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			por Mario Osava 
			29 Enero 
			2017 
			del Sitio Web
			
			Contralinea 
			
			
			
			Versión en italiano 
			
			  
			
			  
			
			  
			
			 
			  
			 
			 
			 
			El año que recién 
			concluyó  
			
			será recordado sin nostalgia 
			por los brasileños, 
			
			incluso por la mayoría 
			triunfante 
			
			en el proceso de inhabilitación 
			de Dilma Roussef,  
			
			culminado con la destitución de 
			
			la ahora ex-presidente,  
			
			el 31 de Agosto (2016). 
			
			  
			
			  
			
			 
			Rio de Janeiro (Brasil) 
			 
			Poco tiempo tuvieron los nuevos gobernantes para festejar la 
			conquista del poder, desde el 12 de mayo, inicialmente en forma 
			interina y luego de manera plena, al culminar el juicio político en 
			el Senado contra la izquierdista Rousseff, la primera mujer 
			en gobernar este país, desde 2011. 
			 
			El 23 de mayo, 11 días después de asumir como nuevo presidente, el 
			conservador Michel Temer perdía su brazo derecho, el senador
			Romero Jucá, obligado a renunciar al Ministerio de 
			Planificación, al difundirse un diálogo con un colaborador de la 
			justicia en el escándalo de corrupción en Petrobras, la empresa 
			petrolera estatal. 
			
				
				"Hay que cambiar el 
				gobierno para detener esa sangría", planteó, refiriéndose a la 
				avalancha de denuncias y condenas, incluso a prisión, de decenas 
				de políticos y empresarios involucrados en la desviación de 
				dineros de los negocios petroleros. 
			 
			
			Desde entonces 
			renunciaron otros seis colaboradores directos de Temer por 
			escándalos diversos.  
			
			  
			
			El último, en noviembre, 
			fue Geddel Vieira Lima, también hombre clave del presidente 
			como su ministro de Gobernación. 
			 
			Acusado de presionar a su colega de Cultura, Marcelo Calero, 
			para legalizar un edificio en construcción donde tenía interés 
			personal, como comprador de un departamento, Vieira renunció.  
			
			  
			
			La obra había sido 
			embargada por denunciados daños al patrimonio histórico de Salvador, 
			capital del estado nordestino de Bahía. 
			 
			Las previsiones son que tampoco el nuevo gobierno se sostendrá hasta 
			el último día de 2018, cuando termina su período. Su remanente 
			núcleo central, incluido el presidente, está involucrado en
			
			denuncias de Odebrecht, que decidió 
			colaborar con las investigaciones judiciales sobre la ola de 
			corrupción, de la que es probable campeón. 
			 
			El conglomerado empresarial, que comprende las mayores constructora 
			y petroquímica del país, además de ramificaciones en la industria 
			bélica y energética, promovió que 77 de sus directivos y 
			ex-directivos pasasen a colaborar con la justicia. 
			 
			El primer testimonio trascendido apunta a 48 políticos, la mayoría 
			diputados y senadores, como receptores de los sobornos que pagó la 
			empresa para obtener contratos y prebendas en las leyes aprobadas en 
			el legislativo Congreso Nacional. 
			 
			Entre los denunciados, el mismo Temer, que habría negociado cerca de 
			unos 3 millones de dólares para las campañas electorales del ahora 
			gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). 
			 
			Además dos de sus hombres fuertes, 
			
				
					- 
					
					el ministro jefe 
					de la Casa Civil (secretaría de la presidencia), Eliseu 
					Padilha  
					- 
					
					el secretario del 
					Programa de Inversiones y Privatizaciones, Wellington 
					Moreira Franco,  
				 
			 
			
			...están involucrados en 
			los sobornos de Odebrecht, pagados con sobreprecios en los proyectos 
			obtenidos del Estado. 
			 
			El Congreso, protagonista de la destitución de Rousseff, tiene a sus 
			principales líderes entre los acusados y soporta los peores índices 
			de rechazo popular de su historia.  
			
			  
			
			Su presidente, el senador
			Renán Calheiros, que ya responde a 12 procesos judiciales, 
			casi todos por corrupción, fue nuevamente citado por dirigentes de 
			Odebrecht. 
			 
			Pero el juicio de miembros de los poderes Legislativo y Ejecutivo 
			difícilmente ocurrirá antes de que termine el mandato de la mayoría 
			a fines de 2018. Las autoridades de los tres poderes democráticos 
			sólo pueden ser juzgadas por el Supremo Tribunal Federal (STF), 
			cuya tradicional lentitud se acentuará por la catarata de casos. 
			 
			El mismo sistema judicial, que ganó popularidad como campeón del 
			combate a los corruptos, también terminó 2016 con su reputación 
			resquebrajada, acusado de arbitrariedades en sus acciones y de 
			adueñarse de recursos públicos, brindando a sus miembros 
			"supersalarios" que sobrepasan los límites constitucionales 
			impuestos. 
			 
			El juez Sergio Moro, que conduce la
			
			Operación Lava Jato (lavado de 
			automóviles) que investiga la corrupción en Petrobras, se convirtió 
			en un héroe nacional, así como los fiscales del Ministerio Público 
			que integran un especial grupo de tarea investigativo. 
			 
			Pero algunas de sus decisiones, como obligar al ex-presidente 
			Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) a ser interrogado bajo 
			"coerción" y difundir diálogos de Rousseff cuando aún era 
			presidenta, obtenidos mediante ilegales escuchas telefónicas, 
			dividieron el mundo jurídico. 
			 
			También reforzaron la campaña del ahora opositor Partido de los 
			Trabajadores (PT) de que Rousseff fue víctima de un 
			"derrocamiento" mediante un "golpe parlamentario". 
			 
			Además, la iniciativa de los fiscales de proponer una ley con "10 
			medidas contra la corrupción", respaldada por más de 2 millones de 
			firmas, generó un conflicto con el Poder Legislativo. 
			 
			La Cámara de Diputados modificó algunas de las propuestas centrales 
			del proyecto y lo volvió un bumerang contra sus promotores, al 
			incluir castigos para jueces y fiscales que cometan "abusos de 
			autoridad".  
			
			  
			
			El propósito sería frenar 
			la agresividad de las investigaciones sobre corrupción. 
			 
			Por si fuera poco, el mismo STF también concluye 2016 sumergido en 
			controversias y divisiones internas que debilitan su autoridad como 
			guardián de la Constitución. 
			 
			Decisiones cautelares de algunos de sus "ministros" (magistrados), 
			como la suspensión del presidente del Senado, no acatada por esta 
			cámara y rechazada dos días después por la plenaria del STF, fueron 
			duramente criticadas por otros de sus 11 miembros. 
			 
			La economía también tuvo un pésimo año, con una caída del producto 
			interno bruto estimada en 3.5 por ciento, muy similar a 2015, cuando 
			se derrumbó en 3.8 por ciento. 
			 
			Con más de 12 millones de personas desempleadas, a los que se suman 
			los millones de quienes ya desistieron de buscar trabajo, la 
			situación en este país latinoamericano de 204 millones de habitantes 
			puede derivar en convulsiones sociales, al agravarse por la quiebra 
			de algunos gobiernos estatales. 
			 
			Los funcionarios públicos del estado de Río de Janeiro, a excepción 
			de profesores y policías, reciben sus sueldos con más de 2 meses de 
			atraso y en entregas parciales. En al menos tres de los 26 estados 
			brasileños se declaró la "calamidad financiera" para buscar 
			soluciones. 
			 
			Pese al contexto adverso, la baja popularidad del gobierno nacional 
			y la ofensiva anticorrupción que llevó a prisión incluso al poderoso 
			ex-presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, el 
			parlamento operó con diligencia este año, en los temas económicos y 
			en la destitución de Rousseff. 
			 
			La alianza de una amplia mayoría con el gobierno de Temer permitió 
			la rápida aprobación de la enmienda constitucional que congela el 
			gasto público en los próximos 20 años, con presupuestos que solo 
			podrán incrementarse en el porcentaje de subida de la tasa de 
			inflación del año anterior. 
			 
			Es la pieza clave del ajuste fiscal impulsado por el controversial 
			ministro de Hacienda, Henrique Meirelles. 
			 
			Pero será más difícil que el próximo año se apruebe la planteada 
			reforma del sistema de previsión social para reducir su déficit, 
			alargando la edad de jubilación, reduciendo las remuneraciones e 
			incrementando las contribuciones. También requiere una enmienda 
			constitucional, con al menos 60 por ciento de los votos de diputados 
			y senadores. 
			 
			Al afectar más visiblemente la vida y los derechos de toda la 
			población, las resistencias y protestas populares contra la medida 
			ya comenzaron. 
			 
			El avión boliviano que cayó el 28 de noviembre en la ciudad 
			colombiana de Medellín y ocasionó la muerte de 71 personas, de ellas 
			19 futbolistas del Chapecoense, un modesto equipo del sur de 
			Brasil, selló 2016 como un año trágico para Brasil. 
			 
			La excepción feliz fueron los Juegos Olímpicos, disputados en Río de 
			Janeiro en agosto, alabados por su organización y el buen desempeño 
			de los atletas brasileños, en especial en los Juegos Paralímpicos 
			del mes siguiente. 
			 
  
			
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