Vacunación - La Verdad Oculta

 

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Antivariólica (Variolea Vaccínea)
El nacimiento del fraude
Fuente: Libre Vacunación

 

 

 

En mayo de 1796, Edward Jenner, en base a la “superstición que existía entre las mujeres lecheras de Gloucestershire, según la cual toda persona que hubiera tenido viruela de la vaca jamás padecería viruela”, inoculó a un niño llamado James Phillips con la linfa de una pústula de viruela de la vaca, hallada en la mano de una ordeñadora.

“Fue sobre la base de este único experimento que Jenner lanzó su descubrimiento al mundo, afirmando que la viruela de la vaca era un profiláctico contra la viruela, y para dar un tono científico a su anuncio denominó a la viruela de la vaca con el nombre de “Variolae Vaccinae” (viruela de la vaca)… parecería poco creíble la idea de que en todas de facultades de médicos y cirujanos se hayan tragado la teoría presentada por un boticario de campo sin título, en base a un experimento de escasa seriedad”

Sin embargo, existía una muy buena razón que explicaba el apuro de los médicos por aferrarse a un mito infundado y prodigar elogios, crédito y dinero - 30.000 libras que a fines del siglo XVIII significaban una gran fortuna - al emprendedor Jenner.

 

Anteriormente la Facultad Real de Medicina había declarado, en un intento por proteger su inoculación de la crítica extranjera, que:

“cuenta con la mayor estima de los ingleses quienes la practican entre ellos de manera más extensiva que antes… la facultad la considera altamente saludable para la raza humana.”

Sin embargo, en 1838 surgió una nueva violenta epidemia de viruela a causa de la inoculación, las autoridades habían finalmente visto suficiente; la práctica fue prohibida bajo amenaza de prisión en el año 1840. Esto hirió el orgullo y redujo la valiosa fuente de ingresos de los médicos; situación que deseaban revertir lo más pronto posible.

 

El anuncio de Jenner les dio la oportunidad.

“Las autoridades médicas que habían solemnemente recomendado a la inoculación como beneficiosa habían sido obligadas a admitir que la misma estaba difundiendo la viruela e incrementando los casos de muertes.

 

Los médicos estaban, por consiguiente, contentos de dar la bienvenida a lo que supuestamente era un proceso no infeccioso por el cual tanto se había bregado… desde esa época el gobierno protegió a la vacunación de cuestionamientos y críticas. No se consideraron los fracasos y se aceptaron las estadísticas confusas”.

Nada cambia.

La vacuna contra la viruela se obtiene rasurando el vientre de los terneros y luego realizando largos cortes en la piel, donde se frotan los cultivos de viruela.

 

Comienza la fiebre y las heridas empiezan a supurar; se forman escaras encima de la reserva de veneno, a la vez que se impide al animal enfermo e inmovilizado lamer la herida para aliviar el intenso sufrimiento. Después de seis días el ternero es atado a una mesa de operaciones, se sujetan las vesículas y se raspa la mezcla de piel, carne, pus, sangre y pelo, se la mezcla, tamiza y se la coloca en recipientes.

Después de inyectarse esta poción en la piel de los niños de la nación fue que comenzó la epidemia de viruela más grande jamás conocida en el Reino Unido: con un pico de 42.000 muertes en 1871/2 solamente.

La línea en el gráfico de muertes por viruela, podría haber desaparecido hacia 1870, permanecía en el mismo lugar en la década de 1920, dado que el aislamiento finalmente derrotó a la plaga creada por la propia medicina.

 

 

 

 

Después del fiasco inducido por la vacuna, en la ciudad de Leicester se rechazó la vacunación y decidió confiar en la higiene y la sanidad.

 

En 1892/3 Leicester tenía 19,3 casos de viruela cada 10.000 habitantes, Warrington - con 99,2% vacunados - tenía 123,3 casos. El índice de mortalidad de Warrington era más de 8 veces superior al de Leicester. (Wallace: The Wonderful Century, 1898)

 

Dewsbury también rechazó la vacunación y, junto con Leicester tuvieron las tasas de mortalidad más bajas del país.

“Recuerdo a Sheffield y su epidemia de 1887/8. No menos del 98 por ciento de la población había sido vacunada… los vacunadores públicos nuevamente habían conseguido una cosecha mucho mayor en bonificaciones por el “éxito de vacunación” que los de cualquier otra ciudad y aún contaban con 7.000 casos de viruela que se originaba y persistía en un área insalubre de 175 acres con sumideros de desagües conocida como The Croft.

La profesión médica inútilmente llamaba a “vacunar” y “re-vacunar”, como si el publico no hubiera tenido ya suficiente. Finalmente, las compuertas del cielo se abrieron piadosamente y las copiosas lluvias lograron lo que 56.000 vacunas no habían conseguido…

Recuerdo el caso de un hombre adulto que entrevisté… Él había sido vacunado en la infancia, tuvo viruela a los ocho años y fue posteriormente re-vacunado tres veces. El hombre murió a causa de la viruela… cuando se publicó el informe oficial… dado que tenía una erupción tan seria que le cubría las marcas de la vacunación, se lo declaró “no vacunado”.

En 1903 Estados Unidos tomó las Filipinas e instauró una dictadura militar:

“Lo primero que hizo el régimen americano fue poner en marcha una campaña de vacunación para todo el país. Los filipinos habían sido hasta ese entonces un pueblo saludable que tenía una vida simple, feliz en las selvas tropicales con aire puro, aguas limpias, y alimentos naturales… la viruela era prácticamente desconocida…

“Ellos no querían vacunarse, pero fueron rodeados… y transportados a los centros de vacunación donde se les administraron las inyecciones de veneno… la primera gran epidemia fue en 1905… una epidemia continua… hasta 1923 cuando el General Woods comenzó a eliminar las denuncias haciendo creer que finalmente había conquistado a la viruela y terminado con el flagelo…”

“En las remotas islas… los Filipinos tenían más posibilidades de esconderse… en las ciudades la epidemia alcanzó el punto de máximo desastre.

Después de 15 años de vacunación intensiva se registraron 47.000 casos y 16.000 muertes sólo en 1918. La viruela no fue el único efecto de la campaña de vacunación:

… en 1918/20 la malaria mató a 93.000 habitantes, la gripe a 91.000, la tuberculosis a 80.000… disentería, cólera y fiebre tifoidea juntas… 70.000 habitantes.”

Como beneficio adicional:

”No había habido un solo caso de lepra en toda la isla de Hawaii antes de que llegara la noble tarea de Jenner. Para la década del noventa, 10 por ciento de los nativos eran leprosos."

Para testear la efectividad de la inmunidad natural versus la vacunación, el personal no vacunado de la clínica naturopática Kingston de Edinburgh invitó a seis médicos a permanecer con ellos en una unidad de aislamiento con viruela.

Los médicos hicieron bien en no aceptar el desafío.
 

 

 


Índices de mortalidad por viruela - por millón - Inglaterra y Gales

Los promotores de la vacunación no tienen problema con este gráfico.

El “gráfico no dice nada salvo que hubo una epidemia de viruela en 1870/71″.

Dr. W.F. Bynum del Wellcome Institute para la (versión Wellcome de la) Historia de la Medicina:

Los casos de viruela “que sí ocurrieron se dieron casi siempre en personas no vacunadas”.

Fenner et al “La viruela y su erradicación” 1988

Para los que quieran profundizar más, sobre este interesantísimo tema, recomiendo que visiten la página Libre Vacunación.