National Geographic (NG):
En primer
lugar, ¿qué es la paradoja SETI? ¿Por qué es tan improbable que
dos civilizaciones contacten entre sí?
Eamonn Kerins (EK):
La paradoja de SETI es la preocupación de que la búsqueda de
civilización inteligente extraterrestre está condenada a fallar
a menos que una civilización inteligente también participe del
envío de mensajes a una civilización extraterrestre (Messaging
Extraterrestrial Intelligence, METI, por sus siglas en inglés).
Algunos
científicos advierten del riesgo de enviar mensajes a posibles
civilizaciones extraterrestres que puedan ser mucho más
avanzadas que nosotros, mientras otros aseguran que si este
miedo es compartido por otras civilizaciones alienígenas,
nuestros esfuerzos por encontrar vida inteligente más allá de la
Tierra serían en vano, pues todos escucharían pero nadie daría
el paso de enviar un mensaje.
NG:
Usted propone usar la
teoría de juegos para detectar sistemas
estelares en los que puedan encontrarse planetas potencialmente
habitables.
¿En qué consiste este planteamiento?
EK:
Existe una rama de la
teoría de
juegos que se ocupa de los juegos cooperativos entre
participantes que no pueden comunicarse entre sí.
El Premio
Nobel de economía
Thomas
Schelling, estratega de la Guerra Fría, nos ofrece un
ejemplo muy ilustrativo.
Imagina dos personas que no
se conocen entre sí y no se les permite
contactarse entre ellos.
A ambos se les ofrece una gran
suma de dinero si logran conocerse en algún punto de la Ciudad
de Nueva York en un día en particular.
No se les da ni una hora
ni un lugar para encontrarse.
¿Cómo pueden conseguirlo? Parece
una misión imposible...
Pero resulta que existe una manera de
lograrlo:
siempre y cuando sus elecciones no sean aleatorias...
Tienen que intentar pensar
sobre lo que probablemente hará la otra persona.
La
mejor estrategia es, pues, elegir un punto de encuentro común
(por ejemplo, el vestíbulo de la estación Grand Central o en la
entrada del Empire State Building) y una hora de reunión común
(por ejemplo, al mediodía).
Los experimentos han demostrado que
este tipo de enfoques no comunicativos pero cooperativos tienen
un éxito indudable.
En lo que
respecta a la búsqueda de vida inteligente, el primer paso es
darnos cuenta de que se trata de un juego entre dos jugadores,
no solo nosotros.
Para tener éxito,
las civilizaciones en ambos
extremos de la galaxia deben estar en disposición de querer
establecer contacto.
Sabiendo esto, podemos proceder de
manera similar al ejemplo de los extraños que se encuentran en
Nueva York, con la esperanza de que otras civilizaciones puedan
hacer lo mismo para maximizar mutuamente nuestra oportunidad de
contacto.
La idea,
entonces, es que deberíamos
enfocar nuestros objetivos hacia aquellos planetas que no solo
sean habitables, sino que además existan posibilidades de que
hayan civilizaciones con una tecnología similar o mejor
que la nuestra y que puedan haber sacado nuestra misma
conclusión.
Si ambas civilizaciones saben que son mutuamente
detectables, y ambas tienen interés por establecer contacto,
ambas tienen incentivos para dar el paso, aumentando así las
posibilidades de éxito.
"Deberíamos enfocar
nuestros objetivos
hacia aquellos planetas que no solo sean
habitables,
sino que además existan posibilidades de que hayan
civilizaciones
con una tecnología similar o mejor que la
nuestra".
NG:
Según tu estudio, deberíamos empezar a buscar civilizaciones
extraterrestres que se encuentren en la denominada elíptica de
la Tierra.
EK:
Uno de los métodos más simples pero eficaces para encontrar
planetas es lo que se llama el
"método de tránsito".
Algunos planetas orbitan directamente frente a su estrella
anfitriona vista desde la Tierra:
esto es, la zona de tránsito...
Cuando esto sucede, detectamos
que la luz de la estrella varía cada vez que el planeta orbita a
su alrededor.
O, mejor aún, podemos obtener información
sobre la química de su atmósfera, y es que los planetas en
tránsito proporcionan información sobre su tamaño, composición
interna, temperatura y química.
Igual que sucede con nuestro
planeta, podríamos buscar pruebas de la existencia de agentes
contaminantes en otros planetas, tecnofirmas
que nos proporcionarán
evidencias científicas de la
existencia de vida inteligente.
Todo eso simplemente
observando un planeta que pasa frente a su estrella.
Y del mismo
modo que nosotros podemos observar los sistemas planetarios en
la zona de tránsito de la Tierra, ellos nos pueden observar a
nosotros.
Nuestro sol,
junto con la mayoría de las estrellas de nuestros vecinos de la
galaxia,
se encuentran dentro del plano
de la galaxia - un área en forma de disco en la que
también se encuentran los brazos espirales de la Vía Láctea.
El
plano orbital de la Tierra está inclinada con respecto al plano
galáctico unos 60 grados.
A lo largo de la dirección donde el
plano orbital de la Tierra se cruza con el plano galáctico hay
una concentración relativamente alta de estrellas que se
encuentran en la llamada zona de tránsito de la Tierra.
Esa es
una buena dirección en la que empezar a buscar vida inteligente.
NG:
Si hay dos civilizaciones interesadas en establecer contacto,
¿cómo decidir quién transmite y quién escucha?
EK:
Quizás ambos deberían hacer ambas
cosas, pero debemos evitar la situación en la que ninguno
transmite y ambos esperan una señal del otro.
Hay que tener en
cuenta que, de establecerse un contacto, este no será
bidireccional.
Las enormes distancias entre estrellas pueden
provocar que la señal tarde cientos, incluso miles de años, en
ser recibidas. Sería como enviar un mensaje en una botella.
No
esperas una respuesta, solo estás dejando que los demás sepan
que no están solos.
La idea detrás
de la detectabilidad mutua es que la civilización que tenga más
pruebas de la existencia de la otra debería estar más
incentivada para transmitir una señal.
Pero ambas partes
necesitan saberlo.
Los planetas en tránsito nos dan información
sobre ello.
Cuando un planeta transita sobre su estrella podemos
detectar cómo gran parte de la radiación de la estrella es
bloqueada cuando el planeta pasa por delante de ella.
Esto
controla la cantidad de información que otra civilización puede
recopilar de la señal sobre el potencial de vida en el planeta.
Si ambos planetas son visibles entre sí, ambas civilizaciones
pueden saber quién tiene la mejor señal.
No importa si una civilización tiene telescopios u otra
tecnología mucho mejores.
La búsqueda de vida
extraterrestre requiere cooperación mutua, por lo que ambas
partes deben considerar que la civilización en el otro extremo
podría estar menos avanzada, con lo que emplearán métodos
básicos para establecer comunicación.
Es como cuando nos
comunicamos con un niño:
lo hacemos de una forma distinta a la
que empleamos cuando nos dirigimos a un adulto.
Una estrategia SETI mutua, basada en información básica, que incluso
civilizaciones tan simples como nosotros podemos entender, tiene
la mejor oportunidad de recompensar a ambas partes.
La
decisión de transmitir o escuchar será distinta en cada caso.
Es
probable que decidamos hablar con unos y escuchar a otros.
"Si hay
mundos
más avanzados que el nuestro,
probablemente ya lo
sabrán todo
sobre nosotros".
NG:
Desde el punto de vista de la teoría de juegos, si creemos que
una civilización extraterrestre probablemente no quiera
contactarnos...
¿Por qué tenemos que ser nosotros los que demos
el primer paso?
¿No es demasiado arriesgado?
EK:
Desde una perspectiva de
teoría de
juegos aplicada a planetas en tránsito,
mi artículo muestra que en realidad
no es muy necesario que nos
dediquemos a enviar una señal cualquiera.
Nuestro sol
es más brillante que la mayoría de las estrellas, y hasta ahora
hemos encontrado que la mayoría de los planetas con temperaturas
y tamaños similares a la Tierra se encuentra alrededor de
estrellas más tenues y de menor masa, que son mucho más comunes
que estrellas como la nuestra.
Nuestra señal de tránsito será
más obvia para civilizaciones en estos mundos de lo que su señal
será para nosotros.
Lo bueno es que, si también usan una lógica
similar de teoría de juegos, ellos también lo sabrán. Si no
quieren contactarnos, entonces permanecerán ocultos, al menos
hasta el momento en que obtengamos pruebas de su existencia, tal
vez a través de su atmósfera.
Pero
si son tan entusiastas como nosotros para
establecer contacto,
hay un mayor incentivo para ellos que para nosotros, pues las
pruebas de nuestra existencia son más evidentes que las suyas
con respecto a nuestro planeta.
La cuestión de
si debemos o no enviar un mensaje a cualquier civilización es
una buena pregunta. En mi opinión, no debe contestarla solo la
comunidad científica.
Personalmente no estoy de acuerdo con el
planteamiento de Stephen Hawking, quien en su día dijo que,
no
deberíamos enviar señales que prueben nuestra existencia, pues
no sabemos a qué amenaza nos enfrentamos...
Este argumento ignora
el hecho de que a lo largo de toda nuestra existencia ya hemos
estado enviando señales:
sin ir más lejos, los agentes
contaminantes de nuestra atmósfera...
Si hay mundos más avanzados que
el nuestro, probablemente ya lo sabrán todo sobre nosotros.
Tal vez no tengan la capacidad o la voluntad de visitarnos. O
tal vez simplemente 'no existen'...
Lo bueno de la búsqueda SETI es
que podemos empezar a responder si hay vida inteligente, si
es
más común de lo que pensamos o si
estamos
'solos' en el universo...
La respuesta a estas preguntas nos dirá tanto sobre la vida ahí
'fuera', como de nosotros mismos.