INTRODUCCIÓN
ARCTURO RECORDADO: UNA PROYECCIÓN DE LA
RED DE LA TIERRA DE CRISTAL
Eleva Arcturo equilibrada su
lanza por la mañana y la noche
– Hafiz, Al Sha
Puedes tú guiar a Arcturo con sus hijos?
– Job 32:8
LLAMADO POR LOS CHINOS TA KIO, el Gran
Cuerno, Arcturo fue altamente estimado como el "palacio del
emperador", correspondiente a la Ciudad Prohibida, o púrpura, de
Pekín, la capital al norte de la Gran China. Esto proporciona un
importante indicio respecto de la influencia y el rol críticos que
Arcturo juega en la evolución de este planeta y del sistema solar
total del que la Tierra no es sino apenas un miembro.
Arcturo, "Guardián de la Osa" debido a su relación con la Osa Mayor,
es el nombre dado al sistema estelar situado a unos 37 años-luz del
nuestro, que incluye por lo menos una media docena de cuerpos
planetarios. Como tal, Arcturo es muchas veces más grande y más
viejo que nuestra propia estrella y su sistema. Incidentalmente, los
arcturianos se refieren a nuestra estrella como
Velatropa 24, y a
nuestro planeta como V.24.3.
La relación arcturiana con nuestro propio sistema estelar comenzó
hace más de tres millones de años cuando una colonia del espacio -
una estación galáctica intermedia - se estableció en Velatropa
24.4., también conocido como
Marte. En esa época, V.24.4 pasaba por
un alto ciclo cálido con abundante atmósfera, océanos, ríos y verdes
masas de tierra.
La colonia marciana representaba el
primero y principal experimento arcturiano fuera del sistema estelar
nativo. No hace falta decir que los medios para alcanzar Marte, como
asimismo la manera en que la vida se propagaba allí, eran mucho más
avanzados que lo que la mayoría de nosotros aquí en la Tierra podría
llegar a soñar. Baste decir que, precisamente, Marte era considerado
como un sitio experimental apropiado pues, aparte de vegetación y
microorganismos, no había allí virtualmente formas de vida avanzada,
nativas del planeta.
La implantación de formas de vida
superiores era una tarea considerada cuidadosamente: lo primero, era
obtener lecturas adecuadas acerca de la atmósfera del planeta - su
consistencia, composición química y adaptabilidad para experiencias
vitales análogas, armónicas. Luego, seleccionar modelos genéticos
capaces de avanzar rápidamente, de modo que un proceso que a veces
lleva varios miles de millones de años pudiera ser encapsulado en
una fórmula a desplegarse en apenas treinta a cuarenta mil años.
Con sus ciclos cálidos de 40.000 años, Marte proporcionaba la
perfecta estación experimental intermedia para ese proyecto. Si algo
resultara mal, por lo menos aquéllos en el sistema de Arcturo no
serían afectados - o así se pensaba. Pues algunos de los que estaban
a cargo del proyecto marciano no habían considerado cuidadosamente
la efectividad inexorable del karma, la ley de causa y efecto. Pero
aún, por entonces eran escasos en Arcturo los capaces de recordar
algo que hubiera ocurrido unos 40.000 años antes que el momento y el
pensamiento presentes.
Y así, para cuando extraños sucesos comenzaron a producirse en
Marte, V.24.4, muy pocos en Marte - o en Arcturo para el caso -
estimaron las extrañas consecuencias de olvidarse mutuamente de la
existencia del otro.
Así se desenvuelve el relato de la estación experimental intermedia
arcturiana, V.24.4, Marte.
Bien, así es cómo sucedió precisamente - el Gran Olvido.
Había allí dos magníficos reinos: Elysium y Atlantis.
Mientras Elysium estaba gobernado por el polo norte magnético, y sus
constelaciones conductoras eran dirigidas por la recta Arcturo,
Atlantis estaba gobernada por el polo sur bajo la dictadura de la
lejana Antares. Mientras Atlantis semejaba algo así como una tiara
de esmeraldas que fulguraban brillantemente flotando en las crestas
espumosas del Mar de las Sirenas, Elysium, con sus azulados canales
de irrigación que creaban líneas celulares como cortaduras dentro de
un canal principal circular de navegación, estaba situado al oeste
de Amazonis y Mesogaea, y al norte de la salvaje Zephyra - de donde
emanaban los monzones estivales.
Más allá de Zephyra, lejos hacia el sur, se extendían las grandes
aguas tropicales del Mar de las Sirenas, sus misteriosas brisas
transportando señales y armónicos susurros desde las bulliciosas
torres de las islas de Atlantis.
Así que, por entonces, cuando Marte había sido perfectamente
domesticado y cultivado por el experimento arcturiano, y se había
presentado al sistema solar Velatropa como brillante ejemplo de las
posibilidades de formas vitales altamente evolucionadas, sucedió que
los marcianos - pues ellos ya no se consideraban como productos de
un experimento arcturiano - se consideraron lo suficientemente
poderosos para controlar la fuerza cósmica misma que los había
conducido a la existencia.
Por supuesto, si no hubieran olvidado
que eran el feliz resultado de un experimento arcturiano, y si los
arcturianos no hubieran olvidado ese valioso experimento - pues, en
verdad, eso es precisamente lo que sucedió en la recta Arcturo -
nada de todo eso habría pasado. Pero ahora todo será contado.
Al fin y al cabo, lo que sucedió en Marte ni siquiera los marcianos
podrían haberlo controlado, pues en realidad fue como consecuencia
de diferencias entre Arcturo, la conexión de Hiperbórea, y la
conexión de Hiperaustralia, Antares - el Dragón Azulado de los
Chinos, llamado por Ptolomeo el Rival de Marte, tan prominente para
nosotros en la constelación de Escorpión.
Aunque habían sido los arcturianos quienes originalmente dejaron su
semilla en V.24.4, Marte, los de Antares no establecieron
comunicación con la colonia marciana hasta unos 30.000 años de
iniciado el experimento. Naturalmente, la conexión de Antares era
más dominante en el hemisferio sur, mientras que la influencia de
Arcturo acabó concentrándose - en forma gradual, sin saberlo e
inconscientemente - en el hemisferio norte. Así sucedía en tiempos
del pasaje crítico, 40.000 años después del comienzo del
experimento.
Aquéllos que, tanto en Arcturo como en
Antares, podrían haber sabido de qué se trataba estaban dormidos
sobre el panel de control. A pesar de la Gran Amnesia, Elysium, con
sus jardines colgantes y torres piramidales totalmente incrustadas
de cristales, llegó a ser conocida como la sede de la Orden
Hiperboreal del Estandarte Arcturiano, y Atlantis, con sus discos
reflectores de cristal brillando y girando lentamente en el
paradisíaco Mar de las Sirenas, era conocida en todo Marte como la
sede de la Orden Hiperaustral del Estandarte de Antares.
Fuese en Moab o Eden, Thamasia o Thyle, la letra era conocida y se
cantaba así:
Puesta en el Mar de las Sirenas
como una joya
Atlantis regida por Antares
Cabalga olas de cristal
Que al sol flameante hace temblar;
Elysium aleccionada por Arcturus
Con lagunas en brillantes anillos
Sopla vientos de curativa luz
A través de Etiopía, Isis, y los pletóricos campos árabes...
En verdad, en la época que Elysium y
Atlantis rivalizaban por el poder, eran virtualmente los únicos
reinos que quedaban en el malaventurado Marte. Las rutas comerciales
y los centros de poder de Elysium crearon una red de resplandeciente
cristal que se extendía a todo el gran continente norte de Borea.
Desde Tharsis a Xanthe, Utopia y Ucronia, legiones de boreanos se
dirigieron a Elysium a rendir tributo al Gran Receptor de Cristal
situado en la cima de la Pirámide Central en el medio de los un día
plácidos Campos Elysianos.
Mientras tanto en el sur, de un lado a otro del Gran Mar Austral,
Hesperia, Trinacria, Cimmerium y, por supuesto, la magnífica Siren,
navíos de cubiertas lustrosas, sus velas henchidas, sus obeliscos de
cuarzo centelleando en la proa, se dirigían hacia la orgullosa
Atlantis.
Dentro de esta tranquila situación surgieron dos nefastas
tendencias, arrojando sombras cada vez más largas a través de los
mares y los campos barridos por los vientos en
Marte. Hacia el norte
se hallaban los cada vez más abusados Desiertos Rojos, mientras que
hacia el sur estaban las "lagunas amarillas", parajes marinos de
aguas estancadas cuyo número iba en aumento.
Desiertos tan ardientes que, durante el
día, ninguna criatura se atrevía a aventurarse en ellos; tan fríos
por la noche que hasta las estrellas parecían congelarse en su
trayectoria. Y en los parajes marinos, olores pestilentes se
elevaban en obscuros vapores amarillos, significando la muerte
segura para quienquiera que ingresase en ellos.
Aunque estaba haciéndose evidente para
algunos que se trataba de sucesos naturales en todo el ciclo
ambiental marciano, algunos individuos de pobre mentalidad cercanos
a las sedes centrales del poder, suponían que tales eventos eran
obra de agentes nefandos pertenecientes a la oposición. Esto era así
especialmente en Atlantis, donde el pánico había comenzado a afectar
al populacho a niveles inquietantes. La plaga del Mar Amarillo, como
se denominaba a sus perturbadores olores, era - según el rumor
ampliamente extendido en Atlantis, y que llegaba hasta el gobernante
mismo - una forma de guerra bacteriológica dirigida por los
elysianos.
Ese gobernante atlanteano, Lord Pelagus VII, insatisfecho por su
propia incapacidad para comprender una amenaza tanto a su propio
bienestar como al del reino, aceptó la influencia de algunos
miembros de su consejo privado, a saber el Lord Chancellor of the
Seas [Lord Canciller de los Mares], Poseidonis Iambrichus, y su
aliada, Lady Thalassa Chrysalis, Ministro de Floricultura.
Con información que les fuera
suministrada secretamente por un Comandante del Crystal Molecular
Transform Council [Consejo de la Transformación Molecular de
Cristal], nuevo poder establecido dentro de la Greater Order of
Artisanship and Communications [Máxima Orden de las Artesanías y las
Comunicaciones], Lady Thalassa y Lord Poseidonis se reunieron a
conferenciar con Pelagus VII.
Y esta es la información y el consejo que los dos impartieron al
rey.
En el Mar Hiperboreal, precisamente de este lado de la estación
receptora del Polo Norte, se situaba un laboratorio elysiano en
donde se implantaba un patrón particularmente mortífero de radiación
cósmica, en células creadas artificialmente. A medida que estos
tejidos celulares infecciosos se transformaban en organismos, eran
tratados con una forma de trasducción calórica cristalizada que
fusionaba las células individuales con colonias microbianas
cancerígenas.
Esas colonias microbianas eran entonces
contrabandeadas hasta puertos del sur y depositadas al azar en
diversas rutas marítimas con el propósito de producir estragos bajo
las aguas atlanteanas.
Desanimado y horrorizado por semejante historia, Lord Pelagus VII
preguntó qué podría hacerse al respecto. Los dos intrigantes de la
corte respondieron que, según la información que les fuera
suministrada por el Comandante del Consejo de la Transformación
Molecular de Cristal, se podría instalar rápidamente un sistema
disparador de rayos láser que con un solo rayo instantáneo y
dirigido con una precisión capaz de fácilmente desmaterializar el
laboratorio y todo lo que en él s encontrase.
Y así comenzó el Gran Conflicto.
En cuestión de meses, Estaciones Atlanteanas de Transformación Molecular, algunas ubicadas a bordo de
navíos, otras transportadas en aeronaves, habían comenzado a dirigir
los mortíferos rayos hacia puntos clave dentro del reino hiperbóreo
de la Elysium tachonada de pirámides. Aturdido hasta niveles
inverosímiles, el jerarca elysiano, Solis Solonis, tomó represalia
precipitada y desventuradamente ante la profunda consternación de
sus principales ministros, quienes habían aconsejado con vehemencia
que ese curso de acción no haría sino empeorar la situación de las
condiciones climáticas deterioradas del planeta.
Sin embargo, todos esos consejos resultaron por demás tardíos. Un
año después del devastador estallido inicial de la guerra de rayos
cristalinos, estaba haciéndose cada vez más obvio que el deterioro
climático del planeta sería irreversible. Peor aún, un día después
de las celebraciones del solsticio, la gran montaña volcánica,
Olympica, estalló en horrorosa actividad en tanto se elevaba por
kilómetros hacia la estratósfera marciana.
Las regiones orientales de la un día
lozana Amazonis fueron abrasadas y quemadas, mientras los temblores
producidos por ese volcán que despertaba eran tan tremendos que
hasta sacudieron los discos de cristal en Atlantis, lejos en el sur,
algunos de los cuales cayeron al suelo destrozándose con resultados
devastadores. El pánico y la anarquía se precipitaron entre los
atlanteanos como una fiebre virulenta. Los oráculos salieron a
proclamar la segura destrucción de todos los habitantes del planeta.
El golpe final, no obstante, provino de la Gran Helada producida por
la espesa nube volcánica que obstaculizaba la acción del sol. Sin
embargo, de no haber sido por esta nube el fin habría llegado más
pronto, pues la intensidad de la explosión del Olympica había
producido un enorme desgarro en el ya débil campo magnético de Marte
- un desgarro que dejó al planeta indefenso contra el embate de los
rayos cósmicos y los despojos que caían. Ya por entonces había un
gran aumento en las lluvias de meteoritos y, en todo el planeta,
habían empezado a erguirse nuevos volcanes de manera tan azarosa que
producía perplejidad.
Por entonces, el grupo gobernante en
Atlantis había perdido todo atisbo de civilidad. Atrapados por un
miedo insano y la paranoia, resolvieron dar un golpe final en el
corazón mismo de Elysium, poniendo así fin para siempre a cualquier
posibilidad de lo que los líderes atlanteanos denominaban invasiones
sorpresivas de contra-insurgencia y contra-ataques geomagnéticos. Y
así concretaron el arma final: un artefacto termonuclear capaz de
ser detonado mediante un solo disparo del rayo del mortífero
Molecular Transform Dematerialization Device [artefacto o
dispositivo de desmaterialización transformadora molecular].
En cuestión de meses, bajo ardientes cielos obscuros, mientras los
vientos portadores de polvo rojizo ululaban a través de las una vez
grandes ciudades de Elysium y Atlantis, el espantoso plan atlanteano
se encontraba listo para ser ejecutado. Contrabandeado en Elysium
por un equipo de agentes dobles que fingían pertenecer a una
comisión de intercambio para emergencias agrícolas, el Dispositivo
para el Día-D, como ya se lo conocía, llegó al amplio patio de Solis
Solonis. A nadie se le ocurrió revisar los seis baúles de la
comisión de intercambio para emergencias agrícolas.
Ni tampoco el interior del obsequio de
presentación que consistía de una estatua del dios mensajero de los
elysianos - Thothis, el de cabeza de lagarto -, una pieza de
apariencia magnífica, aparentemente tallada en un solo bloque de un
tipo raro de nefrita, con incrustaciones de jaspe. Complacido con
semejante obsequio, Solis Solonis mismo lo colocó en el Gran Altar
ante el Cristal Maestro, una réplica, o así se decía, del Espejo de
Cristal presentado por el gran dios ancestral, Arctur Arcturis.
Mientras el equipo de intercambio para emergencias agrícolas se
encontraba con altos dignatarios elysianos, un pequeño pero muy
preocupado grupo de elysianos se reunía para discutir todo lo que
sabían respecto de los sucesos actuales. Empujados por lo que para
ellos era un seguro desastre, se autoconvocaron con el propósito de
definir cuál sería el mejor comportamiento ante semejante clima de
ruina inminente.
Aunque habían oído acerca de ciertos
planes atlanteanos para desarrollar un artefacto termonuclear,
ninguno de este grupo tenía la más mínima noción de que el artefacto
ya había arribado a lo más íntimo de la corte de Elysium, colocado
allí por el rey mismo. Menos aún, uno y cada uno de este grupo
sabían que la combinación de temor y locura que agarrotaban al
populacho tanto en Atlantis como en Elysium, los patrones climáticos
altamente nada acogedores que ya eran norma, y los efectos de las
bombas y los rayos cristalinos de la muerte, habían eliminado ya al
planeta Marte como base para un ulterior desarrollo evolutivo.
Este grupo autoseleccionado de unos cuarenta miembros se dividió en
dos partes iguales que apoyaban sendas soluciones. Uno de esos
grupos de veinte miembros resolvió honrar al Gran Planeta mediante
una forma concentrada de meditación colectiva con el fin de crear un
poder de pensamiento que pudiese transmitir todo lo que alguna vez
hubo de bueno en la historia de Marte - tanto por parte de Elysium
como de Atlantis - hacia los campos de nubes y bancos vitales del
planeta vecino, V.24.3, popularmente denominado el planeta azul
debido a su centelleante brillo azulado.
En verdad, tan respetado
era el brillo del planeta azul que resultaba característico hasta
del más modesto de los marcianos referirse orgullosamente al hecho
de que en sus horóscopos tuvieran a ese planeta, conocido por
nosotros como la Tierra, en su ascendente.
Para facilitar su meditación, este grupo, conocido como los
Quartzite Quietists [los silenciosos de cuarcita], usaba un cristal
único para enfocar sus formas de pensamiento y transmitirlas al
planeta azul. Y así continuaron haciéndolo hasta el tumultuoso día
en que el Estallido de la Muerte desbarató la ciudad de Elysium,
silenciándola para siempre y liberando una ola de cataclismos
planetarios masivos que derrumbó la orgullosa Atlantis, extinguiendo
así por fin la vida toda en el
desventurado y desafortunado Marte.
Pero antes de que se asentara el ardiente y rojizo silencio final,
el otro grupo, conocido como los Arcturian Activists [activistas
arcturianos], partió rumbo al lado oriental de la ciudad de Elysium
y, desde la cima de las pirámides circundantes, con bien ubicados
lásers de cristal, grabaron en la superficie de la Meseta del Gran
Fundador un vasto retrato del gran dios ancestral, Arctur Arcturis,
dirigiendo la mirada hacia el cielo en dirección a su hogar, oh
perdida y recta Arcturo...
"Incinerado."
Así decía el parte que llegó al Comando Central Arcturiano cuando analizaron las señales radiales de información
cristalina que venía del sistema de Velatropa. Un parte muy similar
se recibió en Antares.
En cuestión de días, el Parte de Información V.24.4 había sido
emitido. Se lo denominó Experimento de Autodestrucción. Afligidos
por la vergüenza y el horror de haber omitido atender algo durante
tanto tiempo, los arcturianos se vieron impulsados a emprender una
sólida revisión y reforma de todas las Fuerzas Galácticas
Expedicionarias.
Finalmente, luego de un análisis exhaustivo que incluyó la
supervisión tanto de V.24.4 como V.24.3 - ahora conocidos como el
planeta rojo y el planeta azul, respectivamente -, se resolvió que
como humilde señal de respeto por todo lo que había habido de bueno
y decente en el Experimento Marciano, el planeta azul debía ser
sometido a una supervisión mucho más cautelosa e inteligente. Pues
allí, durante varios miles de millones de años y a diferencia de
Marte, se había desarrollado naturalmente una gran variedad de
formas de vida.
Mediante sus receptores intuitivos, las
más avanzadas entidades del planeta azul habían recibido los
implantes de memoria marciano-elysiano-atlante-antareanos y, para
bien o para mal, dichos implantes se hallaban ahora cristalizados en
el sistema de recuerdo total del planeta azul. Sólo por esta razón,
todo desarrollo ulterior del planeta azul merecía una continua
supervisión por parte de las Misiones Arcturianas.
Más aún, los más altos consejos arcturianos resolvieron que
experimentos tan groseramente manipulativos como el de implantar
formas vitales completas en un planeta inadvertido de ello, tal como
se había hecho en Marte, debían ser suspendidos y reemplazados por
medios de monitoreo más sutiles y sincronizadamente receptivos.
Todo esto se aprendió del Experimento
Antares, que se enfocó puramente en medios de comunicación. Los
medios principales para efectuar esta comunicación más sutil de
sistemas lumínicos habrían así de establecerse a través del enfoque,
la amplificación y la dirección inteligente del séptimo rayo, la
emanación violeta. En otras palabras, este rayo sería
individualizado para su transmisión en comunicaciones periódicas
hacia el planeta azul. A cambio de ello, aquéllos que tuvieran este
rayo podrían comunicarlo en reciprocidad de manera parecida o
adecuada.
Como asunto de mayor significación, se previó que habría
consecuencias kármicas del Experimento Marciano que se manifestarían
en un punto, no determinado del futuro, en la evolución del planeta
azul - del tipo "repetir la acción". El entendimiento arcturiano
todo habría de concentrarse en ese punto en el futuro, a fin de que
en esa ocasión - o sea, para cuando las condiciones hubieran
madurado para repetir la acción - los agentes arcturianos no
estuvieran dormidos.
Este es un breve sumario de las información conocida como Arcturo
Recordado. Se la llama Crystal Earth Network Projection [Proyección
de la Red de la Tierra Cristal] porque es el resultado de una
liberación de memoria del implante inicial de meditación, proyectado
como una forma cristalina de pensamiento desde el planeta rojo hacia
el planeta azul, y transmitido hace tantas vidas.
Léelo, querido habitante de la Tierra, y examina la creciente marea
de sucesos a tu alrededor. No es demasiado tarde para volver a
despertar y recordar.
ARCTURO RECORDADO
FINAL DE LA TRANSMISIÓN
6.13.64. LUNA LLENA. 38 AH.
PRESENTADO POR EL AGENTE PAN 24.
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