del Sitio Web Tendencias21
Representación artística de TOI-561, uno de los sistemas planetarios más antiguos y pobres en metales descubierto hasta ahora en la Vía Láctea. Este sistema tiene un exoplaneta rocoso caliente en su centro y dos planetas gaseosos, ubicados a la izquierda en la imagen. Crédito: Observatorio W. M. Keck Adam Makarenko.
Su inesperada antigüedad
sugiere que podrían haber existido mundos similares a la Tierra con
temperaturas adecuadas para la vida (como la conocemos aquí y
ahora)...
El descubrimiento de los astrónomos estadounidenses (The TESS-Keck Survey. II - An Ultra-short-period Rocky Planet and Its Siblings Transiting the Galactic Thick-disk Star TOI-561), publicado en la revista The Astronomical Journal, rompe con los paradigmas científicos en torno a la antigüedad de los planetas rocosos.
Es que la supertierra
hallada es mucho más antigua de lo esperado para este tipo de
planetas.
Vale remarcar que el
planeta hallado, denominado
TOI-561 b, presenta en la actualidad
temperaturas de casi 1.649 grados Celsius en su superficie.
Queda descartada
cualquier forma de vida activa en su superficie, pero esta
supertierra puede dar inicio a muchas otras hipótesis sobre
civilizaciones previas a la humana.
Incluso en su último
libro, titulado "Extraterrestre
- La humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de
la Tierra", indica que un objeto interestelar en forma de
disco llamado "Oumuamua”,
que atraviesa el sistema solar y fue descubierto en 2017, es en
realidad una pieza extinta de
tecnología alienígena.
Forma parte de un
conjunto extraño de estrellas llamado
disco galáctico grueso. Esta
clase de estrellas presentan composiciones químicas muy diferentes a
las apreciadas comúnmente en la Vía Láctea.
Esto permitiría comprobar
que se formaron en un período temprano dentro de la evolución del
universo, hace aproximadamente 10 mil millones de años.
Es así que muchos
esfuerzos científicos se orientan actualmente en encontrar más
planetas rocosos que podrían tener temperaturas habitables (para
seres humanos similares a los de la Tierra), para posteriormente
examinarlos en busca de signos de vida actual o pasada.
Además, al realizar
observaciones con luz infrarroja, la nueva tecnología será capaz de
ver las atmósferas de planetas hoy inaccesibles.
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