Imprescindible ver el documental griego "Debtocracy" (Deudocracia) de Katerina Kitidi y Aris Chatzistefanou sobre la deuda y la crisis económica.
Es de 2011 y no sé cómo no lo había visto todavía. Repasa cómo Grecia ha ido engordando su deuda hacia delante durante décadas. Allí también se da la simiocracia.
Siguiente pregunta, no responden...
Mientras en Madrid
siguen soñando con el sueño olímpico. Más bien debería ser la pesadilla
olímpica.
En Grecia ha
habido 1.800 suicidios en los últimos dos años según declaró el candidato de
izquierda a las elecciones de hoy 17 de junio, Syriza, a "En Días Como Hoy"
de RNE.
A lo
largo de la historia se han perdonado deudas en muchos países. "Deudocracia"
recuerda que Estados Unidos al arrebatar Cuba a España no quiso su deuda. Lo
mismo ocurrió en Iraq cuando la invasión de 2003.
Pero cuando quedan pocas empresas por privatizar, como en España, ¿qué hacemos? ¿Empezar a cobrar el aire que respiramos?
Recorren el mundo de la
mano de la extrema austeridad y la privatización de los recursos públicos en
el documental, la precariedad hace el resto.
por Gerardo Pisarello Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona 01 Junio 2012 del Sitio Web NuevaTribuna
La categoría pretendía reflejar el nuevo tipo de régimen que la financiación del capitalismo estaba generalizando en Europa: el gobierno de los acreedores. Un puñado de tenedores de deuda capaz de imponer su voluntad a la de millones de personas. El trabajo reunía varias virtudes.
De entrada, mostraba cómo el crecimiento desorbitado de la deuda pública en Grecia obedecía, sobre todo, a los subsidios y privilegios fiscales otorgados a una minoría en detrimento de los intereses del grueso de la población.
El documental mostraba de manera cruda cómo
estas políticas habían contado con el beneplácito de gobiernos colonizados
por grandes grupos inversores, como Golmand Sachs. Y cómo estos se habían
servido para sus políticas de todo tipo de intermediarios privados y
públicos: agencias de rating, bancos centrales, órganos de regulación que no
regularon.
El neologismo juega con dos palabras: catástrofe y troika, en referencia al temible trío integrado por el Fondo Monetario Internacional, la Comisión europea y el Banco Central Europeo. Lo que se intenta transmitir es igualmente claro. Cómo las políticas de ajustes que se imponen a Grecia y a otros países de la periferia europea para satisfacer los intereses especulativos de los grandes acreedores conducen rectamente a la catástrofe social.
El documental se centra en las privatizaciones de bienes y servicios públicos. Y explica con gran eficacia cómo forman parte de una estrategia que no es nueva. Que lleva aplicándose con ferocidad desde hace décadas.
Para ello se remite al Reino Unido de Thatcher y Blair y a la Rusia de Yeltsin. A California, a París, a Buenos Aires y a La Paz. Al caso de los ferrocarriles, del agua, de la electricidad, de la educación y la sanidad públicas. Desde esa perspectiva, a lo que se asistiría ahora sería a una radicalización de este proceso privatizador iniciado en los años setenta del siglo pasado.
Una radicalización que coincide con una
acumulación aplastante de poder por parte de una oligarquía especulativa que
cuenta con un férreo respaldo institucional y mediático. A más deudocracia,
mayor catastroika.
Es una vía vertiginosa a la erosión del principio democrático y del Estado de derecho. Que este proceso pueda conducir a alguna variante de dictadura es todo menos una quimera. Ahí está el ejemplo del Chile de Pinochet.
En Estados Unidos y Europa no parece haberse
llegado a esos extremos. Pero si se atiende a la creciente criminalización
de la protesta, al aliento de la xenofobia, al reforzamiento del Estado de
policía y a la militarización, incluso, del espacio público, el horizonte es
inquietante.
El documental griego no duda en señalar una prioridad: detener el perverso chantaje que pide más ajustes, más rescates y nuevos recortes.
Y para eso propone un camino: remover la opacidad con la que funciona este mecanismo. Dejar claro el origen, la composición y las condiciones de reproducción de la deuda. Deslindar la pública de la privada.
Distinguir la deuda de las familias de aquella
generada por operaciones financieras (o inmobiliarias, como en el caso
español) claramente fraudulentas. Y rechazar aquellos pagos cuya
ilegitimidad no pueda probarse.
En ellos, la sociedad civil, los movimientos sociales, presionaron para que la deuda de sus países - o al menos una parte de ella - fuera considerada “odiosa”.
La Unión Europea atenazada por los intereses de la gran banca alemana parece lejos de este escenario. Pero algunas experiencias indican el camino. En Islandia, la población impuso un referéndum para no pagar la deuda generada por unas pocas entidades financieras. Y consiguió sentar en el banquillo a algunos banqueros y políticos.
En Grecia, los movimientos sociales y sindicales griegos han impulsado un comité de auditoría de la deuda.
ATTAC y otras organizaciones sociales están proponiendo que estos comités se expandan por toda Europa. Rechazar la deuda ilegítima, escalonar el pago del resto y revertir las regresivas políticas fiscales y de privatización hoy en marcha es fundamental para frenar el colapso social que se avecina.
Porque lo que está en juego no es sólo la supervivencia de algunos derechos sociales básicos. Es la disputa entre democracia y deutocracia, entre democracia y catastroika.
O, como dicen los indignados, entre la libertad real, para todos, o la servidumbre indefinida a manos de un puñado de poderes financieros y económicos y de sus intermediarios políticos.
Madrid
25 Octubre 2011
Los economistas neoliberales repiten sin cesar este mantra, pero existen visiones alternativas.
Como la de Leonidas Vatikiotis, periodista especializado en política exterior, doctor en economía, asesor del documental Debtocracy (Deudocracia) y uno de los impulsores de la Comisión por la Auditoría de la Deuda Griega.
Vatikiotis subraya que la crisis de la deuda helena la han creado las clases dominantes de este país, mientras que la sufren las clases populares, sometidas a draconianos planes de austeridad.
Invitado por el grupo de Deuda Externa de ATTAC, el economista ha detallado en Valencia los factores que explican la crisis del endeudamiento griego.
Además de un principio general, la caída de los ingresos de los estados por la crisis, que afecta a la mayoría de los países,
Además,
Y ante esta realidad, la Troika (Banco Central Europeo; Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea),
La respuesta en las plazas griegas se hace oír de manera contundente al grito de,
Otro capítulo que genera deuda estatal y que suele obviarse es el gasto militar:
El ingreso en el Mercado Común, y después en la Unión Europea, introduce otro elemento de quiebra en la economía griega, a juicio de Vatikiotis, que se traduce - según el periodista - en la pérdida de 100.000 puestos de trabajo sólo en la industria manufacturera.
A ello deben agregarse los efectos perversos de la Política Agraria Común (PAC) de la UE y el corsé que supone la moneda única, que priva de la posibilidad de la devaluación para estimular el comercio exterior.
Es ésta precisamente la cuestión que ocupa los trabajos de la Comisión por la Auditoría de la Deuda Griega.
Primero,
Además, desde la década de los 90, los países de la periferia europea - incluido Grecia - pagaron a los denominados mercados cuatro veces más por los préstamos que Alemania o Estados Unidos, por el "riesgo superior" que representaba la adquisición de bonos de países con economías más vulnerables.
El análisis de la deuda irlandesa ofrece, por su paralelismo con la de Grecia, más argumentos para cuestionar los pagos de la deuda.
Buena parte de los bonos públicos - según Leonidas Vatikiotis - se hallan en manos de especuladores y fondos de alto riesgo.
Es decir,
Un negocio redondo.
Los datos avalan el grueso calibre de la afirmación:
La pomposa Troika, los gobiernos y los medios oficiales ocultan asimismo que, al margen de la implementación de auditorías sobre su legitimidad, Grecia ya ha pagado sus deudas.
El economista ha detallado que sólo los intereses abonados en las últimas dos décadas suponen más del 200% de la deuda griega actual (sólo en 2012, el pago de intereses representará el 9% del PIB del país heleno).
Más aún, lo cierto es que la deuda griega se ha disparado
coincidiendo con los planes de rescate: hace dos años la deuda griega
representaba el 115% del PIB, mientras que en 2012 (según las previsiones
del FMI) se elevará al 189% del producto interior bruto.
Ni, por supuesto, el fondo, que ha dado lugar a un escenario trágico, más
allá del reflejado en Debtocracy, y fuente de materiales para un segundo
documental en el que Leonidas Vatikiotis ya colabora:
Katastroika.
En Grecia puede apreciarse cómo se han unido las élites económicas.
Desde la banca, hasta los especuladores o la gran industria, todos han coincidido en que la única salida para la economía griega consiste en la intervención exterior y los planes de ajuste. Por razones obvias.
En los tres países en los que se han aplicado estrategias de rescate, se ha producido - según Eurostar - una reducción en los costes de la mano de obra, explica Vatikiotis. Al final casi siempre emerge una antigua cuestión: la lucha de clases.
El economista, sin embargo, no ha evitado concluir con una invitación a la esperanza:
por jacocar2 May 25, 2011
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