por Fjordman del Sitio Web GatesOfVienna traducción de Editorial-Streicher 06 Febrero 2016 del Sitio Web Editorial-Streicher
El Ragnarök
Agustín mismo murió mientras los
Vándalos estaban a punto de saquear su ciudad.
Agustín y Smith eran ambos muy
inteligentes, pero incluso ellos no podían prever el futuro próximo
o entender toda la fuerza de los cambios que estaban en marcha
durante sus propias vidas. Individuos que eran mucho más
inteligentes que yo se han equivocado espectacularmente sobre el
futuro. Hay un riesgo muy sustancial de que cometa el mismo error
ahora, pero lo intentaré.
Probablemente murió hace muchos años, sólo que no lo notamos entonces. Occidente está actualmente en un estado tan avanzado de decadencia que un colapso de algún tipo ya no puede ser evitado.
El ímpetu establecido es demasiado
grande, y los oligarcas dirigentes no están ni siquiera tratando de
aplicar los frenos. Un colapso sucederá. Es sólo una cuestión de
cómo tratamos con esto, y si logramos forjarnos una patria de buen
tamaño para nuestra gente posteriormente.
Mientras el siglo XX fue el siglo más
sangriento en la Historia humana hasta ahora, temo que el siglo XXI
finalmente lo supere, aunque no sea por ninguna otra razón que el
mundo está mucho más poblado que lo que lo estaba en 1914 ó 1939.
El señor Barzun también nos recuerda que,
Occidente hoy es claramente decadente.
Él emigró a Occidente en 1973, sólo para descubrir que el Occidente que él admiraba y buscaba ya no existía. Esto le inspiró una búsqueda de toda la vida de una explicación, algo de ella detallado en su libro Cómo Se Perdió Occidente (How the West Was Lost, 2006).
Él ve la historia occidental como una prolongada lucha interna entre dos seres diferentes que él llama Modman [modern man] y Westman [el occidental cristiano].
Pablo fue un cristiano greco-romano y el
primer occidental. El Modman se vio a sí mismo como cercano a lo
divino; Jesucristo había sido sustituido por el Modman como
Dios, pero el viejo Dios tenía que morir primero.
Las leyes contra el "racismo" por lo tanto no están destinadas a castigar actos delictivos sino más bien a intimidar cualquier oposición que surja entre los europeos, manteniendo siempre a los blancos temerosos y mentalmente a la defensiva.
Boot advierte que,
Por esta razón, el autor predice que,
La conclusión básica de Alexander Boot es que el Occidente está muerto, pero, como un hombre cristiano, él cree en la resurrección y en la posibilidad de una vida después de la muerte.
Quizás ése no es un mal resumen...
Esta convergencia de catástrofes marcará la transición de una Era a otra.
Estados Unidos dejará muy probablemente de ser la principal potencia mundial a mediados de siglo, quizá dejando de existir en absoluto en su forma presente. El centro global de poder se trasladará entonces a Eurasia, donde casi siempre había estado antes.
La potencia más fuerte será
Él no cree que éste sea literalmente el final del mundo, sino simplemente el final del mundo como lo conocemos.
Algo nuevo puede surgir de estos
acontecimientos, ya que Europa es una civilización de metamorfosis.
Europa, especialmente la mitad occidental del continente, actualmente está siendo invadida.
Esto está conectado con un increíble masoquismo de parte de los europeos mismos. Sólo una crisis aterradora puede despertarlos, y la guerra es la más despiadada de las fuerzas selectivas; un pueblo que abandona su voluntad de poder inevitablemente perece.
Un "SIDA mental", un virus de nihilismo,
ha debilitado severamente sus defensas naturales. Por consiguiente,
los europeos han sucumbido a la auto-extinción. El síntoma primario
de esto es la "xenofilia", una preferencia sistemática por el Otro
en vez del Mí.
Después de los éxitos sin precedentes de la Revolución Científica, los europeos posteriores a la época de la Ilustración se enamoraron tanto del poder de sus propias ideas, que ellos finalmente llegaron a definir su misma existencia como una gran idea, y de ahí nació el concepto de una "nación-idea" o "nación-proposición".
Los líderes de esto fueron los estadounidenses y los franceses, cuyas Revoluciones a finales del siglo XVIII llegaron a ver sus países como repúblicas universales.
Este ideal no fue ni podía ser puesto en
práctica entonces, pero dos siglos más tarde, junto con la aparición
de las comunicaciones globales, triunfó por sobre la identificación
étnica.
Ella ha sido colonizada por pueblos del Sur. Esta invasión no-europea comenzó en los años '60 y fue en gran parte auto-engendrada, por políticos contaminados con ideas marxistas, por una clase empleadora ávida de mano de obra barata, y por ideales humanitarios utópicos, o una extraviada culpa post-colonial.
Los inmigrantes ilegales/colonizadores extranjeros son muy raramente repatriados, pero reciben pródigos beneficios de asistencia social repartidos a ellos por fuerzas anti-blancas que tienen el control del Estado:
Faye cree que un renacimiento de la civilización europea en una forma diferente es posible, pero no inevitable.
El que esta transformación ocurra depende de hasta qué punto los europeos logren restaurar sociedades sanas mientras echan mano a su memoria histórica, más bien que tener valores islámicos impuestos sobre ellos.
Él piensa que ellos deberían adoptar una política de Europa Primero. Los otros se ocupan de sus propios problemas, antes que nada. Los blancos deben aprender a hacer lo mismo.
Es su futura existencia la que está bajo amenaza, no la de africanos o paquistaníes:
La tesis del Choque de Civilizaciones del cientista político estadounidense Samuel P. Huntington de los años '90 ha sido acusada de simplificación, pero él debería ser acreditado con haber puesto el significado de bloques etno-culturales en el radar de la política global.
Él también tiene razón al señalar que
esta Era está caracterizada por un Occidente con una influencia
decreciente. Las placas tectónicas del poder global están cambiando.
El Occidente ya no es lo bastante fuerte para llevar al resto del mundo sobre sus hombros.
Afrontaremos generaciones de disturbios hasta que un nuevo equilibrio sea encontrado. Estos cambios masivos y la debilidad percibida de una civilización que ha sido globalmente dominante durante siglos podrían muy bien encender una nueva guerra mundial.
El multiculturalismo y la incapacidad o
la desgana de las naciones occidentales para proteger sus fronteras
de la infiltración extranjera, son vistos por otros como una
invitación para el ataque y una señal de que el Occidente es débil y
está maduro para la conquista.
La revolución mental necesaria para provocar este cambio de actitudes europeas sólo es posible mediante una crisis gigantesca, un choque violento, que ya está en camino.
El actual sistema está fundado en una creencia en milagros y en el mito del progreso indefinido. Está obligado a colapsar, pero nosotros deberíamos recordar que la Historia tiene desarrollos abiertos y presenta muchos giros y vueltas inesperados.
Las oportunidades surgirán. Tenemos que
ser capaces de aprovecharlas.
La Historia nos ha mostrado, por ejemplo en Iberoamérica o en partes de Asia Central, que una vez que el porcentaje genético europeo cae por debajo de un cierto umbral, la población que resulta no parece ni actúa como europeos.
La experiencia también nos dice que si dos o más poblaciones diferentes habitan la misma tierra, ellos eventualmente se mezclarán.
Todo esto junto significa que el único modo en que la civilización europea puede prosperar a largo plazo consiste en que tengamos grandes territorios específicamente dedicados para gente que sea abrumadoramente de linaje demográfico europeo. En aquellos casos donde éste se ha perdido, tiene que ser restablecido.
Las ideas importan, pero la cultura
principalmente surge de los genes.
Los blancos han mostrado la capacidad de crear sociedades y sistemas sociales que trascienden los estrechos límites de clanes, tribus y nepotismo étnico. Éste es, desde muchos puntos de vista, un gran rasgo de carácter, pero también puede ser nuestro Talón de Aquiles si es convertido en un arma y vuelto contra nosotros.
Debemos reconocer que somos inusuales, y
que nuestros valores están lejos de ser universalmente compartidos.
Cuando los evangelios cristianos fueron redactados al final del siglo I d.C., la población del Imperio romano era quizá de 60 millones de personas.
Eso es menos que el crecimiento
demográfico anual a principios del siglo XXI. En otras palabras: la
población global crece en más que otro Imperio romano cada año.
Nuestro sistema no fue diseñado para hacer frente a tales números.
Somos los más acostumbrados a un sistema lineal que deriva de la tradición judeo-cristiana, que ve una clara progresión desde la creación del mundo, pasando por una larga serie de acontecimientos, a un tiempo final, un Día del Juicio Final y un final para toda la Historia.
La ciencia moderna también tiende a
comenzar con un universo creado en un punto específico del tiempo,
el "Big Bang", aunque su final sea incierto aún.
El Ragnarök (el "Crepúsculo de los Dioses" o el "Juicio de los Poderes"), el final del mundo como lo conocemos, significará la muerte del dios principal, Odín, y de su hijo Thor.
Esto es descrito en la islandesa Völuspá ("Profecía de la Vidente" - Völva), el primer poema del Edda Poético y una de nuestras fuentes más importantes para la mitología nórdica, aunque fuera redactado en la Era cristiana.
Odín encontrará su final contra el gigantesco lobo Fenrir. Thor luchará contra Jörmungandr (la Poderosa Serpiente), una gigantesca criatura del mar conocida como la Serpiente Midgard que se muerde su propia cola y rodea el mundo humano, llamado Midgard o la Tierra Media.
Thor luchará heroicamente y vencerá a la bestia, pero después de andar nueve pasos él caerá muerto por el veneno de ella.
Sin embargo, después de que toda esta
destrucción y caos moral haya terminado, un nuevo mundo surgirá del
mar. Algunos de los dioses sobrevivirán, como lo harán dos humanos
que repoblarán entonces la Tierra.
Un nuevo mundo surgirá de sus cenizas. Nuestro objetivo debería ser sembrar semillas que puedan convertirse en árboles fuertes que den buenos frutos en el futuro.
Si esta cultura post-catástrofe - que tendrá muy probablemente una mitología diferente y tal vez un concepto diferente de la moralidad a seguir, comparado con el que tenemos ahora - será una versión resucitada de la civilización occidental o una versión completamente nueva de la civilización europea, no lo sé, pero tiendo a sospechar esto último.
Es difícil predecir tales cosas, pero un
desafío crucial sin duda deberá romper con la mentalidad de
"progreso" hacia la "igualdad", ya que una combinación tóxica de
estos dos conceptos nos está sepultando bajo peligrosos y
biológicamente insostenibles ideales igualitarios.
En el peor de los casos, la discontinuidad será tan larga y severa, que lo que emerja al otro lado será una civilización completamente nueva, otra generación de civilización europea, tal como la que surgió durante la Edad Media, que era una civilización diferente de aquella de la Antigüedad greco-romana.
La transición entre la primera y segunda
generación de la civilización europea tomó siglos. La Historia
generalmente se mueve más rápido ahora que lo que lo hacía entonces,
pero sospecho que tal transición tomará sin embargo varias
generaciones.
Éste probablemente será el caso la
próxima vez también.
Él destaca la combinación de innovación tecnológica y disciplina como rasgos claves de la tradición militar occidental.
No es verdad que los europeos sean particularmente etnocéntricos; si es que algo, es la total carencia de etnocentrismo lo que constituye nuestro mayor problema hoy.
Sin embargo, es verdad que además de ser
grandes exploradores, artistas y científicos, también hemos sido
grandes guerreros cuando las circunstancias lo han pedido. Este
particular rasgo cultural está, es verdad, muy bien escondido en
nuestra época de decadencia, traición y tolerancia suicida, pero
puede ser traído de vuelta.
Este proceso será doloroso, pero
necesario, y es en cualquier caso más o menos inevitable ya. En 1911
los europeos occidentales todavía gobernaban la mayor parte del
mundo. En 2011 ni siquiera gobernamos los suburbios en nuestras
propias principales ciudades, y algunos observadores cultos predicen
seriamente el final de la civilización europea totalmente.
Hay muchos ejemplos históricos, desde las invasiones persas de la Antigüedad a las posteriores invasiones musulmanas, donde los europeos hemos hecho lo mejor cuando hemos sido los desvalidos.
Quizá podemos hacer lo mismo una vez que la locura del multiculturalismo se vaya en retirada.
Tenemos que asegurarnos, sin embargo, de que aquellos que han defendido las tóxicas ideas del multiculturalismo y la inmigración de masas de tribus ajenas desaparezcan con ello.
Si eso sucede, nosotros podremos dar a
nuestros descendientes un nuevo comienzo y poner los fundamentos
para un nuevo Renacimiento donde la civilización europea pueda
florecer una vez más.
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