por Fernando Conde Torrens
Febrero-Marzo 2017
del
Sitio Web
ElRobotPescador
PARTE 1
Febrero
28, 2017
En los próximos artículos vamos a tratar un tema
sensible, un tema políticamente incorrecto:
Nuestra religión,
el Cristianismo.
Vayan por delante algunas matizaciones, para que lo
que defendamos no hiera sensibilidades, o no hiera
la sensibilidad de personas razonablemente maduras.
Lo primero es distinguir entre una doctrina,
cualquier doctrina, y las personas que la profesan.
Las personas merecen nuestro respeto. Toda persona,
sea cual sea la creencia a la que da su conformidad,
merece respeto.
Este artículo no va en contra de ninguna persona, no
es personal.
No va en contra de los cristianos practicantes, ni
de los no practicantes, ni va contra las personas
agnósticas, ni contra los ateos.
Para todos ellos, nuestro respeto.
No se busca que modifiquen ni un ápice sus
creencias. Las creencias son cosa personal, de cada
uno. Y todos somos libres para elegir la que nos
parezca más apropiada.
Incluso no tener ninguna. Eso, defendemos, ya es
adoptar una postura en el campo de la ideología:
Cero doctrinas.
Ahora bien, respetar a todas las personas no exige
la obligación de abstenerse de analizar las
doctrinas.
Las doctrinas en sí se pueden analizar y llegar a
conclusiones sobre las mismas, siempre que ese
análisis esté realizado con mentalidad científica,
con rigor, y que las conclusiones sean fehacientes,
comprobables por cualquier persona normalmente
dotada.
Hechas estas aclaraciones previas, adelantemos qué
se ofrecerá al lector en los próximos cinco
artículos sobre este tema, incluido éste.
Se comenzará por describir el estado actual de
nuestro mundo, presentándolo como lo que es, un
mundo completamente desequilibrado, dividido, sin un
norte claro. Casi podríamos decir vergonzoso,
impresentable.
La atención se fijará en la educación recibida por
los occidentales (los habitantes de Europa, América
y parte de Oceanía).
Más en concreto, analizaremos las pruebas
documentales que demuestran que la religión
predominante en Occidente, el Cristianismo, es una
religión falsa, inventada en el siglo IV, no en el
siglo I.
Con un supuesto fundador,
Jesús de Nazaret, inexistente.
Dedicaremos tres artículos a explicar y mostrar las
tres pruebas documentales, fehacientes, de que la
tesis aquí defendida es correcta:
Los occidentales vivimos
engañados desde hace 1.700 años
Todas nuestras ideas sobre,
la vida, la muerte, el Más Allá, la
Ética, el objetivo de vida de los seres humamos,
...todo eso es falso,
una manipulación.
Y las consecuencias de
este engaño abarcan todas las facetas de la vida de los occidentales
y muchas de los no occidentales.
Finalmente, en el artículo quinto, se obtendrán las consecuencias de
tal situación y una propuesta de solución.
Nuestra situación global es muy similar a la que habría en nuestra
sociedad si no hubiera enseñanza de ningún tipo para ejercer las
diversas profesiones de la vida habitual.
Como si no hubiera Facultades de ninguna de las disciplinas
conocidas, ni Colegios; sólo una formación básica, en la Escuela
Primaria, donde se aprendiera a leer, a escribir, a sumar y a
restar.
Las otras dos reglas, sólo a los hijos de los guerreros principales.
A partir de ahí, a ganarse cada cual la vida como pueda.
El chiquillo que le gustara diseccionar renacuajos y pececillos del
río, sería el futuro médico de la aldea. Al chaval que le gustaba
hacer construcciones con piedras y barro se le encomendaría la
dirección de los puentes para salvar los ríos del entorno. Y lo
mismo para los demás oficios.
Y ellos enseñarían a sus hijos sus habilidades. Y éstos heredarían
el oficio.
Total ausencia de educación en todos los campos. Sólo la experiencia
personal, a lo que cada cual llegue. Preparación, nula...
Ya se comprende que un mundo así equivaldría a volver a la edad de
las cavernas. Todos los frutos de la civilización quedarían
prácticamente borrados.
Pues bien, así estamos - defendemos - en el campo de las ideas:
Asilvestrados, salvajes, ignorantes de todos los progresos de que
podríamos disfrutar si hubiéramos recibido una educación digna del
ser humano.
Y el mundo que esa ignorancia ha generado es el nuestro, lleno de
desigualdades, ambiciones, corrupción, guerras, abusos de unas
naciones a otras, de unos seres a otros.
Hace menos de una hora he leído en Facebook un artículo titulado
algo así como "10.000 frases célebres de ateos empedernidos".
Si hay en nuestro
Occidente tantos ateos es porque todos han sido inoculados, de
pequeños, con una doctrina falsa, que hace aguas. Y su alejamiento,
de mayores, es la reacción. Normal...
El Cristianismo, como se demostrará en los artículos que siguen, es
una religión falsa, que nació para algo absurdo.
Absurdo para nuestra mentalidad. No era absurda la razón en el
tiempo en que se inventó:
Para evitar el fin del mundo, por extraño
que parezca.
En Roma se permitían múltiples religiones.
Eso era obligado, ya que
Roma conquistaba indefectiblemente todos los reinos vecinos que no
la superaban en potencia militar.
Sólo paró sus conquistas ante los Partos, en Oriente, y ante los
Germanos, al Norte, por la derrota sufrida en tiempos de Augusto. Y
por la inclemencia del clima. Ante el desierto, al Sur. Y ante el
Océano, al Oeste.
Con tantos pueblos, adorando a distintos dioses, Roma debía
permitirlos todos. No por tolerancia, sino por sentido común...
Tal hecho, según un desdichado personaje, había indignado al Dios
único.
Y éste, furioso, estaba a
punto de enviar el fin del mundo sobre Roma. Salvo que se le
desagraviara, instaurando una religión única en todo el Imperio, que
le diera el culto debido.
Tal dislate fue rechazado por
Diocleciano, Augusto Máximo el año
303. Pero convenció a
Constantino, que supo del plan de
Lactancio,
que así se llamaba el personaje de la feliz idea.
Veinte años más tarde toda la ficción cristiana estaba montada. Los
"textos sagrados", escritos. Los nuevos obispos, designados a lo
largo y ancho del Imperio.
Y el
Concilio de Nicea iba a dar el pistoletazo de salida, iba a
suponer la puesta de largo de la nueva religión.
Entretanto, Constantino se había hecho con el control total del
Imperio, derrotando primero a Majencio, en el Puente Milvio, y luego
a Licinio, su cuñado, en dos batallas definitivas.
Debe darse en Occidente un cambio de paradigma. Un cambio de
paradigma en la Historia y un cambio de paradigma, aún mayor, en las
ideas.
Hay que rehacer nuestro concepto de la Historia del siglo IV.
Todo lo que nos han
referido es falso, inventado, interesado, deformado, falsificado, un
fraude. Y es vergonzoso que lo sigamos dando por bueno. Impropio,
infantil...
No hay otra opción, si queremos pasar a la posteridad como una
civilización digna de tal nombre, que acceder a un nuevo paradigma,
restaurando los valores auténticos, dejando atrás la falsificación
ingente que Lactancio, Constantino y Teodosio
impusieron a sus coetáneos, nuestros antepasados de hace 17 siglos.
Ahora que las pruebas de todo ello están sobre la mesa, es
inadmisible - y sería incomprensible, por no decir inaudito - que se
siguiera dando crédito y valor al viejo paradigma, lleno de engaños
infantiles, que sólo sirve a unos pocos, en perjuicio de todos los
demás.
Instalados en el viejo paradigma, lo que aquí se afirma podría
calificarse de locura, insensatez, algo imposible de que sea cierto.
La realidad, como se demostrará en los próximos artículos, es que la
inmensa mayoría de los occidentales razona dentro del viejo
paradigma, discurre en el seno de la locura.
Occidente lleva 1.700 años instalado en la locura. Por eso tenemos,
los occidentales, un grave problema.
El problema más grave que puede tener una civilización.
Algo que habrá que
solucionar …
PARTE 2
DOS ETAPAS DE REDACCIÓN
Marzo 6, 2017
En el PRIMER ARTÍCULO de esta serie sobre el fraude
que rodea la fundación del Cristianismo, Fernando
Conde Torrens, realizaba una introducción al tema,
en la exponía que el Cristianismo es una religión
falsa, inventada en el siglo IV y no el el siglo I.
Asimismo, el investigador, concluye también que
Jesús de Nazaret, jamás existió.
Estas conclusiones tan atrevidas como polémicas, se
basan en las investigaciones realizadas por Conde
Torrens y tal y como prometimos, en este artículo,
empiezan a presentarse las primeras pruebas (muy
sintetizadas para encuadrarlas en un artículo corto)
que sirven de base para sustentar tales
afirmaciones.
Antes de continuar, recordemos que la trama de esta
presunta falsificación histórica de consecuencias
tan abrumadoras, tendría como figuras centrales, a
los siguientes personajes…
LACTANCIO, el hombre de la idea, el origen de todo
el montaje. No convenció a Diocleciano, pero
convenció a Constantino.
EUSEBIO DE CESAREA, historiador y amigo de
Constantino. A las órdenes de Lactancio y en contra
del proyecto para el que el Emperador Constantino le
requirió.
CONSTANTINO, primero tribuno, el año 303, y desde el
306 César y luego Augusto, según ambos cargos,
Emperador.
Este es el primer conjunto de pruebas en las que se
fundamenta la teoría de Conde Torrens…
CONSTANTINO
La primera prueba que se va a exponer va a requerir la atención
plena del lector.
La prueba consiste en que
parte de los Evangelios y Cartas del Nuevo Testamento están
redactadas en dos etapas de redacción.
Primero se redactó una etapa, un cierto texto, y posteriormente ese
texto fue añadido ("interpolado", se dice) por otro Autor. Esto
sería curioso, pero no grave, si la aportación del segundo Autor
fuera una continuación de lo que escribió el primero.
Es decir, si ambos
tuvieran la misma mentalidad, las mismas ideas. Es decir, si predicaran
lo mismo...
Pero no es así.
El primer Autor escribe
textos ciertos, verídicos, con doctrina válida incluso para hoy en
día. El segundo, en cambio, aporta barbaridades conceptuales,
errores de grueso calibre.
Y que esto es así no es
una invención del Autor de estas líneas, sino que veremos luego tres
pruebas de que se trata de dos Autores diferentes, con dos
mentalidades incluso opuestas.
Vamos a ver un ejemplo de dos etapas de redacción. Hay otros muchos
ejemplos, pero vamos a elegir uno, la primera parte de la Carta de
Santiago, los primeros 25 versículos. El lector la puede encontrar
inmediatamente después de la Epístola a los Hebreos. Comienza con un
saludo, en el que no vamos a fijarnos.
Veamos la que fue la primera etapa de redacción. Se indican los
versículos de la parte inicial, de la primera etapa de redacción.
Están subrayadas las palabras de lo que luego explicaremos son
"despegues" y "aterrizajes".
Y están en cursiva las
muletillas, palabras que el Autor repite.
Al finalizar la exposición
de esta primera etapa, explicaremos el significado de alguna palabra
poco frecuente.
Primera Carta Original en Santiago - Primera etapa
de redacción
5. Si alguno de-vosotros está-falto de Sabiduría,
pídala al-que la da,
Dios, a-todos, generosamente, y sin reproches, y la
tendrá.
13. Nadie, tentado, diga, que: "Por Dios
soy-tentado",
porque Dios nada malo procura, ni tienta a nadie.
14. Todos somos tentados por nuestras propias
concupiscencias,
halagados y arrastrados.
17. Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene
de-Arriba,
procede del Padre de las Luces, en quien no hay
cambio
alteración o sombra.
18. Por-su-deseo os engendró con-la-Esencia
de-la-Verdad,
siendo vosotros las primicias de cuanto Él ha
creado.
21. Luego, expulsando toda mancha y resto de maldad,
con mansedumbre, recibid la-Esencia injertada
en-vosotros,
que puede salvar las almas vuestras.
22. Volveos pues Esencia activa, no sólo la
escuchéis,
engañándoos vosotros-mismos.
23. Pues si alguno escuchara la Esencia, pero no
actuara,
sería como un hombre que mira su rostro innato en
el-espejo,
24. Pero mira y se va, y repentinamente olvidó cómo
era.
25. Pero quien atisba la Ley perfecta, la de
la-libertad, y persevera,
no como oyente olvidadizo, sino haciendo obras,
ése será bienaventurado en las obras suyas.
Sería bueno que el lector
comprobara en su Biblia si el texto que figura en la misma guarda
más o menos semejanza con esta traducción, hecha directamente del
griego.
Puede haber alguna
sorpresa y así verá cómo se deformaron con las traducciones algunos
conceptos clave.
Conviene explicar el concepto de Esencia. Realmente el original dice
"Logos", que significa "Divinidad" según Heráclito. Desde tiempos de
Heráclito, siglo IV antes de nuestra era, todos los Maestros griegos
empleaban el "Logos" de Heráclito para nombrar a la Divinidad, una
Divinidad no personal, entendida como "la Causa de las cosas".
Es el mismo "Logos" del
inicio del Evangelio de Juan, "En el principio existía el Logos, y
el Logos era Dios".
Decir "el Logos" era lo mismo que decir "la
Divinidad".
Un concepto común a todos los Maestros griegos es que cada humano
lleva dentro una semilla de la Divinidad. Y el Autor de la primera
etapa de redacción recoge esta doctrina.
Pero lo que nos interesa es la suerte de esta primera etapa de
redacción. Va a ser añadida, interpolada. Y se va a convertir en lo
que sigue, que el lector tiene en su Biblia.
En negro la primera etapa de redacción, o parte Original.
En
rojo, la interpolación, o segunda etapa de redacción.
Primera
Carta en Santiago - Primera y segunda etapas de
redacción
2. Tened amplio gozo, hermanos
míos,
cuando encaréis tentaciones diversas,
3. sabiendo que la prueba de
vuestra fe produce paciencia,
4. y la paciencia consigue una
obra completa,
para que seáis perfectos y plenos, y nada os
falte.
5. Si alguno de-vosotros está-falto de Sabiduría,
pídala al-que la da,
Dios, a-todos, generosamente, y sin reproches, y la
tendrá.
6. Pero pídala con fe, sin
dudar. Que el que duda es como ola del mar
llevada y zarandeada por el viento.
7. Que no imagine ese hombre
que recibirá algo de Dios.
8. Un hombre indeciso,
inestable en todos sus caminos.
9. Gloríese en cambio el
hermano humilde en su grandeza,
10. opuestamente el rico
gloríese en su pequeñez,
porque pasará como la flor de heno.
11. Porque salió el sol con
calor abrasador y secó la hierba,
y su flor cayó y la belleza de su rostro murió.
Así también se marchitará el rico en sus negocios.
12. Muy dichoso el hombre que
soporta la tentación, porque,
una vez probado, recibirá la corona de la vida, que
él prometió a quienes le aman.
13. Nadie, tentado, diga, que: "Por Dios
soy-tentado",
porque Dios nada malo procura, ni tienta a nadie.
14. Todos somos tentados por nuestras propias
concupiscencias,
halagados y arrastrados.
15. Siempre la concupiscencia,
tras concebir, engendra pecado,
y consumado el pecado, surge la muerte.
16. No os equivoquéis, amados
hermanos míos.
17. Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene
de-Arriba,
procede del Padre de las Luces, en quien no hay
cambio
alteración o sombra.
18. Por-su-deseo os engendró con-la-Esencia
de-la-Verdad,
siendo vosotros las primicias de cuanto Él ha
creado.
19. Escuchad, amados hermanos
míos.
Sea todo hombre rápido para oír, lento para hablar,
lento a la ira.
20. Que la ira del hombre no
produce la justicia de Dios.
21. Luego, expulsando toda mancha y resto de maldad,
con mansedumbre, recibid la-Esencia injertada
en-vosotros,
que puede salvar las almas vuestras.
22. Volveos pues Esencia activa, no sólo la
escuchéis,
engañándoos vosotros-mismos.
23. Pues si alguno escuchara la Esencia, pero no
actuara,
sería como un hombre que mira su rostro innato en
el-espejo,
24. Pero mira y se va, y repentinamente olvidó cómo
era.
25. Pero quien atisba la Ley perfecta, la de
la-libertad, y persevera,
no como oyente olvidadizo, sino haciendo obras,
ése será bienaventurado en las obras suyas.
Capte el lector la
diferente mentalidad de ambos Autores.
Vamos a fijarnos ahora en lo que hemos llamado "despegues" y
"aterrizajes". La situación es la siguiente:
El primer Autor ha dejado escrita la primera etapa de redacción. Al
cabo de cierto tiempo viene el segundo Autor y a este hombre no le
agrada en absoluto lo que ve escrito. Y decide cambiarlo.
¿Qué autoridad tenía él
para modificar lo que había escrito el anterior? Ésa es una pregunta
a la que todavía no podemos responder.
El hecho es que actuó y
cambió el texto.
Pero hay un problema, tiene que añadir sus frases de modo que
encajen con lo que ya está escrito. Eso le obliga a que ciertas
palabras, o conceptos, de lo que irá justo antes de lo ya escrito
entronquen con las ideas ya establecidas por el primer Autor.
La primera frase del Autor primero - mire el lector el versículo 5 -
dice,
"Si alguno
de-vosotros está-falto de Sabiduría".
Por eso el interpolador
termina su primer aporte (versículo 4) con "y nada os falte". En
griego son leipomenoi y leipetai.
Tras la primera frase en negro, el interpolador quiere añadir más
material. La frase en negro (vers. 5) es "pídala al-que la da". Por
eso él empieza su siguiente aportación (vers. 6) con "Pero pídala
con fe".
Y así encaja
perfectamente y no se nota que hay dos manos.
En ambos
casos se emplea la misma palabra en griego, aiteitw.
Sigamos. El versículo 13, siguiente párrafo en negro, comienza con
"Nadie, tentado, diga".
Por eso el interpolador coloca en la última
frase de su aportación previa lo de,
"Muy dichoso el
hombre que soporta la tentación", porque eso encaja
perfectamente con lo que ya está escrito, "Nadie, tentado,
diga".
En griego son
peirasmon y peirazomenos.
Siguiente "despegue":
Dice el original en
negro (vers. 14): "Todos somos tentados por nuestras propias
concupiscencias". Y comienza a continuación lo aportado por el
interpolador (vers. 15): "Siempre la concupiscencia…"
La misma palabra en
ambos, epizumia.
Para los dos últimos
"aterrizajes" el interpolador recurre a la llamada de atención.
Está hablando de las
concupiscencias. Y como debe aterrizar en un discurso totalmente
distinto, intercala (vers. 16) ese "No os equivoquéis, amados
hermanos míos", que cambia la dirección del discurso.
Y lo mismo para el último
acto, donde aporta algo completamente diferente con ese "Escuchad,
amados hermanos míos". Es decir, que ambas muestras de efusión son
falsas, lo fueron por necesidades del guión.
Y se acaba la Carta primera, con sus dos etapas de redacción, que
han quedado perfectamente ocultas hasta el día de hoy.
Otras dos pruebas complementarias de que alguien le enmendó la plana
al primer redactor - por si el lector las necesita - son:
Las muletillas del
interpolador, sacadas de la continuación de la carta, son:
Fe pobre rico juez
juzgar juicio cosmos nombre Ley pecado todos obras Escritura
gracia Parusía paciencia verdad.
El juicio, al final de la
vida. El pecado. La fe y las obras. La Parusía, o segunda venida de
Jesucristo al final de los Tiempos. Las citas
de la Escritura.
Éstas son las ideas que
gustan al interpolador. Estas palabras no son muletillas del primer
Autor.
Anote el lector, si lo necesita, las ideas que el interpolador
introduce en su prédica. Y compárelas con las del Autor de la
primera etapa de redacción.
El lector queda invitado a leer el resto de la Carta de Santiago y a
descubrir una segunda Carta Original, oculta en el texto total, que
fue interpolada con la misa técnica y por el mismo interpolador.
Una ayuda para
encontrarla puede ser la expresión "poner freno".
Esperamos que haya quedado claro que algo oscuro se esconde en los
"textos sagrados" del Nuevo Testamento. Las tres cartas de Juan, el
Evangelio de Juan y el de Marcos están escritos íntegramente en dos
etapas de redacción, asimismo con doctrinas opuestas.
Algo raro se ocultaba en la fundación del Cristianismo.
Daba la
impresión de que un primer fundador escribió los textos
fundacionales con doctrina acertada, similar a la de los Maestros
griego del pasado.
Y luego vino otro, con
ideas mucho más elementales, llenas de visión mágica y con ganas de
meter miedo, e hizo que el texto final reflejara su visión,
destruyendo las ideas primeras, a pesar de ser mejores que las
suyas.
Por cada 10 frases de la
primera etapa de redacción, el segundo colocó 90 de las suyas.
Los propios textos demuestran - sin ningún género de duda - que se
dio una pugna ideológica brutal en los mismos comienzos, cuando se
estaban redactando los "textos sagrados" cristianos, el Nuevo
Testamento.
La prueba ha quedado en
los mismos escritos en griego. No se puede negar el hecho, porque
son los textos con los que se predica la doctrina y se defiende la
historia.
Y nunca desaparecerán...
A estas preguntas
podremos responder, también con pruebas escritas, en un par de
artículos.
NOTA DEL AUTOR
SUGERENCIAS PARA PODER ESTUDIAR ESTE
ARTÍCULO 2 de 5
No se trata, como algún Comentario del grupo 3 ha indicado, de que
nadie se crea nada.
Ni de que el Autor del
libro esté en posesión de la verdad absoluta. Cuando alguien
investiga, averigua algo y escribe un libro sobre ello, es
suficientemente sensato como para tener claro que sus razones han de
convencer.
Por eso se esfuerza en
que éstas aparezcan claras en su libro. Y eso he hecho. Las razones
aparecen claras y convincentes en el libro. Las pruebas tantas veces
mencionadas están en el libro.
En estos artículos se puede sólo mostrar en qué consisten las
pruebas, de qué índole son.
No pretenda nadie
convencerse de la tesis del Autor con estos artículos. No
plenamente, sin ningún género de dudas. No se pretendió eso en
ningún momento. Porque no es posible. Las 864 páginas del libro no
pueden producir el mismo efecto de convicción que las 20 ó 30
páginas de estos artículos.
Con estos artículos el lector sabrá si la investigación es genuina o
no. Si expone aspectos conocidos o desconocidos, serios o insulsos,
con cierta fuerza probatoria o sin ninguna. Si le merece la pena
enterarse a fondo, en el libro, o no. Nada más.
Vamos ahora con unos comentarios sobre cómo entrar en la prueba
primera, la doble etapa de redacción.
Este artículo no es para
leerlo de principio a fin y pretender llegar a una conclusión sobre
la validez o no de la prueba. Tal cosa, así, es imposible.
Cualquiera que tenga estudios universitarios sabe que para entender
y aprenderse una lección difícil no basta con leerla una vez de
corrido.
Ya se ha dicho en lea primera línea del artículo, se requiere la
atención plena del lector. Porque lo que se muestra es una lección
difícil, algo de lo que el lector no tenia idea, algo nuevo. Por
tanto hay que estudiarlo, no sólo leerlo.
Sólo con leerlo no se
entiende. Y quienes han comentado algo en las primeras 24 horas tras
su publicación, no han entendido. Porque no lo han estudiado.
Hay que leer muy
despacio, volviendo continuamente sobre sus pasos cada vez que surja
alguna duda.
La Carta Original, en negro, se entiende fácil. Cuando se ha leído
es obligado buscar ese pasaje en los propios Evangelios y cotejar la
versión ofrecida con la versión que tiene el lector en su "Biblia".
Y fijarse en las diferencias, que las habrá.
Especial interés en la
traducción al griego "Logos", que aquí se traduce por "Esencia"
(también podría ser "Divinidad") y ver qué pasa con ese concepto si
se traduce, por ejemplo, por palabra. Darse cuenta de ello.
Como el texto total de la Carta está a diferentes colores, es fácil
percibir qué es etapa original y que es añadido posterior. El lector
debiera leer todo seguido el texto en rojo, para comprender qué
conceptos son queridos al interpolador, o segundo escritor. Y leer
de corrido el texto total.
Primero, en la versión
que aquí se ofrece, bien traducida del griego, lo que escribió
Eusebio. Y, luego, leer el texto que le ofrece su Biblia, la que él
compró en una tienda de Biblias. Y comparar ambos textos, el mensaje
que transmiten.
Viene la parte más complicada, más laboriosa de entender: Captar
cómo se hace una interpolación para que ésta no sea notada.
Se trata de ver la
habilidad del falsificador, [porque una "interpolación" es una
falsificación, no nos engañemos; llamemos a las cosas por su nombre]
para que su trampa pase inadvertida.
Y aquí es donde el lector debe aplicar lo mejor de su mente para
poder seguir las indicaciones que se hacen, volviendo al texto rojo
y negro cuantas veces haga falta, para captar los conceptos de
"despegues" y "aterrizajes". Hay que verlo con toda claridad.
Es siempre lo mismo,
repetir una palabra que haga de nexo, que engañe al lector, y éste
no pueda diferenciar lo que había de lo que se añade.
Una vez esta comparación esta dominada y comprendida, viene lo
último ya.
Las pruebas complementarias para demostrar que son dos
textos hechos por dos personas con mentalidades opuestas. Esto es
vital, porque no sería grave si el segundo ampliara y prolongara la
predicación del primero, que tiene más derecho que él para predicar
algo en concreto, porque es anterior, más cercano al "Fundador".
Las muletillas, palabras que se repiten, indican qué mensaje puso el
primero y qué quiere introducir el segundo autor.
Son distintas, porque las
ideas de uno y otro son excluyentes, no son las mismas, son
opuestas. El primer mensaje no contenía las ideas del segundo. Esto
se comprueba con las muletillas y con las ideas que se contienen en
el texto.
No las hemos indicado en
el artículo, lo debe hacer el lector.
Hemos puesto una tarea al lector interesado: Encuentre, en el resto
de la Carta de Santiago, una segunda Carta original. La clave, la
expresión "freno" o "poner freno".
Con eso debe bastar.
Es difícil y largo
encontrar las tres primeras frases de la Carta Original. Pero, una
ve encontradas las tres primeras, las demás salen enseguida.
Para el
que no logre encontrarla, la solución está en este enlace. Tenga en cuenta que si
mira el enlace, ya no podrá buscarla por él mismo nunca:
PARTE 3
ACRÓSTICOS OCULTOS
Marzo 14, 2017
En el SEGUNDO ARTÍCULO de esta serie sobre el fraude
en la fundación del Cristianismo, Fernando Conde
Torrens, nos mostraba el primer conjunto de pruebas
que sostienen su teoría sobre la falsificación del
cristianismo y su creación en el siglo IV.
El investigador exponía las pruebas sobre la
existencia de dos etapas de redacción en los
Evangelios y en las Cartas del Nuevo Testamento, que
aprovechando un primer escrito, manipulaban su
mensaje e introducían un enfoque doctrinal
totalmente diferente al del texto original.
Como ejemplo de esta manipulación que serviría de
base para fundar el Cristianismo, Conde Torrens
analizaba la Carta de Santiago en sus primeros 25
versículos, que podemos encontrar en la Biblia y nos
mostraba los indicios que sostienen la redacción en
dos etapas del escrito, o interpolación.
En este tercer capítulo de la serie, Fernando Conde
Torrens, nos descubre la existencia de "señales"
secretas ocultas en el texto, que uno de los
participantes de esta manipulación histórica de
magnitudes incalculables, Eusebio de Cesarea, habría
introducido sutilmente, como muestra de la
manipulación.
Otra prueba de que Los Evangelios y todos los libros "cristianos"
primitivos fueron escritos en el siglo IV lo constituyen los
acrósticos - que llamaremos también "firmas" - que están escondidos
en numerosos escritos "cristianos" anteriores a Nicea.
¿Qué es un acróstico? Un mensaje que se da medio oculto en un
escrito. He aquí un ejemplo.
Mensaje de un muchacho:
La destinataria se sentirá muy complacida, siempre que no sospeche
que el verso esconde un mensaje envenenado en forma de acróstico:
Había en la Antigüedad dos tipos de acrósticos:
Que tal acróstico se
encontrara en ese escrito era prueba de que aquel mensaje venía,
efectivamente, de la persona que firmaba el escrito.
Para ello era necesario que ambos, remitente y destinatario, se
hubieran puesto de acuerdo previamente para concretar qué palabra o
palabras podían formar parte del mensaje oculto y a qué distancia de
los extremos de los párrafos, o líneas, debían encontrarse sus
letras.
Lo mejor será explicarlo con un ejemplo.
Supongamos que el lector y
el Autor de estas líneas se ponen de acuerdo para incluir en su
correspondencia una determinada clave, que indique que es
precisamente el otro el que ha escrito el mensaje que uno recibe.
Sea esa clave "SIMÓN".
El acuerdo previo podría ser como sigue:
-
En escritos con
5, 6 ó 7 párrafos, se incluirá la palabra "SIMÓN" hacia el
inicio o hacia el final de los párrafos, pudiendo colocarse
tanto al derecho como al revés. Para escritos con más
párrafos, se establecerá otra clave con más letras.
-
Las letras de
"SIMÓN" estarán a 8 lugares de los extremos, contando la
letra de la firma como un lugar.
Los acrósticos más
frecuentes se colocan al inicio de los párrafos, como primera letra
de dicho párrafo. Es el ejemplo ofrecido.
En tal caso es fácil ver
si hay un acróstico o no; basta echar una mirada a las primeras
letras y ver si forman un texto legible o no. Así son los acrósticos
que hemos denominado "para ser vistos".
No se pretende
ocultarlos, todo lo contrario.
Acróstico de Porfirio
dedicado al Emperador Constantino
Pero en la Antigüedad también se usaban acrósticos "para no ser
vistos" sino por dos personas, las que habían pactado a qué reglas
debía obedecer.
Si el acróstico que hemos mencionado, "SIMÓN", fuera un acróstico
"para ser visto", las reglas serían que se colocara siempre al
inicio de los párrafos, y siempre de modo que se lea al derecho,
conforme avanza la lectura. Y los lugares que ocuparían el total de
las letras de la firma serían 5, las propias letras.
Pero como nuestro acróstico es del tipo "para no ser visto", se
colocará preferiblemente al final de los párrafos, para dificultar
su localización. Y se meterá alguna letra un lugar, dos, o tres
lugares dentro del texto, porque así lo ordena la segunda regla
pactada.
Un ejemplo de qué aspecto ofrecería un texto arbitrario dotado de
acróstico oculto sería el siguiente:
Mi querido amigo
Sisebuto:
Espero que al recibo de ésta estés bien.
A mí me son totalmente favorables los hados.
He podido encontrar al amigo del que hablamos.
Lo hemos resuelto todo y pronto podré salir de aquí.
Recibe un fuerte abrazo y mis mejores saludos.
Siempre tuyo, Fulgencio.
Recuérdese que el
acróstico está puesto "para no ser visto". Nada hace sospechar a un
lector ignorante del convenio privado que en este escrito haya una
palabra clave oculta.
Pero sepamos lo que Sisebuto va a ver cuando reciba la misiva:
Las letras de la palabra pactada, "SIMÓN", ocupan las posiciones
1-1-3-2-1, cuya suma es, efectivamente, 8.
Eso le indica a Sisebuto
que la carta proviene, en efecto, de su amigo Fulgencio. Sólo él es
capaz de dar esa estructura al escrito.
Se entiende ahora que esta clave, "SIMÓN", vale para escritos con 5,
6 ó 7 párrafos. Que dejan ninguna, una o dos frases sin letra de la
firma. La firma se colocaba centrada en el texto. Para escritos más
largos, habrá que pactar otras palabras con más letras.
Dicho esto, digamos también que una de las personas que redactó
Evangelios y escritos "cristianos" primitivos, anteriores a Nicea,
no estaba de acuerdo con la tarea que le habían encomendado y que
debía realizar.
Y se las ingenió para
colocar el mismo acróstico, "SIMÓN", en todos los textos que
escribió. Con ello demostraba que todos aquellos libros los había
escrito él y no eran de los diversos Autores que figuraban como
tales. Estamos refiriéndonos a los Evangelios.
La falsa Carta de Santiago era uno de estos escritos. Por ello en
dicha Carta hay una firma de "SIMÓN". Como él escribía en griego, la
firma está en el texto primitivo, que está en griego.
Para poder ofrecer al lector la firma en el texto en griego, antes
lo traduciremos al castellano. Pero lo haremos de modo
que se conserve la firma.
Para ello debemos forzar un poco el texto,
ya que de lo contrario la firma no aparecería en la traducción.
Traducción de la Primera Carta Original
en la Carta de Santiago
1. Santiago, siervo de Dios
y del Señor Jesúcristo, a las doce tribus de la
Diáspora.
Salud
2. Tened amplio gozo,
hermanos míos, cuando encaréis tentaciones diversas,
3. sabiendo que la prueba
de vuestra fe produce paciencia,
4. y la paciencia
consigue una obra completa,
para que seáis perfectos y
plenos, y nada os
falte.
5. Si alguno de-vosotros
está-falto de Sabiduría,
pídala
al-que la da,
Dios, a-todos, generosamente, y sin reproches, y la
tendrá.
6. Pero
pídala
con fe, sin dudar.
Que el que duda es como ola
del mar llevada y zarandeada por el viento.
7. Que no imagine ese
hombre que recibirá algo de Dios.
8. Unhombre
indeciso, inestable en todos sus caminos.
9. Gloríese en cambio el
hermano humilde en su grandeza,
10.
Opuestamente el
rico gloríese en su pequeñez,
porque pasará como la flor
de heno,
11. porque salió el sol con
calor abrasador y secó la hierba,
y su flor cayó y la belleza
de su rostro murió.
Así también se marchitará
el rico en sus negocios.
12.
Muy dichoso es
el hombre que soporta la
tentación,
porque, una vez probado,
recibirá la corona de la vida,
que él prometió a quienes
le aman.
13. Nadie,
tentado, diga, que: “Por Dios soy-tentado“,
porque Dios nada malo procura, ni tienta a
nadie.
14. Todos somos tentados por nuestras propias
concupiscencias,
halagados y arrastrados.
15. Siempre
la
concupiscencia, tras concebir, engendra
pecado,
y consumado el pecado,
surge la muerte.
16. No os equivoquéis,
amados hermanos míos.
17. Todo don bueno y toda dádiva perfecta viene
de-Arriba,
procede del Padre de las Luces, en quien no hay cambio
alteración o sombra.
18. Por-su-deseo os engendró con-la-Esencia
de-la-Verdad,
siendo vosotros las primicias de cuanto Él ha creado.
19. Escuchad,
amados hermanos míos.
Sea todo hombre rápido para
oír, lento para hablar, lento a la ira.
20. Que la ira del
hombre no produce la justicia de Dios.
21. Luego, expulsando toda mancha y resto de maldad,
con mansedumbre, recibid la-Esencia injertada
en-vosotros,
que puede salvar las almas vuestras.
22. Volveos pues Esencia activa, no sólo la
escuchéis,
engañándoos vosotros-mismos.
23. Pues si alguno escuchara la Esencia,
pero no actuara,
sería como un hombre que mira su rostro innato en
el-espejo,
24. Pero mira y se va, y repentinamente olvidó cómo
era.
25 Pero quien atisba la Ley perfecta, la de la-libertad,
y persevera,
no como oyente olvidadizo, sino haciendo obras,
ése será bienaventurado en las obras suyas.
|
Veamos qué enseñanzas se pueden obtener de este texto. El
Autor
coloca el acróstico en la interpolación, en la segunda etapa de
redacción. Siempre lo hace así.
Es el momento de descubrir la personalidad de los dos Autores de que
hemos hablado. El hombre que presenta a Jesús como un Maestro de
Sabiduría es Eusebio de Cesarea (luego veremos por qué se sabe que
es él.)
Él era un Maestro de
Sabiduría y toda la doctrina auténtica que hay en el Nuevo
Testamento es suya, son parte de su Sabiduría.
El Autor que defiende las ideas de la interpolación es Lactancio, el
hombre de la idea, el jefe del equipo, el protegido de Constantino.
Cuando Eusebio escribe los escritos del lote que le han
correspondido debe hacer que el total refleje las ideas de
Lactancio.
Pero incluye una primera
etapa, con doctrina verdadera.
Y luego él mismo la
interpola con las ideas de Lactancio, copiando su estilo,
muletillas, ideas a inocular, etc.
Y es el momento de decir también que la palabra "SIMÓN" en griego
'koiné' significa "falso, burla".
Con ello Eusebio se estaba
burlando de toda la doctrina de Lactancio y dejaba constancia de que
era falsa.
Debemos aclarar también que la división en versículos es muy
posterior, y es un intento de desdibujar la estructura original en
párrafos, cada párrafo con una letra de la firma.
En concreto, digamos que los versículos 1, 2 y 3 eran un solo
párrafo en el texto primitivo. Un solo párrafo queda fuera de la
firma de "SIMÓN". Pero si se ponen más, se disimula este hecho.
Del mismo modo, 6 y 7 eran un solo párrafo, y se dividió en dos por
la misma razón. También 8 y 9 eran un solo párrafo, y se dividió en
dos para que así las letras de la firma no encabezaran párrafos
seguidos y no se vea tan clara la firma.
Igualmente, 10 y 11 eran un mismo párrafo. Esto se ve con toda
claridad, porque ambos tratan de la flor de heno. Se dividió en dos
para echar un poquito de niebla sobre la firma. Y por último,
también 19 y 20 eran un solo párrafo. Ambos hablan sobre la ira.
Evidentemente, una traducción no es prueba de nada. La prueba es el
texto original en griego. Y en él se aprecia con toda claridad la
firma delatora, "SIMÓN", puesto por Eusebio de Cesarea.
Lo que en nuestro idioma
es SIMÓN, en griego antiguo, con la fuente empleada - Symbol - es…
Primera Carta Original en
la Carta de Santiago
Por limitaciones de espacio, no podemos ofrecer más que un solo
acróstico de "SIMÓN" obra de Eusebio de Cesarea, autor de los
Evangelios.
En "Año 303 - Inventan el Cristianismo", se ofrecen
catorce.
Lo que sí se puede indicar es por qué identificamos a "SIMÓN" con
Eusebio de Cesarea.
Es muy sencillo, porque
hay una obra perfectamente conocida por todos los estudiosos del
Cristianismo primitivo, la "Historia eclesiástica" de Eusebio de
Cesarea.
En ella también aparecen varias firmas de "SIMÓN". Eso
también se ve en el libro citado.
Los detractores que han surgido - ninguno de los cuales ha leído el
libro donde expongo las pruebas documentales - argumentan que lo de
"SIMÓN" no son acrósticos.
El argumento que esgrimen
es que no responden a la definición que de "acróstico" hace la "Real
Academia Española de la Lengua".
Epístolas de Plinio. Lyon, 1.693.
Contienen acrósticos ocultos.
A esto pueden objetarse tres cosas.
Que las reglas a las que
obedecían los escritos de tiempos de Constantino y de Trajano (pues
también se han encontrado acrósticos similares en la correspondencia
de Trajano con Plinio) no pueden verse limitada por las definiciones
que se hagan por una Institución que ve la luz en el siglo XVIII.
Equivale a darle efectos
retroactivos en el tiempo y en el idioma, y eso no es de recibo.
Porque la Academia define conceptos para el castellano y los
acrósticos están en latín del siglo IV y anteriores.
Pero a mayor abundamiento, dice la Real Academia Española de la
Lengua (1):
Acróstico: Dicho de
una composición poética: Constituida por versos cuyas letras
iniciales, medias o finales forman un vocablo o una frase.
Utilizase también como sustantivo masculino.
(1)
Algunos cambian el orden y hablan de la Real Academia de la Lengua
Española. No. La que es Española es la Academia, no la Lengua.
Y de "medio" dice mi
Diccionario Espasa Quince:
Medio: Dícese de lo
que está entre dos extremos, en el centro de algo o entre dos
cosas.
De modo que lo que se
adjetiva con el calificativo de "medio" puede estar en el centro de
algo, pero también puede estar entre dos extremos, o entre dos
cosas.
Y las letras de los acrósticos de Eusebio están entre dos extremos
de los textos. Luego son efectivamente "acrósticos", incluso según
lo definido para el idioma castellano por la Real Academia Española
de la Lengua desde tiempos de la Ilustración.
Y por último, casi podría asegurarse que incluso los autores
modernos colocan acrósticos en sus obras.
¿Para qué? Por si se
copia su obra, para poder demostrar ante un Juez que oculto en el
texto y con unas reglas que sólo él conoce y que él ha decidido,
esta su nombre como autor del libro.
Y precisamente porque
este hecho es sabido, quien copia la obra de otro se la da
usualmente a un ayudante, para que la re-escriba cambiando todas las
frases, y destroce así cualquier acróstico del autor que pueda
haber.
Y las reglas que coloque un determinado autor para su acróstico
pueden ser todo lo complicadas que quiera, pero siempre eso será un
acróstico, porque esas reglas son fijas, se cumplen siempre.
No se puede poner vallas
a la decisión de cómo hace uno su propio acróstico. Porfirio hacía
acrósticos "para ser vistos" y el mensaje estaba en las diagonales y
bordeando el texto, que era cuadrado. Editado en la Colección
Pisaurensis...
Para finalizar este tema, todos los Evangelios, otras obras más del
Nuevo Testamento - como la Carta de Santiago - y otros escritos
"cristianos" anteriores a Nicea, obras de Eusebio de Cesarea, llevan
la firma delatora de "SIMÓN" puesta por Eusebio, su Autor.
Ya sé que razonar con acrósticos y con etapas de redacción a alguien
que tal vez nunca se haya dedicado a estos temas, pueda resultar un
poco arduo. Pero para entender el mundo hay que saber cómo funciona.
Y en tiempos de los
romanos se funcionaba así, con falsificaciones, con acrósticos, con
libros usurpados por terceras personas … Y con lo que aun nos queda
por ver, que es todavía más complicado.
La vida nunca ha sido simple, y antiguamente, menos.
Por raro que
nos parezca. Los antiguos tenían mucho más ingenio que nosotros hoy
en día. Los ordenadores nos han vuelto perezosos, de mente roma…
Nos queda la tercera prueba, las "estructuras" con las que se
escribía en la Antigüedad.
PARTE 4
ESTRUCTURAS EN ESCRITOS ANTIGUOS
Marzo 21, 2017
En el TERCER CAPÍTULO de la serie sobre el fraude en
la fundación del Cristianismo, el investigador
Fernando Conde Torrens, nos descubría la existencia
de "señales" secretas ocultas en el texto, los
acrósticos (y en concreto del acróstico SIMÓN), que
Eusebio de Cesarea, había introducido sutilmente,
como prueba de la manipulación en la redacción de
los Evangelios y las Cartas del Nuevo Testamento.
En esta cuarta parte, Conde Torrens nos ofrece una
nueva prueba de la manipulación de estos textos, a
través de la conocida como escritura con estructura…
Otro detalle muy
importante si se pretende analizar escritos antiguos es conocer cómo
se escribía en la Antigüedad.
La necesidad de defenderse de las
interpolaciones, y la poca fiabilidad de las copias, hechas a mano y
sujetas a error, llevaron a los primeros escritores a inventar un
curioso sistema para resolver ambas deficiencias.
Se utilizó el ingenio para suplir la falta de medios de entonces. Se
inventó la escritura con estructura. De forma que todo escritor
antiguo dotaba a sus textos de estructura.
Sepamos qué significa esto.
Conforme se escribe un texto, se aumenta el número de palabras que
lo componen.
Y conforme se redacta el escrito, se añaden signos de
puntuación.
A cada signo de puntuación que se colocaba se llevaba la cuenta de
cuántas palabras tenía el escrito. O, para ser más exactos, se
anotaba la cantidad de palabras que había en la última frase
añadida, el texto entre los dos últimos signos de puntuación.
La suma total de palabras
del escrito era un número cada vez mayor. Se formaba, por tanto, una
sucesión de números cada vez mayores, las palabras de que constaba
el escrito.
Veámoslo con un ejemplo.
Nos serviremos de la carta que usamos en un
artículo anterior, si bien los signos de puntuación serán distintos.
La mayor parte de los números eran números normales, sin valor
alguno.
Pero había unos pocos
números especiales. Eran especiales los números que eran la suma
desde uno hasta cierto número. Como mínimo había que sumar tres
números.
Así seis, era un número especial, porque,
6 = 1+2+3
Sumándole 4 resulta 10,
que también era un número especial:
10 =1+2+3+4
Y también eran números
especiales 15, 21, 28, 36, 45, 55, 66, etc.
A estos números que eran
suma del uno al número se llamaban Sumatoriales del número.
Se expresarán como sigue:
6 = 1(3)->3 10 =
1(4)->4
Había otros números
especiales. La suma de n números empezando por dicho número. Como
mínimo, tres sumandos.
El número 12 era un número especial, ya que,
12= 3+4+5
A estos números se les
llamaba Ianuales.
El siguiente Ianual era
22, porque,
22= 4+5+6+7
Y los siguientes
Ianuales
eran 35, 51, 70, etc.
Y se expresarán así:
12 = 3(3)->5
22=4(4)->7
Separemos la carta
anterior por líneas y llevemos la cuenta de las palabras de cada
tramo entre dos signos de puntuación.
En la primera columna el
número de tramos. En la segunda se indican las palabras de cada
tramo. En la tercera, el acumulado de palabras del texto a esa
altura del escrito.
Luego viene el texto de
cada tramo y finalmente los Sumatoriales e
Ianuales logrados por el
Autor.
Estructura de la carta de
Fulgencio
Falta indicar un detalle.
Para formar el primer
Sumatorial, que en este caso es el
Sumatorial de 5, tiene que haber
una frase con una palabra, otra con dos, otra con tres, otra con
cuatro y otra con cinco palabras. Se pueden sumar dos frases con 2 y
3 palabras para que se forme la frase con 5 palabras, como sucede
aquí.
Es decir, los Sumatoriales reflejan cómo de largas son las frases de
que consta el escrito.
Por eso son necesarios
muchos signos de puntuación, para formas frases tan cortas al
principio. Si el lector quiere tener una comprobación de este hecho,
tome un libro con las Fábulas de Fedro, en latín, y lo verá.
Digamos también que terminar el escrito con un Sumatorial o un
Ianual era un detalle que dejaba en muy buen lugar al Autor.
Esto ha sido un ejemplo sencillo, 'ad hoc'.
Vayamos ahora al texto
que nos ocupa.
Advirtamos antes que en un artículo no se puede dar razón de todos
los aspectos relacionados con las estructuras, por ejemplo, de los
criterios de puntuación de la Antigüedad, máxime cuando han sido
tergiversados, deformados y mal enseñados durante siglos.
Se ha hecho creer en las "cátedras" sobre "Cristianismo primitivo"
que los antiguos no usaban signos de puntuación, que escribían con
escritura continua, sin separar siquiera unas palabras de otras.
Eso
queda desmontado en cuanto uno accede a un papiro neo-testamentario
en griego. En el libro se dedica un capítulo a este tema.
Pondremos la estructura de la Carta Original de Santiago, la primera
etapa de redacción. Y la pondremos en nuestro idioma.
Cuando se unen dos palabras con un guión es porque en griego esas
dos palabras nuestras se expresaban con una sola palabra en griego.
El griego y el latín se declinan, lo que une en una sola palabra el
nombre y la preposición, o el artículo. La traducción debe hacerse
con el mismo número de palabras que el original, para conservar la
estructura.
Casi todos los números normales son la suma de otros anteriores
consecutivos.
Así,
20 = 2+3+4+5+6
Hechas estas
advertencias, veamos la estructura que Eusebio dio al Original de la
Primera Carta supuestamente de Santiago, personaje inexistente.
Primera Carta en "Santiago" - Primera
etapa de redacción.
Traducción
Esta Carta Original, o primera etapa de redacción, tiene estructura.
Eso ya es una prueba - la
tercera de las que se indicó que se ofrecerían - de que fue
construida como un texto separado, independiente.
No es fácil dar estructura a un escrito y menos que ésta se forme
debido al azar. Incluye los Sumatoriales de 6, 8, 10, 11 y 17.
Además, incluye los Ianuales de 4 y 7.
El azar formaría 3´7 Sumatoriales. Ello indica que esta estructura
es más bien ligera, abierta. Para empezar a ser una estructura
cerrada, los Sumatoriales deben ser el doble de los que forma el
azar. Explicaciones, en el libro.
Una vez redactada esta primera etapa de redacción, Eusebio la
interpoló y también logró dar estructura al texto total.
Pero
exponerlo haría este artículo demasiado largo, ya que la
interpolación es mucho más amplia que el Original, como el lector ya
sabe.
Lo dicho hasta ahora son las bases para poder entender la tercera
prueba, que no podremos ilustrar en su totalidad en este artículo.
Pero sí podemos enunciarla.
Si el lector compara la seriedad de la doctrina aportada por Eusebio
cuando es Eusebio (primeras etapa de redacción) con las enseñanzas
elementales y vacías cuando actúa con la mentalidad de Lactancio,
redactor jefe, (segunda etapa de redacción, o texto interpolado).
Si además toma conciencia
de que esas máximas prestadas de otros "textos sagrados" le parecían
a Lactancio un hallazgo inmenso, digno de salvar el mundo, no le
será difícil aceptar que Lactancio no era una persona de grandes
luces.
Y que pudo caer en el error de redactar todos los libros que se
inventó con la misma estructura. Y siendo como era Profesor de
Retórica, esta estructura era muy complicada, muy cerrada, con
muchos Sumatoriales e
Ianuales.
Por este motivo se le denominó en la
Edad Media "el Cicerón cristiano". Angelitos…
Esto era un error fatal.
Cualquiera que analizase los libros redactados por Lactancio para
aparentar ser de autores "distintos" iba a ver que todos tenían la
misma estructura, una complicada y muy singular. Es decir, se
apreciaría que estaban escritos por una misma persona.
Ésta es la prueba tercera: La misma estructura, complicada y muy
personal, en más de la mitad de los escritos del Nuevo Testamento y
en las obras de multitud de supuestos autores "cristianos"
primitivos, todo ello obra de Lactancio.
Claro está, no hemos sido los primeros en descubrir los acrósticos
ocultos, "para no ser vistos", de Eusebio en todas sus obras; ni en
darnos cuenta de la inmensa metedura de pata de Lactancio al lucir
su buen hacer como escritor.
Esto se descubrió ya en el siglo IV,
antes de "San Jerónimo", antes de Teodosio.
¿Qué se hizo?
No vamos a desvelar toda la trama de "Año 303 -
Inventan el
Cristianismo"…
Pero si el lector compara el texto de la carta de Fulgencio a
Sisebuto, dotada de estructura, que nos ha servido de ejemplo al
inicio de este artículo, con el texto que tenía en el artículo
anterior, que mostramos a continuación, puede adivinar cómo se
solucionó el problema.
En la carta original no hay ninguna frase con tres palabras. Luego
no hay ningún Sumatorial posible. Tampoco hay
Ianuales. No hay
estructura alguna.
Con unos pocos cambios en el texto, sin alterar el sentido del
contenido, con eliminar apenas algunos signos de puntuación, y
añadir o quitar una palabrita aquí y otra allá, se puede eliminar la
estructura, o se podría dotar al escrito de una estructura mucho
menos lucida y más sencilla.
Eso fue lo que se hizo.
Por eso hay tantas Variantes en las copias que han llegado a
nosotros del Nuevo Testamento. Miles y miles de Variantes: Cambios
realizados en el texto para borrar el gazapo de Lactancio. Cada cual
cambió el ejemplar que tenía en el cenobio, convento o parroquia …
Todo se puede explicar.
¿Qué ocurriría con los acrósticos de "SIMÓN"…?
PARTE 5
CONCLUSIONES
Marzo 28, 2017
La
serie sobre el fraude del cristianismo llega a sus
conclusiones y cabe destacar que este es un artículo
ineludible, que toda persona con una mente abierta y
libre, debería leer.
En los anteriores capítulos de esta serie sobre la
fraudulenta fundación del Cristianismo, el investigador
Fernando Conde Torrens, ha expuesto tres paquetes de
pruebas bien diferenciados, referentes a la evidencia de
la redacción de los evangelios en dos etapas, la
existencia de esas señales secretas ocultas en el texto
llamadas Acrósticos y finalmente las evidencias claras
que se pueden encontrar en la escritura con estructura,
propia de la antigüedad.
En este último escrito, Conde Torrens expone sus
conclusiones, más demoledoras aún que todas las pruebas
que ha presentado hasta ahora…
Tenemos un problema a la
hora de sacar conclusiones relativas a nuestras creencias, a la
doctrina que se ha predicado desde siempre en nuestra tierra.
Y es
que nuestra mentalidad ha crecido y se ha desenvuelto durante toda
nuestra existencia en ese engaño.
Nos ocurre como al pobre hombre encerrado de por vida en la caverna
de Platón. Cuando se le ofrece la posibilidad de salir a la luz del
Sol, hasta es posible que quede deslumbrado y prefiera volver a la
caverna.
Es necesario un cambio de paradigma, palabra que no he utilizado
apenas en mi vida. Hay que cambiar el escenario. Y eso requiere que
cambiemos nuestras meninges, nuestra forma de razonar. Debemos ser
conscientes de que hemos sido engañados. Hemos vivido engañados toda
nuestra vida.
Y ese engaño no sólo nos afecta a nosotros. Afecta a toda nuestra
sociedad.
Toda nuestra sociedad occidental está asilvestrada,
salvaje, en lo que a educación para la vida se refiere.
Una doctrina que eduque para la vida tiene que cumplir al menos tres
objetivos:
-
Tiene que
facilitar la Felicidad en este mundo, que quien la sigue
avance hacia ella y sea consciente de ello.
-
Tiene que ayudar
al humano a evolucionar, a madurar, a crecer internamente, a
desarrollar sus facultades más valiosas, a impulsar su
sentido crítico, a darle confianza en sí mismo, en vez de
hacerle dependiente de otros, en vez de volverlo infantil.
-
Tiene que
prepararnos para el salto al Más Allá. Ha de explicar, y
permitir confirmar al que la sigue, lo que hay después de la
muerte, y no hacer de eso un tabú sobre el que nadie debe ni
investigar.
Todo eso lo daba el
Conocimiento que surgió en Grecia.
Y Lactancio y sus manías
nos han privado de ello. Y se necesita eso para convertirnos en
humanos plenos, para saber en lugar de creer, para Ser.
Ha faltado la Ética. Ha faltado todo. Ha faltado la enseñanza de la
manera correcta de comportarnos en la vida. Y, como consecuencia,
han medrado los peores.
Porque no han tenido
freno, porque quienes se lo debían poner, los guías, eran tan
ignorantes y corruptos como ellos. Los supuestos educadores estaban
en blanco, eran los que menos sabían, porque eran los sembradores de
la ignorancia, los propagadores del vacío conceptual.
Es la nuestra una civilización cimentada en la ignorancia. No hemos
avanzado en 1.700 años…
Peor aún. Lo que se sabía
y se enseñaba desde el año 400 antes del cambio de era hasta el 300,
todo el saber humano acumulado en ese tiempo, todo eso se ha
perdido.
Por culpa de tres individuos indignos de enseñar nada a
nadie:
-
Lactancio
-
Constantino
-
Teodosio
Lactancio, un latifundista metido a ideólogo, que no debía haber
tenido la ascendencia que tuvo.
Ignorante, entró en el terreno de
las Ideas como un elefante en una cacharrería, ciego e inconsciente
de todo lo que destrozaba. Lo tenía todo que
aprender, no era capaz de enseñar nada a nadie.
¡Y es el fundador de la
religión de Occidente, la que él llamó "Cristianismo"!
Constantino, un joven ambicioso e inconsciente, que accedió al poder
por ser hijo de su padre. Que lo aumentó por su ambición y sus
conocimientos militares, y que invadió el terreno de las
conciencias, como si, por ser el Emperador, todo le estuviera
permitido.
Ordenó matar a su primogénito, Crispo, a su mujer, Fausta, a su
cuñado, Licinio, y a su sobrino, Liciniano, un niño de apenas 10
años.
En crueldad para con su
familia sólo fue superado por Herodes, que ordenó matar a su mujer, Marianne, y a tres de sus hijos; al primogénito cuando estaba
Herodes en su lecho de muerte.
Y a este pequeño monstruo de maldad, los historiadores cristianos de
su siglo le apodaron Constantino el Grande, porque les había dado
carta de naturaleza.
Y Teodosio, otro Emperador militar del todo inconsciente de hasta
dónde llegaba su poder.
Si en su tiempo el Cristianismo inventado
por Constantino era la religión favorecida desde el poder, Teodosio
decretó que fuera la única permitida, prohibiendo testar a los que
no fueran cristianos. Con eso logró que todo el Imperio se
convirtiera.
Esto, amigo lector, es una invasión en toda regla.
Personas
ignorantes e incompetentes se entrometen en un terreno que
desconocen y, por el poder que les han dado, imponen sus criterios,
todos ellos mucho peores que los que regían en la época.
Algo parecido ocurrió con las invasiones de los pueblos llamados
"bárbaros" por los romanos; los que no eran romanos, los vecinos del
Norte. Eran más fuertes y
entraron a sangre y fuego en el Imperio.
Y toda la civilización
alcanzada por Roma, heredada de Grecia y los demás Imperios que Roma
había conquistado y asimilado, todo eso se perdió.
Con Roma, en mi ciudad, Pamplona, había alcantarillas y Termas.
Tras las invasiones del
siglo V dejó de haberlas. Y las primeras alcantarillas que se
construyeron en Pamplona lo fueron en tiempos de Napoleón, por los
franceses, en 1.802 aproximadamente. Las termas, mucho después.
Catorce siglos largos de retraso.
Con los tres infaustos personajes antes citados, el atraso en el
mundo de la Ideas, de las doctrinas, fue de 17 siglos, si somos
optimistas, y de 24, si tenemos en cuenta todo lo destruido por
tales especimenes, si contamos a qué fecha nos remontamos, al año
400 AEC.
A esa fecha nos han retrotraído.
¿Y ahora, qué?
Lo primero, debemos conocer la Historia auténtica. Porque la que nos
han contado, y que muchos historiadores y Enciclopedias dan por
buena, es un fraude, una estafa, un insulto a nuestra inteligencia.
La realidad es que en todas las civilizaciones antiguas alguien
llegó al Conocimiento.
Al Conocimiento de cómo es la naturaleza
humana, de qué hacemos aquí, y de cómo llegar a esa meta.
Este Conocimiento, en
Occidente, surgió en la Grecia del siglo VI Antes de la Era Común
(AEC).
A largo de los siglos siguientes,
-
Pitágoras de
Samos
-
Anaxágoras de
Claxomenes
-
Empedocles de
Agrigento
-
Parménides de
Elea
-
Demócrito de
Abdera
-
Heráclito de
Éfeso
-
Sócrates de
Atenas
-
Zenón de Zitio
-
Epicuro
-
Diógenes de
Sínope - fundadores, estos tres últimos, de las Escuelas
estoica, epicúrea y cínica - sus directores,
-
Epicteto, ya en
el siglo I de nuestra era
-
Ammnio Saccas, en
Alejandría
-
Plotino, en Roma
en el siglo II
-
Hipatia de
Alejandría, avanzado ya el siglo IV,
...explicaron ese
Conocimiento en Escuelas de Conocimiento, a sus contemporáneos, y en
libros, a las generaciones posteriores.
Diógenes
Pero la intolerancia agresiva de Lactancio, que invadió todas las
obras "cristianas" primitivas, se contagió a sus seguidores.
La paranoia de Lactancio
pretendía que la religión que él había inventado era la única
verdadera. Realmente, actuaba por temor a la ira de Dios, que iba a
mandar el fin del mudo romano.
Y sus seguidores arremetieron contra todas las doctrinas no
cristianas y las sepultaron. Quemaron sus libros, arrasaron sus
Templos y cerraron las Escuelas de Conocimiento. Y no quedó nada,
prácticamente nada.
Sólo la doctrina de
Lactancio, que tomó el nombre de un fundador inexistente, Jesucristo, el Cristianismo.
Y luego siguieron mil setecientos años de oscurantismo, ignorancia y
ausencia de formación de la población entera de Europa, que luego
sería de América y parte de Oceanía, conforme los europeos hicieron
lo que Roma antaño, conquistar, someter y saquear a los vecinos más
débiles.
Con la ventaja de los
avances de la navegación, que puso a su alcance todo el globo.
¿Frenos éticos? Ninguno...
Los principios de
Lactancio eran el miedo al fin del mundo y el afán de aplacar al
Dios Único, celoso de adoración por parte de los ciudadanos romanos.
Su moral, elemental, la que suponía una cierta meta para los
egipcios de hace 3.000 años.
Aquí tenemos el viejo paradigma y el nuevo. La aceptación ciega de
los desvaríos de un fanático, el viejo, y la vuelta al sentido común
y al interés por el ser humano, el nuevo, que debemos iniciar,
reconstruir.
Debemos elevarnos sobre nuestra situación cotidiana, y considerar la
historia en la que estamos inmersos, la historia de la tribu.
Ver
sus puntos débiles y corregirlos.
Averiguado el vergonzoso proceso mediante el que nacieron las que
han sido nuestras creencias, el Cristianismo, me pareció que la
mejor forma de divulgarlo era relatarlo en una novela histórica, una
novela que explicara la historia real de cómo sucedieron los hechos
en ese horroroso siglo IV, donde Europa y Occidente se hundieron,
esperemos que no para siempre.
Y porque el proceso es impresentable, inaudito, de los que dan ganas
de vomitar, sus defensores, los que viven de la falsificación
"cristiana", deben ocultarlo por todos los medios. No pueden ni
siquiera aceptar que sus orígenes fueron los que fueron. No pueden
reconocer su nacimiento.
Y por eso no quieren enterarse, no quieren saber, no quieren leer. Y
ponen todo tipo de excusas para justificar que rechazan, desprecian
y critican con toda fuerza algo que no quieren, que no pueden
conocer.
Y es que no hay defensa, no hay argumentación posible.
Las pruebas
son tan evidentes, tan demoledoras, están por escrito, son
fehacientes, imborrables:
Los propios capítulos de todo el Nuevo
Testamento,
...todas
ellas obras de Lactancio y Eusebio de Cesarea, en el siglo IV.
Una
inmensa falsificación...
Lo he dicho en varias entrevistas:
"Tengo ganas de que
al menos un detractor, un defensor de la falsificación, me diga:
'Sr. Conde, en la página tal de su libro está Vd. equivocado'."
Y me dé una razón. Aún no
ha pasado.
Sí ha pasado - y se puede rastrear en varias discusiones tenidas en
medios de comunicación virtuales - que ha habido detractores,
cuatro, que han accedido a leer el libro. Todos ellos han
desaparecido de la escena. No han podido seguir argumentando.
En lo sucesivo su postura
ha sido "No sabe, no responde".
Me hubiera gustado que
hubieran sido nobles y hubieran dado señales de vida. No hacía falta
que se disculparan, sólo que retiraran sus objeciones… Pero no.
No tiene sentido, es absurdo, que una minoría, que todavía vive en y
del viejo paradigma, imponga su ignorancia a una mayoría que lo ha
superado ya.
En este país, no más del
20 % cree todavía en las viejas doctrinas de Lactancio, mientras que
mas del 80 % las ha desechado.
Pero los que tienen más
medios, los menos evolucionados, siguen manteniendo la ficción, nos
siguen engañando a la mayoría.
Mientras se les permita, con la
inacción, con el conformismo, con la apatía y la visión a corto
plazo.
Debe cambiar el medio, el ambiente, la Ética de nuestra sociedad.
Hay que desechar los rumbos equivocados, que nos conducen cada vez
más lejos de la meta a la que tenemos derecho, nuestra propia
Evolución, nuestra maduración, nuestro crecimiento.
Manifestar nuestra exigencia de que dejen de educar a nuestros
pequeños con una doctrina falsa que castra nuestra Evolución.
Exigir que cambie la
educación y se enseñe lo que Lactancio, Constantino y Teodosio
abolieron, el Conocimiento que se enseñaba en Grecia ya en tiempos
de Sócrates, que murió por divulgarlo poco antes del año 400 AEC.
Sócrates
Revestirnos de Ética y exigir lo mismo a nuestros gobernantes,
rechazando a los que no la siguen. Dotarnos de gobiernos éticos,
dando nosotros ejemplo.
Enterarnos de en qué consiste el Conocimiento que se enseñaba en
Roma y en Grecia antes del año 300, e incorporarlo a nuestro día a
día.
Me viene a la memoria un dicho que circuló en España en los últimos
años del franquismo: "Un pueblo tiene el régimen político que se
merece." Trasladado a hoy sería: "Un pueblo tiene el gobierno que se
merece."
Pero no se piense que la solución vendrá de fuera, ni siquiera de un
gobierno más centrado en la Ética. Habrá de sustentarlo cada uno con
su proceder diario.
Porque depende de muchos es tan virtual. Pero también, porque es
cuestión de muchos, su fuerza será tan grande.
APÉNDICE
Invitación a los
parroquianos que escuchaban.
Me di cuenta ayer, cuando respondí a varios parroquianos
sensatos, normales, educados, que el ambiente cambiaba, que daba
gusto conversar con ellos, que lo hacíamos en una atmósfera
distinta, distendida, amable, agradable.
Había cambiado el
ambiente de este sitio.
Distingamos dos paradigmas opuestos. El viejo paradigma es lo
que el lector paciente ha conocido, la irrupción de unos cuantos
indeseables que insultan, muestran su mala educación, su
ignorancia y su intolerancia.
Y las discusiones se oscurecen, se
vuelven incluso desagradables de leer, da para atrás. Porque
sólo de vez en cuando se lee algo que merezca la pena. Con el
resultado de que dan ganas de irse a otro lado.
Pero ayer la cosa cambió por un cierto tiempo. Tal vez ni se
percibiera, porque las respuestas a cometarios juiciosos quizás
no aparezcan juntas, sino rodeadas de la morralla de los de
siempre.
Estaba claro qué permitía el viejo paradigma, el silencio de los
corderos.
El silencio de los parroquianos que escuchan. Ellos,
vosotros, pues a vosotros me dirijo, parroquianos que
escuchaban, contribuís con el 50% al viejo paradigma. Los
sinvergüenzas, los ignorantes, los intolerantes, los viles,
ponen activamente el otro 50%.
Pero ellos no tendrían el dominio
del campo sin la pasividad de vuestra mayoría.
Basta con que habléis, es así de sencillo. No hace falta ni que
les combatáis, o les afeéis su comportamiento; basta con que
expreséis vuestras ideas. Tan sencillo como eso.
Porque si tengo
delante 10 comentarios insultantes y 10 comentarios sensatos,
responderé a los 10 sensatos y dejaré los otros sin respuesta.
Pero si sólo tengo ante mí los 10 comentarios insensatos y
agresivos, entiendo que he de responderles. Para que su
ignorancia, vileza y pobreza no queden triunfantes en
apariencia. Y para poder decir en mis respuestas algo sensato
que agrade a los sensatos. Porque sólo tengo esa oportunidad de
hablar.
Lo que sucede en este Blog es una réplica exacta de lo que
sucede en el mundo respecto al tema del Cristianismo.
Hay un 20%
en España, y menos en otros países europeos, que defienden la
falsificación cristiana.
Tienen más dinero, algunos de ellos,
pero son los menos. Y luego está la mayoría silenciosa. Son una
mayoría inmensa, pero callan. Y dejan así que los fanáticos
dominen el campo.
Vamos al campo de la Ciencia. Sucede esto
mismo en el campo del Cristianismo primitivo.
Realmente, no hay datación real alguna de papiros
neo-testamentarios. Pero todos los partidarios del engaño
afirman con toda desfachatez que las propuestas de datación que
cuatro amigos suyos han hecho son dataciones auténticas.
Les
interesa vitalmente, porque son lo único que pueden blandir en
apoyo de la falsificación, cuatro opiniones de curas cómplices.
Y todos los demás Titulados, Profesores, Doctores, Licenciados,
observan la jugada y como no va con ellos, callan y consienten.
He reproducido en algún otro lugar la opinión de uno de ellos,
que afirma que se está abusando de la datación por Paleografía,
cuando debiera hacerse por Métodos Absolutos, con instrumentos,
que los hay, y no por simples opiniones humanas.
Pero su voz se
pierde entre el griterío de los fanáticos interesados.
Otros investigadores independientes, los que los defensores de
la falsificación llaman "miticistas", partidarios de que es un
mito, tampoco necesitan ese detalle de la datación, porque su
argumento es atemporal:
Comparan pautas y llegan a la conclusión
del mito. No analizan, como he hecho yo, el propio proceso de
creación literaria.
Por eso me quedo solo exigiendo llamar a
cada cosa por su nombre, que lo que es opinión falible,
"propuesta de datación", sea llamada eso y no "datación".
Pero
nadie antes que yo lo había reclamado, porque los parroquianos
callan a nivel mundial. Por eso soy el primero y levanto tanto
griterío, protesta y crítica. Y califican de soberbia lo que es
reclamar que se diga la verdad, propuesta vil, no datación.
Quiero terminar con dos palabras sobre cómo acallar a los
farsantes, a los energúmenos. Y me sirven ejemplos vividos en
este Blog. El caso de Franco O.
Tuvo la caradura de traer tres
larguísimos rollos copiados de algún sitio ajeno. Se le pidió la
fuente. No la dio. Se averiguó la fuente y se expuso aquí.
Era
un libro editado en el siglo XIX, año 1.900, por un Profesor de
un Seminario en Latinoamérica. A partir de descubrirse la fuente
con la que pretendía convencernos a todos, desapareció. Lo mismo
le pasó al Padre Lauro (ahora ya no le llamo Laura, porque tiene
órganos externos).
Le puse argumentos fuertes y desapareció por
10 días y 10 noches en medio de la discusión del artículo 3/5.
Ha vuelto a aparecer. Veamos que pasa, ahora que todos sabemos
qué es.
Tenemos que defender nuestro campo, hay que hablar en voz bien
alta, sin temores, sin ceder a la comodidad. O nos quitan el pan
del morral.
Porque el abuso de los atrevidos, de los caraduras,
de los mentirosos, ¡claro que nos afecta!, aunque no lo
percibamos. Nos cambian el mundo.
Podríamos tener un mundo
amable, educado, pacífico, ordenado, y en su lugar nos imponen,
con nuestro asentimiento en forma de apatía, de comodidad, un
mundo miserable, odioso, lleno de basura, que es lo único que
saben crear. Y en abundancia.
Observa, amigo tertuliano, la frecuencia con la que vienen aquí
a dejar su basura. ¡No paran! Parece que tienen todo el día para
desembuchar porquería, insultos, para desprestigiar y
ridiculizar.
Y con eso rebajan la calidad de la discusión, que
debe limitarse a rechazar sus ofensas y a discutir sus bajezas.
Nos llevan a su terreno, a la ignominia, a la estulticia, a la
inmundicia.
No lo consintamos, no lo consintáis, amigos tertulianos.
Hablad.
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