A poco más de 70
kilómetros de La Paz, capital de Bolivia, y casi ya al
lado de la frontera de Perú se encuentra TIAHUANACO o TIWANACU (en lengua Quechua o Aymara
respectivamente), un enorme
conjunto de ruinas que ocupa una
superficie próxima a las 50 hectáreas y situada a 3.825 metros sobre
el nivel del mar.
Pedro Cieza de León
(historiador Español que vivió entre los años 1.518 y 1.560,
escribió Crónica del Perú y una Historia de Nueva España,
con interesantes datos históricos y geográficos) escribió después de
su visita a esta antigua ciudad allá por el año 1.550 que, era el
lugar más antiguo de cuantos había visto hasta ese momento después
de su viaje por tierras andinas. De igual modo, recogió de los
nativos del lugar la leyenda del origen de esta ciudad, producto del
trabajo de una sola noche de unos seres
Gigantescos en tiempos anteriores a un gran Diluvio.
Terremotos, climatología
adversa y la continua expoliación de las ruinas tanto en tiempos
antiguos como en los modernos, han hecho muy difícil establecer
quiénes y cuándo construyeron TIAHUANACO. Los sectores más
conservadores estima su antigüedad en torno a los 3.000 años, pero
no falta gran cantidad de investigadores que retroceden a tiempos
mucho más remotos su construcción.
El caso más famoso de
estas teorías revisionistas sobre la antigüedad de
TIAHUANACO lo constituye el trabajo llevado a cabo por Arthur
Posnansky, quien estableció una edad mínima para las ruinas de
unos 14.000 años, después de haber y medido como pocos han hecho
cada uno de los edificios y estudiado sus alineaciones astronómicas.
Destacan entre sus
construcciones un edificio rectangular con un gran patio central al
que llaman KALASASAYA (los pilares derechos)
que sirvió en su momento de observatorio astronómico.
Existen en su interior
unas curiosas estatuas que representan a unos hombres barbudos
de etnia desconocida, pues todos los habitantes de la zona son
completamente imberbes. Otro edificio, el llamado PUMA PUNKU
(puerta del puma), alberga bloques que superan con facilidad
las 100 toneladas,
cortados y tallados milimétricamente, y provenientes de una
cantera a más de 60 kilómetros, trabajados por artesanos que
desconocían el bronce, o al menos eso es lo que se asegura, aunque
se han encontrado grapas de éste material que al igual que en
Egipto, servían para unir y fijar enormes bloques de piedra.
El bronce es una aleación
difícil de conseguir para estos supuestos pueblos primitivos,
pues si bien el cobre que configura en más de un 80 por ciento la
aleación se puede encontrar de forma natural, el estaño que completa
el resto, sólo se obtiene a partir de complejos procesos
metalúrgicos.
La Pirámide de
AKAPANA, un templo de 15 metros de altura de forma
piramidal, posee en su interior un complicado sistema de
canalizaciones, desagües y compuertas para la entrada y salida de
agua, de la que se desconoce totalmente su utilidad, a pesar de
haberse encontrado gran cantidad de guijarros redondeados y de color
verde oscuro de entre 2 y 5 centímetros que ha hecho sospechar a
algunos investigadores que allí se procedía al lavado de minerales,
tales como el estaño.
Pero sin duda la más
conocida de todas las construcciones existentes en TIAHUANACO
es la Puerta del Sol (INTI PUNKU), un bloque
monolítico de Andesita, roca volcánica de grano fino que toma el
nombre de la zona geográfica donde se encuentra, los Andes, de poco
más de 13 toneladas de peso. Mide 2,75 metros de alto por 3,84 de
largo, y tiene un grosor de 50 centímetros.
En su fachada principal y
sobre la parte superior existe un friso formado por cuatro bandas
horizontales y divididas a su vez por una figura central de gran
tamaño.
Todos los expertos
coinciden en afirmar que esta figura representa al Dios
VIRACOCHA, el cual sostiene un cetro en su mano derecha y un
rayo en la izquierda.
Sus manos tienen cuatro
dedos, al igual que muchas de las estatuas y relieves que se
encuentran diseminados por todo TIAHUANACO y que recuerdan a
otra de las leyendas sobre su origen, la de la Diosa ORIANA
que tenía cuatro dedos en cada mano, y que, procedente de
las estrellas, llegó a TIAHUANACO para crear a la
humanidad. Sobre las mejillas de VIRACOCHA, parecen
apreciarse unos pequeños
agujeros a modo de lágrimas y de su cabeza
parten 24 apéndices.
Aparecen también sobre las
bandas horizontales que divide esta figura central otras 48 figuras,
24 a cada lado.
Desde un principio se ha
pensado que esta representación del dios VIRACOCHA, es un
calendario correspondiente a un año de doce meses que tenía su
inicio en el equinoccio de primavera.
Cerca del PUMA PUNKU,
existe una construcción que se cree no llegó a ser finalizada y que
se corresponde exactamente a una
dársena portuaria.
Distintos estudios
geológicos han detectado importantes sedimentos marinos, así
como fósiles de igual procedencia, lo que ha llevado a pensar que el
macizo andino sufrió en tiempos desconocidos un brusco cambio de
altura sobre el nivel del mar. Así parecen confirmarlo los numerosos
frisos encontrados con representaciones de peces y otros motivos
marinos en distintas edificaciones del lugar.