por Manuel Freytas
Informe especial
04 Agosto 2009
del Sitio Web
IARNoticias
Contrariamente a lo que predican analistas y modernos sacerdotes pacifistas
del sistema, el ideario de realización de la civilización imperial
capitalista no se basa en la búsqueda de la (idílica) "paz social", sino en
la búsqueda de la (pragmática) guerra militar como factor primario de
dominación y control a escala global. El capitalismo solo hace la "paz"
cuando tiene ganada la guerra. |
La "paz social" (sustancia matriz del "sistema democrático" de dominio
vigente) no surge a priori como un objetivo, sino como un resultante exitoso
del control militar sobre las resistencias sociales que el sistema
capitalista establece para mantener sus estrategias de explotación del
hombre por el hombre y de concentración de riqueza en pocas manos.
"Hacer el amor y no la guerra", es un mito pacifista que se subvierte dentro
de la necesidad histórica del sistema capitalista de lanzar guerras
militares permanentes como método de conquista y apropiación primaria de
mercados y de materias primas para el sostenimiento de su estructura
económica productiva imperial.
El sistema capitalista (producto histórico de la dominación del hombre por
el hombre) no se alimenta de la paz sino de la guerra concebida como el
primer escalón de las políticas y estrategias de dominación (sustento de la
explotación económica) a escala global.
Es más, los propios procesos históricos ya incorporaron la "economía de
guerra" (emergente de la industria de la guerra) como un segmento clave de
la economía capitalista que en caso de colapsar arrastraría consigo a todo
el sistema a escala global.
La guerra y el dominio
La historia de la humanidad, es la historia de la conquista y de la
dominación del hombre por el hombre en distintas etapas y grados de
evolución transformacional que transcurren de lo simple a lo complejo.
El control del oponente es la base del dominio, a nivel del hombre y su
entorno primero, y de los sistemas (políticos, económicos y sociales) que
rigen las sociedades, después.
Cuando el primer hombre primitivo controló y dominó por medio de la fuerza a
otro, estaba estableciendo el principio de la dominación del hombre por el
hombre que rigió el desarrollo de todas las civilizaciones imperialistas
conocidas hasta ahora, y cuya máxima expresión de desarrollo estratégico se
da con el sistema capitalista.
La búsqueda del control y del dominio, a su vez, definen el carácter
imperialista de las distintas civilizaciones (incluida la capitalista) que
fueron marcando la evolución y el trazado de la historia humana a partir del
dominio hegemónico.
Las distintas "civilizaciones" a lo largo de la historia no fueron producto
de la libre creación del espíritu y de la mente humana, sino un emergente de
estrategias y políticas orientadas a la conquista (militar, económica,
política y social) de las clases más poderosas sobre los estamentos más
débiles de la población humana.
La guerra, el uso y el control del poder militar, la capacidad de
destrucción masiva, fue el factor primario que posibilitó (por medio de la
conquista) que grupos reducidos de individuos (las "clases dominantes")
impusieran su voluntad sobre las mayorías y las condenaran a la servidumbre
y el esclavismo.
Desde la antigüedad, pasando por Grecia y Roma hasta el "sistema capitalista",
las guerras fueron herramientas estratégicas (claves) para la construcción
de los distintos sistemas de dominio basados en el control masivo de
poblaciones para concentrar (por medio de la explotación del trabajo social)
poder y riquezas económicas.
Históricamente, los "ricos" (la concentración del poder económico) no
nacieron de un repollo, sino que son el emergente evolutivo y
transformacional de un sistema de dominio del hombre por el hombre (el
control y el dominio sobre los "pobres") que descansa en última instancia en
la concentración del poder militar y en la capacidad para hacer la guerra.
Si EE.UU. no contara con,
-
la maquinaria nuclear militar del Pentágono
-
cinco
flotas (aviones, barcos y submarinos) con poder nuclear
-
800 bases
militares distribuidas por todo el planeta con capacidad de destruir varias
veces la tierra,
...su poderío imperial económico financiero no hubiera podido
existir.
El dólar no es la "moneda patrón" del sistema capitalista por méritos
propios, sino porque detrás suyo se encolumna el poderío nuclear militar de
EE.UU. que oficia de gendarme armado para el sostén
del sistema.
En un escenario siempre mutante y constante, las guerras (imperiales)
evolucionaron de la colonización militar a la colonización de cerebros, sin
perder su objetivo primario de conquistar y controlar para dominar.
Por eso la dinámica funcional de la historia humana (en todos sus estadios)
se rige por las estrategias de control y dominación desarrolladas por medio
de las guerras imperiales.
Y contrariamente a lo que predican los modernos "pacifistas" a ultranza,
las
guerras no se hacen para matar sino que se hacen para controlar y dominar.
Las masacres militares no son un objetivo a priori, sino un resultante del
objetivo a priori de la búsqueda del control y del dominio militar.
O sea que, en primer lugar, y según lo que surge como comprobación fáctica y
estadística de cualquier estudio estratégico, las guerras imperiales no se
hacen para matar, sino para controlar y dominar.
En segundo lugar, la destrucción material y los genocidios humanos que
producen las guerras (de conquista imperial) vienen como consecuencia de la
búsqueda de control y dominio sobre un oponente que resiste, y no al revés.
Por lo tanto, las guerras (de conquista imperial) no se planifican para
matar, sino para apoderarse de un objetivo estratégico siguiendo la
motivación imperialista central de controlar para dominar, y su concepto de
aplicación va desde territorios hasta sociedades y hombres.
Toda acción de dominación del hombre por el hombre (implícita en la guerra
de conquista imperial) se rige por un axioma estratégico: para dominar,
primero hay que controlar por medio de la guerra.
El que planea una guerra de conquista no lo hace para destruir, sino que lo
hace con un objetivo estratégico de controlar y dominar blancos de
apoderamiento trazados de antemano, sean territorios (guerra militar),
recursos económicos y mercados (guerra económica), países y sociedades (guerra
social), o mentes (guerra psicológica).
Al contrario de lo que cree la mayoría, el resultado exitoso de las guerras
no se mide por la destrucción militar, sino por la consecución de los
objetivos con el menor costo de destrucción física o de vidas humanas.
Vale como ejemplo la operación militar
Plomo Sólido que Israel lanzó sobre Gaza, en enero pasado, que fue lanzada para controlar y/o exterminar a
Hamás,
pero terminó en una derrota y en un fracaso internacional para el
estado
judío por la masacre de civiles inocentes y la destrucción de
infraestructura en la que derivó.
La guerra por otras vías
Desde la prehistoria hasta la actualidad, todas las civilizaciones
dominantes se valieron de la guerra imperialista para controlar y dominar:
-
Territorios (conquista territorial) = Control político
-
Recursos naturales (conquista de recursos) = Control económico
-
Sociedades (conquista de las sociedades) = Control social
-
Individuos (conquista de las mentes) = Control ideológico
Los imperios antiguos (Grecia, Roma) sólo habían llegado a la conquista
territorial (guerra militar) y a la conquista de recursos (guerra económica),
y apenas habían tocado el primer estadio de la guerra social (conquista de
la sociedad), imponiendo sus idiomas o sus creencias religiosas en los
territorios conquistados (caso del latín con Roma, o caso de la
religión
católica con los imperios de la Edad Media).
Con el Imperio del sistema capitalista, la guerra por el dominio y el
control completa el ciclo evolutivo con la guerra social (conquista de las
sociedades) y la guerra psicológica (conquista de las mentes).
Esta instancia de guerra por el control y el dominio de las sociedades y de
las mentes, se posibilita por el advenimiento de la Revolución Industrial en
el siglo XIX, que luego condujo a la Revolución Tecnológica e Informática
del siglo XX.
Es decir que la guerra por el dominio y control de las sociedades y de las
mentes, sólo se produjo a partir de la interacción funcional de la
tecnología mediática (medios de comunicación) y de la informática (electrónica
y computación) orientada a un objetivo de control y dominio mediante una
estrategia comunicacional.
Esos tres factores (medios de comunicación, electrónica y computación, y
estrategias comunicacionales) posibilitaron que la guerra por el control y
el dominio imperial capitalista tocara su máximo estadio de desarrollo
estratégico: la Guerra de Cuarta Generación.
Porqué el capitalismo no puede prescindir de la guerra militar
El desarrollo tecnológico e informático, la globalización del mensaje y las
capacidades para influir en la opinión pública mundial, convirtieron a la
Guerra Psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la 4GW
(Guerra de Cuarta Generación), a la que se agrega una variante "contraterrorista"
tras los ataques explosivos del
11-S en
EE.UU.
De esta manera, y a partir del 11-S norteamericano, la "Guerra Psicológica"
(con su variante la "Guerra Contraterrorista") conforma la columna vertebral
estratégica de la Guerra de Cuarta Generación, con los
Medios de
Comunicación convertidos en los nuevos ejércitos de conquista.
La
Guerra Psicológica define el estadio superior de las estrategias de
control y dominación ensayadas hasta ahora por los sistemas imperialistas (dominación
del hombre por el hombre) que se fueron sucediendo hasta llegar al sistema
capitalista.
¿Y porqué en este estadio avanzado del control social sin el uso de las
armas el capitalismo no puede prescindir del uso de la guerra militar?
Por tres razones precisas que la justifican:
-
Las guerras y los conflictos militares alimentan a los complejos
militares y la industria bélica (con facturación billonaria) constituida en
la pata complementaria de la rentabilidad capitalista trasnacional.
-
Los conflictos intercapitalistas por petróleo y recursos estratégicos
esenciales para la supervivencia futura de la potencias sólo se resuelven en
última instancia (y a nivel de desenlace) por la guerra militar.
-
Solamente el aparato y el arsenal militar nuclear garantizan
efectivamente la supervivencia del Estado imperial y de las potencias
centrales, que sin la supremacía del poder militar serían engullidos y
destruidos por el resto de los países que integran el sistema a nivel
planetario.
Esta realidad fáctica, entre una multiplicidad de factores interactivos,
explica porqué el capitalismo (hasta su desaparición) está centralmente
determinado por la guerra militar como factor primario de dominio y de
preservación de su sistema económico de explotación del hombre por el
hombre.
En este escenario, marcado por las leyes y contradicciones de su propia
supervivencia, el sistema capitalista está condenado a vivir en la "guerra
permanente", y, consecuentemente solo hay "paz" en el microchip instalado en
el cerebro de los colonizados mediáticos que alimentan la rueda del dominio
sin el uso de las armas.