por Paul Krugman traducción para www.sinpermiso.info, Mínima Estrella
Se asombra Mark Thoma del evidentemente intenso deseo de Raghuram Rajan de hallar algún argumento, cualquiera, en favor del incremento de los tipos de interés, aun cuando el desempleo está cerca del 10%.
Como bien observa, Rajan se limita a argüir que
la Reserva Federal estadounidense debería amentar los tipos porque el
desempleo es bajo en Brasil.
No creo que yo que se pueda recurrir aquí a
argumentos de lucha de clases. Lo que yo creo que estamos asistiendo a la
profunda seducción que sobre los economistas (y otros) ejercen lo que bien
podríamos llamar posiciones de dureza intelectual a favor de infligir daño a
la economía (y a la población que la compone).
Escribiendo sobre el peculiar atractivo ejercido por la teoría económica clásica, aun en un mundo en que ésta había fracasado manifiestamente, observó esto:
Algo parecido, creo yo, está pasando ahora.
Las urgencias a la austeridad y al dinero
difícil dan la sensación de coraje, rigor mental y virtud; permite a los
economistas que las hacen adoptar la pose de personas serias que se
mantienen firmes ante los chicos del dinero fácil.
Pero lo llamativo es que, en los tres
casos aquí mencionados, se trata de economistas con mucha preparación - es
decir, de gentes que han empleado toda su vida en construir argumentos
cuidadosamente fundados en modelos - que se sirven de argumentos sin
fundamento ninguno en modelo divisable alguno.
En un tiempo en el que necesitamos de verdad claridad intelectual, lo que hacen es, al revés, aumentar el oscurantismo intelectual prevalente.
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