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			PUNTOS DE CONTACTO LINGÜÍSTICO 
			Y DOGMÁTICO 
			EN LA AMÉRICA PRE-HISPANICA
			 
			 
			En cuanto se refiere al importante problema lingüístico y no tomando 
			en cuenta por el momento la lengua de los khollas, existe el 
			formidable factor de que aún hoy puede comprobarse que subsisten 
			residuos de una lengua primitiva y general diseminados en las 
			actuales lenguas de las tres Américas y que los encontramos, 
			perfectamente delineados, atravesando desde el Paraguay y el sur del 
			Brasil, Bolivia (Urus, Chipayas), todo el continente Sud Americano, 
			pasando por Panamá a Centro América y a México. Es el gran tronco 
			lingüístico ARUWAK.  
			  
			
			  
			
			I 
			
			
			 
			La palabra Aruwak, Aruak, Arawak o Aruhuak, significa en el propio 
			idioma: “Hacedores de harina”. Esa misma palabra, por sí sola, 
			constituye ya un testimonio de que el pueblo que en sus orígenes 
			hablaba el Aruwak, no era nómada, pues poseía cierta cultura, ya que 
			solamente los pueblos de cultura conocían la fabricación del pan.
			 
			 
			Hasta ahora se ha comprobado en el Altiplano y regiones de las 
			selvas amazónicas y de la hoya del Plata, la existencia de ciento 
			diecinueve extensas “islas lingüísticas”, influenciadas por el mismo 
			tronco (32). En Centro América y en México, encontramos también esa 
			influencia. En Panamá hay idiomas indígenas que contienen elementos 
			Maya-caribe-ARUWAK. 
			 
			
			  
			
			
			32 —Veáse: en Posnansky. Antropología y Sociología de las razas 
			interandinas el mapa de distribución de tribus del tronco Aruwak 
			(Pag.9).  
			  
			
			
			Esos mismos elementos lingüísticos contienen 
			diversas lenguas aborígenes de Centro América, entre ellas la 
			Boruca, de Costa Rica. Un elemento lingüístico de la misma especie 
			contiene la lengua Xinca de Guatemala, como también las lenguas 
			Lenca, Paya, Xicaque, Lean y Mulia, de Honduras y la lengua Rama de 
			Nicaragua. Los elementos Maya-Kiché-Aruwak se hallan contenidos en 
			el idioma Tapachulteca, en el sur de Chiapas, México. 
			 
			
			  
			
			
			Por lo tanto, 
			no puede haber prueba más elocuente de que un elemento antropológico 
			prehistórico aruwak ha fluido en remotísimo tiempo por la enorme 
			extensión donde aún
			hoy existen restos del tronco lingüístico moderno, lo cual justifica 
			y comprueba el admirable factor del que a continuación nos 
			ocuparemos.  
			 
			Como existía en época muy remota una raza predominante, en cuanto 
			concierne a su número, y una lengua general en la parte más amplia 
			de las Américas, no es de extrañar que también hubiese un “DOGMA 
			GENERAL” que tuvo a su vez un SÍMBOLO SAGRADO, como ocurre con la 
			religión cristiana. Ese símbolo, en sus distintas variantes, lo 
			hallamos exactamente en todos los lugares donde antiguamente se 
			extendía aquel idioma primitivo y la raza Aruwak con las sub-razas 
			que lo hablaban. 
			 
			
			  
			
			
			33—Véase: Posnansky: Thesaurus ideographiarum americanum. EL signo 
			escalonado en las ideografias americanas, con especial referencia a 
			Tihuanacu. (Vol. I Berlín 1913. Editorial D. Reimer y nota (10).  
			  
			
			
			Ese símbolo, que no sólo era de significado 
			teogónico sino también la expresión de un concepto cosmológico, fue 
			gestado en la región interandina, donde se puede observar su génesis 
			paulatina en los monumentos y artefactos 
			(33) del segundo y tercer 
			período de Tihuanacu. En los estratos inferiores del primer período 
			de Tihuanacu, va se nota los más remotos principios en forma de un 
			“SIGNO ESCALERIZADO” forma que era la noción ideográfica de 
			“TIERRA”, e invertido el mismo motivo, la de “CIELO”.  
			 
			Ambos signos se transformaron o sintetizaron más tarde en un solo 
			signo, o sea en forma de escalera de dos o tres peldaños, el último 
			de los cuales remataba en una especie de ESPIRAL, significando la 
			escalera TIERRA y la espiral CIELO. Fig. 12. Posteriormente, en el 
			mismo lugar de origen y más tarde en el “barroco”, la misma espiral 
			tomó una forma geométrica, de líneas rectas. (Fig. 13.)  
			 
			Ese símbolo llegó en el tercer periodo de Tihuanacu a su desarrollo 
			clásico y de mayor arte, como lo revela la Puerta del Sol, que es, 
			puede decirse, la apoteosis de aquel símbolo. Fig. 14. Después de la 
			decadencia de Tihuanacu se reconoce perfectamente el camino que 
			llevó este símbolo, hacia el Sur, (Argentina), al Oeste, (Chile), al 
			Este, (Brasil), y cómo se esparció al Norte, en el Perú, Colombia, 
			S. Agustín, Ecuador, Centro América y, especialmente, hasta México. 
			Cuando más se alejaba ese signo, — que llevaba consigo como adherido 
			el estilo de Tihuanacu —, de su centro clásico de origen, mayor era 
			el grado en que barroquizaba.
			 
			 
			El estilo Tihuanacu, con su principal símbolo, es encontrado 
			completamente barroquizado en la cerámica Draguito Calchaquí y en 
			otras muchas partes del actual territorio argentino, como por 
			ejemplo en Santiago del Estero, donde hace algunos anos, los 
			investigadores franceses Emilio y Duncan Wagner, hallaron cerámica 
			tipo Tihuanacu, pero en estilo de última decadencia. 
			 
			
			  
			
			
			Los Chiriguanos 
			en el sur de Bolivia, los Caduveos y Chamacocos en las márgenes del 
			río Paraguay y Nabileque, que hasta hoy conservan un magnífico 
			sentido estético, tienen aún en uso cerámicas y calabazas decoradas 
			en barroco estilo Tihuanacu. (34) En todo el suelo de la costa de 
			Arica se hallan cerámicas idénticas y en el Museo Nacional de 
			Santiago de Chile se exhiben gran cantidad de piezas de distintos 
			estratos culturales del litoral del Pacífico, que demuestran lo 
			mismo: la decadente involución del estilo originario y clásico.
			 
			
			
			 
			El hallazgo, efectuado en 1913 en Punta Pichalo, cerca de Pisagua, 
			Chile, de un soberbio tejido que ostenta el “Antropo-condor” con su 
			cetro de peces o sea con un dibujo barroco de las clásicas figuras 
			de Antropo-cóndores de la Puerta del Sol de Tihuanacu, es al 
			respecto más elocuente que un torrente de palabras. 
			(35) En los 
			estratos culturales de la isla de Marajó (Delta del Amazonas), como 
			también en los capas prehistóricos descubiertos en las riberas de 
			los afluentes del mismo río, Nordenskioeld, ha observado el mismo 
			factor en las cerámicas estudiadas.  
			  
			
			
			34 —Véase las hermosas ilustraciones de motivos decorativo?, en la 
			obra <I Caduvei> de Guido Boggiani. Edit. Unione Cooperative, Roma 
			1895.  
			35 (4).—Véase Fig. 120 a. en opus citado en nota 1.  
			
			 
			Hacia el Norte, este fenómeno de barroquización es mucho más 
			interesante y sugestivo, pues allá se realizó con cierto arte, 
			transformándose la severa y sobria estilización clásica de Tihuanacu 
			en un barroco más llamativo, bastante decorativo y realmente 
			artístico, como se observa especialmente en el Perú en los objetos 
			procedentes de Pachakama, Nazca, Chimu, Chavin de Huantar y Parakas. 
			También en Colombia, Ecuador, Panamá, Centro América y México, (en 
			la cultura de los Aztecas, Mayas, etc.) es innegable el barroco 
			derivado del clásico estilo Tihuanacu. Véase las ilustraciones Fig. 
			15. Fig. 16.  
			 
			El sagrado “signo escalonado”, casi en nada ha cambiado de su 
			configuración originaria. Ese símbolo, como inscripción principal, 
			ostenta el escudillo del Dios del Comercio, Yacatecutli Fig. 17 que 
			se halla vestido con el Xiuhtiapilli
			(Sahagún Ms. Biblioteca Laurenziana). El símbolo escalonado que 
			lleva el citado Dios sobre su escudo, no es otro que el sagrado 
			“signo escalonado” de Tihuanacu, en su forma más pura, al que el 
			padre Sahagún — en su obra escrita en lengua azteca— da el nombre de 
			Xicalcolinhqui. En algunos escudillos de plumas que los 
			conquistadores arrebataron a los príncipes mexicanos, se hallan un 
			mosaico policromo que representa el mismo símbolo. (Fig. 18.)  
			 
			Ese signo sagrado lo hallamos en la mayoría de los códigos 
			mexicanos, constituyendo una prueba evidente e irrefutable de que 
			EXISTÍA UN SUBSTRATUM TIHUANACU en el culto del antiguo México y de 
			Yucatán. Por tanto, puede presumirse que la metrópoli americana de 
			Tihuanacu ha sido el legendario Aztlán de los mexicanos. Así mismo, 
			las pirámides escalonadas de la costa del Perú (Burgos) y de los 
			monumentos aztecas, tienen su origen remoto en la pirámide 
			escalonada de “Akapana” en Tihuanacu. 
			 
			
			  
			
			
			Algunos estudiosos, como Max 
			Uhle, pretenden demostrar que el sistema de estas pirámides nació en 
			México y fue transplantado a Sud América. Esa opinión es tan 
			inaceptable como afirmar que del barroco mexicano se ha formado el 
			clásico estilo Tihuanacu. No se nota en México, ni en ninguna otra 
			parte del Norte del Continente, la génesis de la antigua cultura. En 
			cambio, en el Altiplano interandino, se ha comprobado la evolución, 
			el desarrollo gradual v sucesivo hacia una altísima cultura. DE 
			REGIONES ALTAS BAJAN CULTURAS, NUNCA SUBEN CULTURAS DE LOS BAJÍOS.
			 
			 
			Creemos haber demostrado, con toda evidencia, en esta corta reseña, 
			que las culturas del Norte no han influenciado en las del Sur, sino 
			que la culturainterandina de TIHUANACU ES LA MADRE DE LAS CULTURAS 
			del Norte y del Sur, porque, repito solo un estilo clásico puede 
			degenerar en barroco y nunca puede ocurrir lo contrario, es decir, 
			que de un estilo barroco surja uno clásico.  
			 
			Con cierto orgullo patriótico, — si patriotismo puede haber en ello 
			~, cada uno de los investigadores arqueológicos pretenden dar al 
			lugar de sus investigaciones la ejecutoria de ser el sitio 
			originario de la cultura de las Américas.
			 
			
			  
			
			
			Fig. 14  
			Imagen principal de la Puerta del Sol de Tihuanacu, 
			 
			
			
			que representa 
			el equinoccio de la Primavera en la calendeografía del citado 
			monumento, 
			 
			
			
			que apoya sus pies en el clásico “signo escalonado”  
			  
			
			  
			
			
			Fig. 15 
			
			  
			
			
			II
			 
			 
			El signo sagrado de Tihuanacu, como ya hemos señalado, se presenta 
			en forma de un “dibujo escalonado” en innumerables variantes 
			regionales y era la expresión “idosimbólica” para “Tierra” y 
			“Cielo”. Con ese signo, aparecen inscripciones pre-coloniales desde 
			la Tierra del Fuego hasta Alaska. (36) Ese ideograma es la prueba 
			más evidente e indiscutible de una conexión político
			dogmática entre las tres Américas, cuyo foco prehistórico cultural 
			era la metrópoli Tihuanacu, la “Voelkerheimat” 
			(37) de los 
			americanos.  
			 
			
			36 —Las cerámicas hacían para loa antiguos el papel que hoy hacen 
			para nosotros los libros. Las inscripciones que ellas ostentan, 
			tienen las más de las veces, índole teogónica y cosmológica.  
			
			
			37 —La palabra «Voelkerheimat» es un término técnico alemán que se 
			traduciría en castellano como «patria o lugar originario de 
			distintos pueblos». 
			 
			 
			Hay en arqueología ciertos hechos que ya no admiten discusión, 
			máxime cuando ellos se hallan afirmados por factores sólidamente 
			cimentados, los cuales no pueden ser negados mediante sofísticos 
			alegatos. El “signo escalonado”, que en su forma no adulterada fue 
			llevado por los pueblos americanos en sus migraciones, de Norte a 
			Sur y de Sur a Norte de su metrópoli, de igual manera que más tarde 
			lo hicieron los cristianos con la Cruz, es un hecho documentado por 
			millares de piezas de cerámica (5) y centenares de monumentos 
			pétreos; es un signo que se halla impreso sobre casi todos los 
			objetos del arte y del culto de las épocas pasadas.  
			 
			Ese siglo figura también en reciente documentación, cual es la de 
			los códigos mexicanos, a saber: C. Borbónicus, Borgia, Kingsboroug, 
			Florentino, Vaticanus, Fejervary-Mayer, Mendoza, Telleriano, 
			Remensis, Chimalpopoca, Magliapecchiano, Nuthall, Bologna, 
			Tonalamatl, LC, d. Tributos, Msct. de Viena, etc. y “last not least” 
			en el famoso manuscrito en lengua azteca del padre Sahagún, que se 
			halla en la biblioteca del Palacio de Madrid.  
			
			  
			
			
			Esa obra, por edicto 
			del rey de España fue confiscada el 22 de Abril de 1577,“PORQUE ASÍ 
			CONVIENE AL SERVICIO DE DIOS NUESTRO SEÑOR”. 
			(38).  
			  
			
			
			38—Véase: Nueva Colección de Documentos para la historia de México, 
			Joaquín García Icazbalceta (Vol. 11, pag, 267).  
			  
			
			
			 
			
			III
			 
			 
			En todos los monumentos de Tihuanacu y objetos de arte, uso, 
			cerámicas etc., se observa la gestación lenta y paulatina de este 
			signo sagrado. En la Argentina, la apoteosis de este símbolo se 
			halla en la famosa Urna de Quiroga y en la celebérrima plaquete que 
			representa a “PajsiMama” (Diosa de la Luna)  
			
			  
			
			
			Fig. 16  
			Cerámica antropomorfa de la Isla Marajo (Delta del Amazonas) 
			decoradas con el signo escalonado y la voluta.  
			
			
			Los ojos circunda el 
			“ojo alado” de Tihuanacu  
			  
			
			
			  
			Fig. 17  
			“Yakatekutli”, Dios mexicano del comercio.  
			
			
			Ostenta sobre su “escudo 
			–emblema” el genuino signo escalonado de Tihuanacu.  
			  
			
			   
			
			
			Fig. 18  
			
			
			Escudillos mexicanos de plumas con el genuino “signo 
			escalonado” de
			Tihuanacu.  
			 
			  
			Fig. 19  
			La “Swastica” de Tihuanacu, que se halla gravada sobre un vaso de 
			piedra negra,  
			
			
			hallada por Inwards en Tihuanacu y existente en las 
			colecciones del museo británico.  
			
			
			Londres, (Es una variante del 
			“signo escalonado”)
			encontrada en Chaquiagu, Norte argentino,  
			
			
			por el notable sabio Dr. 
			Samuel Latón y Quevedo, co-fundador del Museo de la Plata.  
			  
			
			
			La más drástica expresión de este signo sagrado, fue hallada en 
			Chimbote, Perú, en un recipiente ceremonial en cerámica, que 
			personifica y encarna este signo sagrado Fig. 12. En los museos de 
			Lima, Cuzco, Berlín, etc., se puede estudiar millares de cerámicas 
			peruanas que ostentan ese símbolo, el que también se encuentra en 
			infinidad de cerámicas del Ecuador v Colombia v de la isla de Marajó 
			(Brasil) Pag. 16.  
			 
			Basta ver las plásticas, cerámicas y objetos de arte de Centro 
			América, para discernir y reconocer el camino seguido por este signo 
			hasta México, donde la cultura original de Tihuanacu llegó a un 
			período culminante y donde, precisamente también, fue dignificado 
			aquel “símbolo sagrado” en su real forma.  
			
			  
			
			
			Allá lo vemos nuevamente 
			en su configuración clásica, por ejemplo,  
			
				
					- 
					
					en la “Stela de Palacho” 
			(Tampalax) y especialmente en el magnífico templó de Mitla, en las 
			artísticas cerámicas de Puebla  
					- 
					
					en la colección de Pantaleón Lara 
			(Puebla)  
					- 
					
					en el Museo Etnográfico de Berlín 
					 
					- 
					
					en vasos de la 
			colección Seler, de Cholula  
					- 
					
					en el subterráneo monumental de Xaxo, 
			cerca de Caxaca  
					- 
					
					en las placas pétreas funerarias de la región de Tlaloculul, en las cuales el Dios del Fuego descansa sobre el 
			tantas veces citado signo  
				 
			 
			
			
			Asimismo, la imagen del “Tocador de 
			Bombo” dibujada en el Códex Borbónicus, reposa sobre ese signo. El 
			mismo atributo se vé en el Códex Mendoza.  
			 
			La expresión más clásica de este símbolo sagrado se halla en la 
			“manta de xicara tuerta” (Ms. Biblioteca Nazionale, Florencia) y en 
			el escudillo del Dios Jaguar, como también en el escudo Tozquaxolotl 
			de Quezalpatzautli (ambos en el libro de tributos) y en el mismo 
			escudo del Valiente nombrado Quachic (Códex Mendoza) y en el atavió 
			de Quezaltototl. Supongo que todos aquéllos, más que escudos, son 
			verdaderos blasones de dioses y de reyes, 
			(39), pues para escudos 
			defensivos son de tamaño muy reducido y de factura muy frágil y 
			lujosa.  
			  
			
			
			39—Véase: El famoso escudillo de plumas, procedente de la Corte de 
			Moctezuma, en el Museo Imperial de Viena, que ostenta el mismo 
			signo, (Fig. 18).  
			  
			
			
			En el Códex Mendoza, se observa este signo al lado del ATAVIO de 
			“cozticteocuitlacépilli” como emblema real sobre el escudo.  
			 
			En el Códex Nuthall 2, la Diosa de la Tierra pisa sobre él signo 
			escalonado.  
			 
			En él Códex de la biblioteca Nazionale de Florencia, se ve al Dios 
			de las Fiestas y de las Flores, sentado sobre el mencionado símbolo 
			y, finalmente, al Dios del Comercio, Yacatecutli, que bien puede 
			verse en la figura 17 llevando en su escudo, como principal motivo 
			jerárquico, el “sagrado signo” oriundo de Tihuanacu.  
			 
			Libros enteros sería necesario escribir, para referirse a la 
			frecuencia con que se encuentra el símbolo sagrado de Tihuanacu en 
			todas las comarcas prehistóricas de las Américas. Empero, por lo que 
			hemos demostrado en este trabajo, creemos haber evidenciado, aún al 
			más escéptico en la materia, que este signo y el substratum 
			lingüístico Aruwak, revelan, con toda precisión, el “ligámen 
			prehistórico de todos los pueblos culturales de las Américas”, 
			porque no por rara casualidad se repite un símbolo centenares de 
			miles de veces(40), en los artefactos prehistóricos del culto y de 
			la cultura de un continente. (41).  
			 
			
			40—Los que tengan interés más profundo en la materia, pueden estudiar 
			en la formidable colección de dibujos de cerámicas andinas, la 
			gestación y génesis del motivo escalonado, en el Instituto 
			<Tihuanacu> de Antropología, Etnografía y Prehistoria de La Paz, 
			Bolivia. (Miraflores, calle Pinilla 556).  
			 
			41 —Según mi criterio el origen del signo escalonado se encuentra en 
			la forma tectónica de las faldas de la cordillera a cuyas montañas 
			además se les daba con las terrazas agrícolas «(Andenes) una figura 
			aún más sujestiva en forma del signo escalonado». (Véase Fig. 18 (C) 
			en opus. cit. en nota (1) que representa el cerro de Macchu-picchu, 
			transformado por los andenes agrícolas en un <Signo escalonado»).  
			
			  
			
			Fig. 20 
			Una piedra esculpida con la imagen de la Puerta del Sol de Tihuanacu, 
			hallada en las faldas de La Paz (Llojeta). (En vez de cetros de 
			cóndores, 
			ostenta cetros de peces). El ídolo pisa sobre el signo escalonado 
			(tierra). 
			Posiblemente fue traído de Tihuanacu. 
  
			
			  
			
			Fig. 22 
			Chuju-Perkha en el año 1894 según una fotografía en que se hallaban 
			las 
			ruinas 40 centímetros sobre el nivel del Lago Titicaca (Uhle). 
			
			  
			
			
			
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