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por Ricardo González del Sitio Web LegadoCosmico
Por una parte me había conmovido
la belleza de su bosque de piedras; la intensa energía que emana y
su silencio cósmico que penetra tanto de día como de noche. Sus
cielos limpios y abundantes en estrellas, un espectáculo que he
podido repetir a duras penas en otros lugares del mundo. Y sin duda,
la visión que ofrece del océano pacífico desde sus 4,000 metros de
altura, es un hecho único en ese lugar. Es mágico.
¿Será acaso su energía?
Como fuere, más de un peregrino —como yo la primera vez— pensó durante el ascenso que “era la última vez que iba a un lugar tan duro”.
Y sin embargo, volví una y otra vez a ese templo de piedra. Y
en aquellos nuevos viajes, la sensación de cansancio al subir
desapareció. Incluso en alguna ocasión con la pesada mochila a la
espalda. Y he disfrutado de la camina, a pesar del apunamiento que
planea constantemente sobre los caminantes que acuden allí.
Sin embargo, otras investigaciones señalan de
manera particular a la
cultura Masma, anterior al Imperio del Sol, y
a decir del propio Daniel Ruzo, conocedor de la existencia de
cavernas al interior de la meseta "única en su género en América",
estas entradas ocultas conectarían con un asombroso
mundo
subterráneo que los campesinos de pueblos adyacentes han oído de sus
ancestros.
En esta obra, Ruzo detalló el estudio de unas
curiosas figuras de piedra en esta montaña que, en determinadas
épocas del año, ante la luz del Sol, “cambian de forma”, como si
tuviesen un mensaje que entregar. Por si esto fuera poco, al tomar
una fotografía a algunas de estas efigies pétreas, en los negativos
aparece “otra imagen”, coexistiendo con la que se pretendió retratar.
¿Una formación natural?
O como dicen algunos, ¿la representación de un antiguo Maestro de Marcahuasi?
Daniel Ruzo
A decir de los lugareños, se halla la creencia que la meseta estuvo habitada por “personajes barbudos de gran altura”.
A pesar del rostro adusto y duro, inspiraban paz y espiritualidad. Ellos habrían sido los responsables de la construcción de los canales internos que filtran el agua de las lagunas, acumuladas en las cochas, durante el invierno. Pero las figuras de piedra, representen o no a aquellos personajes legendarios, en realidad, no están silentes.
Habrían sido
hechas deliberadamente para atraer al aspirante que se encuentre en
sincronicidad con Marcahuasi. Entonces se revela la “ruta de acceso”
al mundo interior, que permanece aguardando al sincero buscador de
la Verdad.
Un rostro de piedra vigila a los extraños.
Supuestamente, en algún lugar de esta meseta que ocupa cerca de 4 Km. cuadrados de superficie, halló una caverna, en cuyas profundidades se topó con “pergaminos que mostraban una escritura muy antigua”. Nadie sabe exactamente qué caverna vio Astete, y aún menos el paradero de los escritos que se hallarían en ella.
Sin embargo, no pocos piensan que
aquella entrada subterránea no es más que la famosa caverna del “Infiernillo”,
un tajo profundo en el suelo rocoso de Marcahuasi "cerca a la figura
de la Anphichelidia o Tortuga Triásica" que actualmente se encuentra
cerrado por los pobladores de San Pedro de Casta, pueblo campesino
inmediato a la meseta.
Quienes sobrevivieron a esta experiencia afirmaron haber visto aquellos hombres con túnicas blancas, viviendo en paz en una impresionante “ciudad de cristal”.
Por si esto fuera poco, los más ancianos del Pueblo sostienen,
además, haber visto extrañas luces desplazarse sobre Marcahuasi, y
presenciar como éstas esferas luminosas “entraban” en la caverna del
Infiernillo.
Sólo cuando llegue el momento el peregrino podrá entrar…
La entrada tapiada del infiernillo. ¿Un acceso al mundo subterráneo?
Entre ellos, una chullpa que “aparece” en ciertos lugares de la
meseta, y en donde no debería estar… Quienes entren en ella,
sencillamente desaparecen. Al menos ello es lo que creen los más
ancianos del Pueblo de Casta.
Así fue dispuesto por la Jerarquía para el resurgir de un Tiempo Nuevo Planetario desde América.
Fotografía de un supuesto ser extraterrestre en Marcahuasi.
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Galería
No olvidemos que la declaración del “Año Geofísico Internacional” en 1957 por la UNESCO, permitió la visita al Perú de renombrados especialistas con el afán de realizar toda una amplia gama de mediciones geomagnéticas como se estaban llevando a cabo en otras partes del mundo.
Yendo al grano, los complejos cálculos geodésicos
determinaron que el ecuador magnético recorría tierras peruanas, y
que ya no se encontraba cruzando los Himalayas, habiéndose
estabilizado desde 1940 en la latitud 12º a 15º grados sur.
Laguna en Marcahuasi
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