por Mariló T. A.
Agosto 2015

del Sitio Web Ancient-Origins

 

 

 

 

 

 

 

Parte I

14 Agosto 2015


 

 

Primer plano de una de las cabezas

que decoran los muros internos del templete semisubterráneo

del centro urbano de Tiahuanaco

(Flickr)

 

 

 

Tiahuanaco es, sin duda alguna, uno de los conjuntos arqueológicos más enigmáticos de la América preincaica.

 

Situado en pleno altiplano boliviano, se halla muy próximo a las profundas aguas del Lago Titicaca, el lago navegable a mayor altura del mundo. Existen muchas contradicciones con respecto a sus orígenes.

 

La tesis mejor aceptada nos dice que Tiahuanaco no fue más que una pequeña aldea que creció a orillas del Lago Titicaca.

 

Sin embargo, si eso fue así,

¿cómo es posible que las ruinas recuperadas hasta ahora se hallen esparcidas ocupando áreas kilométricas?

Pero si los orígenes de esta civilización son misteriosos, también lo es su final:

desaparecieron sin dejar rastro.

Es decir, su desaparición aparentemente se produjo de forma brusca entre los años 1000 y 1200 de nuestra era, sin que existan motivos concretos para ello. Es como si, simplemente, abandonasen sus ciudades y se fuesen.

 

¿A dónde? No lo sabemos.

 

De hecho, incluso dejaron inconclusos algunos edificios que se encontraban en pleno proceso constructivo.

 

Es más, ni siquiera el nombre de Tiahuanaco es el nombre original, ni de la ciudad ni de la cultura, puesto que de ese modo es como los bautizaron los incas, que llegaron después.

 

La famosa "Puerta del Sol" de Tiahuanaco

(Flickr)
 

 

 

 


TIAHUANACO - CULTURA MADRE DE AMÉRICA

La Cultura Tiahuanaco está considerada por algunos especialistas como la cultura más antigua de la América preincaica, por lo que también se la denomina como la cultura madre del continente americano.

 

Para otros fue la capital de un antiguo imperio megalítico o de un gran imperio que se expandió por todos los Andes Centrales. En todo caso, también fue la cultura más longeva puesto que según los indicios descubiertos hasta el momento, sus orígenes se remontan hasta, posiblemente, el año 2000 AC.

 

Aunque, precisamente, las fechas de nacimiento de esta cultura son uno de los mayores misterios que entraña. Durante su mayor apogeo abarcó un territorio que se extendía por áreas pertenecientes a los actuales Bolivia, Perú y Chile.

 

Tiahuanaco, capital del reino y centro religioso principal, llegó a superar los 5 kilómetros cuadrados de extensión con una población estimada de unos 40.000 habitantes.

Tiahuanaco, según los arqueólogos, estaba constituido como una teocracia, es decir, dirigida por una élite sacerdotal. A partir de los siglos I y II comenzó a crecer y entre los siglos II y VIII se expande mucho más gracias, precisamente, a la fuerza de su religión.

 

Pero su mayor desarrollo llegará a partir del siglo VIII, cuando su dominio del bronce les dota de una notable superioridad militar sobre el resto de culturas vecinas.

 

Hacia nuestro año 1000 habría alcanzado su máximo apogeo, dominando un territorio de más de 500.000 Km. cuadrados y disfrutando de una capital donde algunos arqueólogos aseguran que pudieron vivir más de 100.000 personas.
 

 


Escaleras de acceso

a una de las ruinas de Tiahuanaco

(Flickr)
 

 

 


CIUDAD DE MÍTICOS GIGANTES

Su economía se basaba en la típica agricultura de los valles andinos y en la ganadería de llamas y alpacas.

 

El maíz a nivel alimentario y las hojas de coca, imprescindibles para soportar la altura y la consecuente escasez de oxígeno, eran elementos básicos en su vida diaria. La hoja de coca, junto con otras sustancias, también era utilizada en sus rituales religiosos.

 

Su dios principal era llamado "el Señor de los báculos" y según parece era aún más antiguo que la propia cultura tiahuanacota. Su mejor representación aparece sobre la Puerta del Sol y se le ofrecían sacrificios de todo tipo: desde animales hasta humanos, adultos o niños.

La ciudad, tal y como pueden comprobar sus actuales visitantes, poseía una compleja planificación urbanística y disfrutaba de una red de "alcantarillado" a base de canales que la recorrían por entero para evacuar las aguas procedentes de la lluvia, así como las residuales de las viviendas.

 

Pero lo que más llama la atención son los grandes bloques de andesita, una piedra volcánica muy abundante en los Andes, de los que recibe su nombre.

 

Imagen panorámica del interior

del templete semisubterráneo del centro urbano

(Flickr)
 


En Tiahuanaco existen bloques que superan las 100 toneladas de peso.

 

¿Cómo es posible que los moviesen y trasladasen hasta la ciudad desde orillas del Lago Titicaca, de donde se supone que los extraían, en trayectos de entre 10 y 300 kilómetros, cuando además en ese área no existen árboles cuyos troncos puedan hacer de rodillos?

 

Otro nuevo misterio sin respuesta posible...

Cuando los incas aparecen en escena, Tiahuanaco ya estaba en ruinas. Es de los propios incas de donde procede el mito que sitúa los orígenes del hombre en las cercanías del Lago Titicaca.

 

Según los incas el dios Viracocha, un dios blanco y con barba creador del Universo, tras crear el mundo habría viajado por toda la Tierra enseñando a vivir a los hombres.

 

Pero antes de la existencia del hombre, Viracocha también habría creado un mundo oscuro, habitado por gigantes a los que primero esculpió en piedra.

 

Existen diferentes versiones sobre el resto del mito. Unas cuentan que los gigantes desobedecieron a Viracocha y éste los volvió a transformar en piedras en lugares como Tiahuanaco, siendo sumergidos luego por una inundación provocada por Viracocha, de la que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, quienes fueron transportados hasta la morada del dios en Tiahuanaco.

 

La ciudad, por tanto, habría sido construida por los gigantes, mientras que el lago Titicaca sería lo que quedó de dicha inundación.

 

El Señor de los Báculos,

dios supremo de Tiahuanaco

(Flickr)
 

 

 


EL CENTRO URBANO

Situado sobre la orilla oriental del Lago Titicaca, a casi 3.000 metros de altitud, su centro urbano giraba en torno a un impresionante complejo ceremonial cubierto de piedras, perfectamente talladas y decorado con colosales esculturas, ocupando cerca de 4 kilómetros cuadrados.

 

Rodeando al centro ceremonial y administrativo se levantaba otro de carácter residencial cuya extensión ocupaba más de 50 hectáreas.

El centro de Tiahuanaco se diseñó en torno a dos avenidas principales alineadas por templos elevados sobre plataformas, residencias de la élite social y enterramientos varios.

 

El templo más alto, Akapana, posee una plataforma de 200 metros de lado y alcanza los 15 metros de altura.

 

En sus proximidades destaca el templo Kalasasaya, de menor tamaño y en cuya cima se construyeron pequeños santuarios. En la entrada noroeste al Kalasasaya se ubica la famosa e imponente Puerta del Sol.

 

Otros edificios a destacar de este antiquísimo centro urbano serían el "Palacio de los Sarcófagos" o "Putuputuni", lugar de entierro de las altas personalidades, el templete semi-subterráneo y la gran pirámide de Pumapunku.

 

Monolito Fraile con Akapana al fondo

(Wikimedia Commons)






 

 

 


 

 

 

 

Parte II
17 Agosto 2015

 

 

Fotografía de algunas de las cabezas

que decoran los muros internos

del Templo Semi-subterráneo de Tiahuanaco

(Wikimedia Commons)

 

 

Si existiera un emblema de Tiahuanaco, éste vendría a ser su famosa e impactante Puerta del Sol.

 

Se piensa que esta gigantesca puerta formaba parte de una estructura mayor y tal vez se tratase de la puerta de entrada al complejo de Puma Punku, fuera del centro urbano.

 

La grieta que puede observarse en su esquina superior derecha se supone que fue obra de un rayo.

 

Sin embargo, las leyendas cuentan que fue obra de los gigantes creados por el dios blanco y barbudo Viracocha y que habrían construido Tiahuanaco en un solo día. Estos gigantes, al colocar la Puerta del Sol en su ubicación actual, la habrían dejado caer de golpe y de ahí que se agrietase.

 

La Puerta del Sol es uno de los muchos monumentos que los habitantes de la ciudad dejaron inacabados, como si hubiesen desaparecido de pronto, sin saber por qué y sin una razón concreta para ello.

 

Tallada en un único bloque de andesita, cuenta en su parte superior con un gran relieve del "Dios de los báculos", dios que habría surgido de las aguas del Lago Titicaca para crear a los hombres, al Sol, la Luna y todas las cosas para desaparecer luego en el mar, convertido en un barbudo anciano.

 

Un dios que bien podría tratarse de un antecedente del posterior Viracocha inca.

 

La Puerta del Sol, según dataciones, fue esculpida en el siglo X, mide 3x3 metros y pesa alrededor de 10 toneladas. También existe una Puerta de la Luna en Tiahuanaco.

 

Menor que la del Sol, mide 2,23 metros y de la misma forma, fue tallada de un único bloque de andesita.

 

La Puerta del Sol fotografiada en 1877

(Wikimedia Commons)
 


Entre todas las construcciones localizadas en el centro urbano de la ciudad destacan otras tres de forma especial:

  • Akapana

  • el Templo Semisubterráneo

  • Kalasasaya

Akapana es una gran pirámide, compuesta por siete terrazas escalonadas, que mide 18 metros de altura.

 

En ella llaman muchísimo la atención los cortes rectilíneos de los bloques que la forman. En su parte superior se ubicaba un pequeño templo. En 1989 se descubrió en su interior una fosa común con restos humanos con claros indicios de haber sufrido cortes, mezclados con restos de animales.

 

Los arqueólogos, que continúan, incansables, estudiando los misterios de la ciudad, piensan que tal vez se trate de una clara prueba de la existencia de sacrificios humanos realizados por los sacerdotes.

El conocido como Templo Semi-subterráneo, descubierto en la década de 1960, fue bautizado con dicho nombre por encontrarse 2 metros por debajo del nivel del resto de obras arquitectónicas de Tiahuanaco.

 

Otro de los posibles emblemas de la ciudad podrían ser sus muros interiores, decorados con 175 cabezas. Cabezas de piedra pertenecientes a etnias diferentes que muestran claros rasgos asiáticos, caucásicos o negroides.

 

Estas cabezas, todas diferentes, conforman otro de los grandes enigmas que encierra la ciudad:

  • ¿Cómo explicamos la existencia de cabezas esculpidas hace más de 1000 años, con rasgos así en el continente americano?

     

  • ¿Cómo trasladaban y manipulaban bloques de tal tamaño y peso desde las canteras, a muchos kilómetros de distancia, si ni siquiera contaban con una vegetación que les pudiese surtir de gruesos y grandes troncos que les hicieran de rodillos para arrastrarlos?

 

El templo de las Piedras Paradas o Kalasasaya,

observatorio astronómico de los Tiahuanacotas.

(Flickr)
 


Kalasasaya o Templo de las Piedras Paradas, se extiende a lo largo de dos hectáreas.

 

Era una especie de observatorio astronómico donde observaban los cambios de estación y calcularon su año solar de 365 días. También determinaban en él los equinoccios, fechas en las que el sol naciente introducía sus rayos por el mismo centro de la puerta principal del templo.

 

Por el contrario, durante el solsticio de invierno se introducía por el ángulo noreste de uno de sus muros y en el de verano hacía lo mismo por el lado sureste del mismo muro.

Alejándonos del centro de la urbe, a unos 500 metros, se encuentran las ruinas del complejo Puma Punku o Puerta del Puma.

 

Una estructura formada por tres grandes plataformas superpuestas en forma de pirámide escalonada y donde se alzan colosales bloques de andesita mostrando perfectos ángulos rectos y precisos orificios circulares.

 

Entre dichos bloques destacan los denominados "bloques H" porque, precisamente tienen forma de "H" y que parecieran las piezas de un juego de niños gigantes, todas iguales, esperando ser colocadas.
 

 

 


HIPÓTESIS Y SUPOSICIONES

Su historia y sus orígenes continúan siendo un misterio.

 

Muy poco se ha podido contrastar sobre sus habitantes, pero sí se sabe que algunos aventureros españoles, enviados por el Rey Carlos I en el siglo XVI, encontraron esta ciudad, abandonada casi del todo por los indios que vivían en el área.

 

Cuando descubrieron que Tiahuanaco ya había sido destruida cuando los incas llegaron a ella, unos cien años antes, trataron de investigar su origen.

 

Pero cuando el español Pedro Cieza de León preguntó a los aymara si Tiahuanaco fue construida por los incas, estos se rieron y afirmaron que lo que podía observar había,

"ocurrido súbitamente en el curso de una sola noche", realizado por unos seres gigantescos en épocas anteriores al gran diluvio.

Para los incas, Tiahuanaco era una ciudad sagrada hasta la que se acercaban a realizar ofrendas religiosas.

 

Algunos de los famosos, extraños e idénticos

"bloques H" de Puma Punku

(Wikimedia Commons)
 


Son incontables las hipótesis, opiniones y discusiones surgidas a lo largo de los últimos 500 años acerca de los orígenes de Tiahuanaco.

 

Así, el cronista Bernabé Cobo narra que los pobladores del área le contaron una historia que afirmaba que los pesados bloques de piedra eran transportados por los aires al son de una trompeta.

 

Por su parte, Percy Harrison Fawcett, socio de la Royal Geographical Society de Londres, escribió que los tiahuanacotas conocían los secretos de una planta que crecía en las selvas amazónicas, cuya savia tenía el poder de reblandecer la dura roca hasta transformarla en una pasta dúctil sobre la que poder trabajar fácilmente.

 

El escritor francés Robert Charroux, afirmaba que los escritos pictográficos de Tiahuanaco relatan que en la era de los tapires gigantes unos seres humanos, muy evolucionados, palmeados y con sangre diferente a la nuestra, venidos de otro planeta, hallaron de provecho el lago más alto de la Tierra.

 

Además, describía a la mujer que llegó a Tiahuanaco en una nave:

"descendió una mujer, que se parecía a las mujeres actuales de los pies a los senos; pero tenía la cabeza en forma de cono, grandes orejas y manos palmeadas de cuatro dedos.

 

Su nombre era 'Orejona' y venía del Planeta Venus, en donde la atmósfera es más o menos análoga a la de la Tierra […]. Un día, cumplida su misión de formar una nueva raza, Orejona volvió a emprender vuelo en su aeronave".

Por otro lado, en su obra "Tiahuanaco, Cuna del Hombre Americano", Posnansky afirma haber encontrado un cráneo fósil a una profundidad de cuatro metros, en la pirámide de Akapana, junto a restos de huesos de especies de animales extintas.

 

El investigador Guillermo Lange aporta, posteriormente, que expertos zoólogos determinaron que estos restos pertenecían a la especie del Toxodón, el cual vivió en el Plioceno, hace 25 millones de años, en la Era Cenozoica, en medio de un clima benigno de abundante vegetación.

 

Aunque la especie del Toxodón se cree desaparecida del área andina desde hace más de 12.000 años, la misma se encuentra representada en diversas figuras tiahuanacotas.

Asimismo resulta necesario recordar las abundantes referencias a ciudades sumergidas en el fondo del Lago Titicaca, cercano a Tiahuanaco y tan íntimamente conectado con la ciudad.

 

Son diversas las expediciones que afirman haber encontrado restos subacuáticos en el lago. Así, a partir de 1956, el estadounidense William Mardoff describió, detalladamente, una titánica ciudad sumergida y cubierta por algas y lodo.

 

Del mismo modo, la expedición liderada por Ramón Avellaneda, en 1968 contó haber hallado enormes piedras monolíticas, ensambladas entre sí formando murallas y caminos pavimentados con enormes losas.

 

Algunas de las misteriosas ruinas de Tiahuanaco

(Flickr)
 


En la actualidad, expertos de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se hallan recorriendo Tiahuanaco y las comunidades de la zona para informar y difundir el Proyecto de Preservación y Conservación de las antiguas ruinas tiahuanacotas y la Pirámide de Akapana.

 

La intención es que puedan sentarse unas bases para la conservación del lugar, asegurando su preservación a largo plazo.

Tiahuanaco, una ciudad y una civilización rebosantes de misterios y preguntas que siguen sin resolverse ni ser respondidas. Una ciudad construida en distintas fases, aunque no sabemos el orden cronológico de sus edificios.

 

Construcciones a base de enormes y pesadísimos bloques de piedra.

 

Verdaderos tesoros megalíticos que, además, destacan por la suma perfección de sus cortes rectilíneos.

  • ¿Quiénes eran, realmente, los tiahuanacotas?

  • ¿Cómo construyeron estos templos, que aún hoy nos asombran?

  • ¿Para qué fin utilizaban esos bloques de tantas toneladas de peso hace dos mil años?

  • ¿Cómo trasladaban dichos bloques?

  • ¿Cómo los izaron y colocaron?

  • ¿Cómo diseñaron una ciudad tan bien planificada?

  • ¿Cómo consiguieron tallar esquinas y orificios circulares perfectos, ángulos precisos y cortes lisos, sin estrías ni señales de herramientas?

  • ¿Qué le sucedió a Tiahuanaco hacia el año 1100?

  • ¿Por qué desaparecieron?...

¿Obtendremos algún día las respuestas a todas, o al menos algunas de estas preguntas?



 


Fuentes