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LaBrujulaVerde
Imagen:
Il Ramo d'Oro
Porque, en efecto, en Bolivía hay algo parecido a lo de Nazca:
Se trata de una densa red de geoglifos que se extiende por una enorme superficie quince veces mayor que la peruana:
El Sajama, techo del país con 6.542 metros de altitud, es un estrato-volcán extinguido que se yergue en el departamento de Oruro, a centenar y medio de kilómetros de La Paz.
La diferencia fundamental
de sus líneas con las de Nazca está en que parte de éstas forman
dibujos que ya se han hecho populares, como las que representan
animales (mono, araña, colibrí…) o incluso una figura antropomorfa,
junto a otras muchas estrictamente geométricas y rectas; en cambio,
las bolivianas se enmarcan exclusivamente en ese último tipo.
El Nevado Sajama
Foto: Léo Gellec en Wikimedia Commons
La técnica de construcción es similar a la de Nazca: eliminando la vegetación (se trata de una zona boscosa) y raspando la oscura superficie del suelo -básicamente roca oxidada- para dejar expuesta la siguiente capa, de un tono más claro.
Las irregularidades del
terreno y los obstáculos naturales propios de la orografía de esa
zona se unen a la falta de perspectiva para dificultar la
observación del desarrollo lineal, pero desde el aire o desde
algunas montañas del entorno se obtienen vistas claras e
impresionantes.
Sin embargo, las Líneas
de Sajama estuvieron en el anonimato hasta que Aimé Félix
Tschiffely, un viajero suizo nacionalizado argentino, hizo la
primera referencia en su libro Paseo de Tschiffely, publicado
en 1932 y en el que narraba el periplo que protagonizó a caballo
desde Buenos Aires hasta Nueva York entre 1925 y 1928.
Su labor fue limitada por el escaso tiempo de estancia, aunque décadas después volvería a Sudamérica para centrar su interés en aymaras, chipayas y quechuas.
Imagen: Universidad de Pensilvania
En los años setenta el
cineasta Tony Morrison rodó un documental y escribió algunos
libros sobre el tema, siendo el primero en sugerir la relación de
las líneas con las cumbres de los alrededores integrando una especie
de complejo de peregrinación.
Utilizando la más moderna tecnología, como el sistema por satélite SIG y otros medios cartográficos digitales, levantaron un mapa tridimensional del conjunto de líneas y otras estructuras asociadas con vistas no sólo a intentar ampliar la información de manera que se obtuviera una visión de conjunto, sino también a favorecer su adecuada protección de cara a una posible y probable explotación turística sin riesgo en un futuro, elaborando un plan de gestión para preservarlas de problemas tanto naturales (erosión, degradación) como humanos (vandalismo, masificación).
El proyecto incluía una base de datos bastante completa, referentes a vegetación, orografía circundante, poblaciones, huacas, etc.
Imagen:
Universidad de Pensilvania
El trabajo
estadounidense, no obstante, fue duramente criticado e incluso
rechazado en su parte histórica por arqueólogos profesionales al
considerarlo superficial (los autores se defendieron diciendo que la
prensa lo había magnificado).
Y es que el que podría
considerarse como sitio arqueológico más grande de los Andes aún se
muestra esquivo y todavía guarda muchos de sus secretos.
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