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LaBrujulaVerde enfrentándose a los franciscanos foto: Dominio público en Wikimedia Commons
Especialmente en el siglo XVIII, cuando
la sociedad nativa se revitalizó aprovechando la debilidad que las
instituciones españolas habían empezado a manifestar en tiempos de
los
últimos Austrias.
Ejemplos de ello fueron el esfuerzo por evitar el impago del tributo indio, que solía esquivarse declarándose mestizo y provocó la revuelta de Huarochirí en 1750, o la decisión real de legalizar el reparto de mercaderías, que llevó a levantamientos en varios lugares (especialmente Huamachuco y Otuzco) entre 1757 y 1758.
El episodio más grave fue la gran
rebelión de Túpac Amaru II en 1780, pero en realidad José
Gabriel Condorcanqui - tal era su verdadero nombre - no hizo
sino retomar los pasos iniciados por un predecesor semi-olvidado
hoy, llamado
Juan Santos Atahualpa.
Es difícil establecer qué hay de cierto y qué de falso en ese primer período de su vida, ya que afirmaba ser descendiente de los incas cuando en realidad parece que era mestizo y hablaba quechua.
También aseguraba haber viajado por
Europa y África con sus maestros jesuitas, razón por la cual
manejaba perfectamente el castellano y el latín.
Retrato moderno de Juan Santos
foto Dominio público
en Wikimedia Commons
El caso es que un par de años antes de
organizar su levantamiento trabajó con los franciscanos en
Chanchamayo, una zona de misiones donde la orden controlaba la
explotación de la sal del cerro llamado
Gran Pajonal, ya en territorio
selvático.
Se desconocen las circunstancias exactas pero estando en Guamanga (Ayacucho) cometió un asesinato, quizá motivado por algún castigo excesivo, y tuvo que huir a la vertiente oriental de los Andes, donde las montañas desembocaban en la selva amazónica.
Aquella parte de la región servía de
refugio a numerosos indios y negros cimarrones, que se convertirían
en el brazo armado de la rebelión.
El nuevo cabecilla logró reunir unos dos mil hombres, entre los que se contaban los,
...haciéndose fácilmente con el control
de aquel rincón de la selva porque los españoles nunca habían
destinado demasiadas fuerzas a tan difícil paraje.
Para ello aseguraba contar con ayuda
británica, algo de lo que no hay prueba alguna y es probable que
simplemente se enterara y aprovechara el paso por la costa de la
escuadra del vicealmirante George Anson unos meses antes.
De hecho, los testimonios de los franciscanos que le conocieron dijeron que siempre llevaba una cruz al cuello sobre la cushma (una especie de camisón de algodón teñido de colores que se vestía en esa parte de la Amazonía).
No obstante, dado que aquel territorio
estaba estructurado en reducciones (asentamientos misioneros que
franciscanos y jesuitas fundaban para mantener a los indios
apartados de la corrupción de las ciudades para su evangelización),
el líder rebelde exhortaba a los indios a volverse contra los
religiosos y, en efecto, una treintena de ellas acabó destruida.
Al menos ésa es la imagen que nos ha
llegado, siempre discutible porque las fuentes son fundamentalmente
franciscanas, víctimas suyas por tanto.
El virrey Manso de Velasco
foto: Dominio público
en Wikimedia Commons
Una primera expedición resultó infructuosa porque los sublevados, conscientes de su inferioridad y de que su punto fuerte era la lucha guerrillera, evitaron el combate internándose en la selva.
El segundo intento acabó en desastre
cuando un fuerte construido en Quimiri fue asaltado al poco,
saqueado y muertos sus sesenta defensores.
Así aunque los insurrectos aún lograron
extender su movimiento y tomar algunas localidades más, el avance
del ejército virreinal les frenó.
Lo cierto es que entre eso y el frío clima serrano, no hizo falta ninguna batalla:
Como cabía esperar, circularon muchas leyendas al respecto, incluida una insólita sobre su ascensión a los cielos en vida como encarnación del inkarri (una especie de mesías sincrético que combinaba el poder espiritual cristiano con el poder terrenal inca).
Pero lo más probable es que falleciera -
pese a que hubo varios testimonios que aseguraban haberle visto vivo
años después - quizá a manos de sus propios hombres que se negarían
a seguir adelante o quizá por causas naturales.
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