por John Lash
traducción de
Adela Kaufmann
Versión original
del sitio Web
MetaHistory
Del griego archai, “orígenes, comenzar cosas, anteriormente en el
tiempo”.
En el mundo clásico mediterráneo, arcón era comúnmente
usado para el gobernador de una provincia, o, más sueltamente,
cualquier autoridad religiosa o gubernamental. Por lo tanto, el
plural, Arcontes es a menudo traducido en los textos gnósticos como
“las autoridades”. (No hay palabra cóptica para Arconte, y así, los
textos gnósticos usan el término griego en la transcripción cóptica).
Pronunciado Ar-konte. Adjetico, Arcóntico (Ar-KON-tik).
En mi hábito usual de procurar lo imposible, propongo tres
definiciones, o tres niveles de definición:
Nivel Uno: Cosmológico
En la cosmología gnóstica, Arcontes son una especie de
seres
inorgánicos que emergieron en el Sistema Solar antes de la formación
de la tierra. Ellos son cyborgs habitando el sistema planetario (exclusivo
de la Tierra, Sol y Luna), el cual es descrito como el mundo virtual
(stereoma), ellos construyen por imitación las formas geométricas
emanadas del Pleroma, el reino de los Generadores, los Dioses
Cósmicos.
Los Arcontes son una especie genuina con su propio hábitat, y
pudiera incluso ser considerado ser casi divino, pero carecen de
intencionalidad (ennoia: capacidad auto-directiva), y tienen una
repugnante tendencia a salirse de sus límites, imponiéndose en el
reino humano. Se dice que los Arcontes sienten intensa envidia hacia
la humanidad, porque nosotros poseemos la intencionalidad de la cual
ellos carecen.
El Mito de Gaia describe cómo los Arcontes fueron producidos por
impacto fractal en los densos campos de formación elemental (dema)
de los brazos galácticos, cuando el Eón Sophia se
arrojó
unilateralmente desde el núcleo galáctico. Ver especialmente el
Episodio 10.
Este acontecimiento es también descrito en detalle en
Alien Dreaming
(Sueño Alienígena).
Nivel Dos: Noetico-Psycológico
En la psicología gnóstica, la ciencia noética de las
Escuelas de
Misterio, los Arcontes son una fuerza alienígena que invade
subliminalmente a la mente humana y desvía nuestra inteligencia
lejos de sus aplicaciones apropiadas y sanas. No son los que nos
hacen actuar inhumanamente, ya que todos nosotros tenemos el
potencial de ir en contra de nuestra humanidad innata, violando la
verdad en nuestros corazones, pero nos hacen sacar comportamiento
inhumano hacia extraños y violentos extremos.
La aberración contenida es que, dejados a nuestro propio albedrío,
nosotros a veces actuaríamos inhumanamente para luego corregirlo.
Obviamente, nos siempre lo hacemos. En la exageración de nuestras
tendencias insanas e inhumanas, y en una extrema y no corregida
desviación de nuestra inteligencia innata, los gnósticos vieron la
firma de una especie alienígena que cosquillea en las peores fallas
humanas.
Por lo tanto, los Arcontes son parásitos psico-espirituales. Sin
embargo, como retoños del Eón Sophia (ver inserto abajo), ellos son
también nuestros parientes cósmicos.
Eon
Gk: “emanación, poder divino, ciclo de tiempo cósmico” Pronunciado
E-ON, Adjetivo, Eónico. Es decir, “filones de eónicos soñando.”
(Mito de Gaia)
Este término esencial en la cosmología gnóstica pudiera ser útil
alejándose de los torpes términos Dios y dioses. Un Eón es un dios
entendido, no en términos teológicos, sino en términos de las física
de la conciencia.
Eones no son entidades, sino procesos que pudieran ser mejor
conceptualizados como corrientes inmensas, pero corrientes que están
vivas, auto-conscientes, sensibles. La Diosa Sophia, quien se
incorpora como Gaia es un Eón, por lo tanto, el Eón Sophia.
Los Eones tienen género. En algunos escenarios gnósticos, la
contraparte masculina al femenino Eón Sophia es el Eón Cristo. Ver
también Generadores en los Comentarios de los Mitos de Gaia. |
Como entidades inorgánicas de dos tipos, embriónica y reptil, los
Arcontes pueden por momentos penetrar la atmósfera terrestre y
aterrorizar a los humanos, aunque no haya razón u orden para estos
saqueos, ya que los alienígenas no pueden permanecer durante mucho
tiempo den la biosfera y, de todas formas, no tienen un plan maestro
que lograr aquí.
El estado ontológico del Arconte es dual:
-
existen como una especie alienígena independiente de la humanidad.
-
existen como una presencia en nuestras mentes, más bien como un
sistema de programas operando en nuestro ambiente mental.
El riesgo que suponen invadiendo nuestro software mental es mucho
mayor que cualquier riesgo físico que pudieran plantear de manera
irregular por irrumpir erráticamente la biosfera.
Trabajando a través de telepatía y sugestión, los Arcontes hacen la
tentativa de desviarnos de nuestro curso apropiado de evolución. Su
técnica más exitosa es usar la ideología religiosa para insinuar su
manera de pensar y, en efecto, sustituir su forma de pensar por la
nuestra.
Según los gnósticos, el salvacionismo Judeo-Cristiano es la trama
primaria de los Arcontes, un implante alienígena.
Nuestra capacidad de discernir fuerzas alienígenas trabajando en
nuestras mentes es crucial para la supervivencia y la co-evolución
con
Gaia, quien, como Sophia, accidentalmente produjeron los
Arcontes, en primer lugar. (Este comentario pertenece al Nivel Uno,
la definición cosmológica, pero, como sucede a menudo con las
enseñanzas gnósticas, elementos noéticos y cósmicos tienden a
combinarse).
Reconociendo y repeliendo a los Arcontes, nosotros demandamos
nuestro poder, definimos nuestras fronteras en el marco de trabajo
cósmico, y establecemos nuestro propósito relativo a Gaia, la
inteligencia propia del planeta.
Nivel tres: Sociológico
En la visión gnóstica de la sociedad humana, los Arcontes son
fuerzas alienígenas que actúan a través de sistemas autoritarios,
incluyendo sistemas de creencia, de forma que causan que los seres
humanos se vuelvan en contra de su potencial innato y violen la
simbiosis de la naturaleza.
LIVE (vivir) deletreado al revés es EVIL (maldad), pero los
Arcontes no son malvados en el sentido de que ellos poseen poderes
autónomos de destrucción, capaces de ser aplicados directamente
sobre la humanidad.
Ellos son agentes de error más bien que malvados – pero error humano,
cuando se va sin corregir y corre más allá de la escala de
corrección, se vuelve hacia la maldad y trabaja en contra del plan
de vida universal. Los gnósticos enseñaron que los Arcontes explotan
nuestra tendencia de dejar que nuestros errores se vayan sin
corregir.
Porque los arcontes necesitan la complicidad humana para ganar poder
sobre la humanidad, cualquiera que los asista puede ser considerado
una clase de Arconte, un accesorio. ¿Cómo le ayudan los humanos a
los Arcontes?
Una forma (sugerida en la definición del Nivel Dos) es aceptando los
programas mentales de los Arcontes – es decir, adoptando la
inteligencia alienígena como si fuese basada en humanos – e
implementando aquellos programas realmente reforzándolas en la
sociedad. Otra manera es activa o pasivamente conforme a las agendas
así propuestas e impuestas.
Jacques Lacarriere sugiere que los gnósticos detectaron la fase
humanizada de los Arcontes en todas las estructuras autoritarias y
sistemas que niegan autenticidad y auto-determinación para el
individuo.
El argumenta que los gnósticos reconocían,
“el carácter fundamentalmente corrupto de todas las empresas humanas
e instituciones: tiempo, historia, poderes, estados, religiones,
razas, naciones…”
(Los Gnósticos, Pág. 24)
La corrupción ocurro, no porque nosotros cometemos errores, sino
porque los errores que hacemos se van sin corregir y se extrapolan
más allá de la escala de corrección. Lacarriere dice que los
gnósticos alcanzaron esta conclusión “fuera de la observación
racional del mundo natural y comportamiento humano.”
En última instancia, ellos afirmaron la,
“contención de todo poder – cualquier clase que sea – es una fuente
de enajenación… Todas las instituciones, leyes, religiones, iglesias
y poderes no son nada sino una vergüenza y una trampa, la
perpetuación de un engaño de edades de antigüedad."
(Pág. 28-29)
Esto podría parecer como una visión oscura de los asuntos humanos,
pero dada la evidencia de la historia (sin mencionar los sucesos
actuales), no puede decirse que es injusto o exagerado.
Para una ojeada íntima de las enseñanzas gnósticas de los Arcontes,
incluyendo consejo de cómo actuar cuando son enfrentados
directamente por ellos, consideran el pasaje del Primer Apocalipsis
de Juan, citado en Un Catecismo Gnóstico
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