Febrero 2006
traducción de
Editorial-Streicher
A
veces, para responder a una pregunta acerca de la compleja materia
de la mitología, es necesario enmarcar la respuesta cuidadosamente,
pero las entrevistas radiales no conceden el tiempo para ello. En el
siguiente artículo haré otro intento.
Es una gran pregunta, y absolutamente
esencial para una orientación clara y sobria en torno a la cuestión
desconcertante de las entidades alienígenas, los visitantes, los
astronautas antiguos, los "dioses en platillos voladores", etcétera.
La primera clasificación es puramente psicológica.
Algunos "dioses" no son entidades autónomas,
independientes de nosotros, sino proyecciones de procesos naturales
e intra-psíquicos. Llamo a tales "dioses" psico-deidades, porque
ellos se manifiestan a través de nuestras psiques. Incluso si ellos
representan fuerzas que actúan en la Naturaleza, lo que ocurra en el
mundo natural también afecta a la psique humana, y la impregna, de
modo que los "dioses de la Naturaleza" son también intra-psíquicos.
Las capacidades que Odin posee son paranormales,
y por ende "divinas", tanto en el sentido de estar más allá de la
norma humana, como en el sentido de parecerse a facultades que
podemos imaginar que los seres sobrehumanos tienen. Pero ellas son
capacidades intra-psíquicas, totalmente dentro de nuestro ámbito de
evolución.
Él representaba los procesos de muerte y regeneración en la Naturaleza, a nivel celular (de aquí un "dios del grano"), equiparados por otros procesos en la psique humana. Como un "dios de la muerte y resurrección", Osiris no está totalmente más allá de la realidad humana. Los psico-dioses son interactivos dentro del ámbito de nuestra experiencia mental y sensorial.
Ellos son, en
cierto modo, extensiones y reflejos de nosotros y de otras criaturas
sensibles.
Por
supuesto, ellos también pueden alcanzar la psique humana, y entrar
en nuestra conciencia. ¡Ellos pueden ir dondequiera que deseen!. Los
gnósticos enseñaban que los dioses cósmicos auténticos, las
divinidades plerómicas o Eones, no nos invaden ni nos agobian. Ellos
tienen magníficas limitaciones. Ellos no asumen la forma humana.
Ellos no son de este mundo, pero tampoco son completamente
inaccesibles para este mundo.
En el lenguaje gnóstico, las cosmo-deidades son los Eones, los dioses plerómicos o Generadores, como me gusta llamarlos. Pleroma significa "abundancia, plenitud".
En términos astronómicos, el
pleroma de los Eones es el núcleo galáctico, o centro. Los episodios
inaugurales del Mito de Gaia (Gaia Mythos) representan un intento de
describir la naturaleza y la actividad de los Eones. (Uso un poema
en prosa para este propósito, con todo lo imperfecto que pueda ser,
porque una descripción literal sería inapropiada).
Hay una amplia gama de entidades engañadoras que no hacen daño y no abrigan ninguna intención de engañar.
Su engaño es pura diversión, o puede ser a menudo una manera de instruir a los humanos en la supervivencia, la adaptación, e incluso en el auto-conocimiento. Muchos engañadores toman la forma de animales tales como el conejo, el zorro, el cuervo, el coyote, etcétera. Estas entidades cambiadoras de forma pertenecen al hábitat planetario tanto como nosotros.
Ellos son poderes
psíquicos y animistas de este mundo, cercanos a los "poderes
animales" reconocidos por todos los pueblos indígenas como aliados
de la especie humana. Las hadas y los "pequeños seres" del folklore
celta pertenecen a esta clase.
Los niños u honguitos, los "pequeños" de
Maria
Sabina, por ejemplo. O los trolls vistos en experiencias con DMT (Dimetiltriptamina),
relatadas por Terence McKenna y otros.
Ellos pueden ser cambiadores de forma, ellos pueden urdir grandes cuentos y realizar toda clase de astutas ilusiones, pero no simulan ser dioses cósmicos. Aquellos que se presentan a sí mismos como cosmo-dioses, como nuestros creadores, etcétera, pueden ser llamados "dioses engañadores". ¡Pero éste es un término engañoso!.
Podemos llamarlos dioses-engañadores, no porque
ellos sean verdaderos dioses, sino porque ellos pueden ser
confundidos con los verdaderos dioses.
Tales son
los Arcontes descritos
en las escrituras gnósticas.
Esta entidad es el señor de los Arcontes, o el Arconte principal (protarchon). Yahvé es un dios-engañador que simula ser un Eón, un Generador.
Cuando los gnósticos explicaban esta diferencia, ellos fueron violentamente resistidos y, en algunos casos, asesinados por los devotos de este pseudo-dios. Mucha violencia se ha aplicado en este planeta para proteger al bíblico pseudo-dios de ser denunciado como tal.
En efecto, la agenda de Yahvé anima y respalda esta violencia, como cualquier persona sana puede verlo al leer unas pocas páginas del Antiguo Testamento. El pseudo-dios tiene que proteger su identidad y mantener su engaño. Para hacer aquello, persuade a sus devotos humanos a luchar en su nombre. Este particular dios-engañador es muy celoso y malévolo.
Esto explica por qué las
tres religiones dominantes, cuyos seguidores toman al pseudo-dios
por el creador supremo, están conformadas por una agenda de
violencia, agresión y dominación. Vivimos en un planeta donde
millones de habitantes están atrapados en el engañoso hechizo de un
pseudo-dios. Ésta fue la advertencia gnóstica a la Humanidad.
Christian O'Brien (El Genio de unos Pocos) es particularmente astuto en su perfil psicológico del dios-padre bíblico, y A.D. Horn (Los Orígenes Extraterrestres de la Humanidad) afirma rotundamente que "Yahvé es un lagartoide", es decir, un reptiliano predador.
Horn no cita fuentes gnósticas, pero esto es exactamente lo que usted encontrará en los códices de Nag Hammadi (NHC). El Apocryphon de Juan (NHC II, 1) y otros textos cosmológicos usan el término "drakónico" para Yahvé, o el Demiurgo, como también es llamado este pseudo-dios. El nombre dado a esta entidad en los Misterios era Yaldabaoth.
Una
traducción aproximada de este nombre sería "el criador de la colmena,
o de la horda".
Los videntes de los antiguos Misterios paganos observaron que las entidades arcónticas están presentes en el Sistema Solar, pero ellas no son originarias de la Tierra como nosotros. Ellas son literalmente una especie extraterrestre y no-terráquea. Como tales, sólo son capaces de revolotear en la atmósfera de la Tierra de manera errática, haciendo breves incursiones, y luego volviendo a revolotear otra vez.
Para que ellos pudieran permanecer
en la tierra, tendrían que ser establecidas condiciones especiales,
como cuando los humanos establecen un puesto de avanzada en la Luna,
o en las profundidades del océano. Los engañadores Arcontes no
pueden vivir en la biósfera, tal como nosotros no podemos vivir en
los otros planetas del Sistema Solar como Marte, Júpiter y Neptuno.
Tal es el milagro de la vida en la Tierra, incluyendo a la
especie humana como parte de un experimento abierto supervisado por
los dioses cósmicos, los Eones.
Ella surgió del centro de la galaxia, el pleroma, para llegar a
sumergirse en un cuerpo planetario. Esta situación es única en
nuestro mundo. Mitológicamente, esto es llamado la Caída de Sophia.
Para nosotros, Sophia es el Eón o cosmo-dios que está directa y
sensorialmente presente. Vivimos en su piel. Nuestra madre cósmica
es el Eón Sophia, que ahora llamamos Gaia.
La mitología gnóstica (extensamente descrita en este sitio y en mi próximo libro, titulado Not in His Image [No a Su Imagen]) enseñaba que antes de que Sophia se metamorfoseara en la Tierra, ella produjo una especie de salpicadura en los reinos de la materia elemental (espuma cuántica), resultando una extraña especie hecha de elementos inorgánicos (basados en el silicio): los Arcontes.
Estas entidades
se pusieron a formar un mundo para ellas, el sistema planetario
exclusivo de la Tierra, que es el cuerpo de Sophia, y que fue
formado algo más tarde. Los Arcontes son llamados así a partir del
griego archai = "previo, anterior", porque ellos y su mundo fueron
formados antes de que Sophia se transformara en la Tierra.
Explica el origen de los extraterrestres arcónticos, tanto los del tipo reptiliano como los embrionarios o neonatos (los Grises cabezones de ojos saltones), como ninguna otra teoría puede hacerlo. El valor de la hipótesis gnóstica del Demiurgo y su horda es que nos da un marco para discernir varios tipos de entidades no-humanas, y detectar un tipo predador de dios-engañador.
No insistiré en que éstos sean los únicos ETs predadores en nuestra galaxia - sé que hay narraciones de muchos tipos - pero el hecho brutal es que ya un solo tipo es suficiente para poner en peligro nuestra evolución.
Siguiendo las enseñanzas gnósticas, creo que los Arcontes son la
amenaza más inmediata e íntima para la Humanidad.
Si esto es correcto, ellos habrían sido capaces de observar a los pseudo-dioses Arcontes y discernir su modus operandi. En efecto, casi un quinto de los códices de Nag Hammadi tiene que ver con los orígenes, motivos, tácticas y acciones de los Arcontes. Lo que aquellos videntes fueron capaces de determinar acerca de los predadores dioses-engañadores puede ser crucial para la supervivencia humana.
Quiero enfatizar un aspecto de su diagnóstico acerca de la intrusión alienígena: Yaldabaoth no sólo finge ser el supremo dios creador, sino que él cree falsamente que lo es. ¡El jefe Arconte sufre de un complejo de Dios!. Él no sólo está tratando de engañarnos, sino que él está engañado. El pseudo-dios es delirante, y su delirio infecta a todos aquellos que lo siguen.
Tal
es el estremecedor mensaje de los antiguos Misterios.
Ambas narrativas declaran que el pseudo-dios se considera a sí mismo como el creador del universo entero.
Esto,
por supuesto, es exactamente lo que Yahvé también hace. Los
creyentes de las religiones dominantes que consideran a esta entidad
ilusoria como su Ser Supremo son ellos mismos delirantes. En su fe
ciega, millones de personas están atrapados en la red de la locura
de un dios impostor e involucrados en la violencia y la agresión de
los Arcontes.
Yaldabaoth está entre la Humanidad y los Eones del centro galáctico, pretendiendo ser uno de ellos. La horda de los Arcontes, que funciona con una mentalidad de colmena, trata de entrometerse entre la Humanidad y el Eón Sophia, encarnado en la Tierra. Así ellos trabajan contra nuestra sabiduría innata, tan estrechamente relacionada con la inteligencia de Gaia, en un vano intento de desviarnos de aquella conexión.
Éste es el diagnóstico de los
videntes de los Misterios.
Está claro que los Anunnaki de los Sumerios y los Arcontes de los gnósticos son idénticos a los modernos extraterrestres, pero de ningún modo resulta fácil revisar el abultado material de mitos y folklore y desmalezar cada referencia a las pseudo-deidades.
No he hecho aquello, ni completa ni
exhaustivamente, pero he hecho varias tentativas para ello. Me
gustaría dar cuenta de mis investigaciones en otro artículo en este
sitio.
Concierne al doble engaño del fenómeno de los Extraterrestres: el fenómeno mismo nos engaña para ver cómo funciona. Desde que he introducido la teoría Arconte-Extraterrestre en este sitio, ha sido aún más emocionante hablar acerca de cómo los dioses descritos en los mitos antiguos fueron realmente extraterrestres o "antiguos astronautas".
Estoy seguro de que considerar como factores a los
Arcontes en esta discusión puede ser muy instructivo. Al mismo
tiempo, la introducción de la contra-Inteligencia gnóstica en la
intrusión alienígena lleva la discusión a un nivel distinto. Ahora
tenemos que hacernos más sofisticados en nuestra comprensión del
factor alienígena.
En el registro cuneiforme sumerio, que son transcripciones de materiales canalizados, los Anunnaki afirman ser nuestros creadores.
Pero el
hecho de que algo fuera escrito en tabletas de arcilla hace 2.800
años ¿significa que es verdadero?. Por supuesto que no. El registro
cuneiforme sumerio presenta la afirmación de que los Anunnaki son
los dioses creadores superiores, no la prueba de que ellos lo sean.
La naturaleza de la farsa ET es, primero, que nos engaña acerca de los dioses, y luego, cuando captamos el engaño, nos aparta de mirar más allá hacia los verdaderos dioses, las divinidades del cosmos viviente. Habiendo hecho la conexión ET-dios, debemos avanzar otro paso hacia un conocimiento más sofisticado.
Lo sano, entonces, sería preguntar:
Sería un grueso error asumir que hemos comprendido la
naturaleza de los dioses simplemente estableciendo un vínculo entre
los ETs y la mitología antigua.
Ella es la
base de la vida y la conciencia para la especie humana y toda la
vida sensitiva, incluida la vida molecular. Tal es la antigua
enseñanza pagana preservada por los guardianes de los Misterios. Hoy
estamos en el umbral de resucitar y volver a vivir aquella enseñanza.
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