por Manuel Freytas
29 Noviembre 2012
del Sitio Web
IARNoticias
Manuel Freytas es periodista,
investigador, analista de estructuras del poder, especialista en
inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más
difundidos y referenciados en la Web. |
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino
una herramienta de la
Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia
estadounidense y europea utilizan para:
-
justificar sus operaciones de
conquista militar
-
dividir al mundo árabe musulmán y controlar Medio Oriente
-
mantener y consolidar la alianza USA-UE en el campo de las operaciones para
derrotar a los talibanes en Afganistán
-
consolidar la división y la
ocupación de Irak
-
ocupar y controlar Pakistán
-
lanzar operaciones militares
de nuevas conquistas en África y en Eurasia
-
justificar acciones militares
contra Irán antes de que se convierta en potencia nuclear
-
alimentar la "guerra
fría" intercapitalista por mercados, petróleo y recursos estratégicos con el
eje Rusia-China
-
generar un posible segundo 11-S para distraer la atención
de la crisis económica global que ya ha derivado (por medio del desempleo)
en crisis social tanto en EE.UU. como en Europa
En el escenario mundial hay ocho procesos de inevitable desenlace a corto o
mediano plazo:
La resolución social de la crisis económica global (con
epicentro en EE.UU. y Europa), ataque militar a las usinas iraníes, conflictos
encadenados en Medio Oriente con Siria como detonante, nueva escalada en
Afganistán y en Irak, conflicto militar con Pakistán, acciones militares y
operaciones desestabilizadoras contra gobiernos no dóciles en Eurasia y
África, nuevos conflictos armados en el Cáucaso y en Eurasia (como parte del
teatro de la guerra fría EE.UU.-Rusia-China), y un ataque "terrorista" (o
varios) similar al 11-S en Europa o en EE.UU.
En todos los casos, el "terrorismo" (un arma estratégica de la
'Guerra de
Cuarta Generación') va actuar como elemento desencadenante y fusionante de
los acontecimientos que se avecinan en el teatro de los conflictos
internacionales por la preservación del orden imperial regente.
El orden de esos acontecimientos a suceder será determinado por las
necesidades coyunturales que tenga el Imperio USA-UE en el marco de sus
relaciones globales económicas, geopolíticas y militares estratégicas.
Los movimientos traumáticos (sean económicos, militares o "terroristas") en
el tablero mundial no están marcados por caprichos personales de eventuales
gobernantes sino por necesidades estratégicas de supervivencia inmediata que
tienen los Estados imperiales y el sistema capitalista.
En ese sentido,
Bin Laden y Al Qaeda fueron una valiosa carta que la CIA y
los servicios estadounidenses y europeos siempre se reservaron para resolver
cualquier "salida" imperial (económica o militar) que requiriera consenso
internacional. Bin Laden murió, pero Al Qaeda sigue viva.
Bien empleada, la herramienta "terrorismo" (un arma que combina la violencia
militar con la Guerra de Cuarta Generación) tiene como objetivo central:
Generar una conflicto (o una crisis) para luego aportar la solución más
favorable a los intereses del que la emplea.
Por ejemplo: El 11-S (activado por la CIA infiltrada en los grupos islámicos)
en EE.UU. fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista"
posterior, y las invasiones a Afganistán e Irak, fueron parte de la
alternativa de solución.
Las denuncias de Obama y los líderes europeos sobre complots "terroristas
islámicos" en marcha, las detenciones masivas de "sospechosos" en
EE.UU. y
Europa, son piezas operativas del lanzamiento (y aggiornamiento) de una
nueva fase de la "guerra contraterrorista" a escala global..
El reciclamiento continuo de las "amenazas de Al Qaeda" (además de
alimentar un nuevo ciclo expansivo de ganancia para las armamentistas y las
petroleras), sirve como argumento permanente para justificar nuevas
escaladas militares en Medio Oriente, África y Eurasia .
En una versión degradada (marcada por la decadencia del Imperio), Barack
Obama recita casi textualmente la "doctrina Bush" de las guerras preventivas
contra el "eje del mal" como estrategia de apoderamiento de mercados y de
recursos estratégicos que el Imperio y sus corporaciones necesitan para
renovar sus ciclos de expansión capitalista.
Terminado el marketing electoral, con un Imperio USA colapsado por la crisis
económica y las contradicciones internas, el presidente negro después de
asumir su primer mandato, aplicó a rajatabla la "guerra contraterrorista"
como estrategia imperial de Estado en el marco de la política exterior.
El "terrorismo islámico", convertido desde
el 11-S en única hipótesis válida
de conflicto internacional (y como justificativo de base para intervenciones
militares), es multifuncional en sus búsqueda de objetivos:
Un atentado "terrorista"
detonado a distancia (y por control remoto) multiplica planetariamente sus
efectos de "miedo mundial" por medio de la manipulación mediática de las
imágenes de destrucción que realizan las grandes mediáticas del Imperio.
Y la interpretación del hecho "terrorista" por los grandes medios del
sistema y sus analistas no es racional sino emocional:
Al "terrorismo" no se
lo analiza como un arma político-militar (con objetivos y beneficiarios
políticos-económicos) sino que se lo presenta como un hecho "monstruoso y
criminal" con un fin demencial y una resolución irracional en sí mismo.
En este escenario de ocultamiento de las causas y los fines inteligentes y
planificados del "acto terrorista" (un arma de guerra para conseguir
objetivos, tan efectiva y mortal como cualquier otra), quien avance hacia la
búsqueda de explicaciones y de posibles beneficiarios es tildado
inmediatamente de "conspirativo".
Así la CIA y los servicios estadounidenses y europeos consiguieron (además
de entronizar la ignorancia) "nivelar el miedo" y utilizar
indiscriminadamente al "terrorismo" (como arma de manipulación política y
social) con la complicidad manifiesta de los grandes medios y comunicadores
masivos que sólo se limitan a contar el "terrorismo" de acuerdo con las "fuentes
oficiales".
Los testeos con las "amenazas"
Como cualquier experto en inteligencia sabe, hay un primer movimiento en las
técnicas "terroristas" que se denomina "testeo".
Está técnica consiste en
generar "efectos colaterales" de miedo sin llegar al atentado "terrorista"
real, y su principal campo de acción son las "amenazas" y el "descubrimiento"
(antes de que sucedan) de supuestos planes de ataques y atentados que son
presentados a la prensa.
En ese sentido, son ejemplos paradigmáticos los "comunicados" de Al Qaeda y
las apariciones históricas del fenecido de Bin Laden en los clásicos videos
y grabaciones, así como las también constantes revelaciones y denuncias de
"planes terroristas" por parte de EE.UU., Gran Bretaña y los gobiernos de las
principales potencias europeas.
Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido
históricamente denuncias constantes de "ataques terroristas islámicos" en
planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido, desde el 7 de
julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.
Mediante estas operaciones de "testeo" (y de mantenimiento de la psicosis
del miedo) los planificadores del USA-terrorismo del Estado imperial (disfrazado
de "terrorismo islámico") mensuran el impacto emocional y seleccionan los
posibles "blancos" de los ataques terroristas reales, principalmente en
EE.UU.
y Europa.
Mediante estas operaciones, los estrategas y planificadores "testean" en
diferentes escenarios (Europa, Asia, África o EE.UU.) el clima de "miedo"
existente, o lo reactualizan para mantener activas las condiciones de
manipulación con el "terrorismo".
Decenas de operaciones de "testeo" con amenazas y descubrimiento de "planes
terroristas" son realizadas anualmente tanto en Europa (principalmente
Francia y Gran Bretaña) y EE.UU., donde los "blancos" se sitúan (últimamente)
preferentemente en el sistema de transporte de Nueva York.
Esos ensayos les permite a los planificadores evaluar posibles reacciones
sociales y políticas frente a un atentado real.
En este escenario, se reactualizan las operaciones psicológicas para
involucrar a grupos y organizaciones islámicas asiáticas y africanas dentro
de un plan "terrorista" común para vulnerar la seguridad de EE.UU. y Europa.
El eje Irán-Afganistán-Pakistán-Europa
Evidentemente, las operaciones de testeo con las amenazas y planes "terroristas"
siguen concentradas en el eje asiático India-Afganistán-Pakistán-Yemen, en
Medio Oriente, en los países islámicos del cuerno de África, y en el marco
de las potencias europeas que tienen tropas en Afganistán, donde los
talibanes están exterminando a los soldados de EE.UU. y la OTAN y ya controlan
más del 70% del territorio afgano.
Como se sabe, los gobiernos europeos, ante el enorme costo político y social
que les acarrea, son cada vez más renuentes a mantener su alianza militar
con EE.UU. en Afganistán (hasta ahora la guerra de ocupación más costosa y
problemática para el Imperio) y algunos de ellos ya están pensando en
retirarse de sus acuerdos militares con Washington.
Las mismas potencias europeas, a su vez, tienen en su manos la "resolución
final" sobre el programa nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU,
donde el fin de la "opción diplomática" podría desencadenar a corto o
mediano plazo acciones de endurecimiento económico y hasta nuevas y más
duras sanciones militares contra Teherán.
Las seis potencias del grupo "5+1" (EE.UU., Rusia, China, Francia, Reino Unido
y Alemania) ya acordaron con varios países árabes celebrar consultas sobre
posibles "acciones" a emprender contra el programa nuclear de Irán.
Israel y EE.UU., por su parte, esgrimiendo informes (de la AIEA) donde se
consigna que Irán ya está en condiciones de fabricar ojivas nucleares,
siguen presionando para embarcar a la OTAN y a las potencias europeas en
acciones militares inmediatas contra Irán.
Estos dos conflictos estratégicos centrales (el ataque a Irán y el desenlace
en Medio Oriente) son los que básicamente alimentan las operaciones con el "terrorismo",
tanto en Asia EE.UU., como en las metrópolis europeas.
Las "amenazas" (con las posibilidades siempre latentes de un "atentado
real"), siempre se orientan a dos objetivos principales:
-
Ablandar la masa de resistencia de los socios europeos nucleados en la
OTAN para que continúen su alianza militar en las operaciones de conquista de
mercados y de recursos estratégicos.
-
Preparar y crear las condiciones para acciones militares y de bloqueo
económico contra Irán, antes de que este país alcance a desarrollar ojivas
nucleares que pongan en peligro la supervivencia del Estado de Israel (la
madre patria del imperio capitalista que controla el mundo desde Washington
y Nueva York).
Para ello es imprescindible generar un contexto asiático y europeo amenazado
no solamente por el "terrorismo islámico" de Al Qaeda, sino también por el "peligro
nuclear iraní" que puede expandirse por Europa y EE.UU..
Esto explica sucintamente el eje Asia-África-Medio Oriente-Europa de las
actuales operaciones "CIA-terroristas" que siguen extendiendo su estela de
nuevas amenazas tanto en la región como en las metrópolis de EE.UU. y Europa.
Resumiendo
El "terrorismo" no es un objeto diabólico del fundamentalismo islámico, sino
una herramienta de la Guerra de Cuarta Generación que la inteligencia
estadounidense y europea vienen utilizando para justificar sus operaciones
de conquista militar.
O sea, dividir al mundo árabe musulmán y controlar Medio
Oriente, mantener y consolidar la alianza USA-UE en el campo de las
operaciones para derrotar a los talibanes en Afganistán, consolidar la
división y la ocupación de Irak, ocupar y controlar Pakistán, lanzar
operaciones militares de nuevas conquistas en África y en Eurasia,
justificar acciones militares contra Irán antes de que se convierta en
potencia nuclear, alimentar la "guerra fría" intercapitalisa por mercados,
petróleo y recursos estratégicos con el eje Rusia-China, y generar un
posible segundo 11-S para distraer la atención de la crisis económica global
que ya ha derivado (por medio del desempleo) en crisis social tanto en
EE.UU.
como en Europa.
Dentro de esta línea directriz, se van a enmarcar los distintos
acontecimientos de "amenazas" y "descubrimientos de complot terroristas" que
se irán desarrollando de ahora en más en Europa y EE.UU. como en Asia Central,
Medio Oriente y la región del cuerno africano.
El punto "nebuloso" de estas operaciones reside en precisar en que momento
los estrategas del "CIA-terrorismo" van a implementar el escenario de otro
atentado real en alta escala (que aparece como potencial) en objetivos de
Europa, Asia, o EE.UU.
El "blanco", como ya se precisó más arriba, seguramente va a estar
determinado por el resultado y la evaluación de los "testeos" con las "amenazas"
y los "complots terroristas" que vayan denunciado EE.UU. y las potencias
europeas.
En el momento que EE.UU. decida atacar a las usinas nucleares de Teherán, o
lanzar operaciones nuevas operaciones militares en Eurasia, África y Medio
Oriente, va a necesitar imperiosamente de uno o varios atentados terroristas
reales para ablandar la resistencia de los aliados y conseguir consenso
internacional para nuevas ocupaciones.
Precisamente, esas son las funciones claves que viene cumpliendo el "terrorismo
islámico" (como arma de guerra imperial) controlado por la CIA desde el 11-S
hasta aquí.