CAPITULO VI
EBES MUERTOS Y EBES VIVOS
Por muchos años se discutió arduamente si el gobierno norteamericano
tenía en su poder algún ovni caído. Y todavía suscitaba más dudas el
hecho de que algún cuerpo de extraterrestre muerto pudiese estar
conservado en alguna de las bases de las Fuerzas Aéreas.
Hoy día no sólo sabemos eso con certeza, sino que tenemos datos
concretos de los EBEs vivos que durante un tiempo han sido
prisioneros de militares de los Estados Unidos. Pero vayamos con
orden.
En cuanto a ovnis caídos, hay libros enteros dedicados al tema, y en
concreto el lector podrá ver el titulado «El Incidente» (Plaza y
Janés), escrito por el buen amigo y veterano investigador de estos
temas Charles Berlitz, con la colaboración de William Moore.
Noticias de platillos volantes estrellados han ido apareciendo
sucesivamente en los periódicos del mundo a lo largo de los años,
pero a los pocos días todo caía en el olvido y no se le daba
seguimiento como sería lógico esperar. La mano de las autoridades
trabajaba desde las sombras, y eso a pesar de la libertad de prensa
y demás alardes de objetividad informativa.
Yo mismo fui testigo de cómo un platillo caído en el estado de
Puebla, México, en el año 1976, y del que aparecieron fotos borrosas
en el diario «La Prensa», fue escamoteado al conocimiento del
público. El ejército rodeó el lugar impidiendo el paso a todos los
que intentamos acercarnos a lo que en la lejanía semejaba un silo dé
metal inclinado y hundido en la tierra. Nuestras indagaciones entre
altos oficiales del ejército y del gobierno fueron completamente
inútiles. Allí no había pasado nada, a pesar de lo que decían los
campesinos que habían sido testigos del suceso.
Estas súbitas apariciones del ejército en lugares relacionados con
actividad de ovnis han sido frecuentísimas. A finales de 1987
unidades del ejército de los Estados Unidos rodearon un área en el
suroeste de la isla de Puerto Rico donde se habían estado
produciendo durante meses extraños temblores de tierra, uno de los
cuales produjo una considerable grieta.
Los habitantes de la región
de Lajas se alarmaron tanto que comenzaron a abandonar sus casas,
teniendo el alcalde que hacer venir a un científico de la
Universidad a dictar una conferencia para tranquilizarlos. Al mismo
tiempo se veían en la zona acotada misteriosas luces y un ir y venir
de helicópteros transportando a hombres vestidos de color naranja,
según decían, «de la NASA». Cuando el ejército se retiró, todos los
que nos tomamos el trabajo de ir hasta el apartado lugar pudimos ver
las ya clásicas huellas circulares de otros aterrizajes.
Según leemos en un informe que nos facilitó la investigadora Mónica
Williams:
«Hay historias increíbles sobre el traslado de platillos
estrellados. Para guardarlos hubo que llevarlos a veces a grandes
distancias, viajando sólo durante la noche, comprando viejas
haciendas, avanzando a través de bosques, bloqueando carreteras
principales, llevando a veces dos y tres plataformas unidas y con
una carga "extraterrestre" de 30 metros de diámetros. Uno de los
platillos era tan enorme y los problemas logísticos de transporte
tan grandes, que tuvo que ser enterrado en el mismo sitio en que se
estrelló y aún permanece allí hoy día.»
La caída de los ovnis de Roswell y Aztec tuvo mucha importancia,
porque desde el principio se tuvo evidencia incuestionable de que
las autoridades militares mentían descaradamente en sus intenciones
acerca de los ovnis. Por otro lado, nos puso en la pista de que
alguna cosa grave había detrás de todo el fenómeno cuando tan celosa
y a veces tan drásticamente se ocultaba algo que en sí no parecía
tener tanta importancia y no había por qué ocultarlo tan
desesperadamente.
Tendrían que pasar años para que descubriésemos el porqué del
secreto y del nerviosismo de las autoridades: en el ovni de Roswell
no sólo iban varios «grises», sino que descubrieron también cuerpos
humanos y, lo que es peor, cuerpos desmembrados y no por el impacto
de la caída. Se pudo llegar a la certeza de que ya habían comenzado
a «procesarlos» en la misma aeronave de camino a su base.
De aquel hecho las autoridades dedujeron cuál era el fin de las
desapariciones de personas y sobre todo de ganado, y ello las llevó
a echar sobre todo lo relativo a los ovnis un cerrojo que han
logrado mantener hasta nuestros días.
Pero prescindamos ahora de las caídas de ovnis y ocupémonos de sus
tripulantes, ya que si importante es el aparato por su tecnología,
mucho más importante es quien lo tripula y quien en definitiva lo ha
construido.
Uno de los grandes pecados que los «ufólogos serios y científicos»
cometen es el de estar todavía demasiado atentos a los vehículos,
dudando si son o no son, y tratando de catalogarlos de alguna
manera, y no prestarle casi ninguna atención a sus tripulantes,
«porque eso es todavía más difícil de probar». Mientras buscan con
sus binoculares a los ovnis en el cielo, los que los conducen ya
hace rato que se han bajado de ellos y se les han metido en casa.
Dejemos, pues, a los científicos y «ufólogos» en sus dudas y veamos
qué es lo que sabemos de los EBEs vivos y muertos.
Entre los investigadores del fenómeno ovni hace pocos años que
circulan varias fotos de EBEs muertos en el suelo tras el
estrellamiento de un ovni. Lo malo es que las fotos son
extremadamente borrosas debido a que muy probablemente han sido
copiadas subrepticiamente de los archivos en que están guardadas muy
en secreto y re-copiadas muchas veces hasta que llegaron a poder de
los que se atrevieron a reproducirlas. Una de las más conocidas y
claras es la que publicamos en estas páginas.
Los rumores acerca de los cuerpos de EBEs muertos en poder de los
militares de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, circulan
entre los ovnílogos desde hace muchos años. Ha habido autores que
han investigado concienzuda y tenazmente este hecho, llegando a
señalar bases concretas donde los tenían, siendo una de las que
desde siempre han levantado más sospechas la de Wright Patterson, en
Dayton, Estado de Ohio. En la actualidad sabemos con certeza que
allí se guardaron por un tiempo los restos de varios ovnis caídos.
La razón de que estuviesen en esta base es que allí la Fuerza Aérea
tiene sus mejores laboratorios:
-
el «Aero Propulsión Laboratory»
-
el
«Avionics Laboratory»
-
el «Dynamics Laboratory»
-
el «6770 Aerospace
Medical Research Laboratory» (en el que se investigan nuevas
técnicas para la conservación de la vida, además de todo lo
relacionado con toxicología, ingeniería biológica y «entornos no
normales»)
-
y, por fin, está también allí el «Materials Laboratory»,
que tanto puede aprender de cualquier ovni caído
Por supuesto, los militares, en este tipo de noticias, se han
mostrado siempre herméticos o lo han negado todo, pero hoy ya no
podemos creer lo que en este particular nos digan, porque a lo largo
de los años los hemos cogido en muchas mentiras.
Hoy conocemos la existencia de por lo menos tres EBEs, capturados
vivos tras dos estrellamientos, aunque dos de ellos murieron al poco
tiempo de caer en poder de los militares de la Fuerza Aérea, muy
probablemente debido al impacto de la caída. Pero del EBE 3 —que así
es como los mismos militares lo designan en sus papeles secretos—
vivió muchos meses, y algún investigador llegó a mantener una larga
conversación con el sargento que lo cuidaba (que hoy está ya
retirado con un rango mayor).
Según él, el extraterrestre era de pocas palabras y no hablaba si no
se le preguntaba, Y no contestaba si la pregunta no le interesaba.
Vivió bastantes meses siempre bajo el cuidado de la misma persona, a
la que llegó a profesar afecto, a pesar de que este tipo de EBEs
están en gran parte desprovistos de capacidad afectiva. El lugar en
que estaba confinado es denominado en clave bajo el nombre YY-II de
la Fuerza Aérea, y según se cree tiene fuertes defensas
electromagnéticas —los EBEs son muy sensibles a estas energías— para
evitar que pudiera huir u otros EBEs lo pudieran rescatar.
Para evitar caer en generalidades, reproduciré uno de esos
documentos que poco a poco se han ido deslizando subrepticiamente a
lo largo de los años, de los secretos anaqueles de la CIA y de la
FA, y que llegó a mis manos gracias a un fiel amigo puertorriqueño,
Carlos Gutiérrez, incansable escudriñador de cuanto documento
interesante se le puede escapar a la NASA o a cualquier otra agencia
gubernamental implicada en el estudio del espacio y de los ovnis.
Previamente presentaré un boletín del CAUS (Ciudadanos Contra el
Secreto de los Ovnis) de Washington, para que los lectores
hispanoparlantes vean con qué tesón los investigadores del tema ovni
en los Estados Unidos urgen a su Gobierno a que les diga toda la
verdad.
Traduzco al pie de la letra:
«Septiembre 1985.
Dix-McGuire: La "pistola humeante" ha salido a flote.
»Lo que ustedes verán en las últimas dos páginas de este reportaje
es un documento preliminar e incompleto de lo que podría ser el
reconocimiento por parte de la Fuerza Aérea de un evento
extraordinario: el asesinato y posterior apresamiento del tripulante
de un ovni, que había sido perseguido por policías militares de Fort
Dix y de fa base aérea de McGuire en New Jersey, enero 18, 1978.
»El documento está incompleto debido a que han borrado los nombres
de algunas de las principales personas envueltas en el incidente;
decisión que fue tomada por Leonard H. Stringfield, uno de los
dirigentes de
MUFON, para evitarles problemas con el Gobierno y,
también, para defenderlos de los medios noticiosos sensacionalistas.
»Gracias al minucioso y metódico trabajo de L. Stringfield para
conseguir todos los pormenores de este caso, ahora tenemos un buen
punto de partida para el
CAUS y otros grupos de investigadores para
que agrupen sus capacidades en un gran esfuerzo común de modo que
lleguemos a resolver todos sus aspectos y ramificaciones...
»En Washington ya hay un grupo de investigadores que ha formado un
equipo de trabajo para sacarle al Gobierno todos los "récords" que
se relacionen con este incidente. Hasta ahora todas sus demandas
basadas en el "Acta de Libertad de Información" se han encontrado
con la esperada respuesta: "Esta agencia no tiene récords relativos
a su pregunta". La
FOIA está preparando una acción legal para
obligar al Gobierno a responder abiertamente de un incidente que
seguramente tiene que haber generado una gran cantidad de "récords".
»¿Cómo podrías tú ayudar en este trabajo? Escribe a tu representante
del Congreso que investigue este incidente. Además dona lo que
puedas al "Proyecto de Litigio sobre el caso del ovni en Dix McGuire"
que está dirigido por el "Fondo para Ia investigación de los ovnis
Inc."
(P.O. Box 277 Mount Rainier, MD.)
Todavía continúa el boletín animando a sus socios a que colaboren en
este proyecto y a continuación inserta fotocopia del documento
oficial que L. Stringfield logró son-sacarle a la oficina
correspondiente de la Fuerza Aérea. Comienza con el nombre tachado
del militar de que se valió Stringfield para conseguir el documento
y con el del oficial que lo redactó.
He aquí la traducción del
documento:
DEPARTAMENTO DE LAS FUERZAS AEREAS
Escuadrón de la Policía de Seguridad (PACAF)
SAN FRANCISCO 96239
Asunto: Respuesta sobre información en relación a un contacto con
ovnis y a asuntos relacionados.
Para: Len Stringfield.
1. En enero de 1978 yo estaba estacionado en la base de la Fuerza
Aérea de McGuire (New Jersey). Una noche, entre las tres y las cinco
de la madrugada, hubo un número de avistamientos de ovnis sobre las
pistas de la base y sobre los terrenos del campamento de Fort Dix.
Yo soy policía de Seguridad y estaba entonces haciendo una patrulla
de rutina. Otros policías del Estado de N. J. y policías de
Seguridad del campamento de Fort Dix estaban también haciendo su
rutina en dirección a Brownsville.
Un policía del Estado entró
entonces por la puerta n.º 5, situada en la parte de atrás de la
base, y pidió asistencia y permiso para entrar. En seguida me
despacharon a mí, y el policía solicitó acceso al área de pista que
lleva hasta el fondo de la base y está cercana a un área muy
densamente poblada de árboles, que forma parte del área de
entrenamiento del campamento de Fort Dix. Me informó que un policía
militar de Fort Dix estaba persiguiendo a un objeto que volaba muy
bajo que había estado planeando sobre su coche. Me lo describió como
de forma oval, sin marcas visibles, y con un color gris azulado
brillante. La radio se le había cortado.
Me dijo también que,
entonces, había aparecido delante de su vehículo una cosa como de
1.20 mts. de alto, gris oscuro, de gran cabeza, brazos largos y
cuerpo fino. El policía se había asustado y le había disparado cinco
tiros con su pistola calibre 45, y un disparo más al objeto que
estaba encima de su coche. El objeto entonces se había elevado
rápidamente en vertical y se unió a otros once que estaban más
elevados en el cielo. Nosotros los vimos pero no supimos más
detalles por el momento. En cuanto a la cosa que se le había
aparecido delante del coche, corrió entre el boscaje hacia nuestra
cerca divisoria con el Fort Dix, y por eso ellos querían buscarla.
Para entonces ya había varias patrullas interesadas en lo mismo.
2. Encontramos el cuerpo de la cosa cerca de la pista de aterrizaje.
Aparentemente había escalado la cerca y cayó muerto mientras corría.
Enseguida empezaron los comentarios secretos y no se le permitió a
nadie acercarse al lugar.
Cercamos el área con cuerdas y la OSl se hizo cargo del asunto. Esto
fue lo último que supe. Pude apreciar que aquello despedía un olor
fuerte y desagradable. Parecía amoníaco pero no se mantenía mucho en
el aire. Aquel mismo día vino un equipo de la Base Wright-Patterson
en un avión C141 y se dirigieron al lugar. Metieron aquello en una
casa de madera, le echaron un «spray» y lo metieron todo en un gran
contenedor de metal. Lo cargaron en el avión y se fueron. Y eso fue
todo; no se dijo nada más; no se hizo un reporte y se nos dijo que
no teníamos nada que decir sobre todo el incidente o seríamos
juzgados marcialmente.
3. Yo me voy a retirar de la Fuerza Aérea en unos dos meses. Por
favor, no diga mi nombre porque eso me podría traer muchos
problemas. Me gustaría seguir esta investigación y otras, si es que
puedo servirle en algo. Perdóneme por no firmar esto, pero no me
quiero arriesgar. Contéstame a la dirección que le pongo arriba y
mis padres me lo harán llegar. No me lo envíe acá porque ellos
llevan un gran control de toda la correspondencia y no me quiero
arriesgar.
Hasta aquí la carta confidencial del informante. En las dos páginas
siguientes está el informe oficial sustraído por él y del cual se
tacharon todos los nombres que lo podían comprometer. Lo que el
reporte oficial dice es básicamente lo mismo que él asegura en la
carta, pero refrendado por las firmas de todos los policías
estatales y del ejército que intervinieron en la operación.
Documentos como éste, procedentes de todos los estamentos del
ejército, han ido poco a poco aflorando a lo largo de los años y
hoy, entre todos ellos constituyen una base sólida en qué apoyarse
para sostener que la Fuerza Aérea ha capturado en muchas ocasiones
cuerpos de alienígenas. El inconveniente está en que muchos de estos
documentos, reportajes y confidencias se quedan en un reducido
número de personas y no llegan nunca a ser conocidos por el gran
público o a ser reunidos para compararlos y llegar a conclusiones
ciertas.
Este ha sido precisamente el acierto del libro-documento «The
Matrix», que sin temor a lo que los «ufólogos serios», perpetuamente
críticos y dubitantes, puedan decir, ha reunido todos estos rumores
provenientes de muchas partes, y los ha puesto a la disposición de
los investigadores para que los comparen con las noticias que ellos
tienen.
Pero todas las discusiones sobre cuerpos de EBEs muertos en poder
del ejército norteamericano se han hecho académicas desde el momento
en que poseemos documentos que prueban que los EBEs vivos y en
persona se pasean por algunas bases y colaboran estrechamente con el
personal de las Fuerzas Aéreas.
El primer atisbo que se tuvo sobre esto, aunque inmediatamente fue
sepultado bajo montañas de desprestigio, fue nada menos que hacia el
año 1940, en Colonia, Alemania. Allí fue donde apareció por primera
vez la famosa foto del hombrecito llevado de la mano por dos que
parecen agentes del FBI o de la Gestapo. {Ver ilustración). Tras
ellos, dos mujeres miran a la criatura con cara de asombro.
La foto recorrió el mundo, que para aquellas fechas no había oído
todavía nada de extraterrestres ni de otros planetas habitados.
Indudablemente las autoridades creyeron que tan inesperada noticia,
confirmada de una manera tan rotunda mediante la presencia de aquel
hombrecito, era peligrosa para la estabilidad emocional del pueblo y
por eso decidieron ocultarla.
Para ello se dedicaron a decir
«oficialmente» que la foto no era auténtica y se debía únicamente al
ingenio de un fotógrafo bromista. Y parece que una de las cosas que
las providentes autoridades idearon para quitarle credibilidad a la
foto fue añadirle un gran pene a la criatura. Con eso todo el mundo
lo tomaría a broma y hasta muchas almas pudibundas ni se atreverían
a mirar la foto. A lo que parece, en las primeras copias que
circularon, el hombrecito no tenía semejante desproporcionado
apéndice.
En otra foto muy semejante a ésta, aunque algo posterior, que
también ha circulado subrepticiamente entre los investigadores de
ovnis, se ve a otro hombrecito llevado de la mano por dos policías,
pero en este caso el alienígena lleva una especie de casco y en la
boca un tubo de goma que se comunica con un depósito que uno de sus
guardianes transporta en la mano.
Por muchas razones circunstanciales me inclino a creer que estas dos
fotos, por mucho que hayan intentando desprestigiarlas, son
auténticas y representan a dos EBEs caídos, en poder de las
autoridades. Y aun en el caso de que no lo fuesen, no lograrían
borrar la gran cantidad de hechos comprobados en los que se basa la
realidad de todo el «fenómeno ovni». (Ver ilustración abajo.)
Para que el lector vea lo de cerca que las autoridades
norteamericanas siguen todo lo que se refiere a «hombrecitos» le
contaré lo que le sucedió a un amigo mío en la ciudad de San Juan de
Puerto Rico.
Había capturado debajo del agua mediante la pesca submarina un
extrañísimo ser, que aun perteneciendo al género de los peces podía
salir fuera del agua, respirar y ponerse de pie, y hasta subirse a
los árboles. La prensa empezó a hablar en seguida de que habían
capturado a un «extraterrestre». Pues bien, a los pocos días, por la
noche, a una hora más bien avanzada, se presentaron en su casa dos
individuos altos y en un mal español le exigieron que les entregase
el ejemplar o se atuviese a las consecuencias. Mi amigo, atemorizado
por la energía y la decisión con que le hablaban aquellos
desconocidos, no tuvo más remedio que entregárselo sin que volviese
a saber qué fue del animal.
Más tarde se capturaron otros dos
ejemplares adultos, de aproximadamente un metro de altura, uno de
ellos estudiado detenidamente por un ictiólogo de la Universidad de
Mayagüez, y se comprobó que era un tipo extrañísimo de pez todavía
sin clasificar, pero que tenía unas cualidades que rayaban en lo
paranormal. Pero por lo que pudiese pasar, ya las autoridades
norteamericanas estaban dispuestas a impedir que se supiese la
verdad, aun violando los derechos de los ciudadanos.
Como dijimos, en años pasados la polémica en torno a la posibilidad
de que la Fuerza Aérea tuviese cuerpos de EBEs obtenidos tras algún
estrellamiento, fue muy viva. Hoy, sin embargo, ante la certeza de
la cooperación que ciertos EBEs están llevando cabo con el gobierno
de los Estados Unidos, ya aquélla ha perdido toda su importancia.
La primera entrevista física de la que se tiene constancia entre
oficiales militares de USA y EBEs tuvo lugar en 1954, en un desierto
de Nuevo México bajo el «Proyecto Sigma», cuya misión específica era
establecer contacto con los extraterrestres.
Alguien logró sustraer de los archivos secretos un documento que
aunque muy censurado nos dice los datos clave que nos interesan.
Traduzco al pie de la letra:
«Este Proyecto tuvo resultados
positivos en 195X. Los Estados Unidos establecieron unas primitivas
comunicaciones con los alienígenas. En abril, 15, de 1954, un
Oficial de Inteligencia se reunió con dos alienígenas en un lugar
previamente designado en el desierto de Nuevo México. (Sigue línea
tachada ilegible.) El oficial de la Fuerza Aérea se las arregló para
intercambiar información básica con los dos alienígenas (Adj. 7).»
(Este adjunto, con lo intercambiado no ha llegado a nosotros.)
Sin embargo, de un encuentro muy posterior sucedido en Bentwaters,
en Inglaterra, tenemos datos mucho más específicos.
Para beneficio del lector fotocopiamos el documento cuya traducción
reza así:
«MINISTERIO DE DEFENSA.
Edificio principal, Whitehall,
Londres, SWIA 2HB.
Teléfono (directo) 01-218
(CENSURADO)
«Querido CENSURADO:
Como usted sabe, OSI ha terminado una información acerca del
aterrizaje de un aparato de origen desconocido, tripulado por varias
entidades, que tuvo lugar cerca de la base de la Real Fuerza Aérea
de Bentwaters en la noche del 29 al 30 de diciembre de 1980.
«Curiosamente, OSI informa que las entidades medían aproximadamente
un metro y medio de alto, vestían lo que parecían ser uniformes
presurizados recubiertos de nylon, pero no tenían cascos. La noche
no estaba clara y tuvieron la impresión de que las entidades
flotaban por encima del nivel del suelo.
«Se grabó la conversación y en ella se oye a las entidades hablar en
un inglés sintetizado electrónicamente, pero con un fuerte acento
norteamericano. La ISA ha irregularmente interceptado unas
transmisiones similares desde 1975 (ver adjunto A).
«Según OSI, las entidades tienen manos parecidas a garras con tres
dedos y un pulgar opuesto.
«A pesar de otras informaciones originales (ver adjuntos B a G), la
OSI dice que el aparato no estaba dañado, sino que aterrizó
deliberadamente, como parte de una serie de visitas a las bases SAC
en Estados Unidos y Europa. Las informaciones de que el aparato fue
reparado por ingenieros de USA o llevado a la base no han sido
confirmados por la OSI.
«El mero aterrizaje no es considerado como un asunto perteneciente a
la defensa debido a la naturaleza manifiestamente pacífica del
contacto, pero la DS8 va a continuar sus investigaciones sobre
CENSURADO autoridad. Como medida de precaución se recomienda un plan
de contra-información a nivel local que abarque CEN-CURADO y
CENSURADO.
Sinceramente,
(Firma tachada)»
Este aterrizaje fue muy probablemente el que motivó que el famoso
John Lear se interesase tanto por todo el asunto de las relaciones
de su gobierno con los extraterrestres. Según él, su interés de
antes se convirtió en preocupación cuando varios miembros del
personal de la Fuerza Aérea de Estados Unidos destacados en
Inglaterra le contaron que habían visto con sus propios ojos cómo en Bentwaters un grupo de tres alienígenas se habían bajado de un ovni
y se habían dirigido hacia las oficinas del comandante en jefe.
A partir de entonces, John Lear, que por tradición familiar se ha
pasado la vida entre aviones y en las bases de la Fuerza Aérea
cumpliendo misiones muy delicadas, no ha cesado de acosar a las
altas autoridades militares para que descubran de una vez todo el
misterio que se oculta en las bases secretas de la Fuerza Aérea y
tras todo el fenómeno ovni.
Como estamos tratando de cuerpos vivos de EBEs, no me resisto a
traer aquí a colación un caso que hace años recorrió las revistas de
Europa relativo a un bebé extraterrestre aparecido en Rusia tras el
probable estrellamiento de un ovni.
No tengo prueba ninguna de que el caso sea verídico; y si fuese el
único en su género, por supuesto que no lo creería. Pero estando
convencido como estoy de la realidad de otros casos más difíciles
aún de creer no tengo por qué no aceptar éste; aparte de que no baso
toda mi fe en la realidad del fenómeno ovni en éste ni en ningún
caso en particular.
El que difundió la noticia fue el periodista Henry Gris, que aparte
de ésta ha suministrado al' mundo occidental muchas otras noticias
relativas a los ovnis en la Unión Soviética y que hizo todo lo que
estuvo en su mano, dentro de la misma Rusia, para llegar al fondo
del caso.
Sucedió el 14 de julio de 1983, cerca de los montes de Pamir. Se
oyeron en el aire unas enormes explosiones que llenaron de pánico a
los habitantes de cuatro pequeños pueblos: Kashtegirmen,
Belovodskoya, Karabalty y Sosnovka. Especialmente en éste último,
tras la segunda oleada de explosiones, al anochecer todo el pueblo
se tiñó de un color rojo que infundía pavor.
Los habitantes creyeron que se trataba de una explosión nuclear por
haber estallado la guerra con los Estados Unidos y más cuando vieron
aparecer grandes contingentes de tropas que se situaron a todo lo
largo de la frontera con China, que no está demasiado lejos del
lugar de las explosiones. Las autoridades pensaron por su parte que
podía ser el comienzo de alguna ofensiva de los chinos y por esos
mandaron en seguida tropas para encarar tal eventualidad.
Aparte de estas maniobras de los mandos militares, otras agencias
gubernamentales, atendiendo a las extrañas noticias que les llegaron
de la región, enviaron varias escuadrillas de helicópteros para que
rastreasen los lugares montañosos de donde los campesinos decían que
habían provenido las explosiones. A pesar de la poca luz, pudieron
ver una columna de humo que se levantaba de un apartado lugar y
hacia allá se dirigieron.
Tras una breve inspección desde el aire pronto pudieron descubrir
los restos de algún aparato que allí se había estrellado contra el
suelo. Parecía que se trataba de una nave en forma de disco de unos
30 metros de diámetro, aproximadamente.
Al igual que en los Estados Unidos, las providentes autoridades
trataron de disimular lo sucedido, difundiendo la versión de que lo
que había sucedido era que un avión Jumbo occidental se había
estrellado, estallando sucesivamente.
Henry Gris logró llegar hasta la ciudad de Frunze, en donde pudo
obtener muchas noticias de primera mano. La gente no se creyó la
versión oficial del Jumbo y hablaban abiertamente del estrellamiento
de un plato volador. El ejército, en los días posteriores, estaba
muy activo en toda aquella región y no se permitía a nadie el paso
hacia las montañas.
Exactamente igual a lo que suelen hacer en los
Estados Unidos cuando sucede algo por el estilo y exactamente igual
a la que yo mismo pude observar en México cuando el estrellamiento
del ovni en las montañas de Puebla. El ejército cerrando todos los
caminos y en algunos sitios cordones de soldados colocados cada
varios metros.
Pero Henry Gris se enteró de algo mucho más interesante. Un pastor
había afirmado que vio caer del cielo, lentamente, algo que se
parecía a un huevo pero de tamaño como un depósito de agua no muy
grande. Inmediatamente, guiados por el pastor, se dirigió allá un
destacamento de soldados especialmente entrenados y rastrearon toda
la zona boscosa situada a unos cuatro kilómetros del pueblo de
Sosnovka. Dirigía la operación el coronel Dzoldash Aymatov.
No pasó mucho tiempo hasta que descubrieron una cápsula en forma de
huevo de aproximadamente un metro y medio en su parte más larga. La
examinaron con todo cuidado, temiendo que fuese una bomba o que
contuviese algún gas peligroso. Se hizo venir a expertos con
instrumental sofisticado, y cuando se convencieron de que en su
interior no había nada que pudiese poner en peligro la vida de los
que la manipulaban, el coronel Aymatov dio la orden de que la
abriesen con sumo cuidado.
La sorpresa fue enorme.
En su interior había un bebé masculino
plácidamente dormido, a juzgar por su respiración profunda y
sosegada, y a primera vista parecía ser humano.
Transcribo las
propias palabras de Henry Gris:
«El coronel Aymatov habló en seguida
por teléfono con la oficina gubernamental en Frunze y pidió
instrucciones ante un hecho tan inesperado. En seguida le llegó la
respuesta: No tocar de ninguna manera al niño hasta que no llegase
un equipo de médicos que salía en seguida para el lugar en
helicóptero.
Cuando los médicos llegaron, introdujeron oxígeno en la
cápsula valiéndose de un mecanismo como el que usan los astronautas,
y la cargaron con todo cuidado hasta el hospital de Frunze, en donde
separaron todo un sector del edificio para que nadie pudiese
enterarse de lo que allí estaba sucediendo.»
Siempre según Henry Gris, el coronel Aymatov no tuvo inconveniente
en decir:
«Todos los indicios hacen pensar que se trata de un bebé
extraterrestre que fue arrojado al espacio desde un ovni con
problemas. La cápsula logró llegar a tierra en perfectas condiciones
debido a una extraordinaria tecnología en lo que se refiere a
salvamentos de vehículos espaciales con problemas. Ello ha motivado
que la cápsula llegase a tierra en perfectas condiciones y que el
bebé esté perfectamente bien.»
Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, el niño murió a los
tres meses de haber aterrizado, debido a una infección masiva que
contrajo. Los médicos temieron esto desde el primer momento y
dedicaron todos sus esfuerzos para que no sucediese, pero no lo
lograron. Comenzó a subirle la temperatura muy rápidamente y su
respiración se hizo fatigosa.
A las doce horas moría.
Uno de los médicos que lo atendieron en el hospital de Frunze fue el
doctor Mikhail Ibragimov, que describió así a la criatura
extraterrestre:
«Se trataba de un niño que se parecía muchísimo a
cualquier niño humano. Yo me atrevería a decir que era una copia de
cualquier bebé humano o quizás nosotros somos una copia de ellos.
Excepto por la membrana que tenía entre los dedos de las manos y de
los pies, el bebé parecía ser del todo humano. Este detalle de la
membrana nos hace sospechar que su raza debe pasar mucho tiempo en
el agua. Además de esto tenía un raro color púrpura en sus ojos.
Los rayos X demostraron que sus vísceras son prácticamente como las
de los humanos si hacemos una excepción con el corazón, que lo tiene
desproporcionadamente grande. Su pulso es más lento que el nuestro.
La tensión sanguínea es normal, aunque su actividad cerebral es algo
superior a la de un humano adulto. Probablemente tiene grandes
capacidades telepáticas y telecinéticas. En resumen, podríamos decir
que sus funciones vitales son semejantes a las de un bebé humano.»
Posteriormente en el capítulo titulado «Taxonomía de los EBEs», nos
volveremos a encontrar con este detalle de las membranas
interdigitales o manos palmeadas que tantas veces ha sido
testificado por los contactos a lo largo de los años.
Como resumen de este capítulo podemos decir que, aparte de muchos
otros tipos de extraterrestres que a veces se nos presentan con
formas angélicas o demoníacas, pudiendo cambiarlas a su gusto,
tenemos evidencias concretas de uno o varios tipos de ellos de los
que podemos afirmar que aunque sus formas nos resulten un poco
desagradables, son físicos como nosotros y están sujetos a
accidentes desgraciados e incluso a la muerte violenta al igual que
los humanos.
Esto no quiere decir que no admitamos la existencia de otros cuyos
físicos, procedencia, intenciones y grado de evolución sean
completamente diferentes de éstos, a los que nos referiremos
mayormente en los próximos capítulos.
He aquí la foto del EBE carbonizado, tras el estrellamiento del
ovni, a que nos referimos en el texto.
Foto de uno de los muchos recipientes refrigerados que se conservan
en la Base Aérea de Wright-Patterson (Ohio)
con los cuerpos de los
tripulantes de los ovnis caídos.
Esta foto apareció en un libro
japonés titulado «Ocupantes de los ovnis», publicado en 1981.
El
recipiente es en todo similar a otras fotos subrepticias que han
circulado y al dibujo hecho por un soldado anónimo que allí había
hecho guardia.
Esta es la foto a que nos referimos en el texto.
De ser auténtica,
el alienígena, a pesar de su tamaño y de su parecido físico
genérico,
no pertenecería a ninguno de los dos tipos de «grises» de
los que nos ocupamos en este libro,
ya que el tamaño de su cabeza,
los marcados rasgos faciales y,
sobre todo, de ser cierto, sus
órganos genitales, lo diferencian radicalmente de aquéllos.
La segunda foto a que aludimos en el texto.
También apareció en
Alemania hacia 1949, lo cual es un dato muy sospechoso;
el FBI la
consiguió en 1950 y de sus archivos es esta pésima copia que a todas
luces nos dice que no fue hecha «oficialmente».
El original nunca ha
sido publicado.
Este «pez», que no es una raya cortada sino un rarísimo animal de
aproximadamente 1 m. de altura,
que sale del agua, camina en dos
patas y hasta se sube a los árboles,
le fue «requisado» al que lo
había arponeado bajo el agua, por dos individuos que se presentaron
en su casa por la noche,
en San Juan de Puerto Rico.
Aparentemente
eran miembros de la CIA atraídos por las afirmaciones de un
periodista que decía que,
probablemente, se trataba de un ser de
otro planeta (ver texto).
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