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			Octubre 30, 2014 
			del Sitio Web
			
			GazzettaDelApocalipsis
 
			  
			
 
  
 
			  
			Esta es una historia realmente inspiradora.
 
 Se trata de una revolución que todo el mundo debería conocer y de la 
			que muy poca gente ha oído hablar. Una lucha de la que, 
			sospechosamente, los medios de comunicación apenas se han hecho eco.
 
 Estamos hablando de la
			
			Revolución de Bougainville, también 
			conocida como la Revolución del Coco, la que podríamos considerar la 
			primera revolución exitosa de carácter ecológico del mundo.
 
 Curiosamente no se trata de una historia antigua, pues se inició 
			hace apenas 25 años y aún siguen escuchándose sus ecos en la 
			actualidad.
 
 La crónica de esta lucha es un ejemplo de superación, dignidad y fe 
			inquebrantable en las propias convicciones.
			Una lección para todos nosotros, de la que todos deberíamos aprender 
			y que en el fondo a todos debería avergonzarnos.
 
 Es la historia de una pulga que ha derrotado a un gigante y que nos 
			ha demostrado que todo es posible, mientras nosotros, una panda de 
			conformistas, fofos y obesos, incrustados en el sofá e inmersos en 
			un coro de patéticos lamentos, somos incapaces de levantar ni un 
			solo dedo contra aquellos que nos oprimen, nos maltratan y nos 
			roban.
 
 
			  
			  
			BREVE 
			INTRODUCCIÓN AL CONFLICTO DE BOUGAINVILLE
 
 Pero antes de entrar en detalles, quizás deberíamos exponer, ni que 
			sea brevemente, de qué estamos hablando con exactitud.
 
 Bougainville es una isla situada en el océano pacífico, al noroeste 
			de Australia.
 
 
			
  
			  
			Es la isla más grande del archipiélago de las Islas Salomón y 
			actualmente aún pertenece al estado de Papúa Nueva Guinea.
 
 Descubierta por los colonizadores occidentales en 1768, la isla ha 
			sido víctima de los típicos vaivenes coloniales y ha sido utilizada 
			como mera moneda de cambio entre las grandes potencias occidentales.
 
 
			  
			
			 Louis Antoine de Bougainville,
 
			militar, explorador, 
			y navegante francés
 
			Así ha sido como durante los dos últimos siglos, Bougainville ha 
			estado bajo jurisdicción alemana, australiana, japonesa y 
			actualmente de Papúa Nueva Guinea.
 
 Por lo tanto, la población de Bougainville lleva más de dos siglos 
			sin poder decidir sobre su futuro, sometida a las decisiones y a los 
			intereses de potencias extranjeras.
 
 Una situación que los habitantes de la isla han decidido cortar por 
			lo sano.
 
 Quizás penséis que este es un caso repetido muchas veces a lo largo 
			y ancho del mundo y que no tiene nada de particular. Pero en el caso 
			de Bougainville se reúnen una serie de factores que convierten su 
			revolución y su lucha en un caso especial.
 
 Porque Bougainville no es una isla cualquiera, ya que dispone de un 
			entorno natural privilegiado: la isla está cubierta por una frondosa 
			selva y dispone de abundantes recursos hídricos, así como de una 
			tierra fértil y productiva.
 
 Sin embargo, alberga un tesoro en sus entrañas que es la fuente de 
			todas sus desgracias: dispone de ricos yacimientos de metales y 
			minerales.
 
 
			
  
 
			  
			  
			EL DETONANTE 
			DE LA REVOLUCIÓN
 
 Sin duda, Bougainville no habría sufrido lo que ha sufrido si sus 
			riquezas minerales no hubieran despertado la codicia desenfrenada de 
			las grandes compañías mineras.
 
 Todo empezó en 1967, cuando la isla aún estaba bajo jurisdicción 
			australiana. Fue entonces cuando un gigante minero mundial, la 
			empresa británica 
			
			Rio Tinto Zinc, a través de una subsidiaria 
			australiana, 
			
			Bougainville Copper Limited, abrió una enorme mina de 
			cobre al aire libre, llamada 
			
			mina Panguna.
 
 Cuando la calificamos de "enorme" no exageramos en lo más mínimo.
 
 Esa explotación se convirtió en la operación minera más grande del 
			mundo. Se excavó en el centro de la isla, en plena selva y llegó a 
			tener una profundidad de 500 metros y una superficie de 7 kilómetros 
			cuadrados.
 
 
			
  
			  
			Durante su excavación se arrasaron colinas, selvas y territorios de 
			caza indispensables para la supervivencia de los habitantes del 
			lugar, que vieron, consternados, como el entorno del que dependían y 
			en el que vivían plenamente integrados desde hacia siglos, quedaba 
			destruido para siempre.
 
 De los 3000 millones de dólares en beneficios que obtuvieron los 
			propietarios de la mina, tan solo unos pocos miles fueron destinados 
			a indemnizar a los habitantes locales.
 
 Y no solo eso. La población desplazada por la mina fue reubicada en 
			tierras yermas donde se construyeron pueblos con casas prefabricadas 
			y en los que, ni el gobierno ni la compañía minera, les ofrecieron 
			ningún tipo de ayuda.
 
 Llama la atención el caso de unos de esos poblados, donde ni tan 
			solo tuvieron la generosidad de construirles una escuela para los 
			niños, por lo que los habitantes tuvieron que construirla pagándola 
			de sus propios bolsillos, a pesar de que para la compañía minera, 
			que estaba ganando cantidades astronómicas de dólares con la 
			explotación, construir la escuela habría representado un dispendio 
			ridículo.
 
 La destrucción ecológica provocada por esa enorme explotación minera 
			provocó una primera oleada de protestas y movilizaciones en 1969, 
			que se alargó durante varios años.
 
 
			
  
 
			  
			  
			EL DESASTRE 
			ECOLÓGICO
 
 Pero esa inmensa mina no solo dejó una imperecedera cicatriz en el 
			corazón de la isla.
 
 Provocó además una auténtica catástrofe ecológica por culpa de los 
			vertidos contaminantes procedentes de la explotación.
 
 
			
  
 
			Miles de toneladas de desperdicios terminaron en el río Jah, 
			contaminando sus aguas y las tierras circundantes con cobre, 
			mercurio, plomo y arsénico. Eso acabó con la vida salvaje en sus 
			alrededores y destruyó los bosques cercanos al río, convirtiéndolos 
			prácticamente en un paisaje lunar.
 
 
			
  
 
			Pasadas las décadas, el agua del río sigue sin poder beberse y 
			siguen sin aparecer peces. Según los habitantes del lugar, ni tan 
			solo se puede nadar en él: el sistema ecológico del río Jah está 
			dañado por completo.
 
 Ese fue el factor clave que finalmente empujó al pueblo de 
			Bougainville a la revolución y a luchar por su independencia.
 
 
			
  
 
			  
			  
			COMO ESTALLÓ 
			LA REVOLUCIÓN
 
 A pesar de las protestas, la enorme explotación minera continuó en 
			funcionamiento durante años, incluso después del año 1975, cuando 
			Papúa Nueva Guinea se independizó de Australia.
 
 Uno podría pensar que con el establecimiento de un nuevo estado 
			libre, la conducta respecto la población de Bougainville se alejaría 
			del desprecio y la prepotencia demostrados por las autoridades 
			australianas, herederas directas de las actitudes coloniales 
			británicas más clásicas.
 
 Pero no fue así.
 
			  
			La mina, aún propiedad de las mismas compañías, 
			siguió en funcionamiento exactamente igual durante años, destruyendo 
			gravemente el entorno ecológico de la isla, ahora con la complicidad 
			de un nuevo gobierno: el del nuevo estado de Papúa Nueva Guinea.
 
			  
			
			
			 Bismarck 
			Archipiélago,
 
			Panguna Copper Mine - 
			Bougainville,1983
 
			Fue entonces cuando se produjo el punto de inflexión del conflicto, 
			en el año 1988, un acontecimiento que acabaría derivando en la 
			Revolución del Coco.
 
 Todo se inició cuando la Asociación de Jóvenes Dueños de Tierras de 
			Bougainville, encabezados por 
			
			Francis Ona, consiguieron forzar una 
			reunión con los propietarios de la mina, en la que les reclamaron 
			que clausuraran la explotación y les indemnizaran con 10 mil 
			millones de dólares por los graves daños ocasionados por tantos años 
			de contaminación y destrucción del medio ambiente.
 
 
			  
			
			
			 Francis Ona, frente a la mina Panguna
 
 
			La respuesta de los dueños de la mina no pudo ser más ofensiva: 
			literalmente se rieron de ellos en la cara.
 
 Es decir, los responsables de la compañía minera no se conformaron 
			con actuar con prepotencia, contaminar gravemente la tierra por 
			generaciones y dejar una cicatriz perpetua en el paisaje de 
			Bougainville; encima, se atrevieron a burlarse de los habitantes de 
			la isla en sus mismísimas narices.
 
 Y fue un error grave. La gota que colmó el vaso...
 
 
			
  
 
			A Francis Ona, que había sido empleado de la propia empresa minera 
			Bougainville Copper Limited, no le gustó que se rieran de él y de su 
			gente de esa manera, tras tantas décadas soportando abusos y 
			atropellos.
 
 Evidentemente, podría haber reaccionado rebajando sus peticiones o 
			implorando servilmente algún tipo de concesión a los amos de la 
			mina. Quizás podría haber organizado una festiva manifestación con 
			pitos y pancartas o incluso podría haber hecho algún tipo de 
			reclamación por vía legal al estado de Papúa Nueva Guinea, el mismo 
			estado que se beneficiaba económicamente de la destrucción de su 
			hogar.
 
 Pero Francis Ona y sus compañeros tomaron una decisión mucho más 
			directa y audaz:
 
				
				"si ellos no cierran la mina, la 
				cerraremos nosotros". 
			Fue entonces cuando él y sus compañeros 
			entraron por la fuerza en los almacenes de la mina Panguna y robaron 
			50 Kg. de explosivos, con los que sabotearon las líneas eléctricas 
			que alimentaban la mina y los accesos a la explotación, así como 
			parte de las instalaciones.
 Cuando el estado de Papúa Nueva Guinea tuvo noticias de la rebelión 
			que se producía en Bougainville, mostró su auténtico rostro.
 
			  
			Temeroso de perder la mitad de las exportaciones del país si se 
			clausuraba la explotación minera de Panguna, el gobierno papuano 
			decidió reprimir con extrema violencia la revuelta, sin establecer 
			ningún tipo de negociación ni diálogo con la gente de Francis Ona o 
			los habitantes de la isla.
 
			  
			
			 Tropas de Papúa Nueva Guinea patrullando en Bougainville
 
 
			Papúa Nueva Guinea envió a las tropas y quemó casas, golpeó a la 
			población e incluso mató a varios habitantes de la isla a modo de 
			escarmiento.
 
 Ese fue el segundo gran error, esta vez perpetrado por el gobierno 
			de Papúa Nueva Guinea.
 
 Con ello solo consiguieron que la población de Bougainville 
			simpatizara con Francis Ona y sus seguidores y nació así una 
			guerrilla, que con el tiempo seria conocida como 
			
			BRA (Bougainville 
			Revolutionary Army o Ejército Revolucionario de Bougainville).
 
 
			  
			
			
			 Francis Ona,
 
			en el centro de la 
			imagen con sombrero marrón,  
			dirigiendo a los 
			guerrilleros del BRA
 
			El BRA, liderado por Francis Ona nació con un triple objetivo:
 
				
					
					
					Luchar por la cultura propia de 
					Bougainville
					
					Luchar por la tierra y el medio 
					ambiente de la isla
					
					Luchar por la independencia de 
					la isla, con el fin de que sus habitantes decidieran su 
					futuro sin tutelas externas de ningún tipo. 
			
  Imagen de Francis Ona en un periódico papuano,
 
			bajo el titular de 
			"El Hombre más perseguido"
 
			Acababa de iniciarse la Revolución de Bougainville, una lucha 
			tremendamente desigual que llevaría a que un grupo de personas muy 
			precariamente armadas, se enfrentasen contra un estado que disponía 
			de un ejército regular equipado y entrenado por la poderosa 
			Australia, (que pretendía proteger sus intereses comerciales en la 
			isla) y contra una de las mayores y más poderosas compañías mineras 
			del planeta, Rio Tinto Zinc, un monstruo con profundas 
			ramificaciones financieras que la unían con
			
			la mismísima familia Rothschild.
 
 
			
  
 
			A estas alturas, es posible que muchos de los lectores piensen que 
			este artículo pretende glorificar las revoluciones violentas, la 
			lucha armada o la creación de guerrillas para luchar contra los 
			poderes fácticos.
 
 Pero esta no es la intención del artículo.
 
 Uno puede estar más o menos de acuerdo con los diferentes métodos de 
			protesta o de rebelión contra los opresores y dejaremos las 
			opiniones al respecto a criterio de cada uno.
 
 Lo realmente significativo de la Revolución del Coco es la increíble 
			muestra de dignidad, creatividad, ingenio, convicción y fe en las 
			propias posibilidades del pueblo de Bougainville.
 
 Hasta el punto de que llegaron a obrar un auténtico milagro.
 
 
			
  
			
 
			  
			  
			EL MILAGRO DE 
			LA REVOLUCIÓN DEL COCO
 
 Puede parecer increíble, pero en sus inicios, los guerrilleros del 
			BRA no disponían prácticamente de armas.
 
 Tal y como lo decimos.
 
 A diferencia de muchos otros movimientos guerrilleros aparecidos en 
			otras partes del mundo, no hay constancia de que nadie acudiera en 
			defensa de los rebeldes de Bougainville, pues no estaban adscritos a 
			ninguna ideología ni corriente internacional, ni disponían de dinero 
			ni recursos para comprar armas desde ese remoto rincón del mundo.
 
 Para enfrentarse a la represión del ejército de Papúa Nueva Guinea, 
			que disponía de fusiles de asalto y helicópteros y disfrutaba del 
			apoyo directo de Australia, los guerrilleros del BRA tuvieron que 
			agudizar su ingenio hasta límites que rozan el surrealismo.
 
 
			  
			
			
			 Imágenes de un helicóptero papuano
 
			sobrevolando 
			Bougainville 
			soldados papuanos 
			armados en helicóptero
 
			Disponiendo tan solo de las piezas de deshecho abandonadas en la 
			mina y con las precarias herramientas que tenían a mano, los 
			guerrilleros de Francis Ona se vieron obligados a construir a mano 
			sus propias armas.
 
 Una de esas primeras armas consistió en un sucedáneo de fusil, que 
			mediante un ingenioso resorte y algo parecido a una goma era capaz 
			de disparar una flecha.
 
 Algo así como un cruce entre tirachinas, ballesta y fusil.
 
 
			  
			
			
			 Francis Ona
 
			mostrando en un 
			documental las primeras armas improvisadas por el BRA
 
			Con esas armas primitivas, pretendían luchar en las espesas selvas 
			de la isla, con el objetivo de ir derrotando soldados enemigos y 
			poder arrebatarles sus fusiles de asalto.
 
 Y lo más increíble es que lo consiguieron.
 
 
			  
			
			
			 Cañón construido por los guerrilleros del BRA
 
 
			Con el paso de los meses, los guerrilleros del BRA consiguieron 
			apoderarse de 2300 armas automáticas, arrebatadas a su enemigo, 
			hasta conformar una auténtica guerrilla armada.
 
 Ese fue el primer gran milagro conseguido por la gente de 
			Bougainville.
 
 
			
  
 
			Pero fue aquí cuando el gobierno de Papúa Nueva Guinea, emprendió 
			una maniobra extremadamente cruel y sucia, que es precisamente, la 
			que convierte esta revolución en un fenómeno tan extraordinario.
 
 Ante la fuerte oposición presentada por la población de Bougainville 
			y tras perder el control de gran parte de la isla, el gobierno 
			papuano, con el apoyo de Australia, inició un insidioso bloqueo 
			sobre Bougainville, con el fin de evitar que sus habitantes 
			recibieran suministros de ningún tipo: ni víveres, ni medicamentos, 
			ni gasolina para utilizar los vehículos que aún permanecían en la 
			isla.
 
 Fue un auténtico estado de sitio al más puro estilo medieval.
 
 Un férreo bloqueo que se alargó durante 7 largos años y cuyo fin era 
			doblegar la moral de la población de Bougainville y tratar de 
			enfrentar entre sí los diferentes clanes de la isla, hasta conseguir 
			que se revolvieran contra los guerrilleros del BRA y los 
			culpabilizaran de su terrible situación de precariedad.
 
 El objetivo era pues, derrotar la rebelión desde dentro a través de 
			la miseria y el hambre.
 
 
			  
			
			 Crisis humanitaria en Bougainville
 
			durante el bloqueo de 
			Papúa Nueva Guinea y Australia
 
			Y lo cierto es que el bloqueo funcionó.
 
			  
			Durante 7 años, 
			prácticamente no entró ni un solo medicamento, ni un solo alimento, 
			ni una sola gota de combustible en la isla de Bougainville.
 Sin embargo, tras 7 años de asfixia total, la población de 
			Bougainville seguía luchando, seguía alimentándose, seguía 
			disponiendo de electricidad y los guerrilleros del BRA se movían a 
			toda velocidad a lo largo y ancho de la isla, montados en sus 
			todo-terrenos… sin usar ni una sola gota de gasolina…
 
 ¿Cómo obraron tamaño milagro?
 
 
			  
			
			
			 Guerrilleros del BRA ante la mina Panguna
 
 
			  
			  
			CÓMO SUPERARON 
			EL BLOQUEO
 
 Sin lugar a dudas, ante unas circunstancias tan duras y 
			desesperadas, muchos de nosotros ya nos habríamos rendido.
 
 Pero la gente de Bougainville, ante la necesidad imperiosa de 
			encontrar mecanismos de supervivencia, afilaron su ingenio y 
			realizaron una demostración de inventiva, voluntad, dignidad y 
			convicción dignas de ser estudiadas.
 
 Y lo consiguieron buscando las soluciones a sus problemas en la 
			propia tierra, en los recursos ecológicos y en los conocimientos 
			ancestrales heredados de sus antepasados.
 
 La primera conclusión a la que llegaron los habitantes de la isla 
			fue que, para sobrevivir, cada familia debía conseguir ser 
			autosuficiente en lo referente a su sustento.
 
 Cada familia se vio obligada a cultivar su propio huerto, aplicando 
			un cultivo rotativo de la tierra en el que se aprovechó cada tipo de 
			cultivo disponible en la isla.
			Así fue como cultivaron boniatos, plátanos, mandioca, ñame, caña de 
			azúcar, papayas, patatas, cebollas, maíz, tomate, etc...
 
 Con esos cultivos, bien organizados, consiguieron superar el primer 
			problema fundamental en la isla bloqueada:
 
				
				No pasar hambre y ser 
			autosuficientes, aprovechando la tierra fértil de la que disponían y 
			la naturaleza generosa de la isla. 
			  
			
			
			 Plantaciones de los revolucionarios de Bougainville
 
 
			Pero si hay un cultivo esencial en Bougainville que explica el 
			porqué del triunfo de la voluntad de su gente, ha sido el cultivo 
			del coco, el gran símbolo de esta asombrosa revolución.
 
 Y es que los habitantes de Bougainville, acuciados por la necesidad, 
			se vieron obligados a aprovechar cada parte del coco.
 
 Para empezar, aprovecharon los valores alimenticios de la pulpa y de 
			la leche de coco, ricas en hierro, como alimentos nutritivos y 
			fortalecedores.
 
 
			
  
 
			La piel, exprimida y hervida se utilizó para curar heridas y como 
			repelente de los mosquitos y las hojas de los cocoteros se usaron 
			para elaborar canastas y utensilios similares.
 
 El aceite de coco se utilizó para hacer funcionar lámparas y para 
			fabricar jabón.
 
 
			  
			
			
			 Jabón natural elaborado con aceite de coco
 
 
			Incluso lo utilizaron como aceite lubricante para limpiar las armas 
			de fuego y mantenerlas en perfecto estado.
 
 Pero los habitantes de Bougainville no solo nos podrían dar 
			lecciones acerca del aprovechamiento de los recursos agrícolas.
 
 También pueden ofrecernos a todos una impresionante lección de 
			reciclaje y reutilización ingeniosa de los recursos disponibles.
 
 Con los restos de la maquinaria abandonada en la mina y con las 
			piezas y recambios que allí encontraron, fueron capaces de construir 
			sus propias casas, creando sus propias cerraduras y llaves 
			fabricadas por ellos mismos, y lo que aún resulta más sorprendente:
 
				
				dotarlas de electricidad, a pesar de no disponer de suministro 
			eléctrico exterior ni de combustible para hacer funcionar los 
			generadores. 
			Mediante una admirable demostración de ingenio fueron capaces de 
			reciclar todo tipo de piezas y motores viejos para construir, nada 
			más y nada menos, que centrales hidroeléctricas en medio de la 
			selva, capaces de canalizar el agua desde lo alto de las colinas a 
			lo largo de viejas tuberías, con el fin de mover precarias turbinas 
			con las que generar electricidad para iluminar sus chabolas.
 
			  
			
			
			 Generador hidroeléctrico improvisado,
 
			 fabricado con 
			elementos reciclados  
			por la población de 
			Bougainville durante el bloqueo
 
			Lo más sorprendente es que llegaron a construir 50 de estas pequeñas 
			centrales hidroeléctricas improvisadas, capaces de funcionar las 24 
			horas en medio de la selva.
 
 Una muestra de ingenio propia del mismísimo McGiver.
 
 Pero lo que sin lugar a dudas sorprende más es su capacidad para 
			hacer funcionar vehículos motorizados con los que desplazarse por la 
			isla y combatir cara a cara con el ejército papuano.
 
 ¿Cómo es posible que los guerrilleros del BRA, tras 7 años de 
			bloqueo y sin apenas gasolina procedente del contrabando, fueran 
			capaces de desplazarse a toda velocidad por la isla montados en 
			todo-terrenos y furgonetas?
 
 De nuevo, la respuesta a este "milagro" la hallamos en el mayor 
			aliado de la gente de Bougainville: el coco.
 
 Los habitantes trituran la pulpa del coco, extrayendo su leche, que 
			luego es fermentada y hervida hasta elaborar el aceite de coco.
 
 
			  
			
			 Habitante de Bougainville
 
			elaborando aceite de 
			coco
 
			Con 15 cocos son capaces de obtener un litro de aceite de coco de 
			"primer grado".
 
 Ese aceite de alta calidad es usado como gasolina para los viejos 
			vehículos que han conseguido recuperar de la mina, muchos de ellos 
			potentes todo terrenos.
 
 
			  
			
			
			 Guerrilleros del BRA
 
			montados en un 
			todoterreno impulsado por aceite de coco
 
			A pesar de que deben ser arrancados empujando, el hecho más notable 
			es que una vez en marcha contaminan mucho menos y consiguen el doble 
			de kilometraje que el que obtendrían con el uso de gasolina normal.
 
 Es por esa razón que la Revolución de Bougainville ha sido llamada 
			la Revolución del Coco.
 
 
			
  
 
			  
			  
			UNA LECCIÓN DE 
			FE
 
 Pero las asombrosas lecciones que nos ofrece la gente de 
			Bougainville no se limitan al campo de lo estrictamente material.
 
 También pueden darnos una lección acerca de la fe. De la auténtica 
			fe.
 
 Los revolucionarios de Bougainville nos han mostrado cómo pueden 
			aprovecharse todos los recursos físicos disponibles, por precarios 
			que éstos sean. Pero también nos han mostrado cómo pueden 
			aprovecharse los recursos psíquicos en propio beneficio y su propia 
			fe cristiana es un claro ejemplo de ello.
 
 Como todos sabemos, muchas veces, por no decir casi siempre, las 
			creencias religiosas son utilizadas como pesadas cadenas que 
			aprisionan la voluntad de los creyentes, sometiéndolos a la 
			superstición y a la perdida de su propio criterio y libertad 
			individuales.
 
 Sin embargo, los guerrilleros del BRA, la mayoría de los cuales son 
			católicos, han sido capaces de canalizar esa fe y utilizarla como un 
			instrumento que refuerza sus convicciones y su voluntad férrea.
 
 
			  
			
			 Comandante del BRA, Ishmael Toarama.
 
			Guerrillero y 
			ferviente creyente
 
			Y es que el primer acto de fe que han tenido, ha sido respecto de sí 
			mismos y a sus propias posibilidades.
 
 Aferrados a sus creencias, podrían haberse limitado a rezar, a 
			rogarle a Dios o a esperar la ayuda divina, convirtiendo su creencia 
			religiosa en una carga inmovilizante.
 
 Pero lejos de ello, decidieron luchar con todo lo que tenían a mano, 
			utilizando su propia creencia religiosa a modo de escudo psicológico 
			ante la adversidad.
 
 Incluso en este aspecto, podemos decir que nos han dado una 
			maravillosa lección de reciclaje y aprovechamiento de los recursos 
			disponibles.
 
 
			  
			
			
			 Toarama en su casa,
 
			repleta de mensajes 
			religiosos
 
			  
			  
			EL ÚLTIMO ACTO 
			DE LA FUNCIÓN
 
 Hasta tal punto llegó la fe de la gente de Bougainville que 
			podríamos decir que consiguieron moldear a su voluntad el devenir de 
			los acontecimientos, aunque ellos prefieren calificarlo de 
			"intervención divina y salvadora".
 
 Y es que tras largos años de conflicto, en el año 1997, se produjo 
			el último acto de esta admirable revolución.
 
 Prácticamente derrotados por los guerrilleros del BRA y emprendiendo 
			una medida desesperada, el gobierno de Papúa Nueva Guinea decidió 
			contratar los servicios de mercenarios profesionales con los que 
			aplastar de una vez por todas la Revolución de Bougainville.
 
 Contrataron, por 36 millones de dólares, los servicios de la 
			compañía británica 
			Sandline International, un ejército profesional, 
			perfectamente entrenado y equipado con el material más moderno.
 
			  
			Una 
			amenaza casi insuperable para los mal pertrechados guerrilleros del BRA.
 
			  
			
			
			 Mercenarios de Sandline International
 
 
			Sin embargo, en un giro "milagroso" de los acontecimientos, fueron 
			las disensiones dentro del propio ejército y los propios soldados 
			del ejército de Papúa Nueva Guinea, los mismos enemigos que habían 
			luchado encarnizadamente durante tantos años contra el BRA, los que 
			los salvaron de una derrota prácticamente inevitable.
 
 
			  
			
			
			 Protestas de los soldados papuanos
 
			contra la 
			contratación de mercenarios
 
			Indignados al ver que el gobierno papuano destinaba tanto dinero a 
			la contratación de mercenarios extranjeros, tras años siendo 
			enviados a morir a las selvas de Bougainville por un sueldo 
			miserable, el ejército papuano inició una masiva protesta que hizo 
			tambalear al gobierno y los mercenarios de Sandline International se 
			vieron obligados a abandonar el país.
 
 
			  
			
			
			 Los mercenarios de Sandline International
 
			son expulsados de 
			Papúa Nueva Guinea
 
			Fue el último acto de una revolución extraordinaria y la última 
			victoria de la gente de Bougainville sobre los gobiernos de Papúa 
			Nueva Guinea y Australia.
 
 Ante la imposibilidad de derrotarlos, el gobierno papuano se vio 
			obligado a acordar un proceso de paz con el Ejército Revolucionario 
			de Bougainville a principios de 1998, que culminó con la paz 
			definitiva en el año 2001, así como con el establecimiento de una 
			amplia autonomía política para la isla de Bougainville y con el 
			pleno reconocimiento de su derecho de autodeterminación.
 
 Se espera que en los próximos años, se convoque un referéndum en 
			Bougainville para votar su posible independencia.
 
 
			  
			
			
			 Manifestantes portando una bandera de Bougainville
 
 
			Como podemos ver, al final y contra todo pronostico, la Revolución 
			del Coco triunfó.
 
 La terrible mina de Panguna fue clausurada y Bougainville tiene 
			muchas posibilidades de llegar a erigirse como territorio libre en 
			un futuro cercano.
 
 Pero no nos engañemos ni edulcoremos la realidad: este triunfo fue a 
			costa de muchísimo dolor y sufrimiento. 15000 habitantes de 
			Bougainville acabaron muriendo por la terrible represión papuana, 
			casi un 10% de la población de la isla, muchos de ellos víctimas de 
			enfermedades como la neumonía, la disentería o la malaria, 
			imposibles de tratar a causa del férreo bloqueo realizado durante 
			tantos años por sus enemigos.
 
			  
			Además las disensiones internas entre 
			los diferentes clanes de la isla, azuzadas por el gobierno papuano y 
			australiano, provocaron enfrentamientos que estuvieron a punto de 
			hacer pedazos la revolución.
 
			  
			
			 3 líderes emblemáticos de la Revolución de Bougainville.
 
			Francis Ona, 
			izquierda;  
			Ishmael Toarama, 
			centro y abajo;  
			Joseph Kabui, derecha
 
			Nunca sabremos qué habría sucedido si los habitantes de la isla no 
			se hubieran decidido a luchar en defensa de su entorno natural y de 
			su libertad.
 
 Quizás se habrían ahorrado muchos años de guerra, muerte, dolor y 
			sufrimiento.
			Pero probablemente habría sido a costa de dejar a sus descendientes 
			una tierra yerma y devastada como herencia.
 
 Ese habría sido el costoso precio que habría comportado a medio y 
			largo plazo la inacción y la falta de respuesta ante los abusos y la 
			opresión de los más poderosos.
 
 
			
  
			
 
			  
			  
			UNA ULTIMA 
			LECCIÓN
 
 Francis Ona, el líder de la revolución de Bougainville, fue un 
			hombre aparentemente sencillo y cercano a su pueblo.
 
 Probablemente hizo cosas de las que nadie puede enorgullecerse y 
			tomó decisiones que causaron dolor y sufrimiento durante este 
			terrible y sangriento conflicto.
 
 
			  
			
			 Francis Ona
 
 
			Sin embargo, en el documental en el que se ha inspirado este 
			artículo, nos deja una última lección que nos habla, muy claramente, 
			de cual debería ser el papel de todo líder político o social:
 
				
				"Cuando iba a la escuela, recuerdo 
				que era citado regularmente, como los otros alumnos, para ir a 
				barrer la oficina del director o para limpiar las instalaciones 
				del colegio.
 Recuerdo que en una ocasión, cuando llegué al colegio, encontré 
				al director haciendo ese trabajo de limpieza que nos 
				correspondía a los alumnos. Allí estaba, el director, limpiando 
				los retretes.
 
 Recuerdo que le dije:
 
					
					'Usted es el director del 
					colegio, ¿por qué está limpiando los retretes?' 
				Su respuesta fue: 
					
					'el líder debe bajar a limpiar 
					la suciedad para su gente'. 
				Eso me enseñó una lección que me gustaría que aplicaran todos 
				los líderes del mundo: el líder debe limpiar las botas de su 
				pueblo". 
			Así pensaba el líder de la Revolución de 
			Bougainville.
 ¿Cuántos líderes políticos conocéis que piensen de forma similar?
 
 
			  
			
			
			 Guerrilleros del BRA ante el monstruo
 
 
			  
			  
			UN EJEMPLO 
			PARA TODOS
 
 La Revolución del Coco, con todas sus imperfecciones y miserias, 
			debería ser un motivo de inspiración para todos nosotros.
 
 Una inspiración que nada tiene que ver con la sangrienta lucha 
			armada ni con la revolución en sí, sino con los valores que emergen 
			del fondo de toda esta historia.
 
 Valores como,
 
				
					
					
					la dignidad de un pueblo
					
					sus anhelos de libertad e 
			independencia
					
					el amor y el respeto hacia el entorno natural
					
					la fe 
			en las propias convicciones y posibilidades 
					
					la capacidad de superación y 
					sacrificio ante un enemigo mucho más poderoso 
			  
			
			 Residente de Bougainville
 
			frente a la mina 
			Panguna
 
			Y estos valores deberían hacernos reflexionar a todos y empujarnos a 
			hacernos preguntas sobre nuestra actitud…
 
				
					
					
					¿Qué estamos haciendo en nuestra 
					propia tierra?
					
					¿Qué estamos tolerando?
					
					¿Acaso no tenemos ni dignidad ni 
					vergüenza?
					
					¿Acaso no tenemos valor para 
					reclamar y luchar, si es necesario, por nuestros derechos? 
			Es cierto: nosotros no somos la gente de 
			Bougainville, ni vivimos sus circunstancias.
 En nuestro caso disponemos de muchos más recursos y facilidades, de 
			muchas más comodidades e instrumentos para levantarnos y ser 
			escuchados. No vivimos encerrados en una isla bloqueada del Pacífico 
			en la que el único recurso disponible son los cocos.
 
			  
			¡Nos sobran las herramientas y las 
			posibilidades para cambiarlo todo!
 Y sin embargo, no hacemos nada...
 
				
					
					
					Apenas reaccionamos ante los 
					abusos y los atropellos que estamos sufriendo por parte de 
					los más poderosos.
					
					Ante el insulto y la burla, 
					bajamos la cabeza y nos limitamos a cambiar de canal, 
					buscando algo que nos reconforte.
					
					Actuamos como si en nuestro 
					mundo no existiera esa mina tóxica que destruye el futuro de 
					nuestros hijos y descendientes.
					
					Actuamos como si en nuestro 
					mundo no existiera el abuso desalmado de la multinacional 
					que nos expolia y nos trata como a "pobres indígenas 
					ignorantes" a los que se puede contentar con un espejito.
					
					Actuamos como si en nuestro 
					mundo no existiera el bloqueo, la conspiración organizada ni 
					la represión de los más poderosos sobre el pueblo. 
			Hemos convertido la defensa de nuestros 
			derechos y del futuro de nuestros hijos en una patética 
			representación teatral, formada por pancartas de colores, lemas 
			rimados y festivos toques de silbato; una mera pantomima 
			representada cada 4 años con la que creemos moldear nuestro futuro, 
			pero que tan solo está formada por urnas y papeletas repletas de 
			promesas mentirosas, que al final siempre se transforman en burlas y 
			escarnios. 
			  
			Ya va siendo hora de que reaccionemos.
 Aunque nos neguemos a creerlo, nosotros también tenemos una "mina 
			tóxica" que destruye todo lo bello y arruina nuestro futuro.
 
 Y por más que se lo pidamos con buenas palabras y con atinados 
			razonamientos, los dueños de "la explotación" no piensan cerrarla. 
			Los habitantes de Bougainville nos han mostrado claramente cuál es 
			el camino.
 
 La tendremos que cerrar nosotros mismos…
 
    
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