Parte 9
Los Ejércitos Secretos de La OTAN
La Guerra Secreta en Portugal
por Daniele Ganser
18 Junio 2011
del Sitio Web
VoltaireNet
El Gladio tenía una base eficaz en el
Portugal de Salazar. Aunque su funcionamiento se conoce sólo de forma
indirecta, a través de la las investigaciones italianas, el historiador
Daniele Ganser ha logrado determinar el papel que desempeñó el Gladio en
Portugal y en las colonias africanas de ese país. El Gladio hizo posible que
la OTAN, lejos de conformarse con asesinar a los opositores de Salazar,
atacara también a líderes revolucionarios de primera línea, como Amílcar
Cabral.
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António de Oliveira Salazar
(1889-1970) y el generalísimo Francisco Franco (1892-1975),
dos aliados del Reich nazi
recuperados por la OTAN para luchar contra el comunismo.
En mayo de 1926, el general Manuel Gomes da
Costa tomó el poder en Portugal mediante un golpe de Estado, derogó la
Constitución, disolvió el parlamento e instauró la dictadura.
Años más tarde, el dictador Salazar tomó las
riendas del país. Salazar apoyó a Franco durante la Guerra Civil española,
proporcionándole tropas y armamento.
Salazar y Franco se aliaron para garantizar a
Hitler y Mussolini la neutralidad de toda la península ibérica, facilitando
así considerablemente el accionar de estos últimos en el frente del este.
Los cuatro dictadores estaban de acuerdo sobre la necesidad de combatir y
erradicar el comunismo en la Unión Soviética y en sus respectivos países.
Al salir victoriosa la URSS de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de
la derrota de Hitler y de Mussolini, en 1945 Salazar y Franco se vieron en
una posición delicada. Pero los Estados Unidos del presidente Truman se
lanzaron entonces en una guerra mundial contra el comunismo y los dos
dictadores de la península ibérica obtuvieron así el silencioso apoyo de
Washington y de Londres.
A pesar del apoyo de Salazar al golpe de Estado de
Franco y de su alianza con las potencias del Eje, Portugal fue autorizado en
1949 a figurar - para sorpresa de muchos - entre los miembros fundadores de la
OTAN.
Vino después un reinado de cerca de 40 años, prácticamente sin
contraparte, hasta que el fallecimiento de Salazar, en 1970, permitió al fin
el comienzo de una transición hacia la democracia en Portugal y la
integración de ese país a la Unión Europea.
De forma similar a lo que pudo verse en las dictaduras latinoamericanas de
extrema derecha y bajo el régimen autoritario de Franco, el pueblo portugués
se encontraba bajo la permanente vigilancia de un aparato de seguridad que
operaba desde la sombra y fuera de todo marco legal definido por el
parlamento. Las maniobras sucias contra la oposición en general y contra los
comunistas fueron numerosas bajo el régimen de Salazar.
Los encargados de
dichas operaciones eran diversos servicios y órganos, como la tristemente
célebre Policía Internacional e de Defensa do Estado (PIDE), los servicios
secretos militares portugueses.
Como las organizaciones de extrema derecha y las operaciones especiales que
tuvieron lugar bajo la dictadura de Salazar nunca se investigaron
profundamente, sus vínculos con la red stay-behind anticomunista de la OTAN
siguen siendo nebulosos.
La existencia en Portugal de ejércitos secretos
vinculados a la CIA y la OTAN se reveló por vez primera en 1990, como
resultado del descubrimiento del Gladio italiano.
«En Portugal, una radio
lisboeta ha reportado que células de una red asociada a la Operación Gladio
fueron utilizadas en los años 1950 para apoyar la dictadura de extrema
derecha del Dr. Salazar», pudo leerse entonces en la prensa internacional
[1].
Cinco después, el autor estadounidense Michael Parenti escribió,
aunque sin identificar sus fuentes, que agentes del Gladio habían,
«ayudado a
consolidar el régimen fascista en Portugal» [2].
Más exactamente, la prensa local reveló en 1990 que el ejército secreto de
Portugal existía y que se identificaba en clave como «Aginter Press».
Con el
titular «“Gladio” operaba en Portugal», el diario portugués O Jornal anunció
a una población estupefacta que,
«La red secreta, concebida en el seno mismo
de la OTAN y financiada por la CIA [,red] cuya existencia acaba de ser
revelada por Giulio Andreotti, disponía de una rama en Portugal, activa en
los años 1960 y 1970. Se llamaba “Aginter Press”» y estuvo posiblemente
implicada en asesinatos cometidos en territorio portugués así como en las
colonias de Portugal en África [3].
Aginter Press no tenía absolutamente nada que ver con la prensa.
Aquella
agencia no se encargaba de imprimir libros o folletos de propaganda
anticomunista sino de entrenar terroristas de extrema derecha y se dedicaba
a la ejecución de trabajos sucios y operaciones clandestinas dentro y fuera
de Portugal. Tan misteriosa como violenta, aquella organización contaba con
el respaldo de la CIA y actuaba bajo las órdenes de cuadros de la extrema
derecha europea que reclutaban militantes fascistas con ayuda de la PIDE.
La
investigación del Senado italiano sobre Gladio y el terrorismo permitió
determinar que Aginter Press había entrenado a algunos de los extremistas
italianos.
Mientras los portugueses se enteraban de que una subdivisión de Aginter Press bautizada como «Organización Armada contra el Comunismo
Internacional» también había operado en Italia, los senadores italianos
descubrieron que la organización Aginter Press había recibido apoyo de la
CIA y que la dirigía el capitán Yves Guillon, más conocido bajo el seudónimo
de Yves Guerain-Serac, especialista en operaciones clandestinas a quien
Estados Unidos había conferido varias condecoraciones militares, como la
American Bronze Star, por su participación en la guerra de Corea.
«Según
indican los resultados de la investigación criminal», concluía el informe
italiano sobre la investigación, «Aginter Press era una central de
inteligencia vinculada a la CIA y a los servicios secretos portugueses y
especializada en operaciones provocadoras» [4].
Mientras el gobierno portugués hacía todo lo posible por no abrir una
investigación sobre la sombría historia de Aginter Press y de la guerra
secreta, la Comisión senatorial italiana proseguía sus propias
investigaciones.
En 1997, la Comisión senatorial italiana escuchó la
comparencia del juez Guido Salvini. Verdadero experto en lo tocante al
terrorismo de extrema derecha, este magistrado examinó detalladamente los
documentos disponibles sobre Aginter Press.
El senador Manca le preguntó:
«¿La CIA americana es, en su opinión, directamente responsable de las
operaciones que realizó Aginter Press?».
A lo que el juez respondió:
«Senador Manca, está usted planteando una interrogante muy importante».
Debido a lo delicado de su respuesta, el juez pidió entonces que se le
permitiera expresarla en privado. Se le permitió hacerlo y, a partir de
aquel momento, todos los documentos fueron clasificados como confidenciales
[5].
En público, el juez Salvini explicó que es,
«difícil dar una definición
exacta sobre qué es Aginter Press».
No obstante, hizo un intento de
describirla:
«Es una organización que, en numerosos países, sobre todo en
Italia, inspira y respalda los planes de grupos cuidadosamente escogidos que
actúan según procedimientos definidos contra una situación que han decidido
combatir.»
El ejército anticomunista secreto de
la CIA conocido como
Aginter
Press opera, prosiguió el juez Salvini,
«en función de sus objetivos y de
sus valores, que son esencialmente la defensa de Occidente contra una
probable e inminente invasión de Europa por las tropas de la URSS y de los
países comunistas» [6].
También según el juez italiano, el
ejército secreto portugués ejercía, como la mayoría de las demás redes de
Europa Occidental, una doble función.
La red
stay-behind se entrenaba
secretamente para una posible invasión soviética y, en espera de aquella
invasión, arremetía contra los movimientos políticos de izquierda siguiendo
para ello estrategias de lucha clandestina puestas en práctica en varios
países de Europa Occidental.
Aunque muchos de sus miembros ya habían prestado servicios en diferentes
grupúsculos anticomunistas en años anteriores, Aginter Press no se fundó
oficialmente en Lisboa hasta septiembre de 1966. Sus fundadores y la CIA se
sentían al parecer más motivados por las posibilidades de acción interna que
por el temor de una hipotética invasión soviética.
La fundación se produjo,
en efecto, en medio de un periodo que se caracterizó por las manifestaciones
de izquierda contra la guerra de Vietnam y en rechazo al apoyo de Estados
Unidos a las dictaduras de extrema derecha en Latinoamérica y Europa,
específicamente en Portugal. El dictador Salazar y su policía, la PIDE,
temían sobre todo que aquel movimiento social fuese capaz de desestabilizar
su régimen, así que recurrieron a Aginter Press para contrarrestarlo.
La mayoría de los soldados de la sombra reclutados por la CIA para nutrir la
filas del ejército secreto ya habían combatido en África y en el sudeste
asiático, donde habían tratado de impedir inútilmente la independencia de
las antiguas colonias.
El propio director de Aginter Press, el capitán
Yves Guerain-Serac, ferviente católico y ardiente anticomunista reclutado por la
CIA, era un ex oficial del ejército francés que había vivido la derrota de
Francia ante el Reich en la Segunda Guerra Mundial. También había
participado en la guerra de Indochina (1946-1954), en la guerra de Corea
(1950-1953) y en la guerra de Argelia (1954-1962).
Había sido miembro de la
famosa 11ª Semibrigada Paracaidista de Choque, unidad encargada del trabajo
sucio bajo el mando del SDECE, el servicio de inteligencia de Francia, que a
su vez también estaba vinculado a la red stay-behind conocida en Francia
como Rose des Vents.
Guerain-Serac había fundado, en 1961 y con otros
oficiales del 11º de Choque, la Organización del Ejército Secreto (OAS), que
luchó por mantener Argelia bajo la dominación francesa y trató de derrocar
al general De Gaulle para instaurar en Francia un régimen autoritario
anticomunista.
Después de la independencia de Argelia, en 1962, y de la disolución de la
OAS, los ex oficiales del ejército secreto, entre los que se encontraba
Guerain-Serac, seguían estando en grave peligro. Así que huyeron a Argelia
y, a cambio de asilo, ofrecieron a los dictadores de Latinoamérica y Europa
su gran experiencia en materia de guerra secreta, de operaciones
clandestinas, de práctica del terrorismo y del contraterrorismo [7].
Esta diáspora de la OAS vino a fortalecer las organizaciones terroristas de
extrema derecha en numerosos países. En junio de 1962, Franco recurrió a las
habilidades de Guerain-Serac y lo incorporó a las acciones del ejército
secreto español contra la oposición. De España, Guerain-Serac pasó
posteriormente a Portugal, país que él veía como el último imperio colonial
y principalmente como el último bastión contra el comunismo y el ateismo.
Como perfecto soldado de la guerra fría, Guerain-Serac ofreció sus servicios
a Salazar:
«Los demás depusieron las armas. Yo no. Después de la OAS, huí a
Portugal para continuar la lucha y extenderla a su verdadera escala - o sea,
a la escala planetaria.» [8]
En Portugal, Guerain-Serac se vinculó a extremistas franceses y a los
renegados de la OAS.
Jacques Ploncard d’Assac, un ex partidario de Petain,
lo introdujo en los círculos fascistas y le presentó a los miembros de la
PIDE. Debido a su gran experiencia, Guerain-Serac fue reclutado como
instructor de la Legiao Portuguesa y de las unidades de contraguerrilla del
ejército portugués. En ese contexto creó, con ayuda de la PIDE y de la CIA,
la ya mencionada Aginter Press, un ejército anticomunista ultrasecreto.
Aginter Press creó sus propios campos de entrenamiento, donde los
mercenarios seguían un programa de 3 semanas de formación para la
realización de operaciones secretas que incluían particularmente técnicas de
atentados con bombas, asesinatos silenciosos, métodos de subversión, de
comunicación clandestina, de infiltración y de guerra colonialista.
Junto a Guerain-Serac, el terrorista de extrema derecha Stefano Delle Chiaie
también participó en la fundación de Aginter Press.
«Actuamos contra los
comunistas, contra la burguesía establecida y la democracia que nos había
privado de nuestra libertad. Así que no teníamos otro remedio que acudir a
la violencia», explicó más tarde Delle Chiaie.
«Nos consideraban criminales
pero en realidad éramos víctimas de un movimiento liberal antifascista.
Queríamos divulgar nuestras ideas, queríamos que nos oyeran en el mundo
entero.»
A mediados de los años 1960, Delle Chiaie, quien tenía por entonces
30 años, fundó con Guerain-Serac, y con el apoyo de la CIA, el ejército
secreto Aginter Press.
«Con uno de mis amigos franceses [Guerain-Serac]
decidí entonces [en 1965] fundar la agencia de prensa Aginter Press para
dotarnos de medios para defender nuestras ideas políticas.» [9]
Durante los siguientes años, Delle Chiaie se convirtió quizás en el elemento
más sanguinario de la guerra secreta.
En Italia, participó en golpes de
Estado y atentados, como el de la Piazza Fontana, en 1969, y, con el nazi Klaus Barbie, conocido como «el carnicero de Lyon», ayudó a consolidar el
poder de los dictadores sudamericanos [10].
«Nuestros efectivos se componían de dos tipos de hombres:
1) oficiales que
se unieron a nosotros después de haber luchado en Indochina y en Argelia, e
incluso algunos que se enrolaron después de la batalla de Corea», explicó el
director de Aginter Press, Guerain-Serac en persona,
2) intelectuales que
durante aquel mismo periodo se interesaron en el estudio de las técnicas de
subversión marxista».
Esos intelectuales, como señaló, habían formado grupos
de estudio y compartían sus experiencias «para tratar de estudiar las
técnicas de la subversión marxista y crear las bases de una contratécnica».
La batalla, no le cabía duda de ello, tenía que desarrollarse en numerosos
países:
«Durante aquel periodo establecimos contactos sistemáticos con
grupos que tenían ideas cercanas a las nuestras que aparecieron en Italia,
Bélgica, Alemania, España y Portugal, con vistas a constituir el núcleo de
una verdadera Liga Occidental de Lucha contra el Marxismo» [11].
Procedentes directamente de varios teatros de operaciones, muchos de los
soldados de la sombra, y sobre todo sus instructores, como Guerain-Serac, no
conocían mucho los métodos de solución pacífica de conflictos ni sentían
aprecio por ellos.
El propio director de Aginter Press estaba convencido,
como muchos otros, de que la lucha contra el comunismo en Europa Occidental
implicaba necesariamente el uso del terrorismo:
«En la primera fase de
nuestra actividad política, tenemos que sembrar el caos en todas las
estructuras del régimen», declaró sin precisar a qué país se refería.
«Dos
formas de terrorismo permiten obtener ese tipo de resultado: el terrorismo
ciego (a través de atentados contra gran número de civiles) y el terrorismo
selectivo (a través de la eliminación de personalidades seleccionadas).»
En
ambos casos, había que atribuir a la izquierda el atentado secretamente
perpetrado por la extrema derecha, como subrayó el campeón e ideólogo del
terrorismo anticomunista:
«Esos ataques contra el Estado deben presentarse,
siempre que sea posible, como “actividades comunistas”».
Los atentados
terroristas de los ejércitos secretos se concebían como medio de
desacreditar el régimen establecido y obligarlo a inclinarse a la derecha:
«Después, tenemos que intervenir en el corazón del aparato militar, del
poder judicial y de la Iglesia, para influir en la opinión pública, proponer
una solución y demostrar claramente la debilidad del arsenal jurídico actual
(…)
Hay que polarizar la opinión pública de manera tal que nos vean a
nosotros como el único instrumento capaz de salvar la nación. Parece
evidente que vamos a necesitar medios financieros considerables para
realizar con éxito esas operaciones.» [12]
Humberto Delgado, el «general sin miedo», se presenta a la elección
presidencial portuguesa de 1958.
Resulta derrotado mediante un
gigantesco fraude electoral y se ve obligado a huir a Argelia.
Es asesinado, en 1965, por un
comando de la PIDE preparado por el Gladio, bajo las órdenes de Rosa Casaco.
La CIA y la PIDE, los servicios secretos
militares de Salazar, se encargaron de proporcionar los fondos necesarios a
la empresa terrorista del capitán Guerain-Serac.
En un documento interno de Aginter Press, titulado «Nuestra Actividad Política», fechado en noviembre
de 1969 y descubierto a fines de 1974, el propio Guerain-Serac describe cómo
un país puede ser blanco de una guerra secreta:
«Nuestra convicción es que
la primera fase de la actividad política debe consistir en crear las
condiciones favorables para imponer el caos en todas las estructuras del
régimen».
Como elemento esencial de esa estrategia, había que atribuir a los
comunistas los actos de violencia cometidos y cada pista tenía, por
supuesto, que llevar a esa misma conclusión.
«Pensamos que, en un primer
tiempo, hay que destruir la estructura misma del Estado democrático bajo la
fachada de actividades comunistas o prochinas.»
El documento insistía
después en la necesidad de penetrar los grupos de militantes de izquierda
para manipularlos mejor:
«Además, disponemos de hombres infiltrados en esos
grupos lo cual nos permitirá actuar incluso sobre la ideología del medio a
través de acciones de propaganda y de otro tipo, realizadas de manera tal
que parezcan ser obra de nuestros adversarios comunistas.»
Ese tipo de
acciones bajo bandera falsa, concluía aquel plan de acción,
«crearán un
sentimiento de hostilidad en contra de quienes amenazan la paz de cada una
de nuestras naciones», entiéndase contra los comunistas [13].
Durante la primera fase de su plan, los oficiales, mercenarios y terroristas
de
Aginter Press se dedicaron a debilitar y liquidar las facciones de
guerrilleros que luchaban por la independencia de las colonias portuguesas.
A mediados de los años 1960, el primer teatro de operaciones de la
organización no fue por lo tanto Europa sino África, donde el ejército
portugués luchaba contra varios movimientos independentistas.
Aginter
desplegó sus responsables de operaciones en los países limítrofes del África
portuguesa.
«Sus objetivos incluían la eliminación de los líderes de los
movimientos de liberación, la infiltración, el establecimiento de redes de
informantes y de agentes provocadores y el uso de falsos movimientos de
liberación.» [14]
Aquellas guerras secretas se desarrollaban en
coordinación con la PIDE y con otros servicios del gobierno portugués.
«Aginter
mantenía correspondencia escrita con la PIDE en el marco de sus operaciones
especiales y de sus misiones de espionaje.» [15]
El líder del Partido Africano da Independencia da Guiné e Cabo Verde
(PAIGC), Amílcar Cabral,
soñaba con liberar Guinea y
Cabo Verde del colonialismo portugués
y fusionar ambos territorios
en un solo Estado soberano y socialista.
Fue asesinado por el Gladio
en 1973.
Entre las importantes personalidades víctimas de
los asesinatos que orquestó Aginter Press en Portugal y en las colonias
portuguesas figuran probablemente,
-
Humberto Delgado, líder de la oposición
portuguesa
-
Amílcar Cabral, una de las figuras emblemáticas de la revolución
africana
-
Eduardo Mondlane, líder y presidente del Frente de Liberaçao de
Moçambique (FRELIMO), asesinado en febrero de 1969 [16]
A pesar
de la violencia de los métodos empleados, Portugal no logró impedir que sus
colonias alcanzaran la independencia.
-
Goa fue incorporada a la India en
1961
-
Guinea Bissau alcanzó la independencia en 1974
-
Angola y Mozambique lo
hicieron en 1975
-
aquel mismo año, Indonesia invadió Timor
Oriental
Paralelamente a aquellas guerras colonialistas, Aginter Press desempeñó
también un importante papel en las guerras secretas contra los comunistas de
Europa Occidental.
Los documentos disponibles sobre los ejércitos stay-behind
de la OTAN y la guerra clandestina parecen indicar que la organización
lisboeta fue responsable de más violencia y más asesinatos que cualquier
otro ejército secreto del viejo continente.
Sus soldados de la sombra tenían
una mentalidad diferente y actuaban en según esa mentalidad. Contrariamente
a sus colegas del P26 suizo o del ROC noruego, participaban en verdaderas
guerras abiertas en las colonias portuguesas y mataban en serie bajo las
órdenes de un capitán que, con una experiencia adquirida en Indochina, Corea
y Argelia, no concebía otra forma de acción que la violencia.
El crimen de los soldados de la sombra cometido en nombre de la lucha contra
el comunismo sobre el que tenemos la mayor cantidad de información es
probablemente el atentado de la Piazza Fontana, que estremeció Roma, la
capital política de Italia, y Milán, su capital industrial, poco antes de la
Navidad, el 12 de diciembre de 1969.
Aquel día, 4 bombas estallaron en esas
dos ciudades matando indiscriminadamente a 16 civiles, en su mayoría
campesinos que llegaban a la Banca Nazionale Dell’Agricultura de Milán para
depositar sus modestos ingresos de un día de mercado.
Ochenta personas
resultaron heridas y mutiladas. Una de las bombas de la Piaza Fontana no
llegó a estallar debido a una falla del mecanismo de relojería, pero los
agentes del SID y de la policía que llegaron al lugar de los hechos se
apresuraron a destruir los indicios comprometedores haciéndola estallar
también. La ejecución de aquel atentado obedecía exactamente a las
estrategias de la guerra secreta definidas por Guerain-Serac.
Los servicios
secretos militares italianos atribuyeron aquel acto a la extrema izquierda,
llegando incluso a plantar componentes de un artefacto explosivo en la
residencia del editor Giangiacomo Feltrinelli, conocido por sus opiniones de
izquierda, y arrestaron de paso a numerosos comunistas [17].
Un informe interno del SID, clasificado como confidencial y fechado el 16 de
diciembre de 1969, expresaba ya en aquel momento que existían sospechas de
que los atentados de Roma y Milán eran obra de la extrema derecha con el
apoyo de la CIA [18].
Sin embargo, se hizo pensar a la opinión
pública que los comunistas italianos, muy influyentes en aquella época,
habían decidido recurrir a la violencia para conquistar el poder. En
realidad, los responsables de aquellos atentados eran probablemente las
organizaciones fascistas Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale, que actuaban
en estrecha colaboración con los ejércitos stay-behind.
El militante de
extrema derecha Guido Giannettini, quien estuvo directamente implicado en
los atentados, era un cercano colaborador de la organización portuguesa
Aginter Press.
«La investigación confirmó que habían existido efectivamente
vínculos entre Aginter Press, Ordine Nuovo y Avanguardia Nazionale», anunció
el juez Salvini a los miembros de la comisión investigadora del Senado.
«Se
observa claramente que Guido Giannettini estaba en contacto con Guerain-Serac
en Portugal desde 1964. Se ha comprobado que instructores de Aginter Press
(…) viajaron a Roma entre 1967 y 1968 y que allí entrenaron a los miembros
de Avanguardia Nazionale en el manejo de explosivos.»
Basándose en los
documentos disponibles y en testimonios recogidos, el juez Salvini concluyó
que Aginter Press, fachada de la CIA, había desempeñado un papel decisivo en
las operaciones clandestinas secretas realizadas en Europa Occidental y
había emprendido una serie de atentados muy sangrientos con vistas a
desacreditar a los comunistas italianos [19].
Estos hechos fueron confirmados en marzo de 2001 por el general Giandelio
Maletti, ex jefe del contraespionaje italiano, quien compareció como testigo
en el juicio contra varios militantes de extrema derecha acusados de haber
provocado la muerte de 16 personas en los atentados de la Piazza Fontana.
El
general Maletti declaró ante el tribunal de Milán que,
«La CIA, siguiendo las
directivas de su gobierno, quería hacer surgir un nacionalismo italiano
capaz de contrarrestar la inclinación del país hacia la izquierda y, con esa
perspectiva, no es imposible que haya recurrido a los terroristas de extrema
derecha».
Aquel importante testimonio equiparaba a la CIA con una
organización terrorista.
«No olviden que quien estaba al mando en aquella
época era Nixon», recordó el general, «y Nixon no era un tipo cualquiera,
[era] un político muy hábil pero [también era] un hombre de métodos poco
ortodoxos» [20].
El juez italiano Guido Salvini confirmó que
todas las pistas conducían a «un servicio de inteligencia extranjero».
«Cuando habla de “servicio de inteligencia extranjero”, ¿usted quiere decir
la CIA?», insistieron los periodistas italianos, a quienes Salvini dio esta
prudente respuesta: «Podemos afirmar que sabemos perfectamente quién
participó en la preparación de los atentados y quién estaba sentado a la
mesa cuando se dieron las órdenes. Eso es irrebatible.» [21]
No satisfecho con luchar contra el comunismo en Italia, el capitán Guerain-Serac
estaba firmemente decidido a expandir la lucha a escala mundial.
Para ello,
varios agentes de Aginter, como el estadounidense Jay Sablonsky,
participaron junto a la CIA y los Boinas Verdes en la tristemente célebre
contraguerrilla que dejó unos 50 000 muertos en Guatemala, entre 1968 y
1971. Los hombres de Aginter estaban también presentes en Chile, en 1973,
donde participaron en el golpe de Estado mediante el cual la CIA derrocó al
presidente socialista democráticamente electo Salvador Allende y puso en el
poder al dictador Augusto Pinochet [22].
Desde el refugio que le
proporcionaba la dictadura de extrema derecha de Salazar, Aginter Press
podía enviar sus soldados de la sombra a combatir en numerosos países del
mundo entero.
Aquella situación se mantuvo hasta la «Revolución de los claveles» de mayo
de 1974, que puso fin a la dictadura y abrió el camino al restablecimiento
de la democracia en Portugal.
Los soldados de la sombra sabían que la
supervivencia de su organización estaba estrechamente ligada a la del
régimen totalitario. Cuando supieron que oficiales de izquierda del ejército
portugués estaban preparando un golpe que debía dar inicio a la Revolución
de los claveles, los agentes de Aginter conspiraron con el general Spinola
para eliminar a los centristas portugueses.
Planeaban invadir el
archipiélago de las Azores para convertirlo en un territorio independiente y
utilizarlo como base de retaguardia y trampolín para sus operaciones en el
continente.
Al fracasar el proyecto, Aginter fue barrida junto con la dictadura cuando,
el 1º de mayo de 1974, los oficiales de izquierda tomaron el poder, poniendo
fin a casi 50 años de totalitarismo. Tres semanas después, el 22 de mayo,
por orden de los nuevos dirigentes del país, unidades especiales de la
policía portuguesa tomaron el cuartel general de Aginter Press, en la Rua
des Pracas de Lisboa, para cerrar la siniestra agencia y confiscarlo todos
sus medios.
Pero, cuando llegaron el local ya estaba vacío. Gracias a sus
contactos en los servicios de inteligencia, los agentes de la organización
se enteraron a tiempo de la operación y pudieron desaparecer. Ninguno de
ellos pudo ser arrestado. En su precipitación, olvidaron sin embargo algunos
documentos.
Las fuerzas de policía lograron recoger gran cantidad de pruebas
que demostraban la responsabilidad de Aginter Press, filial de la CIA, en
numerosos actos de terrorismo.
Como la joven democracia portuguesa estaba tratando de acabar con el antiguo
aparato de seguridad heredado de la dictadura, disolvió la PIDE, los
servicios secretos militares y la Legiao Portuguesa. La «Comisión para el
Desmantelamiento de la PIDE y de la Legión Portuguesa» (Comissao de Extinçao
da PIDE e da Legiao) descubrió rápidamente que la PIDE, con el concurso de
la CIA, había dirigido un ejército secreto llamado Aginter Press.
La
Comisión solicitó entonces consultar los expedientes sobre Aginter reunidos
durante el registro realizado en sus oficinas y que contenían todas las
pruebas necesarias. La historia del ejército secreto portugués iba a ser,
por primera vez, objeto de una investigación.
Pero, de pronto,
desaparecieron todos los expedientes.
«El dossier “Aginter Press” fue
sustraído de la Comisión para el Desmantelamiento de la PIDE y de la Legión
Portuguesa y desapareció definitivamente», deploró años más tarde el diario
portugués O Jornal en un artículo sobre la red Gladio [23].
¿Cómo pudo suceder aquello? ¿Por qué se mostró la Comisión tan negligente
con informaciones tan esenciales?
El italiano Barbachetto, quien trabaja
para la publicación política milanesa L’Europeo, escribió posteriormente:
«Tres de mis colegas estaban presentes cuando se confiscaron los archivos de Aginter. Sólo pudieron fotografiar algunos fragmentos de la considerable
cantidad de datos que se recogió aquel día.»
Con títulos como «Mafia» o
«Contribuyentes financieros alemanes», los documentos confiscados revelaban
los nombres codificados de los socios de Aginter.
«Los documentos fueron
destruidos por el ejército portugués», indicaba Barbachetto.
Señalaba además
que el ejército portugués,
«trataba visiblemente de evitar incidentes
diplomáticos con los gobiernos italiano, francés y alemán, incidentes que
inevitablemente se hubiesen producido de haberse revelado las actividades de Aginter en esos países»
[24].
Un nuevo servicio portugués de inteligencia, el SDCI, sustituyó a la PIDE.
El SDCI investigó sobre Aginter y concluyó que la siniestra organización
había tenido 4 misiones.
Primeramente, había servido de,
«buró de espionaje
dirigido por la policía portuguesa y, a través de esta, por la CIA, el BND
de Alemania occidental u “Organización Gehlen”, la Dirección General de
Seguridad española, el BOSS sudafricano y, posteriormente, el KYP griego».
Paralelamente a esa función de obtención de información de inteligencia, Aginter Press había servido también de «centro de reclutamiento y de
entrenamiento de mercenarios y terroristas especializados en sabotajes y
asesinatos».
Según el informe del SDCI, Aginter Press también había sido un,
«centro estratégico para operaciones de adoctrinamiento de extrema derecha y
neofascista en África subsahariana, en Sudamérica y en Europa realizadas en
colaboración con regímenes fascistas o asimilados a estos, [y con] conocidas
figuras de la extrema derecha y grupos neofascistas activos a nivel
internacional».
Y por último, Aginter servía de cobertura a un ejército
anticomunista secreto, a una,
«organización fascista internacional bautizada
“Orden y Tradición” con su ala paramilitar, la OACI, “Organización Armada
contra el Comunismo Internacional”» [25].
A la caída de la dictadura, Guerain-Serac y sus activistas anticomunistas
huyeron de Portugal hacia la vecina España.
Allí, bajo la protección de
Franco, instalaron en Madrid su nuevo cuartel general. A cambio del asilo
político, los hombres de Aginter, fieles a su compromiso, se pusieron a la
disposición de los servicios secretos españoles para perseguir y eliminar a
los dirigentes del movimiento separatista vasco ETA.
Prosiguieron sus
operaciones clandestinas en el extranjero y trataron de desacreditar al
Frente de Liberación Nacional argelino.
«Yo puedo citarles otro ejemplo
particularmente interesante», declaró el juez Salvini a los senadores
italianos y les reveló que, en 1975, desde su base española, los hombres de
Guerain-Serac, con ayuda del estadounidense Salby y de extremistas
franceses, italianos y españoles, organizaron una serie de atentados que
firmaban como SOA, para comprometer a los Soldados de la Oposición Argelina.
«Las bombas fueron instaladas en las embajadas argelinas en Francia,
Alemania, Italia y Gran Bretaña» y deterioraron la imagen de la oposición
argelina, cuando en realidad «los atentados eran obra del grupo de Guerain-Serac,
lo cual da una idea de sus capacidades de disimulación y de infiltración».
La bomba instalada ante la embajada argelina en Francfort no llegó a
explotar y la policía alemana pudo examinarla minuciosamente.
«Para entender
las relaciones de Guerain-Serac y Aginter Press basta con observar la
complejidad del artefacto explosivo», subrayó el juez Salvini. «Contenía C4,
un explosivo utilizado únicamente por el ejército americano, que no se
observa en ningún atentado cometido por anarquistas. Repito que era una
bomba muy sofisticada. Y Aginter disponía de C4, así que se pueden deducir
fácilmente el apoyo que recibía.» [26].
Cuando el régimen dictatorial español se derrumbó, al fallecer Franco el 20
de noviembre de 1975, Guerain-Serac y su ejército secreto se vieron
nuevamente obligados a huir.
La policía española se tomó con mucha calma la
investigación sobre los indicios que Aginter había dejado detrás y no fue
hasta febrero de 1977 que realizó un registro en el cuartel general de la
organización, en el edificio número 39 de la calle Pelayo, donde descubrió
un verdadero arsenal de fusiles y explosivos. Pero Delle Chiaie, Guerain-Serac
y sus soldados hacía mucho que habían huido de España hacia Latinoamérica,
donde muchos escogieron a Chile como nueva base de operaciones.
Guerain-Serac
fue visto por última vez en España, en 1997 [27].
El ejército secreto anticomunista portugués dio nuevamente que hablar en
1990, cuando el primer ministro Giulio Andreotti reveló que en Italia y en
otros países europeos existían ejércitos stay-behind creados por la OTAN.
El
17 de noviembre de 1990, la ola llegaba a Lisboa donde el diario Expresso
reportó, bajo el titular «Gladio - Los soldados de la guerra fría» que,
«el
escándalo ha traspasado las fronteras de Italia ya que la existencia de las
redes secretas Gladio ha sido confirmada oficialmente en Bélgica, Francia,
los Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y semioficialmente en Noruega,
Dinamarca, Austria, Suiza, Grecia, Turquía, España, Reino Unido y Portugal»
[28].
Muy preocupado, el ministro de Defensa portugués Fernando Nogueira declaró
públicamente, el 16 de noviembre de 1990, que no tenía conocimiento de la
existencia de una rama de la red stay-behind en Portugal y pretendió que ni
su ministerio ni el Estado Mayor disponían,
«de información alguna sobre la
existencia o la actividad de una “estructura Gladio” en Portugal» [29].
El periódico portugués Diario De Noticias deploró que,
«Las lacónicas
declaraciones de Fernando Nogueira sean corroboradas, de una u otra manera,
por ex ministros de Defensa, como Eurico de Melo y Rui Machete, así como por
[el ex ministro de Relaciones Exteriores] Franco Nogueira y el mariscal
Costa Gomes, quienes nos han confirmado que no sabían absolutamente nada de
este asunto. La misma posición han adoptado parlamentarios de la oposición
miembros de la Comisión parlamentaria de de Defensa» [30].
Costa Gomes, que había sido oficial de enlace ante la OTAN, afirmó que nunca
tuvo conocimiento de una red clandestina, a pesar de haber «asistido entre
1953 y 1959 a todas las reuniones de la Alianza».
Pero reconoció al mismo
tiempo que no era imposible que hubiese existido un Gladio portugués con
apoyo de la PIDE y de personas que no formaban parte del gobierno.
«Esos
contactos», explicó Costa Gomes, «si verdaderamente existieron, sólo
pudieron funcionar de forma paralela a las estructuras oficiales» y eran
para él totalmente desconocidas.
De la misma manera, Franco Nogueira, que
había sido ministro de Relaciones Exteriores bajo el régimen de Salazar,
declaró:
«Nunca sospeché la existencia de esa organización. Ni cuando estaba
en Relaciones Exteriores y me codeaba con responsables de la OTAN ni
posteriormente.»
Precisó que, si Gladio había operado en Portugal,
«esa
actividad habría sido seguramente de conocimiento del Dr. Salazar».
Como
daba a entender Nogueira, Salazar seguramente habría comunicado esa
información al jefe de su diplomacia:
«Me cuesta imaginar que esa red haya
mantenido vínculos con la PIDE o con la Legiao Portuguesa. Por eso estoy
convencido de que ese Gladio nunca existió en nuestro país, aunque, por
supuesto, en la vida no hay nada imposible.» [31]
Mientras los representantes del gobierno se negaban a divulgar la menor
información sobre la guerra secreta, la prensa portuguesa sólo podía
constatar lo que ya era evidente, deplorar que,
«visiblemente, varios
gobiernos europeos [habían] perdido el control de sus servicios secretos» y
denunciar la «doctrina de confianza limitada» que la OTAN había adoptado.
«Ese tipo de doctrina implica que algunos gobiernos no habrían hecho lo
suficiente para combatir el comunismo y que no era por lo tanto necesario
mantenerlos informados sobre las actividades del ejército secreto de la
OTAN.» [32]
Hubo un solo alto oficial del ejército portugués que
aceptó revelar partes del secreto bajo condiciones de anonimato.
Un general
que había estado al mando del Estado Mayor portugués confirmó a un
periodista de O Jornal que un,
«servicio de información paralelo había
existido en efecto en Portugal y en las colonias, cuyo financiamiento y
control no tenían que ver con las fuerzas armadas sino que dependían del
ministerio de Defensa, del ministerio del Interior y del ministerio de
Asuntos Coloniales.
Además, ese servicio paralelo estaba directamente
vinculado a la PIDE y a la Legiao Portuguesa» [33].
No hubo
ninguna investigación oficial sobre el tema sino apenas un simple informe
parlamentario. El misterio cuya existencia se conoció a través de esas vagas
declaraciones sigue por lo tanto sin aclarar.
Notas
[1] John Palmer, «Undercover NATO Group ’may
have had terror links’», publicado en el diario británico The Guardian
el 10 de noviembre de 1990.
[2] Michael Parenti, Against Empire (City Light Books, San Francisco,
1995), p.143.
[3] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el
diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
[4] Senato della Repubblica. Commissione parlamentare d’inchiesta sul
terrorismo in Italia e sulle cause della mancata individuazione dei
responsabiliy delle stragi: Il terrorismo, le stragi ed il contesto
storico politico. Redatta dal presidente della Commissione, Senador
Giovanni Pellegrino. Roma 1995, p.204 y 241.
[5] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e
sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi.
Sesión 12, 20 de marzo de 1997.
[6] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e
sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi.
Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
[7] Jeffrey M. Bale, «Right wing Terrorists and the Extraparliamentary
Left in Post World War 2 Europe: Collusion or Manipulation?», en la
publicación británica Lobster Magazine, n°2, octubre de 1989, p.6.
[8] Semanario francés Paris Match, noviembre de 1974. Citado por Stuart
Christie in Stefano delle Chiaie (Anarchy Publications, Londres, 1984),
p.27.
[9] Egmont Koch y Oliver Schrom, Deckname Aginter. Die Geschichte einer
faschistischen Terror Organisation, p.4. (Ensayo no publicado de 17
páginas. Sin fecha, escrito hacia 1998).
[10] Ver Christie, delle Chiaie, passim.
[11] Ibid., p.29.
[12] Este documento fue descubierto, al parecer, en el antiguo buró de
Guerain-Serac después de la revolución portuguesa de los claveles. Está
incluido en el diccionario del terrorismo en Bélgica de Manuel
Abramowicz.
[13] Fragmento de Christie, delle Chiaie, p.32. También aparece en la
publicación británica Lobster, octubre de 1989, p.18.
[14] Ibid., p.30.
[15] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el
diario postugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
[16] Ibid. Tambián aparece en Christie, delle Chiaie, p.30.
[17] Senato della Repubblica. Commissione parlamentare d’inchiesta sul
terrorismo in Italia e sulle cause della mancata individuazione dei
responsabiliy delle stragi: Il terrorismo, le stragi ed il contesto
storico politico. Redatta dal presidente della Commissione, Senador
Giovanni Pellegrino. Roma 1995, p.157.
[18] Los investigadores Fabrizio Calvi y Frédéric Laurent,
especializados ambos en el estudio de los servicios secretos realizaron
de forma conjunta lo que probablemente constituye el mejor documental
sobre el atentado de la Piazza Fontana. Titulado Piazza Fontana: Storia
di un Complotto, este documental se transmitió el 11 de diciembre de
1997, a las 20:50 horas, a través del canal público italiano Rai Due.
Una adaptación al francés, titulada L’Orchestre Noir: La Stratégie de la
tension se transmitió, dividida en dos partes, a través del canal de
televisión franco-alemán Arte el martes 13 y el miércoles 14 de enero de
1998 a las 20:45 horas. En dicho documental Fabrizio Calvi y Frederic
Laurent interrogan a gran cantidad de testigos, entre los que se
encuentran varios jueces que investigaron el caso durante años, como
Guido Salvini y Gerardo D’Ambrosio; activistas fascistas como Stefano
Delle Chiaie, Amos Spiazzi, Guido Giannettini, Vincenzo Vinciguerra y el
capitán Cabruna, el ex primer ministro Giulio Andreotti, y ex miembros
de la CIA, como Victor Marchetti y Marc Wyatt.
[19] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e
sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi.
Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
[20] Philip Willan, «Terrorists ’helped by CIA’ to Stop Rise of Left in
Italy», publicado en el diario británico The Guardian el 26 de marzo de
2001. Willan es un especialista en intervenciones estadounidenses en
Italia. Es autor de un libro extremadamente interesante titulado
Puppetmasters. The Political Use of Terrorism in Italy (Constable,
Londres, 1991).
[21] Diario italiano La Stampa, 22 de junio de 1996.
[22] Peter Dale Scott, «Transnational Repression: Parafascism and the US»,
en la publicación británica Lobster Magazine, n°12, 1986, p.16.
[23] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el
diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
[24] Koch y Schrom, Aginter, p.8.
[25] Fragmento de Christie, delle Chiaie, p.28.
[26] Commissione parlamentare d’inchiesta sul terrorismo in Italia e
sulle cause della mancata individuazione dei responsabili delle stragi.
Sesión 9, 12 de febrero de 1997.
[27] Koch y Schröm, Aginter, p.11-12.
[28] Diario portugués Expresso, 17 de noviembre de 1990.
[29] Diario portugués Diario de Noticias, 17 de noviembre de 1990.
[30] No se especifica autor, «Ministro nega conhecimento da rede Gladio.
Franco Nogueira disse ao DN que nem Salazar saberia da organizacao»,
publicado en el diario portugués Diario de Noticias el 17 de noviembre
de 1990.
[31] Ibid.
[32] No se especifica autor, «Manfred Woerner explica Gladio.
Investigadas ligacoes a extrema-direita», diario portugués Expresso, 24
de noviembre de 1990.
[33] Joao Paulo Guerra, «’Gladio’ actuou em Portugal», publicado en el
diario portugués O Jornal el 16 de noviembre de 1990.
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