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LaBrujulaVerde
Ahora un nuevo estudio concluye que el
códice es auténtico y, además, que es probablemente el más antiguo
de todos los manuscritos conservados de América. En el trabajo (The Fourth Maya Codex), publicado en Maya Archaeology, revisan la historia de su descubrimiento en una cueva de Chiapas junto a otros seis objetos, entre los que había una máscara de madera y un cuchillo sacrificial con mango en forma de puño cerrado.
Todos estos objetos fueron considerados auténticos por los especialistas, salvo el códice.
Tras el hallazgo el manuscrito fue enviado a Nueva York, donde se expuso en el Club Grolier, una sociedad privada de bibliófilos, en la primavera de 1971 (de ahí su nombre).
Pronto quedó patente su diferencia con el resto de códices mayas autentificados, principalmente por su ausencia de textos jeroglíficos y la prominencia y abundancia de ilustraciones. Ahora los investigadores afirman que tanto el papel empleado, de tipo amate del siglo XIII, como las líneas rojas y los pigmentos azules mayas utilizados en las ilustraciones, son totalmente convincentes.
Además, siempre según el nuevo estudio, un falsificador tendría que haber conocido para crear el códice, deidades que no se descubrieron hasta 1964, y saber como crear el pigmento azul maya, que no fue sintetizado en laboratorio hasta la década de 1980.
El manuscrito tiene 10 páginas decoradas con motivos de la iconografía ritual maya y un calendario que traza el movimiento del planeta Venus, al cual los pueblos mesoamericanos vinculaban diversas deidades.
Los ciclos de Venus permitían a los mayas establecer un calendario ritual basado en fenómenos astronómicos.
Así, los dioses representados se asocian con necesidades y aspectos cotidianos, como el sol o la muerte. En este sentido también afirman que no se trata de una obra lujosa, ni demasiado bella, por lo menos no del tipo que se usaría por las clases altas de la sociedad.
El Códice Grolier sería una especie de guía para predecir sucesos astronómicos, que habría sido útil al menos para tres generaciones de sacerdotes a lo largo de unos 104 años. Esto lo diferencia de otros códices que presentan cálculos más complejos y elaborados, como el Códice de Dresde.
En cuanto al momento de su creación, lo sitúan en el momento en que Chichén Itzá y Tula comienzan su declive, por un escriba que trabajaba en tiempos difíciles, y que sabía representar artefactos bélicos cuyo origen se remonta a la era pre-clásica.
La conclusión final del estudio es que actualmente sobreviven 4 códices mayas intactos de la era precolombina. Y uno de ellos es el Grolier.
Más información el articulo de la Brown University, "13th Century Maya Codex, Long Shrouded in Controversy, Proves Genuine".
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