del Sitio Web PaulEisen traduccion de Editorial-Streicher 16 Agosto 2013 del Sitio Web Editorial-Streicher
No Ser Verdad?
por Paul Eisen
Arthur Butz llamó a su trascendental estudio revisionista "La Fabula del Holocausto" (The Hoax of the Twentieth Century), pero un engaño de este tamaño y naturaleza desafía la creencia.
Las teorías de conspiración raramente convencen, ni tampoco aquellos que las
propagan, de modo que ciertamente el completo absurdo de la afirmación de
los revisionistas nos dice todo lo que tenemos que saber. Así, si el
revisionismo ha de tener alguna credibilidad en absoluto, debe demostrar
cómo, de ser falsa, la narrativa del "Holocausto" como la conocemos, llegó a
existir.
Estos informes absolutamente no confirmados recibieron una credibilidad inmediata e incomparable al ser transmitidos (en una ocasión en yíddish) en Polonia por la BBC, y por su repetición en la prensa estadounidense, en particular en el New York Times.
Ellos hablaban por primera vez de exterminación, pero no sólo mediante gas. Según estos informes, los judíos estaban siendo cocidos al vapor, asfixiados hasta la muerte, exprimidos y electrocutados, así como gaseados.
Es sólo posteriormente en los informes compilados por las
autoridades soviéticas, cuando ellos liberaron los campos de Majdanek y
Auschwitz-Birkenau en 1944 y 1945, e incluso después, que el gaseamiento
surge como el método principal de matanza, como sólo un elemento en la
secuencia ducha-gas-cremación que ahora está en el núcleo de la narrativa
del "Holocausto".
Allí ellos son separados por sexos y conducidos a piezas donde se desnudan. Luego son conducidos, 600 a 700 a la vez, a cuartos enormes que parecen salas de duchas.
Cuando las piezas están llenas, píldoras de Zyklon B son dejadas caer desde unas aberturas en el techo y, cuando la temperatura aumenta, el gas de cianuro de hidrógeno es liberado. A las víctimas les toma aproximadamente cinco a quince minutos morir, observadas todo el tiempo por el personal SS a través de mirillas de cristal en las puertas.
Un intervalo de aproximadamente media hora es permitido para que el gas se despeje, ayudado por un sistema de ventilación, después de lo cual un Sonderkommando judío (un destacamento especial) entra con máscaras anti-gas, botas de goma, guantes, ganchos y mangueras para desenredar, regar y remover los cuerpos.
Los cadáveres son
llevados a salas mortuorias, donde dientes de oro, etc., son extraídos con
tenazas, y son transportados después a crematorios donde son quemados hasta
ser reducidos a cenizas. Si el número de cadáveres hubiera resultado ser
demasiado grande para las instalaciones de incineración, entonces los que
hubiesen quedado son tomados para ser quemados en fosas abiertas
especialmente diseñadas.
Las respuestas posibles pueden ser encontradas en la historia de los anteriores 50 ó 100 años de Europa antes de los acontecimientos bajo investigación. Este período vio grandes migraciones de personas en dirección hacia el Oeste, muchos de ellos judíos y muchos de ellos emigrando a o a través de Alemania.
Por toda Europa central y occidental, pero en particular en Alemania, había un problema con las epidemias y un gran temor a ellas, en particular el tifus, y muchas de las autoridades de recepción, y particularmente las autoridades alemanas, tenían la intención de desarrollar e implementar la desinfección de masas y procedimientos de desinfectación.
Éstos incluían baños colectivos de duchas y vapor, móviles y fijos, e
instalaciones para la desinfección de la ropa mediante gas. El gas usado
para ello era por supuesto el gas de cianuro de hidrógeno en la forma de
gránulos de
Zyklon B.
También debería ser notado cómo después de la introducción del gas en el campo de batalla en 1915, comenzaron a aparecer historias de gaseamientos homicidas de civiles como parte de la propaganda de atrocidades.
En Marzo de 1916 el Daily Telegraph relató que
los austríacos y los búlgaros habían asesinado a cientos de miles de servios
usando gas tóxico.
Un resultado del uso de la incineración en esas muertes eutanásicas fue que esto alimentó la sospecha general de que la cremación era usada para ocultar la causa de muertes provocadas por envenenamiento con gas (se piensa ahora que las muertes en el programa de eutanasia probablemente hayan sido por inyecciones letales) que amplia y falsamente se creía que causaban una desfiguración.
Entonces la cremación llegó a ser asociada con tentativas de engañar a la población sobre la causa de muerte.
En efecto, todas estas técnicas de
desinfección y cremación, consideradas como estando a la vanguardia de lo
moderno por los habitantes cultos de Europa Occidental, fueron vistas por
grandes sectores de las masas europeas con la sospecha más profunda, y en
particular por los inmigrantes, por lo general pobres, conservadores y
profundamente supersticiosos, y aún más particularmente por las masas judías
del Este con sus adicionales preocupaciones religiosas por el desnudamiento
y la incineración masivos, etc.
Usted llega agotado y aterrorizado junto con una masa de gente similarmente agotada y aterrorizada a una estación fronteriza alemana donde usted es encarado con guardias uniformados y funcionarios que le gritan en una lengua que usted apenas entiende. Ellos quieren separarlo a usted de sus hombres y mujeres, desnudarlo y ponerlo en grandes, frías y adustas cámaras.
Usted ha oído las historias de cuando usted está de pie desnudo y tembloroso bajo las duchas y espera lo que le han dicho que será agua, pero que una parte de usted teme que será gas.
Un relato de una sorprendente persona ilustra el punto.
Ingrid Rimland [esposa de Ernst Zündel], que escribe que cuando era una pequeña niña en 1945, ella y lo que quedaba de su familia viajaron hacia el Oeste con el ejército alemán en retirada de vuelta a Alemania.
De esa manera, aquellos informes soviéticos con sus ahora detalladas descripciones del procedimiento de exterminación (ducha-gas-cremación), apareciendo después de tres años de otros aterradores informes de exterminio de judíos y otras personas realizado por los alemanes, y también en el contexto del temor en Europa sobre el uso de gas como un arma usada contra civiles y de la incineración como un método nuevo y desconocido para la eliminación de cuerpos, podrían haber contribuido decisivamente a la colocación de los fundamentos de la narrativa de la cámara de gas del "Holocausto" como la conocemos.
Ciertamente a partir del tiempo de aquellos informes, la
mera presencia de duchas, cámaras de gas para la desinfestación y
crematorios se había convertido en sí misma en la evidencia de un
gaseamiento homicida masivo.
Los estadounidenses y los británicos vieron estas cosas, y, con
un tono más censurador, las filmaron y fotografiaron como clara evidencia de
un genocidio planeado más bien que como lo que ellas eran: el resultado,
particularmente en la forma de epidemias de tifus, del colapso de Alemania
en general y del sistema de campos en particular, bajo el impacto del
bombardeo de saturación de los Aliados.
¿Pero qué hay con las otras autoridades implicadas: los estadounidenses, los británicos y los soviéticos?
Estas autoridades seguramente habrían estado felices de acusar a los alemanes de absolutamente cualquier cosa y posiblemente no eran reacias a una pequeña falsificación de evidencias de ser necesario.
Después de todo, estas mismas autoridades habían estado perfectamente preparadas para seguir acusando a los alemanes de la masacre de más de 4.000 polacos en Katyn, un hecho que ellos sabían muy bien que había sido perpetrado por el NKVD soviético.
De hecho, el único caso donde hay alguna evidencia de montaje artificial ocurre en la liberación del campo de Majdanek por el ejército Rojo, en cuyo tiempo las autoridades soviéticas cerraron el sitio durante un mes y luego presentaron al mundo algunas pruebas muy cuestionables de la exterminación masiva de judíos.
Una similar falsificación consciente también pudo haber ocurrido en
Auschwitz. En cualquier caso, intencional o no, todo estaba listo ahora para
que la historia levantara vuelo.
El "Holocausto" tenía mucho de los tres factores.
Descendiendo por la cadena de mando encontramos muchos ejemplos en los procesos de Nuremberg donde los presuntos delitos de los vencidos fueron formalizados por los vencedores.
Los investigadores de Nuremberg, según iban trabajando a su modo entre medio de las montañas de testimonios de presuntos testigos oculares, creían que había habido cámaras de gas cuando ellos se esforzaron por establecer esa verdad. Los interrogadores del ejército, cuando ellos se abrieron camino a puñetazos entre los desdichados acusados, creían que había habido cámaras de gas y que ellos simplemente estaban tratando de llegar a esa verdad.
Los abogados, cuando ellos presentaron documentos altamente cuestionables como evidencia contundente, creían que había habido cámaras de gas, y nosotros no necesitamos mucho para persuadirnos de que los jerarcas judíos podrían haber estado listos y dispuestos a propagar y creer semejante cuento.
Los judíos sufrieron terriblemente bajo el nacionalsocialismo, nadie lo niega, ningún revisionista o no revisionista.
Ellos habían sido
perseguidos, expulsados y agredidos. Ellos habían sido deportados a la
fuerza y encarcelados en campamentos de trabajo donde miles habían muerto de
agotamiento, desnutrición y maltrato. En el Este muchos judíos habían sido
muertos a tiros. Los judíos tenían pocos motivos para amar a los alemanes.
El "Holocausto" es sólo la última, aunque la peor, de una serie de calamidades trágicas que han acontecido a la gente judía, y Hitler se sienta bien con el Faraón, Amalec, Hamán, Tomás de Torquemada y Bogdan Chmielnitski, todas duraderas figuras del odio en el martirologio judío.
Tampoco esta sería la primera vez que los cronistas judíos (o cualquier otro cronista en realidad) hubieran usado alguna licencia poética en la descripción de su sufrimiento.
El Talmud dice que en el momento de la destrucción del segundo templo - reputado en la historia judía como un precedente histórico para el "Holocausto" - los romanos mataron a "cuatro mil millones", y la sangre de las víctimas judías era tan grande que se convirtió en "una enorme ola que llevaba peñascos hacia el mar", y que tiñó el agua por cuatro millas.
Los cuerpos de los judíos fueron usados como "postes" y los niños judíos fueron "envueltos en sus rollos de la Torá y fueron quemados vivos 65 millones de ellos".
En un contexto como éste, las declaraciones de Elie Wiesel llegan a ser un poco más comprensibles:
Pero para que una historia de esta magnitud haya sido difundida fueron necesarios muchos creyentes más que unos cuantos políticos muy poderosos y soldados y miles de sobrevivientes traumatizados y arruinados, que, excepto unos pocos cínicos intuitivos en la misma cima de las jerarquías británica, estadounidenses, soviética y judía, creyeron que aquello había ocurrido.
La verdad es que hubo poca evidencia contundente, pero la que había podía ser muy fácilmente adaptada a la medida.
Después de todo, cualquiera sabía que
los alemanes se habían involucrado en el exterminio masivo e intencionado de
judíos; por lo tanto, "tratamiento especial" y "deportación al Este" debían
ser eufemismos para la exterminación, y cualquier cámara sellada junto a un
crematorio, especialmente si era usada para la desinfectación mediante gas,
debe haber sido una cámara de gas homicida.
Ponga todo esto en el contexto de un mundo occidental
obsesionado por los judíos y su propia ambivalencia sobre los judíos y el
sufrimiento judío, una población judía traumatizada por su muy real y
reciente sufrimiento, una cultura judía enormemente influyente que coloca el
sufrimiento en el centro de su auto-identidad, y un liderazgo sionista
desesperado por ganar la compasión mundial para un Estado judío en Palestina,
y la idea de tal historia, aunque falsa, logrando una aceptación casi
universal, realmente no es difícil de creer.
Ellos creían que la Tierra era el centro del universo, y persiguieron a los escépticos con el mismo fervor y con casi tanta justificación como ellos persiguen a los revisionistas del "Holocausto" hoy.
La gente hoy cree que John Kennedy fue asesinado por un pistolero solitario con una bala mágica. Ellos creen en la Astrología y la adivinación, en auras corporales y experiencias fuera del cuerpo.
Ellos creen que los Hijos de Israel fueron guiados en el desierto por un pilar de humo durante el día y de fuego durante la noche, que Jesús nació de una virgen, murió y fue resucitado, y que el profeta Mahoma subió al cielo después de ver La Meca y Jerusalén.
¡Ellos incluso creen que Palestina era una tierra sin gente para una gente sin tierra!
Entonces ¿qué es tan difícil de creer sobre la matanza planeada y premeditada de seis millones de judíos mediante métodos industriales modernos, cargados por millones en trenes y llevados a centros de matanza industrializados donde ellos fueron muertos por miles a la vez en enormes salas de matanza, sus cuerpos quemados hasta reducirse a cenizas y sus huesos enterrados en el polvo?
La gente cree en el Cielo y en el Infierno.
Entonces, ¿por qué no en el infierno del "Holocausto"?
Tropas soviéticas liberan el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau en Enero 27, 1945.
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