas hacia lo económico y no hacia las personas".
Detrás de esa elección de prioridades
hay lobbies empresariales, financieros, farmacéuticos y un largo
etcétera que están presionando para inclinar hacia su plato de la
balanza la toma de decisiones políticas que le favorezcan.
En el otro extremo estamos los
ciudadanos, pasivos y en manos de lo que decidan el Banco Europeo,
el FMI, la UE.
Para contrarrestar todas estas políticas
que no tienen en cuenta al ser humano y sus necesidades,
"Tenemos que presionar la sociedad
civil - puntualiza la responsable de investigaciones.
Es cuestión de exigir primero a los
partidos políticos que nos van a representar en las Cortes que
en sus programas electorales lleven un compromiso claro por los
derechos sociales, y en función de eso decidir votar o no votar
a ciertas opciones políticas.
Y luego tenemos que implicarnos,
como parte de nuestra responsabilidad ciudadana, para hacer un
seguimiento del nivel de cumplimiento o no de las políticas en
materia social.
Igual que debemos exigir
transparencia y rendición de cuentas cuando los gobiernos no
cumplen con lo que habían pactado, cuando malgastan o cuando
toman decisiones que no responden al interés de la ciudadanía".
"Si en España se sigue
incrementando la desigualdad,
la tendencia sería replicar los
modelos latinoamericanos,
enormemente inseguros"
Teresa Cavero
responsable de investigaciones
de Oxfam Intermón
La acción ciudadana debe sustituir a la pasividad.
Los derechos que hasta el momento hemos
exigido se pierden a marchas forzadas si no contrarrestamos con
nuestros deberes, entre los que se incluye el de controlar a
nuestros representantes políticos, mientras las leyes no se respeten
o las que se aprueban contemplan al ciudadano en último lugar.
"El objetivo final es poner freno a
este aumento de la desigualdad extrema, a este aumento de la
acumulación de la riqueza, para que logremos seguir avanzando.
En la lucha contra la pobreza en los
últimos años ha habido consecuciones magníficas gracias a un
esfuerzo coordinado de muchos países y de muchos gobiernos
comprometidos con la gente de su país, y para poder seguir
avanzando en esa lucha contra la pobreza es ineludible en este
momento hacer frente a la acumulación de la riqueza y a este
aumento de la desigualdad", remata Cavero.
Ha habido avances parciales en cada país
en la lucha de la pobreza.
Ahora el enemigo a combatir es la
desigualdad extrema y para vencerlo todo el planeta ha de
mirar en la misma dirección.
Recetas de Oxfam contra la desigualdad
extrema
El informe de Oxfam no sólo
pone sobre la mesa las cifras que denuncian el aumento de la
desigualdad, también da las soluciones que puede
contrarrestarla, incluso partiendo de una situación de crisis:
-
Políticas orientadas a la
reducción de la brecha salarial, es decir, a las
diferencias que hay entre aquellos que más cobran y los
trabajadores medios o los que menos cobran dentro de una
empresa, cifras que no se justifican en términos de
productividad.
Y, dentro de las políticas
laborales, lo que tiene que ver con las condiciones del
trabajo.
"Lo que estamos viendo,
y España es un ejemplo de ello - indica Cavero - es
que buena parte del empleo que se está generando en
España es tan precario que no permite a las personas
que están en una situación de pobreza salir de esa
situación.
Es lo que se llama
pobreza en activo.
En otro ámbito distinto
a nivel internacional, las personas pobres trabajan
muchísimas horas en trabajos muy duros y sin embargo
reciben unos trabajos tan miserables que no les
permiten salir de su situación de pobreza".
-
En cuanto a las políticas
fiscales, hay que diseñar una recaudación suficiente
para financiar las políticas públicas pero de manera que
esa recaudación sea justa.
Todos los actores de la
sociedad - incluidas las grandes fortunas y las grandes
empresas - deben contribuir al fisco de manera
proporcional a la capacidad y riqueza real que tienen.
De manera que el sistema
tributario pueda redistribuir parte de esa riqueza a la
sociedad.
-
Y con esa recaudación, lo
que hay que hacer es invertir en políticas públicas: en
sistemas de sanidad públicos de cobertura universal y en
sistemas de educación gratuitos y de calidad.
De manera que los niños que
nacen en un hogar pobre tengan una igualdad de
oportunidades de formarse y competir para integrarse con
dignidad en la sociedad cuando sean adultos.
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