por Alexander Berzin
Mayo 2003

revisado Diciembre 2003

del Sitio Web BerzinArchives
traducción de Luis Javier Jiménez Ordas

Versión en ingles

 

 

Introducción

Muchos miembros de alto rango del régimen nazi, incluyendo a Hitler, pero especialmente Himmler y Hess, mantuvieron enrevesadas creencias ocultistas.

 

Motivados por tales creencias, los alemanes enviaron una expedición a Tibet entre 1938 y 1939 ante la invitación del gobierno tibetano a asistir a las celebración de Losar (Año Nuevo).

Tibet había sufrido durante mucho tiempo los intentos de anexión por parte de China y el fracaso británico por evitar la agresión o de proteger a Tibet. Bajo el mandato de Stalin, la Unión Soviética persiguió encarnizadamente el budismo, específicamente su forma tibetana, que se practicaba dentro de sus fronteras, y en su país limítrofe, la República Popular de Mongolia (Mongolia Exterior).

 

Como contrapartida, Japón apoyaba al budismo tibetano en la Mongolia Interior, que se había anexado como parte de Manchukuo, su “estado de paja” en Manchuria. El Gobierno Imperial, al proclamar que Japón era Shambala, trataba de ganar el apoyo de los mongoles bajo su gobierno para invadir la Mongolia Exterior y Siberia y así crear una confederación pan-mongola bajo la protección japonesa.

El gobierno tibetano, en vista de la inestable situación regional, estaba explorando la posibilidad de también obtener la protección de Japón. Alemania y Japón habían firmado un pacto en contra de la organización comunista internacional en 1936, declarando así su mutua hostilidad hacia la expansión del comunismo internacional.

 

La invitación para la visita de una delegación oficial de la Alemania nazi fue hecha en este contexto.

 

En agosto de 1939, poco después de la expedición alemana a Tibet, Hitler rompió su acuerdo con Japón y firmó el pacto nazi-soviético. En septiembre, los soviéticos derrotaron a los japoneses que habían invadido la Mongolia Exterior en mayo. Posteriormente, no llegó a concretarse nada de ese contacto entre el gobierno tibetano con los japoneses y los alemanes.

Varios escritores ocultistas de la postguerra han afirmado que el budismo y la leyenda de Shambala jugaron un papel importante en el contacto oficial germano-tibetano.

 

Examinemos dicha cuestión.

 

 

 


Los mitos de Thule y vril

El primer elemento de las creencias ocultistas nazis provenía de la tierra mítica de Hiperbórea-Thule.

 

Tal como Platón había citado la leyenda egipcia de la isla sumergida de la Atlántida, Herodoto mencionó la leyenda egipcia del continente de Hiperbórea en el lejano norte. Cuando el hielo destruyó esta tierra remota, su gente emigró al sur. En un escrito de 1679, el autor sueco Olaf Rubbeck identificó a los atlantes con los hiperbóreos y situó a estos últimos en el Polo Norte.

 

Según varios relatos, Hiperbórea se dividió en las islas de Thule y Última Thule, que algunas personas identifican con Islandia y Groenlandia.

El segundo ingrediente fue la idea de una tierra hueca. A finales del siglo XVII, el astrónomo británico Sir Edmund Halley sugirió por primera vez la idea de que la Tierra era hueca, consistente de cuatro esferas concéntricas. La teoría de la Tierra hueca disparó la imaginación de muchas personas, especialmente con la publicación del libro del novelista francés Julio Verne, Viaje al centro de la tierra, en 1864.

Poco después apareció el concepto de Vril. En 1871, el novelista británico Edward Bulwer-Lytton, en The Coming Race (La raza que viene), describió una raza superior, la vril-ya, que vivía bajo tierra y planeaba conquistar el mundo con vril, una energía psicoquinética.

 

El autor francés Louis Jacolliot promovió el mito en Les fils de Dieu (Los hijos de Dios - 1873) y en Les Traditions indo-européenes (Las tradiciones indo-europeas - 1876). En estos libros, vinculaba al vril con el pueblo subterráneo de Thule.

 

Los habitantes de Thule aprovecharían el poder del vril para convertirse en superhombres y dominar el mundo.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900) también enfatizó el concepto del Übermensch (superhombre) y comenzó su último trabajo, Der Antichrist (El anticristo - 1895) con la línea,

“Veámonos como lo que somos. Somos hiperbóreos. Sabemos muy bien cuán aparte vivimos”.

Aunque Nietzsche nunca mencionó al vril, en la publicación póstuma de su colección de aforismos, Der Wille zur Macht (La voluntad del poder), recalcó el papel de una fuerza interna para un desarrollo superhumano.

 

Escribió que “la manada”, refiriéndose a las personas comunes, busca seguridad dentro de sí misma creando reglas, moralidad y leyes, mientras que los superhombres cuentan con una fuerza vital interna que les conduce a ir más allá de la manada. Esa fuerza les exige y los conduce a mentir a la manada para poder permanecer independientes y libres de la “mentalidad de manada”.

En los años antes y durante la Primera Guerra Mundial, Guido von List, Jorg Lanz von Liebenfels y Phillip Stauff popularizaron la ariosofía.

 

Este movimiento mezclaba el concepto de las razas de la teosofía con el nacionalismo alemán para afirmar la superioridad de la raza aria como la base para la conquista alemana de los imperios globales coloniales de los británicos y los franceses como el gobernante legítimo de las razas inferiores. No obstante, debe señalarse que el movimiento teosófico nunca propuso sus enseñanzas acerca de las razas como justificación para afirmar la superioridad de una raza sobre otra ni previó destinar el derecho a alguna de ellas para gobernar a las demás.

En The Artic Home of the Vedas (El hogar ártico de los vedas - 1903), el antiguo defensor de la libertad India, Bal Gangadhar Tilak, añadió un detalle más al identificar la migración al sur de los habitantes de Thule con el origen de la raza aria, de tal manera que muchos alemanes a principios del siglo XX creían ser descendientes de los arios que habían migrado al sur desde Hiperbórea-Thule y que estaban destinados a convertirse en la raza suprema de superhombres mediante el poder del vril.

 

Hitler se encontraba entre ellos.

 

 

 


La Sociedad Thule y la fundación del partido nazi

Félix Niedner, el traductor alemán del Viejo nórdico Eddas, fundó la Sociedad Thule en 1910.

 

En 1918, Rudolf Freiherr von Sebottendorf estableció una sucursal en Múnich. Sebottendorf había vivido en Estambul durante varios años, donde formó una sociedad secreta en 1910, que combinaba el sufismo esotérico y la francmasonería.

 

Se basaba en el credo de los “assassins” (asesinos por motivos políticos) derivada de la secta nazarí del ismailismo islámico, que había florecido durante las Cruzadas. Durante su residencia en Estambul, Sebottendorf estuvo sin duda familiarizado con el movimiento pan-turaniano de los jóvenes turcos, iniciado en 1909, el cual estuvo implicado en el genocidio armenio de 1915-1916.

 

Turquía y Alemania fueron aliados durante la Primera Guerra Mundial. Una vez de regreso en Alemania, Sebottendorf fue también miembro de la Orden Germánica (Orden de los Teutones), fundada en 1912 como una sociedad de derecha con una logia secreta antisemita con el espíritu del movimiento de la ariosofía.

 

A través de estos canales, la superioridad aria, el racismo, el antisemitismo, los asesinatos por motivos políticos y el genocidio se hicieron parte del credo de la Sociedad Thule. El anticomunismo fue añadido tras la Revolución Comunista Bávara en 1918, cuando la Sociedad Thule de Múnich se convirtió en el centro del movimiento contrarrevolucionario.

En 1919, dicha Sociedad creó el Partido de los Trabajadores Alemanes.

 

A finales de aquel año, Dietrich Eckart, un miembro del núcleo de la Sociedad Thule, supuestamente inició a Hitler en la Sociedad y comenzó a entrenarle en sus métodos para aprovechar el vril en la creación de una raza aria de superhombres. Hitler tenía mente mística desde su juventud, desde que estudió ocultismo y teosofía en Viena.

 

Más tarde, Hitler dedicó Mein Kampf a Eckart.

 

En 1920, Hitler se convirtió en el líder del Partido de los Trabajadores Alemanes, ahora renombrado como el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (nazi).
 

 

 

 

Haushofer, la Sociedad Vril y la geopolítica

Karl Haushofer (1869-1946), un consejero militar alemán de los japoneses tras la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, fue otra influencia importante en el pensamiento de Hitler.

 

Existe una creencia generalizada de que él fue el responsable de la posterior alianza Alemania-Japón debido a la extremada impresión que le causaba la cultura japonesa. También mostraba gran interés en las culturas india y tibetana, aprendió sánscrito, y decía haber visitado Tibet.

Después de haber fungido como general en la Primera Guerra Mundial, Haushofer fundó en 1918, la Sociedad Vril en Berlín, la cual compartía las mismas creencias básicas que la Sociedad Thule y algunos dicen que fue su núcleo. La Sociedad buscó el contacto con seres sobrenaturales bajo tierra para obtener de ellos el poder del vril.

 

También afirmaba el origen centroasiático de la raza aria.

 

Haushofer desarrolló la doctrina de la geopolítica y, a principios de 1920, se convirtió en el director del Instituto de Geopolítica en la Universidad de Ludwig-Maximilian de Múnich. La geopolítica defendía la conquista de territorio para obtener mayor espacio vital (en alemán Lebensraum) como un medio para adquirir poder.

Rudolf Hess fue uno de los estudiantes más cercanos de Haushofer y le presentó a Hitler en 1923, mientras éste último se encontraba en prisión por su fallido “Putsch” (golpe de estado).

 

Después de eso Haushofer visitó a menudo al futuro Führer, para enseñarle geopolítica en relación con las ideas de las Sociedades Thule y vril. Así, cuando en 1933 Hitler se convirtió en canciller, adoptó la geopolítica como su dirección para la conquista de Europa Oriental, Rusia y Asia Central por la raza aria.

 

La clave del éxito sería encontrar los antepasados de la raza aria, los guardianes de los secretos del vril, en Asia Central.
 

 

 

 

La svástica

La svástica es un antiguo símbolo indio de inmutable buena suerte, proviene de la palabra sánscrita svastika, que significa bienestar o buena suerte. Usada por los hinduistas, budistas y jains durante miles de años, también se generalizó en Tibet.

La suástica también ha aparecido en la mayoría de las culturas antiguas del mundo.

 

Por ejemplo, la variante que gira en contra de las manecillas del reloj, adoptada por los nazis, es también la letra “G” en la escritura rúnica medieval del norte de Europa. Los francmasones la tomaron como un símbolo importante ya que “G” podría significar “God” (Dios en inglés), el “Gran arquitecto del universo”, o podría significar también “Geometría”.

La suástica es también un símbolo tradicional del antiguo dios nórdico del trueno y de la fuerza (el Thor escandinavo, el Donner alemán, el Perkunas báltico).

 

Por esta asociación con el Dios del trueno, tanto los letones como los finlandeses tomaron la suástica como la insignia de sus fuerzas aéreas cuando obtuvieron su independencia después de la Primera Guerra Mundial.

A finales del siglo XIX, Guido von List adoptó la suástica como un emblema del movimiento neopagano en Alemania. Los alemanes sin embargo no usaron la palabra sánscrita svástica, sino que la llamaron “Hakenkreuz”, significando “cruz gamada”. Derrotaría y reemplazaría a la cruz, igual que el neopaganismo derrotaría y sustituiría al cristianismo.

Al compartir el sentimiento anticristiano del movimiento neopagano, la Sociedad Thule también adoptó la “Hakenkreuz” como parte de su emblema y la situó dentro de un círculo con una daga Alemana vertical superpuesta.

 

En 1920, siguiendo la sugerencia del doctor Friedrich Krohn de la Sociedad Thule, Hitler adoptó la “Hakenkreuz” dentro de un círculo blanco como el diseño central de la bandera del Partido nazi. Hitler eligió el fondo rojo para competir contra la bandera roja de su rival, el Partido Comunista.

Los investigadores franceses Louis Pauwels y Jacques Bergier, en Le Matin des Magiciens (El Retorno de Los Brujos - 1962), escribieron que Haushofer convenció a Hitler para utilizar la “Hakenkreuz” como símbolo del Partido nazi.

 

Ellos postulan que esto se debió al interés de Haushofer en las culturas india y tibetana. Esta conclusión es poco probable, ya que Haushofer no conoció a Hitler sino hasta 1923, mientras que la bandera nazi apareció por primera vez en 1920.

 

Es más probable que Haushofer haya utilizado la presencia generalizada de la suástica en India y Tibet como evidencia para convencer a Hitler de que esta región era el lugar de los antepasados de la raza aria.

 

 

 


La represión nazi de los grupos ocultistas rivales

Durante la primera mitad de 1920, surgió una violenta rivalidad entre las sociedades ocultistas y logias secretas en Alemania.

 

Por ejemplo, en 1925, Rudolf Steiner, el fundador del movimiento antroposófico, fue encontrado muerto. Muchos sospecharon que la Sociedad Thule había ordenado su asesinato.

 

En años posteriores, Hitler continuó la persecución de,

  • antropósofos

  • teósofos

  • francomasones

  • rosacruces

Varios académicos atribuyen esta política al deseo de Hitler de eliminar cualquier rival ocultista a su gobierno.

Influenciado por las obras de Nietzsche y las creencias de la Sociedad Thule, Hitler creía que el cristianismo era una religión defectuosa, infectada por sus raíces en el pensamiento judío. Hitler veía sus enseñanzas del perdón como el triunfo de los débiles, y la abnegación como algo antievolutivo y se percibía a sí mismo como un mesías para sustituir a Dios y a Cristo.

 

Steiner había utilizado la imagen del anticristo y de lucifer como futuros líderes espirituales que regenerarían al cristianismo en una nueva forma más pura.

 

Hitler llegó mucho más lejos. Se vio a sí mismo librando al mundo de un sistema degenerado dando pie a un nuevo paso en la evolución con la suprema raza aria. No toleraría a ningún anticristo rival, ni en ese momento ni en el futuro.

 

No obstante, toleraba al budismo.

 

 

 


El budismo en la Alemania nazi

En 1924, Paul Dahlke fundó el Buddhistisches Haus (Casa de los budistas) en Frohnau, Berlín.

 

Estaba abierta a miembros de todas las tradiciones budistas, pero principalmente atendía a las formas teravada y japonesa, ya que eran las más ampliamente conocidas en aquella época. En 1933, fue sede para el Primer Congreso Budista Europeo. Los nazis permitieron que la Casa de los Budistas permaneciera abierta durante la guerra, pero la controlaron firmemente.

 

Como algunos miembros sabían chino o japonés, fungieron como traductores para el gobierno en correspondencia a la tolerancia hacia el budismo.

Aunque el régimen nazi cerró la Buddhistische Gemeinde (Sociedad Budista) en Berlín, que había estado activa desde 1936, y arrestó brevemente a su fundador Martin Steinke en 1941, generalmente no persiguieron a los budistas. Tras su liberación, Steinke y varios otros continuaron dando conferencias en Berlín sobre budismo. Sin embargo, no existe evidencia de la presencia de maestros de budismo tibetano en el Tercer Reich.

La política nazi de tolerancia hacia el budismo no demuestra influencia alguna de enseñanzas budistas en Hitler ni en la ideología nazi.

 

Una explicación más factible es el deseo de Alemania de no perjudicar las relaciones con Japón, su aliado budista.

 

 

 


El Ahnenerbe

Bajo la influencia de Haushofer, Hitler autorizó a Frederick Hielscher en 1935, a fundar el Ahnenerbe (Oficina para el Estudio de la Herencia Ancestral), con el Coronel Wolfram von Sievers como su director.

 

Entre otras funciones, Hitler le encargó investigar las runas alemanas y la procedencia de la suástica, y encontrar el origen de la raza aria. Tibet era el candidato más prometedor.

Alexander Csoma de Körös (Körösi Csoma Sandor - 1784-1842) fue un académico húngaro obsesionado con la búsqueda de los orígenes del pueblo húngaro. Basándose en las afinidades lingüísticas entre el húngaro y las lenguas turcas, creía que el origen del pueblo húngaro estaba en “la tierra de los Yugurs (Uighurs)” en el Turkistán Oriental (Xinjiang, Sinkiang).

 

Creía que si pudiera llegar a Lhasa, encontraría allí la clave para localizar su patria.

El húngaro, el finlandés, las lenguas turcas, el mongol y el manchú pertenecen a la familia de idiomas ural-altáicos, también conocida como la familia turaniana, de la palabra persa Turan para Turkistán.

 

Desde 1909, los turcos tuvieron un movimiento pan-Turaniano encabezado por una sociedad conocida como los Jóvenes Turcos.

 

La siguieron, poco después, la Sociedad Húngara Turaniana en 1910 y la Alianza Turaniana de Hungría en 1920. Algunos académicos creen que los idiomas japonés y coreano también pertenecen a la familia turaniana.

 

Así, se fundaron en Japón la Alianza Nacional Turaniana en 1921 y la Sociedad Turaniana Japonesa a comienzos de 1930. Indudablemente, Haushofer tenía clara la existencia de estos movimientos que buscaban los orígenes de la raza turaniana en el Asia Central, sus objetivos encajaba bien con la búsqueda de los orígenes de la raza aria en la misma zona, por parte de la Sociedad Thule.

 

Su interés en la cultura tibetana hizo que ganara peso la candidatura de Tibet como la clave para encontrar un origen común para las razas aria y turaniana y para obtener el poder del vril que sus líderes espirituales poseían.

Haushofer no era la única influencia al interés del Ahnenerbe en Tibet. Hielscher era amigo de Sven Hedin, el explorador sueco que había dirigido expediciones a Tibet en 1893, 1899-1902, y 1905-1908, y una expedición a Mongolia en 1927-1930. Hedin, como amigo predilecto de los nazis, fue invitado por Hitler a dar el discurso de apertura de las Olimpiadas de Berlín de 1936.

 

Se involucró en actividades editoriales pro-nazis en Suecia y llevó a cabo numerosas visitas diplomáticas a Alemania entre 1939 y 1943.

En 1937, Himmler hizo de la Ahnenerbe una organización oficial adscrita a las SS (del alemán Schutzstaffel, Escuadrón de Protección) y como nuevo director de la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich, nombró al profesor Walther Wüst, presidente del Departamento de Sánscrito.

 

El Ahnenerbe tenía un Instituto de Tibet, que en 1943 se renombró como el Sven Hedin Institut für Innerasien und Expeditionen (Instituto Sven Hedin para el Asia Interior y Expediciones).

 

 

 


La expedición nazi a Tibet

Ernst Schäffer, cazador y biólogo alemán, participó en dos expediciones a Tibet, en 1931-1932 y en 1934-1936, por deporte e investigación zoológica.

 

El Ahnenerbe le patrocinó una tercera expedición (1938-1939) ante la invitación oficial del gobierno tibetano. La visita coincidió con la renovación del contacto tibetano con Japón. Una posible explicación para tal invitación es que el gobierno tibetano deseaba mantener relaciones cordiales con los japoneses y sus aliados alemanes como contrapeso ante los británicos y chinos.

 

Así, el gobierno tibetano dio la bienvenida a la expedición alemana en la celebración de Año Nuevo (Losar) de 1939 en Lhasa.

En Fest der weissen Schleier: Eine Forscherfahrt durch Tibet nach Lhasa, der heiligen Stadt des Gottkönigtums (Festival de los pañuelos de gasa blancos: una expedición científica a través de Tibet hasta Lhasa, la sagrada ciudad del reino del rey dios - 1950), Ernst Schäffer describe sus experiencias durante la expedición.

 

Durante las celebraciones, reportó que el oráculo de Nechung advirtió que aunque los alemanes traían dulces regalos y palabras, Tibet debía ser cauteloso pues el líder alemán era como un dragón. Tsarong, el ex-director militar pro-japonés de Tibet, trató de suavizar la predicción.

 

Dijo que el regente había oído mucho más del oráculo, pero que no estaba autorizado a divulgar los detalles. Que el regente recitaba plegarias diariamente para que no hubiera guerra entre los británicos y los alemanes, ya que esto también significaría terribles consecuencias para Tibet. Ambos países debían comprender que toda la gente de bien necesita hacer plegarias con el mismo objetivo.

 

Durante el resto de la estancia de Schäffer en Lhasa, se dieron frecuentes reuniones con el regente en las que reinó la afinidad entre ellos.

Los alemanes estaban muy interesados en establecer relaciones amistosas con Tibet. Sin embargo, sus propósitos eran ligeramente diferentes a la de los tibetanos. Uno de los miembros de la expedición de Schäffer era el antropólogo Bruno Beger, que fue el responsable de la investigación racial. Al haber trabajado con H.F.K.Günther en Die nordische Rasse bei den Indogermanen Asiens (La raza nórdica entre los indo-germanos de Asia), Beger suscribía la teoría de Günther de una “raza nórdica” en Asia Central y Tibet.

 

En 1937, había propuesto un proyecto de investigación de Tibet Oriental y, con la expedición de Schäffer, planeaba investigar científicamente las características raciales del pueblo tibetano.

 

En su camino hacia Tibet, en Sikkim, y posteriormente en Tibet, Beger midió los cráneos de trescientos tibetanos y habitantes de Sikkim y examinó algunas otras de sus características físicas y marcas corporales. Concluyó que los tibetanos ocupaban una posición intermedia entre la raza mongola y las razas europeas, con la presencia del elemento racial europeo mostrándose primordialmente entre la aristocracia.

Según lo que Richard Greve expone en "Tibetforschung in SS-Ahnenerbe (Investigación tibetana en el SS-Ahnenerbe)" publicado en la edición de T.Hauschild Lebenslust und Fremdenfurcht, Ethnologie im Dritten Reich (Pasión por la vida y xenofobia, etnología en el Tercer Reich - 1995), Beger sugirió que los tibetanos podrían jugar un papel importante después de la victoria final del Tercer Reich. Podrían servir como una raza aliada en una confederación pan-mongola bajo la protección de Alemania y Japón.

 

Aunque Beger también recomendó que se llevaran a cabo estudios más a fondo para medir a todos los tibetanos, no se emprendieron más expediciones a Tibet.

 

 

 


Supuestas expediciones ocultistas a Tibet

Varios estudios de posguerra sobre nazismo y ocultismo, tales como el de Trevor Ravenscroft en La lanza del destino (1973), han afirmado que bajo la influencia de Haushofer y la Sociedad Thule, Alemania envió expediciones anuales a Tibet de 1926 hasta 1943.

 

Su misión era, primero encontrar y después mantener contacto con los antepasados arios en Shambhala y Agarti, ciudades subterráneas ocultas bajo los Himalayas. Expertos en el tema servían como guardianes de secretos poderes ocultos, especialmente del vril. Las misiones buscaban su ayuda para aprovechar dichos poderes en la creación de la suprema raza aria.

 

De acuerdo con estos relatos, Shambala rechazó proporcionar ayuda alguna, pero Agarti accedió a ofrecerla.

 

Posteriormente, desde 1929, supuestamente, grupos de tibetanos fueron a Alemania y fundaron logias conocidas como la Sociedad de los Hombres Verdes, en conexión con la Sociedad del Dragón Verde en Japón, con la intermediación de Haushofer, que supuestamente ayudaron a la causa nazi con sus poderes ocultistas.

 

Himmler se sentía atraído por estos grupos de expertos tibetanos y agartianos y se cree que por su influencia fundó el Ahnenerbe en 1935.

Además del hecho de que Himmler no fundó el Ahnenerbe, sino que lo incorporó a las SS en 1937, el relato de Ravenscroft contiene otras afirmaciones dudosas. La principal es el supuesto apoyo de Agarti a la causa nazi. En 1922, el científico polaco Ferdinand Ossendowski, publicó Bestias, hombres y dioses, en el que describe sus viajes a través de Mongolia.

 

En él relataba haber oído hablar de la ciudad subterránea de Agarti bajo del desierto de Gobi. Sus poderosos habitantes vendrían a la superficie, en el futuro, a salvar el mundo del desastre. La traducción alemana del libro de Ossendowski, Tiere, Menschen und Götter, apareció en 1923 y se hizo muy popular.

 

No obstante, Sven Hedin publicó Ossendowski und die Wahrheit (Ossendowski y la verdad) en 1925, en el que desacreditaba las afirmaciones del científico polaco. Señala que Ossendowski había recogido la idea de Agarti de la novela de Saint-Yves d’Alveidre de 1886 Mission de l’Inde en Europe (Misión de India en Europa) para hacer su historia más atractiva al público alemán.

 

Ya que Hedin tenía una gran influencia en el Ahnenerbe, es poco probable que esta oficina haya enviado una expedición específicamente para encontrar Shambala y Agarti y, posteriormente, hubiera recibido ayuda de la última.




 

 



 




The Nazi Connection With...

Shambhala and Tibet
by Alexander Berzin
May 2003

from BerzinArchives Website

Spanish version
 

Introduction

Many high-ranking members of the Nazi regime, including Hitler, but especially Himmler and Hess, held convoluted occult beliefs.

 

Prompted by those beliefs, the Germans sent an official expedition to Tibet between 1938 and 1939 at the invitation of the Tibetan Government to attend the Losar (New Year) celebrations.

Tibet had suffered a long history of Chinese attempts to annex it and British failure to prevent the aggression or to protect Tibet. Under Stalin, the Soviet Union was severely persecuting Buddhism, specifically the Tibetan form as practiced among the Mongols within its borders and in its satellite, the People’s Republic of Mongolia (Outer Mongolia).

 

In contrast, Japan was upholding Tibetan Buddhism in Inner Mongolia, which it had annexed as part of Manchukuo, its puppet state in Manchuria. Claiming that Japan was Shambhala, the Imperial Government was trying to win the support of the Mongols under its rule for an invasion of Outer Mongolia and Siberia to create a pan-Mongol confederation under Japanese protection.

The Tibetan Government was exploring the possibility of also gaining protection from Japan in the face of the unstable situation. Japan and Germany had signed an Anti-Commintern Pact in 1936, declaring their mutual hostility toward the spread of international Communism.

 

The invitation for the visit of an official delegation from Nazi Germany was extended in this context. In August 1939, shortly after the German expedition to Tibet, Hitler broke his pact with Japan and signed the Nazi-Soviet Pact. In September, the Soviets defeated the Japanese who had invaded Outer Mongolia in May.

 

Subsequently, nothing ever materialized from the Japanese and German contacts with the Tibetan Government. Several postwar writers on the Occult have asserted that Buddhism and the legend of Shambhala played a role in the German-Tibetan official contact.

 

Let us examine the issue.

 

 

 


The Myths of Thule and Vril

The first element of Nazi occult beliefs was in the mythic land of Hyperborea-Thule.

 

Just as Plato had cited the Egyptian legend of the sunken island of Atlantis, Herodotus mentioned the Egyptian legend of the continent of Hyperborea in the far north. When ice destroyed this ancient land, its people migrated south.

 

Writing in 1679, the Swedish author Olaf Rudbeck identified the Atlanteans with the Hyperboreans and located the latter at the North Pole. According to several accounts, Hyperborea split into the islands of Thule and Ultima Thule, which some people identified with Iceland and Greenland.

The second ingredient was the idea of a hollow earth. At the end of the seventeenth century, the British astronomer Sir Edmund Halley first suggested that the earth was hollow, consisting of four concentric spheres. The hollow earth theory fired many people’s imaginations, especially with the publication in 1864 of French novelist Jules Verne’s Voyage to the Center of the Earth.

Soon, the concept of vril appeared. In 1871, British novelist Edward Bulwer-Lytton, in The Coming Race, described a superior race, the Vril-ya, who lived beneath the earth and planned to conquer the world with vril, a psychokinetic energy. The French author Louis Jacolliot furthered the myth in Les Fils de Dieu (The Sons of God - 1873) and Les Traditions indo-européeenes (The Indo-European Traditions - 1876).

 

In these books, he linked vril with the subterranean people of Thule. The Thuleans will harness the power of vril to become supermen and rule the world.

The German philosopher Friedrich Nietzsche (1844-1900) also emphasized the concept of the Übermensch (superman) and began his work, Der Antichrist (The Antichrist - 1888) with the line,

“Let us see ourselves for what we are. We are Hyperboreans. We know well enough how we are living off that track.”

Although Nietzsche never mentioned vril, yet in his posthumously published collection of aphorisms, Der Wille zur Macht (The Will to Power), he emphasized the role of an internal force for superhuman development.

 

He wrote that “the herd,” meaning common persons, strives for security within itself through creating morality and rules, whereas the supermen have an internal vital force that drives them to go beyond the herd. That force necessitates and drives them to lie to the herd in order to remain independent and free from the “herd mentality.”

In The Arctic Home of the Vedas (1903), the early advocate of Indian freedom, Bal Gangadhar Tilak, added a further touch by identifying the southern migration of the Thuleans with the origin of the Aryan race.

 

Thus, many Germans in the early twentieth century believed that they were the descendants of the Aryans who had migrated south from Hyperborea-Thule and who were destined to become the master race of supermen through the power of vril.

 

Hitler was among them.

 

 

 


The Thule Society and the Founding of the Nazi Party

Felix Niedner, the German translator of the Old Norse Eddas, founded the Thule Society in 1910. In 1918, Rudolf Freiherr von Sebottendorf established its Munich branch.

 

Sebottendorf had previously lived for several years in Istanbul where, in 1910, he had formed a secret society that combined esoteric Sufism and Freemasonry. It believed in the creed of the assassins, deriving from the Nazari sect of Ismaili Islam, which had flourished during the Crusades. While in Istanbul, Sebottendorf was also undoubtedly familiar with the pan-Turanian movement of the Young Turks, started in 1908, which was largely behind the Armenian genocide of 1915-1916.

 

Turkey and Germany were allies during the First World War. Back in Germany, Sebottendorf had also been a member of the Germanen Order (Order of Teutons), founded in 1912 as a right-wing society with a secret anti-Semitic Lodge.

 

Through these channels, assassination, genocide, and anti-Semitism became parts of the Thule Society’s creed. Anti-Communism was added after the Bavarian Communist Revolution later in 1918, when the Munich Thule Society became the center of the counterrevolutionary movement.

In 1919, the Society spawned the German Workers Party. Starting later that year, Dietrich Eckart, a member of the inner circle of the Thule Society, initiated Hitler into the Society and began to train him in its methods for harnessing vril to create a race of Aryan supermen.

 

Hitler had been mystic-minded from his youth, when he had studied the Occult and Theosophy in Vienna.

 

Later, Hitler dedicated Mein Kampf to Eckart. In 1920, Hitler became the head of the German Workers Party, now renamed the National Socialist German Worker (Nazi) Party.
 

 

 

 

Haushofer, the Vril Society, and Geopolitics

Another major influence on Hitler’s thinking was Karl Haushofer (1869-1946), a German military advisor to the Japanese after the Russo-Japanese War of 1904-1905.

 

Because he was extremely impressed with Japanese culture, many believe that he was responsible for the later German-Japanese alliance. He was also highly interested in Indian and Tibetan culture, learned Sanskrit, and claimed that he had visited Tibet.

After serving as a general in the First World War, Haushofer founded the Vril Society in Berlin in 1918. It shared the same basic beliefs as the Thule Society and some say that it was its inner circle. The Society sought contact with supernatural beings beneath the earth to gain from them the powers of vril. It also asserted a Central Asian origin of the Aryan race.

 

Haushofer developed the doctrine of Geopolitics and, in the early 1920s, became the director of the Institute for Geopolitics at Ludwig-Maximilians University in Munich. Geopolitics advocated conquering territory to gain more living space (Germ. Lebensraum) as a means of acquiring power.

Rudolf Hess was one of Haushofer’s closest students and introduced him to Hitler in 1923, while Hitler was in prison for his failed Putsch.

 

Subsequently, Haushofer often visited the future Führer, teaching him Geopolitics in association with the ideas of the Thule and Vril Societies. Thus, when Hitler became chancellor in 1933, he adopted Geopolitics as his policy for the Aryan race to conquer Eastern Europe, Russia, and Central Asia.

 

The key to success would be finding the forefathers of the Aryan race in Central Asia, the guardians of the secrets of vril.

 

 

 


The Swastika

The swastika is an ancient Indian symbol of immutable good luck.

 

“Swastika” is an Anglicization of the Sanskrit word svastika, which means well-being or good luck. Used by Hindus, Buddhists, and Jains for thousands of years, it became widespread in Tibet as well.

The swastika has also appeared in most other ancient cultures of the world. For example, the counterclockwise variant of it, adopted by the Nazis, is also the letter “G” in the medieval Northern European Runic Script. The Freemasons took the letter as an important symbol, since “G” could stand for God, the Great Architect of the Universe, or Geometry.

The swastika is also a traditional symbol of the Old Norse God of Thunder and Might (Scandinavian Thor, German Donner, Baltic Perkunas).

 

Because of this association with the God of Thunder, the Latvians and Finnish both took the swastika as the insignia for their air forces when they gained independence after the First World War.

In the late nineteenth century, Guido von List adopted the swastika as an emblem for the Neo-Pagan movement in Germany. The Germans did not use the Sanskrit word swastika, however, but called it instead “Hakenkreutz,” meaning “hooked cross.”

 

It would defeat and replace the cross, just as Neo-Paganism would defeat and replace Christianity.

Sharing the anti-Christian sentiment of the Neo-Pagan movement, the Thule Society also adopted the Hakenkreuz as part of its emblem, placing it in a circle with a vertical German dagger superimposed on it. In 1920, at the suggestion of Dr. Friedrich Krohn of the Thule Society, Hitler adopted the Hakenkreuz in a white circle for the central design of the Nazi Party flag.

 

Hitler chose red for the background color to compete against the red flag of the rival Communist Party.

The French researchers Louis Pauwels and Jacques Bergier, in Le Matin des Magiciens (The Morning of the Magicians - 1962), wrote that Haushofer convinced Hitler to use the Hakenkreuz as the symbol for the Nazi Party. They postulate that this was due to Haushofer’s interest in Indian and Tibetan culture.

 

This conclusion is highly unlikely, since Haushofer did not meet Hitler until 1923, whereas the Nazi flag first appeared in 1920.

 

It is more likely that Haushofer used the widespread presence of the swastika in India and Tibet as evidence to convince Hitler of this region as the location of the forefathers of the Aryan race.
 

 

 

 

Nazi Suppression of Rival Occult Groups

During the first half of the 1920s, a violent rivalry took place among the Occult Societies and Secret Lodges in Germany.

 

In 1925, for example, Rudolf Steiner, the founder of the Anthroposophical movement, was found murdered. Many suspected that the Thule Society had ordered his assassination. In later years, Hitler continued the persecution of,

  • Anthroposophists

  • Theosophists

  • Freemasons

  • Rosicrucians

Various scholars ascribe this policy to Hitler’s wish to eliminate any occult rivals to his rule.

Influenced by Nietszche’s writings and Thule Society creeds, Hitler believed that Christianity was a defective religion, infected by its roots in Jewish thinking. He viewed its teachings of forgiveness, the triumph of the weak, and self-abnegation as anti-evolutionary and saw himself as a messiah replacing God and Christ.

 

Steiner had used the image of the Antichrist and Lucifer as future spiritual leaders who would regenerate Christianity in a new pure form. Hitler went much further. He saw himself as ridding the world of a degenerate system and bringing about a new step in evolution with the Aryan master race. He could tolerate no rival Antichrists, either now or in the future.

 

He was tolerant, however, of Buddhism.
 

 

 


Buddhism in Nazi Germany

In 1924, Paul Dahlke founded the Buddhistisches Haus (House for Buddhists) in Frohnau, Berlin. It was open to members of all Buddhist traditions, but primarily catered to the Theravada and Japanese forms, since they were the most widely known in the West at that time.

 

In 1933, it hosted the First European Buddhist Congress. The Nazis allowed the House for Buddhists to remain open throughout the war, but tightly controlled it. As some members knew Chinese and Japanese, they acted as translators for the government in return for tolerance of Buddhism.

Although the Nazi regime closed the Buddhistische Gemeinde (Buddhist Society) in Berlin, which had been active from 1936, and briefly arrested its founder Martin Steinke in 1941, they generally did not persecute Buddhists. After his release, Steinke and several others continued to lecture on Buddhism in Berlin.

 

There is no evidence, however, that teachers of Tibetan Buddhism were ever present in the Third Reich. The Nazi policy of tolerance for Buddhism does not prove any influence of Buddhist teachings on Hitler or Nazi ideology.

 

A more probable explanation is Germany’s wish not to damage relations with its Buddhist ally, Japan.

 

 

 


The Ahnenerbe

Under the influence of Haushofer, Hitler authorized Frederick Hielscher, in 1935, to establish the Ahnenerbe (Bureau for the Study of Ancestral Heritage), with Colonel Wolfram von Sievers as its head.

 

Among other functions, Hitler charged it with researching Germanic runes and the origins of the swastika, and locating the source of the Aryan race. Tibet was the most promising candidate.

Alexander Csoma de Körös (Körösi Csoma Sandor - 1784-1842) was a Hungarian scholar obsessed with the quest to find the origins of the Hungarian people. Based on the linguistic affinities between Hungarian and the Turkic languages, he felt that the origins of the Hungarian people were in “the land of the Yugurs (Uighurs)” in East Turkistan (Xinjiang, Sinkiang). He believed that if he could reach Lhasa, he would find there the keys for locating his homeland.

Hungarian, Finnish, the Turkic languages, Mongolian, and Manchu belong to the Ural-Altaic family of languages, also known as the Turanian family, after the Persian word Turan for Turkistan.

 

From 1909, the Turks had a pan-Turanian movement spearheaded by a society known as the Young Turks. The Hungarian Turanian Society soon followed in 1910 and the Turanian Alliance of Hungary in 1920. Some scholars believe that the Japanese and Korean languages also belong to the Turanian family.

 

Thus, the Turanian National Alliance was founded in Japan in 1921 and the Japanese Turanian Society in the early 1930s. Haushofer was undoubtedly aware of these movements, which sought the origins of the Turanian race in Central Asia. It fit in well with the Thule Society’s search for the origins of the Aryan race there as well.

 

His interest in Tibetan culture added weight to the candidacy of Tibet as the key to finding a common origin for the Aryan and Turanian races and for gaining the power of vril that its spiritual leaders possessed.

Haushofer was not the only influence on the Ahnenerbe’s interest in Tibet.

 

Hielscher was a friend of Sven Hedin, the Swedish explorer who had led expeditions to Tibet in 1893, 1899-1902, and 1905-1908, and an expedition to Mongolia in 1927-1930. A favorite of the Nazis, Hitler invited him to give the opening address at the Berlin Olympics in 1936. Hedin engaged in pro-Nazi publishing activities in Sweden and made numerous diplomatic missions to Germany between 1939 and 1943.

In 1937, Himmler made the Ahnenerbe an official organization attached to the SS (Germ. Schutzstaffel, Protection Squad) and appointed Professor Walther Wüst, chairman of the Sanskrit Department at Ludwig-Maximilians University in Munich, as its new director.

 

The Ahnenerbe had a Tibet Institut (Tibet Institute), which was renamed the Sven Hedin Institut für Innerasien und Expeditionen (Sven Hedin Institute for Inner Asia and Expeditions) in 1943.

 

 

 


The Nazi Expedition to Tibet

Ernst Schäfer, a German hunter and biologist, participated in two expeditions to Tibet, in 1931-1932 and 1934-1936, for sport and zoological research.

 

The Ahnenerbe sponsored him to lead a third expedition (1938-1939) at the official invitation of the Tibetan Government. The visit coincided with renewed Tibetan contacts with Japan. A possible explanation for the invitation is that the Tibetan Government wished to maintain cordial relations with the Japanese and their German allies as a balance against the British and Chinese.

 

Thus, the Tibetan Government welcomed the German expedition at the 1939 New Year (Losar) celebration in Lhasa.

In Fest der weissen Schleier: Eine Forscherfahrt durch Tibet nach Lhasa, der heiligen Stadt des Gottkönigtums (Festival of the White Gauze Scarves: A Research Expedition through Tibet to Lhasa, the Holy City of the God Realm - 1950), Ernst Schäfer described his experiences during the expedition.

 

During the festivities, he reported, the Nechung Oracle warned that although the Germans brought sweet presents and words, Tibet must be careful: Germany’s leader is like a dragon. Tsarong, the pro-Japanese former head of the Tibetan military, tried to soften the prediction.

 

He said that the Regent had heard much more from the Oracle, but he himself was unauthorized to divulge the details.

 

The Regent prays daily for no war between the British and the Germans, since this would have terrible consequences for Tibet as well. Both countries must understand that all good people must pray the same. During the rest of his stay in Lhasa, Schäfer met often with the Regent and had a good rapport.

The Germans were highly interested in establishing friendly relations with Tibet.

 

Their agenda, however, was slightly different from that of the Tibetans. One of the members of the Schäfer expedition was the anthropologist Bruno Beger, who was responsible for racial research. Having worked with H. F. K. Günther on Die nordische Rasse bei den Indogermanen Asiens (The Northern Race among the Indo-Germans of Asia), Beger subscribed to Günther’s theory of a “northern race” in Central Asia and Tibet.

 

In 1937, he had proposed a research project for Eastern Tibet and, with the Schäfer expedition, planned to investigate scientifically the racial characteristics of the Tibetan people. While in Tibet and Sikkim on the way, Beger measured the skulls of three hundred Tibetans and Sikkimese and examined some of their other physical features and bodily marks.

 

He concluded that the Tibetans occupied an intermediary position between the Mongol and European races, with the European racial element showing itself most pronouncedly among the aristocracy.

According to Richard Greve, “Tibetforschung in SS-Ahnenerbe (Tibetan Research in the SS- Ahnenerbe)” published in T. Hauschild (ed.) “Lebenslust und Fremdenfurcht” - Ethnologie im Dritten Reich (“Passion for Life and Xenophobia” - Ethnology in the Third Reich - 1995), Beger recommended that the Tibetans could play an important role after the final victory of the Third Reich. They could serve as an allied race in a pan-Mongol confederation under the aegis of Germany and Japan.

 

Although Beger also recommended further studies to measure all the Tibetans, no further expeditions to Tibet were undertaken.
 

 

 

 

Purported Occult Expeditions to Tibet

Several postwar studies on Nazism and the Occult, such as Trevor Ravenscroft in The Spear of Destiny (1973), have asserted that under the influence of Haushofer and the Thule Society, Germany sent annual expeditions to Tibet from 1926 to 1943.

 

Their mission was first to find and then to maintain contact with the Aryan forefathers in Shambhala and Agharti, hidden subterranean cities beneath the Himalayas. Adepts there were the guardians of secret occult powers, especially vril, and the missions sought their aid in harnessing those powers for creating an Aryan master race.

 

According to these accounts, Shambhala refused any assistance, but Agharti agreed. Subsequently, from 1929, groups of Tibetans purportedly came to Germany and started lodges known as the Society of Green Men. In connection with the Green Dragon Society in Japan, through the intermediary of Haushofer, they supposedly helped the Nazi cause with their occult powers.

 

Himmler was attracted to these groups of Tibetan-Agharti adepts and, purportedly from their influence, established the Ahnenerbe in 1935.

Aside from the fact that Himmler did not establish the Ahnenerbe, but rather incorporated it into the SS in 1937, Ravenscroft’s account contains other dubious assertions. The main one is the purported Agharti support of the Nazi cause. In 1922, the Polish scientist Ferdinand Ossendowski published Beasts, Men and Gods describing his travels through Mongolia.

 

In it, he related hearing of the subterranean land of Agharti beneath the Gobi Desert. In the future, its powerful inhabitants would come to the surface to save the world from disaster.

 

The German translation of Ossendowski’s book, Tiere, Menschen und Götter, appeared in 1923 and became quite popular. Sven Hedin, however, published in 1925 Ossendowski und die Wahrheit (Ossendowski and the Truth), in which he debunked the Polish scientist’s claims.

 

He pointed out that Ossendowski had lifted the idea of Agharti from Saint-Yves d’Alveidre’s 1886 novel Mission de l’Inde en Europe (Mission of India in Europe) to make his story more appealing to the German public.

 

Since Hedin had a strong influence on the Ahnenerbe, it is unlikely that this bureau would have sent an expedition specifically to find Shambhala and Agharti and, subsequently, would have received assistance from the latter.