por Mathieu Miquel
2009
del Sitio Web
VoltaireNet
Primera Parte
Atentados de Madrid - ¿Fue Realmente Un Atentado
Islamista?
19 Octubre 2009
Una serie de atentados enlutó Madrid hace cinco años.
La justicia española
concluyó que aquella operación, atribuida sucesivamente a la ETA y después a
Al Qaeda, fue de inspiración islamista, aunque no vinculada con redes
internacionales.
La prensa española, con el diario El Mundo a la cabeza, está poniendo hoy
en entredicho esa conclusión, de evidente carácter político.
Como en
los
casos de los atentados,
...veamos un análisis sobre la cuestión.
Titulares del diario español {El País}
192 muertos y 1 800 heridos. El atentado de Madrid constituye un verdadero
trauma para la sociedad española, sobre todo porque la polémica sobre los
verdaderos autores del atentado no ha terminado aún.
El 11 de marzo de 2004,
siendo alrededor de las 7 horas y 40 minutos de la mañana, diez bombas
estallan en cuatro trenes en el espacio de unos pocos minutos. La fecha
parece haber sido escogida cuidadosamente ya que los hechos se producen a
sólo tres días de las elecciones generales a las que el Partido Popular (de
derecha) del presidente saliente José María Aznar se presenta como favorito.
Las sospechas de la prensa y de la mayoría de los españoles se dirigen de
inmediato hacia la ETA, el grupo nacionalista vasco, hacia el cual el
presidente del gobierno saliente ha predicado una política de fuerza. Pero
al producirse el arresto de un grupo de sospechosos marroquíes, la víspera
de las elecciones, las sospechas de la opinión pública van a reorientarse
hacia Al Qaeda.
El ataque pudiera ser una represalia por la participación de España en la
guerra contra Irak, aunque las autopsias demuestran que no hubo ningún
kamikaze. El posterior empecinamiento del gobierno de Aznar en condenar a la
ETA es interpretado como el resultado de un cálculo electoral y la votación
del 14 de marzo da la victoria al Partido Socialista de José Luís Zapatero.
Tres semanas más tarde, el 3 de abril, 7 sospechosos magrebíes «se suicidan»
al hacer estallar el apartamento en que se encontraban rodeados por la
policía.
La instrucción de la investigación durará más de dos años hasta que
se abre el juicio por el atentado, en febrero de 2007.
La justicia confirma la tesis del atentado islamista pero los supuestos
organizadores del atentado resultan absueltos. Sólo uno de los acusados es
encontrado culpable de haber puesto bombas en los trenes y la mayoría de los
29 inculpados son condenados por ser miembros de grupos yihadistas, no por
estar implicados en el atentado. El proceso de apelación confirma esa
sentencia en julio de 2008.
En España, una intensa polémica se desarrolla aún sobre ese atentado,
designado como «11-M».
La prensa extranjera prácticamente se ha abstenido de
reportar la polarización de los medios españoles en cuanto al tema [1]. Los
dos principales diarios de España se oponen, en efecto, con rudeza al
abordar los atentados del 11 de marzo.
Según El País (diario atlantista de centro izquierda), no existen dudas
válidas sobre la tesis islamista, mientras que para El Mundo (periódico
soberanista de centro derecha) la tesis islamista no es más que un montaje
policial. El periodista más emblemático entre los defensores de esa opinión
es sin dudas Luís del Pino, que trabaja para Libertad Digital, el primer
diario numérico de España, y es además el autor de varios libros y
documentales de TeleMadrid [2] sobre el tema.
Otros medios, más dispuestos a
tratar de desacreditar que a emprender un debate argumentado, califican la
posición de Luís del Pino de teoría de la conspiración o de «consparanoia».
La división existe incluso entre los escépticos que se oponen a la tesis del
atentado islamista. Algunos incriminan a la ETA mientras que otros sospechan
de los servicios secretos, tanto de los españoles como de los extranjeros.
Nuestro artículo no abordará el tema de los verdaderos autores del atentado
sino que se limitará a demostrar que la versión oficial es falsa.
Como la justicia española ha avalado la tesis del atentado islamista, es
esencial comenzar por la exposición de esa tesis. Por increíble que pueda
parecer, las pruebas que supuestamente la confirman no resisten sin embargo
el rigor de un análisis. Y el comportamiento sospechoso de ciertos elementos
del aparato policial indica claramente la existencia de una voluntad de
sabotear la investigación.
Todas las informaciones expuestas en este
artículo provienen de los medios españoles anteriormente citados y de los
documentos judiciales oficiales, como el acta de inculpación, las audiencias
del proceso y el veredicto.
La piste islamista
La tesis del atentado islamista es la conclusión final de una investigación
que se desarrolló a partir de dos pistas. Expondremos aquí la marcha de esa
investigación, poniendo énfasis en las pruebas aceptadas por la justicia
española [3].
La primera pista de la investigación parte de una bomba que no
estalló. Tres de las bombas depositadas en los trenes tenían un defecto y no
estallaron. Se supo así rápidamente que las bombas estaban en bolsos de mano
o en mochilas. En la mañana del 11 de marzo, los especialistas en explosivos
neutralizaron dos de ellas mediante explosiones controladas.
Pero nadie reparó en la tercera mochila y ésta fue depositada junto a los
objetos abandonados de las víctimas. Fue en el momento de inventariar dichos
objetos que se descubrió la mochila que contenía la bomba, en la comisaría
del barrio de Vallecas, durante la noche del 11 al 12 de marzo. Aquella
bomba, conocida como «la mochila de Vallecas», se componía de 10 kilogramos
de dinamita del tipo «Goma 2 Eco», metralla, un detonador y un teléfono
celular (o móvil) que debía desencadenar la explosión a través de la función
de despertador.
El teléfono contenía una tarjeta SIM que, al ser rastreada a través de la
red de venta, permitió determinar dónde se había comercializado.
El rastreo
condujo a un establecimiento de Madrid especializado en la venta de
artículos telefónicos, perteneciente a un marroquí, Jamal Zougam. Basándose
en esos elementos, la policía arresta a Zougam, a dos de sus empleados y a
dos indios que supuestamente habían vendido el teléfono.
Estos arrestos
tienen el 13 de marzo, víspera de las elecciones. Los medios anuncian los
arrestos y dan amplia divulgación a las fotos de los sospechosos. En los
días posteriores varios pasajeros del metro dicen haber visto a los
detenidos en los trenes atacados. Finalmente, al cabo de varias semanas, la
inconsistencia de los testimonios da lugar a la liberación de 4 de los 5
sospechosos.
Zougam se mantiene en prisión ya que los testimonios en su
contra parecen más sólidos.
La otra pista que sirve de punto de partida a la investigación son las
revelaciones de Rafa Zouhier, un narcotraficante marroquí de poca monta,
confidente de la Guardia Civil (la segunda fuerza policial de España [4]). A
los pocos días del atentado este individuo dijo a la policía, en una
conversación telefónica grabada, que abrigaba fuertes sospechas sobre un tal
Jamal Ahmidan, alias El Chino.
El Chino es otro traficante marroquí de poca
monta y Zouhier lo había puesto en contacto con una banda de Asturias (región
del norte de España) sospechosa de traficar, entre otras cosas, con
explosivos originalmente destinados a la actividad minera.
Un miembro de aquella banda, Emilio Trashorras, confirma a la policía haber
proporcionado al Chino explosivos del tipo
Goma 2 Eco, afirmación
corroborada por un joven gitano que participó en la transacción. Por otro
lado, las comunicaciones entre varios miembros de la banda del Chino estaban
siendo interceptadas en el marco de una investigación sobre tráfico de
drogas, y las grabaciones confirman que aquellas personas habían viajado a
Asturias.
Las dos pistas de la investigación conducen a personajes completamente
diferentes. Por un lado, a Zougam, y por el otro, al Chino y su banda.
No se
descubre ningún vínculo personal entre ambos. La única conexión viene de 7
tarjetas SIM cuyos números aparecen durante el rastreo a través de la red de
comercialización de teléfonos. Y vinculan al Chino porque el operador
telefónico Amena declara que las tarjetas fueron puestas en funcionamiento
por vez primera el día anterior al atentado y en la zona de cobertura de una
antena que cubre la casa del Chino.
Al parecer, los explosivos se encontraban en aquella casa y la elaboración
de las bombas se desarrolló en ese mismo lugar. Después de su activación, no
se registró más actividad de las 7 tarjetas SIM, lo cual parece indicar que
fueron utilizadas para hacer estallar las bombas.
Se establece así el
vínculo entre Zougam y la banda del Chino.
Cerca del mediodía del 3 de abril, o sea tres semanas después del atentado,
la policía localiza finalmente la banda del Chino en un apartamento de
Leganés, en las afueras de Madrid. Al descubrir la presencia de la policía,
los sospechosos se niegan a rendirse y llegan a abrir fuego. Al caer el día,
el GEO (Grupo Especial de Operaciones de la policía española) lanza un
asalto para tratar de capturar a los miembros del comando terrorista.
Los
servicios de inteligencia advierten a la policía que los sospechosos
rodeados han realizado varias llamadas telefónicas en las que anuncian que
tienen intenciones de suicidarse. La policía fuerza la puerta del
apartamento y se produce una explosión en la que mueren los 7 sospechosos y
un policía del GEO.
Entre los escombros del apartamento aparecen explosivos del tipo Goma 2 Eco,
algunos textos y un video reclamando la autoría del atentado, pero las
personas que aparecen en el video no son identificables ya que portan
máscaras. Al igual que El Chino, la mayoría de los 7 muertos son
narcotraficantes de poca monta.
Los demás son miembros de círculos
islamistas radicales. La sentencia del juicio establece como conclusión que
estas personas depositaron las bombas, con la participación de Zougam, y que
planeaban cometer otros atentados en la región de Granada, donde habían
alquilado un apartamento.
Cierto número de indicios secundarios corroboran las conclusiones de esa
investigación. Entre ellos se menciona una furgoneta Renault Kangoo ya que
se trató del primer elemento importante encontrado durante la investigación
y su hallazgo provocó numerosas polémicas. Este vehículo se hallaba en el
parqueo de la estación del metro de Alcalá, por donde pasaron todos los
trenes que estallaron el 11 de marzo.
Un conserje del barrio declaró que en
la mañana del 11 de marzo había visto tres individuos sospechosos merodeando
alrededor de la Kangoo. Estaban prácticamente enmascarados con bufandas y
gorros y uno de ellos se dirigió hacia la estación del metro con un bolso.
Hacia el final de la mañana, la policía abre la furgoneta y la inspecciona.
Dos perros entrenados en detección de explosivos verifican la Kangoo sin
encontrar nada sospechoso.
Al encontrarse en la lista de vehículos robados,
la furgoneta es trasladada a una dependencia de la policía.
Allí, después de
una nueva inspección, aparecen en la furgoneta 7 detonadores, un fragmento
de explosivo del tipo Goma 2 Eco envuelto debajo de un asiento y, lo más
importante, un casete de audio con una grabación del Corán, que tendrá un
impacto decisivo en la opinión público española.
El veredicto del juicio
concluye que el objetivo del comando terrorista era imponer la ley islámica
en Europa mediante la fuerza y que el grupo se inspira en el ejemplo de Al Qaeda, sin estar por ello vinculado a esa organización [5].
Las grietas del veredicto
Acabamos de exponer aquí todas las pruebas importantes que sirvieron de
basamento a la tesis del atentado islamista.
Todas, sin embargo, están
plagadas de elementos sospechosos, como veremos a reanalizarlas una por una.
La prueba material fundamental es una de las bombas que no explotó el 11 de
marzo: la que apareció en la mochila de Vallecas. Graves sospechas de
falsificación existen, sin embargo, en cuanto a su composición así como en
lo tocante a las circunstancias en que se produjo el hallazgo. En primer
lugar, la bomba no explotó porque había un cable que simplemente no estaba
conectado.
El especialista en explosivos encargado de desactivarla declaró
en el juicio que aquella «chapuza» no se correspondía con la complejidad del
resto del dispositivo [6].
Existe, además, una diferencia esencial entre la
composición de la bomba encontrada y las que sí estallaron.
La mochila de Vallecas contenía 640 gramos de tornillos y clavos que debían
servir de metralla. Sin embargo, las autopsias revelaron que ninguna de las
víctimas había sido alcanzada por proyectiles metálicos [7]. Y, según los
policías que las manipularon, las dos bombas desactivadas en la mañana del
11 de marzo tampoco contenían ese tipo de proyectiles.
¿Qué motivó a los
terroristas a poner metralla en una sola bomba? Y, finalmente, las
circunstancias del hallazgo de la mochila de Vallecas son confusas.
Durante el juicio, los especialistas en explosivos explicaron que ellos
habían registrado 4 veces todos los objetos abandonados en los vagones y
certificaron que era imposible que la bomba encontrada estuviese entre ellos
[8].
Su origen resulta más dudoso todavía debido a que los objetos
abandonados entre los que fue encontrada aquella bomba fueron transportados
3 veces a lo largo de la jornada del 11 de marzo, no siempre bajo la mejor
vigilancia [9] y acabaron en la comisaría de Vallecas, contrariamente a lo
que había ordenado el juez.
Si se agrega a esto los testimonios contradictorios sobre el momento en que
fue descubierta [10], el hecho que no se menciona la bomba en los
inventarios de objetos abandonados [11]] y el hecho que no hay fotos de la
bomba anteriores al momento en que fue desmantelada, la inconsistencia de
dicha prueba resulta evidente. A pesar de lo anterior, el tribunal la
utilizó como elemento clave al rendir su veredicto.
La investigación a través de la red de comercialización de teléfonos
concluyó que la tarjeta SIM encontrada en la mochila de Vallecas había
estado en venta en el establecimiento de Zougam.
¿En qué se basa la
investigación para llegar a esa conclusión?
Antes de su venta al consumidor
en un establecimiento, las tarjetas SIM pasan generalmente por las manos de
3 o 4 intermediarios.
Pero sólo los primeros intermediarios mencionan en sus
facturas el número de identificación de cada tarjeta SIM vendida. Los
siguientes sólo anotan la cantidad total de tarjetas SIM.
En este caso, no existe una factura que pruebe que la tarjeta SIM
incriminada fue vendida a Zougam [12]. Lo único que permite llegar a esa
conclusión es el testimonio de su proveedor, que dice recordar
específicamente la venta de esa tarjeta SIM entre cientos de otras tarjetas.
Aceptemos, sin embargo, ese elemento como prueba suficiente y sigamos
examinando el curso de la investigación.
El hecho de haber vendido una tarjeta SIM no hace al vendedor responsable
del posible uso delictivo que el comprador pueda darle a dicha tarjeta. Pero
Zougam había aparecido como testigo en una investigación anterior sobre
terroristas islamistas.
Al parecer fue ése el único argumento que motivó su
arresto el 13 de marzo, ya que ningún testigo lo había descrito ni lo había
identificado antes de aquella fecha. Un reanálisis del comportamiento de
Zougam hasta el momento de su arresto permite comprobar que al parecer
cometió una serie de imprudencias realmente increíbles. Primeramente,
utilizó una tarjeta SIM en venta en su propio establecimiento para
confeccionar la bomba de Vallecas.
En segundo lugar, dejó esa tarjeta SIM en el teléfono a pesar de que ésta no
era necesaria para el uso de la función de despertador. Y, en tercer lugar,
prosiguió su actividad normal hasta el día de su arresto, en la tarde del 13
de marzo, a pesar de que toda España sabía desde el 12 de marzo por la
mañana que la policía había desmantelado una de las bombas.
A partir de
aquel momento, Zougam tenía que saber que los investigadores tenían en su
poder una tarjeta SIM que los conduciría hasta él. Pero no trató de
esconderse ni huir. La incoherencia de ese comportamiento lleva a dudar de
su culpabilidad.
Los medios dan amplia difusión a los arrestos del 13 de marzo y a las fotos
de los sospechosos. Pasajeros de los trenes atacados se presentan
espontáneamente para prestar testimonio sobre los sospechosos vistos en los
trenes el 11 de marzo. Algunos de esos testimonios implican a Zougam y
constituyen la única prueba de su implicación en el atentado.
También se
trata en este caso de una prueba increíblemente inconsistente, en relación
con la gravedad de los hechos.
El primer problema reside en la difusión de la foto de Zougam a través de
los medios, hecho que impide que los testimonios cumplan una regla
fundamental: el recuerdo no debe estar influenciado por otras imágenes
vistas después de los hechos. Por otro lado, algunos testimonios no
concuerdan en cuanto al recorrido que supuestamente hizo Zougam en los
trenes, se contradicen en lo tocante a su descripción, a cómo estaba vestido
o afirman que depositó un bolso en un lugar donde no explotó ninguna bomba
[13].
Finalmente el veredicto de octubre de 2007 sólo tiene en cuenta 3
testimonios que incriminan a Zougam [14].
En el juicio de apelación, en
julio de 2008, la corte invalida uno de esos 3 testimonios ya que el testigo
había prestado su declaración ante el juez de instrucción en vez de hacerlo
ante el tribunal, al que ni siquiera fue convocado, lo cual impidió que la
defensa de Zougam pudiera interrogarlo a pesar de las dudas existentes sobre
su declaración.
Por ejemplo, según ese testigo el sospechoso se bajó del
tren, saliendo al andén, y después volvió al mismo vagón pasando por la
puerta que comunicaba con el otro vagón, comportamiento extrañamente
indiscreto tratándose de alguien que está poniendo bombas. Sólo quedan, por
lo tanto, dos testimonios que acusan a Zougam y los dos provienen de dos
amigas rumanas que viajaban juntas.
La primera se presentó como testigo tres
semanas después del atentado.
En aquel momento su descripción del sospechoso es muy somera: un individuo
de 1 metro 80 de estatura, de complexión física media, que llevaba un bolso.
Sin más detalles.
Pero esa misma descripción se va precisando días después,
cuando la policía le muestra una serie de fotos entre las que ella reconoce
a Zougam: cabello hasta los hombros, nariz más bien gruesa, barba de chivo,
labio inferior más grueso que el superior, etc. Es lícito preguntarse
entonces si lo que está describiendo esta testigo no es más bien lo que ve
en la foto en vez de lo que recuerda.
También van cambiando sus
declaraciones sobre otros detalles, como la posición del vagón en el tren.
Al cabo de un año, la testigo recuerda que el sospechoso la empujó,
justificando así por qué recordaba su rostro, y dice entonces por vez
primera que ella misma viajaba con una amiga, que se convierte así en el
segundo testigo acusatorio contra Zougam.
-
¿Por qué pasó todo ano sin que mencionara a la amiga que viajaba con ella?
-
¿Por
qué esa otra testigo esperó un año antes de manifestarse?
-
¿Qué podía
recordar aún esa nueva testigo al cabo de todo ese tiempo?
-
¿Puede
considerarse su testimonio como independiente del de su amiga?
Y es
precisamente sobre la base de esos dos dudosos testimonios que se pronuncia
la única condena por la ejecución material del atentado del 11 de marzo.
Por
su parte, Zougam negó siempre toda implicación en el atentado.
Todas las demás personas que supuestamente pusieron bombas perecieron el 3
de abril en la explosión del apartamento de Leganés, tres semanas después
del atentado. Una importante consecuencia de la muerte de esas personas es
que la investigación no reconstruyó el papel exacto de cada una de esas
personas en la realización del atentado, concentrando entonces la atención
en los inculpados.
La justicia reconoce en su veredicto que se ignora cuáles
de entre esas 7 personas se dedicaron a poner las bombas y dónde lo hicieron
[15].
Lo anterior contrasta con el caso de Zougam, claramente acusado de haber
puesto las bombas en el tren que explotó en la estación Santa Eugenia.
Después de haber visto el trabajo que costó mantener el expediente de la
acusación contra Zougam, se puede pensar que la ausencia de información [sobre
las personas muertas en Leganés] resultó paradójicamente beneficiosa para
los encargados de demostrar la culpabilidad de esos 7 sospechosos ya que
evitó toda confrontación con la realidad.
La investigación se enfocó
entonces en demostrar que la muerte de aquellas personas en el apartamento
de Leganés fue un suicidio, suicidio que fue utilizado como prueba del
fanatismo de los sospechosos mientras que el descubrimiento de documentos
que reclamaban la autoría del atentado entre las ruinas del apartamento era
interpretado como una confesión póstuma.
Las circunstancias en que se descubre aquel apartamento, en momentos en que
los 7 sospechosos se encontraban allí, siguen siendo confusas.
Durante mucho
tiempo, la policía habló de un tiroteo callejero entre varios de sus agentes
y una banda de magrebíes. El incidente supuestamente desembocó en una
persecución que llevó a la banda a refugiarse en el apartamento de Leganés
[16]. Pero este episodio desaparece posteriormente del discurso oficial para
dar paso a otra explicación.
Según ésta, la policía pasó revista a la lista de llamadas de un teléfono
sospechoso de pertenecer al comando terrorista. Al llamar a uno de los
números de esa lista, la policía entró en contacto con un propietario que
afirmaba haberle alquilado un apartamento en Leganés a un grupo de árabes
desde hacía un mes.
Esa es la versión del descubrimiento del apartamento que
se menciona en el veredicto, en el que se ignora totalmente el episodio de
la persecución.
La policía rodea entonces el apartamento, en la tarde del 3 de abril. Hacia
las 21 horas, el GEO emprende el asalto, de forma precipitada según los
miembros de esa brigada [17]. Pero antes de lograr entrar, estalla el
apartamento, causando la muerte de sus 7 ocupantes y de un miembro del GEO.
Debido al estado de los cadáveres, se hace necesario recurrir a las huellas
digitales o al ADN durante el proceso de identificación.
La investigación
concluye que se trata de un suicidio colectivo, pero el carácter suicida de
la explosión no está tan claramente establecido como se afirma en el
veredicto.
Antes del asalto del GEO y la explosión, los vecinos habían oído disparos,
gritos e incluso cánticos en árabe provenientes del apartamento. Pero nadie
pudo ver claramente a los sospechosos. Y no existen huellas ni registro
alguno de los impactos de bala que deberían existir en en el lugar después
del intercambio de disparos [18].
El argumento decisivo para sostener la
tesis del suicidio es que los sospechosos supuestamente se comunicaron por
teléfono con sus familias durante el asedio para despedirse de ellas.
Durante el juicio, el único familiar citado como testigo de esas llamadas
fue el hermano de uno de los 7 sospechosos, Abdenabi Kounjaa.
Este testigo declaró que no pudo reconocer la voz de su hermano durante la
llamada, y que pensó que no era él [19], razón por la cual avisó de
inmediato a la policía y no devolvió la llamada a su hermano para
convencerlo de no suicidarse. Ese testimonio pone seriamente en duda la
autenticidad de las llamadas, sobre si se tiene en cuenta que ningún otro
familiar fue citado al juicio como testigo.
El expediente de la instrucción contiene 3 informes sucesivos sobre esas
llamadas, pero no aporta mayores aclaraciones sobre el asunto. Cada informe
contradice el anterior en numerosos aspectos: los teléfonos utilizados, la
identidad de algunos destinatarios de las llamadas y la cantidad de llamadas
realizadas a algunos destinatarios [20].
Tantas divergencias justifican las
dudas en cuanto a la confiabilidad de tales datos.
¿Realmente se suicidaron los sospechosos? ¿Qué circunstancias determinaron
la presencia de estos en aquel apartamento?
El 3 de abril hacía ya 4 días
que los medios venían anunciando que estaban siendo buscados y que sus fotos
habían sido divulgadas. En ese contexto, reunirse todos en un apartamento de
las afueras de Madrid, en vez de escapar cada uno por su lado, resultaba una
gran imprudencia. Y ¿por qué esperarían aquellos criminales, que acababan de
cometer un crimen masivo, a que la policía evacuara toda la vecindad antes
de volar el apartamento?
Las incoherencias no se terminan ahí. Quien se
interese en los movimientos de los sospechosos entre el atentado y el
momento del suicidio se enterará, por ejemplo, de que El Chino estuvo de
fiesta con la familia de su mujer 8 días después del atentado, en la misma
casa donde supuestamente confeccionó las bombas.
El propio perfil de la
mayoría de los miembros del comando no se corresponde con el islamismo
radical que supuestamente los llevó a perpetrar la masacre y, posteriormente,
al suicidio. Cuatro de ellos eran delincuentes de poca monta vinculados al
medio del narcotráfico, poco compatible con el islamismo.
El Chino vivía con una española “de sangre”, que se vestía con ropa ligera,
y el hijo de ambos iba a una escuela católica [21]. La muerte de aquellos 7
sospechosos permitió, en todo caso, reconstituir un escenario sin entrar
demasiado en los detalles, y sin que los acusados pudieran contradecirlo.
Por otra parte, periodistas que han tenido acceso al expediente de
instrucción [22] ponen en duda el vínculo anteriormente mencionado entre los
7 suicidas y Zougam.
Según esos periodistas, no hay en los documentos que
proporcionó el operador telefónico Amena nada que indique que las 7 tarjetas SIM en cuestión hayan sido puestas en funcionamiento en la casa del Chino.
La defensa mencionó ese problema durante el juicio sin que los empleados de
Amena invitados a declarar como expertos pudieran responder a ello [23].
El último elemento importante a favor de la tesis del atentado islamista es
la furgoneta Renault Kangoo. El veredicto establece que varios miembros del
comando terrorista, sin precisar quiénes [24], utilizaron esa furgoneta para
llegar con sus bombas hasta la estación del metro. Por lo tanto, el tribunal
no tomó en cuenta el testimonio que prestara –durante el propio juicio– el
instructor canino que participó en la inspección de ese vehículo.
Efectivamente, aunque el instructor canino reconoce que es posible que se
haya pasado por alto el pequeño fragmento de explosivo, ese mismo
especialista declara que la manipulación de bolsos con decenas de kilogramos
de explosivos tendría que haber dejado un rastro de olor dentro del vehículo,
rastro que su perro habría detectado [25].
Por otro lado, el conserje que
llamó la atención de la policía hacia la furgoneta Kangoo declara que le
pareció que los individuos eran europeos del este, y la empleada de la
estación del metro que le vendió un billete a uno de los individuos afirma
que éste hablaba sin acento extranjero [26].
En este punto, resulta
nuevamente sorprendente el comportamiento de los sospechosos.
-
¿Por qué
llamar la atención dirigiéndose a la vendedora con el rostro casi
enmascarado en vez de comprar el billete en un expendedor automático?
-
¿Por
qué correr riesgos utilizando un vehículo robado sin cambiarle las placas?
-
¿Y por qué abandonaron los terroristas ese vehículo, sobre todo dejando en
él detonadores, explosivos y ropa?
Según el acta de inculpación esa ropa
contenía muestras del ADN de los sospechosos, pero el veredicto no tuvo esa
prueba en cuenta.
Tantos aspectos no aclarados en las pruebas que la sostienen, hacen que la
tesis del atentado islamista pierda toda credibilidad. Sobre todo si se
tiene en cuenta que este artículo no los menciona todos. En su libro Les Dessous du Terrorisme [27], Gerhard Wisnewski demuestra por ejemplo la
incoherencia de los diferentes reclamos islamistas de autoría del atentado.
Al aceptar la tesis de la culpabilidad islamista, la justicia española
estima de forma sorprendente que esas contradicciones no eran significativas.
La sombra de la policía
¿Existen otros elementos que permitan confirmar la tesis del atentado
islamista u orientar la investigación en otra dirección?
El problema es que
los elementos fundamentales de la investigación han sido objeto de
negligencias que resultan cuando menos inquietantes. Primeramente, los
vagones donde explotaron las bombas fueron destruidos sólo dos días después
del atentado [28].
¿Qué necesidad había de deshacerse tan rápidamente de la «escena del crimen»?
En 2006, un tren del metro que había sufrido un accidente en Valencia fue
conservado 2 años debido a las necesidades de la investigación. La justicia
reconoce en su veredicto que muchas dudas hubieran encontrado respuesta si
los vagones se hubiesen conservado por más tiempo [29].
La más importante de esas dudas tiene que ver con la naturaleza del
explosivo utilizado. El análisis de las sustancias químicas que se
depositaron sobre los objetos que se encontraban cerca de las explosiones
hubiera aportado la información fundamental de la investigación. Sin
embargo, no se sabe aún con precisión qué fue lo que explotó en los trenes,
como se reconoce en el veredicto [30].
Veamos por qué no fue posible
determinar el tipo de explosivo utilizado.
La primera negligencia está en la
selección del servicio que realizó el análisis de las muestras.
La
responsabilidad de ese análisis fue puesta en manos de los especialistas en
desactivación de bombas, cuyos laboratorios disponen solamente de medios
rudimentarios para el análisis de sustancias explosivas. Según el
procedimiento habitual es la policía científica la que hubiese tenido que
garantizar esos análisis, precisamente porque dispone de medios mucho más
avanzados.
Los resultados del análisis pericial son también muy imprecisos. El informe
entregado al juez de instrucción señala la presencia de «componentes
genéricos de dinamita» en las muestras.
Pero no determina el tipo de
dinamita, ¿Titadyne, Goma 2 Eco, Goma 2 EC?
Más sorprendente aún, ni
siquiera incluye la lista de los componentes químicos encontrados. Ante
tanta imprecisión, el tribunal acabó ordenando un nuevo análisis pericial en
el momento de la apertura del proceso, en 2007. Desgraciadamente, en el
nuevo análisis pericial hubo que utilizar las muestras ya analizadas, al no
poder recogerse nuevas muestras debido a la destrucción de los trenes,
anteriormente mencionada.
Los expertos se quejaron de la poca cantidad de
muestras que había conservado la policía y de las graves negligencias que
contaminaron aquellas muestras en el transcurso de los análisis anteriores
[31].
Finalmente, sus conclusiones no arrojan más luz sobre el tipo de
explosivo utilizado ya que en ellas aparece una lista de productos que no
corresponde a ningún compuesto de dinamita [32]. Al final de todo ese
proceso, se esperaba con especial interés el testimonio de la directora del
laboratorio de los especialistas en desmantelamiento de bombas para que
contestara a las preguntas sobre el trabajo que había entregado en marzo de
2004.
Pero declaró que ella no disponía de los soportes de cromatografía en
los que aparecen los elementos químicos [33], ni siquiera disponía de los
documentos donde los había anotado durante la realización de su análisis
[34]. Provocó sin embargo la sorpresa del tribunal al citar por vez primera
el listado preciso de los compuestos químicos hallados explicando que nunca
había entregado aquel listado porque nadie se lo había explícitamente [35].
La imprecisión del informe sobre el análisis había dado lugar a una polémica
tan grande en toda España durante los 3 años transcurridos entre el atentado
y el testimonio de la directora del laboratorio que su explicación es
grotesca.
¿Qué crédito puede concederse a esa lista, mencionada únicamente
al cabo de 3 años y que corresponde a la composición de la dinamita del tipo
Goma 2 Eco?
Sobre la cuestión del explosivo, hay que agregar las dudas que provocó la
declaración del jefe de los especialistas en desmantelamiento de bombas que
supervisó las operaciones el 11 de marzo. Al ver los daños que habían
provocado las bombas, este jefe de especialistas declaró que el visible
desgarramiento de las estructuras de los vagones era característico de
explosivos de alto poder, de tipo militar, y no de dinamita [36].
Hay que recordar que ciertos explosivos militares no dejan rastros químicos
en el lugar de la explosión, lo cual los hace muy difíciles de detectar.
Otra fuente de duda es el emplazamiento de las bombas reconstituido en el
acta de inculpación [37].
Según ese documento, la mayoría de los bolsos
- que
contenían 10 kilogramos de explosivo - no estaban escondidos sino que, por
ejemplo, habían sido dejados entre dos asientos situados frente a frente
cerca de la ventanilla, o en el portaequipaje, o al lado del cesto de basura,
o debajo de un asiento plegable (que debería estar cerrado).
Sólo una bomba
estaba escondida debajo de un asiento no plegable.
-
¿Por qué los terroristas no trataron de esconder mejor los bolsos?
-
¿Y cómo
es posible que bolsos tan pesados, abandonados en lugares tan visibles, no
llamaran la atención de los pasajeros?
Para dar respuesta a esas preguntas
varios periodistas emitieron la hipótesis de que las bombas fueran de mucho
menor tamaño confeccionadas no con dinamita sino con explosivos de alto
poder [38].
La dinamita del tipo Goma 2 Eco encontrada en la furgoneta Kangoo, en la mochila de Vallecas y en el apartamento de Leganés no prueba
que ese mismo explosivo fuese utilizado para hacer estrellar los trenes. Las
sospechas que pesan sobre esas pruebas hacen pensar que se trataba de
elementos destinados a desviar la atención de la escena del crimen, o sea de
los trenes.
Un último ejemplo de negligencia: las grabaciones de las
conversaciones entre las patrullas de la policía hubieran permitido aclarar
el asunto de la persecución que supuestamente tuvo lugar en Leganés. Pero
cuando el juez de instrucción pidió esas grabaciones, la policía respondió
que no habían sido conservadas [39].
Más grave que las negligencias es la existencia de fuertes sospechas de
falsificación de diferentes elementos de la investigación.
Ya mencionamos la
mochila de Vallecas, la furgoneta Kangoo y las llamadas telefónicas de adiós
de los suicidados de Leganés. Pero existen otros elementos cuya
falsificación es tan evidente que el veredicto ni siquiera los tuvo en
cuenta, como por ejemplo las conversaciones telefónicas de Rabei Osman, un
egipcio que residía en Italia. La policía italiana grabó y tradujo sus
conversaciones en 2004, y en una de ellas este individuo supuestamente se
atribuía la organización del atentado.
Durante el juicio, nuevas traducidas solicitadas por la defensa mostraron
que las frases en las que Osman se atribuía el atentado fueron simplemente
inventadas por los traductores italianos [40].
La justicia española se vio por lo tanto obligada a absolverlo de todo
vínculo con el atentado, cuando este hombre había sido presentado como el
cerebro del grupo islamista. En el veredicto no se designa por lo tanto el
organizador del atentado, lo cual provocó la indignación de las asociaciones
de víctimas, que presentaron una apelación.
Pero la más notoria falsificación de la investigación es un vehículo Skoda
Fabia que la policía encontró cerca de la estación del metro de Alcalá, a 20
metros del lugar donde se encontraba la furgoneta Kangoo.
Ese descubrimiento
se produjo el 13 de junio de 2004, o sea 3 meses después del atentado.
Este
segundo vehículo permite reforzar la tesis de que los 7 u 8 terroristas
llegaron a Alcalá en auto y también presenta rastros del ADN de uno de los
muertos de Leganés. Sin embargo, numerosos observadores dudan que un
vehículo estacionado tan cerca de la furgoneta Kangoo haya podido pasar
inadvertido durante 3 meses, más aún teniendo en cuenta que su número de
inmatriculación ni siquiera figura en los registros recogidos el 11 de marzo.
Esa prueba se mantiene por lo tanto en el limbo hasta junio de 2005, cuando
la policía entrega al juez de instrucción el testimonio de un preso chileno.
Este individuo dice haber robado el Skoda y haberlo vendido posteriormente a
uno de los muertos de Leganés, en octubre de 2003.
Pero esta prueba se ve
desacreditada nuevamente en marzo de 2006, cuando un periodista del diario
El Mundo da a conocer el testimonio de un vigilante de un barrio de Madrid
donde el Skoda fue abandonado en noviembre de 2003. Según este nuevo testigo,
el vehículo estuvo durante 3 semanas en estacionamiento indebido y recibió
numerosas contravenciones, hasta que desapareció.
Al verificar ese testimonio a través de los registros de contravenciones, se
pudo comprobar que aquel vehículo estaba implicado en varios delitos, como
robos callejeros. Esos delitos habían sido cometidos entre septiembre y
octubre de 2003, periodo durante el cual se suponía que estaba en posesión
del chileno.
Pero hasta entonces la policía, al igual que el chileno, había
ocultado totalmente aquellos hechos al juez de instrucción. Cuando quiso
interrogar nuevamente al preso sudamericano, el juez se enteró de que éste
había sido extraditado a Chile sin que nadie se lo comunicara. A todas estas
contradicciones hay que agregar la incoherencia del comportamiento de los
terroristas.
Para ir a cometer uno de los peores atentados que nunca se
hayan visto en Europa no se les ocurrió nada mejor que utilizar un auto
robado, implicado en toda una serie de delitos, que había permanecido
abandonado en la calle durante un tiempo, que tenía varias contravenciones,
y ni siquiera se les ocurrió cambiarle las placas de inmatriculación.
El tribunal no tuvo por lo tanto más remedio que descartar el Skoda de la
lista de elementos de prueba del veredicto [41]. Por otra parte, el ADN
encontrado en aquella prueba probablemente falsificada hace surgir dudas en
cuanto a los rastros de ADN encontrados en la ropa tan «oportunamente»
abandonada por los sospechosos en este caso.
Citemos, para terminar, algunos ejemplos de sospechas de falsificación de
testimonios. Emilio Trashorras afirmó que la policía le había pedido que
inventara el episodio según el cual fue él quien proporcionó los explosivos
al Chino [42]. Este testigo pensaba que gozaría de la condición de testigo
protegido y que no tendría más problemas con la justicia.
Por su parte, el testigo Hassan Serroukh declaró ante el juez de instrucción
que su declaración ante la policía había sido falsificada. Aquel testimonio
describía a Zougam como un fanático religioso, cosa que Serroukh dice no
haber mencionado nunca [43].
Negligencias, sospechas de falsificación, son numerosas las actuaciones
sospechosas de parte de elementos policiales que aparecen en la
investigación posterior al atentado. Pero las sospechas se acentúan todavía
más al examinar la preparación del atentado presentada en el veredicto. Dos
actores claves del atentado son confidentes de las fuerzas de seguridad
[44].
El primero, Zouhier, puso al comando terrorista en contacto con un
traficante de explosivos. La investigación reveló que la Guardia Civil, que
controlaba a este confidente, lo llamó los dos días antes del atentado.
El segundo, Trashorras, es nada menos que el propio traficante de explosivos.
Este sostuvo varias conversaciones telefónicas con su contacto en la policía
el día antes, el día después y dos días después de haber puesto los
explosivos en manos del Chino. Pero el policía asegura que Trashorras no le
dijo nada de aquello.
Por otro lado, los teléfonos móviles utilizados en la
confección de las bombas fueron desbloqueados en un establecimiento
perteneciente a un policía de origen sirio, Maussili Kalaji [45].
¡Qué coincidencia que todos estos colaboradores de los terroristas hayan
estado vinculados a la policía! Y sobre todo, qué «suerte» que ninguno de
ellos los denunciara antes de que cometieran el crimen.
Al parecer, los
terroristas también tuvieron suerte en lo tocante a la vigilancia de que
eran objeto por parte de la policía. Según consta en documentos policiales,
desde enero del año 2003 la policía venía vigilando estrechamente un grupo
islamista del que formaban parte varios de los terroristas que morirían en Leganés.
En suma, aquel grupo estuvo bajo seguimiento durante 81 jornadas
regularmente distribuidas entre enero de 2003 y febrero de 2004. Esa
vigilancia parece haberse intensificado durante la primera quincena de
febrero de 2004, pero cesa bruscamente el día 17 de febrero, o sea 11 días
antes de la operación de entrega de los explosivos, y 24 días antes del
atentado [46].
La misma buena suerte acompañará a los dos cómplices del
comando terrorista cuyas conversaciones telefónicas estaban siendo
interceptadas en el marco de una investigación sobre tráfico de drogas. Las
escuchas se suspenden bruscamente el 12 de marzo, el día siguiente del
atentado [47]. Veamos un primer ejemplo en el que la silueta de la policía
se dibuja detrás de los terroristas.
Después de la explosión del apartamento de Leganés, varios documentos sobre
la ETA aparecen entre las ruinas. Se supo posteriormente que esos documentos
provenían del apartamento vecino, parcialmente destruido. Aquel otro
apartamento estaba ocupado por un policía que, otra coincidencia más, se
dedicaba a la lucha antiterrorista [48].
Todos estos comportamientos sospechosos, antes y después del atentado,
vinculados a la evidente inconsistencia de la pista islamista, hacen pensar
que los verdaderos culpables se encuentran bajo la protección del aparato
del Estado.
Hay que resaltar, sin embargo, que únicamente una reapertura de
la investigación permitirá saber si esas sospechas tienen fundamento. Al
revelar testimonios que echan por tierra la versión oficial y al absolver a
los presuntos organizadores, el juicio no ha hecho más que confirmar la
extrema fragilidad de la tesis del atentado islamista.
En todo caso, en el contexto político, el tribunal no trató de establecer
con precisión los hechos.
Tenía que confirmar que las acusaciones de José
María Aznar contra la ETA eran infundadas, como ya había decidido el más
amplio de los jurados populares, los electores. El tribunal tenía además que
confirmar que las acusaciones de los neoconservadores en contra de Al Qaeda
eran también infundadas, cosa que ya había decidido el nuevo gobierno de
José Luís Zapatero.
El tribunal señaló que los primeros indicios habían sido falsificados para
acusar calumniosamente a la organización vasca ETA, pero no quiso ir más
allá en cuanto a las manipulaciones a las que dedicaron ciertos elementos de
la policía.
Prefirió, de forma nada sorprendente, contentarse con la
hipótesis que le era presentada y que era la única que podía restablecer la
calma en la sociedad: la hipótesis de la responsabilidad islamista sin
vínculo con Al Qaeda.
Documentos adjuntos
Referencias
[1] Ver uno de los pocos artículos en
francés que menciona la posición del diario español El Mundo: «Espagne -
attentats de Madrid: enjeu politique du procès», Latinreporters.com, 13
de febrero de 2007. Este artículo no aborda, sin embargo, la discusión
de las pruebas.
[2] Ambos comentarios (Las Sombras del 11-M y 11-M: 1000 Días Después),
muy interesantes para un primer acercamiento rápido al trabajo de Luís
del Pino, aparecen en esta página del sitio del colectivo por la
reapertura de la investigación.
[3] La presentación de las pruebas en el veredicto (2007) se desarrolla
en las partes Hechos Probados (página 172 hasta la 228) y Fundamentos
Juridicos (página 423 hasta la 722). Esta argumentación está disponible,
en francés, en el blog de Jean Chalvidant, autor de La Manipulation:
Madrid, 11 mars, el principal libro publicado en francés sobre ese
atentado.
[4] A pesar de su reciente incorporación al ministerio del Interior, la
Guardia Civil es esencialmente militar.
[5] Veredicto de apelación, páginas 581-582: «La dependencia ideológica
respecto de los postulados defendidos por Al Qaeda resulta asimismo del
contenido de las reivindicaciones de la autoría de los actos terroristas
y del resto del material incautado.
Sin embargo no aparece relación alguna de carácter jerárquico con otros
grupos o con otros dirigentes de esa organización, lo que permite
establecer que la célula que operaba en Madrid, en la medida en que ha
sido identificada, no dependía jerárquicamente de otra y por lo tanto
puede considerarse a los efectos penales como un grupo u organización
terrorista diferente e independiente.»
[6] Testimonio del especialista en desmantelamiento de artefactos
explosivos, testigo protegido 64501, 19 de marzo de 2007. «no cuadra la
concepción del teléfono móvil, porque, aunque es sencilla es muy
ingeniosa, (...) y eso no cuadra con la pequeña chapuza entre comillas
de no encintar los cables, ¿no?, porque no es lógico.»
[7] Entrevista con Carmen Baladia, jefa de los médicos legales del 11 de
marzo, por Luís del Pino para Libertad Digital TV, 23 de enero de 2008.
Título de la entrevista: «Pero ni clavos, ni tuercas, ni tornillos. No
había metralla entre nuestros 191 muertos.»
[8] Testimonio del jefe de los especialistas en desmantelamiento de
artefactos explosivos de Madrid, testigo protegido 28296, 14 de marzo de
2007. «Lo que sí estoy totalmente convencido es de que después de la
revisión de los TEDAX que trabajaron allí, no había ni una sola mochila
que contuviese un artefacto explosivo. Y eso se lo puedo asegurar.»
[9] «La fiscal prescinde del testigo clave de la custodia de la mochila
de Vallecas», El Mundo, 21 de marzo de 2007.
[10] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 24 « Llámame».
[11] Veredicto (2007), página 517: «Lo cierto es que, como pusieron de
manifiesto varias partes, en esa relación no aparece la bolsa de
deportes que contenía el explosivo.»
[12] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 17 «Los intocables».
[13] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 21 «Déjà vu» [En francés en el texto].
[14] «La Sentencia del 11M. La autoría material (II)», por Lucía
Velasco, Asturias Liberal, 1º de septiembre de 2008.
[15] Veredicto de apelación (2008), página 7: «tres miembros de la
célula terrorista descrita, sin que se tenga la certeza absoluta de sus
identidades, se desplazaron hasta la localidad de Alcalá de Henares en
una furgoneta blanca (...) Al tiempo, otros miembros del grupo hacían lo
mismo subiendo a los trenes en lugares no determinados.»
[16] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 20 «La busca», párrafo «¿Cómo llegó la Policía al piso de
Leganés?».
[17] «Nos llaman héroes (...) y somos tontos por ir donde fuimos»,
Cadena SER.com, 7 de abril de 2004 (la Cadena SER es la estación de
radio de mayor audiencia en España) «Algunos de los agentes de
operaciones especiales que participaron en el asalto del piso de Leganés
el pasado sábado cuestionan la forma en la que se ordenó el asalto al
inmueble. Este es el testimonio íntegro recogido por la Cadena SER.»
[18] «Las piedras de Pulgarcito», por Fernando Mugica, El Mundo, 11 de
marzo de 2005: «Trescientas por minuto es la cadencia de disparo de esas
armas. Pero en la relación exhaustiva de los Tedax y de la Policía
Científica no existen las vainas de los cartuchos presuntamente
disparados por esas ametralladoras. ¿Y dónde están los impactos de esas
balas? ¿Y la marcación exacta de sus trayectorias, como se hace siempre
en cualquier investigación policial?)
[19] Testimonio de Abdelkader Kounjaa, 9 de abril de 2007. El testigo
declara 3 veces que no reconoce la voz de su hermano. Veamos: «la voz
que tenía… que tenía duda como no si fuera mi hermano. Y le digo: ¿quién
es ? Y me dice: Soy Abdulá. Y le digo: ¿quién es Abdulá? Tu hermano.» Es
importante señalar que, al ignorar totalmente las dudas expresadas en
este testimonio, el veredicto lleva la incoherencia al extremo de
citarlo como prueba de la autenticidad de las llamadas de adiós (páginas
568-569).
[20] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 6 «Las llamadas de Leganés».
[21] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 2 «El cuento de El Chino», párrafo «Un terrorista hacendoso».
[22] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 39 «Los registros de Amena», párrafo «¿Qué pasa con las 7
tarjetas?»
[23] Testimonio de los expertos en telefonía, 21 de mayo de 2007.
Pregunta de la defensa de Zougam: «¿Podrían indicar ustedes exactamente
en qué folio de este informe se encuentra el dato que les permite
afirmar que se encendieron esas 7 tarjetas en Morata?» Los expertos no
logran aportan una respuesta concreta.
[24] Cf. Veredicto de apelación (2008), página 7, Op. cit.
[25] Testimonio del instructor canino, testigo protegido 28226, 19 de
marzo de 2007. Pregunta de la defensa de Zougam: «En el caso de que en
esa furgoneta se hubieran transportado 50 o 30 Kilos de explosivo ¿El
perro habría detectado ese olor?- Sí, lo habría detectado,
inmediatamente lo habría, porque quedan residuos del explosivo y el
perro lo habría detectado.» Después otro abogado pregunta si el perro
hubiera detectado el olor en caso de que el explosivo estuviera
particularmente bien empacado.
El testigo responde que la manipulación de una cantidad de explosivo tan
grande siempre deja un rostro de olor.
[26] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 5 «Las miguitas del pulgarcito», párrafo «La furgoneta de
Alcalá».
[27] Les Dessous du Terrorisme, por Gerhard Wisnewski, editorial Demi-lune.
(2007), páginas de la 23 a la 28.
[28] Veredicto, página 476: «los trenes que, como consta en el rollo de
Sala, fueron desguazados el 13 de marzo de 2004».
[29] Veredicto de apelación, página 652: «A pesar de ello puede resultar
sorprendente una tan apresurada destrucción, que impidió un estudio
posterior más reposado y en profundidad, e incluso su reiteración de
haber sido necesaria, de aspectos que pudieran haber resultado de
interés para la investigación.»
[30] Veredicto página 538: «No se sabe con absoluta certeza la marca de
la dinamita que explotó en los trenes».
[31] «La nitroglicerina no ha venido volando», El Mundo, 4 de junio de
2007, entrevista de uno de los expertos con Antonio Rubio. El experto:
«Cuando un químico analiza cualquier asunto, hace una disolución que
pasa por unos equipos de medidas y lo que procede es reservarla. Pues
aquí no estaban reservadas.»
[32] Veredicto, página 541: «El Tribunal, (...) da por probado que en
todos los casos aparecen componentes de la GOMA 2 ECO, lo que indica que
ésta dinamita estuvo presente en todos los focos de los trenes, si bien
no se puede descartar la presencia de otra u otras marcas de dinamita.»
[33] Testimonio de la directora del laboratorio de los especialistas en
desactivación de bombas, experto 17632, 28 de mayo de 2007. Abogado de
Zougam: «¿Esas placas las conservan ? - Evidentemente no.»
[34] Ibid. El juez: «O sea, las del 11 de marzo, la del análisis que
hace usted el mismo 11 de marzo no las conserva? - Esas mismas no.»
[35] Ibid. El abogado de la asociación de víctimas: «¿Por qué ha
esperado hasta hoy para concretarlos y en estos tres años se refería
únicamente a « componentes genéricos de dinamita» ? (...) - Perdone, a
mí me hablaron de qué componentes había, y digo estuvimos hablando eh,
sin que me dijeran detálleme los que le salen a usted en el análisis, a
mí eso nunca se me produjo. (...) y yo no recuerdo que se me dijera en
ningún caso en estos cuatro años que escribiera los componentes.»
[36] Acta de inculpación, página 53: declaración del jefe de los
especialistas en desactivación de explosivos de Madrid: «tenían claro
que no era Titadine porque este tipo de explosivo muerde, es decir, que
no tiene corte limpio, en cambio un alto explosivo corta totalmente y
una vez visto los resultados de las explosiones podía tratarse de un C3
o un C4.»
[37] Acta de inculpación, a partir de la página 78
[38] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 10 «El tiempo debe detenerse», párrafo «Tirando del hilo».
[39] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 20 «La busca»: Respuesta de la policía, 20 de mayo de 2005:
«Dando cumplimiento a lo solicitado por ese Juzgado... respecto a los
hechos ocurridos en la localidad de Leganés los días 3 y 4 de abril del
pasado año, se participa que, dado el tiempo transcurrido, ya no se
conservan las cintas de grabación de dicho suceso.»
[40] Veredicto, página 634: «las conversaciones de Rabei Osman EL SAYED
AHMED en las que, según las acusaciones, se atribuye la autoría
intelectual de los atentados al decir que «el hilo de lo de Madrid fue
mio... era mi proyecto más querido, etc.», son claramente equívocas.» Y
veredicto, página 720: «DEBEMOS ABSOLVER Y ABSOLVEMOS A (...) Rabei
Osman EL SAYED AHMED (...) de todos los delitos de que venía acusado.»
[41] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 29 «El Chileno».
[42] «Trashorras: ’La Policía me ofreció dinero para incriminar a Zougam
y ’El Tunecino’», El Mundo, 5 de septiembre de 2006, entrevista de
Trashorras con Fernando Mugica. «Yo le dije al juez que Jamal Ahmidan a
quien conocía como ’Mowgli’, llevaba los explosivos porque así me lo
pidió la Policía [...]; fui amenazado y coaccionado para que declarase
en ese sentido).»
[43] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 7 «Jamal Zougham, cabeza de turco».
[44] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 9 «Visperas de sangre», párrafo «Quinto enigma: llamadas de
cortesía».
[45] Veredicto, página 529: «otros seis [teléfonos] fueron encargados
(...) al establecimiento Test Ayman, S.L. por el empleado Cuenca Medina,
según las declaraciones coincidentes de (...) y de Ayman Maussili Kalaji,
dueño de Test Ayman, S.L.»
[46] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 15 «Un ejercicio de escapismo», párrafos «Con la Policía en los
talones» y «El escape».
[47] Los enigmas del 11M, por Luís del Pino, (Libroslibres, 2006),
capítulo 9 «Visperas de sangre», párrafo «Cuarto enigma: el tiempo
invertido».
[48] Veredicto, página 563: «Consta a los folios 73357 y 73358 una
comparencia del funcionario del Cuerpo Nacional de Policía con número
73.158 en la que, tras explicar que hasta julio de 2003 estuvo destinado
en el área especial de seguimientos de la comisaría general de
información y que vivía en el calle Martín Gaite número 40 de Leganés,
reconoce una carpeta con documentos con su nombre y número profesional.»
Segunda Parte
Atentados de Madrid - La Pista Atlantista
16 Diciembre 2009
Después de los atentados de Madrid (en el año 2004), y al igual que en los
atentados de Londres, la justicia desechó la pista de Al Qaeda y afirmó que
los crímenes habían sido perpetrados por terroristas islamistas autónomos.
La mitad de la prensa española cuestionó ese veredicto y exploró diversas
pistas internas.
Después de pasar en revista los hechos, la investigación
judicial y el juicio en el artículo anterior arriba, Mathieu Miquel estudia en éste
la hipótesis de una operación de las redes stay-behind de la OTAN.
El Consejo del Atlántido Norte, reunido en la sede de la OTAN en Bruselas,
observa un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados de
Madrid.
Todo indica que la versión oficial de los atentados cometidos en Madrid el
11 de marzo de 2004, versión según la cual se trató de una acción islamista
no vinculada a Al Qaeda, es en realidad un engaño [1].
Se plantea entonces
la cuestión de los verdaderos culpables.
Una investigación seria debería actuar de forma sistemática: establecer una
lista exhaustiva de las pistas y seguir después cada una de ellas buscando
indicios y móviles. El objetivo de este artículo es analizar una de esas
hipótesis: la de una operación montada bajo bandera falsa por servicios
secretos atlantistas. Pero antes, presentemos brevemente todas las pistas
que habría que explorar si se reabriese la investigación.
El gran público conoce generalmente dos hipótesis sobre los autores de los
atentados de Madrid: Al Qaeda, incriminada por el discurso dominante, y
la
ETA, culpable designado por José María Aznar, al parecer para
justificar su
propia política sobre la cuestión vasca.
Los periodistas españoles
exploraron por lo menos otras 4 pistas sobre servicios secretos que pudieran
haber montado la operación bajo bandera falsa.
He aquí las 6 hipótesis sobre los posibles autores de los atentados de
Madrid:
-
Los islamistas:
Es la tesis que defienden los medios dominantes, con
excepción de algunos en la propia España, como el periódico El Mundo. El
principal libro disponible en francés sobre el tema (La Manipulation:
Madrid, 11 mars) defiende ese punto de vista [2].
Es importante saber que el
autor de ese libro, Jean Chalvidant, es miembro del comité editorial de la
revista neoconservadora Le Meilleur des mondes [3], creada en coordinación
con la Foundation for the Defense of Democracies [4] expresamente para
servir de vocero a los neoconservadores en Francia y para contrarrestar la
influencia de la Red Voltaire y sus colaboradores [5].
A pesar de todas las incoherencias ya señaladas en el artículo anterior, la
justicia ratificó la tesis del atentado islamista. Hay que subrayar que
entre las conclusiones de la justicia y la idea generalmente admitida por la
opinión pública existe una contradicción en cuanto a dos puntos importantes.
En primer lugar, el comando no estaba vinculado a Al Qaeda [6].
En segundo lugar, los atentados de Madrid no se cometieron como represalia
por la participación de España en la invasión de Irak ya que los
preparativos [de los atentados] tuvieron lugar con anterioridad.
-
La ETA:
Al cabo de 30 años de terrorismo y de varios cientos de
víctimas, la organización independentista vasca se consideraba ya moribunda
como consecuencia de años de redadas policiales.
Apareció, sin embargo, como
el culpable habitual y fue condenada en los titulares de los diarios y de
los noticieros de televisión antes de que los elementos que apuntaban hacia
un atentado islamista cobraran la importancia que hizo que se desechara esta
pista.
El ascenso al poder de José Luís Zapatero, más favorable a la
autonomía de las provincias españolas, pudiera ser el objetivo del atentado.
-
Los servicios secretos marroquíes:
La mayoría de los inculpados son de
nacionalidad marroquí. Las relaciones entre España y Marruecos han
registrado episodios de alta tensión. El más reciente, en 2002, fue la
disputa por la posesión de la isla Perejil en la que se implicaron tropas de
ambos países.
La caída de Aznar y el ascenso de Zapatero, considerado más
conciliador y oportunamente enemistado con Estados Unidos, pudieran haber
favorecido a Marruecos.
-
Un sector de los servicios secretos españoles favorable a los
socialistas:
La primera consecuencia espectacular de los atentados de Madrid
fue el ascenso de Zapatero al poder, cuando los sondeos lo daban ampliamente
como perdedor de las elecciones.
Las sospechosas circunstancias en torno a
la manera como se desarrollaron las investigaciones hacen pensar a algunos
periodistas que el más alto personaje del Estado se encuentra detrás de ese
crimen (aunque no llegó a esa función hasta 5 semanas después de los
atentados).
Es a favor de esta tesis altamente subversiva que se inclina, aunque no
abiertamente, Luís del Pino, una de las referencias de la investigación
periodística sobre los atentados de Madrid, junto con el periodista del
diario El Mundo Fernando Mugica [7].
-
Servicios secretos contrarios a la «coalición de los voluntarios» que
intervino en Irak:
La segunda consecuencia espectacular de los atentados fue
la retirada de las tropas españolas que se encontraban en Irak, conforme a
una promesa que Zapatero había hecho en el marco de una elección que
realmente no esperaba ganar.
Esa retirada aparece como una derrota para la «coalición de los voluntarios»,
aunque posteriormente se verá que es más simbólica que otra cosa. Algunos
investigadores sospechan por lo tanto de las potencias contrarias a esa
coalición regida por la hegemonía estadounidense: la «vieja Europa»
franco-alemana, Rusia o China [8].
-
Servicios secretos partidarios de la «guerra contra el terrorismo»:
Estos pudieron haber obtenido apoyo de un sector del aparato del Estado
español, por lo menos en el momento de orientar la investigación en otra
dirección.
Es sobre esta tesis, defendida también por el periodista
Bruno Cardeñosa
[9], que vamos a enfocar la continuación de este artículo,
comenzando por la presentación de los indicios que vinculan los atentados de
Madrid a Estados Unidos, país cuyo gobierno era el principal promotor de la
doctrina de «guerra contra el terrorismo».
Los hechos - implicación de un servicio secreto militar
La mochila de Vallecas y las huellas digitales halladas en la camioneta
Kangoo: pruebas acusatorias cuya falsificación por elementos del aparato del
Estado sugiere la existencia de vínculos del otro lado del Atlántico
Un primer vínculo entre los atentados de Madrid y los de Estados Unidos
aparece a fines de marzo de 2004 con una misteriosa foto de la mochila de
Vallecas.
Se trata de la única imagen hasta ahora conocida del elemento central de la
investigación, el mismo que ha sido objeto de tanta controversia. En la
noche del 11 al 12 marzo de 2004 un agente de la policía científica se
presentó en el lugar donde los especialistas en desmantelamiento de
explosivos estaban desactivando la bomba de Vallecas.
El objetivo del agente era realizar un reportaje fotográfico a medida que se
iba desmantelando el artefacto. Como la bomba no estaba desactivaba aún, el
agente se mantuvo alejado, confió su cámara a uno de los especialistas
antibombas y vio varios flashes. Al terminar la desactivación del artefacto,
el agente quiso acercarse pero, para sorpresa suya, los especialistas
antibombas le cerraron el paso.
Posteriormente un alto funcionario de la
policía le pidió que les entregara la película, de la que nunca más tuvo
noticias [10].
Por lo tanto, en marzo de 2004 no se había publicado ninguna foto de la
bomba de Vallecas. La nebulosa sobre aquel artefacto se hizo más densa a
causa de las contradictorias explicaciones que difundieron los medios de
prensa sobre las causas que habían impedido el estallido de aquella bomba.
Se dijo que los terroristas habían olvidado activar la tarjeta SIM, después
se afirmó que por error habían programado la explosión para las 7h30 de la
noche en vez de las 7h30 de la mañana y también que la cantidad de
electricidad proveniente del teléfono había sido insuficiente para
desencadenar la explosión. Todas esas versiones fueron desmentidas
posteriormente.
La explicación más absurda fue la que se dio para el arresto de Jamal Zougam,
el único de los sospechosos que supuestamente pusieron las bombas que pudo
ser encarcelado. Según esa explicación, el chasis del teléfono [encontrado
en la mochila de Vallecas] estaba partido y el pedacito de plástico que le
faltaba fue encontrado en la casa de Zougam.
En cuanto a la composición de la bomba, la mayoría de los medios hablaba
entonces de un teléfono Motorola modelo Triumph, en vez del modelo Trium de
Mitsubishi [11] que finalmente se menciona en la versión oficial.
El 30 de marzo la cadena estadounidense de televisión ABC News difundió la
única foto de la bomba que se conoce hasta ahora, foto que retomaron todos
los medios españoles sin hacer la menor pregunta.
Aquella foto venía a
llenar el vacío causado por la desaparición de la película fotográfica de la
policía científica [española] y aportaba una nueva imagen de credibilidad a
aquella prueba que parecía cada vez más turbia.
Pero la foto da lugar a nuevas interrogantes que todavía siguen sin
respuesta.
Intrigado, Luís del Pino interrogó a los
corresponsales de la ABC en España, a quienes se atribuía la foto.
Pero éstos negaron haber sido los autores de aquella foto y precisaron que
no sabían cómo la había conseguido la dirección estadounidense de la cadena
[12].
El 6 de mayo de 2004 las miradas se vuelven nuevamente hacia Estados Unidos
cuando la revista Newsweek revela que un abogado estadounidense, Brandon
Mayfield, ha sido arrestado días antes en el Estado de Oregon.
Sus huellas
digitales habían aparecido en la envoltura de los detonadores encontrados en
la camioneta Kangoo que supuestamente habían utilizado los terroristas.
Durante todo el mes de mayo, y ante las dudas expresadas por el New York
Times, la revista Newsweek mencionará diversas fuentes policiales que
garantizan la validez de la prueba.
El 17 de mayo,
«Un alto responsable del contraterrorismo estadounidense ha
dicho a Newsweek que la identificación de las huellas digitales es
irrefutable» [13].
El FBI había identificado la huella poco después del
atentado, poniendo entonces a Mayfield bajo vigilancia. Fue el temor de una
filtración hacia la prensa lo que llevó a la realización de un discreto
arresto. Sin embargo, una sorpresa se produce el 20 de mayo cuando la
policía española anuncia que ha identificado la huella como perteneciente a
Ouhnane Daoud, un argelino residente en España.
Las autoridades estadounidenses toman nota y Mayfield es liberado ese mismo
día con, cosa nada frecuente, excusas públicas del FBI y, posteriormente,
una indemnización. El tal Daoud nunca ha sido encontrado, lo cual impide
evaluar la validez de su identificación.
Resulta imposible dejar de observar lo oportuna que resultó la
identificación de Daoud, un personaje que, después de haber sido pasado por
alto durante los 2 meses posteriores a los atentados, es identificado
precisamente en las semanas subsiguientes al arresto de Mayfield.
También resulta sospechoso el perfil de Mayfield. Abogado discreto y no muy
activo, convertido al Islam, Mayfield había defendido en un caso de derecho
familiar a un estadounidense que posteriormente resultó acusado de
terrorismo. Pero lo más llamativo es su vínculo con el ejército
estadounidense: Mayfield es oficial de la reserva después de haber pasado 8
años en filas, uno de ellos en una unidad de inteligencia [14].
Los dos indicios mencionados tienen que ver con las dos pruebas principales
del caso: la mochila de Vallecas y la camioneta Kangoo. Antes de proseguir
nuestra investigación, abramos un paréntesis para aportar algunos elementos
de reflexión sobre algo que pudiera parecer una contradicción. Ya vimos lo
insuficiente que resultan las supuestas pruebas de la investigación: la
mochila de Vallecas, la camioneta Kangoo y también los testimonios, los
datos telefónicos, etc.
El observador no puede menos que sorprenderse ante el hecho que los
protagonistas –sean quiénes sean– puedan haber actuado con tanto amateurismo
en cuanto a la fabricación de pistas falsas.
Varios investigadores, entre
ellos Luís del Pino [15], han propuesto como respuesta a esa paradoja la
siguiente explicación: la mochila de Vallecas y las demás pruebas fueron
fabricadas de forma precipitada porque «alguien» había previsto que la
investigación se basaría en las dos bombas sin estallar encontradas en los
trenes aquella mañana.
«Alguien» montó deliberadamente aquellas dos bombas de manera defectuosa y «alguien»
incluyó en ellas indicios cuidadosamente escogidos que debían permitir que
la policía construyera una investigación aparentemente sólida. Pero los dos
artefactos estallaron inesperadamente mientras los expertos realizaban la
desactivación, destruyendo así los indicios que «alguien» había incluido en
ellos.
Para resolver este imprevisto, «alguien» se vio entonces obligado a
improvisar las pruebas que ya conocemos, lo cual explicaría sus
imperfecciones.
La mochila de Vallecas aparece entonces en una comisaría y
en un lote de efectos personales ya verificados anteriormente y que también
debería haberse encontrado en la morgue, con los demás lotes de efectos
personales. Al mismo tiempo, varios elementos que acusan a los islamistas
aparecen en la camioneta Kangoo después de haber sido llevada ésta hasta la
comisaría y después de varios registros anteriores durante los cuales no se
había encontrado nada.
Las declaraciones que hicieron durante el juicio los expertos que
neutralizaron una de ellas confirman esta hipótesis de las 2 «bombas falsas».
Los expertos en desactivación de explosivos no encontraron el artefacto en
el tren sino en el andén. Y, aunque un policía municipal declaró como
testigo que había encontrado aquella mochila en un vagón y la había llevado
hasta aquel lugar, es altamente improbable que alguien la dejase sin
vigilancia y que los expertos la hayan «redescubierto» allí.
Lo más importante es que el aspecto mismo de la mochila que contenía la
bomba les hizo dudar que pudiese venir del tren, ya que todos los objetos
sacados de los vagones mostraban huellas de golpes, de humo, etc. [16]
Estos elementos sugieren que aquella mochila había sido puesta en el andén
después de las explosiones, no que se encontraba en el tren como las otras
bombas.
Esta hipótesis parece ser una explicación plausible a la aparente
contradicción entre lo poco convincentes que resultan los elementos de la
investigación y la posible implicación de un servicio secreto.
Activación y naturaleza de los explosivos
- ¿amateurismo o material militar?
Prosigamos nuestro análisis agregando dos elementos que confirman que los
atentados de Madrid no fueron obra de una banda de delincuentes sino de
organización de tipo militar.
En primer lugar, todo indica que las 10 bombas
fueron activadas por control remoto a través de sistemas de
radiocomunicación, en vez de ser programadas de antemano mediante la función
despertador de los teléfonos móviles, como se afirma en la versión oficial.
En efecto, 3 trenes estallaron mientras se encontraban parados en las
estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia; el cuarto tren estalló fuera
de Atocha, mientras esperaba la salida del primer tren. A menos que veamos
en ello una extraordinaria coincidencia, lo anterior permite deducir que los
terroristas querían que las bombas estallaran dentro de las estaciones. Pero
es extremadamente difícil obtener ese resultado mediante la simple
programación previa de la hora de la explosión.
En primera, porque los teléfonos celulares supuestamente utilizados no
permiten un manejo preciso del reloj y de la función de despertador: se
pueden programar los minutos pero no los segundos. Y también porque los
trenes de los suburbios no son rigurosamente puntuales. En este caso, varios
de aquellos trenes circulaban con retraso aquel día.
El del Pozo, por ejemplo, tenía «un par de minutos de retraso» según la
declaración de su conductor [17].
Por lo tanto, las explosiones no estaban programadas de antemano sino que
fueron desencadenadas «en directo». Los medios de radiocomunicación que ello
exige sugieren que se trató de una operación sofisticada, fuera del alcance
de una banda de delincuentes de poca monta como la que se describe en la
versión oficial.
Dicho esto, ¿por qué se quería que los trenes explotaran dentro de las
estaciones? Posiblemente para que quedaran más fácil y discretamente
accesibles, lo cual corroboraría la hipótesis de las dos «bombas falsas»
introducidas después de las explosiones.
En segundo lugar, todo indica que las bombas se componían de explosivos de
uso militar, explosivos «que cortan», no de dinamita como la que se usa en
el trabajo de minería, «que muerde», como ya se demostró en el artículo. En
la explicación que proporcionó al juez de instrucción, el jefe de los
expertos en desactivación de bombas de Madrid menciona incluso el
explosivo
de uso militar C4 [18].
Recordemos de paso que la policía había interceptado precisamente ese tipo
de explosivo en manos de los agentes estadounidenses que trataban de
introducirlo discretamente en la cumbre del G8 de junio de 2007 [19].
El origen de la operación es por lo tanto de carácter militar, como confirma
Salvador Ortega, pionero de la policía científica en España, entrevistado
por Bruno Cardeñosa varios días después de los atentados.
Al ser interrogado sobre los aspectos no aclarados por la investigación en
desarrollo, este especialista respondió que faltaban,
«algunos autores
materiales y la cabeza pensante. Porque detrás de esos hechos está la
participación de elementos muy sofisticados que sin dudas se encontraban
bajo la dirección de alguien de los servicios de inteligencia y militar.
Porque fue además una operación muy costosa» [20].
CMX 2004 - ¿simulacro o encubrimiento de la OTAN?
Después de haber demostrado que elementos no identificados del aparato del
Estado falsificaron pruebas para orientar la investigación sobre una pista
falsa y encubrir una operación de tipo militar, resulta lógico analizar la
posibilidad de que los atentados de Madrid hayan sido cometidos por un
servicio secreto militar.
Según el ex oficial de inteligencia del ejército estadounidense Eric H. May
[21],
«la manera más simple de hacer un atentado bajo bandera falsa consiste
en organizar un ejercicio militar que simule exactamente el atentado que se
quiere cometer» [22].
Al igual que los atentados del
11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y
los del 7 de julio de 2005 en Londres, los atentados de Madrid coincidieron
con un
simulacro de ataque terrorista [23].
Desde el día 4 de marzo hasta el
día 10 del mismo mes de 2004, la OTAN estuvo realizando su ejercicio anual
de gestión de crisis, llamado CMX 2004 [24], y el 11 de marzo las bombas de
verdad estallaban en Madrid.
El escenario trazado aquel año por la alianza atlántica era precisamente un
gran ataque terrorista de Al Qaeda en países occidentales. En España,
participaron en el ejercicio la presidencia del gobierno, el ministerio de
Defensa y el CNI (servicios secretos). Pero no se sabe si el ejercicio
incluyó la realización de maniobras en la capital española ya que los datos
sobre dichas maniobras son confidenciales.
En una de las pocas menciones de aquel simulacro aparecidas en la prensa, el
diario español El Mundo escribía lo siguiente:
«La similitud del ejemplo
diseñado por la OTAN con lo sucedido en Madrid es escalofriante y ha
impresionado a los diplomáticos, militares y servicios de Inteligencia que
participaron en el simulacro apenas horas antes» [25].
Como los detalles del CMX son información clasificada, se ignora hasta donde llega esa similitud.
Partida precipitada de un equipo de la CIA
Otra coincidencia perturbadora es la escala realizada en España por uno de
los aviones clandestinos de la CIA.
Los vuelos secretos de la CIA se
hicieron célebres durante el escándalo de los secuestros y de las prisiones
secretas en Europa utilizados en el marco del programa estadounidenses de «restituciones
extraordinarias» [26].
El Boeing 737 inmatriculado como N313P aterriza el 9 de marzo de 2004 en el
aeropuerto de Palma, en la isla española de Mallorca, y parte el 12 de marzo,
el día siguiente de los atentados de Madrid [27]. Este fue el más grande de
todos los aviones utilizado en los vuelos secretos y se trata del principal
avión citado en el informe del Consejo de Europa de 2006.
Palma se describe
en ese informe como una «plataforma de la CIA en el programa de
restituciones». [28]
Periodistas del periódico local El Diario de Mallorca, premiados por su
investigación sobre los vuelos secretos de la CIA, fueron invitados a los
estudios de la Cadena SER, la estación de radio de mayor audiencia en España.
A modo de conclusión de la entrevista, estos periodistas declararon,
«El 11
de marzo de 2004 el Boeing 737 de la CIA estaba en Palma. Al día siguiente
partió precipitadamente porque modificó su hora de despegue. Había anunciado
que salía para Suecia pero salió para Bagdad» [29].
¿Qué provocó aquel despegue precipitado sólo horas después del
descubrimiento de la famosa mochila de Vallecas? Además de aquella
precipitación, lo que llama la atención es la presencia misma del avión en
territorio español en el preciso momento de los atentados de Madrid.
Según la comisión del Parlamento Europeo sobre los vuelos de la CIA, 125
vuelos secretos de la agencia de espionaje estadounidense aterrizaron en
diferentes aeropuertos españoles entre el año 2001 y 2005 [30] (o sea, en
unos 1500 días).
Las escalas son generalmente de 1 o 2 días [31], la
simultaneidad entre ambos hechos implica una coincidencia que merece
atención.
La OTAN, sospechoso con graves antecedentes
En un país que desde el restablecimiento de la democracia ha sufrido varios
intentos de golpes de Estado militares, no es posible que las fuerzas que
añoran el franquismo hayan podido realizar una operación como los atentados
de Madrid sin ser desenmascaradas de inmediato.
Pero sí es posible que un servicio secreto militar extranjero haya podido
planear esa operación y, de ser necesario, haya logrado reclutar personal
dentro de esa tendencia española, que se mantiene sensible al mito de la
Reconquista.
En este punto, se hace indispensable retomar las referencias históricas. Al
igual que en el resto de Europa occidental, una estructura secreta dirigida
por la OTAN se implanta en la España de la posguerra [32] a pesar de que,
precisamente debido a su régimen político, ese país no se incorporó a la
alianza atlántica hasta 1982.
En su libro de referencia «Les Armées secrètes de l’OTAN» (Los ejércitos
secretos de la OTAN) [33], el historiador suizo Daniele Ganser describe esas
redes, calificadas como stay-behind (o sea, redes que podían ser activadas
tras las líneas enemigas en caso de ocupación enemiga) y conocidas con el
nombre genérico de la unidad italiana Gladio (nombre de la espada corta de
los antiguos romanos).
Ganser dejó establecido esencialmente cómo esas redes cometieron atentados
terroristas bajo bandera falsa en el marco de la «estrategia de la tensión».
El objetivo era justificar un fortalecimiento del aparato de seguridad y
suscitar el miedo a los «rojos» para impedir así que los comunistas lograran
alcanzar el poder por la vía democrática.
España desempeñaba «un papel crucial en el reclutamiento de los agentes del
Gladio» y les servía además de refugio.
Dio abrigo, por ejemplo, a Stefano
Delle Chiaie,
«el más conocido de los terroristas miembros de los ejércitos
secretos que combatieron el comunismo en Europa y en el mundo durante la
guerra fría», un individuo que tiene en su haber «al menos un millar de
operaciones sangrientas, entre ellas alrededor 50 asesinatos».
La red actuaba «contra los militantes comunistas y anarquistas, sobre todo
en el medio minero de Asturias y los nacionalistas catalanes y vascos» (aparece
aquí el medio de las minas asturianas al que pertenece Emilio Trashorras,
principal testigo de cargo contra El Chino y su banda así como colaborador
de la policía).
El hombre de confianza de Franco, el almirante Carrero Blanco, gran
arquitecto de los servicios secretos españoles, era «su oficial de enlace
con la CIA», y su aparato de inteligencia «uno de los mejores aliados de la
CIA en Europa» [34].
Aunque fueron concebidos para organizar la resistencia contra una invasión
soviética, nada permite pensar que las redes stay-behind hayan sido
desmanteladas después del derrumbe del bloque del Este.
El comando estadounidense en Europa (EuCom) y la OTAN mantienen además en
España la base naval y de inteligencia de Rota y la base aérea de Morón. Y,
finalmente, el comando sur de la OTAN estaba instalando en Madrid el cuartel
general de sus tropas terrestres precisamente en el momento de los atentados
[35].
Hay que señalar que los servicios secretos de la US Navy y de la US Air
Force, respectivamente el NCIS y el OSI, gozaron durante el periodo que nos
interesa de una sorprendente libertad de acción en territorio español.
En abril de 2002, José María Aznar y
George W. Bush modificaron la
convención bilateral de defensa entre España y Estados Unidos.
Esa modificación legalizó por vez primera la presencia en España de los
servicios secretos estadounidenses anteriormente mencionados, dotándolos
además de prerrogativas policíacas.
La redacción deliberadamente confusa de ese texto les otorgó un amplio
margen de maniobra:
«las autoridades competentes de los dos países tendrán
que establecer las normas que regulen las acciones del NCIS y del OSI en
España».
En febrero del año 2006 «el caso Pimienta» evidenció la ausencia de normas
reguladoras.
El NCIS había secuestrado en territorio español a Federico
Pimienta, desertor de los Marines estadounidenses, acción que realizó sin el
menor control por parte de las autoridades policiales o judiciales españolas.
Sólo como consecuencia de la polémica que engendró esa violación flagrante
de la soberanía española se procedió a la redacción de normas como,
«la
acreditación previa de miembros del NCIS y del OSI por las autoridades
españolas» y «la comunicación previa de toda operación a las autoridades
españolas» [36].
La búsqueda del móvil
Si la OTAN estuviera implicada en atentados como los de Madrid, la decisión
estratégica de recurrir a la acción secreta hubiese tenido que contar con el
aval del Comité de Coordinación de los Aliados y presentar un objetivo
preciso.
La concepción táctica de cada operación, incluyendo la de Madrid,
hubiera estado exclusivamente en manos de Estados Unidos y del Reino Unido,
sin poner al tanto a los Aliados.
El general James L. Jones era el comandante supremo de la OTAN en 2004.
Hoy
es consejero de Seguridad Nacional del presidente de los Estados Unidos.
En otras palabras, si los responsables de los servicios secretos aliados
hubiesen dado su consentimiento para un montaje de la «guerra contra el
terrorismo», el general James Jones (SACEUR) [37], el embajador
Nicholas
Burns (Estados Unidos) [38] y el embajador Peter Ricketts (Gran Bretaña)
[39] pudieron haber decidido el ataque contra Madrid a espaldas del gobierno
español, posiblemente requiriendo el concurso de elementos de aparato
estatal español en la realización de la operación.
La decisión de recurrir al terrorismo tendría que haber estado vinculada a
la estrategia general de la OTAN, no a intereses políticos, aunque es
posible que intereses políticos inmediatos hayan podido falsear la
evaluación de la pertinencia de una operación en particular.
Visto de ese ángulo, sería erróneo interpretar una implicación de los
servicios secretos atlánticos en función de las elecciones legislativas
españolas o de la elección presidencial estadounidense. Ello equivaldría a
enfocarse en una cuestión secundaria dejando pasar por alto el elemento
fundamental de la cuestión.
La OTAN se abstiene de intervenir en la vida política de los Estados
miembros cuando todos los competidores políticos son favorables a los
intereses de la alianza atlántica (como en el caso del Partido Popular y el
Partido Socialista españoles y el del Partido Republicano y el Partido
Demócrata estadounidenses).
La visión de la OTAN es mucho más amplia.
Además, es erróneo considerar que para la alianza atlántica era negativo que
el Partido Popular perdiera el poder en España (Aznar no había querido
presentar nuevamente su candidatura) y que las tropas españolas se retirasen
de Irak.
El gobierno socialista [español] es un socio privilegiado para los
laboristas que ejercen el poder en el Reino Unido. Una semana después de su
elección, Zapatero declaraba que su «prioridad absoluta era la lucha contra
el terrorismo».
Por otro lado, el contingente español en Irak sólo tenía el
noveno lugar en materia de efectivos (1 300 hombres, o sea menos del 1% de
las tropas de la coalición en ese país). Además, su retirada se vio
compensada por una implicación más importante de España en Afganistán.
Numerosos autores españoles se han interrogado sobre las razones que
llevaron a los terroristas, quienes quiera que fueren, a actuar durante las
elecciones legislativas. [Esos autores] han resaltado la manera en que las
reacciones de los diversos protagonistas estuvieron determinadas en función
de los intereses de cada cual. Pero eso no nos proporciona información
alguna sobre las intenciones de los terroristas.
Si la operación se hubiese realizado por orden de la OTAN, el contexto
electoral permitiría reforzar la teoría del «choque de civilizaciones»: o
sea, musulmanes no vinculados a Al Qaeda tratan de destruir la democracia y
las instituciones occidentales. Esa fue precisamente la versión de los
atentados de Madrid que adoptó la justicia española.
La misma que adoptó la
justicia británica sobre los atentados de Londres [40].
Si la decisión de poner en escena un terrorismo islámico fue adoptada por el
Comité de Coordinación de los Aliados, esa decisión pudo aplicarse los días
15 y 20 de noviembre de 2003 en Estambul, el 11 de marzo de 2004 en Madrid y
el 7 de julio en Londres [41].
Para tener validez, nuestra hipótesis debería
explicar esos crímenes en conjunto.
¿Podían los objetivos que la OTAN se planteaba en aquel momento haber
motivado ese tipo de intervención?
En 2004, la OTAN se encuentra en plena reorganización.
Por un lado, parece
en expansión:
-
se prepara para la entrada de nuevos miembros; está implicada
en la estabilización de Kosovo
-
garantiza la seguridad de la navegación en
el Mediterráneo y en las aguas del cuerno de África
-
está desplegada en
Afganistán y comienza a hacerlo en Irak
-
está conformando una Fuerza de
Intervención Rápida capaz de defender sus intereses en cualquier lugar del
planeta
Pero por otro lado, la OTAN atraviesa una grave crisis:
después de haber
aportado en 2001, por primera vez en toda su historia, la asistencia de sus
miembros a uno de ellos que había sido víctima, según los países miembros,
de una agresión extranjera, ese mismo tema está siendo centro de graves
divergencias en 2003.
Francia y Bélgica han negado que Irak pueda representar una amenaza
terrorista para Estados Unidos, mientras que Turquía ha prohibido a Estados
Unidos la utilización de su espacio aéreo y de las bases de la OTAN en
territorio turco en el ataque contra Irak.
En pleno crecimiento, la OTAN se ve amenazada por un posible desmembramiento.
Desunidos, sus miembros se implican en Irak «a la carta».
El único medio de reunificarlos consiste en iniciar nuevas acciones comunes
en el marco de la «guerra contra el terrorismo».
Recrudecimiento del contraterrorismo entre los Aliados
En primer lugar, la OTAN refuerza su control sobre la población extendiendo
a Europa las disposiciones de
la Patriot Act.
En la introducción de su libro
La Fin de l’Etat de droit [El fin del Estado de derecho], el sociólogo Jean-Claude Paye describe de la siguiente
manera la reacción de la Unión Europea ante los atentados del 11 de marzo en
Madrid:
"En ocasión de los atentados del 11 de marzo de 2004 en España han aparecido
en nuestras pantallas de televisión una serie de especialistas del
terrorismo que hacen una amalgama entre Al Qaeda, la ETA y diferentes tipos
de refugiados políticos, haciendo así del “terrorismo” un término genérico
que va a reemplazar al conjunto de situaciones concretas."
Para el diario francés Le Monde, los atentados de Madrid demuestran que Al
Qaeda amenaza Europa.
El diario reedita en primera plana su consigna del 11
de septiembre de 2001: "Todos somos madrileños"
(edición del 13 de marzo de
2005).
Una de las medidas unánimemente reclamada para conjurar ese peligro
multiforme fue la instauración inmediata de la orden de arresto europea.
La
orden de arresto europea permite la entrega casi automática, por un Estado
miembro [de la UE], de una persona requerida por una autoridad judicial de
otro Estado miembro. En relación con los procedimientos de extradición, la
orden de arresto europea elimina todos los controles políticos y judiciales
que tienen que ver con el fondo y con la legalidad del pedido presentado,
así como las posibilidades legales de oponerse a dicho pedido.
O sea, el pedido de arresto se satisface de forma incondicional y es
legitimado por los demás países, sin entrar a analizar la legalidad del
mismo ni su conformidad con los principios de un Estado de derecho.
La orden de arresto europea debía entrar en vigor el 1º de enero de 2004.
Aprobada a nivel de la Unión Europea y ya incorporada a la mayoría de las
legislaciones nacionales, esta medida estaba tardando sin embargo en entrar
en funcionamiento. Una de las primeras consecuencias de los atentados
cometidos en Madrid el 11 de marzo fue el fin de la resistencia que aún se
mantenía a la utilización de la orden de arresto europea así como el
recrudecimiento de medidas incontrolables, adoptadas en el marco de la
cooperación judicial y policial entre los países europeos.
Es de temer entonces una aceleración del proceso de suspensión de las
garantías constitucionales, ya en marcha después del 11 de septiembre. Las
primeras medidas en ese sentido tienen que ver con el fortalecimiento de la
cooperación policial y judicial.
Una “capacidad de inteligencia” tendrá como
función el análisis de los datos de inteligencia proporcionados por los
servicios secretos y los cuerpos policiales de los Estados miembros.
Se trata también de adoptar legislaciones que permitan que los
investigadores de varios países puedan trabajar en equipos comunes y de
ratificar una convención de ayuda mutua judicial en materia penal. También
se prevé favorecer los intercambios de datos: huellas digitales y
características biométricas.
El Consejo de Jefes de Estado y de gobierno también quiere llegar, antes de
2005, a la instauración de pasaportes y de documentos de identidad que
contengan datos tales como la fotografía del iris del ojo y las huellas
digitales. Las compañías aéreas también estarían obligadas a comunicar a las
autoridades aduanales y policiales europeas un conjunto de informaciones
sobre sus pasajeros. Esta medida ya estaba en funcionamiento, para proveer
información a las autoridades americanas, en los vuelos transatlánticos.
Todas estas medidas, como los pasaportes o documentos de identidad que
incluyen un chip electrónico con datos biométricos, están en discusión desde
hace tiempo.
Los atentados son simplemente una oportunidad para eliminar la
resistencia ante esas medidas liberticidas. Pero si las aplicamos a los
atentados de Madrid, la eficacia de esas medidas resulta altamente
discutible ya que las personas arrestadas estaban viviendo en España desde
mucho antes y no viajaban a través de fronteras.
Por lo tanto, no podían ser detectadas a través de esos medios.
Sin embargo,
esas medidas son perfectamente adecuadas para un manejo policial de las
poblaciones.
La organización
Statewatch ha demostrado que entre las 57
medidas previstas por el Consejo de Jefes de Estado y de gobierno reunido
los días 25 y 26 de marzo de 2004, hay 27 proposiciones que no tienen nada o
muy poco que ver con el terrorismo.
"El objetivo de esas disposiciones no es
garantizar la vigilancia de determinados grupos sino la vigilancia sobre
la población a través del control de las comunicaciones" [42].
Jean-Claude Paye demuestra que este control sobre la población se realiza
para informar no sólo a las instituciones de los Estados miembros de la
Unión Europea sino también a las autoridades estadounidenses.
«El desarrollo
de la cooperación transatlántica en el marco de la lucha contra el
terrorismo revela el carácter orgánico del derecho penal en la formación de
la estructura imperial.
La Unión Europea se somete a la hegemonía estadounidense en materia de
organización del control de las poblaciones. En cuanto a Estados Unidos, sus
exigencias tienen que ver más bien con la capacidad de sus instituciones
policiales o judiciales para evadir las estructuras formales de los poderes
ejecutivos y judiciales europeos.» [43]
La «guerra contra el terrorismo» se extiende a África
El general Jones, comandante supremo de la OTAN y además gran jefe de las
fuerzas estadounidenses en Europa (EuCom), se da a la tarea de crear un
comando ad hoc para las fuerzas estadounidenses en África (AfriCom). Para
justificar ese despliegue, que inquieta a los africanos, Jones no pierde
ocasión de denunciar el peligro terrorista en ese continente.
Esa misma
argumentación servirá para meter a la OTAN en África. Es importante observar
que la extraña decisión del Tribunal Supremo de atribuir los atentados de
Madrid a terroristas islámicos no vinculados a Al Qaeda favorece esa
perspectiva ya que esos islamistas son originarios del norte de África.
Durante su gira africana de julio de 2003, el presidente
Bush
advierte:
«No
dejaremos que los terroristas amenacen a los pueblos africanos, ni que
utilicen África como base para amenazar el mundo» [44].
Los responsables
estadounidenses multiplican las declaraciones en las que afirman que Al Qaeda se ha implantado en el desierto del Sahel, lo cual ponen en duda
numerosos observadores.
A principios de marzo de 2004 es el comandante en
jefe adjunto de las fuerzas estadounidenses en Europa (EuCom, que también
supervisa África en ese momento) quien advierte que miembros de Al Qaeda
están tratando de establecerse,
«en la parte norte de África, en el Sahel y
el Magreb. Están buscando un santuario como en Afganistán, cuando los talibanes estaban en el poder.
Necesitan un lugar estable para equiparse, organizarse y reclutar nuevos
miembros» [45].
Los días 23 y 24 de marzo de 2004 una reunión sin precedente de los jefes de
los estados mayores de 8 países del norte de África y del Reino Unido tiene
lugar en la sede del EuCom, en Stuttgart, por iniciativa de Estados Unidos.
En aquel momento todas las miradas se dirigían hacia el norte de África,
particularmente hacia Marruecos, donde el GICM (Grupo Islámico Combatiente
Marroquí) es considerado sospechoso de encontrarse detrás de los atentados
de Madrid.
Se decide la puesta en práctica del
TSCTP (trans-saharian counterterrorism
partnership), ambicioso plan de entrenamiento de los ejércitos africanos
para la lucha antiterrorista por parte de Estados Unidos [46]. Estos planes
de entrenamiento permiten a Estados Unidos establecerse en suelo africano
dirigiendo discretamente los ejércitos locales.
La selección de esta
estrategia de despliegue responde a la necesidad de disminuir las pérdidas
militares causadas por las invasiones de Afganistán e Irak.
Los atentados de Madrid se produjeron en el momento preciso para que
Washington y Londres impusieran el TSCTP a esos 8 países africanos. Los
atentados habían creado un clima de incertidumbre debido esencialmente a un
rumor que anunciaba el próximo desembarco del ejército estadounidense en el
norte de África, como en las invasiones de Afganistán y de Irak.
Varios periódicos españoles, argelinos y marroquíes alimentaban aquel rumor,
que resultaría falso [47].
Por ejemplo, el importante diario español La Razón escribía el 21 de marzo
de 2004:
«Unidades de las fuerzas especiales estadounidenses y tropas
militarizadas de la CIA se esperan en los próximos días en la región del Sahel (norte del Sahara). Participarán en la mayor operación antiterrorista
realizada por Estados Unidos desde la guerra de Irak. Se prevé que los
combates duren varias semanas.
Los ejércitos de los países de la zona, que
ya han aceptado abrir su espacio aéreo a la US Air Force, participarán en
los combates bajo las órdenes de los estadounidenses (…)
El comienzo de la operación militar, decidido como consecuencia de los
atentados de Madrid el 11 de marzo pudiera coincidir con (…) el 26 de marzo
próximo» [48].
Este rumor de desembarco tiene toda la apariencia
de una maniobra de intoxicación tendiente a forzar la mano a los dirigentes
africanos sobre la cuestión del TSCTP.
La llegada de consejeros militares estadounidenses y británicos podía en
efecto parecer a los dirigentes africanos un mal menor, comparada con un
desembarco del ejército estadounidense en sus países.
En todo caso, la OTAN como tal no quiso implicarse en el TSCTP. Fue
solamente a partir de 2005 que los Estados miembros aceptaron enviar tropas
a África, en apoyo a las operaciones de la Unión Africana en Sudán y
Somalia.
Los atentados de Madrid, presentados como un castigo contra Aznar
por su implicación en la guerra de Irak (lo cual fue desmentido mucho más
tarde por la justicia), permitieron integrar indirectamente la guerra contra
Irak a la «guerra contra el terrorismo» en lógica continuación a las
mentiras que el secretario de Estado Colin Powell profiriera en su discurso
ante el Consejo de Seguridad de la ONU [49].
En cuanto a la ola de atentados islámicos en Europa,
esta se interrumpió con
la operación frustrada en Barcelona, en enero de 2008 [50].
Conclusión
Al término de este análisis podemos afirmar que la decisión del Tribunal
Supremo [español] no responde a la realidad sino a exigencias políticas.
Elementos del aparato estatal español intervinieron para falsificar
elementos probatorios y orientar la investigación hacia una pista
prefabricada, la pista islamista. Los atentados fueron perpetrados por una
organización militar que disponía de cómplices dentro del aparato del
Estado.
La OTAN, cuyo pasado terrorista está fehacientemente demostrado, disponía
del conocimiento, de los medios logísticos y tenía además un móvil para
realizar esa operación.
Si se abriera una nueva investigación judicial, el
sospechoso principal debería ser la
OTAN.
Referencias
[1] «11 de marzo de 2004 en Madrid: ¿fue
realmente un atentado islamista?», por Mathieu Miquel, Réseau Voltaire,
19 de octubre de 2009.
[2] La Manipulation: Madrid, 11 mars, por Jean Chalvidant, ediciones
Cheminements, 2004. El autor ha presentado sus argumentos en su blog.
[3] Sitio de la revista Le Meilleur des mondes.
[4] «Los trucos de la Foundation for the Defense of Democraties», Red
Voltaire, 18 de agosto de 2005.
[5] Cf. primer número de la revista.
[6] Veredicto de apelación del juicio sobre los atentados, páginas
581-582.
[7] Fernando Mugica, autor de unos 40 artículos intitulados «los huecos
negros del 11 de marzo» publicados en el diario español El Mundo, es el
precursor de la crítica de la versión oficial en la prensa. Aunque nunca
se ha inclinado por una pista en particular, Mugica escribió el 11 de
marzo de 2005 en su artículo intitulado «Las piedras de Pulgarcito»: «El
trabajo de campo efectuado para un amigo, escritor de éxito, en torno a
una posible novela me llevaron a investigar a finales del otoño de 2003
todos los datos que rodeaban a los atentados del 11-S en Estados Unidos
(…) No voy a desvelar mis conclusiones sobre el 11-S, pero sí puedo
afirmar que sin ese trabajo nunca hubieran surgido los agujeros [negros
del 11 de marzo].»
[8] Ernesto Mila defiende esta tesis en su libro 11-M los perros del
infierno (Pyre, 2004) donde ofrece además un testimonio desde dentro de
los medios de extrema derecha sobre la estrategia de la tensión que se
puso en práctica durante la guerra fría.
[9] Bruno Cardeñosa ha escrito también sobre las falsedades del 11 de
septiembre, ver «Periodistas españoles afirman que ningún avión se
estrelló en el Pentágono», por Sandro Cruz, Red Voltaire, 13 de
septiembre de 2004.
[10] Testimonio de este agente de la policía científica durante el
juicio, testigo protegido 17054, 3 de mayo de 2007.
[11] Así lo hizo el diario El País, en sus ediciones de los días 13, 14,
19 y 24 de marzo de 2004.
[12] «Historia de la mochila numero 13», por Luís del Pino, El Mundo, 19
de marzo de 2006.
[13] «An American Connection», por Michael Isikoff, Newsweek, 17 de mayo
de 2004.
[14] Ibid. y «Arrest in Bombing Inquiry Was Rushed, Officials Say», por
Sarah Kershaw y David Johnston, New York Times, 8 de mayo de 2004.
[15] Los enigmas del 11M, por Luís Del Pino, (Ediciones Libroslibres,
2006), capítulo 11 «Atando cabos».
[16] Testimonio de uno de los mineros durante el juicio, testigo
protegido 54868, 19 de marzo de 2007.
[17] Acta de inculpación del juicio sobre los atentados, página 4.
[18] Acta de inculpación del juicio sobre los atentados, página 53.
[19] «La police allemande déjoue une tentative d’attentat états-unienne
contre le G8», (La policía alemana neutraliza un atentado estadounidense
contra la reunión G-8) Réseau Voltaire, 11 de junio de 2007.
[20] «11-M Claves de una conspiracion», por Bruno Cardeñosa (Espejo de
tinta, 2004), página 123.
[21] Su retrato: «Capitaine Eric H. May», por Alan Miller, Réseau
Voltaire, 9 de junio de 2009.
[22] «False Flag Prospects, 2008 - Top Three US Target Cities», por Eric
H. May, Globalresearch.ca, 23 de febrero de 2008.
[23] «Londres: ¡la misma situación se desarrollaba simultáneamente en
forma de ejercicio!» y «Ejercicios de simulación que facilitan
atentados», Red Voltaire, 13 de julio y 13 de septiembre de 2005.
[24] Comunicado de prensa de la OTAN, 1º de marzo de 2004.
[25] «La OTAN simuló un atentado en Europa con 200 muertos», por Carlos
Segovia, El Mundo, 14 de marzo de 2004.
[26] «La CIA "directement responsable" des "restitutions
extraordinaires" de prisonniers en Europe, selon les députés européens»,
Réseau Voltaire, 14 de junio de 2006.
[27] «La investigación halla en los vuelos de la CIA decenas de
ocupantes con estatus diplomático», por Andreu Manresa, El País, 15 de
noviembre de 2005.
[28] Allégations de détentions secrètes et de transferts illégaux de
détenus concernant des États membres du Conseil de l’Europe, informe del
senador Dick Marty al Consejo de Europa, Réseau Voltaire, 12 de junio de
2006. Ver la parte intitulada «La "toile d’araignée" mondiale».
[29] «El Diario de Mallorca gana el premio Ortega y Gasset de
periodismo», Cadena Ser, 12 de abril de 2006, la grabación de esta
entrevista puede escucharse a través de Internet.
[30] «Un informe de la Eurocámara eleva a 125 los vuelos de la CIA que
hicieron escala en España», El Mundo, 15 de junio de 2006.
[31] «La investigación halla en los vuelos de la CIA decenas de
ocupantes con estatus diplomático», por Andreu Manresa, El País, 15 de
noviembre de 2005.
[32] «Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de julio de 2001.
[33] «Les Armées secrètes de l’OTAN», por Daniele Ganser (Demi-lune,
2007). Este libro está siendo publicado en forma seriada a través de la
Red Voltaire.
[34] «Les Armées secrètes de l’OTAN», por Daniele Ganser (Demi-lune,
2007), capítulo 7.
[35] Sitio oficial del CC-Land-Madrid.
[36] «Defensa rechaza que los servicios secretos de EE UU actúen por su
cuenta en suelo español», 16 de abril de 2006, y «España autorizará a
los espías de EE UU a actuar bajo supervisión en territorio nacional»,
18 de febrero de 2007, por Miguel González, El País. Es de notar que,
durante el periodo 2004-08, Estados Unidos firmó numerosas convenciones
con sus aliados para que los servicios secretos estadounidenses puedan
actuar a sus anchas en dichos Estados. Ver, por ejemplo, en el caso de
Francia: «Francia autoriza a los servicios de Estados Unidos a actuar en
su territorio», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de mayo de 2005.
[37] El general Jones, quien rechazó dos veces el puesto de secretario
de Estado en la administración Bush, ha sido nombrado consejero de
seguridad nacional de la administración Obama.
[38] El embajador Burns, actualmente en un semiretiro, es hoy en día
centro de una polémica. Según una serie de documentos publicados por el
movimiento Hamas, Burns fue uno de los principales organizadores del
envenenamiento del presidente palestino Yaser Arafat.
[39] Peter Ricketts, ex presidente del Comité Conjunto de Inteligencia,
ha sido nombrado secretario general del Foreign Office.
[40] «Attentats de Londres: le rapport officiel écarte la piste "Al
Qaïda"», Réseau Voltaire, 10 de abril de 2006.
[41] «Londres vuelve a la "estrategia de la tensión"», por Thierry
Meyssan; «Atentados de Londres: Rachid Aswat es un agente británico»,
Réseau Voltaire, 15 de julio de y 8 de septiembre de 2005.
[42] «La Fin de l’État de droit», por Jean-Claude Paye (La Dispute,
2004), desde la página 13 hasta la 15.
[43] Ibid, page 12.
[44] «Activisme militaire de Washington en Afrique», por Pierre
Abramovici, Le Monde Diplomatique, julio de 2004.
[45] «Enquête sur l’étrange "Ben Laden du Sahara"», por Salima Mellah y
Jean-Baptiste Rivoire, Le Monde Diplomatique, febrero de 2005.
[46] Presentación del TSCTP en el sitio web del comando de las fuerzas
estadounidenses en África.
[47] Ver especialmente los artículos «Des soldats US dans le Sahel», por
Lounés Guemache en el diario argelino Liberté, 17 de marzo de 2004;
«EEUU lanza en el Sahara una gran operación antiterrorista tras los
atentados del 11-M», por Pedro Canales, La Razón, 21 de marzo de 2004;
«Les USA se préparent à mener une grande opération contre le terrorisme
au sud du Sahara» en el diario marroquí Al Ahdath al Maghribiya, 22 de
marzo de 2004.
[48] «EE UU lanza en el Sahara una gran operación antiterrorista tras
los atentados del 11-M», por Pedro Canales, La Razón, 21 de marzo de
2004.
[49] «Discours de M. Powell au Conseil de sécurité de l’ONU» (Discurso
de Colin Powell en la ONU), Réseau Voltaire, 11 de febrero de 2003.
[50] «De cómo los servicios secretos españoles de Zapatero impidieron
una nueva ola de atentados de Al Qaeda-CIA en Europa», por Thierry
Meyssan, Réseau Voltaire, 8 de febrero de 2008.
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"En el
Nombre de Jamal"
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