por Rodrigo Contreras A. 16 Mayo 2013 del Sitio Web Caretas
En Lima se rediseña el mapa global de comercio en la decimoséptima ronda de negociaciones (2013) del Acuerdo de Asociación Transpacífico.
Humala en el centro.
del TPP, del 15 y 24 de mayo (2013). ¿El TPP? El Acuerdo de Asociación Transpacífico o Transpacific Partnership Agreement, que empezó como un acuerdo comercial entre Chile, Brunei, Nueva Zelanda y Singapur, en 2005, pero ha crecido como levadura, sumándose a las negociaciones, EE.UU., Canadá, México, Australia, Malasia, Vietnam y Perú.
El TPP negocia entre sus miembros un vasto tratado de libre comercio en el marco del Foro Económico de Cooperación Económica (APEC, por sus siglas en inglés), adelantando el cronograma Asia-Pacífico. El TPP se sobrepone a TLC vigentes, pero en la mesa hay diferentes criterios.
La limeña es la decimoséptima ronda (2013) de negociaciones. El autor de la presente colaboración, Rodrigo Contreras, fue negociador jefe del Acuerdo TPP por Chile, y director de Asuntos Económicos Multilaterales y de Asuntos Económicos Bilaterales de la Cancillería chilena, entre 2007 y 2012. Actualmente es consultor independiente
en temas de comercio internacional.
El tratamiento más profundo y extenso que
pretende darle a los temas en negociación, así como la cantidad e
importancia de países que participan, hacen que transcienda su ámbito
geográfico y marquen la pauta para futuras negociaciones comerciales.
Esto exige una posición negociadora firme ante
las pretensiones y presiones de los países mas ricos en el TPP y sus
empresas.
Debemos evitar límites al acceso al conocimiento
disponible en Internet y no exacerbar la protección de la propiedad
intelectual en el descargo de contenidos en línea.
Los presupuestos de salud pública y el acceso a
los servicios de salud de las personas más vulnerables se verían afectados
en nuestros países.
El
Fondo Monetario Internacional ha reiterado
que uno de los principales desafíos para América Latina es recomponer los
márgenes para aplicar salvaguardias financieras. En estas circunstancias no
tiene sentido liberalizar aún más los flujos de capital, privándonos de
legítimas herramientas para resguardar la estabilidad en este campo.
Nuestros países tienen objetivos similares, y en
algunas áreas compartimos intereses con países asiáticos, lo que permitiría
un mayor margen de negociación con los países más grandes en el TPP.
Es preciso rechazar la imposición de un modelo
concebido en función de realidades de países de altos ingresos, que son muy
distintas de los demás países participantes.
Generará, además, presiones de los cada vez más activos movimientos sociales, que no están dispuestos a dar tregua a gobiernos que acepten un resultado de las negociaciones del TPP que limite las posibilidades de aumentar la prosperidad y el bienestar de nuestros países.
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