En una galaxia muy,
muy lejana... de no se sabe dónde (no se especifica que sea
distante de nosotros, y por eso bien podría ser la nuestra vista
desde otra) el "Imperio" emplea su poder maligno para controlar
los mundos: usa "el lado oscuro de La Fuerza". Rebeldes que
están del lado del Bien, luchan por la liberación.
La propuesta es interesante en varios aspectos. Por un lado, se
excluye el tan cuestionable e impreciso concepto de "Dios",
reemplazándolo por el de "La Fuerza", que en su lado bueno
mantiene todo unido, y en su "lado oscuro" se manifiesta en la
maldad de ese imperialismo cósmico que todo lo domina y que
pretende destruir todo lo que no se rinda a tal dominación. Es
decir, que no hay un "Dios Bueno" en lucha contra el "Diablo",
sino que hay una misma "Fuerza" que se manifiesta en dualidad:
todo es UNO, separado en apariencia, en circunstancia, pero no
en esencia. Esa esencia de unidad es lo que en el final, llevará
a Darth Vader a retornar al camino del Bien, pues en su dualidad
que estaba manifestándose en el lado oscuro, permanecía latente
la potencialidad del Bien.
Por otro lado, es interesante también observar cómo la propuesta
de George Lucas no pretende definir al "lado oscuro" como lo
hacen ciertas religiones, en el sentido de que el Mal es algo
que está tan sólo molestando dentro de un Universo de Luz y de
Paz, regido por el "Dios Amor", sino que el filme sugiere que la
Fuerza de la Oscuridad es la que prevalece, y los rebeldes que
defienden la Luz, son los que están molestando y deben ser
destruidos. El Mal es el que tiene el imperio sobre la galaxia,
y no el Bien, interferido furtivamente por seres oscuros. Este
concepto es de suma importancia para comprender el mensaje que
Lucas pretende transmitir. Un mensaje que se le ha pasado de
largo frente a los ojos a la mayoría de los que han visto esta
historia. Pocos han advertido que en esta producción fílmica hay
una revelación de una cosmovisión cuya originalidad en el cine
es de ser tenida muy en cuenta. Un filme con record de taquilla
le estaba mostrando a todos cuál es la verdadera fuerza cósmica
que rige este mundo y muchos otros. Pero pocos supieron advertir
esta realidad que el lenguaje fílmico muestra con "fantasía".
La mística de los contactos-ovni en línea new age, se sigue
afanando en pregonar la idea de que el mundo está bajo el
cuidado de una tal "Confederación Intergaláctica", y que los
"grises" están en algunos mundos y vienen a interferir, o que
las energías negativas fluyen como una corriente necesaria en el
equilibrio bipolar de fuerzas del cosmos, pero que "Dios" regula
todo, de modo que Él permite lo negativo, manteniéndolo bajo
control. Y el mensaje de George Lucas sugiere que todo ha caído
en el descontrol, no aparece ni en escena ni en boca de nadie
ningún Dios que todo lo cuide y dirija, sino que hay un imperio
de seres malignos a cargo de la dirección de todo; el "golpe de
estado" cósmico ha provocado en La Fuerza un desequilibrio y ha
pasado a ser el único "dios" omnipresente en los planetas
dominados.
La Tierra bien
podría ser cualquiera de esos mundos: con sus desequilibrios,
sus guerras, sus injusticias de todo tipo, parece más bien la
representación de uno de los dominios del "lado oscuro de la
Fuerza", que un planeta bajo jurisdicción del "Reino de Dios".
Pero los creyentes en religiones y en la "Confederación
Intergaláctica", están lejos de saber decodificar el lenguaje
fílmico. "Es tan sólo una fantasía de ciencia-ficción", piensan.
Si cuando eran niños hubieran entendido el mensaje de George
Lucas, no hubieran caído como presas fáciles en los dogmas
religiosos y contactistas de los extraterrestres confederados.
Habrían seleccionado sus lecturas y sus búsquedas de
información, como quien selecciona el alimento que sea más
nutritivo y menos contaminante.
Pero la contaminación milenariamente propagada sigue envenenando
mentes, La Guerra de las Galaxias, El Imperio Contrataca, El
Regreso del Jedi, se proyectaron para millones de ojos que no
supieron ver, y la revelación hecha quedó como cosa de fantasía
de un juego mental imaginario de un inventor de historias para
celuloide.
Sin embargo, el subconsciente de las personas ha registrado este
mensaje que, internamente, muchos habrán sentido como real.
Muchos se han preguntado en su vida no pocas veces por qué el
mundo funciona tan mal y dónde está Dios, si es que existe, o si
es que, existiendo, tiene algo que ver o no con lo que nos pasa.
Un George Lucas quitando de en medio de su historia al supuesto
Dios omnipresente, al cual ninguno de sus personajes invoca ni
nombra, pareciera representar cierta forma de ateísmo. Sin
embargo, "La Fuerza", denominación que evita caer en el campo
religioso, no es necesariamente una energía sin vida ni
inteligencia; no es necesariamente un flujo de tipo "eléctrico"
o algo así, sino tal vez vida, sentir, inteligencia, en
expansión y expresión dual, de Luz y Oscuridad.
No está muy definido
en el mensaje si esto es así, si la Fuerza es eso. Pero tampoco
dice que no lo sea. Qué es y cómo es la Fuerza, no se sabe bien.
Pero sí queda claro que, de tratarse de Dios, tiene su lado
oscuro. Y esto no coincide con las religiones que conciben a
Dios como un ser perfecto, puro, de luz, incapaz de contener en
su esencia oscuridad alguna, pues ella se ha manifestado fuera
de Él y no en Él. Se aproxima más al concepto hermético del
cosmos, donde el principio de polaridad y el tema de los "pares
de opuestos", en ningún momento destacan que haya algún Dios del
Bien que no tenga dentro de sí el lado oscuro.
Haciendo esta aproximación del pensamiento de Lucas a los Siete
Principios Herméticos, podría deducirse que el valor iniciático
del filme en cuanto a esa escuela milenaria es también de ser
tenido en cuenta. Claro que la cinematografía no tiene el mismo
poder que la tradición religiosa que es impuesta en las mentes
por la educación y las instituciones. En los tiempos en que la
película estaba en cartel, maestros y alumnos no discutían en
las escuela acerca de qué conceptos metafísicos y religiosos
habían encontrado en esta historia. No había con quiénes
compartir o buscar información sobre qué es eso de una Fuerza
subdividida en dos principios antagónicos.
Mucho menos con el
párroco o con el profesor de religión del colegio católico. El
espectador infantil o adolescente se quedó solo frente a la
pantalla, solo a la salida del cine, solo con sus pensamientos
si es que los tuvo al respecto de qué es "La Fuerza". Quizá
deseoso de encontrar alguna literatura al respecto, sin
orientación de nadie para poder localizarla, pues literatura
había.
La casa, la escuela, la TV y el cine, son mundos separados que
podrían estar interrelacionados. Por el conducto de la TV, el
espectador se evade de su realidad circundante hogareña. El niño
tiene a los padres y a la TV como dos educadores separados que
no se complementan entre sí. El maestro de escuela y los padres
no se complementan; cada uno cumple por separado una labor no
integrada. La televisión no es en la escuela un tema de
discusión: lo que se ve en la casa no se lleva al aula, y desde
el aula no se coordina con la televisión una tarea que permita,
al día siguiente, hacer un estudio de lo que en casa se vio por
la pantalla.
Entonces el mensaje
de un filme no es tema para charlas con los padres, con los
maestros, con quienes puedan acrecentar o enriquecer un
conocimiento que en cine o TV se esté transmitiendo. Sólo esas
maestras que están en estos temas, son capaces de salirse de lo
programático por unos momentos y hablar con los niños sobre
libros o películas que enseñan determinada cosa. Sólo esos
padres que están en estos temas, pueden orientar a sus hijos con
explicaciones o datos que les permitan comprender mejor lo que
fílmicamente descubren. Estas cosas pasan, sí, pero son minoría.
Enseñanzas como la de George Lucas la mayoría no tuvo
posibilidades de saber interpretar y asimilar, ni de acrecentar,
cuando todo un sistema religioso mantiene el dominio de las
mentes, a tal punto que ni con la película más taquillera de la
historia se pueda crear conciencia.
Habrá que ver si en la parte inconsciente de tanta gente que no
tomó conciencia, lo que sea que haya quedado incorporado y
latente para aflorar en algún momento, revalorizará aquello que
no se comprendió en su momento, y el mensaje fílmico por fin sea
descubierto y aprovechado. Pues por ahora, es un lamentable
desperdicio que quedó grabado en celuloide, en vídeo y en la
memoria de los que no lo comprendieron, de los que creen que un
cineasta de éstos se pone a jugar inútilmente con su imaginación
sin transmitir nada importante, cuando quien tiene una
posibilidad así de decirle algo al mundo, dice algo importante y
no pierde la oportunidad.
¿Qué es lo más
importante que se le puede decir a un mundo dominado, que cree
ser libre y en manos de "Dios"?, pues decirle lo que realmente
pasa. Lucas tuvo la oportunidad y la aprovechó; dijo lo que para
él era lo más importante, y para eso tuvo que armar toda una
historia con tecnología y argumento espectaculares, donde la
forma resaltó mucho más que el fondo, pues era así como se podía
impactar al público. Pero el fondo, el por qué de tal historia,
era más importante que la forma. Y como suele suceder, lo más
importante, lo esencial es eclipsado por lo visible a los ojos,
cuando no se tiene ojos aptos para la lectura de un mensaje
metafísico.
Pero el mensaje está, y lo que en su momento no se supo leer,
luego de la lectura de estas consideraciones, podrá ser visto de
otra manera. Podrá ser comprendido. No más vale tarde que nunca,
sino quizás no tan tarde: la semilla esperaba su momento para
germinar, y no necesariamente debía ser hace dos décadas.