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ABC reunido con varios líderes empresariales
EFE rompe con el Transpacífico (TPP) y renegocia el Nafta con México y Canadá
El nuevo presidente rompió el compromiso con el Acuerdo Transpacífico (TPP), que su antecesor, Barack Obama, había suscrito con otros once países de América y de Asia el pasado año.
Aunque todavía sin ser formalizada en una orden ejecutiva, como ocurrió ayer con el anterior, la Administración Trump también ha iniciado las conversaciones políticas con Canadá y México, los dos socios de Estados Unidos en el otro gran pacto comercial, para renegociar el Nafta (Acuerdo de Libre Comercio para Norteamérica, por sus siglas en inglés).
El nuevo inquilino de la
Casa Blanca eligió una puesta en escena con altos ejecutivos de
grandes industrias estadounidenses para comunicarles sus decisiones
y transmitirles en persona la filosofía proteccionista que va a
marcar su mandato.
Donald Trump empieza a llevar a la práctica la máxima que proclamó bajo la cúpula del Capitolio el pasado después de jurar su cargo el pasado viernes:
Con la determinación de "beneficiar a los trabajadores", un mensaje paternalista que tampoco va a abandonar, Trump excluye a Estados Unidos del que iba a ser el mayor acuerdo comercial del mundo y a abrir el mercado norteamericano a Asia, un espacio que suprimía las barreras al 40% del tráfico de productos y en el que se encuentran aliados asiáticos tradicionales como Japón.
En el fondo late también el combate de Trump a la competencia desleal que a su juicio protagoniza China, lo que podría conducir a una guerra de aranceles.
Aunque el gigante
asiático decidió excluirse del Transpacífico, el acuerdo estaba
llamado a intentar incorporarlo en el futuro.
Para ellas, como ha repetido recientemente con advertencias concretas desde su cuenta de Twitter,
Es el nuevo signo de los tiempos...
Las encuestas avalan hasta el fuerte cambio de opinión de sus votantes en los últimos dos años, que ya durante la pasada campaña electoral consideraban "perjudiciales para Estados Unidos" los grandes tratados de libre comercio, con un 68% frente a un 24% (Pew Research Center, octubre de 2016).
La división es mayor
entre los demócratas, prácticamente al 50% entre quienes apoyan y
quienes rechazan estos grandes acuerdos, como se puso de manifiesto
en las primarias entre
Hillary Clinton y Bernie
Sanders, al igual que Trump, combativo activista en contra el
Acuerdo Transpacífico (TPP).
Fue él quien suscribió, en 1988, el otro acuerdo de libre comercio que va a impugnar Trump, el Nafta. Aunque en este caso no para romperlo, sino para renegociarlo.
Tanto el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, se han mostrado ya dispuestos a abrir el melón del pacto norteamericano de libre comercio. Trudeau dio su visto bueno el domingo por teléfono.
El ministro de Exteriores de México, Luis Videgaray, visitará mañana la Casa Blanca para emprender las primeras conversaciones con Trump.
El presidente
estadounidense exige más protección para Estados Unidos de un
acuerdo que considera que ha beneficiado mucho más a sus dos socios
que a su país, como recalcó en la campaña.
Quedan excluidos los miembros del ejército, que Trump pretende reforzar.
Aunque había barajado otorgar la excepcionalidad a los sectores de seguridad y los servicios sociosanitarios, finalmente han sido incluidos en la congelación.
La otra orden firmada por Trump prohíbe el uso de fondos públicos para financiar a los movimientos pro-abortistas en el extranjero.
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