
	por Mathieu Miquel
	
	2009
	
	del Sitio Web 
	VoltaireNet
	 
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	Primera Parte
	
	Atentados de Madrid - ¿Fue Realmente Un Atentado 
	Islamista?
	
	19 Octubre 2009
	
	
	
	Una serie de atentados enlutó Madrid hace cinco años. 
	
	 
	
	
	La justicia española 
	concluyó que aquella operación, atribuida sucesivamente a la ETA y después a 
	Al Qaeda, fue de inspiración islamista, aunque no vinculada con redes 
	internacionales. 
	
	 
	
	
	La prensa española, con el diario El Mundo a la cabeza, está poniendo hoy 
	en entredicho esa conclusión, de evidente carácter político. 
	
	 
	
	Como en 
	los 
	casos de los atentados,
	
		
	
	
	...veamos un análisis sobre la cuestión.
	
	 
	
	
	
	Titulares del diario español {El País}
	
	
	
	192 muertos y 1 800 heridos. El atentado de Madrid constituye un verdadero 
	trauma para la sociedad española, sobre todo porque la polémica sobre los 
	verdaderos autores del atentado no ha terminado aún. 
	
	 
	
	
	El 11 de marzo de 2004, 
	siendo alrededor de las 7 horas y 40 minutos de la mañana, diez bombas 
	estallan en cuatro trenes en el espacio de unos pocos minutos. La fecha 
	parece haber sido escogida cuidadosamente ya que los hechos se producen a 
	sólo tres días de las elecciones generales a las que el Partido Popular (de 
	derecha) del presidente saliente José María Aznar se presenta como favorito.
	
	Las sospechas de la prensa y de la mayoría de los españoles se dirigen de 
	inmediato hacia la ETA, el grupo nacionalista vasco, hacia el cual el 
	presidente del gobierno saliente ha predicado una política de fuerza. Pero 
	al producirse el arresto de un grupo de sospechosos marroquíes, la víspera 
	de las elecciones, las sospechas de la opinión pública van a reorientarse 
	hacia Al Qaeda.
	
	El ataque pudiera ser una represalia por la participación de España en la 
	guerra contra Irak, aunque las autopsias demuestran que no hubo ningún 
	kamikaze. El posterior empecinamiento del gobierno de Aznar en condenar a la 
	ETA es interpretado como el resultado de un cálculo electoral y la votación 
	del 14 de marzo da la victoria al Partido Socialista de José Luís Zapatero. 
	
	
	 
	
	
	Tres semanas más tarde, el 3 de abril, 7 sospechosos magrebíes «se suicidan» 
	al hacer estallar el apartamento en que se encontraban rodeados por la 
	policía. 
	
	 
	
	
	La instrucción de la investigación durará más de dos años hasta que 
	se abre el juicio por el atentado, en febrero de 2007.
	
	La justicia confirma la tesis del atentado islamista pero los supuestos 
	organizadores del atentado resultan absueltos. Sólo uno de los acusados es 
	encontrado culpable de haber puesto bombas en los trenes y la mayoría de los 
	29 inculpados son condenados por ser miembros de grupos yihadistas, no por 
	estar implicados en el atentado. El proceso de apelación confirma esa 
	sentencia en julio de 2008.
	
	En España, una intensa polémica se desarrolla aún sobre ese atentado, 
	designado como «11-M». 
	
	 
	
	
	La prensa extranjera prácticamente se ha abstenido de 
	reportar la polarización de los medios españoles en cuanto al tema [1]. Los 
	dos principales diarios de España se oponen, en efecto, con rudeza al 
	abordar los atentados del 11 de marzo.
	
	Según El País (diario atlantista de centro izquierda), no existen dudas 
	válidas sobre la tesis islamista, mientras que para El Mundo (periódico 
	soberanista de centro derecha) la tesis islamista no es más que un montaje 
	policial. El periodista más emblemático entre los defensores de esa opinión 
	es sin dudas Luís del Pino, que trabaja para Libertad Digital, el primer 
	diario numérico de España, y es además el autor de varios libros y 
	documentales de TeleMadrid [2] sobre el tema. 
	
	 
	
	
	Otros medios, más dispuestos a 
	tratar de desacreditar que a emprender un debate argumentado, califican la 
	posición de Luís del Pino de teoría de la conspiración o de «consparanoia».
	
	La división existe incluso entre los escépticos que se oponen a la tesis del 
	atentado islamista. Algunos incriminan a la ETA mientras que otros sospechan 
	de los servicios secretos, tanto de los españoles como de los extranjeros. 
	Nuestro artículo no abordará el tema de los verdaderos autores del atentado 
	sino que se limitará a demostrar que la versión oficial es falsa.
	
	Como la justicia española ha avalado la tesis del atentado islamista, es 
	esencial comenzar por la exposición de esa tesis. Por increíble que pueda 
	parecer, las pruebas que supuestamente la confirman no resisten sin embargo 
	el rigor de un análisis. Y el comportamiento sospechoso de ciertos elementos 
	del aparato policial indica claramente la existencia de una voluntad de 
	sabotear la investigación. 
	
	 
	
	
	Todas las informaciones expuestas en este 
	artículo provienen de los medios españoles anteriormente citados y de los 
	documentos judiciales oficiales, como el acta de inculpación, las audiencias 
	del proceso y el veredicto.
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	La piste islamista
	
	
	La tesis del atentado islamista es la conclusión final de una investigación 
	que se desarrolló a partir de dos pistas. Expondremos aquí la marcha de esa 
	investigación, poniendo énfasis en las pruebas aceptadas por la justicia 
	española [3]. 
	
	 
	
	
	La primera pista de la investigación parte de una bomba que no 
	estalló. Tres de las bombas depositadas en los trenes tenían un defecto y no 
	estallaron. Se supo así rápidamente que las bombas estaban en bolsos de mano 
	o en mochilas. En la mañana del 11 de marzo, los especialistas en explosivos 
	neutralizaron dos de ellas mediante explosiones controladas.
	
	Pero nadie reparó en la tercera mochila y ésta fue depositada junto a los 
	objetos abandonados de las víctimas. Fue en el momento de inventariar dichos 
	objetos que se descubrió la mochila que contenía la bomba, en la comisaría 
	del barrio de Vallecas, durante la noche del 11 al 12 de marzo. Aquella 
	bomba, conocida como «la mochila de Vallecas», se componía de 10 kilogramos 
	de dinamita del tipo «Goma 2 Eco», metralla, un detonador y un teléfono 
	celular (o móvil) que debía desencadenar la explosión a través de la función 
	de despertador.
	
	El teléfono contenía una tarjeta SIM que, al ser rastreada a través de la 
	red de venta, permitió determinar dónde se había comercializado. 
	
	 
	
	
	El rastreo 
	condujo a un establecimiento de Madrid especializado en la venta de 
	artículos telefónicos, perteneciente a un marroquí, Jamal Zougam. Basándose 
	en esos elementos, la policía arresta a Zougam, a dos de sus empleados y a 
	dos indios que supuestamente habían vendido el teléfono. 
	
	 
	
	
	Estos arrestos 
	tienen el 13 de marzo, víspera de las elecciones. Los medios anuncian los 
	arrestos y dan amplia divulgación a las fotos de los sospechosos. En los 
	días posteriores varios pasajeros del metro dicen haber visto a los 
	detenidos en los trenes atacados. Finalmente, al cabo de varias semanas, la 
	inconsistencia de los testimonios da lugar a la liberación de 4 de los 5 
	sospechosos. 
	
	 
	
	
	Zougam se mantiene en prisión ya que los testimonios en su 
	contra parecen más sólidos.
	
	La otra pista que sirve de punto de partida a la investigación son las 
	revelaciones de Rafa Zouhier, un narcotraficante marroquí de poca monta, 
	confidente de la Guardia Civil (la segunda fuerza policial de España [4]). A 
	los pocos días del atentado este individuo dijo a la policía, en una 
	conversación telefónica grabada, que abrigaba fuertes sospechas sobre un tal 
	Jamal Ahmidan, alias El Chino. 
	
	 
	
	
	El Chino es otro traficante marroquí de poca 
	monta y Zouhier lo había puesto en contacto con una banda de Asturias (región 
	del norte de España) sospechosa de traficar, entre otras cosas, con 
	explosivos originalmente destinados a la actividad minera.
	
	Un miembro de aquella banda, Emilio Trashorras, confirma a la policía haber 
	proporcionado al Chino explosivos del tipo 
	
	Goma 2 Eco, afirmación 
	corroborada por un joven gitano que participó en la transacción. Por otro 
	lado, las comunicaciones entre varios miembros de la banda del Chino estaban 
	siendo interceptadas en el marco de una investigación sobre tráfico de 
	drogas, y las grabaciones confirman que aquellas personas habían viajado a 
	Asturias.
	
	Las dos pistas de la investigación conducen a personajes completamente 
	diferentes. Por un lado, a Zougam, y por el otro, al Chino y su banda. 
	
	 
	
	
	No se 
	descubre ningún vínculo personal entre ambos. La única conexión viene de 7 
	tarjetas SIM cuyos números aparecen durante el rastreo a través de la red de 
	comercialización de teléfonos. Y vinculan al Chino porque el operador 
	telefónico Amena declara que las tarjetas fueron puestas en funcionamiento 
	por vez primera el día anterior al atentado y en la zona de cobertura de una 
	antena que cubre la casa del Chino.
	
	Al parecer, los explosivos se encontraban en aquella casa y la elaboración 
	de las bombas se desarrolló en ese mismo lugar. Después de su activación, no 
	se registró más actividad de las 7 tarjetas SIM, lo cual parece indicar que 
	fueron utilizadas para hacer estallar las bombas. 
	
	 
	
	
	Se establece así el 
	vínculo entre Zougam y la banda del Chino.
	
	Cerca del mediodía del 3 de abril, o sea tres semanas después del atentado, 
	la policía localiza finalmente la banda del Chino en un apartamento de 
	Leganés, en las afueras de Madrid. Al descubrir la presencia de la policía, 
	los sospechosos se niegan a rendirse y llegan a abrir fuego. Al caer el día, 
	el GEO (Grupo Especial de Operaciones de la policía española) lanza un 
	asalto para tratar de capturar a los miembros del comando terrorista. 
	
	 
	
	
	Los 
	servicios de inteligencia advierten a la policía que los sospechosos 
	rodeados han realizado varias llamadas telefónicas en las que anuncian que 
	tienen intenciones de suicidarse. La policía fuerza la puerta del 
	apartamento y se produce una explosión en la que mueren los 7 sospechosos y 
	un policía del GEO.
	
	Entre los escombros del apartamento aparecen explosivos del tipo Goma 2 Eco, 
	algunos textos y un video reclamando la autoría del atentado, pero las 
	personas que aparecen en el video no son identificables ya que portan 
	máscaras. Al igual que El Chino, la mayoría de los 7 muertos son 
	narcotraficantes de poca monta. 
	
	 
	
	
	Los demás son miembros de círculos 
	islamistas radicales. La sentencia del juicio establece como conclusión que 
	estas personas depositaron las bombas, con la participación de Zougam, y que 
	planeaban cometer otros atentados en la región de Granada, donde habían 
	alquilado un apartamento.
	
	Cierto número de indicios secundarios corroboran las conclusiones de esa 
	investigación. Entre ellos se menciona una furgoneta Renault Kangoo ya que 
	se trató del primer elemento importante encontrado durante la investigación 
	y su hallazgo provocó numerosas polémicas. Este vehículo se hallaba en el 
	parqueo de la estación del metro de Alcalá, por donde pasaron todos los 
	trenes que estallaron el 11 de marzo. 
	
	 
	
	
	Un conserje del barrio declaró que en 
	la mañana del 11 de marzo había visto tres individuos sospechosos merodeando 
	alrededor de la Kangoo. Estaban prácticamente enmascarados con bufandas y 
	gorros y uno de ellos se dirigió hacia la estación del metro con un bolso.
	
	Hacia el final de la mañana, la policía abre la furgoneta y la inspecciona. 
	Dos perros entrenados en detección de explosivos verifican la Kangoo sin 
	encontrar nada sospechoso. 
	
	 
	
	
	Al encontrarse en la lista de vehículos robados, 
	la furgoneta es trasladada a una dependencia de la policía. 
	
	 
	
	
	Allí, después de 
	una nueva inspección, aparecen en la furgoneta 7 detonadores, un fragmento 
	de explosivo del tipo Goma 2 Eco envuelto debajo de un asiento y, lo más 
	importante, un casete de audio con una grabación del Corán, que tendrá un 
	impacto decisivo en la opinión público española. 
	
	 
	
	
	El veredicto del juicio 
	concluye que el objetivo del comando terrorista era imponer la ley islámica 
	en Europa mediante la fuerza y que el grupo se inspira en el ejemplo de Al Qaeda, sin estar por ello vinculado a esa organización [5].
	
	 
	
	 
	
	
	Las grietas del veredicto
	
	Acabamos de exponer aquí todas las pruebas importantes que sirvieron de 
	basamento a la tesis del atentado islamista. 
	
	 
	
	Todas, sin embargo, están 
	plagadas de elementos sospechosos, como veremos a reanalizarlas una por una. 
	La prueba material fundamental es una de las bombas que no explotó el 11 de 
	marzo: la que apareció en la mochila de Vallecas. Graves sospechas de 
	falsificación existen, sin embargo, en cuanto a su composición así como en 
	lo tocante a las circunstancias en que se produjo el hallazgo. En primer 
	lugar, la bomba no explotó porque había un cable que simplemente no estaba 
	conectado. 
	
	 
	
	El especialista en explosivos encargado de desactivarla declaró 
	en el juicio que aquella «chapuza» no se correspondía con la complejidad del 
	resto del dispositivo [6]. 
	
	 
	
	Existe, además, una diferencia esencial entre la 
	composición de la bomba encontrada y las que sí estallaron.
	
	La mochila de Vallecas contenía 640 gramos de tornillos y clavos que debían 
	servir de metralla. Sin embargo, las autopsias revelaron que ninguna de las 
	víctimas había sido alcanzada por proyectiles metálicos [7]. Y, según los 
	policías que las manipularon, las dos bombas desactivadas en la mañana del 
	11 de marzo tampoco contenían ese tipo de proyectiles. 
	
	 
	
	¿Qué motivó a los 
	terroristas a poner metralla en una sola bomba? Y, finalmente, las 
	circunstancias del hallazgo de la mochila de Vallecas son confusas.
	
	Durante el juicio, los especialistas en explosivos explicaron que ellos 
	habían registrado 4 veces todos los objetos abandonados en los vagones y 
	certificaron que era imposible que la bomba encontrada estuviese entre ellos 
	[8]. 
	
	 
	
	Su origen resulta más dudoso todavía debido a que los objetos 
	abandonados entre los que fue encontrada aquella bomba fueron transportados 
	3 veces a lo largo de la jornada del 11 de marzo, no siempre bajo la mejor 
	vigilancia [9] y acabaron en la comisaría de Vallecas, contrariamente a lo 
	que había ordenado el juez.
	
	Si se agrega a esto los testimonios contradictorios sobre el momento en que 
	fue descubierta [10], el hecho que no se menciona la bomba en los 
	inventarios de objetos abandonados [11]] y el hecho que no hay fotos de la 
	bomba anteriores al momento en que fue desmantelada, la inconsistencia de 
	dicha prueba resulta evidente. A pesar de lo anterior, el tribunal la 
	utilizó como elemento clave al rendir su veredicto.
	
	La investigación a través de la red de comercialización de teléfonos 
	concluyó que la tarjeta SIM encontrada en la mochila de Vallecas había 
	estado en venta en el establecimiento de Zougam. 
	
	 
	
	¿En qué se basa la 
	investigación para llegar a esa conclusión? 
	
	 
	
	Antes de su venta al consumidor 
	en un establecimiento, las tarjetas SIM pasan generalmente por las manos de 
	3 o 4 intermediarios. 
	
	 
	
	Pero sólo los primeros intermediarios mencionan en sus 
	facturas el número de identificación de cada tarjeta SIM vendida. Los 
	siguientes sólo anotan la cantidad total de tarjetas SIM.
	
	En este caso, no existe una factura que pruebe que la tarjeta SIM 
	incriminada fue vendida a Zougam [12]. Lo único que permite llegar a esa 
	conclusión es el testimonio de su proveedor, que dice recordar 
	específicamente la venta de esa tarjeta SIM entre cientos de otras tarjetas. 
	Aceptemos, sin embargo, ese elemento como prueba suficiente y sigamos 
	examinando el curso de la investigación.
	
	El hecho de haber vendido una tarjeta SIM no hace al vendedor responsable 
	del posible uso delictivo que el comprador pueda darle a dicha tarjeta. Pero 
	Zougam había aparecido como testigo en una investigación anterior sobre 
	terroristas islamistas. 
	
	 
	
	Al parecer fue ése el único argumento que motivó su 
	arresto el 13 de marzo, ya que ningún testigo lo había descrito ni lo había 
	identificado antes de aquella fecha. Un reanálisis del comportamiento de 
	Zougam hasta el momento de su arresto permite comprobar que al parecer 
	cometió una serie de imprudencias realmente increíbles. Primeramente, 
	utilizó una tarjeta SIM en venta en su propio establecimiento para 
	confeccionar la bomba de Vallecas.
	
	En segundo lugar, dejó esa tarjeta SIM en el teléfono a pesar de que ésta no 
	era necesaria para el uso de la función de despertador. Y, en tercer lugar, 
	prosiguió su actividad normal hasta el día de su arresto, en la tarde del 13 
	de marzo, a pesar de que toda España sabía desde el 12 de marzo por la 
	mañana que la policía había desmantelado una de las bombas. 
	
	 
	
	A partir de 
	aquel momento, Zougam tenía que saber que los investigadores tenían en su 
	poder una tarjeta SIM que los conduciría hasta él. Pero no trató de 
	esconderse ni huir. La incoherencia de ese comportamiento lleva a dudar de 
	su culpabilidad.
	
	Los medios dan amplia difusión a los arrestos del 13 de marzo y a las fotos 
	de los sospechosos. Pasajeros de los trenes atacados se presentan 
	espontáneamente para prestar testimonio sobre los sospechosos vistos en los 
	trenes el 11 de marzo. Algunos de esos testimonios implican a Zougam y 
	constituyen la única prueba de su implicación en el atentado. 
	
	 
	
	También se 
	trata en este caso de una prueba increíblemente inconsistente, en relación 
	con la gravedad de los hechos.
	
	El primer problema reside en la difusión de la foto de Zougam a través de 
	los medios, hecho que impide que los testimonios cumplan una regla 
	fundamental: el recuerdo no debe estar influenciado por otras imágenes 
	vistas después de los hechos. Por otro lado, algunos testimonios no 
	concuerdan en cuanto al recorrido que supuestamente hizo Zougam en los 
	trenes, se contradicen en lo tocante a su descripción, a cómo estaba vestido 
	o afirman que depositó un bolso en un lugar donde no explotó ninguna bomba 
	[13].
	
	Finalmente el veredicto de octubre de 2007 sólo tiene en cuenta 3 
	testimonios que incriminan a Zougam [14]. 
	
	 
	
	En el juicio de apelación, en 
	julio de 2008, la corte invalida uno de esos 3 testimonios ya que el testigo 
	había prestado su declaración ante el juez de instrucción en vez de hacerlo 
	ante el tribunal, al que ni siquiera fue convocado, lo cual impidió que la 
	defensa de Zougam pudiera interrogarlo a pesar de las dudas existentes sobre 
	su declaración. 
	
	 
	
	Por ejemplo, según ese testigo el sospechoso se bajó del 
	tren, saliendo al andén, y después volvió al mismo vagón pasando por la 
	puerta que comunicaba con el otro vagón, comportamiento extrañamente 
	indiscreto tratándose de alguien que está poniendo bombas. Sólo quedan, por 
	lo tanto, dos testimonios que acusan a Zougam y los dos provienen de dos 
	amigas rumanas que viajaban juntas. 
	
	 
	
	La primera se presentó como testigo tres 
	semanas después del atentado.
	
	En aquel momento su descripción del sospechoso es muy somera: un individuo 
	de 1 metro 80 de estatura, de complexión física media, que llevaba un bolso. 
	Sin más detalles. 
	
	 
	
	Pero esa misma descripción se va precisando días después, 
	cuando la policía le muestra una serie de fotos entre las que ella reconoce 
	a Zougam: cabello hasta los hombros, nariz más bien gruesa, barba de chivo, 
	labio inferior más grueso que el superior, etc. Es lícito preguntarse 
	entonces si lo que está describiendo esta testigo no es más bien lo que ve 
	en la foto en vez de lo que recuerda. 
	
	 
	
	También van cambiando sus 
	declaraciones sobre otros detalles, como la posición del vagón en el tren. 
	
	
	 
	
	Al cabo de un año, la testigo recuerda que el sospechoso la empujó, 
	justificando así por qué recordaba su rostro, y dice entonces por vez 
	primera que ella misma viajaba con una amiga, que se convierte así en el 
	segundo testigo acusatorio contra Zougam.
	
		
			- 
			
			¿Por qué pasó todo ano sin que mencionara a la amiga que viajaba con ella? 
			
 
			- 
			
			¿Por 
	qué esa otra testigo esperó un año antes de manifestarse? 
 
			- 
			
			¿Qué podía 
	recordar aún esa nueva testigo al cabo de todo ese tiempo? 
 
			- 
			
			¿Puede 
	considerarse su testimonio como independiente del de su amiga? 
			 
		
	
	
	Y es 
	precisamente sobre la base de esos dos dudosos testimonios que se pronuncia 
	la única condena por la ejecución material del atentado del 11 de marzo. 
	
	 
	
	Por 
	su parte, Zougam negó siempre toda implicación en el atentado.
	
	Todas las demás personas que supuestamente pusieron bombas perecieron el 3 
	de abril en la explosión del apartamento de Leganés, tres semanas después 
	del atentado. Una importante consecuencia de la muerte de esas personas es 
	que la investigación no reconstruyó el papel exacto de cada una de esas 
	personas en la realización del atentado, concentrando entonces la atención 
	en los inculpados. 
	
	 
	
	La justicia reconoce en su veredicto que se ignora cuáles 
	de entre esas 7 personas se dedicaron a poner las bombas y dónde lo hicieron 
	[15].
	
	Lo anterior contrasta con el caso de Zougam, claramente acusado de haber 
	puesto las bombas en el tren que explotó en la estación Santa Eugenia. 
	Después de haber visto el trabajo que costó mantener el expediente de la 
	acusación contra Zougam, se puede pensar que la ausencia de información [sobre 
	las personas muertas en Leganés] resultó paradójicamente beneficiosa para 
	los encargados de demostrar la culpabilidad de esos 7 sospechosos ya que 
	evitó toda confrontación con la realidad. 
	
	 
	
	La investigación se enfocó 
	entonces en demostrar que la muerte de aquellas personas en el apartamento 
	de Leganés fue un suicidio, suicidio que fue utilizado como prueba del 
	fanatismo de los sospechosos mientras que el descubrimiento de documentos 
	que reclamaban la autoría del atentado entre las ruinas del apartamento era 
	interpretado como una confesión póstuma.
	
	Las circunstancias en que se descubre aquel apartamento, en momentos en que 
	los 7 sospechosos se encontraban allí, siguen siendo confusas. 
	
	 
	
	Durante mucho 
	tiempo, la policía habló de un tiroteo callejero entre varios de sus agentes 
	y una banda de magrebíes. El incidente supuestamente desembocó en una 
	persecución que llevó a la banda a refugiarse en el apartamento de Leganés
	[16]. Pero este episodio desaparece posteriormente del discurso oficial para 
	dar paso a otra explicación.
	
	Según ésta, la policía pasó revista a la lista de llamadas de un teléfono 
	sospechoso de pertenecer al comando terrorista. Al llamar a uno de los 
	números de esa lista, la policía entró en contacto con un propietario que 
	afirmaba haberle alquilado un apartamento en Leganés a un grupo de árabes 
	desde hacía un mes. 
	
	 
	
	Esa es la versión del descubrimiento del apartamento que 
	se menciona en el veredicto, en el que se ignora totalmente el episodio de 
	la persecución.
	
	La policía rodea entonces el apartamento, en la tarde del 3 de abril. Hacia 
	las 21 horas, el GEO emprende el asalto, de forma precipitada según los 
	miembros de esa brigada [17]. Pero antes de lograr entrar, estalla el 
	apartamento, causando la muerte de sus 7 ocupantes y de un miembro del GEO. 
	Debido al estado de los cadáveres, se hace necesario recurrir a las huellas 
	digitales o al ADN durante el proceso de identificación. 
	
	 
	
	La investigación 
	concluye que se trata de un suicidio colectivo, pero el carácter suicida de 
	la explosión no está tan claramente establecido como se afirma en el 
	veredicto.
	
	Antes del asalto del GEO y la explosión, los vecinos habían oído disparos, 
	gritos e incluso cánticos en árabe provenientes del apartamento. Pero nadie 
	pudo ver claramente a los sospechosos. Y no existen huellas ni registro 
	alguno de los impactos de bala que deberían existir en en el lugar después 
	del intercambio de disparos [18]. 
	
	 
	
	El argumento decisivo para sostener la 
	tesis del suicidio es que los sospechosos supuestamente se comunicaron por 
	teléfono con sus familias durante el asedio para despedirse de ellas. 
	
	
	 
	
	Durante el juicio, el único familiar citado como testigo de esas llamadas 
	fue el hermano de uno de los 7 sospechosos, Abdenabi Kounjaa.
	
	Este testigo declaró que no pudo reconocer la voz de su hermano durante la 
	llamada, y que pensó que no era él [19], razón por la cual avisó de 
	inmediato a la policía y no devolvió la llamada a su hermano para 
	convencerlo de no suicidarse. Ese testimonio pone seriamente en duda la 
	autenticidad de las llamadas, sobre si se tiene en cuenta que ningún otro 
	familiar fue citado al juicio como testigo.
	
	El expediente de la instrucción contiene 3 informes sucesivos sobre esas 
	llamadas, pero no aporta mayores aclaraciones sobre el asunto. Cada informe 
	contradice el anterior en numerosos aspectos: los teléfonos utilizados, la 
	identidad de algunos destinatarios de las llamadas y la cantidad de llamadas 
	realizadas a algunos destinatarios [20]. 
	
	 
	
	Tantas divergencias justifican las 
	dudas en cuanto a la confiabilidad de tales datos.
	
	¿Realmente se suicidaron los sospechosos? ¿Qué circunstancias determinaron 
	la presencia de estos en aquel apartamento? 
	
	 
	
	El 3 de abril hacía ya 4 días 
	que los medios venían anunciando que estaban siendo buscados y que sus fotos 
	habían sido divulgadas. En ese contexto, reunirse todos en un apartamento de 
	las afueras de Madrid, en vez de escapar cada uno por su lado, resultaba una 
	gran imprudencia. Y ¿por qué esperarían aquellos criminales, que acababan de 
	cometer un crimen masivo, a que la policía evacuara toda la vecindad antes 
	de volar el apartamento? 
	
	 
	
	Las incoherencias no se terminan ahí. Quien se 
	interese en los movimientos de los sospechosos entre el atentado y el 
	momento del suicidio se enterará, por ejemplo, de que El Chino estuvo de 
	fiesta con la familia de su mujer 8 días después del atentado, en la misma 
	casa donde supuestamente confeccionó las bombas. 
	
	 
	
	El propio perfil de la 
	mayoría de los miembros del comando no se corresponde con el islamismo 
	radical que supuestamente los llevó a perpetrar la masacre y, posteriormente, 
	al suicidio. Cuatro de ellos eran delincuentes de poca monta vinculados al 
	medio del narcotráfico, poco compatible con el islamismo.
	
	El Chino vivía con una española “de sangre”, que se vestía con ropa ligera, 
	y el hijo de ambos iba a una escuela católica [21]. La muerte de aquellos 7 
	sospechosos permitió, en todo caso, reconstituir un escenario sin entrar 
	demasiado en los detalles, y sin que los acusados pudieran contradecirlo. 
	Por otra parte, periodistas que han tenido acceso al expediente de 
	instrucción [22] ponen en duda el vínculo anteriormente mencionado entre los 
	7 suicidas y Zougam. 
	
	 
	
	Según esos periodistas, no hay en los documentos que 
	proporcionó el operador telefónico Amena nada que indique que las 7 tarjetas SIM en cuestión hayan sido puestas en funcionamiento en la casa del Chino. 
	
	
	 
	
	La defensa mencionó ese problema durante el juicio sin que los empleados de 
	Amena invitados a declarar como expertos pudieran responder a ello [23].
	
	El último elemento importante a favor de la tesis del atentado islamista es 
	la furgoneta Renault Kangoo. El veredicto establece que varios miembros del 
	comando terrorista, sin precisar quiénes [24], utilizaron esa furgoneta para 
	llegar con sus bombas hasta la estación del metro. Por lo tanto, el tribunal 
	no tomó en cuenta el testimonio que prestara –durante el propio juicio– el 
	instructor canino que participó en la inspección de ese vehículo.
	
	Efectivamente, aunque el instructor canino reconoce que es posible que se 
	haya pasado por alto el pequeño fragmento de explosivo, ese mismo 
	especialista declara que la manipulación de bolsos con decenas de kilogramos 
	de explosivos tendría que haber dejado un rastro de olor dentro del vehículo, 
	rastro que su perro habría detectado [25]. 
	
	 
	
	Por otro lado, el conserje que 
	llamó la atención de la policía hacia la furgoneta Kangoo declara que le 
	pareció que los individuos eran europeos del este, y la empleada de la 
	estación del metro que le vendió un billete a uno de los individuos afirma 
	que éste hablaba sin acento extranjero [26]. 
	
	 
	
	En este punto, resulta 
	nuevamente sorprendente el comportamiento de los sospechosos. 
	
		
			- 
			
			¿Por qué 
	llamar la atención dirigiéndose a la vendedora con el rostro casi 
	enmascarado en vez de comprar el billete en un expendedor automático? 
			
 
			- 
			
			¿Por 
	qué correr riesgos utilizando un vehículo robado sin cambiarle las placas? 
			
 
			- 
			
			¿Y por qué abandonaron los terroristas ese vehículo, sobre todo dejando en 
	él detonadores, explosivos y ropa? 
 
		
	
	
	Según el acta de inculpación esa ropa 
	contenía muestras del ADN de los sospechosos, pero el veredicto no tuvo esa 
	prueba en cuenta.
	
	Tantos aspectos no aclarados en las pruebas que la sostienen, hacen que la 
	tesis del atentado islamista pierda toda credibilidad. Sobre todo si se 
	tiene en cuenta que este artículo no los menciona todos. En su libro Les Dessous du Terrorisme [27], Gerhard Wisnewski demuestra por ejemplo la 
	incoherencia de los diferentes reclamos islamistas de autoría del atentado. 
	
	
	 
	
	Al aceptar la tesis de la culpabilidad islamista, la justicia española 
	estima de forma sorprendente que esas contradicciones no eran significativas.
	
	 
	
	 
	
	
	La sombra de la policía
	
	
	¿Existen otros elementos que permitan confirmar la tesis del atentado 
	islamista u orientar la investigación en otra dirección? 
	
	 
	
	El problema es que 
	los elementos fundamentales de la investigación han sido objeto de 
	negligencias que resultan cuando menos inquietantes. Primeramente, los 
	vagones donde explotaron las bombas fueron destruidos sólo dos días después 
	del atentado [28].
	
	¿Qué necesidad había de deshacerse tan rápidamente de la «escena del crimen»? 
	
	
	 
	
	En 2006, un tren del metro que había sufrido un accidente en Valencia fue 
	conservado 2 años debido a las necesidades de la investigación. La justicia 
	reconoce en su veredicto que muchas dudas hubieran encontrado respuesta si 
	los vagones se hubiesen conservado por más tiempo [29].
	
	La más importante de esas dudas tiene que ver con la naturaleza del 
	explosivo utilizado. El análisis de las sustancias químicas que se 
	depositaron sobre los objetos que se encontraban cerca de las explosiones 
	hubiera aportado la información fundamental de la investigación. Sin 
	embargo, no se sabe aún con precisión qué fue lo que explotó en los trenes, 
	como se reconoce en el veredicto [30]. 
	
	 
	
	Veamos por qué no fue posible 
	determinar el tipo de explosivo utilizado. 
	
	 
	
	La primera negligencia está en la 
	selección del servicio que realizó el análisis de las muestras. 
	
	 
	
	La 
	responsabilidad de ese análisis fue puesta en manos de los especialistas en 
	desactivación de bombas, cuyos laboratorios disponen solamente de medios 
	rudimentarios para el análisis de sustancias explosivas. Según el 
	procedimiento habitual es la policía científica la que hubiese tenido que 
	garantizar esos análisis, precisamente porque dispone de medios mucho más 
	avanzados.
	
	Los resultados del análisis pericial son también muy imprecisos. El informe 
	entregado al juez de instrucción señala la presencia de «componentes 
	genéricos de dinamita» en las muestras. 
	
	 
	
	Pero no determina el tipo de 
	dinamita, ¿Titadyne, Goma 2 Eco, Goma 2 EC? 
	
	 
	
	Más sorprendente aún, ni 
	siquiera incluye la lista de los componentes químicos encontrados. Ante 
	tanta imprecisión, el tribunal acabó ordenando un nuevo análisis pericial en 
	el momento de la apertura del proceso, en 2007. Desgraciadamente, en el 
	nuevo análisis pericial hubo que utilizar las muestras ya analizadas, al no 
	poder recogerse nuevas muestras debido a la destrucción de los trenes, 
	anteriormente mencionada. 
	
	 
	
	Los expertos se quejaron de la poca cantidad de 
	muestras que había conservado la policía y de las graves negligencias que 
	contaminaron aquellas muestras en el transcurso de los análisis anteriores 
	[31]. 
	
	 
	
	Finalmente, sus conclusiones no arrojan más luz sobre el tipo de 
	explosivo utilizado ya que en ellas aparece una lista de productos que no 
	corresponde a ningún compuesto de dinamita [32]. Al final de todo ese 
	proceso, se esperaba con especial interés el testimonio de la directora del 
	laboratorio de los especialistas en desmantelamiento de bombas para que 
	contestara a las preguntas sobre el trabajo que había entregado en marzo de 
	2004. 
	
	 
	
	Pero declaró que ella no disponía de los soportes de cromatografía en 
	los que aparecen los elementos químicos [33], ni siquiera disponía de los 
	documentos donde los había anotado durante la realización de su análisis 
	[34]. Provocó sin embargo la sorpresa del tribunal al citar por vez primera 
	el listado preciso de los compuestos químicos hallados explicando que nunca 
	había entregado aquel listado porque nadie se lo había explícitamente [35].
	
	La imprecisión del informe sobre el análisis había dado lugar a una polémica 
	tan grande en toda España durante los 3 años transcurridos entre el atentado 
	y el testimonio de la directora del laboratorio que su explicación es 
	grotesca. 
	
	 
	
	¿Qué crédito puede concederse a esa lista, mencionada únicamente 
	al cabo de 3 años y que corresponde a la composición de la dinamita del tipo 
	Goma 2 Eco?
	
	Sobre la cuestión del explosivo, hay que agregar las dudas que provocó la 
	declaración del jefe de los especialistas en desmantelamiento de bombas que 
	supervisó las operaciones el 11 de marzo. Al ver los daños que habían 
	provocado las bombas, este jefe de especialistas declaró que el visible 
	desgarramiento de las estructuras de los vagones era característico de 
	explosivos de alto poder, de tipo militar, y no de dinamita [36].
	
	Hay que recordar que ciertos explosivos militares no dejan rastros químicos 
	en el lugar de la explosión, lo cual los hace muy difíciles de detectar. 
	Otra fuente de duda es el emplazamiento de las bombas reconstituido en el 
	acta de inculpación [37]. 
	
	 
	
	Según ese documento, la mayoría de los bolsos 
	- que 
	contenían 10 kilogramos de explosivo - no estaban escondidos sino que, por 
	ejemplo, habían sido dejados entre dos asientos situados frente a frente 
	cerca de la ventanilla, o en el portaequipaje, o al lado del cesto de basura, 
	o debajo de un asiento plegable (que debería estar cerrado). 
	
	 
	
	Sólo una bomba 
	estaba escondida debajo de un asiento no plegable.
	
		
			- 
			
			¿Por qué los terroristas no trataron de esconder mejor los bolsos? 
			
 
			- 
			
			¿Y cómo 
	es posible que bolsos tan pesados, abandonados en lugares tan visibles, no 
	llamaran la atención de los pasajeros? 
 
		
	
	
	Para dar respuesta a esas preguntas 
	varios periodistas emitieron la hipótesis de que las bombas fueran de mucho 
	menor tamaño confeccionadas no con dinamita sino con explosivos de alto 
	poder [38]. 
	
	 
	
	La dinamita del tipo Goma 2 Eco encontrada en la furgoneta Kangoo, en la mochila de Vallecas y en el apartamento de Leganés no prueba 
	que ese mismo explosivo fuese utilizado para hacer estrellar los trenes. Las 
	sospechas que pesan sobre esas pruebas hacen pensar que se trataba de 
	elementos destinados a desviar la atención de la escena del crimen, o sea de 
	los trenes. 
	
	 
	
	Un último ejemplo de negligencia: las grabaciones de las 
	conversaciones entre las patrullas de la policía hubieran permitido aclarar 
	el asunto de la persecución que supuestamente tuvo lugar en Leganés. Pero 
	cuando el juez de instrucción pidió esas grabaciones, la policía respondió 
	que no habían sido conservadas [39].
	
	Más grave que las negligencias es la existencia de fuertes sospechas de 
	falsificación de diferentes elementos de la investigación. 
	
	 
	
	Ya mencionamos la 
	mochila de Vallecas, la furgoneta Kangoo y las llamadas telefónicas de adiós 
	de los suicidados de Leganés. Pero existen otros elementos cuya 
	falsificación es tan evidente que el veredicto ni siquiera los tuvo en 
	cuenta, como por ejemplo las conversaciones telefónicas de Rabei Osman, un 
	egipcio que residía en Italia. La policía italiana grabó y tradujo sus 
	conversaciones en 2004, y en una de ellas este individuo supuestamente se 
	atribuía la organización del atentado.
	
	Durante el juicio, nuevas traducidas solicitadas por la defensa mostraron 
	que las frases en las que Osman se atribuía el atentado fueron simplemente 
	inventadas por los traductores italianos [40].
	
	La justicia española se vio por lo tanto obligada a absolverlo de todo 
	vínculo con el atentado, cuando este hombre había sido presentado como el 
	cerebro del grupo islamista. En el veredicto no se designa por lo tanto el 
	organizador del atentado, lo cual provocó la indignación de las asociaciones 
	de víctimas, que presentaron una apelación.
	
	Pero la más notoria falsificación de la investigación es un vehículo Skoda 
	Fabia que la policía encontró cerca de la estación del metro de Alcalá, a 20 
	metros del lugar donde se encontraba la furgoneta Kangoo. 
	
	 
	
	Ese descubrimiento 
	se produjo el 13 de junio de 2004, o sea 3 meses después del atentado. 
	
	 
	
	Este 
	segundo vehículo permite reforzar la tesis de que los 7 u 8 terroristas 
	llegaron a Alcalá en auto y también presenta rastros del ADN de uno de los 
	muertos de Leganés. Sin embargo, numerosos observadores dudan que un 
	vehículo estacionado tan cerca de la furgoneta Kangoo haya podido pasar 
	inadvertido durante 3 meses, más aún teniendo en cuenta que su número de 
	inmatriculación ni siquiera figura en los registros recogidos el 11 de marzo.
	
	Esa prueba se mantiene por lo tanto en el limbo hasta junio de 2005, cuando 
	la policía entrega al juez de instrucción el testimonio de un preso chileno. 
	Este individuo dice haber robado el Skoda y haberlo vendido posteriormente a 
	uno de los muertos de Leganés, en octubre de 2003. 
	
	 
	
	Pero esta prueba se ve 
	desacreditada nuevamente en marzo de 2006, cuando un periodista del diario 
	El Mundo da a conocer el testimonio de un vigilante de un barrio de Madrid 
	donde el Skoda fue abandonado en noviembre de 2003. Según este nuevo testigo, 
	el vehículo estuvo durante 3 semanas en estacionamiento indebido y recibió 
	numerosas contravenciones, hasta que desapareció.
	
	Al verificar ese testimonio a través de los registros de contravenciones, se 
	pudo comprobar que aquel vehículo estaba implicado en varios delitos, como 
	robos callejeros. Esos delitos habían sido cometidos entre septiembre y 
	octubre de 2003, periodo durante el cual se suponía que estaba en posesión 
	del chileno. 
	
	 
	
	Pero hasta entonces la policía, al igual que el chileno, había 
	ocultado totalmente aquellos hechos al juez de instrucción. Cuando quiso 
	interrogar nuevamente al preso sudamericano, el juez se enteró de que éste 
	había sido extraditado a Chile sin que nadie se lo comunicara. A todas estas 
	contradicciones hay que agregar la incoherencia del comportamiento de los 
	terroristas. 
	
	 
	
	Para ir a cometer uno de los peores atentados que nunca se 
	hayan visto en Europa no se les ocurrió nada mejor que utilizar un auto 
	robado, implicado en toda una serie de delitos, que había permanecido 
	abandonado en la calle durante un tiempo, que tenía varias contravenciones, 
	y ni siquiera se les ocurrió cambiarle las placas de inmatriculación.
	
	El tribunal no tuvo por lo tanto más remedio que descartar el Skoda de la 
	lista de elementos de prueba del veredicto [41]. Por otra parte, el ADN 
	encontrado en aquella prueba probablemente falsificada hace surgir dudas en 
	cuanto a los rastros de ADN encontrados en la ropa tan «oportunamente» 
	abandonada por los sospechosos en este caso.
	
	Citemos, para terminar, algunos ejemplos de sospechas de falsificación de 
	testimonios. Emilio Trashorras afirmó que la policía le había pedido que 
	inventara el episodio según el cual fue él quien proporcionó los explosivos 
	al Chino [42]. Este testigo pensaba que gozaría de la condición de testigo 
	protegido y que no tendría más problemas con la justicia.
	
	Por su parte, el testigo Hassan Serroukh declaró ante el juez de instrucción 
	que su declaración ante la policía había sido falsificada. Aquel testimonio 
	describía a Zougam como un fanático religioso, cosa que Serroukh dice no 
	haber mencionado nunca [43].
	
	Negligencias, sospechas de falsificación, son numerosas las actuaciones 
	sospechosas de parte de elementos policiales que aparecen en la 
	investigación posterior al atentado. Pero las sospechas se acentúan todavía 
	más al examinar la preparación del atentado presentada en el veredicto. Dos 
	actores claves del atentado son confidentes de las fuerzas de seguridad 
	[44]. 
	
	 
	
	El primero, Zouhier, puso al comando terrorista en contacto con un 
	traficante de explosivos. La investigación reveló que la Guardia Civil, que 
	controlaba a este confidente, lo llamó los dos días antes del atentado.
	
	El segundo, Trashorras, es nada menos que el propio traficante de explosivos. 
	Este sostuvo varias conversaciones telefónicas con su contacto en la policía 
	el día antes, el día después y dos días después de haber puesto los 
	explosivos en manos del Chino. Pero el policía asegura que Trashorras no le 
	dijo nada de aquello. 
	
	 
	
	Por otro lado, los teléfonos móviles utilizados en la 
	confección de las bombas fueron desbloqueados en un establecimiento 
	perteneciente a un policía de origen sirio, Maussili Kalaji [45].
	
	¡Qué coincidencia que todos estos colaboradores de los terroristas hayan 
	estado vinculados a la policía! Y sobre todo, qué «suerte» que ninguno de 
	ellos los denunciara antes de que cometieran el crimen. 
	
	 
	
	Al parecer, los 
	terroristas también tuvieron suerte en lo tocante a la vigilancia de que 
	eran objeto por parte de la policía. Según consta en documentos policiales, 
	desde enero del año 2003 la policía venía vigilando estrechamente un grupo 
	islamista del que formaban parte varios de los terroristas que morirían en Leganés.
	
	En suma, aquel grupo estuvo bajo seguimiento durante 81 jornadas 
	regularmente distribuidas entre enero de 2003 y febrero de 2004. Esa 
	vigilancia parece haberse intensificado durante la primera quincena de 
	febrero de 2004, pero cesa bruscamente el día 17 de febrero, o sea 11 días 
	antes de la operación de entrega de los explosivos, y 24 días antes del 
	atentado [46]. 
	
	 
	
	La misma buena suerte acompañará a los dos cómplices del 
	comando terrorista cuyas conversaciones telefónicas estaban siendo 
	interceptadas en el marco de una investigación sobre tráfico de drogas. Las 
	escuchas se suspenden bruscamente el 12 de marzo, el día siguiente del 
	atentado [47]. Veamos un primer ejemplo en el que la silueta de la policía 
	se dibuja detrás de los terroristas.
	
	Después de la explosión del apartamento de Leganés, varios documentos sobre 
	la ETA aparecen entre las ruinas. Se supo posteriormente que esos documentos 
	provenían del apartamento vecino, parcialmente destruido. Aquel otro 
	apartamento estaba ocupado por un policía que, otra coincidencia más, se 
	dedicaba a la lucha antiterrorista [48].
	
	Todos estos comportamientos sospechosos, antes y después del atentado, 
	vinculados a la evidente inconsistencia de la pista islamista, hacen pensar 
	que los verdaderos culpables se encuentran bajo la protección del aparato 
	del Estado. 
	
	 
	
	Hay que resaltar, sin embargo, que únicamente una reapertura de 
	la investigación permitirá saber si esas sospechas tienen fundamento. Al 
	revelar testimonios que echan por tierra la versión oficial y al absolver a 
	los presuntos organizadores, el juicio no ha hecho más que confirmar la 
	extrema fragilidad de la tesis del atentado islamista.
	
	En todo caso, en el contexto político, el tribunal no trató de establecer 
	con precisión los hechos. 
	
	 
	
	Tenía que confirmar que las acusaciones de José 
	María Aznar contra la ETA eran infundadas, como ya había decidido el más 
	amplio de los jurados populares, los electores. El tribunal tenía además que 
	confirmar que las acusaciones de los neoconservadores en contra de Al Qaeda 
	eran también infundadas, cosa que ya había decidido el nuevo gobierno de 
	José Luís Zapatero.
	
	El tribunal señaló que los primeros indicios habían sido falsificados para 
	acusar calumniosamente a la organización vasca ETA, pero no quiso ir más 
	allá en cuanto a las manipulaciones a las que dedicaron ciertos elementos de 
	la policía. 
	
	 
	
	Prefirió, de forma nada sorprendente, contentarse con la 
	hipótesis que le era presentada y que era la única que podía restablecer la 
	calma en la sociedad: la hipótesis de la responsabilidad islamista sin 
	vínculo con Al Qaeda.
	 
	
	 
	
	 
	
	Documentos adjuntos
	
	 
	
	 
	
	
	
	 
	
	 
	
	Referencias
	
		
		[1] Ver uno de los pocos artículos en 
		francés que menciona la posición del diario español El Mundo: «Espagne - 
		attentats de Madrid: enjeu politique du procès», Latinreporters.com, 13 
		de febrero de 2007. Este artículo no aborda, sin embargo, la discusión 
		de las pruebas.
		[2] Ambos comentarios (Las Sombras del 11-M y 11-M: 1000 Días Después), 
		muy interesantes para un primer acercamiento rápido al trabajo de Luís 
		del Pino, aparecen en esta página del sitio del colectivo por la 
		reapertura de la investigación.
		[3] La presentación de las pruebas en el veredicto (2007) se desarrolla 
		en las partes Hechos Probados (página 172 hasta la 228) y Fundamentos 
		Juridicos (página 423 hasta la 722). Esta argumentación está disponible, 
		en francés, en el blog de Jean Chalvidant, autor de La Manipulation: 
		Madrid, 11 mars, el principal libro publicado en francés sobre ese 
		atentado.
		[4] A pesar de su reciente incorporación al ministerio del Interior, la 
		Guardia Civil es esencialmente militar.
		[5] Veredicto de apelación, páginas 581-582: «La dependencia ideológica 
		respecto de los postulados defendidos por Al Qaeda resulta asimismo del 
		contenido de las reivindicaciones de la autoría de los actos terroristas 
		y del resto del material incautado.
		Sin embargo no aparece relación alguna de carácter jerárquico con otros 
		grupos o con otros dirigentes de esa organización, lo que permite 
		establecer que la célula que operaba en Madrid, en la medida en que ha 
		sido identificada, no dependía jerárquicamente de otra y por lo tanto 
		puede considerarse a los efectos penales como un grupo u organización 
		terrorista diferente e independiente.»
		[6] Testimonio del especialista en desmantelamiento de artefactos 
		explosivos, testigo protegido 64501, 19 de marzo de 2007. «no cuadra la 
		concepción del teléfono móvil, porque, aunque es sencilla es muy 
		ingeniosa, (...) y eso no cuadra con la pequeña chapuza entre comillas 
		de no encintar los cables, ¿no?, porque no es lógico.»
		[7] Entrevista con Carmen Baladia, jefa de los médicos legales del 11 de 
		marzo, por Luís del Pino para Libertad Digital TV, 23 de enero de 2008. 
		Título de la entrevista: «Pero ni clavos, ni tuercas, ni tornillos. No 
		había metralla entre nuestros 191 muertos.»
		[8] Testimonio del jefe de los especialistas en desmantelamiento de 
		artefactos explosivos de Madrid, testigo protegido 28296, 14 de marzo de 
		2007. «Lo que sí estoy totalmente convencido es de que después de la 
		revisión de los TEDAX que trabajaron allí, no había ni una sola mochila 
		que contuviese un artefacto explosivo. Y eso se lo puedo asegurar.»
		[9] «La fiscal prescinde del testigo clave de la custodia de la mochila 
		de Vallecas», El Mundo, 21 de marzo de 2007.
		[10] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 24 « Llámame».
		[11] Veredicto (2007), página 517: «Lo cierto es que, como pusieron de 
		manifiesto varias partes, en esa relación no aparece la bolsa de 
		deportes que contenía el explosivo.»
		[12] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 17 «Los intocables».
		[13] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 21 «Déjà vu» [En francés en el texto].
		[14] «La Sentencia del 11M. La autoría material (II)», por Lucía 
		Velasco, Asturias Liberal, 1º de septiembre de 2008.
		[15] Veredicto de apelación (2008), página 7: «tres miembros de la 
		célula terrorista descrita, sin que se tenga la certeza absoluta de sus 
		identidades, se desplazaron hasta la localidad de Alcalá de Henares en 
		una furgoneta blanca (...) Al tiempo, otros miembros del grupo hacían lo 
		mismo subiendo a los trenes en lugares no determinados.»
		[16] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 20 «La busca», párrafo «¿Cómo llegó la Policía al piso de 
		Leganés?».
		[17] «Nos llaman héroes (...) y somos tontos por ir donde fuimos», 
		Cadena SER.com, 7 de abril de 2004 (la Cadena SER es la estación de 
		radio de mayor audiencia en España) «Algunos de los agentes de 
		operaciones especiales que participaron en el asalto del piso de Leganés 
		el pasado sábado cuestionan la forma en la que se ordenó el asalto al 
		inmueble. Este es el testimonio íntegro recogido por la Cadena SER.»
		[18] «Las piedras de Pulgarcito», por Fernando Mugica, El Mundo, 11 de 
		marzo de 2005: «Trescientas por minuto es la cadencia de disparo de esas 
		armas. Pero en la relación exhaustiva de los Tedax y de la Policía 
		Científica no existen las vainas de los cartuchos presuntamente 
		disparados por esas ametralladoras. ¿Y dónde están los impactos de esas 
		balas? ¿Y la marcación exacta de sus trayectorias, como se hace siempre 
		en cualquier investigación policial?)
		[19] Testimonio de Abdelkader Kounjaa, 9 de abril de 2007. El testigo 
		declara 3 veces que no reconoce la voz de su hermano. Veamos: «la voz 
		que tenía… que tenía duda como no si fuera mi hermano. Y le digo: ¿quién 
		es ? Y me dice: Soy Abdulá. Y le digo: ¿quién es Abdulá? Tu hermano.» Es 
		importante señalar que, al ignorar totalmente las dudas expresadas en 
		este testimonio, el veredicto lleva la incoherencia al extremo de 
		citarlo como prueba de la autenticidad de las llamadas de adiós (páginas 
		568-569).
		[20] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 6 «Las llamadas de Leganés».
		[21] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 2 «El cuento de El Chino», párrafo «Un terrorista hacendoso».
		[22] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 39 «Los registros de Amena», párrafo «¿Qué pasa con las 7 
		tarjetas?»
		[23] Testimonio de los expertos en telefonía, 21 de mayo de 2007. 
		Pregunta de la defensa de Zougam: «¿Podrían indicar ustedes exactamente 
		en qué folio de este informe se encuentra el dato que les permite 
		afirmar que se encendieron esas 7 tarjetas en Morata?» Los expertos no 
		logran aportan una respuesta concreta.
		[24] Cf. Veredicto de apelación (2008), página 7, Op. cit.
		[25] Testimonio del instructor canino, testigo protegido 28226, 19 de 
		marzo de 2007. Pregunta de la defensa de Zougam: «En el caso de que en 
		esa furgoneta se hubieran transportado 50 o 30 Kilos de explosivo ¿El 
		perro habría detectado ese olor?- Sí, lo habría detectado, 
		inmediatamente lo habría, porque quedan residuos del explosivo y el 
		perro lo habría detectado.» Después otro abogado pregunta si el perro 
		hubiera detectado el olor en caso de que el explosivo estuviera 
		particularmente bien empacado.
		El testigo responde que la manipulación de una cantidad de explosivo tan 
		grande siempre deja un rostro de olor.
		[26] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 5 «Las miguitas del pulgarcito», párrafo «La furgoneta de 
		Alcalá».
		[27] Les Dessous du Terrorisme, por Gerhard Wisnewski, editorial Demi-lune. 
		(2007), páginas de la 23 a la 28.
		[28] Veredicto, página 476: «los trenes que, como consta en el rollo de 
		Sala, fueron desguazados el 13 de marzo de 2004».
		[29] Veredicto de apelación, página 652: «A pesar de ello puede resultar 
		sorprendente una tan apresurada destrucción, que impidió un estudio 
		posterior más reposado y en profundidad, e incluso su reiteración de 
		haber sido necesaria, de aspectos que pudieran haber resultado de 
		interés para la investigación.»
		[30] Veredicto página 538: «No se sabe con absoluta certeza la marca de 
		la dinamita que explotó en los trenes».
		[31] «La nitroglicerina no ha venido volando», El Mundo, 4 de junio de 
		2007, entrevista de uno de los expertos con Antonio Rubio. El experto: 
		«Cuando un químico analiza cualquier asunto, hace una disolución que 
		pasa por unos equipos de medidas y lo que procede es reservarla. Pues 
		aquí no estaban reservadas.»
		[32] Veredicto, página 541: «El Tribunal, (...) da por probado que en 
		todos los casos aparecen componentes de la GOMA 2 ECO, lo que indica que 
		ésta dinamita estuvo presente en todos los focos de los trenes, si bien 
		no se puede descartar la presencia de otra u otras marcas de dinamita.»
		[33] Testimonio de la directora del laboratorio de los especialistas en 
		desactivación de bombas, experto 17632, 28 de mayo de 2007. Abogado de 
		Zougam: «¿Esas placas las conservan ? - Evidentemente no.»
		[34] Ibid. El juez: «O sea, las del 11 de marzo, la del análisis que 
		hace usted el mismo 11 de marzo no las conserva? - Esas mismas no.»
		[35] Ibid. El abogado de la asociación de víctimas: «¿Por qué ha 
		esperado hasta hoy para concretarlos y en estos tres años se refería 
		únicamente a « componentes genéricos de dinamita» ? (...) - Perdone, a 
		mí me hablaron de qué componentes había, y digo estuvimos hablando eh, 
		sin que me dijeran detálleme los que le salen a usted en el análisis, a 
		mí eso nunca se me produjo. (...) y yo no recuerdo que se me dijera en 
		ningún caso en estos cuatro años que escribiera los componentes.»
		[36] Acta de inculpación, página 53: declaración del jefe de los 
		especialistas en desactivación de explosivos de Madrid: «tenían claro 
		que no era Titadine porque este tipo de explosivo muerde, es decir, que 
		no tiene corte limpio, en cambio un alto explosivo corta totalmente y 
		una vez visto los resultados de las explosiones podía tratarse de un C3 
		o un C4.»
		[37] Acta de inculpación, a partir de la página 78
		[38] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 10 «El tiempo debe detenerse», párrafo «Tirando del hilo».
		[39] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 20 «La busca»: Respuesta de la policía, 20 de mayo de 2005: 
		«Dando cumplimiento a lo solicitado por ese Juzgado... respecto a los 
		hechos ocurridos en la localidad de Leganés los días 3 y 4 de abril del 
		pasado año, se participa que, dado el tiempo transcurrido, ya no se 
		conservan las cintas de grabación de dicho suceso.»
		[40] Veredicto, página 634: «las conversaciones de Rabei Osman EL SAYED 
		AHMED en las que, según las acusaciones, se atribuye la autoría 
		intelectual de los atentados al decir que «el hilo de lo de Madrid fue 
		mio... era mi proyecto más querido, etc.», son claramente equívocas.» Y 
		veredicto, página 720: «DEBEMOS ABSOLVER Y ABSOLVEMOS A (...) Rabei 
		Osman EL SAYED AHMED (...) de todos los delitos de que venía acusado.»
		[41] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 29 «El Chileno».
		[42] «Trashorras: ’La Policía me ofreció dinero para incriminar a Zougam 
		y ’El Tunecino’», El Mundo, 5 de septiembre de 2006, entrevista de 
		Trashorras con Fernando Mugica. «Yo le dije al juez que Jamal Ahmidan a 
		quien conocía como ’Mowgli’, llevaba los explosivos porque así me lo 
		pidió la Policía [...]; fui amenazado y coaccionado para que declarase 
		en ese sentido).»
		[43] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 7 «Jamal Zougham, cabeza de turco».
		[44] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 9 «Visperas de sangre», párrafo «Quinto enigma: llamadas de 
		cortesía».
		[45] Veredicto, página 529: «otros seis [teléfonos] fueron encargados 
		(...) al establecimiento Test Ayman, S.L. por el empleado Cuenca Medina, 
		según las declaraciones coincidentes de (...) y de Ayman Maussili Kalaji, 
		dueño de Test Ayman, S.L.»
		[46] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 15 «Un ejercicio de escapismo», párrafos «Con la Policía en los 
		talones» y «El escape».
		[47] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006), 
		capítulo 9 «Visperas de sangre», párrafo «Cuarto enigma: el tiempo 
		invertido».
		[48] Veredicto, página 563: «Consta a los folios 73357 y 73358 una 
		comparencia del funcionario del Cuerpo Nacional de Policía con número 
		73.158 en la que, tras explicar que hasta julio de 2003 estuvo destinado 
		en el área especial de seguimientos de la comisaría general de 
		información y que vivía en el calle Martín Gaite número 40 de Leganés, 
		reconoce una carpeta con documentos con su nombre y número profesional.»
	
	
	
	 
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	Segunda Parte
	Atentados de Madrid - La Pista Atlantista
	16 Diciembre 2009
	
	
	
	Después de los atentados de Madrid (en el año 2004), y al igual que en los 
	atentados de Londres, la justicia desechó la pista de Al Qaeda y afirmó que 
	los crímenes habían sido perpetrados por terroristas islamistas autónomos. 
	
	
	 
	
	
	La mitad de la prensa española cuestionó ese veredicto y exploró diversas 
	pistas internas. 
	
	 
	
	
	Después de pasar en revista los hechos, la investigación 
	judicial y el juicio en el artículo anterior arriba, Mathieu Miquel estudia en éste 
	la hipótesis de una operación de las redes stay-behind de la OTAN.
	
	 
	
	
	
	El Consejo del Atlántido Norte, reunido en la sede de la OTAN en Bruselas, 
	
	
	observa un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados de 
	Madrid.
	 
	
	Todo indica que la versión oficial de los atentados cometidos en Madrid el 
	11 de marzo de 2004, versión según la cual se trató de una acción islamista 
	no vinculada a Al Qaeda, es en realidad un engaño [1]. 
	
	 
	
	Se plantea entonces 
	la cuestión de los verdaderos culpables.
	
	Una investigación seria debería actuar de forma sistemática: establecer una 
	lista exhaustiva de las pistas y seguir después cada una de ellas buscando 
	indicios y móviles. El objetivo de este artículo es analizar una de esas 
	hipótesis: la de una operación montada bajo bandera falsa por servicios 
	secretos atlantistas. Pero antes, presentemos brevemente todas las pistas 
	que habría que explorar si se reabriese la investigación.
	
	El gran público conoce generalmente dos hipótesis sobre los autores de los 
	atentados de Madrid: Al Qaeda, incriminada por el discurso dominante, y 
	
	la 
	ETA, culpable designado por José María Aznar, al parecer para 
	justificar su 
	propia política sobre la cuestión vasca. 
	
	 
	
	Los periodistas españoles 
	exploraron por lo menos otras 4 pistas sobre servicios secretos que pudieran 
	haber montado la operación bajo bandera falsa.
	
	He aquí las 6 hipótesis sobre los posibles autores de los atentados de 
	Madrid:
	
	 
	
		
			- 
			
			Los islamistas: 
			
			Es la tesis que defienden los medios dominantes, con 
	excepción de algunos en la propia España, como el periódico El Mundo. El 
	principal libro disponible en francés sobre el tema (La Manipulation: 
	Madrid, 11 mars) defiende ese punto de vista [2]. 
			 
			
			Es importante saber que el 
	autor de ese libro, Jean Chalvidant, es miembro del comité editorial de la 
	revista neoconservadora Le Meilleur des mondes [3], creada en coordinación 
	con la Foundation for the Defense of Democracies [4] expresamente para 
	servir de vocero a los neoconservadores en Francia y para contrarrestar la 
	influencia de la Red Voltaire y sus colaboradores [5].
			
			
A pesar de todas las incoherencias ya señaladas en el artículo anterior, la 
	justicia ratificó la tesis del atentado islamista. Hay que subrayar que 
	entre las conclusiones de la justicia y la idea generalmente admitida por la 
	opinión pública existe una contradicción en cuanto a dos puntos importantes. 
	En primer lugar, el comando no estaba vinculado a Al Qaeda [6].
			
			
En segundo lugar, los atentados de Madrid no se cometieron como represalia 
	por la participación de España en la invasión de Irak ya que los 
	preparativos [de los atentados] tuvieron lugar con anterioridad.
 
			 
			 
			- 
			
			La ETA: 
			
			Al cabo de 30 años de terrorismo y de varios cientos de 
	víctimas, la organización independentista vasca se consideraba ya moribunda 
	como consecuencia de años de redadas policiales. 
			 
			
			Apareció, sin embargo, como 
	el culpable habitual y fue condenada en los titulares de los diarios y de 
	los noticieros de televisión antes de que los elementos que apuntaban hacia 
	un atentado islamista cobraran la importancia que hizo que se desechara esta 
	pista. 
			 
			
			El ascenso al poder de José Luís Zapatero, más favorable a la 
	autonomía de las provincias españolas, pudiera ser el objetivo del atentado.
			
 
 
			- 
			
			Los servicios secretos marroquíes: 
			
			La mayoría de los inculpados son de 
	nacionalidad marroquí. Las relaciones entre España y Marruecos han 
	registrado episodios de alta tensión. El más reciente, en 2002, fue la 
	disputa por la posesión de la isla Perejil en la que se implicaron tropas de 
	ambos países. 
			 
			
			La caída de Aznar y el ascenso de Zapatero, considerado más 
	conciliador y oportunamente enemistado con Estados Unidos, pudieran haber 
	favorecido a Marruecos.
 
 
			- 
			
			Un sector de los servicios secretos españoles favorable a los 
	socialistas: 
			
			La primera consecuencia espectacular de los atentados de Madrid 
	fue el ascenso de Zapatero al poder, cuando los sondeos lo daban ampliamente 
	como perdedor de las elecciones. 
			 
			
			Las sospechosas circunstancias en torno a 
	la manera como se desarrollaron las investigaciones hacen pensar a algunos 
	periodistas que el más alto personaje del Estado se encuentra detrás de ese 
	crimen (aunque no llegó a esa función hasta 5 semanas después de los 
	atentados).
			
			
Es a favor de esta tesis altamente subversiva que se inclina, aunque no 
	abiertamente, Luís del Pino, una de las referencias de la investigación 
	periodística sobre los atentados de Madrid, junto con el periodista del 
	diario El Mundo Fernando Mugica [7].
 
			 
			- 
			
			Servicios secretos contrarios a la «coalición de los voluntarios» que 
	intervino en Irak: 
			
			La segunda consecuencia espectacular de los atentados fue 
	la retirada de las tropas españolas que se encontraban en Irak, conforme a 
	una promesa que Zapatero había hecho en el marco de una elección que 
	realmente no esperaba ganar.
			
			
Esa retirada aparece como una derrota para la «coalición de los voluntarios», 
	aunque posteriormente se verá que es más simbólica que otra cosa. Algunos 
	investigadores sospechan por lo tanto de las potencias contrarias a esa 
	coalición regida por la hegemonía estadounidense: la «vieja Europa» 
	franco-alemana, Rusia o China [8].
 
 
			- 
			
			Servicios secretos partidarios de la «guerra contra el terrorismo»: 
			
			
			Estos pudieron haber obtenido apoyo de un sector del aparato del Estado 
	español, por lo menos en el momento de orientar la investigación en otra 
	dirección. 
			 
			
			Es sobre esta tesis, defendida también por el periodista 
			Bruno Cardeñosa
			[9], que vamos a enfocar la continuación de este artículo, 
	comenzando por la presentación de los indicios que vinculan los atentados de 
	Madrid a Estados Unidos, país cuyo gobierno era el principal promotor de la 
	doctrina de «guerra contra el terrorismo».
 
		
	
	
	 
	
	
	Los hechos - implicación de un servicio secreto militar
	
	
	La mochila de Vallecas y las huellas digitales halladas en la camioneta 
	Kangoo: pruebas acusatorias cuya falsificación por elementos del aparato del 
	Estado sugiere la existencia de vínculos del otro lado del Atlántico
	
	Un primer vínculo entre los atentados de Madrid y los de Estados Unidos 
	aparece a fines de marzo de 2004 con una misteriosa foto de la mochila de 
	Vallecas.
	
	Se trata de la única imagen hasta ahora conocida del elemento central de la 
	investigación, el mismo que ha sido objeto de tanta controversia. En la 
	noche del 11 al 12 marzo de 2004 un agente de la policía científica se 
	presentó en el lugar donde los especialistas en desmantelamiento de 
	explosivos estaban desactivando la bomba de Vallecas.
	
	El objetivo del agente era realizar un reportaje fotográfico a medida que se 
	iba desmantelando el artefacto. Como la bomba no estaba desactivaba aún, el 
	agente se mantuvo alejado, confió su cámara a uno de los especialistas 
	antibombas y vio varios flashes. Al terminar la desactivación del artefacto, 
	el agente quiso acercarse pero, para sorpresa suya, los especialistas 
	antibombas le cerraron el paso. 
	
	 
	
	
	Posteriormente un alto funcionario de la 
	policía le pidió que les entregara la película, de la que nunca más tuvo 
	noticias [10].
	
	Por lo tanto, en marzo de 2004 no se había publicado ninguna foto de la 
	bomba de Vallecas. La nebulosa sobre aquel artefacto se hizo más densa a 
	causa de las contradictorias explicaciones que difundieron los medios de 
	prensa sobre las causas que habían impedido el estallido de aquella bomba. 
	
	
	 
	
	
	Se dijo que los terroristas habían olvidado activar la tarjeta SIM, después 
	se afirmó que por error habían programado la explosión para las 7h30 de la 
	noche en vez de las 7h30 de la mañana y también que la cantidad de 
	electricidad proveniente del teléfono había sido insuficiente para 
	desencadenar la explosión. Todas esas versiones fueron desmentidas 
	posteriormente.
	
	La explicación más absurda fue la que se dio para el arresto de Jamal Zougam, 
	el único de los sospechosos que supuestamente pusieron las bombas que pudo 
	ser encarcelado. Según esa explicación, el chasis del teléfono [encontrado 
	en la mochila de Vallecas] estaba partido y el pedacito de plástico que le 
	faltaba fue encontrado en la casa de Zougam.
	
	
	En cuanto a la composición de la bomba, la mayoría de los medios hablaba 
	entonces de un teléfono Motorola modelo Triumph, en vez del modelo Trium de 
	Mitsubishi [11] que finalmente se menciona en la versión oficial.
	
	El 30 de marzo la cadena estadounidense de televisión ABC News difundió la 
	única foto de la bomba que se conoce hasta ahora, foto que retomaron todos 
	los medios españoles sin hacer la menor pregunta. 
	
	 
	
	Aquella foto venía a 
	llenar el vacío causado por la desaparición de la película fotográfica de la 
	policía científica [española] y aportaba una nueva imagen de credibilidad a 
	aquella prueba que parecía cada vez más turbia.
	
	Pero la foto da lugar a nuevas interrogantes que todavía siguen sin 
	respuesta. 
	
		
	
	
	Intrigado, Luís del Pino interrogó a los 
	corresponsales de la ABC en España, a quienes se atribuía la foto.
	
	
	Pero éstos negaron haber sido los autores de aquella foto y precisaron que 
	no sabían cómo la había conseguido la dirección estadounidense de la cadena 
	[12].
	
	El 6 de mayo de 2004 las miradas se vuelven nuevamente hacia Estados Unidos 
	cuando la revista Newsweek revela que un abogado estadounidense, Brandon 
	Mayfield, ha sido arrestado días antes en el Estado de Oregon.
	
	 
	
	Sus huellas 
	digitales habían aparecido en la envoltura de los detonadores encontrados en 
	la camioneta Kangoo que supuestamente habían utilizado los terroristas. 
	Durante todo el mes de mayo, y ante las dudas expresadas por el New York 
	Times, la revista Newsweek mencionará diversas fuentes policiales que 
	garantizan la validez de la prueba.
	
	El 17 de mayo,
	
		
		«Un alto responsable del contraterrorismo estadounidense ha 
	dicho a Newsweek que la identificación de las huellas digitales es 
	irrefutable» [13]. 
	
	
	El FBI había identificado la huella poco después del 
	atentado, poniendo entonces a Mayfield bajo vigilancia. Fue el temor de una 
	filtración hacia la prensa lo que llevó a la realización de un discreto 
	arresto. Sin embargo, una sorpresa se produce el 20 de mayo cuando la 
	policía española anuncia que ha identificado la huella como perteneciente a 
	Ouhnane Daoud, un argelino residente en España.
	
	Las autoridades estadounidenses toman nota y Mayfield es liberado ese mismo 
	día con, cosa nada frecuente, excusas públicas del FBI y, posteriormente, 
	una indemnización. El tal Daoud nunca ha sido encontrado, lo cual impide 
	evaluar la validez de su identificación.
	
	Resulta imposible dejar de observar lo oportuna que resultó la 
	identificación de Daoud, un personaje que, después de haber sido pasado por 
	alto durante los 2 meses posteriores a los atentados, es identificado 
	precisamente en las semanas subsiguientes al arresto de Mayfield.
	
	También resulta sospechoso el perfil de Mayfield. Abogado discreto y no muy 
	activo, convertido al Islam, Mayfield había defendido en un caso de derecho 
	familiar a un estadounidense que posteriormente resultó acusado de 
	terrorismo. Pero lo más llamativo es su vínculo con el ejército 
	estadounidense: Mayfield es oficial de la reserva después de haber pasado 8 
	años en filas, uno de ellos en una unidad de inteligencia [14].
	
	Los dos indicios mencionados tienen que ver con las dos pruebas principales 
	del caso: la mochila de Vallecas y la camioneta Kangoo. Antes de proseguir 
	nuestra investigación, abramos un paréntesis para aportar algunos elementos 
	de reflexión sobre algo que pudiera parecer una contradicción. Ya vimos lo 
	insuficiente que resultan las supuestas pruebas de la investigación: la 
	mochila de Vallecas, la camioneta Kangoo y también los testimonios, los 
	datos telefónicos, etc.
	
	El observador no puede menos que sorprenderse ante el hecho que los 
	protagonistas –sean quiénes sean– puedan haber actuado con tanto amateurismo 
	en cuanto a la fabricación de pistas falsas. 
	
	 
	
	Varios investigadores, entre 
	ellos Luís del Pino [15], han propuesto como respuesta a esa paradoja la 
	siguiente explicación: la mochila de Vallecas y las demás pruebas fueron 
	fabricadas de forma precipitada porque «alguien» había previsto que la 
	investigación se basaría en las dos bombas sin estallar encontradas en los 
	trenes aquella mañana.
	
	«Alguien» montó deliberadamente aquellas dos bombas de manera defectuosa y «alguien» 
	incluyó en ellas indicios cuidadosamente escogidos que debían permitir que 
	la policía construyera una investigación aparentemente sólida. Pero los dos 
	artefactos estallaron inesperadamente mientras los expertos realizaban la 
	desactivación, destruyendo así los indicios que «alguien» había incluido en 
	ellos.
	
	Para resolver este imprevisto, «alguien» se vio entonces obligado a 
	improvisar las pruebas que ya conocemos, lo cual explicaría sus 
	imperfecciones. 
	
	 
	
	La mochila de Vallecas aparece entonces en una comisaría y 
	en un lote de efectos personales ya verificados anteriormente y que también 
	debería haberse encontrado en la morgue, con los demás lotes de efectos 
	personales. Al mismo tiempo, varios elementos que acusan a los islamistas 
	aparecen en la camioneta Kangoo después de haber sido llevada ésta hasta la 
	comisaría y después de varios registros anteriores durante los cuales no se 
	había encontrado nada.
	
	Las declaraciones que hicieron durante el juicio los expertos que 
	neutralizaron una de ellas confirman esta hipótesis de las 2 «bombas falsas». 
	Los expertos en desactivación de explosivos no encontraron el artefacto en 
	el tren sino en el andén. Y, aunque un policía municipal declaró como 
	testigo que había encontrado aquella mochila en un vagón y la había llevado 
	hasta aquel lugar, es altamente improbable que alguien la dejase sin 
	vigilancia y que los expertos la hayan «redescubierto» allí.
	
	
	Lo más importante es que el aspecto mismo de la mochila que contenía la 
	bomba les hizo dudar que pudiese venir del tren, ya que todos los objetos 
	sacados de los vagones mostraban huellas de golpes, de humo, etc. [16]
	
	Estos elementos sugieren que aquella mochila había sido puesta en el andén 
	después de las explosiones, no que se encontraba en el tren como las otras 
	bombas. 
	
	 
	
	Esta hipótesis parece ser una explicación plausible a la aparente 
	contradicción entre lo poco convincentes que resultan los elementos de la 
	investigación y la posible implicación de un servicio secreto.
	
	 
	
	 
	
	
	Activación y naturaleza de los explosivos 
	- ¿amateurismo o material militar?
	
	
	Prosigamos nuestro análisis agregando dos elementos que confirman que los 
	atentados de Madrid no fueron obra de una banda de delincuentes sino de 
	organización de tipo militar. 
	
	 
	
	
	En primer lugar, todo indica que las 10 bombas 
	fueron activadas por control remoto a través de sistemas de 
	radiocomunicación, en vez de ser programadas de antemano mediante la función 
	despertador de los teléfonos móviles, como se afirma en la versión oficial.
	
	En efecto, 3 trenes estallaron mientras se encontraban parados en las 
	estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia; el cuarto tren estalló fuera 
	de Atocha, mientras esperaba la salida del primer tren. A menos que veamos 
	en ello una extraordinaria coincidencia, lo anterior permite deducir que los 
	terroristas querían que las bombas estallaran dentro de las estaciones. Pero 
	es extremadamente difícil obtener ese resultado mediante la simple 
	programación previa de la hora de la explosión.
	
	En primera, porque los teléfonos celulares supuestamente utilizados no 
	permiten un manejo preciso del reloj y de la función de despertador: se 
	pueden programar los minutos pero no los segundos. Y también porque los 
	trenes de los suburbios no son rigurosamente puntuales. En este caso, varios 
	de aquellos trenes circulaban con retraso aquel día.
	
	
	
	El del Pozo, por ejemplo, tenía «un par de minutos de retraso» según la 
	declaración de su conductor [17].
	
	Por lo tanto, las explosiones no estaban programadas de antemano sino que 
	fueron desencadenadas «en directo». Los medios de radiocomunicación que ello 
	exige sugieren que se trató de una operación sofisticada, fuera del alcance 
	de una banda de delincuentes de poca monta como la que se describe en la 
	versión oficial.
	
	
	
	Dicho esto, ¿por qué se quería que los trenes explotaran dentro de las 
	estaciones? Posiblemente para que quedaran más fácil y discretamente 
	accesibles, lo cual corroboraría la hipótesis de las dos «bombas falsas» 
	introducidas después de las explosiones.
	
	En segundo lugar, todo indica que las bombas se componían de explosivos de 
	uso militar, explosivos «que cortan», no de dinamita como la que se usa en 
	el trabajo de minería, «que muerde», como ya se demostró en el artículo. En 
	la explicación que proporcionó al juez de instrucción, el jefe de los 
	expertos en desactivación de bombas de Madrid menciona incluso el 
	
	explosivo 
	de uso militar C4 [18].
	
	
	Recordemos de paso que la policía había interceptado precisamente ese tipo 
	de explosivo en manos de los agentes estadounidenses que trataban de 
	introducirlo discretamente en la cumbre del G8 de junio de 2007 [19].
	
	El origen de la operación es por lo tanto de carácter militar, como confirma 
	Salvador Ortega, pionero de la policía científica en España, entrevistado 
	por Bruno Cardeñosa varios días después de los atentados.
	
	
	Al ser interrogado sobre los aspectos no aclarados por la investigación en 
	desarrollo, este especialista respondió que faltaban, 
	
		
		«algunos autores 
	materiales y la cabeza pensante. Porque detrás de esos hechos está la 
	participación de elementos muy sofisticados que sin dudas se encontraban 
	bajo la dirección de alguien de los servicios de inteligencia y militar.
	Porque fue además una operación muy costosa» [20].
	
	
	
	 
	
	CMX 2004 - ¿simulacro o encubrimiento de la OTAN?
	
	
	Después de haber demostrado que elementos no identificados del aparato del 
	Estado falsificaron pruebas para orientar la investigación sobre una pista 
	falsa y encubrir una operación de tipo militar, resulta lógico analizar la 
	posibilidad de que los atentados de Madrid hayan sido cometidos por un 
	servicio secreto militar.
	
	Según el ex oficial de inteligencia del ejército estadounidense Eric H. May 
	[21], 
	
		
		«la manera más simple de hacer un atentado bajo bandera falsa consiste 
	en organizar un ejercicio militar que simule exactamente el atentado que se 
	quiere cometer» [22].
	
	
	
	Al igual que los atentados del 
	11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y 
	los del 7 de julio de 2005 en Londres, los atentados de Madrid coincidieron 
	con un 
	simulacro de ataque terrorista [23]. 
	
	 
	
	
	Desde el día 4 de marzo hasta el 
	día 10 del mismo mes de 2004, la OTAN estuvo realizando su ejercicio anual 
	de gestión de crisis, llamado CMX 2004 [24], y el 11 de marzo las bombas de 
	verdad estallaban en Madrid.
	
	El escenario trazado aquel año por la alianza atlántica era precisamente un 
	gran ataque terrorista de Al Qaeda en países occidentales. En España, 
	participaron en el ejercicio la presidencia del gobierno, el ministerio de 
	Defensa y el CNI (servicios secretos). Pero no se sabe si el ejercicio 
	incluyó la realización de maniobras en la capital española ya que los datos 
	sobre dichas maniobras son confidenciales.
	
	En una de las pocas menciones de aquel simulacro aparecidas en la prensa, el 
	diario español El Mundo escribía lo siguiente: 
	
		
		«La similitud del ejemplo 
	diseñado por la OTAN con lo sucedido en Madrid es escalofriante y ha 
	impresionado a los diplomáticos, militares y servicios de Inteligencia que 
	participaron en el simulacro apenas horas antes» [25].
	
	
	
	 Como los detalles del CMX son información clasificada, se ignora hasta donde llega esa similitud.
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	Partida precipitada de un equipo de la CIA
	
	
	Otra coincidencia perturbadora es la escala realizada en España por uno de 
	los aviones clandestinos de la CIA. 
	
	 
	
	
	Los vuelos secretos de la CIA se 
	hicieron célebres durante el escándalo de los secuestros y de las prisiones 
	secretas en Europa utilizados en el marco del programa estadounidenses de «restituciones 
	extraordinarias» [26].
	
	El Boeing 737 inmatriculado como N313P aterriza el 9 de marzo de 2004 en el 
	aeropuerto de Palma, en la isla española de Mallorca, y parte el 12 de marzo, 
	el día siguiente de los atentados de Madrid [27]. Este fue el más grande de 
	todos los aviones utilizado en los vuelos secretos y se trata del principal 
	avión citado en el informe del Consejo de Europa de 2006. 
	
	 
	
	
	Palma se describe 
	en ese informe como una «plataforma de la CIA en el programa de 
	restituciones». [28]
	
	Periodistas del periódico local El Diario de Mallorca, premiados por su 
	investigación sobre los vuelos secretos de la CIA, fueron invitados a los 
	estudios de la Cadena SER, la estación de radio de mayor audiencia en España. 
	
	
	 
	
	
	A modo de conclusión de la entrevista, estos periodistas declararon, 
	
		
		«El 11 
	de marzo de 2004 el Boeing 737 de la CIA estaba en Palma. Al día siguiente 
	partió precipitadamente porque modificó su hora de despegue. Había anunciado 
	que salía para Suecia pero salió para Bagdad» [29].
	
	
	
	¿Qué provocó aquel despegue precipitado sólo horas después del 
	descubrimiento de la famosa mochila de Vallecas? Además de aquella 
	precipitación, lo que llama la atención es la presencia misma del avión en 
	territorio español en el preciso momento de los atentados de Madrid.
	
	
	Según la comisión del Parlamento Europeo sobre los vuelos de la CIA, 125 
	vuelos secretos de la agencia de espionaje estadounidense aterrizaron en 
	diferentes aeropuertos españoles entre el año 2001 y 2005 [30] (o sea, en 
	unos 1500 días). 
	
	 
	
	Las escalas son generalmente de 1 o 2 días [31], la 
	simultaneidad entre ambos hechos implica una coincidencia que merece 
	atención.
	
	 
	
	 
	
	
	La OTAN, sospechoso con graves antecedentes
	
	En un país que desde el restablecimiento de la democracia ha sufrido varios 
	intentos de golpes de Estado militares, no es posible que las fuerzas que 
	añoran el franquismo hayan podido realizar una operación como los atentados 
	de Madrid sin ser desenmascaradas de inmediato.
	
	
	Pero sí es posible que un servicio secreto militar extranjero haya podido 
	planear esa operación y, de ser necesario, haya logrado reclutar personal 
	dentro de esa tendencia española, que se mantiene sensible al mito de la 
	Reconquista.
	
	En este punto, se hace indispensable retomar las referencias históricas. Al 
	igual que en el resto de Europa occidental, una estructura secreta dirigida 
	por la OTAN se implanta en la España de la posguerra [32] a pesar de que, 
	precisamente debido a su régimen político, ese país no se incorporó a la 
	alianza atlántica hasta 1982.
	
	En su libro de referencia «Les Armées secrètes de l’OTAN» (Los ejércitos 
	secretos de la OTAN) [33], el historiador suizo Daniele Ganser describe esas 
	redes, calificadas como stay-behind (o sea, redes que podían ser activadas 
	tras las líneas enemigas en caso de ocupación enemiga) y conocidas con el 
	nombre genérico de la unidad italiana Gladio (nombre de la espada corta de 
	los antiguos romanos).
	
	
	Ganser dejó establecido esencialmente cómo esas redes cometieron atentados 
	terroristas bajo bandera falsa en el marco de la «estrategia de la tensión».
	
	El objetivo era justificar un fortalecimiento del aparato de seguridad y 
	suscitar el miedo a los «rojos» para impedir así que los comunistas lograran 
	alcanzar el poder por la vía democrática.
	
	
	España desempeñaba «un papel crucial en el reclutamiento de los agentes del 
	
	Gladio» y les servía además de refugio. 
	
	 
	
	Dio abrigo, por ejemplo, a Stefano 
	Delle Chiaie, 
	
		
		«el más conocido de los terroristas miembros de los ejércitos 
	secretos que combatieron el comunismo en Europa y en el mundo durante la 
	guerra fría», un individuo que tiene en su haber «al menos un millar de 
	operaciones sangrientas, entre ellas alrededor 50 asesinatos».
	
	
	La red actuaba «contra los militantes comunistas y anarquistas, sobre todo 
	en el medio minero de Asturias y los nacionalistas catalanes y vascos» (aparece 
	aquí el medio de las minas asturianas al que pertenece Emilio Trashorras, 
	principal testigo de cargo contra El Chino y su banda así como colaborador 
	de la policía).
	
	
	El hombre de confianza de Franco, el almirante Carrero Blanco, gran 
	arquitecto de los servicios secretos españoles, era «su oficial de enlace 
	con la CIA», y su aparato de inteligencia «uno de los mejores aliados de la 
	CIA en Europa» [34].
	
	Aunque fueron concebidos para organizar la resistencia contra una invasión 
	soviética, nada permite pensar que las redes stay-behind hayan sido 
	desmanteladas después del derrumbe del bloque del Este.
	
	
	El comando estadounidense en Europa (EuCom) y la OTAN mantienen además en 
	España la base naval y de inteligencia de Rota y la base aérea de Morón. Y, 
	finalmente, el comando sur de la OTAN estaba instalando en Madrid el cuartel 
	general de sus tropas terrestres precisamente en el momento de los atentados 
	[35].
	
	Hay que señalar que los servicios secretos de la US Navy y de la US Air 
	Force, respectivamente el NCIS y el OSI, gozaron durante el periodo que nos 
	interesa de una sorprendente libertad de acción en territorio español.
	
	
	En abril de 2002, José María Aznar y 
	George W. Bush modificaron la 
	convención bilateral de defensa entre España y Estados Unidos.
	
	Esa modificación legalizó por vez primera la presencia en España de los 
	servicios secretos estadounidenses anteriormente mencionados, dotándolos 
	además de prerrogativas policíacas.
	
	
	La redacción deliberadamente confusa de ese texto les otorgó un amplio 
	margen de maniobra: 
	
		
		«las autoridades competentes de los dos países tendrán 
	que establecer las normas que regulen las acciones del NCIS y del OSI en 
	España».
	
	
	En febrero del año 2006 «el caso Pimienta» evidenció la ausencia de normas 
	reguladoras. 
	
	 
	
	El NCIS había secuestrado en territorio español a Federico 
	Pimienta, desertor de los Marines estadounidenses, acción que realizó sin el 
	menor control por parte de las autoridades policiales o judiciales españolas. 
	
	
	 
	
	Sólo como consecuencia de la polémica que engendró esa violación flagrante 
	de la soberanía española se procedió a la redacción de normas como, 
	
		
		«la 
	acreditación previa de miembros del NCIS y del OSI por las autoridades 
	españolas» y «la comunicación previa de toda operación a las autoridades 
	españolas» [36].
	
	
	
	 
	
	La búsqueda del móvil
	
	
	Si la OTAN estuviera implicada en atentados como los de Madrid, la decisión 
	estratégica de recurrir a la acción secreta hubiese tenido que contar con el 
	aval del Comité de Coordinación de los Aliados y presentar un objetivo 
	preciso. 
	
	 
	
	La concepción táctica de cada operación, incluyendo la de Madrid, 
	hubiera estado exclusivamente en manos de Estados Unidos y del Reino Unido, 
	sin poner al tanto a los Aliados.
	
	 
	
	
	
	El general James L. Jones era el comandante supremo de la OTAN en 2004. 
	
	
	Hoy 
	es consejero de Seguridad Nacional del presidente de los Estados Unidos.
	 
	
	En otras palabras, si los responsables de los servicios secretos aliados 
	hubiesen dado su consentimiento para un montaje de la «guerra contra el 
	terrorismo», el general James Jones (SACEUR) [37], el embajador 
	Nicholas 
	Burns (Estados Unidos) [38] y el embajador Peter Ricketts (Gran Bretaña) 
	[39] pudieron haber decidido el ataque contra Madrid a espaldas del gobierno 
	español, posiblemente requiriendo el concurso de elementos de aparato 
	estatal español en la realización de la operación.
	
	La decisión de recurrir al terrorismo tendría que haber estado vinculada a 
	la estrategia general de la OTAN, no a intereses políticos, aunque es 
	posible que intereses políticos inmediatos hayan podido falsear la 
	evaluación de la pertinencia de una operación en particular.
	
	
	Visto de ese ángulo, sería erróneo interpretar una implicación de los 
	servicios secretos atlánticos en función de las elecciones legislativas 
	españolas o de la elección presidencial estadounidense. Ello equivaldría a 
	enfocarse en una cuestión secundaria dejando pasar por alto el elemento 
	fundamental de la cuestión.
	
	La OTAN se abstiene de intervenir en la vida política de los Estados 
	miembros cuando todos los competidores políticos son favorables a los 
	intereses de la alianza atlántica (como en el caso del Partido Popular y el 
	Partido Socialista españoles y el del Partido Republicano y el Partido 
	Demócrata estadounidenses). 
	
	 
	
	La visión de la OTAN es mucho más amplia.
	
	
	Además, es erróneo considerar que para la alianza atlántica era negativo que 
	el Partido Popular perdiera el poder en España (Aznar no había querido 
	presentar nuevamente su candidatura) y que las tropas españolas se retirasen 
	de Irak.
	
	El gobierno socialista [español] es un socio privilegiado para los 
	laboristas que ejercen el poder en el Reino Unido. Una semana después de su 
	elección, Zapatero declaraba que su «prioridad absoluta era la lucha contra 
	el terrorismo». 
	
	 
	
	Por otro lado, el contingente español en Irak sólo tenía el 
	noveno lugar en materia de efectivos (1 300 hombres, o sea menos del 1% de 
	las tropas de la coalición en ese país). Además, su retirada se vio 
	compensada por una implicación más importante de España en Afganistán.
	
	Numerosos autores españoles se han interrogado sobre las razones que 
	llevaron a los terroristas, quienes quiera que fueren, a actuar durante las 
	elecciones legislativas. [Esos autores] han resaltado la manera en que las 
	reacciones de los diversos protagonistas estuvieron determinadas en función 
	de los intereses de cada cual. Pero eso no nos proporciona información 
	alguna sobre las intenciones de los terroristas.
	
	
	Si la operación se hubiese realizado por orden de la OTAN, el contexto 
	electoral permitiría reforzar la teoría del «choque de civilizaciones»: o 
	sea, musulmanes no vinculados a Al Qaeda tratan de destruir la democracia y 
	las instituciones occidentales. Esa fue precisamente la versión de los 
	atentados de Madrid que adoptó la justicia española. 
	
	 
	
	La misma que adoptó la 
	justicia británica sobre los atentados de Londres [40].
	
	Si la decisión de poner en escena un terrorismo islámico fue adoptada por el 
	Comité de Coordinación de los Aliados, esa decisión pudo aplicarse los días 
	15 y 20 de noviembre de 2003 en Estambul, el 11 de marzo de 2004 en Madrid y 
	el 7 de julio en Londres [41]. 
	
	 
	
	Para tener validez, nuestra hipótesis debería 
	explicar esos crímenes en conjunto.
	
	 
	
	 
	
	
	¿Podían los objetivos que la OTAN se planteaba en aquel momento haber 
	motivado ese tipo de intervención?
	
	En 2004, la OTAN se encuentra en plena reorganización. 
	
	 
	
	Por un lado, parece 
	en expansión: 
	
		
			- 
			
			se prepara para la entrada de nuevos miembros; está implicada 
	en la estabilización de Kosovo
 
			- 
			
			garantiza la seguridad de la navegación en 
	el Mediterráneo y en las aguas del cuerno de África
 
			- 
			
			está desplegada en 
	Afganistán y comienza a hacerlo en Irak
 
			- 
			
			está conformando una Fuerza de 
	Intervención Rápida capaz de defender sus intereses en cualquier lugar del 
	planeta
 
		
	
	
	Pero por otro lado, la OTAN atraviesa una grave crisis: 
	
		
		después de haber 
	aportado en 2001, por primera vez en toda su historia, la asistencia de sus 
	miembros a uno de ellos que había sido víctima, según los países miembros, 
	de una agresión extranjera, ese mismo tema está siendo centro de graves 
	divergencias en 2003.
	
	
	Francia y Bélgica han negado que Irak pueda representar una amenaza 
	terrorista para Estados Unidos, mientras que Turquía ha prohibido a Estados 
	Unidos la utilización de su espacio aéreo y de las bases de la OTAN en 
	territorio turco en el ataque contra Irak.
	
	En pleno crecimiento, la OTAN se ve amenazada por un posible desmembramiento. 
	Desunidos, sus miembros se implican en Irak «a la carta».
	 
	
	El único medio de reunificarlos consiste en iniciar nuevas acciones comunes 
	en el marco de la «guerra contra el terrorismo».
	
	 
	
	 
	
	
	Recrudecimiento del contraterrorismo entre los Aliados
	
	En primer lugar, la OTAN refuerza su control sobre la población extendiendo 
	a Europa las disposiciones de 
	
	la Patriot Act. 
	
	 
	
	En la introducción de su libro 
	La Fin de l’Etat de droit [El fin del Estado de derecho], el sociólogo Jean-Claude Paye describe de la siguiente 
	manera la reacción de la Unión Europea ante los atentados del 11 de marzo en 
	Madrid:
	
		
		"En ocasión de los atentados del 11 de marzo de 2004 en España han aparecido 
	en nuestras pantallas de televisión una serie de especialistas del 
	terrorismo que hacen una amalgama entre Al Qaeda, la ETA y diferentes tipos 
	de refugiados políticos, haciendo así del “terrorismo” un término genérico 
	que va a reemplazar al conjunto de situaciones concretas."
	
	
	
	
	
	Para el diario francés Le Monde, los atentados de Madrid demuestran que Al 
	Qaeda amenaza Europa. 
	
	El diario reedita en primera plana su consigna del 11 
	de septiembre de 2001: "Todos somos madrileños"
	
	(edición del 13 de marzo de 
	2005).
	
	 
	
	Una de las medidas unánimemente reclamada para conjurar ese peligro 
	multiforme fue la instauración inmediata de la orden de arresto europea. 
	
	 
	
	La 
	orden de arresto europea permite la entrega casi automática, por un Estado 
	miembro [de la UE], de una persona requerida por una autoridad judicial de 
	otro Estado miembro. En relación con los procedimientos de extradición, la 
	orden de arresto europea elimina todos los controles políticos y judiciales 
	que tienen que ver con el fondo y con la legalidad del pedido presentado, 
	así como las posibilidades legales de oponerse a dicho pedido.
	
	
	O sea, el pedido de arresto se satisface de forma incondicional y es 
	legitimado por los demás países, sin entrar a analizar la legalidad del 
	mismo ni su conformidad con los principios de un Estado de derecho.
	
	La orden de arresto europea debía entrar en vigor el 1º de enero de 2004. 
	
	
	 
	
	Aprobada a nivel de la Unión Europea y ya incorporada a la mayoría de las 
	legislaciones nacionales, esta medida estaba tardando sin embargo en entrar 
	en funcionamiento. Una de las primeras consecuencias de los atentados 
	cometidos en Madrid el 11 de marzo fue el fin de la resistencia que aún se 
	mantenía a la utilización de la orden de arresto europea así como el 
	recrudecimiento de medidas incontrolables, adoptadas en el marco de la 
	cooperación judicial y policial entre los países europeos.
	
	Es de temer entonces una aceleración del proceso de suspensión de las 
	garantías constitucionales, ya en marcha después del 11 de septiembre. Las 
	primeras medidas en ese sentido tienen que ver con el fortalecimiento de la 
	cooperación policial y judicial. 
	
	 
	
	Una “capacidad de inteligencia” tendrá como 
	función el análisis de los datos de inteligencia proporcionados por los 
	servicios secretos y los cuerpos policiales de los Estados miembros.
	
	Se trata también de adoptar legislaciones que permitan que los 
	investigadores de varios países puedan trabajar en equipos comunes y de 
	ratificar una convención de ayuda mutua judicial en materia penal. También 
	se prevé favorecer los intercambios de datos: huellas digitales y 
	características biométricas.
	
	El Consejo de Jefes de Estado y de gobierno también quiere llegar, antes de 
	2005, a la instauración de pasaportes y de documentos de identidad que 
	contengan datos tales como la fotografía del iris del ojo y las huellas 
	digitales. Las compañías aéreas también estarían obligadas a comunicar a las 
	autoridades aduanales y policiales europeas un conjunto de informaciones 
	sobre sus pasajeros. Esta medida ya estaba en funcionamiento, para proveer 
	información a las autoridades americanas, en los vuelos transatlánticos.
	
	Todas estas medidas, como los pasaportes o documentos de identidad que 
	incluyen un chip electrónico con datos biométricos, están en discusión desde 
	hace tiempo. 
	
	 
	
	Los atentados son simplemente una oportunidad para eliminar la 
	resistencia ante esas medidas liberticidas. Pero si las aplicamos a los 
	atentados de Madrid, la eficacia de esas medidas resulta altamente 
	discutible ya que las personas arrestadas estaban viviendo en España desde 
	mucho antes y no viajaban a través de fronteras.
	
	Por lo tanto, no podían ser detectadas a través de esos medios. 
	
	 
	
	Sin embargo, 
	esas medidas son perfectamente adecuadas para un manejo policial de las 
	poblaciones. 
	
	 
	
	La organización
	Statewatch ha demostrado que entre las 57 
	medidas previstas por el Consejo de Jefes de Estado y de gobierno reunido 
	los días 25 y 26 de marzo de 2004, hay 27 proposiciones que no tienen nada o 
	muy poco que ver con el terrorismo.
	
		
		"El objetivo de esas disposiciones no es 
		garantizar la vigilancia de determinados grupos sino la vigilancia sobre 
		la población a través del control de las comunicaciones" [42].
	
	
	Jean-Claude Paye demuestra que este control sobre la población se realiza 
	para informar no sólo a las instituciones de los Estados miembros de la 
	Unión Europea sino también a las autoridades estadounidenses. 
	
		
		«El desarrollo 
	de la cooperación transatlántica en el marco de la lucha contra el 
	terrorismo revela el carácter orgánico del derecho penal en la formación de 
	la estructura imperial.
		
		
La Unión Europea se somete a la hegemonía estadounidense en materia de 
	organización del control de las poblaciones. En cuanto a Estados Unidos, sus 
	exigencias tienen que ver más bien con la capacidad de sus instituciones 
	policiales o judiciales para evadir las estructuras formales de los poderes 
	ejecutivos y judiciales europeos.» [43]
	
	
	 
	
	 
	
	La «guerra contra el terrorismo» se extiende a África
	
	
	El general Jones, comandante supremo de la OTAN y además gran jefe de las 
	fuerzas estadounidenses en Europa (EuCom), se da a la tarea de crear un 
	comando ad hoc para las fuerzas estadounidenses en África (AfriCom). Para 
	justificar ese despliegue, que inquieta a los africanos, Jones no pierde 
	ocasión de denunciar el peligro terrorista en ese continente. 
	
	 
	
	
	Esa misma 
	argumentación servirá para meter a la OTAN en África. Es importante observar 
	que la extraña decisión del Tribunal Supremo de atribuir los atentados de 
	Madrid a terroristas islámicos no vinculados a Al Qaeda favorece esa 
	perspectiva ya que esos islamistas son originarios del norte de África.
	
	Durante su gira africana de julio de 2003, el presidente 
	Bush 
	advierte: 
	
		
		«No 
	dejaremos que los terroristas amenacen a los pueblos africanos, ni que 
	utilicen África como base para amenazar el mundo» [44]. 
		
	
	
	
	Los responsables 
	estadounidenses multiplican las declaraciones en las que afirman que Al Qaeda se ha implantado en el desierto del Sahel, lo cual ponen en duda 
	numerosos observadores. 
	
	 
	
	
	A principios de marzo de 2004 es el comandante en 
	jefe adjunto de las fuerzas estadounidenses en Europa (EuCom, que también 
	supervisa África en ese momento) quien advierte que miembros de Al Qaeda 
	están tratando de establecerse, 
	
		
		«en la parte norte de África, en el Sahel y 
	el Magreb. Están buscando un santuario como en Afganistán, cuando los talibanes estaban en el poder. 
		Necesitan un lugar estable para equiparse, organizarse y reclutar nuevos 
		miembros» [45].
	
	
	
	Los días 23 y 24 de marzo de 2004 una reunión sin precedente de los jefes de 
	los estados mayores de 8 países del norte de África y del Reino Unido tiene 
	lugar en la sede del EuCom, en Stuttgart, por iniciativa de Estados Unidos. 
	
	
	 
	
	
	En aquel momento todas las miradas se dirigían hacia el norte de África, 
	particularmente hacia Marruecos, donde el GICM (Grupo Islámico Combatiente 
	Marroquí) es considerado sospechoso de encontrarse detrás de los atentados 
	de Madrid.
	
	Se decide la puesta en práctica del 
	
	TSCTP (trans-saharian counterterrorism 
	partnership), ambicioso plan de entrenamiento de los ejércitos africanos 
	para la lucha antiterrorista por parte de Estados Unidos [46]. Estos planes 
	de entrenamiento permiten a Estados Unidos establecerse en suelo africano 
	dirigiendo discretamente los ejércitos locales. 
	
	 
	
	
	La selección de esta 
	estrategia de despliegue responde a la necesidad de disminuir las pérdidas 
	militares causadas por las invasiones de Afganistán e Irak.
	
	Los atentados de Madrid se produjeron en el momento preciso para que 
	Washington y Londres impusieran el TSCTP a esos 8 países africanos. Los 
	atentados habían creado un clima de incertidumbre debido esencialmente a un 
	rumor que anunciaba el próximo desembarco del ejército estadounidense en el 
	norte de África, como en las invasiones de Afganistán y de Irak.
	
	
	
	Varios periódicos españoles, argelinos y marroquíes alimentaban aquel rumor, 
	que resultaría falso [47].
	
	Por ejemplo, el importante diario español La Razón escribía el 21 de marzo 
	de 2004: 
	
		
		«Unidades de las fuerzas especiales estadounidenses y tropas 
	militarizadas de la CIA se esperan en los próximos días en la región del Sahel (norte del Sahara). Participarán en la mayor operación antiterrorista 
	realizada por Estados Unidos desde la guerra de Irak. Se prevé que los 
	combates duren varias semanas. 
		 
		
		Los ejércitos de los países de la zona, que 
	ya han aceptado abrir su espacio aéreo a la US Air Force, participarán en 
	los combates bajo las órdenes de los estadounidenses (…)
El comienzo de la operación militar, decidido como consecuencia de los 
	atentados de Madrid el 11 de marzo pudiera coincidir con (…) el 26 de marzo 
	próximo» [48]. 
	
	
	
	Este rumor de desembarco tiene toda la apariencia 
	de una maniobra de intoxicación tendiente a forzar la mano a los dirigentes 
	africanos sobre la cuestión del TSCTP.
	
	
	La llegada de consejeros militares estadounidenses y británicos podía en 
	efecto parecer a los dirigentes africanos un mal menor, comparada con un 
	desembarco del ejército estadounidense en sus países.
	
	En todo caso, la OTAN como tal no quiso implicarse en el TSCTP. Fue 
	solamente a partir de 2005 que los Estados miembros aceptaron enviar tropas 
	a África, en apoyo a las operaciones de la Unión Africana en Sudán y 
	Somalia. 
	
	 
	
	Los atentados de Madrid, presentados como un castigo contra Aznar 
	por su implicación en la guerra de Irak (lo cual fue desmentido mucho más 
	tarde por la justicia), permitieron integrar indirectamente la guerra contra 
	Irak a la «guerra contra el terrorismo» en lógica continuación a las 
	mentiras que el secretario de Estado Colin Powell profiriera en su discurso 
	ante el Consejo de Seguridad de la ONU [49].
	
	
	En cuanto a la ola de atentados islámicos en Europa, 
	
	esta se interrumpió con 
	la operación frustrada en Barcelona, en enero de 2008 [50].
	
	 
	
	 
	
	
	Conclusión
	
	Al término de este análisis podemos afirmar que la decisión del Tribunal 
	Supremo [español] no responde a la realidad sino a exigencias políticas. 
	
	
	 
	
	Elementos del aparato estatal español intervinieron para falsificar 
	elementos probatorios y orientar la investigación hacia una pista 
	prefabricada, la pista islamista. Los atentados fueron perpetrados por una 
	organización militar que disponía de cómplices dentro del aparato del 
	Estado.
	
	La OTAN, cuyo pasado terrorista está fehacientemente demostrado, disponía 
	del conocimiento, de los medios logísticos y tenía además un móvil para 
	realizar esa operación. 
	
	
	 
	
	Si se abriera una nueva investigación judicial, el 
	sospechoso principal debería ser la 
	
	OTAN.
	
	
	
	
	
	Referencias
	
		
		[1] «11 de marzo de 2004 en Madrid: ¿fue 
		realmente un atentado islamista?», por Mathieu Miquel, Réseau Voltaire, 
		19 de octubre de 2009.
		[2] La Manipulation: Madrid, 11 mars, por Jean Chalvidant, ediciones 
		Cheminements, 2004. El autor ha presentado sus argumentos en su blog.
		[3] Sitio de la revista Le Meilleur des mondes.
		[4] «Los trucos de la Foundation for the Defense of Democraties», Red 
		Voltaire, 18 de agosto de 2005.
		[5] Cf. primer número de la revista.
		[6] Veredicto de apelación del juicio sobre los atentados, páginas 
		581-582.
		[7] Fernando Mugica, autor de unos 40 artículos intitulados «los huecos 
		negros del 11 de marzo» publicados en el diario español El Mundo, es el 
		precursor de la crítica de la versión oficial en la prensa. Aunque nunca 
		se ha inclinado por una pista en particular, Mugica escribió el 11 de 
		marzo de 2005 en su artículo intitulado «Las piedras de Pulgarcito»: «El 
		trabajo de campo efectuado para un amigo, escritor de éxito, en torno a 
		una posible novela me llevaron a investigar a finales del otoño de 2003 
		todos los datos que rodeaban a los atentados del 11-S en Estados Unidos 
		(…) No voy a desvelar mis conclusiones sobre el 11-S, pero sí puedo 
		afirmar que sin ese trabajo nunca hubieran surgido los agujeros [negros 
		del 11 de marzo].»
		[8] Ernesto Mila defiende esta tesis en su libro 11-M los perros del 
		infierno (Pyre, 2004) donde ofrece además un testimonio desde dentro de 
		los medios de extrema derecha sobre la estrategia de la tensión que se 
		puso en práctica durante la guerra fría.
		[9] Bruno Cardeñosa ha escrito también sobre las falsedades del 11 de 
		septiembre, ver «Periodistas españoles afirman que ningún avión se 
		estrelló en el Pentágono», por Sandro Cruz, Red Voltaire, 13 de 
		septiembre de 2004.
		[10] Testimonio de este agente de la policía científica durante el 
		juicio, testigo protegido 17054, 3 de mayo de 2007.
		[11] Así lo hizo el diario El País, en sus ediciones de los días 13, 14, 
		19 y 24 de marzo de 2004.
		[12] «Historia de la mochila numero 13», por Luís del Pino, El Mundo, 19 
		de marzo de 2006.
		[13] «An American Connection», por Michael Isikoff, Newsweek, 17 de mayo 
		de 2004.
		[14] Ibid. y «Arrest in Bombing Inquiry Was Rushed, Officials Say», por 
		Sarah Kershaw y David Johnston, New York Times, 8 de mayo de 2004.
		[15] Los enigmas del 11M, por Luís Del Pino, (Ediciones Libroslibres, 
		2006), capítulo 11 «Atando cabos».
		[16] Testimonio de uno de los mineros durante el juicio, testigo 
		protegido 54868, 19 de marzo de 2007.
		[17] Acta de inculpación del juicio sobre los atentados, página 4.
		[18] Acta de inculpación del juicio sobre los atentados, página 53.
		[19] «La police allemande déjoue une tentative d’attentat états-unienne 
		contre le G8», (La policía alemana neutraliza un atentado estadounidense 
		contra la reunión G-8) Réseau Voltaire, 11 de junio de 2007.
		[20] «11-M Claves de una conspiracion», por Bruno Cardeñosa (Espejo de 
		tinta, 2004), página 123.
		[21] Su retrato: «Capitaine Eric H. May», por Alan Miller, Réseau 
		Voltaire, 9 de junio de 2009.
		[22] «False Flag Prospects, 2008 - Top Three US Target Cities», por Eric 
		H. May, Globalresearch.ca, 23 de febrero de 2008.
		[23] «Londres: ¡la misma situación se desarrollaba simultáneamente en 
		forma de ejercicio!» y «Ejercicios de simulación que facilitan 
		atentados», Red Voltaire, 13 de julio y 13 de septiembre de 2005.
		[24] Comunicado de prensa de la OTAN, 1º de marzo de 2004.
		[25] «La OTAN simuló un atentado en Europa con 200 muertos», por Carlos 
		Segovia, El Mundo, 14 de marzo de 2004.
		[26] «La CIA "directement responsable" des "restitutions 
		extraordinaires" de prisonniers en Europe, selon les députés européens», 
		Réseau Voltaire, 14 de junio de 2006.
		[27] «La investigación halla en los vuelos de la CIA decenas de 
		ocupantes con estatus diplomático», por Andreu Manresa, El País, 15 de 
		noviembre de 2005.
		[28] Allégations de détentions secrètes et de transferts illégaux de 
		détenus concernant des États membres du Conseil de l’Europe, informe del 
		senador Dick Marty al Consejo de Europa, Réseau Voltaire, 12 de junio de 
		2006. Ver la parte intitulada «La "toile d’araignée" mondiale».
		[29] «El Diario de Mallorca gana el premio Ortega y Gasset de 
		periodismo», Cadena Ser, 12 de abril de 2006, la grabación de esta 
		entrevista puede escucharse a través de Internet.
		[30] «Un informe de la Eurocámara eleva a 125 los vuelos de la CIA que 
		hicieron escala en España», El Mundo, 15 de junio de 2006.
		[31] «La investigación halla en los vuelos de la CIA decenas de 
		ocupantes con estatus diplomático», por Andreu Manresa, El País, 15 de 
		noviembre de 2005.
		[32] «Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia», 
		por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de julio de 2001.
		[33] «Les Armées secrètes de l’OTAN», por Daniele Ganser (Demi-lune, 
		2007). Este libro está siendo publicado en forma seriada a través de la 
		Red Voltaire.
		[34] «Les Armées secrètes de l’OTAN», por Daniele Ganser (Demi-lune, 
		2007), capítulo 7.
		[35] Sitio oficial del CC-Land-Madrid.
		[36] «Defensa rechaza que los servicios secretos de EE UU actúen por su 
		cuenta en suelo español», 16 de abril de 2006, y «España autorizará a 
		los espías de EE UU a actuar bajo supervisión en territorio nacional», 
		18 de febrero de 2007, por Miguel González, El País. Es de notar que, 
		durante el periodo 2004-08, Estados Unidos firmó numerosas convenciones 
		con sus aliados para que los servicios secretos estadounidenses puedan 
		actuar a sus anchas en dichos Estados. Ver, por ejemplo, en el caso de 
		Francia: «Francia autoriza a los servicios de Estados Unidos a actuar en 
		su territorio», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de mayo de 2005.
		[37] El general Jones, quien rechazó dos veces el puesto de secretario 
		de Estado en la administración Bush, ha sido nombrado consejero de 
		seguridad nacional de la administración Obama.
		[38] El embajador Burns, actualmente en un semiretiro, es hoy en día 
		centro de una polémica. Según una serie de documentos publicados por el 
		movimiento Hamas, Burns fue uno de los principales organizadores del 
		envenenamiento del presidente palestino Yaser Arafat.
		[39] Peter Ricketts, ex presidente del Comité Conjunto de Inteligencia, 
		ha sido nombrado secretario general del Foreign Office.
		[40] «Attentats de Londres: le rapport officiel écarte la piste "Al 
		Qaïda"», Réseau Voltaire, 10 de abril de 2006.
		[41] «Londres vuelve a la "estrategia de la tensión"», por Thierry 
		Meyssan; «Atentados de Londres: Rachid Aswat es un agente británico», 
		Réseau Voltaire, 15 de julio de y 8 de septiembre de 2005.
		[42] «La Fin de l’État de droit», por Jean-Claude Paye (La Dispute, 
		2004), desde la página 13 hasta la 15.
		[43] Ibid, page 12.
		[44] «Activisme militaire de Washington en Afrique», por Pierre 
		Abramovici, Le Monde Diplomatique, julio de 2004.
		[45] «Enquête sur l’étrange "Ben Laden du Sahara"», por Salima Mellah y 
		Jean-Baptiste Rivoire, Le Monde Diplomatique, febrero de 2005.
		[46] Presentación del TSCTP en el sitio web del comando de las fuerzas 
		estadounidenses en África.
		[47] Ver especialmente los artículos «Des soldats US dans le Sahel», por 
		Lounés Guemache en el diario argelino Liberté, 17 de marzo de 2004; 
		«EEUU lanza en el Sahara una gran operación antiterrorista tras los 
		atentados del 11-M», por Pedro Canales, La Razón, 21 de marzo de 2004; 
		«Les USA se préparent à mener une grande opération contre le terrorisme 
		au sud du Sahara» en el diario marroquí Al Ahdath al Maghribiya, 22 de 
		marzo de 2004.
		[48] «EE UU lanza en el Sahara una gran operación antiterrorista tras 
		los atentados del 11-M», por Pedro Canales, La Razón, 21 de marzo de 
		2004.
		[49] «Discours de M. Powell au Conseil de sécurité de l’ONU» (Discurso 
		de Colin Powell en la ONU), Réseau Voltaire, 11 de febrero de 2003.
		[50] «De cómo los servicios secretos españoles de Zapatero impidieron 
		una nueva ola de atentados de Al Qaeda-CIA en Europa», por Thierry 
		Meyssan, Réseau Voltaire, 8 de febrero de 2008.
		
		 
	
	
	
	
	 
	
	 
	
	
	
	
	
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