Parte 9
	Los Ejércitos Secretos de La OTAN
	La Guerra Secreta en Portugal
	
	por Daniele Ganser
	
	18 Junio 2011
	
	del Sitio Web
	
	VoltaireNet
	
	 
	
		
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	El Gladio tenía una base eficaz en el 
	Portugal de Salazar. Aunque su funcionamiento se conoce sólo de forma 
	indirecta, a través de la las investigaciones italianas, el historiador 
	Daniele Ganser ha logrado determinar el papel que desempeñó el Gladio en 
	Portugal y en las colonias africanas de ese país. El Gladio hizo posible que 
	la OTAN, lejos de conformarse con asesinar a los opositores de Salazar, 
	atacara también a líderes revolucionarios de primera línea, como Amílcar 
	Cabral. 
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	António de Oliveira Salazar 
	(1889-1970) y el generalísimo Francisco Franco (1892-1975), 
	
	dos aliados del Reich nazi 
	recuperados por la OTAN para luchar contra el comunismo.
 
	
	En mayo de 1926, el general Manuel Gomes da 
	Costa tomó el poder en Portugal mediante un golpe de Estado, derogó la 
	Constitución, disolvió el parlamento e instauró la dictadura. 
	
	 
	
	Años más tarde, el dictador Salazar tomó las 
	riendas del país. Salazar apoyó a Franco durante la Guerra Civil española, 
	proporcionándole tropas y armamento. 
	
	 
	
	Salazar y Franco se aliaron para garantizar a 
	Hitler y Mussolini la neutralidad de toda la península ibérica, facilitando 
	así considerablemente el accionar de estos últimos en el frente del este. 
	Los cuatro dictadores estaban de acuerdo sobre la necesidad de combatir y 
	erradicar el comunismo en la Unión Soviética y en sus respectivos países.
	
	Al salir victoriosa la URSS de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de 
	la derrota de Hitler y de Mussolini, en 1945 Salazar y Franco se vieron en 
	una posición delicada. Pero los Estados Unidos del presidente Truman se 
	lanzaron entonces en una guerra mundial contra el comunismo y los dos 
	dictadores de la península ibérica obtuvieron así el silencioso apoyo de 
	Washington y de Londres. 
	
	 
	
	A pesar del apoyo de Salazar al golpe de Estado de 
	Franco y de su alianza con las potencias del Eje, Portugal fue autorizado en 
	1949 a figurar - para sorpresa de muchos - entre los miembros fundadores de la 
	OTAN. 
	
	 
	
	Vino después un reinado de cerca de 40 años, prácticamente sin 
	contraparte, hasta que el fallecimiento de Salazar, en 1970, permitió al fin 
	el comienzo de una transición hacia la democracia en Portugal y la 
	integración de ese país a la Unión Europea.
	
	De forma similar a lo que pudo verse en las dictaduras latinoamericanas de 
	extrema derecha y bajo el régimen autoritario de Franco, el pueblo portugués 
	se encontraba bajo la permanente vigilancia de un aparato de seguridad que 
	operaba desde la sombra y fuera de todo marco legal definido por el 
	parlamento. Las maniobras sucias contra la oposición en general y contra los 
	comunistas fueron numerosas bajo el régimen de Salazar. 
	
	 
	
	Los encargados de 
	dichas operaciones eran diversos servicios y órganos, como la tristemente 
	célebre Policía Internacional e de Defensa do Estado (PIDE), los servicios 
	secretos militares portugueses.
	
	Como las organizaciones de extrema derecha y las operaciones especiales que 
	tuvieron lugar bajo la dictadura de Salazar nunca se investigaron 
	profundamente, sus vínculos con la red stay-behind anticomunista de la OTAN 
	siguen siendo nebulosos. 
	
	 
	
	La existencia en Portugal de ejércitos secretos 
	vinculados a la CIA y la OTAN se reveló por vez primera en 1990, como 
	resultado del descubrimiento del Gladio italiano. 
	
		
		«En Portugal, una radio 
	lisboeta ha reportado que células de una red asociada a la Operación Gladio 
	fueron utilizadas en los años 1950 para apoyar la dictadura de extrema 
	derecha del Dr. Salazar», pudo leerse entonces en la prensa internacional 
	[1]. 
	
	
	Cinco después, el autor estadounidense Michael Parenti escribió, 
	aunque sin identificar sus fuentes, que agentes del Gladio habían,
	
		
		«ayudado a 
	consolidar el régimen fascista en Portugal» [2].
	
	
	Más exactamente, la prensa local reveló en 1990 que el ejército secreto de 
	Portugal existía y que se identificaba en clave como «Aginter Press». 
	
	 
	
	Con el 
	titular «“Gladio” operaba en Portugal», el diario portugués O Jornal anunció 
	a una población estupefacta que,
	
		
		«La red secreta, concebida en el seno mismo 
	de la OTAN y financiada por la CIA [,red] cuya existencia acaba de ser 
	revelada por Giulio Andreotti, disponía de una rama en Portugal, activa en 
	los años 1960 y 1970. Se llamaba “Aginter Press”» y estuvo posiblemente 
	implicada en asesinatos cometidos en territorio portugués así como en las 
	colonias de Portugal en África [3].
	
	
	Aginter Press no tenía absolutamente nada que ver con la prensa. 
	
	 
	
	Aquella 
	agencia no se encargaba de imprimir libros o folletos de propaganda 
	anticomunista sino de entrenar terroristas de extrema derecha y se dedicaba 
	a la ejecución de trabajos sucios y operaciones clandestinas dentro y fuera 
	de Portugal. Tan misteriosa como violenta, aquella organización contaba con 
	el respaldo de la CIA y actuaba bajo las órdenes de cuadros de la extrema 
	derecha europea que reclutaban militantes fascistas con ayuda de la PIDE. 
	
	 
	
	La 
	investigación del Senado italiano sobre Gladio y el terrorismo permitió 
	determinar que Aginter Press había entrenado a algunos de los extremistas 
	italianos. 
	
	 
	
	Mientras los portugueses se enteraban de que una subdivisión de Aginter Press bautizada como «Organización Armada contra el Comunismo 
	Internacional» también había operado en Italia, los senadores italianos 
	descubrieron que la organización Aginter Press había recibido apoyo de la 
	CIA y que la dirigía el capitán Yves Guillon, más conocido bajo el seudónimo 
	de Yves Guerain-Serac, especialista en operaciones clandestinas a quien 
	Estados Unidos había conferido varias condecoraciones militares, como la 
	American Bronze Star, por su participación en la guerra de Corea. 
	
		
		«Según 
	indican los resultados de la investigación criminal», concluía el informe 
	italiano sobre la investigación, «Aginter Press era una central de 
	inteligencia vinculada a la CIA y a los servicios secretos portugueses y 
	especializada en operaciones provocadoras» [4].
	
	
	Mientras el gobierno portugués hacía todo lo posible por no abrir una 
	investigación sobre la sombría historia de Aginter Press y de la guerra 
	secreta, la Comisión senatorial italiana proseguía sus propias 
	investigaciones. 
	
	 
	
	En 1997, la Comisión senatorial italiana escuchó la 
	comparencia del juez Guido Salvini. Verdadero experto en lo tocante al 
	terrorismo de extrema derecha, este magistrado examinó detalladamente los 
	documentos disponibles sobre Aginter Press. 
	
	 
	
	El senador Manca le preguntó: 
	
		
		«¿La CIA americana es, en su opinión, directamente responsable de las 
	operaciones que realizó Aginter Press?». 
	
	
	A lo que el juez respondió: 
	
	
		
		«Senador Manca, está usted planteando una interrogante muy importante». 
	
	
	
	Debido a lo delicado de su respuesta, el juez pidió entonces que se le 
	permitiera expresarla en privado. Se le permitió hacerlo y, a partir de 
	aquel momento, todos los documentos fueron clasificados como confidenciales
	[5].
	 
	
	En público, el juez Salvini explicó que es,
	
		
		«difícil dar una definición 
	exacta sobre qué es Aginter Press». 
	
	
	No obstante, hizo un intento de 
	describirla: 
	
		
		«Es una organización que, en numerosos países, sobre todo en 
	Italia, inspira y respalda los planes de grupos cuidadosamente escogidos que 
	actúan según procedimientos definidos contra una situación que han decidido 
	combatir.» 
	
	
	El ejército anticomunista secreto de 
	la CIA conocido como
	Aginter 
	Press opera, prosiguió el juez Salvini, 
	
		
		«en función de sus objetivos y de 
	sus valores, que son esencialmente la defensa de Occidente contra una 
	probable e inminente invasión de Europa por las tropas de la URSS y de los 
	países comunistas» [6]. 
	
	
	También según el juez italiano, el 
	ejército secreto portugués ejercía, como la mayoría de las demás redes de 
	Europa Occidental, una doble función.
	
	 
	
	La red 
	
	stay-behind se entrenaba 
	secretamente para una posible invasión soviética y, en espera de aquella 
	invasión, arremetía contra los movimientos políticos de izquierda siguiendo 
	para ello estrategias de lucha clandestina puestas en práctica en varios 
	países de Europa Occidental.
	
	Aunque muchos de sus miembros ya habían prestado servicios en diferentes 
	grupúsculos anticomunistas en años anteriores, Aginter Press no se fundó 
	oficialmente en Lisboa hasta septiembre de 1966. Sus fundadores y la CIA se 
	sentían al parecer más motivados por las posibilidades de acción interna que 
	por el temor de una hipotética invasión soviética. 
	
	 
	
	La fundación se produjo, 
	en efecto, en medio de un periodo que se caracterizó por las manifestaciones 
	de izquierda contra la guerra de Vietnam y en rechazo al apoyo de Estados 
	Unidos a las dictaduras de extrema derecha en Latinoamérica y Europa, 
	específicamente en Portugal. El dictador Salazar y su policía, la PIDE, 
	temían sobre todo que aquel movimiento social fuese capaz de desestabilizar 
	su régimen, así que recurrieron a Aginter Press para contrarrestarlo.
	
	La mayoría de los soldados de la sombra reclutados por la CIA para nutrir la 
	filas del ejército secreto ya habían combatido en África y en el sudeste 
	asiático, donde habían tratado de impedir inútilmente la independencia de 
	las antiguas colonias. 
	
	 
	
	El propio director de Aginter Press, el capitán 
	Yves Guerain-Serac, ferviente católico y ardiente anticomunista reclutado por la 
	CIA, era un ex oficial del ejército francés que había vivido la derrota de 
	Francia ante el Reich en la Segunda Guerra Mundial. También había 
	participado en la guerra de Indochina (1946-1954), en la guerra de Corea 
	(1950-1953) y en la guerra de Argelia (1954-1962). 
	
	 
	
	Había sido miembro de la 
	famosa 11ª Semibrigada Paracaidista de Choque, unidad encargada del trabajo 
	sucio bajo el mando del SDECE, el servicio de inteligencia de Francia, que a 
	su vez también estaba vinculado a la red stay-behind conocida en Francia 
	como Rose des Vents. 
	
	 
	
	Guerain-Serac había fundado, en 1961 y con otros 
	oficiales del 11º de Choque, la Organización del Ejército Secreto (OAS), que 
	luchó por mantener Argelia bajo la dominación francesa y trató de derrocar 
	al general De Gaulle para instaurar en Francia un régimen autoritario 
	anticomunista.
	
	Después de la independencia de Argelia, en 1962, y de la disolución de la 
	OAS, los ex oficiales del ejército secreto, entre los que se encontraba 
	Guerain-Serac, seguían estando en grave peligro. Así que huyeron a Argelia 
	y, a cambio de asilo, ofrecieron a los dictadores de Latinoamérica y Europa 
	su gran experiencia en materia de guerra secreta, de operaciones 
	clandestinas, de práctica del terrorismo y del contraterrorismo [7]. 
	
	
	 
	
	Esta diáspora de la OAS vino a fortalecer las organizaciones terroristas de 
	extrema derecha en numerosos países. En junio de 1962, Franco recurrió a las 
	habilidades de Guerain-Serac y lo incorporó a las acciones del ejército 
	secreto español contra la oposición. De España, Guerain-Serac pasó 
	posteriormente a Portugal, país que él veía como el último imperio colonial 
	y principalmente como el último bastión contra el comunismo y el ateismo. 
	
	
	 
	
	Como perfecto soldado de la guerra fría, Guerain-Serac ofreció sus servicios 
	a Salazar: 
	
		
		«Los demás depusieron las armas. Yo no. Después de la OAS, huí a 
	Portugal para continuar la lucha y extenderla a su verdadera escala -  o sea, 
	a la escala planetaria.» [8]
	
	
	En Portugal, Guerain-Serac se vinculó a extremistas franceses y a los 
	renegados de la OAS. 
	
	 
	
	Jacques Ploncard d’Assac, un ex partidario de Petain, 
	lo introdujo en los círculos fascistas y le presentó a los miembros de la 
	PIDE. Debido a su gran experiencia, Guerain-Serac fue reclutado como 
	instructor de la Legiao Portuguesa y de las unidades de contraguerrilla del 
	ejército portugués. En ese contexto creó, con ayuda de la PIDE y de la CIA, 
	la ya mencionada Aginter Press, un ejército anticomunista ultrasecreto. 
	
	
	 
	
	Aginter Press creó sus propios campos de entrenamiento, donde los 
	mercenarios seguían un programa de 3 semanas de formación para la 
	realización de operaciones secretas que incluían particularmente técnicas de 
	atentados con bombas, asesinatos silenciosos, métodos de subversión, de 
	comunicación clandestina, de infiltración y de guerra colonialista.
	
	Junto a Guerain-Serac, el terrorista de extrema derecha Stefano Delle Chiaie 
	también participó en la fundación de Aginter Press. 
	
		
		«Actuamos contra los 
	comunistas, contra la burguesía establecida y la democracia que nos había 
	privado de nuestra libertad. Así que no teníamos otro remedio que acudir a 
	la violencia», explicó más tarde Delle Chiaie. 
		 
		
		«Nos consideraban criminales 
	pero en realidad éramos víctimas de un movimiento liberal antifascista. 
	Queríamos divulgar nuestras ideas, queríamos que nos oyeran en el mundo 
	entero.» 
	
	
	A mediados de los años 1960, Delle Chiaie, quien tenía por entonces 
	30 años, fundó con Guerain-Serac, y con el apoyo de la CIA, el ejército 
	secreto Aginter Press. 
	
		
		«Con uno de mis amigos franceses [Guerain-Serac] 
	decidí entonces [en 1965] fundar la agencia de prensa Aginter Press para 
	dotarnos de medios para defender nuestras ideas políticas.» [9]
		
	
	
	Durante los siguientes años, Delle Chiaie se convirtió quizás en el elemento 
	más sanguinario de la guerra secreta. 
	
	 
	
	En Italia, participó en golpes de 
	Estado y atentados, como el de la Piazza Fontana, en 1969, y, con el nazi Klaus Barbie, conocido como «el carnicero de Lyon», ayudó a consolidar el 
	poder de los dictadores sudamericanos [10].
	
		
		«Nuestros efectivos se componían de dos tipos de hombres: 
		
		
			
			1) oficiales que 
	se unieron a nosotros después de haber luchado en Indochina y en Argelia, e 
	incluso algunos que se enrolaron después de la batalla de Corea», explicó el 
	director de Aginter Press, Guerain-Serac en persona, 
			
			2) intelectuales que 
	durante aquel mismo periodo se interesaron en el estudio de las técnicas de 
	subversión marxista». 
		
		
		Esos intelectuales, como señaló, habían formado grupos 
	de estudio y compartían sus experiencias «para tratar de estudiar las 
	técnicas de la subversión marxista y crear las bases de una contratécnica». 
		
	
	
	La batalla, no le cabía duda de ello, tenía que desarrollarse en numerosos 
	países: 
	
		
		«Durante aquel periodo establecimos contactos sistemáticos con 
	grupos que tenían ideas cercanas a las nuestras que aparecieron en Italia, 
	Bélgica, Alemania, España y Portugal, con vistas a constituir el núcleo de 
	una verdadera Liga Occidental de Lucha contra el Marxismo» [11].
	
	
	Procedentes directamente de varios teatros de operaciones, muchos de los 
	soldados de la sombra, y sobre todo sus instructores, como Guerain-Serac, no 
	conocían mucho los métodos de solución pacífica de conflictos ni sentían 
	aprecio por ellos. 
	
	 
	
	El propio director de Aginter Press estaba convencido, 
	como muchos otros, de que la lucha contra el comunismo en Europa Occidental 
	implicaba necesariamente el uso del terrorismo: 
	
		
		«En la primera fase de 
	nuestra actividad política, tenemos que sembrar el caos en todas las 
	estructuras del régimen», declaró sin precisar a qué país se refería. 
		
		 
		
		«Dos 
	formas de terrorismo permiten obtener ese tipo de resultado: el terrorismo 
	ciego (a través de atentados contra gran número de civiles) y el terrorismo 
	selectivo (a través de la eliminación de personalidades seleccionadas).»
		
	
	
	En 
	ambos casos, había que atribuir a la izquierda el atentado secretamente 
	perpetrado por la extrema derecha, como subrayó el campeón e ideólogo del 
	terrorismo anticomunista: 
	
		
		«Esos ataques contra el Estado deben presentarse, 
	siempre que sea posible, como “actividades comunistas”». 
	
	
	Los atentados 
	terroristas de los ejércitos secretos se concebían como medio de 
	desacreditar el régimen establecido y obligarlo a inclinarse a la derecha: 
	
	
		
		«Después, tenemos que intervenir en el corazón del aparato militar, del 
	poder judicial y de la Iglesia, para influir en la opinión pública, proponer 
	una solución y demostrar claramente la debilidad del arsenal jurídico actual 
	(…) 
		
		 
		
		Hay que polarizar la opinión pública de manera tal que nos vean a 
	nosotros como el único instrumento capaz de salvar la nación. Parece 
	evidente que vamos a necesitar medios financieros considerables para 
	realizar con éxito esas operaciones.» [12]
 
	
	
	
	
	
	Humberto Delgado, el «general sin miedo», se presenta a la elección 
	presidencial portuguesa de 1958. 
	
	Resulta derrotado mediante un 
	gigantesco fraude electoral y se ve obligado a huir a Argelia. 
	
	Es asesinado, en 1965, por un 
	comando de la PIDE preparado por el Gladio, bajo las órdenes de Rosa Casaco.
 
	
	La CIA y la PIDE, los servicios secretos 
	militares de Salazar, se encargaron de proporcionar los fondos necesarios a 
	la empresa terrorista del capitán Guerain-Serac. 
	
	 
	
	En un documento interno de Aginter Press, titulado «Nuestra Actividad Política», fechado en noviembre 
	de 1969 y descubierto a fines de 1974, el propio Guerain-Serac describe cómo 
	un país puede ser blanco de una guerra secreta: 
	
		
		«Nuestra convicción es que 
	la primera fase de la actividad política debe consistir en crear las 
	condiciones favorables para imponer el caos en todas las estructuras del 
	régimen». 
	
	
	Como elemento esencial de esa estrategia, había que atribuir a los 
	comunistas los actos de violencia cometidos y cada pista tenía, por 
	supuesto, que llevar a esa misma conclusión. 
	
		
		«Pensamos que, en un primer 
	tiempo, hay que destruir la estructura misma del Estado democrático bajo la 
	fachada de actividades comunistas o prochinas.» 
	
	
	El documento insistía 
	después en la necesidad de penetrar los grupos de militantes de izquierda 
	para manipularlos mejor: 
	
		
		«Además, disponemos de hombres infiltrados en esos 
	grupos lo cual nos permitirá actuar incluso sobre la ideología del medio a 
	través de acciones de propaganda y de otro tipo, realizadas de manera tal 
	que parezcan ser obra de nuestros adversarios comunistas.» 
	
	
	Ese tipo de 
	acciones bajo bandera falsa, concluía aquel plan de acción, 
	
		
		«crearán un 
	sentimiento de hostilidad en contra de quienes amenazan la paz de cada una 
	de nuestras naciones», entiéndase contra los comunistas [13].
	
	
	Durante la primera fase de su plan, los oficiales, mercenarios y terroristas 
	de 
	Aginter Press se dedicaron a debilitar y liquidar las facciones de 
	guerrilleros que luchaban por la independencia de las colonias portuguesas. 
	
	
	 
	
	A mediados de los años 1960, el primer teatro de operaciones de la 
	organización no fue por lo tanto Europa sino África, donde el ejército 
	portugués luchaba contra varios movimientos independentistas. 
	
	 
	
	Aginter 
	desplegó sus responsables de operaciones en los países limítrofes del África 
	portuguesa. 
	
		
		«Sus objetivos incluían la eliminación de los líderes de los 
	movimientos de liberación, la infiltración, el establecimiento de redes de 
	informantes y de agentes provocadores y el uso de falsos movimientos de 
	liberación.» [14] 
	
	
	Aquellas guerras secretas se desarrollaban en 
	coordinación con la PIDE y con otros servicios del gobierno portugués. 
	
		
		«Aginter 
	mantenía correspondencia escrita con la PIDE en el marco de sus operaciones 
	especiales y de sus misiones de espionaje.» [15]
 
	
	
	
	
	
	El líder del Partido Africano da Independencia da Guiné e Cabo Verde 
	(PAIGC), Amílcar Cabral, 
	
	soñaba con liberar Guinea y 
	Cabo Verde del colonialismo portugués 
	
	y fusionar ambos territorios 
	en un solo Estado soberano y socialista. 
	
	Fue asesinado por el Gladio 
	en 1973.
 
	
	Entre las importantes personalidades víctimas de 
	los asesinatos que orquestó Aginter Press en Portugal y en las colonias 
	portuguesas figuran probablemente,
	
		
			- 
			
			Humberto Delgado, líder de la oposición 
	portuguesa
 
			- 
			
			Amílcar Cabral, una de las figuras emblemáticas de la revolución 
	africana
 
			- 
			
			Eduardo Mondlane, líder y presidente del Frente de Liberaçao de 
	Moçambique (FRELIMO), asesinado en febrero de 1969 [16]
 
		
	
	
	A pesar 
	de la violencia de los métodos empleados, Portugal no logró impedir que sus 
	colonias alcanzaran la independencia. 
	
		
			- 
			
			Goa fue incorporada a la India en 
	1961
 
			- 
			
			Guinea Bissau alcanzó la independencia en 1974
			 
			- 
			
			Angola y Mozambique lo 
	hicieron en 1975 
 
			- 
			
			aquel mismo año, Indonesia invadió Timor 
			Oriental
 
		
	
	
	Paralelamente a aquellas guerras colonialistas, Aginter Press desempeñó 
	también un importante papel en las guerras secretas contra los comunistas de 
	Europa Occidental. 
	
	 
	
	Los documentos disponibles sobre los ejércitos stay-behind 
	de la OTAN y la guerra clandestina parecen indicar que la organización 
	lisboeta fue responsable de más violencia y más asesinatos que cualquier 
	otro ejército secreto del viejo continente. 
	
	 
	
	Sus soldados de la sombra tenían 
	una mentalidad diferente y actuaban en según esa mentalidad. Contrariamente 
	a sus colegas del P26 suizo o del ROC noruego, participaban en verdaderas 
	guerras abiertas en las colonias portuguesas y mataban en serie bajo las 
	órdenes de un capitán que, con una experiencia adquirida en Indochina, Corea 
	y Argelia, no concebía otra forma de acción que la violencia.
	
	El crimen de los soldados de la sombra cometido en nombre de la lucha contra 
	el comunismo sobre el que tenemos la mayor cantidad de información es 
	probablemente el atentado de la Piazza Fontana, que estremeció Roma, la 
	capital política de Italia, y Milán, su capital industrial, poco antes de la 
	Navidad, el 12 de diciembre de 1969. 
	
	 
	
	Aquel día, 4 bombas estallaron en esas 
	dos ciudades matando indiscriminadamente a 16 civiles, en su mayoría 
	campesinos que llegaban a la Banca Nazionale Dell’Agricultura de Milán para 
	depositar sus modestos ingresos de un día de mercado. 
	
	 
	
	Ochenta personas 
	resultaron heridas y mutiladas. Una de las bombas de la Piaza Fontana no 
	llegó a estallar debido a una falla del mecanismo de relojería, pero los 
	agentes del SID y de la policía que llegaron al lugar de los hechos se 
	apresuraron a destruir los indicios comprometedores haciéndola estallar 
	también. La ejecución de aquel atentado obedecía exactamente a las 
	estrategias de la guerra secreta definidas por Guerain-Serac. 
	
	 
	
	Los servicios 
	secretos militares italianos atribuyeron aquel acto a la extrema izquierda, 
	llegando incluso a plantar componentes de un artefacto explosivo en la 
	residencia del editor Giangiacomo Feltrinelli, conocido por sus opiniones de 
	izquierda, y arrestaron de paso a numerosos comunistas [17].
	
	Un informe interno del SID, clasificado como confidencial y fechado el 16 de 
	diciembre de 1969, expresaba ya en aquel momento que existían sospechas de 
	que los atentados de Roma y Milán eran obra de la extrema derecha con el 
	apoyo de la CIA [18]. 
	
	 
	
	Sin embargo, se hizo pensar a la opinión 
	pública que los comunistas italianos, muy influyentes en aquella época, 
	habían decidido recurrir a la violencia para conquistar el poder. En 
	realidad, los responsables de aquellos atentados eran probablemente las 
	organizaciones fascistas Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale, que actuaban 
	en estrecha colaboración con los ejércitos stay-behind. 
	
	 
	
	El militante de 
	extrema derecha Guido Giannettini, quien estuvo directamente implicado en 
	los atentados, era un cercano colaborador de la organización portuguesa 
	Aginter Press. 
	
		
		«La investigación confirmó que habían existido efectivamente 
	vínculos entre Aginter Press, Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale», anunció 
	el juez Salvini a los miembros de la comisión investigadora del Senado. 
		
		 
		
		«Se 
	observa claramente que Guido Giannettini estaba en contacto con Guerain-Serac 
	en Portugal desde 1964. Se ha comprobado que instructores de Aginter Press 
	(…) viajaron a Roma entre 1967 y 1968 y que allí entrenaron a los miembros 
	de Avanguardia Nazionale en el manejo de explosivos.» 
	
	
	Basándose en los 
	documentos disponibles y en testimonios recogidos, el juez Salvini concluyó 
	que Aginter Press, fachada de la CIA, había desempeñado un papel decisivo en 
	las operaciones clandestinas secretas realizadas en Europa Occidental y 
	había emprendido una serie de atentados muy sangrientos con vistas a 
	desacreditar a los comunistas italianos [19].
	
	Estos hechos fueron confirmados en marzo de 2001 por el general Giandelio 
	Maletti, ex jefe del contraespionaje italiano, quien compareció como testigo 
	en el juicio contra varios militantes de extrema derecha acusados de haber 
	provocado la muerte de 16 personas en los atentados de la Piazza Fontana. 
	
	 
	
	El 
	general Maletti declaró ante el tribunal de Milán que,
	
		
		«La CIA, siguiendo las 
	directivas de su gobierno, quería hacer surgir un nacionalismo italiano 
	capaz de contrarrestar la inclinación del país hacia la izquierda y, con esa 
	perspectiva, no es imposible que haya recurrido a los terroristas de extrema 
	derecha». 
	
	
	Aquel importante testimonio equiparaba a la CIA con una 
	organización terrorista. 
	
		
		«No olviden que quien estaba al mando en aquella 
	época era Nixon», recordó el general, «y Nixon no era un tipo cualquiera, 
	[era] un político muy hábil pero [también era] un hombre de métodos poco 
	ortodoxos» [20]. 
	
	
	El juez italiano Guido Salvini confirmó que 
	todas las pistas conducían a «un servicio de inteligencia extranjero». 
	
	
		
		«Cuando habla de “servicio de inteligencia extranjero”, ¿usted quiere decir 
	la CIA?», insistieron los periodistas italianos, a quienes Salvini dio esta 
	prudente respuesta: «Podemos afirmar que sabemos perfectamente quién 
	participó en la preparación de los atentados y quién estaba sentado a la 
	mesa cuando se dieron las órdenes. Eso es irrebatible.» [21]
	
	
	No satisfecho con luchar contra el comunismo en Italia, el capitán Guerain-Serac 
	estaba firmemente decidido a expandir la lucha a escala mundial. 
	
	 
	
	Para ello, 
	varios agentes de Aginter, como el estadounidense Jay Sablonsky, 
	participaron junto a la CIA y los Boinas Verdes en la tristemente célebre 
	contraguerrilla que dejó unos 50 000 muertos en Guatemala, entre 1968 y 
	1971. Los hombres de Aginter estaban también presentes en Chile, en 1973, 
	donde participaron en el golpe de Estado mediante el cual la CIA derrocó al 
	presidente socialista democráticamente electo Salvador Allende y puso en el 
	poder al dictador Augusto Pinochet [22]. 
	
	 
	
	Desde el refugio que le 
	proporcionaba la dictadura de extrema derecha de Salazar, Aginter Press 
	podía enviar sus soldados de la sombra a combatir en numerosos países del 
	mundo entero.
	
	Aquella situación se mantuvo hasta la «Revolución de los claveles» de mayo 
	de 1974, que puso fin a la dictadura y abrió el camino al restablecimiento 
	de la democracia en Portugal. 
	
	 
	
	Los soldados de la sombra sabían que la 
	supervivencia de su organización estaba estrechamente ligada a la del 
	régimen totalitario. Cuando supieron que oficiales de izquierda del ejército 
	portugués estaban preparando un golpe que debía dar inicio a la Revolución 
	de los claveles, los agentes de Aginter conspiraron con el general Spinola 
	para eliminar a los centristas portugueses. 
	
	 
	
	Planeaban invadir el 
	archipiélago de las Azores para convertirlo en un territorio independiente y 
	utilizarlo como base de retaguardia y trampolín para sus operaciones en el 
	continente.
	
	Al fracasar el proyecto, Aginter fue barrida junto con la dictadura cuando, 
	el 1º de mayo de 1974, los oficiales de izquierda tomaron el poder, poniendo 
	fin a casi 50 años de totalitarismo. Tres semanas después, el 22 de mayo, 
	por orden de los nuevos dirigentes del país, unidades especiales de la 
	policía portuguesa tomaron el cuartel general de Aginter Press, en la Rua 
	des Pracas de Lisboa, para cerrar la siniestra agencia y confiscarlo todos 
	sus medios. 
	
	 
	
	Pero, cuando llegaron el local ya estaba vacío. Gracias a sus 
	contactos en los servicios de inteligencia, los agentes de la organización 
	se enteraron a tiempo de la operación y pudieron desaparecer. Ninguno de 
	ellos pudo ser arrestado. En su precipitación, olvidaron sin embargo algunos 
	documentos. 
	
	 
	
	Las fuerzas de policía lograron recoger gran cantidad de pruebas 
	que demostraban la responsabilidad de Aginter Press, filial de la CIA, en 
	numerosos actos de terrorismo.
	
	Como la joven democracia portuguesa estaba tratando de acabar con el antiguo 
	aparato de seguridad heredado de la dictadura, disolvió la PIDE, los 
	servicios secretos militares y la Legiao Portuguesa. La «Comisión para el 
	Desmantelamiento de la PIDE y de la Legión Portuguesa» (Comissao de Extinçao 
	da PIDE e da Legiao) descubrió rápidamente que la PIDE, con el concurso de 
	la CIA, había dirigido un ejército secreto llamado Aginter Press. 
	
	 
	
	La 
	Comisión solicitó entonces consultar los expedientes sobre Aginter reunidos 
	durante el registro realizado en sus oficinas y que contenían todas las 
	pruebas necesarias. La historia del ejército secreto portugués iba a ser, 
	por primera vez, objeto de una investigación. 
	
	 
	
	Pero, de pronto, 
	desaparecieron todos los expedientes. 
	
		
		«El dossier “Aginter Press” fue 
	sustraído de la Comisión para el Desmantelamiento de la PIDE y de la Legión 
	Portuguesa y desapareció definitivamente», deploró años más tarde el diario 
	portugués O Jornal en un artículo sobre la red Gladio [23].
	
	
	¿Cómo pudo suceder aquello? ¿Por qué se mostró la Comisión tan negligente 
	con informaciones tan esenciales? 
	
	 
	
	El italiano Barbachetto, quien trabaja 
	para la publicación política milanesa L’Europeo, escribió posteriormente: 
	
	
		
		«Tres de mis colegas estaban presentes cuando se confiscaron los archivos de Aginter. Sólo pudieron fotografiar algunos fragmentos de la considerable 
	cantidad de datos que se recogió aquel día.» 
	
	
	Con títulos como «Mafia» o 
	«Contribuyentes financieros alemanes», los documentos confiscados revelaban 
	los nombres codificados de los socios de Aginter. 
	
		
		«Los documentos fueron 
	destruidos por el ejército portugués», indicaba Barbachetto. 
	
	
	Señalaba además 
	que el ejército portugués,
	
		
		«trataba visiblemente de evitar incidentes 
	diplomáticos con los gobiernos italiano, francés y alemán, incidentes que 
	inevitablemente se hubiesen producido de haberse revelado las actividades de Aginter en esos países»
		[24].
	
	
	Un nuevo servicio portugués de inteligencia, el SDCI, sustituyó a la PIDE. 
	
	
	 
	
	El SDCI investigó sobre Aginter y concluyó que la siniestra organización 
	había tenido 4 misiones. 
	
	 
	
	Primeramente, había servido de,
	
		
		«buró de espionaje 
	dirigido por la policía portuguesa y, a través de esta, por la CIA, el BND 
	de Alemania occidental u “Organización Gehlen”, la Dirección General de 
	Seguridad española, el BOSS sudafricano y, posteriormente, el KYP griego». 
		
	
	
	Paralelamente a esa función de obtención de información de inteligencia, Aginter Press había servido también de «centro de reclutamiento y de 
	entrenamiento de mercenarios y terroristas especializados en sabotajes y 
	asesinatos». 
	
	 
	
	Según el informe del SDCI, Aginter Press también había sido un,
	
		
		«centro estratégico para operaciones de adoctrinamiento de extrema derecha y 
	neofascista en África subsahariana, en Sudamérica y en Europa realizadas en 
	colaboración con regímenes fascistas o asimilados a estos, [y con] conocidas 
	figuras de la extrema derecha y grupos neofascistas activos a nivel 
	internacional». 
	
	
	Y por último, Aginter servía de cobertura a un ejército 
	anticomunista secreto, a una,
	
		
		«organización fascista internacional bautizada 
	“Orden y Tradición” con su ala paramilitar, la OACI, “Organización Armada 
	contra el Comunismo Internacional”» [25].
	
	
	A la caída de la dictadura, Guerain-Serac y sus activistas anticomunistas 
	huyeron de Portugal hacia la vecina España. 
	
	 
	
	Allí, bajo la protección de 
	Franco, instalaron en Madrid su nuevo cuartel general. A cambio del asilo 
	político, los hombres de Aginter, fieles a su compromiso, se pusieron a la 
	disposición de los servicios secretos españoles para perseguir y eliminar a 
	los dirigentes del movimiento separatista vasco ETA. 
	
	 
	
	Prosiguieron sus 
	operaciones clandestinas en el extranjero y trataron de desacreditar al 
	Frente de Liberación Nacional argelino. 
	
		
		«Yo puedo citarles otro ejemplo 
	particularmente interesante», declaró el juez Salvini a los senadores 
	italianos y les reveló que, en 1975, desde su base española, los hombres de 
	Guerain-Serac, con ayuda del estadounidense Salby y de extremistas 
	franceses, italianos y españoles, organizaron una serie de atentados que 
	firmaban como SOA, para comprometer a los Soldados de la Oposición Argelina.
		 
		
		«Las bombas fueron instaladas en las embajadas argelinas en Francia, 
	Alemania, Italia y Gran Bretaña» y deterioraron la imagen de la oposición 
	argelina, cuando en realidad «los atentados eran obra del grupo de Guerain-Serac, 
	lo cual da una idea de sus capacidades de disimulación y de infiltración». 
		
	
	
	La bomba instalada ante la embajada argelina en Francfort no llegó a 
	explotar y la policía alemana pudo examinarla minuciosamente. 
	
		
		«Para entender 
	las relaciones de Guerain-Serac y Aginter Press basta con observar la 
	complejidad del artefacto explosivo», subrayó el juez Salvini. «Contenía C4, 
	un explosivo utilizado únicamente por el ejército americano, que no se 
	observa en ningún atentado cometido por anarquistas. Repito que era una 
	bomba muy sofisticada. Y Aginter disponía de C4, así que se pueden deducir 
	fácilmente el apoyo que recibía.» [26].
	
	
	Cuando el régimen dictatorial español se derrumbó, al fallecer Franco el 20 
	de noviembre de 1975, Guerain-Serac y su ejército secreto se vieron 
	nuevamente obligados a huir. 
	
	 
	
	La policía española se tomó con mucha calma la 
	investigación sobre los indicios que Aginter había dejado detrás y no fue 
	hasta febrero de 1977 que realizó un registro en el cuartel general de la 
	organización, en el edificio número 39 de la calle Pelayo, donde descubrió 
	un verdadero arsenal de fusiles y explosivos. Pero Delle Chiaie, Guerain-Serac 
	y sus soldados hacía mucho que habían huido de España hacia Latinoamérica, 
	donde muchos escogieron a Chile como nueva base de operaciones. 
	
	 
	
	Guerain-Serac 
	fue visto por última vez en España, en 1997 [27].
	
	El ejército secreto anticomunista portugués dio nuevamente que hablar en 
	1990, cuando el primer ministro Giulio Andreotti reveló que en Italia y en 
	otros países europeos existían ejércitos stay-behind creados por la OTAN. 
	
	 
	
	El 
	17 de noviembre de 1990, la ola llegaba a Lisboa donde el diario Expresso 
	reportó, bajo el titular «Gladio - Los soldados de la guerra fría» que,
	
		
		«el 
	escándalo ha traspasado las fronteras de Italia ya que la existencia de las 
	redes secretas Gladio ha sido confirmada oficialmente en Bélgica, Francia, 
	los Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y semioficialmente en Noruega, 
	Dinamarca, Austria, Suiza, Grecia, Turquía, España, Reino Unido y Portugal»
		[28].
	
	
	Muy preocupado, el ministro de Defensa portugués Fernando Nogueira declaró 
	públicamente, el 16 de noviembre de 1990, que no tenía conocimiento de la 
	existencia de una rama de la red stay-behind en Portugal y pretendió que ni 
	su ministerio ni el Estado Mayor disponían,
	
		
		«de información alguna sobre la 
	existencia o la actividad de una “estructura Gladio” en Portugal» [29].
		
	
	
	El periódico portugués Diario De Noticias deploró que,
	
		
		«Las lacónicas 
	declaraciones de Fernando Nogueira sean corroboradas, de una u otra manera, 
	por ex ministros de Defensa, como Eurico de Melo y Rui Machete, así como por 
	[el ex ministro de Relaciones Exteriores] Franco Nogueira y el mariscal 
	Costa Gomes, quienes nos han confirmado que no sabían absolutamente nada de 
	este asunto. La misma posición han adoptado parlamentarios de la oposición 
	miembros de la Comisión parlamentaria de de Defensa» [30].
	
	
	Costa Gomes, que había sido oficial de enlace ante la OTAN, afirmó que nunca 
	tuvo conocimiento de una red clandestina, a pesar de haber «asistido entre 
	1953 y 1959 a todas las reuniones de la Alianza». 
	
	 
	
	Pero reconoció al mismo 
	tiempo que no era imposible que hubiese existido un Gladio portugués con 
	apoyo de la PIDE y de personas que no formaban parte del gobierno. 
	
		
		«Esos 
	contactos», explicó Costa Gomes, «si verdaderamente existieron, sólo 
	pudieron funcionar de forma paralela a las estructuras oficiales» y eran 
	para él totalmente desconocidas. 
	
	
	De la misma manera, Franco Nogueira, que 
	había sido ministro de Relaciones Exteriores bajo el régimen de Salazar, 
	declaró: 
	
		
		«Nunca sospeché la existencia de esa organización. Ni cuando estaba 
	en Relaciones Exteriores y me codeaba con responsables de la OTAN ni 
	posteriormente.» 
	
	
	Precisó que, si Gladio había operado en Portugal, 
	
		
		«esa 
	actividad habría sido seguramente de conocimiento del Dr. Salazar». 
		
	
	
	Como 
	daba a entender Nogueira, Salazar seguramente habría comunicado esa 
	información al jefe de su diplomacia: 
	
		
		«Me cuesta imaginar que esa red haya 
	mantenido vínculos con la PIDE o con la Legiao Portuguesa. Por eso estoy 
	convencido de que ese Gladio nunca existió en nuestro país, aunque, por 
	supuesto, en la vida no hay nada imposible.» [31]
	
	
	Mientras los representantes del gobierno se negaban a divulgar la menor 
	información sobre la guerra secreta, la prensa portuguesa sólo podía 
	constatar lo que ya era evidente, deplorar que,
	
		
		«visiblemente, varios 
	gobiernos europeos [habían] perdido el control de sus servicios secretos» y 
	denunciar la «doctrina de confianza limitada» que la OTAN había adoptado. 
		
		 
		
		«Ese tipo de doctrina implica que algunos gobiernos no habrían hecho lo 
	suficiente para combatir el comunismo y que no era por lo tanto necesario 
	mantenerlos informados sobre las actividades del ejército secreto de la 
	OTAN.» [32] 
	
	
	Hubo un solo alto oficial del ejército portugués que 
	aceptó revelar partes del secreto bajo condiciones de anonimato. 
	
	 
	
	Un general 
	que había estado al mando del Estado Mayor portugués confirmó a un 
	periodista de O Jornal que un,
	
		
		«servicio de información paralelo había 
	existido en efecto en Portugal y en las colonias, cuyo financiamiento y 
	control no tenían que ver con las fuerzas armadas sino que dependían del 
	ministerio de Defensa, del ministerio del Interior y del ministerio de 
	Asuntos Coloniales. 
		
		 
		
		Además, ese servicio paralelo estaba directamente 
	vinculado a la PIDE y a la Legiao Portuguesa» [33]. 
	
	
	No hubo 
	ninguna investigación oficial sobre el tema sino apenas un simple informe 
	parlamentario. El misterio cuya existencia se conoció a través de esas vagas 
	declaraciones sigue por lo tanto sin aclarar.
 
	
	 
	
	 
	
	Notas
	
		
		[1] John Palmer, «Undercover NATO Group ’may 
		have had terror links’», publicado en el diario británico The Guardian 
		el 10 de noviembre de 1990.
		[2] Michael Parenti, Against Empire (City Light Books, San Francisco, 
		1995), p.143.
		[3] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el 
		diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
		[4] Senato della Repubblica. Commissione parlamentare d’inchiesta sul 
		terrorismo in Italia e sulle cause della mancata individuazione dei 
		responsabiliy delle stragi: Il terrorismo, le stragi ed il contesto 
		storico politico. Redatta dal presidente della Commissione, Senador 
		Giovanni Pellegrino. Roma 1995, p.204 y 241.
		[5] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e 
		sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi. 
		Sesión 12, 20 de marzo de 1997.
		[6] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e 
		sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi. 
		Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
		[7] Jeffrey M. Bale, «Right wing Terrorists and the Extraparliamentary 
		Left in Post World War 2 Europe: Collusion or Manipulation?», en la 
		publicación británica Lobster Magazine, n°2, octubre de 1989, p.6.
		[8] Semanario francés Paris Match, noviembre de 1974. Citado por Stuart 
		Christie in Stefano delle Chiaie (Anarchy Publications, Londres, 1984), 
		p.27.
		[9] Egmont Koch y Oliver Schrom, Deckname Aginter. Die Geschichte einer 
		faschistischen Terror Organisation, p.4. (Ensayo no publicado de 17 
		páginas. Sin fecha, escrito hacia 1998).
		[10] Ver Christie, delle Chiaie, passim.
		[11] Ibid., p.29.
		[12] Este documento fue descubierto, al parecer, en el antiguo buró de 
		Guerain-Serac después de la revolución portuguesa de los claveles. Está 
		incluido en el diccionario del terrorismo en Bélgica de Manuel 
		Abramowicz.
		[13] Fragmento de Christie, delle Chiaie, p.32. También aparece en la 
		publicación británica Lobster, octubre de 1989, p.18.
		[14] Ibid., p.30.
		[15] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el 
		diario postugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
		[16] Ibid. Tambián aparece en Christie, delle Chiaie, p.30.
		[17] Senato della Repubblica. Commissione parlamentare d’inchiesta sul 
		terrorismo in Italia e sulle cause della mancata individuazione dei 
		responsabiliy delle stragi: Il terrorismo, le stragi ed il contesto 
		storico politico. Redatta dal presidente della Commissione, Senador 
		Giovanni Pellegrino. Roma 1995, p.157.
		[18] Los investigadores Fabrizio Calvi y Frédéric Laurent, 
		especializados ambos en el estudio de los servicios secretos realizaron 
		de forma conjunta lo que probablemente constituye el mejor documental 
		sobre el atentado de la Piazza Fontana. Titulado Piazza Fontana: Storia 
		di un Complotto, este documental se transmitió el 11 de diciembre de 
		1997, a las 20:50 horas, a través del canal público italiano Rai Due. 
		Una adaptación al francés, titulada L’Orchestre Noir: La Stratégie de la 
		tension se transmitió, dividida en dos partes, a través del canal de 
		televisión franco-alemán Arte el martes 13 y el miércoles 14 de enero de 
		1998 a las 20:45 horas. En dicho documental Fabrizio Calvi y Frederic 
		Laurent interrogan a gran cantidad de testigos, entre los que se 
		encuentran varios jueces que investigaron el caso durante años, como 
		Guido Salvini y Gerardo D’Ambrosio; activistas fascistas como Stefano 
		Delle Chiaie, Amos Spiazzi, Guido Giannettini, Vincenzo Vinciguerra y el 
		capitán Cabruna, el ex primer ministro Giulio Andreotti, y ex miembros 
		de la CIA, como Victor Marchetti y Marc Wyatt.
		[19] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e 
		sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi. 
		Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
		[20] Philip Willan, «Terrorists ’helped by CIA’ to Stop Rise of Left in 
		Italy», publicado en el diario británico The Guardian el 26 de marzo de 
		2001. Willan es un especialista en intervenciones estadounidenses en 
		Italia. Es autor de un libro extremadamente interesante titulado 
		Puppetmasters. The Political Use of Terrorism in Italy (Constable, 
		Londres, 1991).
		[21] Diario italiano La Stampa, 22 de junio de 1996.
		[22] Peter Dale Scott, «Transnational Repression: Parafascism and the US», 
		en la publicación británica Lobster Magazine, n°12, 1986, p.16.
		[23] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el 
		diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
		[24] Koch y Schrom, Aginter, p.8.
		[25] Fragmento de Christie, delle Chiaie, p.28.
		[26] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e 
		sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi. 
		Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
		[27] Koch y Schröm, Aginter, p.11-12.
		[28] Diario portugués Expresso, 17 de noviembre de 1990.
		[29] Diario portugués Diario de Noticias, 17 de noviembre de 1990.
		[30] No se especifica autor, «Ministro nega conhecimento da rede Gladio. 
		Franco Nogueira disse ao DN que nem Salazar saberia da organizacao», 
		publicado en el diario portugués Diario de Noticias el 17 de noviembre 
		de 1990.
		[31] Ibid.
		[32] No se especifica autor, «Manfred Woerner explica Gladio. 
		Investigadas ligacoes a extrema-direita», diario portugués Expresso, 24 
		de noviembre de 1990.
		[33] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el 
		diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
	
	
	
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