Parte 7 por Daniele Ganser 1 Mayo 2011 del Sitio Web VoltaireNet
El 14 de junio de 1940, París caía en manos de los nazis.
Mientras que los simpatizantes de la extrema derecha en el seno del ejército
francés y de las élites políticas, partidarios del mariscal Philippe Petain,
pactaban con el ocupante nazi e instalaban un gobierno de colaboración en
Vichy, el general Charles de Gaulle se refugió en Londres y declaró [por
radio] a los franceses que él representaba el único gobierno legítimo de
Francia.
Los agentes del BCRA saltaban en paracaídas sobre el territorio francés para efectuar allí misiones clandestinas que costaron muchas vidas.
Por la naturaleza de
sus misiones, de su entrenamiento y su equipamiento, el BCRA - disuelto antes
del fin de la guerra - dejaba entrever lo que sería posteriormente el
ejército secreto francés, al que pasaron muchos ex miembros del BCRA.
Después del desembarco aliado en Normandía, el 6 de junio de 1944, y de la
liberación de Francia por los estadounidenses, el general De Gaulle entró
triunfalmente en París y se puso a la cabeza del Estado. El mariscal Petain,
quien había colaborado con Hitler, fue condenado a muerte, pena que sería
más tarde conmutada por cadena perpetua.
A la izquierda, el Partido Comunista Francés (PCF) gozaba de gran popularidad, esencialmente debido al importante papel que había desempeñado en la Resistencia contra el régimen de Vichy:
En el bando de la derecha, los colaboradores de Vichy en el seno del ejército y de los círculos industriales y de negocios no soportaban la idea de ver a Francia caer en manos del comunismo, ya fuera a través de un golpe de Estado o de una victoria del PCF en el marco de elecciones democráticas.
Y sobre todo, Estados Unidos y Gran Bretaña estaban decididamente en contra del PCF por estimar que ese partido estaba al servicio de Moscú.
Es por esa razón que, al igual que en Italia, después de 1945 una guerra secreta se desató en Francia, guerra en la que los miembros del PCF y de los sindicatos de izquierda tenían que enfrentar a la CIA y a ciertos elementos de los aparatos político, militar y policial de ese país.
Así fue, en ningún país de Europa, con excepción de Italia, tenían los comunistas tanta influencia como en la Francia de la posguerra.
Washington temía que Moscú ordenara al PCF tomar el poder mediante un golpe de Estado. Stalin, sin embargo, no estimulaba a los comunistas franceses a emprender ese camino y, a pesar de que algunos de los más jóvenes soñaban con un destino más épico, la antigua e institucionalizada dirección del PCF no tenía intenciones de tomar el poder por la fuerza.
Sus miembros intuían con razón que hacerlo implicaría para ellos la pérdida de su legitimidad, si simplemente no eran barridos antes por el ejército estadounidense, estacionado aún en Francia a raíz de la reciente Liberación.
Los otros dos partidos participantes, el recientemente fundado Movimiento Republicano Popular (MRP) y los socialistas franceses, quedaron en segundo y tercer lugar, con el 15 y el 11% de los sufragios respectivamente. Esa tendencia se confirmó el 21 de octubre de 1945 en las primeras elecciones nacionales, en las que el PCF - con el 26% de los votos - obtuvo 160 escaños en la Asamblea Constituyente, frente a 142 escaños de los socialistas (24% de los votos). Con el 23,6% de los votos, el MRP quedaba en último lugar.
Juntos, los dos partidos de izquierda disponían
de una estrecha mayoría.
Los comunistas utilizaron su
tribuna en el parlamento para denunciar la guerra que Francia libraba por
entonces por la reconquista de su antigua colonia de Indochina.
Al insistir la deputada Vermeersch, declaró el presidente:
A lo que la diputada Vermeersch respondió:
El radicalismo del PCF inquietó mucho a los miembros conservadores de la sociedad francesa, que además se escandalizaron cuando los comunistas, como reacción ante su estrecha representación en el gobierno, presentaron dos proyectos de ley.
Uno limitaba los poderes del ejecutivo y el otro reducía el presupuesto de la Defensa en un 20%. La adopción de ambas leyes por el parlamento, de mayoría comunista, llevó a De Gaulle a presentar solemnemente su dimisión el 20 de enero de 1946. Proseguía, sin embargo, la lucha por el poder al proponer el PCF una distribución de los ministerios entre comunistas y socialistas, lo cual no hubiese sido más que la justa consecuencia de la opinión que los franceses habían expresado democráticamente en las urnas.
Pero los socialistas se negaron.
Comprendían
claramente que, al igual que Italia, Francia sólo disponía en aquella época
de una soberanía limitada, y que Estados Unidos jamás concedería a un
gobierno izquierdista los beneficios del Plan Marshall de reconstrucción
económica que tanto necesitaba el país.
En
términos de importancia, la única fuerza política similar al PCF en todo el
oeste de Europa era el poderoso Partido Comunista Italiano (PCI).
Su órgano central, el diario L’Humanité, era en aquel momento, con
su edición Ce Soir, el periódico más leído de Francia y el partido comunista
controlaba las principales organizaciones juveniles - incluyendo la «Unión de
Juventudes Republicanas» - así como los mayores sindicatos de trabajadores,
principalmente la Confederación General del Trabajo (CGT).
El 26 de noviembre de 1946, el general Hoyt Vandenberg, director del CIG (la futura CIA), envió a Truman un memorando advirtiéndole que el poderío del PCF podía llevarlo a tomar el poder cuando quisiera:
Subrayaba Vanderberg que, según los servicios de inteligencia estadounidenses, el PCF no tenía sin embargo intenciones de alcanzar el poder mediante un golpe de Estado:
El Plan Bleu
En otras palabras, el Plan Bleu debía contrarrestar la “Amenaza Roja”.
Un veterano de aquel ejército secreto, Victor Vergnes, recuerda que el impulso lo dieron los británicos inmediatamente después de la guerra.
El SAS, especializado en las guerras secretas, entró en contacto con el joven servicio francés de inteligencia, la Direction générale des études et recherches (DGER) [Dirección General de Estudios e Investigaciones], y pactó con ese órgano la instalación de un ejército secreto en el noroeste de Francia, en la región de Bretaña.
Recuerda Vergnes que,
Las células de aquel ejército secreto se propagaron rápidamente por todo el territorio.
Numerosos agentes y oficiales de la DGER formaban parte de aquel ejército clandestino. Hay que señalar que, bajo la dirección de André Devawrin, la DGER empleó a ex miembros de la Resistencia comunista. La presencia de estos en la DGER constituía, en opinión de los agentes más conservadores y sobre todo de los estadounidenses, un evidente riesgo para la seguridad, sobre todo tratándose de operaciones altamente secretas contra los comunistas franceses, como la Operación Plan Bleu.
La DGER fue por lo tanto desmantelada en 1946 y sustituida por un nuevo servicio secreto militar, ya ferozmente anticomunista: el SDECE, encabezado por Henri Alexis Ribiere. Con la sustitución de la DGER por el SDECE, los comunistas perdían una importante batalla de la guerra secreta y se veían así ante un adversario mucho más peligroso.
El SDECE reclutó anticomunistas formados en Grecia, durante la guerra civil de ese país, confirmando así un claro viraje a la derecha.
Mientras masivas huelgas de inspiración comunista paralizaban Francia, los agentes del Plan Bleu se dedicaban en secreto a recoger entre industriales ricos los fondos que necesitaban para financiar su guerra secreta.
La tensión se incrementó en el país al producirse en las fábricas Renault una importante huelga, con apoyo del PCF y de la CGT.
El primer ministro socialista Paul Ramadier ordenó congelar los salarios, en total contradicción con los reclamos de los trabajadores que exigían mejor remuneración. La situación estaba convirtiéndose en una prueba de fuerza. Los comunistas votaron contra el congelamiento de los salarios que proponía Ramadier mientras que los socialistas trataban de convencerlo de que no dimitiera cuando, el 4 de mayo de 1947, en una sorpresiva maniobra, Ramadier utilizó su condición de primer ministro para expulsar de su gobierno a todos los comunistas.
Estupefactos, estos últimos no se inmutaron ante la noticia y la aceptaron, creyendo que sólo podía ser algo temporal. Pero los comunistas tendrían que esperar más de 30 años para volver al consejo de ministros.
Sólo al cabo de mucho tiempo se descubrió que Washington había estado implicado en aquella maniobra.
Un mes después de haber expulsado de sus funciones a los ministros comunistas, los socialistas franceses arremetieron contra la derecha y la CIA y sacaron a la luz la existencia del ejército secreto Plan Bleu.
El 30 de junio de 1947, el ministro del Interior socialista, Edouard Depreux, reveló el secreto y, para sorpresa general, anunció que en Francia se había creado un ejército clandestino de paramilitares de derecha a espaldas de los políticos y que la misión de aquella fuerza era desestabilizar el gobierno francés.
Según las declaraciones altamente reveladoras del ministro del Interior, la CIA y el MI6 tenían proyectado, en colaboración con paramilitares franceses, la realización de un golpe de Estado para el verano de 1947.
Aquellas revelaciones condujeron a una serie de arrestos e investigaciones. Entre los conspiradores detenidos estaba el conde Edmé de Vulpian. Su propiedad de «La Forêt», cerca de Lamballe, en la región de Bretaña, había servido de cuartel general para los últimos preparativos del golpe de Estado.
El comisario a cargo de la investigación, Ange Antonini, descubrió allí,
Aquellos documentos permitieron comprobar que, en el marco del Plan Azul, los conspiradores, quienes trataban de deteriorar el clima político ya tenso en Francia, habían planificado actos de terrorismo con los que pretendían acusar a la izquierda para crear condiciones favorables para su propio golpe de Estado, «estrategia de la tensión» que ya se había puesto en práctica en Grecia, Italia y Turquía.
Si bien admiten que en Francia se financió una guerra secreta inmediatamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, otras fuentes niegan rotundamente la tesis del golpe de Estado de 1947.
Asombrosamente, la investigación sobre la implicación del SDECE estuvo cargo del director del propio SDECE, Henri Ribiere.
Este último concluyó que la culpabilidad recaía en la CIA y el MI6, que habían promovido el Plan Bleu aunque aparentemente nunca habían proyectado derrocar el régimen que se encontraba en el poder.
Por sugerencia del embajador Jefferson Caffery, quien supervisaba estrechamente la guerra secreta contra el comunismo en Francia, la CIA, después de las maniobras que habían llevado a la expulsión de los comunistas del gobierno a finales de 1947, se volvió entonces contra la CGT, columna vertebral del comunismo francés.
En su memorando al presidente Truman, el general estadounidense Vandenberg subraya con razón que los,
La CIA logró crear una división en el seno de la CGT, organización dominada por los comunistas, sacando de ella a los moderados del sindicato Force Ouvriere, que la propia CIA financiaba a principios de los años 50 con más de medio millón de dólares al año [15].
Entre estos últimos se hallaba el comisario Jean Dides, quien había colaborado con la OSS [Office of Strategic Services, la antecesora estadounidense de la CIA. NdT.] durante la Segunda Guerra Mundial y que fue puesto a la cabeza de una policía secreta anticomunista conformada con paramilitares y dependiente del ministro del Interior Jules Moch.
La embajada de Estados Unidos se felicitó por los progresos logrados y, a principios de 1949, envió al Departamento de Estado un cable anunciando que para,
El historiador
estadounidense Christopher Simpson estima que las unidades clandestinas de
acción como «Paix et Liberté» fueron fundadas y financiadas por la CIA
durante la guerra fría a un costo de «fácilmente más de 1 000 millones de
dólares al año» [18].
La rama italiana, bautizada «Pace e Liberta» se hallaba bajo la dirección de Edgardo Sogno y tenía su cuartel general en Milán.
En 1995, la investigación sobre la red Gladio permitió descubrir que Paix et Liberté había actuado bajo las órdenes directas de la OTAN. El ministro francés de Relaciones Exteriores Georges Bidault parece haber sugerido en 1953, durante una reunión del Consejo Atlántico de la OTAN, que Paix et Liberté realizara una reorganización de los servicios de inteligencia de la OTAN y que sirviera de base y motor a la coordinación de las acciones internacionales contra el Kominform [19].
En su historia de la influencia de Estados Unidos en la Francia de posguerra, Irwin Wall consideró que, junto al sindicato francés Force Ouvrière,
Por el contrario, el primer ministro socialista Paul Ramadier se las arregló para que sus leales dirigentes en el seno de los servicios secretos militares no se vieran implicados en el escándalo. Al amainar la tormenta, a fines de 1947, Ramadier ordenó al director del SDECE, Henri Ribiere, y a su adjunto, Pierre Fourcaud, que crearan un nuevo ejército secreto anticomunista con el nombre de código «Rose des Vents» [Rosa de los Vientos], en referencia a la estrella símbolo de la OTAN.
El nombre resultó perfecto ya que, al establecerse la OTAN en París en 1949, el SDECE realizó su guerra secreta en estrecha colaboración con la alianza atlántica [21].
Los
combatientes de la sombra entendían todos que, en el contexto marítimo, la
rosa de los vientos es la referencia debajo de la aguja de la brújula que
indica el rumbo a seguir y que se usa para determinar las correcciones
necesarias si el barco parece desviarse de su trayectoria.
Según el plan conjunto de lucha contra el comunismo en Europa Occidental que la CIA y la OTAN habían adoptado, el ejército llamado Rose des Vents tenía como misión, dentro del SDECE, localizar y combatir los elementos comunistas subversivos en el interior de la IV República.
También debía planificar medidas de evacuación para proporcionar una base adecuada de repliegue en el extranjero.
Sus hombres estaban entrenados para la realización de acciones de sabotaje, de guerrilla y de obtención de información de inteligencia en condiciones de ocupación enemiga. El territorio francés estaba dividido en numerosas zonas geográficas stay-behind en las que se mantenían células clandestinas y cada zona estaba bajo el control de un oficial del SDECE.
Una base para el
repliegue de un gobierno francés en el exilio fue instalada en Marruecos y
el SDECE envió parte de sus archivos en microfilmes a Dakar, en Senegal [23].
El más conocido de los combatientes de la Rose des Vents es quizás Francois de Grossouvre, quien sería consejero para operaciones especiales del presidente socialista Francois Mitterrand en 1981.
Durante la Segunda Guerra Mundial, De Grossouvre se había enrolada en la milicia de Vichy. Posteriormente afirmaría que se había infiltrado en aquel cuerpo represivo para trabajar a favor de la Resistencia.
El agente del SDECE Louis Mouchin, quien reclutó personalmente una buena cantidad de soldados de la sombra, contó un día cómo se había establecido el contacto con De Grossouvre:
Mouchin precisó que el reclutamiento de De Grossouvre no se debía solamente a su experiencia en la guerra sino también a sus contactos:
Como consejero especial del presidente Mitterrand, De Grossouvre desempeñó un papel considerable en la guerra clandestina en Francia a principios de los años 1980.
Pero en 1985 fue separado de sus principales funciones cuando su inclinación por el secretismo acabó por exasperar a los colaboradores más virtuosos de Mitterrand.
Parece que, a pesar de ello, Mitterrand y De Grossouvre siguieron manteniendo buenas relaciones ya que cuando, como consecuencia de las revelaciones sobre la dimensión europea de Gladio, Mitterrand se vio en pleno centro del escándalo y tuvo que desmantelar la red francesa,
En el momento de su muerto, no subsistía ya duda alguna sobre la participación de De Grossouvre en la guerra secreta.
El ex agente de la CIA Edward Barnes fungió como oficial de enlace con la red stay-behind Rose des Vents hasta 1956.
Luego de las revelaciones de 1990 sobre los ejércitos secretos, Barnes recordó que no sólo Washington sino también los franceses temían que los comunistas tomaran el poder.
Según Barnes, la primera motivación del Gladio francés era la resistencia ante una invasión soviética y la promoción de las actividades políticas anticomunistas en Francia «podía ser un objetivo secundario» [27].
También
según este ex agente de la CIA, el programa stay-behind francés consistía en
«varias decenas» de hombres reclutados individualmente por la CIA para que
cada uno creara a su vez su propia pequeña red. Si cada uno reclutaba y
entrenaba a otros 10 hombres, como ya se ha visto en otros países, se puede
deducir de las declaraciones de Barnes que el Gladio francés contaba
alrededor de 500 soldados.
Después de que se descubriera la existencia de los ejércitos secretos de la CIA, la Intelligence Newsletter basada en París indicó que,
Barnes afirmó que la CIA,
La mayoría de ellos no
necesitaban mucho entrenamiento porque ya habían peleado en la Segunda
Guerra Mundial y habían realizado operaciones especiales tras las líneas
enemigas por cuenta del BCRA [28].
Los transmisores de radio y los códigos eran la primera prioridad. En aras de garantizar la clandestinidad de la red, la regla era que las informaciones sólo podían conocerlas las personas estrictamente implicadas.
Barnes precisó que él mismo no estaba autorizado a reunirse más que con una decena de personas reclutadas por la CIA,
Operación Demagnetize
En octubre de 1951, en una carta al ministro de Defensa Marras, el general Umberto Broccoli indicaba que existían ejércitos de ese tipo en los Países Bajos, Bélgica, Noruega y Dinamarca y que,
¿Hasta dónde se extendía aquella red francesa en la Austria y la Alemania ocupadas después de la derrota?
No lo sabemos, pero al parecer existieron zonas controladas por las tropas francesas hasta que los aliados se retiraron de esos dos países.
En su informe titulado «Un SID paralelo - El caso Gladio», el primer ministro italiano Giulio Andreotti confirmaba que los ejércitos anticomunistas secretos estaban en permanente contacto con la OTAN y que,
Un memorando altamente secreto del Joint Chiefs of Staff, el Consejo del Estado Mayor Conjunto estadounidense, fechado el 14 de mayo de 1952 y titulado,
Los ejércitos secretos reclutados por la CIA y dirigidos por el SDECE eran conformados y entrenados en aquel contexto estratégico ya que, como especificaba el documento,
La guerra había que librarla en el mayor secreto y no era,
El entrenamiento de los soldados clandestinos de la Rose des Vents se desarrollaba en varios lugares, en Francia y en el extranjero, en estrecha colaboración con las Fuerzas Especiales francesas, sobre todo con la 11ª Semi-brigada Paracaidista de Choque - 11ª de Choque - fuerza de comandos especializados en operaciones especiales.
Ambos cuerpos mantenían estrechas relaciones y, varias veces, oficiales del 11º de Choque integraron la Rose des Vents. Al igual que el SAS, cuyos miembros efectuaban las operaciones secretas y trabajos sucios del MI6, el 11º de Choque servía al SDECE de brazo armado después de la Segunda Guerra Mundial.
Según el especialista del Gladio francés Brozzu-Gentile,
En 1990, la
prensa francesa reveló que los miembros del Gladio francés habían recibido
entrenamiento en manejo de armas y en el uso de explosivos y de transmisores
de radio en el Centro de Entrenamiento de la Reserva Paracaidista (CERP) del
11º de Choque en Cercottes, cerca de Orleáns, y en otros dos lugares de
entrenamiento del 11º, uno en los Pirineos, cerca de la frontera española, y
el otro en Calvi, en Córcega, no lejos del cuartel general del Gladio
italiano en Cerdeña [35].
En 1954, 300 hombres de esa fuerza especial fueron desplegados en Argelia.
La mayoría tenía una buena experiencia en misiones clandestinas y contraguerrilla ya que venían directamente de Vietnam, donde Francia había tenido que renunciar a sus colonias aquel mismo año, a raíz de la derrota de Dien Bien Phu. Uno de los más famosos miembros del 11º fue Yves Guerain-Serac, un célebre soldado de la sombra que había servido en Corea y en Vietnam y que más tarde estuvo directamente implicado en las operaciones del ejército anticomunista secreto portugués.
Desde su célula, el soldado del Gladio italiano y terrorista de extrema derecha Vincenzo Vinciguerra confesó su admiración por la personalidad fascinante y las inigualables habilidades de Guerain-Serac como estratega del terror [37].
La lucha por la independencia de Argelia comenzó verdaderamente en mayo de 1958. El debilitado gobierno de la IV República no sabía bien cómo reaccionar mientras que los servicios secretos y los militares franceses estaban firmemente decididos a hacer lo que fuera para que Argelia siguiera siendo una colonia francesa.
En las filas del SDECE y del ejército muchos consideraban a los responsables políticos de la IV República,
Cuando el FLN ejecutó los primeros
prisioneros franceses, los estrategas de la guerra secreta en los servicios
secretos franceses y en el ejército comenzaron a fomentar un golpe de Estado
para reemplazar el gobierno de París por otro régimen.
Otros miembros del 11º, que no aprobaban aquella guerra antidemocrática contra el gobierno de París, abandonaron aquel mismo día la base de Cercottes y se agruparon para defender los blancos y objetivos amenazados por los conspiradores gaullistas y por las unidades paramilitares que los apoyaban [39].
Uno de aquellos blancos era el propio jefe del SDECE, el general Paul Grossin. Cuando este último tuvo conocimiento del plan, ordenó inmediatamente que la sede del SDECE, en el parisino Boulevard Portier, fuese protegida por elementos del 11º que se mantenían fieles a él. Francia se sumió en el caos durante aquel mes de mayo de 1958.
El jefe de la DST (la Dirección de Vigilancia del Territorio, siglas en francés.), Roger Wybot estaba a punto de activar un plan secreto anticomunista bautizado «Operación Résurrection».
Aquel plan, que incluía esencialmente el lanzamiento en paracaídas de tropas del 11º de Choque, consistía en controlar en muy poco tiempo los centros vitales de París: el ministerio del Interior, la sede de la policía, los edificios de la televisión y la radio, las centrales eléctricas y otros lugares estratégicos de la capital.
Pero el 27 de mayo,
Una larga serie de acciones, rápidas y capitales, se produjeron entonces, sellando la suerte de la IV República.
El 28 de mayo, el presidente de la República René Coty declaró que había llamado a De Gaulle a conformar un gobierno. En sólo 24 horas, el general se presentó ante la Asamblea Nacional y solicitó plenos poderes para gobernar por decreto durante 6 meses, impuso a los diputados 4 meses de «vacaciones» y solicitó la posibilidad de presentar él mismo un proyecto de nueva Constitución.
Las propuestas del general fueron aceptadas por 329 votos contra 224.
Muchos de los militares y miembros de los servicios secretos que habían apoyado el golpe de De Gaulle esperaban que el general optara firmemente por la «Argelia francesa», o sea que hiciera cualquier cosa para que Argelia se mantuviera bajo la tutela colonial de Francia.
Para su gran asombro, De Gaulle, con el respaldo de numerosos políticos de la IV República, proclamó el derecho de los argelinos a la autodeterminación, lo que llevó a la independencia de Argelia en 1962. Los soldados de la sombra estaban furiosos.
Los combatientes de los ejércitos secretos estaban divididos. ¿Debían seguir las órdenes de De Gaulle y retirarse de Argelia o luchar contra el gobierno francés?
La traición final del 11º de Choque se produjo en 1961, cuando la mayor parte de sus miembros optaron por la Argelia francesa y, para promover su política, fundaron junto a oficiales del ejército francés la Organización del Ejército Secreto (OAS, siglas en francés.).
Los dos objetivos declarados de la OAS eran:
Al parecer, soldados del ejército stay-behind de la OTAN, respaldado por la CIA, que se habían unido a la OAS estuvieron implicados en aquel golpe de Estado.
Los combatientes de la sombra,
Habría que investigar más a fondo sobre esa implicación de la red stay-behind francesa en el golpe de Estado de 1961, que constituye uno de los episodios más delicados de la historia de la guerra clandestina en Francia.
Las pruebas de las que hoy disponemos indican que los ejércitos stay-behind desempeñaron un papel en los putschs de 1967 en Grecia, de 1980
en Turquía y en el que fracasó en derrocar el gobierno francés en 1961 [45].
Poco antes de los hechos, Challe había ocupado las funciones de comandante en jefe de las fuerzas aliadas en Europa Central, lo cual implicaba estrechos vínculos no sólo con el Pentágono y con representantes de Estados Unidos sino también con la red stay-behind de la OTAN, así como contactos cotidianos con oficiales del ejército estadounidense.
Challe había actuado por lo tanto, concluía Krief, bajo las órdenes directas de la CIA:
En el momento en que Krief publicó su artículo sobre el golpe de Estado fomentado contra el general De Gaulle con el respaldo de la CIA, la existencia de los ejércitos secretos stay-behind no se había revelado aún.
Al analizar la guerra clandestina internacional, Krief indicaba sin embargo que 10 días antes del golpe, el 12 de abril de 1961, una reunión secreta se había desarrollado en Madrid, con la participación de,
En aquella reunión, los estadounidenses al parecer declararon
coléricamente que la política que estaba aplicando De Gaulle «paralizaba a
la OTAN y hacia imposible la defensa de Europa» y presuntamente garantizaron
a los generales golpistas, a Challe entre ellos, que si ellos o sus
sucesores triunfaban, Washington reconocería el nuevo gobierno en 48 horas
[47].
No se sabe si el presidente Kennedy, enfrascado por entonces en el desembarco del 15 abril en Bahía de Cochinos que debía permitir el derrocamiento de Fidel Castro, había sido informado o no del golpe de Argel. Sólo se sabe que Kennedy estaba muy irritado debido al fracaso de la CIA en Cuba y que Washington no se apresuró a reconocer el régimen que los generales habían instaurado en Argel, régimen que se derrumbó en 4 días.
El primer diario francés, Le Monde, resumió el asunto de la siguiente manera:
La OAS comenzó rápidamente a asesinar representantes del gobierno argelino, a cometer masacres indiscriminadas de civiles musulmanes y asaltos de bancos [49]. En noviembre de 1961, los hombres de la OAS operaban abiertamente en las calles de Argel, cometiendo innumerables crímenes con la esperanza de sabotear así el proceso de paz que debía desembocar en la independencia de Argelia.
Para los militares y policías franceses era muy difícil luchar contra la OAS ya que muchos de ellos lo hacían de mala gana e incluso fracasaban de forma deliberada, porque en realidad aprobaban los objetivos políticos de aquella organización. La violencia se intensificaba y la OAS extendió la guerra al territorio francés, donde asesinó al alcalde de la ciudad francesa de Evian, sede de las conversaciones entre los representantes del gobierno francés y los del FLN.
La OAS realizó incluso acciones violentas contra el gobierno de
París y el propio De Gaulle escapó milagrosamente, el 8 de septiembre, a un
intento de asesinato en Pont-sur-Seine. Los servicios especiales franceses
devolvieron cada uno de aquellos golpes: en noviembre de 1961, varias
explosiones destruían 6 cafés de Argel en los que se reunían simpatizantes
de la OAS.
En Alemania occidental, los soldados de la sombra parecen haber cooperado con la red stay-behind local y con los servicios secretos alemanes de la RFA, el BND.
Los alemanes pusieron a la disposición del 11º de Choque el centro de entrenamiento de paracaidistas de Altenstadt, en Baviera, que sirvió de base de retaguardia en las misiones contra el FLN.
Los franceses que perpetraron aquellos asesinatos de activistas del FLN en Alemania nunca fueron capturados.
La guerra secreta sumió Francia en una pesadilla de violencia. Ambos bandos daban muestras crecientes de brutalidad.
En el momento más tenso, Maurice Papon, por entonces prefecto de policía de París, impuso un toque de queda, después de la muerte de 11 de sus agentes. El FLN, responsable de aquellos ataques, respondió organizando en la capital una marcha de protesta, el 17 de octubre de 1961, con la participación de 40 000 argelinos.
Papon, quien
posteriormente fue reconocido culpable de la deportación de más de 1 500
judíos en la época de la ocupación alemana, ordenó reprimir brutalmente
aquella manifestación, lo cual dio lugar a una verdadera masacre [52].
Al ser interrogado sobre la red stay-behind, Melnik insistió en la amenaza que representa cualquier tipo de ejército secreto:
Decenas de cuerpos fueron encontrados en las aguas del Sena, hasta la altura de la ciudad Rouen, en los días posteriores a la masacre [55].
A pesar de todo, no
se abrió una investigación oficial por lo que la revista Les Temps Modernes
de Jean-Paul Sartre calificó aquello de verdadero pogromo [56].
Sólo una fracción de irreductibles, encabezados
por el coronel Jean-Marie Bastien-Thiry, se negó a deponer las armas y
organizó otro atentado contra el general De Gaulle, en la localidad francesa
de Petit Clamart, el 22 de agosto de 1962.
La mayoría de los soldados del 11º de Choque, muchos de los cuales se habían unido a la OAS, vieron sus tronchadas sus carreras.
Los demás fueron puestos bajo estrecha vigilancia por las autoridades gaullistas.
El peligro de la guerra secreta estaba, en ese caso, en la total ausencia de control por parte de las instituciones y, a veces, ni siquiera por parte del propio gobierno sobre los combatientes clandestinos.
En 1990, el almirante Pierre Lacoste, quien había dirigido los servicios secretos militares franceses de 1982 a 1985, confirmó que grupos «de un pequeño número de hombres» de la red stay-behind francesa habían realizado «acciones terroristas» contra el general De Gaulle.
El almirante subrayó, sin embargo, que aquellas operaciones antigaullistas fueron las únicas que cometió el Gladio francés dentro de las
fronteras nacionales y precisó que, en el tiempo que él estuvo a la cabeza
de los servicios secretos, él mismo había compartido la opinión de que los
planes de enfrentamiento de una hipotética invasión soviética justificaban
plenamente el programa stay-behind [58].
Mucho antes de que la existencia de los ejércitos de la OTAN
saliera a la luz pública, De Gaulle había sentido envidia de Estados Unidos,
teniendo en cuenta su propio aislamiento en Europa Occidental, y había
cultivado a la vez cierta desconfianza hacia la CIA, a la que consideraba
sospechosa de recurrir a la manipulación y las operaciones clandestinas.
Para De Gaulle,
Al crearse la OTAN, en 1949, fue en Francia donde se construyó su cuartel general, que albergaba esencialmente las oficinas del SHAPE.
Francia estaba por lo tanto especialmente expuesta a las operaciones secretas de la OTAN y de la CIA, para desagrado de De Gaulle, ya que el CPC - el comité director de la red secreta Gladio - también se encontraba en París, como lo reveló un documento italiano fechado en junio de 1959 y titulado:
Por otro lado, el otro órgano de comando de Gladio, el ACC, también se reunía regularmente en París.
Causó por lo tanto verdadera conmoción en Washington la decisión de De Gaulle, tomada en febrero de 1966 y por razones estratégicas y personales que son aún objeto de debate entre los historiadores, de desafiar la supremacía de Washington y dar la orden a la OTAN y a Estados Unidos de poner sus bases militares en territorio francés bajo el control de París o desmantelarlas.
Estados Unidos y la alianza atlántica no respondieron al
ultimátum, así que el 7 de marzo de 1966 el general tomó la histórica
decisión de sacar a Francia de la estructura militar de la OTAN y de
expulsar del territorio francés a todos los órganos de la alianza atlántica
y a sus agentes.
La investigación del parlamento belga sobre Gladio y las operaciones de guerra clandestina lo confirmaron posteriormente:
Las investigaciones
realizadas en Bélgica revelaron también que la última reunión internacional
del ACC, el centro de comando de las operaciones de guerra clandestina, tuvo
lugar en Bruselas el 23 y el 24 de octubre de 1990 [63].
De Gaulle denunció aquellos acuerdos como una violación de la soberanía nacional. Se descubrió la existencia de cláusulas secretas similares en otros países de la alianza atlántica.
Giuseppe de Lutiis descubrió que en el momento de integrarse a la OTAN, en 1949, Italia había firmado, además del Pacto Atlántico, toda una serie de protocolos secretos que estipulaban la creación de una organización no oficial,
En un artículo dedicado a Gladio, el periodista estadounidense Arthur Rowse escribió que una,
Aunque parezca sorprendente, incluso después de los dolorosos momentos de la crisis argelina, las unidades secretas stay-behind no fueron disueltas definitivamente en Francia.
Sólo fueron objeto de una simple reestructuración. En 1998, el especialista en servicios secretos Jacques Baud observó con toda razón que,
Después de la disolución de la OAS, De Gaulle se las arregló al parecer para debilitar la red Rose des Vents mientras fortalecía su «Servicio de Acción Cívica», también conocido como SAC.
El SAC era una especie de guardia pretoriana gaullista, un santuario del más puro gaullismo que reflejaba la desconfianza del general hacia todos los partidos políticos, incluyendo el suyo propio. La misión que aquellos hombres se habían fijado era apoyar la acción del general De Gaulle [68].
Fundado inmediatamente después de la guerra, el SAC era el brazo armado del RPF - el Reagrupamiento del Pueblo Francés - que trataba en vano de conformar una oposición contra los comunistas y los socialistas franceses. Creado oficialmente como un grupo destinado a mantener el orden en los actos del RPF, el SAC era en realidad la sección anticomunista del RPF a cargo de los trabajos sucios.
Sus
unidades realizaban operaciones clandestinas contra los obreros en huelga o
contra los militantes comunistas que se especializaban en perturbar con sus
gritos los discursos de los oradores en los mítines gaullistas. Los hombres
del SAC se encargaban también de proteger a los políticos y a los grupos de
personas que salían a pegar carteles del RPF [69].
Sus más leales elementos, sin embargo, se mantuvieron al parecer en contacto ya que participaron en el golpe de 1958 que puso fin a la IV República y trajo nuevamente a De Gaulle al poder.
Jacques Foccart, el director e ideólogo del SAC, como buen guerrero de la sombra y partidario del general, se encargó de la coordinación de las operaciones, gracias a sus relaciones dentro de los servicios secretos, del ejército y entre los ex miembros de la Resistencia, para organizar la ocupación de Córcega por los soldados del 11º de Choque estacionados en Calvi, el 24 de mayo de 1958 [70].
Esto fue lo que llevó al experto en servicios secretos Porch a la
conclusión de que el SAC y Foccart en realidad «gestaron el regreso de De
Gaulle al poder en 1958» [71].
Nacido en la isla de Guadalupe, Jacques Foccart fue movilizado en 1939, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, pero logró escapar en el momento de la capitulación de Francia.
Colaboró después con el ejército alemán. Pero hacia el final de la guerra volvió a cambiar de bando y se unió a la Resistencia en Normandía. Incluso recibió la medalla de la Libertad del ejército estadounidense [73]. Después del armisticio, Foccart entró al círculo cercano al general De Gaulle y creó el SAC.
El centro de entrenamiento para operaciones que fundó el propio Foccart en Cercottes, cerca de Orleáns,
En los años de la posguerra, el servicio contaba cerca de 8 000 «reservistas», entre los que se hallaban miembros en activo del Servicio de Acción del SDECE y de su unidad élite, el 11º de Choque.
Todos se entrenaban en Cercottes y, a raíz de las revelaciones de
1990, se consideró aquel centro como uno de los principales lugares de
formación de los miembros del Gladio francés [75].
Parece, sin embargo, que el SAC también realizó operaciones anticomunistas secretas. Para que se abriera una investigación parlamentaria hubo que esperar a la llegada de los socialistas franceses al poder, en 1981. En julio de 1981, cuando un ex jefe del SAC, el inspector de policía Jacques Massié, apareció muerto en Marsella con toda su familia, los diputados comunistas exigieron una investigación sobre el Servicio de Acción Cívica.
En diciembre del mismo año, después de 6 meses de audiencias, la comisión parlamentaria presentó un voluminoso informe en el que concluía que las actividades de los agentes del SDECE, del SAC y de la OAS en África estaban «íntimamente vinculadas».
Los diputados descubrieron que el financiamiento del SAC era de origen dudoso y provenía esencialmente de los fondos del SDECE y del tráfico de estupefacientes [76].
La comisión parlamentaria creada para investigar el SAC había descubierto, en efecto, que el Servicio había registrado una cantidad record de efectivos durante los disturbios de mayo de 1968, con no menos de 30 000 hombres.
Es por lo tanto posible que haya intervenido en los disturbios. En 1981, el SAC contaba aún con 10 000 miembros.
La comisión parlamentaria denunció el SAC como un peligroso ejército secreto que había servido de policía paralela, se había infiltrado en organizaciones públicas para influir en las decisiones de estas y había cometido actos de violencia.
Como conclusión de lo que era en aquel entonces la investigación parlamentaria más profunda que se había realizado en Francia sobre una red secreta, los diputados estimaron que la existencia del SAC era «incompatible con las leyes de la República», y el gobierno del presidente Francois Mitterrand ordenó su desmantelamiento en julio de 1982 [79].
Una investigación parlamentaria sobre las actuaciones clandestinas de los servicios de inteligencia, realizada en 1982 y dirigida por el diputado socialista Jean-Michel Bellorgey, concluyó que agentes de la inteligencia que actuaban bajo la influencia de la paranoia típica de la guerra fría y la obsesión del «enemigo interno» habían infringido la ley varias veces mientras que los servicios secretos acumulaban «fracasos, escándalos y operaciones dudosas» [80].
Al leer aquella edificante conclusión, Mitterrand
apoyó la solicitud de los comunistas que, con el respaldo de un grupo de
socialistas, hacía tiempo que venían pidiendo la disolución del SDECE.
Cambió de nombre para convertirse en Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) y el almirante Pierre Lacoste fue nombrado director. En colaboración con la OTAN, el almirante Lacoste siguió dirigiendo el ejército secreto que se había puesto bajo su responsabilidad y, en 1990, después de las revelaciones sobre Gladio, defendió su convicción de que los planes de enfrentamiento de una hipotética invasión justificaban plenamente el programa stay-behind [81].
La «Operación Satanique», durante la cual agentes de la DGSE dinamitaron - el 10 de julio de 1985 - el Rainbow Warrior, barco de Greenpeace que protestaba pacíficamente contra los ensayos nucleares franceses en Polinesia, puso fin a la carrera del almirante Lacoste.
Al descubrirse su
implicación en el asunto, al igual que la del ministro francés de Defensa
Charles Hernu e incluso la del propio presidente Francois Mitterrand, el
almirante Lacoste se vio obligado a dimitir.
En 1990, al
aumentar las revelaciones sobre los ejércitos secretos en Europa, Chirac no
estuvo realmente entusiasta ante la idea de que se sacara a la luz del día
toda la historia del ejército secreto francés. Una investigación de ese tipo
podía arruinar la brillante carrera política de quien se convertiría un día
en presidente de la República Francesa, sobre todo porque el propio Chirac
había presidido el Servicio de Acción Cívica en 1975.
El 12 de noviembre de 1990, el ministro de Defensa Jean-Pierre Chevenement reconoció pesaroso ante la prensa que,
Después de declarar lo anterior, el ministro mintió al afirmar que,
Al día siguiente, el presidente Mitterrand tuvo que hacer frente a las preguntas de la prensa.
El primer ministro Jacques Chirac se negó a abordar el tema.
Pero a su homólogo italiano Giulio Andreotti no le agradó que el gobierno francés minimizara así su responsabilidad en la cuestión del Gladio ni que pusiera en duda sus propias declaraciones, que señalaban que el Gladio había existido en la mayoría de los países de Europa Occidental.
Así que Andreotti
declaró a la prensa que, lejos de estar disuelto desde hacía mucho tiempo,
el ejército secreto francés incluso había enviado representantes a la
reunión del ACC que se había realizado en Bruselas el 23 y el 24 de octubre
de 1990, revelación que provocó considerable malestar en Francia.
Nicolas Sarkozy y Alain Bauer. Sarkozy es el nieto adoptivo de Frank Wisner, fundador del Gladio.
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